Zombies, Namor y Sexo
—Zombies… Por supuesto, tenían que ser unos putos zombies. —Shuri maldijo enojada. —¿Para qué más me querría Dr. Strange? ¿Para combinar ciencia con magia? ¿Para hacer alguna investigación interesante? ¡No! ¡ME TUVO QUE TRAER A UN MUNDO RARO A DERROTAR ZOMBIES!
Su brazo se movió y le dolió, tanto que por un segundo olvido su coraje para enfocarse en la herida que tenía en el hombro. Estaba sentada en el suelo, su traje hasta el cuello ayudándole a contener los golpes, pero aun así…
Su ira volvió con más fuerza cuando vio a su alrededor y recordó que estaba sola, en una cueva oscura cerca de lo que sería Talokan.
—Claro, y no solo satisfecho por traerme a un lugar tan extraño como su apellido, decide que viajaré en pareja con la persona más irritable de todas.
"Es por su genética, son similares, podrán apoyarse más de esa manera". Le había dicho Dr. Strange cuando rebatió la primera ocasión. Aunque ella no se sentía con ánimos de tratar a Namor… Él era un imbécil… por no decir lo menos, un cretino de primera.
Nunca se había arrepentido de tomar el manto de la Pantera Negra hasta ese momento.
Ella lo había hecho como acto de buena fe hacia su hermano, que ahora casado y con un hijo, al parecer quería tiempo para dedicar a su familia, y ella sin pensar en las consecuencias soltó: ¡Toma unas vacaciones de ser protector de Wakanda y enfócate en ser protector de tu familia! ¡Yo te cubro! Con mi tecnología y tu poder, ¡Cualquier villano lo pensará dos veces antes de atacarnos!
A pesar de sus dudas iniciales T'Challa aceptó, y aunque todos los miembros del consejos -incluida su madre- estuvieron de acuerdo con que ella tomase el manto de la Pantera Negra por un tiempo, solo hubo una persona que pareció burlarse de la situación.
¿Y quien fue aquel cretino que se atrevió a contradecirla? Por supuesto que el aliado que ni siquiera tenía sangre de Bashenga, el pendejo de Namor.
Al recordar aquello quiso gritar. O bueno, no por ese recuerdo en concreto, sino por el recuerdo de sus primeros encuentros, cuando ella fascinada por lo desconocido y enigmático se interesó por él, y al parecer él por ella, dando como resultado que salieran un par de veces (o años) a escondidas de sus pueblos.
¿El resultado? Unos cuantos besos y un corazón roto.
No había sido su culpa, desde luego. Fue él que, a pesar de tener más de 500 años, cuando estaba a solas se comportaba como un adolescente inmaduro y hacia bromas fuera de lugar.
—Namor, bastardo.
—Yo también te aprecio, Shuri. —Dijo él, saliendo de la nada. Ella hizo una mueca y no se disculpó.
—¿Trajiste la ayuda? —Preguntó en su lugar. Él negó con la cabeza.
—El pueblo te teme, no se acercarán. De hecho, varios me sugirieron que tampoco me acercara.
Ella volteó los ojos.
—Y tú, como todo un héroe, los ignoraste para poder salvar a la chica desamparada y en peligro. Idiota.
Él soltó una risita que escondió con un bufido.
—Yo no fui el idiota que se dejó morder por un zomb…
—¡Cállate! —Si antes Namor había podido controlarse, con su grito, soltó una carcajada. Ella apretó los dientes, odiaba que se riera de ella, no quería ser su chiste personal de nuevo. —Aún estoy consciente ¿Ves? No me hagas perder el tiempo. Dime que trajiste —Exigió, intentando desviar la atención con su rudeza.
Namor llevaba una caja con varias cosas que parecían demasiado extrañas:
—Los Talokanes, que aquí se llaman Atlantes, me dieron un kit de curación; pastillas para dolor, desinfectantes, vendas, ya sabes, esas cosas que estoy seguro no necesitas.
—¿Entonces para que las trajiste? —Reclamó, odiaba que él se fuera por las ramas.
—Para que vieras que mis intenciones eran sinceras sobre ayudarte con tu herida.
Ella volvió a voltear los ojos. Pero cuando se enfocó de nuevo en él, notó que sacó de la caja unas botellas con un líquido desconocido. —¿Y eso? ¿El antídoto?
Namor sonrió.
—Verás… con tus cuentas Kimoyo le envié un mensaje a Strange, al parecer él también está ocupado luchando contra zombies, pero tuvo la decencia de contestar: En términos de antídoto, no hay antídoto.
—¡¿QUÉ!?
Shuri sintió que toda la sangre se le iba a la herida ¿Acaso iba a morir así? ¿En una dimensión desconocida, agonizando hasta convertirse en un zombie, muriendo a manos de Namor que, seguramente no dudaría en desaprovechar la oportunidad apenas perdiera la consciencia? Quiso maldecir nuevamente. Su poder de Pantera Negra era lo que hacía que el virus zombie avanzara lentamente en su organismo, sin embargo, seguía avanzando, y en algún punto el virus le ganaría al poder la de Hierba en Forma de Corazón.
Su mente se bloqueó por un momento hasta que recordó las botellas misteriosas.
—¿Y esas botellas?
—Es alcohol.
—¡¿Planeas incinerarme?!
No, no, no, eso no podía estar pasando. Debía de idear algo, regresar a Wakanda, congelar su tiempo, arrancarse el brazo, necesitaba algo que le diera la oportunidad de vivir. Siendo sincera, después de ver programas americanos como "1000 Maneras de Morir" el morbo le ganaba y pensaba en cómo sería su muerte, pero ser mordida por un zombie, nunca, ni en sus sueños más ridículos, lo había considerado.
Si milagrosamente salía viva de ese embrollo, sugeriría hacer una nueva temporada que dijera: "1000 Maneras de Morir: Edición Multiverso". Y… ¡Más le valía salir viva de ahí! ¡Porque sería una gran vergüenza ser el caso #1, donde Namor fuese quien narrase su historia!
De acuerdo, tal vez estaba exagerando, pero el punto, debía de salir de ahí…
—¿Has terminado de pensar, en lo que sea que estés pensando? —Le preguntó Namor mientras se acercaba a ella con las botellas. Ella, sin preocuparse por el dolor, se hizo hacia atrás.
—¡Aún soy yo! ¡No me mates todavía!
—Shuri, ¿Por qué siempre piensas lo peor de mí? —Preguntó, por un momento ella creyó verlo dolido —Ni que haya matado a alguien de tu familia.
—Nunca digas nunca, el multiverso es extenso. —Rebatió. Estaba pegada a la pared al fondo de la cueva, unas larvas eran quienes iluminaban el techo, y empezaba a sudar. Seguía analizando a su alrededor pero todo era liso, no había más túneles donde pudiese esconderse de ese maniaco.
—Yo nunca, escúchalo bien, Shuri, nunca pensaré en dañarte a ti o a tu familia ¿Lo entiendes?
Ella ignoró la solemnidad en su voz.
—Te estás acercando a mí con botellas de alcohol. ¿Qué es lo que quieres que piense?
Él bufó.
—Es alcohol para beber.
ª
—¿Y para que traes eso?
—Porque, si me hubieses dejado terminar de hablar, te hubiese explicado que Strange me dio una alternativa para contrarrestar el virus. Y esto puede que nos ayudara un poco. Pero… Viendo tu actitud, creo que preferirás que te mate.
Ella se mordió los labios, odiaba que creyera que la conocía, ÉL NO LA CONOCÍA, nunca se tomó el debido tiempo de conocerla. -De haberlo sabido nunca habría jugado con ella de una forma vil-. Ella era práctica, pero tenía un corazón que aun seguía dolido, y es por eso que siempre estaba a la defensiva.
Namor viendo que se había quedado en silencio, ya sin acercarse, le lanzó sus cuentas Kimoyo. Ella las tomó con su mano buena y las pulsó para dejar ver un video grabado de Dr. Strange:
"El antídoto natural es fácil" Decía mientras volaba por los cielos, al parecer unos zombies voladores le estaban dando problemas "Simplemente para deshacerse del virus hay que quemarlo antes de que se expanda. No con fuego o sustancias externas, sino con el mismo cuerpo. El ejercicio no sirve porque también se deben liberar hormonas, específicamente… las sexuales. Tener relaciones sexuales por treinta minutos y con un buen orgasmo debería de ser suficiente para alguien como Pantera Negra".
NO.
NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO. NO.
—Ya te escuché la primera vez, gracias. —Dijo Namor con los brazos cruzados. ¿Lo había dicho en voz alta? No le importaba.
—¿Lo estás escuchando? ¿Cómo se le ocurre?
Él levantó los hombros en señal de indiferencia.
—Me imagino que lo planeó desde un inicio. ¿Recuerdas lo que dijo? "Genética similar", creo que se refería más a la fuerza natural que poseemos. Seguramente sospechaba que si nos acostábamos con alguien "común" ese alguien pudiese salir herido si alguno de los dos llegaba a emocionarse demás.
Shuri se bloqueó, no, nunca se acostaría con él. Prefería morirse, sin duda.
Luego recordó que él le dijo que iba a preferir morirse, y se imaginó de nueva cuenta su rostro en "1000 Maneras de Morir: Edición Multiverso", donde él se estaría riendo por su muerte al dejarse morder por un zombie, mientras que el público se reía de ella por no querer acostarse con él.
Le dolió la cabeza, no era ciega, él era atractivo, con esa piel bronceada, los brazos y las piernas bien tonificadas, la voz gruesa, su cabello oscuro, su… NO. Puede que sí estuviese bendito por los dioses en el aspecto físico, pero dentro era un monstruo, tenía que recordarlo.
Pero entonces… ¿Dejarse morir, aun sabiendo que le estaría dando la razón? O ¿Acostarse con él para salvar su vida, siendo consciente que probablemente podría molestarla con el recuerdo durante toda su vida?
Se habían conocido hace tres años, le había roto el corazón hace uno, y ella ahora tenía 24 años. Lamentablemente su experiencia sexual era casi nula, seguramente el gran Rey con su centenar de años tendría un montón de experiencia y se burlaría de ella por ser tan torpe. Y el solo imaginarse volver a ser su objeto de burla…
Un dolor en el hombro le recordó que no tenía mucho tiempo para ponerse a elegir. Ella era joven, no había convivido casi nada con su sobrino, no había ido a visitar a Riri en Chicago como había prometido, ni siquiera había logrado cuestionar a Dr. Strange sobre sus poderes de teletransportación para ver si los podía imitar con tecnología… tenía tantos planes…
—Shuri ¿Enserio estás dudando sobre si acostarte conmigo o no?
Ella intentó fulminarlo con la mirada. Pero el movimiento que hizo fue rápido, y eso le dolió.
"Sólo será media hora" Le dijo su cuerpo dolorido, el veneno se seguía expandiendo, y su inconsciente el muy cabrón, ya le había dicho a su cuerpo que Namor era la cura. "Este es un día de muchos que tendrás, podrías olvidarlo si quieres".
Su mente en contraparte aún se resistía a la idea.
—No podrás contarle esto a nadie. —Soltó. Si marcaba sus límites, tal vez la experiencia no fuese tan tormentosa —No tomaremos alcohol, esto lo haremos en nuestros cinco sentidos.
Eso lo decía más por ella que por él, ¿Qué tal que sin su pudor inicial le decía que lo extrañaba y aun lo amaba? No. Si lo llegaba a hacer, ella misma se lanzaba a los zombies.
—De acuerdo. —Soltó Namor, su gesto parecía que agradecía a los Dioses por su decisión —¿Algo más?
—No me juzgarás, y no te burlarás de mí, ¿Vale? Ni hoy ni nunca.
—Esa nunca ha sido mi intención.
—Pues no lo has hecho muy bien. —Rebatió ella en voz baja, consciente de que él la escucharía de todas maneras.
—Sigo sin entender que fue lo que hice que te ofendió tanto. —La voz de él era seria. —En todo este año que hemos estado separados, nunca hemos podido hablar a solas. Siempre huyes o te escondes, apuesto que en este momento lo harías de no ser porque tienes una maldita mordida zombie, y no sé que tan bueno o malo sea que sólo por esta situación es que podamos tener más de cinco frases seguidas de conversación.
Shuri lo miró con odio. Quiso quedarse callada, dejarlo con la incertidumbre… pero entonces pensó que, si ella iba a estar incómoda, podría incomodarlo igual.
—El brazalete que me regalaste.
—¿Qué tiene? —Preguntó él, no parecía saber el peso de la situación.
—Era de tu madre.
En todo ese rato, Namor había estado hasta cierto punto relajado, pero al escuchar esas palabras, se tensó. Shuri bufó para sus adentros, así que en realidad él si creía que era tan tonta que nunca iba a ver la verdad.
—Shuri…
—Ah, ¿Ahora ya entiendes? —Tal vez podría dejar la conversación así, sin embargo, ya había abierto la caja de pandora, ¿Se arrepentiría? Sin duda, pero tal vez el desquitarse y sacar todo lo que tenía dentro pudiese calentar su cuerpo lo suficiente para no tener que llegar al sexo con él.
—Cuando me lo regalaste, me gustó ¿De acuerdo? Si me hubieses dicho que había sido tejido con una planta cuyo suelo era rico en vibranio, pensaría que fue un obsequio de investigación, pero no dijiste nada… Yo, no lo presumí, pero tampoco lo oculté. Las Dora Milaje se percataron de mi nuevo brazalete y me dijeron que aceptar joyas de ese tipo en algunas culturas podría significar cortejo.
—...Intenté no prestarles atención, pero un día Namora me vio con el brazalete puesto y me puso su lanza en el cuello, cuestionándome. Me contó su origen y lo que significaba: "La mujer que lo posea, recibe la promesa de que su hijo sea el Rey de Talokan".
De acuerdo, ya era tiempo de detenerse… Shuri sentía dolor, pero ahora en la garganta, estaba conteniendo los deseos de llorar…
Pero le iba a doler más no poder sacar aquello. A la mierda el virus zombie, si se convertía, se llevaría a Namor en el proceso.
—A pesar… de que debí sentir cualquier otra cosa, yo… me emocioné. —Bast, ahí venía la parte vergonzosa —La idea… La idea de ser cortejada, de tener un hijo tuyo… Era una locura, pero me gustó, y realmente pensé que podríamos hacerlo funcionar.
Silencio.
—Shuri… Yo… No sabía…
—¿No sabías? ¡Todo el mundo se enteró! Las Dora Milaje fueron de inmediato a separarnos, y para evitar que colgaran a Namora por su ataque, les expliqué lo que me dijo. Todo el palacio se enteró de la noticia en menos de un día ¡Y yo estaba feliz! ¡YO! ¡TONTAMENTE ESTABA FELIZ!
Listo, ya estaba lagrimeando.
—Mi madre, Nakia y otras Dora se encerraron en mi habitación para hablar conmigo, sobre si estaba segura de lo que hacía al recibir tu regalo, ¡Y yo les dije que sí! Les conté de nuestras salidas, del tiempo que llevábamos juntos, ¡todo! —Tuvo que tragar saliva y apretar los dientes para poder continuar con su relato:
—La razón por la que Namora estaba ahí era porque al día siguiente tu ibas a venir, así que todos estaban a la expectativa. Yo lo estaba. Creí que volverías y me contarías el origen del brazalete o me darías mas regalos para que yo sacara el tema, no sé, no me importó, yo quería ser la primera en verte para decirte que había descubierto el significado de tu regalo y lo aceptaba con gusto y con todo lo que significaba… Pero, pero mi hermano fue más rápido y él te encontró…
Shuri no pudo seguir hablando más, Namor se había inclinado hacia ella y la estaba abrazando. Era mucho más alto y ancho que ella incluso de rodillas, y ella, cuyo brazo ya no estaba sintiendo, soltó un quejido de dolor. Él tembló.
—Tu hermano… Yo… Namora… Namora nunca me contó lo que hizo —Estaba tartamudeando, a la antigua Shuri eso le hubiese dado ternura, a la Shuri actual le repugnó.
—¿Por qué lo haría? ¡Ella me odia! Y a pesar de eso tuvo la decencia de decirme la verdad, no como tú. —Él intentó acariciarle el rostro, ella se alejó. —Si dices que siempre me amaste, te muerdo.
Ambos se quedaron callados viéndose uno al otro, Shuri con coraje, Namor con vergüenza. Lo que seguía en la historia era algo que los dos sabían.
T'Challa, tomando el lugar de su padre, recibió a Namor, y sin preámbulos le preguntó por el obsequio. Namor dudó unos segundos, pero le respondió: "¿Ese brazalete? Está hecho de una planta que tiene muchas similitudes con lo que ustedes conocen como la Hierba en Forma de Corazón. Creí que eso entretendría a Shuri un rato en su laboratorio, ¿No te parece?".
—Yo escuché todo. —Le dijo. —Dudé, pero quise darte otra la oportunidad para hablar. Te presentaste en la reunión con las demás tribus y no dijiste nada. Al final de la reunión mi madre te cuestionó sobre si tenías algo más que decir, y tampoco hablaste. Esa noche en mi laboratorio nos vimos a solas ¡Y no mencionaste nada!
—...¿Sabes cómo me hiciste sentir? Como una niña estúpida y enamoradiza que cayó ante un regalo bonito. Lo peor fue que no sólo me sentí así, sino que me hiciste ver así. Tú me entregaste un obsequio científico, y yo lo tomé como una propuesta de matrimonio. Los siguientes días la gente del palacio me miraba con lastima, pero también con burla… Me convertiste en el objetivo de todos los chismorreos internos, perdí mi credibilidad… Y cuando anuncié que seria la nueva Pantera Negra, te burlaste de mí, frente a todo el consejo.
En ese momento Namor se alejó y miró hacia la superficie, ahora era él quien parecía querer lanzarse a los zombies.
—Yo me reí, porque nos conozco, y supe de inmediato que trabajando juntos nos ocurrirían situaciones tan hilarantes como ridículas. Este, un apocalipsis zombie, es una de ellas.
Shuri se molestó, que se defendiera de eso último y no de lo demás, significaba que no tenía ni como justificarse.
—¿Ves que alguien se está riendo?
Namor se tensó: —No…
—Eres un imbécil.
—Sí.
Ambos se quedaron callados, cada uno perdido en sus pensamientos hasta que el virus zombie avanzó hacia el pecho de Shuri, y ella gritó de dolor.
Namor pareció incomodo, y ella por un momento se alegró por haber logrado su cometido.
—Debemos salvarte. —Dijo él, no se habían percatado que ella estaba bañada en sudor.
—Sí, debemos. ¿De casualidad no podrías ir a Talokan a buscar un guerrero que sea lo suficientemente fuerte para soportar acostarse conmigo? Tu eres su rey, seguramente si lo ordenas, habrá voluntarios.
—Sé que me merezco tu rechazo. —Le respondió con voz arrepentida — Pero te lo dije, la gente te teme. Además, no creo que si regrese el pueblo me hiciera mucho caso, no es Talokan, es Atlantis, y el Namor de este mundo es muy diferente a mí.
—¿En que sentido?
—Es blanco.
Shuri contó hasta 10 mentalmente:
—Te odio…
—Yo me odio más. —Confesó. —Lo arruiné ¿No es así?
—Totalmente.
Él tembló, Shuri pensó que se acobardaría y mandaría buscar a alguien para que le ayudase con ella y su "necesidad". Sin embargo, pareció que ese temblor fue el impulso que necesitaba para volver a acercarse a ella, no la miró a los ojos, se acercó a su oreja y le empezó a acariciar el hombro sano.
—Princesa… —Siseó, y ella respingó. Desde hace un año que él no la llamaba de esa forma, el maldito cabrón sabía muy bien que ese era su punto débil —¿Qué podría hacer para que me perdonaras? —De forma bastante delicada -considerando sus manos ásperas-, él comenzó a subir su mano hacia el cuello, y ella de forma casi automática cerró los ojos y levantó el rostro. Podía sentirlo, el bochorno que sentía por la infección, parecía que se podría transformar en otra cosa.
Shuri intentó tomar aire para responderle, pero él la detuvo poniéndole una mano en la boca.
—No contestes. No digas nada, princesa. Yo sé, yo sé que no lo merezco… pero necesito decirte algo también: Yo… Yo si quería convertirte en mi Reina.
Shuri salió de su ensoñación y agitó la cabeza, por un momento creía que él se había puesto en un plan romántico para relajarla, y contra todo sentido común apoyó la idea, pero esas palabras le dolieron. ¿Enserio? ¿Después de todo lo que le dijo?
—No mientas.
—No lo hago.
—Namor… —Intentó ponerse más firme, y al mover el cuello, se percató que la sensación del dolor había disminuido —No mientas, enserio, no lo necesito. Podemos hacer esto sin necesidad de engañarnos más. Por favor.
Él empezó a acariciarle las piernas.
—Lo sé, pero no lo hago. Tú eras mi princesa y mi futura Reina. Cuando te di el brazalete, lo hice por impulso, porque realmente te quería a mi lado…
—Namor, basta.
Él no se detuvo, al contrario, continuó con sus caricias y su explicación:
—Cuando vi que te pusiste el brazalete que te regalé, comprendí el peso de lo que había hecho. Dudé porque te había hecho comprometerte a algo que no sabías, y temí tu rechazo, llevábamos más de 4 solsticios juntos y no le habías dicho nada a tu familia, pensé que tal vez no querías formalizar y preferías seguir ocultando lo nuestro.
En ese momento su caricia ya había avanzado hacia la parte interna de su muslo, y Shuri sintió como el calor que le generaba el virus a su cuerpo, comenzaba a acumularse en las zonas que él tocaba y volvían su piel mucho más sensible. Tenía los ojos cerrados, aun no quería verlo, pero su cuerpo traicionero reaccionaba solo; su traje de pantera se deshizo y solo la dejó en ropa interior.
—Tú sabes lo que le dije a tu hermano, pero mentí. Primero quería hablar contigo a solas para explicarte todo, no quería que sintieras que había tomado una decisión por ti, así que le dije aquello sin pensar... Cuando el consejo y tu madre me preguntaron sobre "noticias" pensé que estaba entrando en una paranoia donde creía que todos sabían lo que había hecho, y me sentí culpable.
—Ya… Ya sabían —Confirmó ella, y odió como sonó su voz. No era la voz simple y juguetona que tenía, sino la voz aguda y necesitada que revelaba todo lo que su cuerpo quería, Bast, incluso ella al escucharse se excitó, y comenzó a separar las piernas para que él avanzase un poco más.
Él no dudó en aprovechar su nueva pose.
—¿Sabes? —Dijo mientras comenzaba a acariciarla sobre su ropa interior, ella se mordió la lengua para no gemir, el maldito virus hacía que sus labios internos se hincharan de una forma tan dolorosamente excitante que sus caderas comenzaron a seguir los movimientos de él. —Estuve tentado a casarme contigo esa misma noche, la sensación de ser observado me siguió todo el día y pensé que era mi consciencia. —No lo pudo resistir más y gimió. Él había jalado su pantaleta, haciendo que la tela se frunciera, y entonces comenzó a pasar esa misma tela por su clítoris, de un lado al otro, lentamente.
—Namor —Gimió su nombre, mientras abría aún más las piernas, no necesitaba decirle que ya estaba lista para que la penetrara, él ya debía de haberse dado cuenta al verla tan húmeda.
—Pero entonces… llegué a tu laboratorio y me relajé al verte diseccionando el brazalete. Tú… No lo habías entendido aún, y eso me daba tiempo para poder encontrar las palabras correctas. Me confié pensando que tendría otro día, y decidí olvidar todo por esa noche…
—Tú… —Volvió a decir ella entre suspiros. Su brazo ya no dolía, su pecho se levantaba notoriamente y sus caderas se movían reaccionando conforme a las caricias de él.
Shuri quería seguir peleando, sabía que había una razón para hacerlo, sin embargo…Su lado racional entendía la lógica por la que se había regido Namor. Ella esa noche había hecho un corte del brazalete para ver si lo que decía era cierto con respecto a la similitud de Hierbas. Al confirmar sus palabras, se sintió tonta por haberlo malinterpretado, y cuando hablaron, ella sólo soltó datos biológicos sobre sus descubrimientos en un último intento de que él la corrigiera, pero no lo hizo.
—No tuve otro día, princesa. —Su voz comenzaba a salir más ronca, y Bast, como adoraba esa voz aun más grave —Después de esa noche, comenzaste a evitarme, y nunca más vi el brazalete contigo. Creí que seguías ocupada hasta que comenzaste a insultarme en los pocos momentos que nos veíamos, y entonces comprendí que lo nuestro había terminado.
—Deb- Debiste decirme… —Alcanzó a decir en medio de suspiros, él había introducido uno de sus dedos en ella, y sus caderas se movían para que aumentara la velocidad, era solo un dedo, pero sus labios estaban tan hinchados que lo apretaban de una forma que la hacían sentirlo como si fuese mucho más grande… Su espalda comenzó a arquearse, y su brazo ya libre de dolor se movió para que ella misma empezase a acariciarse los pechos.
Un segundo dedo dentro de ella.
Iba a correrse.
—Quise hacerlo, pero siempre conseguiste huir de mí, no habíamos hablado tanto hasta hoy.
—Namor… —Ella volvió a gemir su nombre, su cuerpo se estaba contrayendo. Ni siquiera sabía lo que quería decir: "Cállate" "Ve más rápido" "Sigue así" "Comprendo". Su mente era un caos que sólo se guiaba por los suspiros que ambos soltaban y el calor que sentía en su entrepierna. Era raro, pero el placer que sentía era tal, que incluso pensó que podría llegarse a orinar.
—Perdóname. —Se disculpó él —Yo sí deseaba ser tu esposo.
Shuri ya no escuchaba, sus oídos le zumbaban, el calor que sentía estaba en todo su cuerpo. Namor quitó sus dedos dentro de ella, pero antes siquiera de que pudiera protestar, sintió su lengua dentro de sí.
Gritó.
No fue un grito discreto, fue uno grande, que estaba casi segura de que había hecho retumbar las larvas del techo. Su cuerpo se tensó, Namor era perfecto, con su lengua tocó sus paredes, con su nariz su clítoris, y su barba le rozó los labios de una forma deliciosa. Todo el calor que sentía se acumuló en su punto y entonces sintió que explotó, dando como resultado sus fluidos vaginales en el rostro de él, que parecía beberlos con devoción.
—Shuri… —Soltó/gimió/gruñó él. Y a pesar del gran orgasmo que había tenido, ella seguía sintiéndose caliente y comenzó a mover sus caderas en busca de más placer. Namor parecía que iba a continuar con su trabajo, pero se detuvo un momento, y luego se alejó. —No has abiertos los ojos.
Ella negó mientras apretaba los labios en una línea tensa, si se seguía moviendo, tal vez pudiera masturbarse con las corrientes de aire de sus alas.
—Namor… —Volvió a decir, al parecer su cerebro había olvidado como hablar y esa era la única palabra que recordaba.
Él la tomó por la cintura e hizo que se pusiera de pie, el movimiento fue brusco, pero sentir el roce de ambos cuerpos… más calor salió del interior de Shuri. Recargó su espalda sobre la pared fría, y el choque de temperaturas la hizo estremecerse, ella misma se había quitado su brasier, así que empezó a inclinarse para que él la tomara.
—No —Dijo con la voz más ronca que le había escuchado jamás. —No te follaré hasta que me veas.
Ella intentó ignorarlo y movió la cabeza hacía un lado, pero entonces él le sujetó la cara para que cuando abriera los ojos fuese lo primero que viera. Esa sensación de poder que ejerció la excitó, y comenzó a levantar una pierna hacia su cadera para poder rozarse siquiera.
Él no la rechazó, en su lugar, le dio una nalgada tan fuerte que la empujó directo hacia él… y sí, abrió los ojos.
Lo odiaba, lo odiaba tanto porque al estar a esa distancia sus rostros, le daban unos deseos inmensos de besarlo. A pesar de todo, aun lo amaba.
Él la besó primero, y rápidamente ella levantó la otra pierna para quedar a merced de él. Cruzó las piernas sobre su cadera, y casi quiso llorar cuando lo sintió introducirse dentro. Sentía como si la estuviera rompiendo, su espalda chocaba y se rasguñaba contra la pared fría… la mezcla de dolor y placer la hicieron gemir a gritos.
—Namor… Namor… Namor… —Era lo único que podía decir. Se besaban, pero también se gemían y mordían del cuello y las orejas… Shuri sentía que se volvería a correr en pocos minutos, pero él seguía pareciendo estoico, así que su cerebro le recordó una segunda palabra que podrá utilizar para beneficio de ambos. —K'uk'ulkan. —Soltó, intentando hacer la voz más sensual, y entonces él la embistió con más fuerza.
Su brazo ¿O era su hombro? Ya no le dolía en absoluto, por lo que ella comenzó a arañarle la espalda, no tenía las garras de pantera, pero sabía que le iba a dejar marcas. Y eso le gustaba.
—Princesa... —Siseó él —Mírate, a mi merced, como siempre debió de ser. —Shuri sentía nuevamente aquel calor juntándose, preparándose para explotar. —Ansiosa por recibirme. Gustosa por sentir a los hijos que te podría dar. —Él suspiró en su clavícula, ella sentía que se iba a correr por segunda vez en cualquier minuto. —¿Sabes qué? A la mierda todo, cumpliré mi promesa. Desde este momento eres mi Reina, y te voy a embarazar. Así recordaremos la concepción de nuestros hijos, en medio de un maldito apocalipsis zombie.
Tal vez fue por la seguridad con la que lo dijo, o por el ímpetu de sus caderas cuando se propuso aquello, o simplemente porque fue lo que ella también llegó a desear. No importaba, lo importante fue que ambos se corrieron juntos mientras gemían sus nombres.
La segunda explosión de Shuri fue tan intensa como la primera, ambos se quedaron estáticos, él, seguramente esperando que su semilla no se desperdiciara, y ella… porque su mente se había puesto en blanco y apenas estaba recobrando su sentido.
¿Qué había dicho? ¿Algo sobre cómo malinterpretó el último encuentro que tuvieron? ¿Sobre qué sí deseaba casarse con ella? ¿Sobre cumplir la promesa que significaba portar el brazalete?
Bajó las piernas entumecidas, seguramente ya se había muerto y estaba teniendo una visión de su mayor deseo en vida. Quiso maldecir, detestaba que su más intimo deseo involucrase a un imbécil como Namor, pero entonces cuando quiso tomar la distancia, él la sujetó de la cintura y la abrazó, ambos cuerpos desnudos, ella no recordaba cuando fue que él alejó el resto de la ropa que tenían.
Ignoró ese detalle cuando sus cuerpos se entrelazaron, ese abrazo, se sentía real.
—Te amo —Le dijo él mientras la apretaba contra sí, como si tuviera miedo de que lo volviera a abandonar. Ella entendió que no estaba soñando.
Lo mordió en el hombro.
—Te dije que si me lo decías, te iba a morder. —Él se rio, pero discretamente miró hacia la zona atacada; Nada, ni una marca, el virus zombie se había eliminado. Shuri también miró hacia su herida, desaparecidz en su totalidad.
—¿Es cierto lo que dijiste? —Preguntó. Ya lo había escuchado, pero necesitaba que se lo repitieran, al parecer su primer asunto a mejorar sería la comunicación efectiva. —Sobre que si querías que fuera tu Reina.
—Shuri… Lo he decidió, ya eres mi Reina.
—¿Y qué tal si ahora no quiero serlo? —Él levantó una ceja, pero su gesto confiado disminuyó. —No creas que te puedo perdonar así como así, necesito retribución.
—Si me dejas ser tu esposo, tendrás la retribución que desees.
Ella, al recordar cómo temió aparecer en cierto programa televisivo, sonrió.
—¿Has escuchado del programa "1000 Maneras de Morir"? ¿Nunca has pensado que podrías ser actor en tu tiempo libre?
—¿Qué?
—Nada… —Lo tranquilizó, por el momento. —Pero quiero que me digas exactamente lo que estás pensando en este instante.
Ahora fue el turno de Namor de sonreír.
—Sobre lo linda que te verías con una pequeña barriguita y con los pechos hinchados llenos de leche.
Ella se mordió el labio inferior sonrojada, le gustaba aquella imagen.
—Creo… que Dr. Strange aún sigue ocupado con sus zombies, y yo… puede que aun tenga pequeñas partículas de virus. Nosotros deb…
Ni siquiera pudo terminar la oración, Namor la giró de espaldas hacia él. Sus manos apoyadas en la pared, su trasero a merced de él. Lo dejaría ganar, sólo por esa vez. Tendría años para planear todas las retribuciones humillantes que sintiese necesarias, pero por el momento, al ya ser una Reina, tendría que asegurar su supervivencia en medio de un apocalipsis zombie.
Este sin duda fue mi fanfic favorito de toda la week, confieso que al inicio fue el topic que más me bloqueó, pero mientras iba escribiendo, la comedia (Y cringe) empezó a fluir de forma que hasta yo misma me reí, y gracias a mi casi beta, Sarah Usher, le agregué muchas más cosas absurdas ajsdfhsadf No entiendo como logré meter referencias, un Au de zombies, sex polen y demás tags en una sola historia y que tuviera sentido, pero estoy bastante orgullosa del resultado jajajajaja
Criticas, comentarios, amenazas de muerte, reclamos por mis otros fics en hiatus ¡Todo en los comentarios!
Nos leemos ~~
