¡Hola!

Una disculpa por la tardanza, pero pasaron cosas x.x

Bueno, antes que pasemos a leer quiero aclarar que cómo dije con anterioridad esta historia estaba basada o trate de basarme en una película/libro que me gusta muchísimo.

Con respecto a los tiempos en este capítulo estoy tratando de darles contexto. Para que podamos seguir con la historia en tiempo "actual" xD de verdad estoy disfrutando mucho escribir la historia*.*

Y no crean que solo es por escribir, también hago investigación porque les voy a confesar que me equivoqué con el año :v era 1900 y yo me fui a los 1800 (es que me acuerdo de mi amore literario Darcy) pero bueno, aún así se puede apreciar la historia.

Y quien quiera ver la película se llama "El velo pintado"

Pasando a otras cosas... Quiero darles las gracias por sus comentarios y seguidos que me han aportado. ¡Muchas gracias! *

Me alegra mucho saber que está gustando esta historia. Perdón que no las mencioné en esta ocasión (estoy de datos T.T) pero muchas muchas gracias chicas.

Sin mas las dejo leer.

Nos leemos en el final del capítulo ;)


En un laboratorio de un modesto hospital de Londres, el Doctor Uchiha Sasuke trabajaba en sus investigaciones sobre la cepa de una nueva enfermedad qué, si bien no había llegado a Londres, no estaba demás saber a qué podrían enfrentarse a futuro. Sus colegas y él habían recibido muestras desde el lejano Konoha, una aldea que se encontraba en algún lugar del viejo japón. A Sasuke le interesaba enormemente buscar una solución a esta enfermedad, sus raíces estaban arraigadas en Japón pues sus antepasados eran descendientes de aquel lugar. Las muestras de la nueva cepa habían viajado mucho tiempo, uno de sus colegas y viejos maestros, él Doctor Orochimaru, que se encontraba combatiendo la enfermedad justamente en la aldea de Konoha, habían mandando la muestra semanas atrás con la esperanza de que ellos, con más recursos que él, pudieran encontrar la cura.

Y ahí estaba él, dando todo su conocimiento para ayudar a que aquella gente no siguiera muriendo.

Sus colegas y amigos estaban dando todo su esfuerzo, pues según el doctor Orochimaru, necesitaban combatir esta enfermedad cuánto antes, o corría el riesgo de tener una epidemia imposible de parar. Debía contenerse ahora o sería muy tarde para la población humana si el virus salía de Japón.

En la carta que había enviado el doctor Orochimaru, tenía claras instrucciones; Manejarse con mucho cuidado, altamente contagiosa, no tener contacto directo con la muestra… Y otras indicaciones más. Según la alumna y también medico Karin Uzumaki, el doctor Orochimaru había mandando a cuarentena a casi media aldea, más sin embargo les era imposible contener a la población en sus casas. Había mantenido a unas cuantas personas en la pequeña clínica para su seguimiento médico y observar el comportamiento de la enfermedad, pero aún así, nada ayudaba.

La doctora Uzumaki, resultó ser muy eficiente y nos ayudó a manejar las muestras de una forma pulcra. Dándonos consejos y compartiendo datos importantes que el doctor Orochimaru le había señalado. El doctor Orochimaru me había mandado además de la carta con instrucciones, otra donde me hablaba de las habilidades de la doctora, pidiéndome también que le consiguiera un lugar en mi laboratorio pues, según él, su talento no podía quedarse estancado en aquella aldea. Y así lo hice, pedí unos cuantos favores a algunos conocidos colegas que fácilmente podían aceptar a la señorita Karin en el hospital.

Debo decir que la Doctora Karin, me impresionó, no solo por su talento en la medicina. También por lo bella que era; su cabellera rojiza y esos ojos marrones no tenían comparación. Un día habíamos salido a cenar, hablamos de ciencia, política, de la aldea y de cómo Londres era totalmente otro mundo para ella. La señorita Karin, había nacido en Japón. Ella no era de la aldea de Konoha, pero quiso ayudar a combatir la terrible enfermedad. Y eso me hizo sentir algo muy agradable, pues yo nunca había salido de Inglaterra. Mis padres después de casarse, en un momento decidieron salir de Japón y migrar a Inglaterra, llegando aún condado a las afueras de la capital. Comenzaron su nueva vida aquí, y por ende su hijo nació siendo londinense con raíces japonesas. Siempre había querido ir a conocer el país del cuál provenían mis padres, pero el querer tener una mejor vida y poniendo todo mi empeño en estudiar, ese sueño nunca se había convertido en realidad. De alguna manera yo también sabía lo que era llegar a una ciudad tan grande cómo Londres y quedar fascinado por todo el avance industrial que se estaba realizando. Las personas en un principio me habían visto como un chico pueblerino, que venía con el sueño de terminar sus estudios y sobresalir entre tantos jóvenes prometedores. Pero poco a poco fui demostrando mis conocimientos y me gane un lugar entre los más destacados médicos de la actualidad, mi rama en las ciencias médicas distaba de ser igual que las más solicitadas, pues mientras la mayoría estaban ocupados en descubrir un nuevo elemento, yo estaba ocupado descubriendo bacterias que a nadie importaba hasta que caían enfermos y no sabían el porqué.

La señorita Karin era igual que yo, buscaba encontrar su lugar en el mundo médico y sus convicciones eran fuertes. Yo sabía que lograría destacar, su inteligencia médica sobresalía e incluso me atrevo a decir que entre varios colegas varones.

En nuestra cena esa noche, habíamos quedados encantados uno del otro. Y sin darme cuenta cuando caminábamos por la avenida, su mano y la mía estaban enlazadas. No era una mala sensación, pero tampoco me emocionaba. Simplemente era atracción física, y eso nos había llevado a besarnos cuando ya nos despedimos en el pórtico de su casa. Estaba mal, lo sabía, no podía poner en tela de juicio el honor de la Doctora Karin. Pero ella tampoco lo ponía fácil, nuestro deseo se intensificó dando paso a una situación de la que los dos seguimos practicando durante un tiempo. Karin, había acabado con mi estrés cada noche que mi frustración por no tener avances en la enfermedad que invadía la aldea resultaba errónea. La hacía mía, saciando todo el deseo que ella provocaba, sentía mi cuerpo arder con solo tocarla.

O al menos eso fue hasta que mis ojos se encontraron con los de Sakura.


Julio 11.

Una semana después de que conociera a Sakura en la fiesta en honor a su padre, no había día que no dejará de pensar en ella. Quería verla, sentía mi corazón acelerado con tan solo pensarla. Recordar su mano suave tocar la mía al momento de ser presentados había provocado en mi una sensación de necesidad, de protección. Quería erradicar cualquier forma de vida microscópica que pudiera causarle alguna enfermedad o dolor.

-Estas muy ausente últimamente – Karin había venido de la nada a mi pequeño departamento, pues desde la fiesta no había pasado por su casa.

Entre besos me había reclamado el olvido al que según ella la había llevado, yo no pude más que excusarme diciéndole que había tenido asuntos importantes pues recaudar fondos para el laboratorio no era fácil y ella lo sabía. Los besos eran intensos y bien correspondidos por mi, Karin se iría al día siguiente a Francia, donde iría a reunirse con posibles benefactores para el laboratorio y sus estudios. Exponiendo nuestros trabajos y la importancia de buscar cura a las enfermedades de los posibles virus descubiertos. Así cómo también pedir fondos para seguir estudiando el virus que estaba aún acabando con personas en Konoha. Yo estaba consciente de que tenía que hablar con ella antes de que se fuera, de que tenía que terminar esto que había entre nosotros si es que quería buscar una relación con la señorita Haruno.

En un momento de respiro de los intensos besos, me alejé de ella. Poner distancia entre Karin y yo cuándo tenía que decirle algo importante era indispensable pues de lo contrario terminaba llevándola a la cama.

-Tenemos que hablar, Karin- respire profundamente pensando las palabras que decirle sin lastimar sus sentimientos.

-¿De qué se trata, Sasuke?..no le des vueltas a lo que sea que quieras decirme- Karin jugo con el tirante de su corsé claramente incitándome a seguir con lo que estábamos haciendo. Ella sabía cómo provocarme.

-Me gusta una chica- solté sin medias tintas. Pude ver el rostro de sorpresa de Karin, y luego una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Pues con alguien tenías que reemplazarme mientras estoy fuera –

-No es solo eso, me gusta y quiero tener una relación formal con ella- y ahora sí que el rostro de Karin cambio. Se puso de pie y camino hacia mi. Llegó frente a mi y sin más me beso apasionadamente para luego de unos minutos separarse.

-¿Crees que ella pueda ponerte así cómo estás ahora con solo un beso?- Karin tocó mi abultado pantalón, tenía que ser fuerte y alejarla de mi o de lo contrario ella no entendería que se había terminado.

-No quiero lastimarte, Karin…- dije alejándome nuevamente de ella. -… Ella me gusta mucho y si ella me acepta en algún momento quiero pedirle matrimonio – la mire sintiéndome un verdadero patán.

-¿Y que se supone que pasará conmigo? Me he entregado a ti, y mi honor está manchado, Sasuke, creí… creí que nosotros nos comprometeríamos en algún momento. Estás tan enfocado en tu laboratorio- Karin miraba desconcertada a todos lados menos a mí. Comenzó a caminar de un lado a otro. Su respiración se aceleró, yo no sabía si acercarme. -…nunca quise presionar a algo más, pensé que si esperaba…-

Yo sabía de sobra que no estaba bien visto que las señoritas de clase alta o media tuvieran deslices antes del matrimonio. Karin no encajaba en ninguna de las dos, ella era extrajera y prácticamente su posición social dependía de su trabajó. No era una escusa, nunca quise aprovechar la poca información de Karin sobre cómo eran las cosas con respecto a las reglas que se deberían de seguir según la sociedad Londinense.

-Yo nunca pensé que tú… Karin, lo de nosotros es solo atracción, no niego que eres una mujer hermosa y muy inteligente, pero nunca pretendí algo más – me estaba comportando cómo un verdadero patán, pero era cierto, yo no sentía nada por ella más que atracción física. Karin se ajusto el abrigo y sin más se dirigió a la puerta.

-Iré a Francia a presentar nuestro trabajo y a conseguir fondos… se que cuándo vuelva está estupidez pasajera se te habrá borrado de la cabeza.- y cómo vino se fue. Me quedé observando la puerta ahora cerrada, ella estaba equivocada, y se iba con una idea que no tendría lugar a su regreso.


Tal cómo lo había pensando el mismo día que el doctor uchiha y yo salimos a dar ese paseo, las cosas entre nosotros no fueron tan desagradables. Después de unos tantos silencios incómodos, él sin perder tiempo había expresado sus sentimientos hacia mí. En ese instante mi cabeza solo podía escuchar la voz de mi madre decir la poca fé hacia mi por no conseguir un buen partido, y la comparación que hacía entre mi hermana y yo.

Le había pedido al Doctor Uchiha que me permitiera pensar al menos algunos días su propuesta, siguiendo así esa tradición de toda señorita que se respeta de sopesar la respuesta o lo que es lo mismo, darle suspenso a la propuesta. Y él esperaría mi mensaje con la respuesta y la fecha en qué daríamos la noticia.

Cuando llegue a la casa, acompañada por el doctor Uchiha, mi madre quedó sorprendida. Y yo no hice más que sonreír y disculparme por no cenar, pues estaba cansada. Me despedí de mi pretendiente y subí las escaleras a mi habitación, tenía un nudo en la garganta, realmente me agradaba el doctor Sasuke pero no estaba segura de casarme.

Pasados los días, había tomado una decisión. Y cómo lo habíamos acordado, el 25 de julio por la tarde el doctor Uchiha fue a mi casa a la hora del té. Cuándo toda mi familia se reunía. Fue ahí cuando les dimos la noticia, mi padre había quedado asombrado al verme entrar de la mano del doctor Sasuke, mi madre sonreía de oreja a oreja y mi hermana y cuñado me miraban extrañados.

El Doctor Sasuke había presentado sus respetos a mis padres y al instante de que él dijo que yo había aceptado casarme con él, mi madre se levantó para abrazarme diciendo que pensó que este día jamás llegaría. Mi hermana y cuñado también se pusieron de pie, dándome abrazos y también felicitándome, lo mismo hicieron con Sasuke. Por otro lado podía ver la duda en mi padre, de alguna manera yo siempre fui su hija mimada, cosa que a mí madre por supuesto le molestaba. El me abrazo y mirándome a los ojos sin tapujos me preguntó si estaba segura de esta decisión. Hubo un momento tenso, quería decirle a mi padre que no, pero que tampoco quería seguir preocupándolo, pensando que quizás nunca tendría quién viera por mi si él llegara a faltar.

Así que le dedique la mejor de mis sonrisas y le dije que nunca había estado más segura de algo. Que el Doctor Uchiha era una persona encantadora y que estaba segura que sería la mujer más feliz del mundo. Así, con estas palabras de consuelo para mí padre, esa noche siguieron las celebraciones, mi madre mando por una botella de vino y copas para festejar mi compromiso y poner una fecha para celebrar la boda.

Podía sentir mi corazón latir desbocado, de una manera irracional tenía miedo. Mire a mi madre y a mi hermana hablar de cómo podría ser la ceremonia, a mi cuñado y a mi padre charlar con Sasuke, diciéndole cosas acerca del matrimonio. Todo parecía ajeno a mi, pero yo solo podía verme en medio del salón con Sasuke tomándome del brazo. No nos conocíamos pero eso no importaba, desde el día que salimos a caminar comenzaron los rumores de que el doctor uchiha me estaba cortejando. Mi amiga Ino había venido a casa de visita al día siguiente, le conté por su puesto de la propuesta del Doctor Uchiha y que iba aceptar sin duda alguna.

Ella por su parte se veía sorprendida e incluso me dijo que estaba realmente impactada de que yo fuera a casarme con Sasuke, pues según sus palabras, él y yo no teníamos nada en común. Después de un rato charlando me encargue de convencer a Ino, quería que la noticia de mi próxima boda se esparciera por todos lados y quién mejor que ella.

Pero tenía razón, Sasuke y yo no teníamos nada en común. Él era un hombre estudiado y serio, hablaba de su trabajo más de lo que a mí me gustaría, algo que me hacía recordar a mi padre en la forma tan apasionada al hablar de su trabajo. Y a mi me gustaba ir a los bailes, socializar, moverme entre mi círculo social, jugar canasta y salir a caminar. Pero no tenía más opciones, el doctor Uchiha estaba ahí, dispuesto a no perder tiempo.

-¿Sakura?-

-¿Estás bien querida?- la mano de Sasuke sobre mi mejilla me trajo a la realidad. Me había perdido en mis pensamientos repasando todo lo sucedido en los últimos días, en especial, no salían de mi cabeza las palabras de Ino. Parpadeé un par de veces y le sonreí, mire a mi madre y hermana que sonreían al ver el gesto de Sasuke.

-Si, sólo me quedé pensando en el vestido que usaré ese día- mentí.

-Por eso no te preocupes hija, mañana mismo iremos con la señorita Shizune para que te confeccione el mejor vestido - le sonreí a mi madre, ella estaba realmente feliz.

-Gracias madre-

-No me des las gracias hija, es lo menos que puedo hacer y además quiero que tu boda sea la más bonita de este año, por eso mismo estaba pensando que la fecha podría ser el 7 de septiembre- miré a Sasuke, él asintió dando su aprobación. Sentí la mirada de mi padre y lo miré, le sonreí para tranquilizarlo.

-Esta fecha me parece perfecta-

-Entonces mañana mismo comenzamos los preparativos, oh, querido, necesito que me digas que personas …-

Mi mente quedó fuera de juego, podía escuchar a mi familia hablar y yo cómo una autómata no sabía ni que respondía. Solo sabía que el 7 de septiembre comenzaría mi vida al lado de Sasuke, yo siendo uno con él.


Era el 2 de octubre, casi un mes de habernos casado, las cosas con Sakura iban lentamente. Yo seguía estudiando y tratando de averiguar que virus atacaba Konoha, Sakura salía con sus amigas al té y a jugar canasta.

Cosas de la señora de su clase.

Pero está noche, la invitaría al teatro. Había llegado un espectáculo asiático a la ciudad, y un buen amigo mío funcionario me había hecho la amable invitación pues sería el primer show y las personas mas importantes estarían ahí. La primacía para los de la alta no podía faltar, porque claro, nunca se podrían mesclar con la plebe después de la primera función.

Y no es que yo fuera un acaudalado rico, pero tenía mi prestigio y reconocimiento médico me habían llevado a estar ahora en una posición acomodada. Así que había terminado mi día de trabajo temprano y me fui a casa por mi esposa. Estaba seguro que sería toda una sorpresa para ella, pues yo no era muy afán de salir a socializar.

Al llegar a casa la encontré sentada en la pequeña salita tratando de tejer una servilleta, me causaba cierta gracia verla tejer pues ella sabía muy bien que no era lo suyo y aún así lo seguía intentando. Poco a poco iba descubriendo más de Sakura, ella había sido educada de manera fina, elegante. Nunca me imaginé que algún día un chico de mi clase podría llegar a casarse con una mujer cómo ella. Aún que estaba seguro de que si Sakura no hubiera tenido ni un solo centavo aún así yo la habría amado.

-Querida… - la llamé, Sakura me sonrió y dejó de lado su costura. Caminé hacia ella para tomar su mano y darle un tierno beso. La amaba, cada fibra de mi ser sabía que la amaba. -Esta noche iremos al teatro, así que sube y ponte un lindo vestido-

-Sasuke, no creo que sea buena idea, estoy un poco cansada. Hoy mi madre vino a casa y ya sabes cómo es- si, sabía que mi suegra podía ser un tanto exigente con todo lo que tenga que ver con sus hijas y la manera de llevar la casa. Algo muy distinto a mi madre.

-Lo sé querida, pero un poco de aire nos servirá a los dos. Desde nuestra boda hace ya un mes que no tenemos diversión – ella me sonrió, claramente recordando ese peculiar día.

-Está bien, iré a vestirme – nos dimos un corto beso antes de que ella subiera a cambiarse. -Espero que está vez ningún pavo salga corriendo por ahí – mencionó ya subiendo las escaleras, solté una carcajada pues había sido un momento demasiado chistoso en nuestra boda.

-Estaré en mi despacho- dije antes de dirigirme a mi pequeño espacio en la casa. Al entrar me serví un vaso de whisky para destensar mi cuerpo, últimamente estaba trabajando mucho, no había dedicado tiempo a mi matrimonio cómo se suponía que debía. Pero descubrir la cura para Konoha era una prioridad. Habían pasado ya una hora y media cuando los pasos de mi esposa me hicieron mirar hacia la puerta.

-Estoy lista – hermosa , simplemente hermosa. Le sonreí y cerré mis apuntes, dejaría de pensar al menos una noche en el trabajo y me enfocaría en ella.

-Eres la mujer más hermosa del mundo- la bese profundamente, Sakura despertaba en mí no solo el instinto carnal, si no también el sentimental y no sabía cuál me gustaba más. -Estoy tentado a posponer la salida-

-Más vale que no lo hagas porque el corsé me costó horrores ponerlo – Solté una carcajada, ella tenía esa habilidad de hacerme reír y la amaba.

-Esta bien, vámonos…-sujete su cintura una vez más y la bese nuevamente -…pero al volver te quitaré esa cosa y todas las demás que cubren tu hermoso cuerpo – ella sonrió contra mis labios aceptando mis palabras.

Media hora después de salir de casa nos encontrábamos ya en la recepción del teatro, las personas finas de Londres pululaban de un lado a otro saludando a sus conocidos antes de la función. Mis suegros incluidos, junto a mi cuñada y su esposo, ahora gran amigo mío Naruto. Nos saludamos cordialmente, compartimos un momento y posteriormente mis suegros siguieron al interior del teatro, seguidos de mis cuñados. Sakura y yo nos quedamos un momento más, pues sus amigas llegaban a saludarla.

-Uchiha Sasuke… pensé que no vendrías-

-Hyuga- dije mientras me giraba para encontrar a mi viejo amigo. -Ya ves que si- Sakura se situó a mi lado pues la gente ya comenzaba a entrar al teatro.

-Señora, un placer… Soy Neji Hyuga- Neji se presentó ante Sakura y ella correspondió.

-Sakura Uchiha, un gusto-

-¿Y tú esposa?- pregunté al no ver a la linda esposa de mi amigo.

-Justo está aquí…querida, ya conoces al doctor Uchiha-

-Un placer verla nuevamente señora- saludé amablemente y mire a mi esposa -ella es mi esposa, la señora Uchiha Sakura-

-TenTen Hyuga, un gusto señora Uchiha-

-Igualmente señora Hyuga- respondió Sakura. La esposa de Neji y Sakura comentaban algunas cosas mientras se hacían invitaciones para tomar el té, mientras que Neji y yo comenzamos una pequeña charla con un conocido que se había acercado a nosotros. Pude ver qué Neji no le quitaba la mirada a Sakura pero supuse que no era nada pues era la primera vez que Neji me veía en mi nuevo rol de casado. Él había llegado recientemente a la ciudad luego de pasar una larga temporada fuera por asuntos relacionados con su trabajo. Tenía entendido que el padre de su esposa era uno de los hombres más importantes en el parlamento así que obviamente Neji mantenía un buen puesto en la sociedad londinense.

-Deberíamos entrar ¿nos sentamos juntos?- propuso la señora Hyuga mientras se dirigía a Sakura, ella me miró. Yo acepté encantado, tomé del brazo a mi esposa y la guíe dentro del teatro.

La obra había comenzado, un elenco chino estaba representando la vida de una mujer que sufría por un amor. Ella, más que cantar, emitía unos sonidos algo chillones que no lograba convencerme, me disculpé y le dije a Sakura que saldría un momento. Quería un poco de aire, definitivamente esto del teatro fue mala idea, quizá debí haber seguido la sugerencia de Sakura de quedarnos en casa. Y quizá sí debí de haber hecho caso, pues esa noche más que una voz chillona, la voz de Neji Hyuga le hablaba a la señora Uchiha con una voz melodiosa, encantadora, tan seductora que Sakura no podía dejar de escucharla, estaba fascinada. Y en mí, algo se removía, cómo si algo desde el fondo de mi ser me gritara que la sacará de ahí, que la alejará de Neji.

Respiré hondo.

No debería de sentir celos, Neji era un hombre casado. Su esposa estaba ahí, justo a su lado. Aunque ella no parecía ver lo que yo creía que veía. Suspiré, Sakura era realmente bella, era lógico que mis celos surgieran. Respiré profundamente una vez más y regresé al interior del teatro, llegando al lugar en el cuál mi esposa seguía charlando y sonriendo con Hyuga.

Entonces Sakura me miró cuando captó nuevamente mi presencia, me sonrió de la forma más bella, sus ojos tenían ese brillo de quién descubre algo nuevo, algo que le deja encantado. Su mirada me seguía fascinando cómo el primer instante que la vi. Recordé las palabras de Karin hace meses de su partida, cuándo me decía que solo era una estupidez, pero no lo fue.

Yo le había escrito, diciéndole que me casaría con la hija del Doctor Hanuro. Lo sentía por ella pero no quería comenzar una relación en base a una mentira y mucho menos tener un matrimonio en el cual existiera una tercera persona. Así que por muy patán que se siguiera viendo, tenía que dejar claro el asunto con ella. Y le había mandado una carta, suponía que por eso Karin no había vuelto del viaje, pero yo ya no podía hacer nada.

Estaba felizmente casado, con la mujer que amaba desde el instante que encontré su mirada. Sasuke observó como nuevamente Neji captaba la atención de Sakura, se obligó a sonreír y decirse que ahí no había nada más que una cortés plática.

La noche paso más lenta de lo que hubiera imaginado, me había tratado de relajar y disfrutar la velada. Sakura me animaba explicándome lo que pasaba en el escenario que claramente le había explicado Neji. Yo le sonreía y asentía cada ves que ella más entusiasmada seguía hablando.

Por fin la noche termino y nos dirigimos a casa. Al llegar no espere más y tome a Sakura en brazos.

-¡Sasuke!- exclamó Sakura sorprendida.

-Le dije señora Uchiha que está noche le quitaría ese atrevido corsé que no la deja respirar- la bese mientras la llevaba directo a nuestra habitación.

Ella correspondió mi beso de manera arrebatadora, si bien no habíamos podido ir de luna de miel, las noches habían sido más que satisfactorias entre nosotros. Ella en un principio fue muy tímida, pero con el paso de los días su sexualidad había florecido más.

Cómo había prometido, le quite el corsé y mientras repartía besos en su cuerpo. Sakura se arqueaba a mi con cada caricia, era tan sensual en su timidez, tan delicada. Simplemente ya no podía imaginar otro cuerpo que no fuera el de ella junto al mío. La hice mía esa noche, de alguna manera marcando mi amor en ella, quería que ella sintiera que no necesitaba a nadie más que a mí que yo era de ella.

Sin embargo, de mi cabeza no salía la manera en que Hyuga había captado la atención de Sakura. Quizá por eso está noche, estaba demasiado ansioso por tener a sakura, o al menos más ansioso de lo normal.

La mañana llego y con ella la hora de ir nuevamente al laboratorio. Miro a su esposa dormir, era linda, bonita, hermosa. Ver su piel desnuda, rendida luego de tenerla toda la noche, lo llenaba de maneras insospechadas.

Le dio un corto beso en la mejilla, la dejaría dormir, trataría de regresar temprano para comer con ella. Quería pasar el mayor tiempo posible con su esposa.

Sasuke salio de la habitación dejando a Sakura dormir, más cuándo ella sintió a su esposo dejar la habitación abrió los ojos. Había pasado una maravillosa noche, cómo cada noche desde que se caso. Pero en su mente no dejaba de pasar el nombre de Neji Hyuga, más aún las palabras que le dijo al final de la noche.

"Con todo respeto señora Uchiha, pero esta noche no hay mujer mas bella que usted"

Le habia dicho antes de que sus ojos captaran a su esposo volver a su lado.

Sakura suspiró, algo en su vientre se habia instalando. Una necesidad que Neji Hyuga habia despertado en ella. Miro el techo de su habitación, se mordio el labio y cómo una niña pequeña se revolvió entre las sábanas. Estaba mal pensar en otro hombre, y más si este estaba casado.

-Tengo que sacar esta idea tonta de mi cabeza - se dijo antes de levantarse de la cama. Su día recién comenzaba y ella no sabía lo que le deparaba.


Fin.

Hahaha se crean xD

Buenos chicas, es todo por hoy. Aún hay ciertas cosas, cómo la boda y los padres de Sasuke. Pero eso ya se los ire contando en los siguientes capítulos u.u

Por cierto, si se dieron cuenta hay fechas para que sea mas fácil y entendible todo. Recuerden que la historia se fija en 1820 y que en esa época todo era muy diferente. Tanto en las famlias, cómo en los cortejos hacia las mujeres.

Y bueno, creo que ya no se me olvida nada pero si sí, en el próximo capítulo nos leemos. *