Pido perdón, sé que me atrasé mucho con la actualización, pero la semana pasada fue una locura y esta también y tengo el tiempo limitado.

En fin, aquí traigo otro capítulo, estoy emocionada porque cada vez me acerco más a la adolescencia de los muchachos y con eso se vienen cosas interesantes.

En fin, disfruten la lectura y espero poder actualizar este fin de semana sin problemas.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Capítulo XII

Un Tom Riddle descontrolado emocionalmente, más de lo normal.

La película con los Potter podría definirse de muchas formas, Tom podría hablar de ello por horas, enumerando lo que le había gustado de ello, lo que había estado regular y lo absolutamente desagradable.

Pero para fines de estudio, él podría definirlo como:

Emocionante. Incómodo. Y molesto. Muy molesto.

El señor James había estado toda la noche buscando maneras de hablar con él, no de forma extendida, solo comentarios. Tom ya se sentía como un gato erizado y aquella conducta no ayudaba.

No fue hasta que el Potter mayor le ofreció algo, Tom no podía recordar el qué, que contestó con un tono irritante y molesto: No. Solo quiero ver la película en silencio.

El señor Potter no volvió a hablar y la señora Potter y Harry lo miraron con expresiones diferentes. La señora Lily lo vió apenada, Harry con algo parecido a la lástima. Aquello lo enojó más.

Pero no fue hasta que los Potter se unieron en un abrazo familiar, sin él. Que Tom estalló en cólera, sabía que él mismo se lo había ganado al no querer compartir la manta con ellos, que él mismo había dicho que estaba bien. Pero aun así, ver como los Potter abrazaban a Harry, reían con él, le daban chocolates y peinaban su cabello.. Lo enojó tanto.

No miraron la película que Harry había elegido, debido a un fuerte dolor de cabeza. Tom no se perdió su mirada anhelante cuando entró en su habitación sin invitarlo, Harry tampoco lo siguió esa noche.

Tom pasó mucho tiempo viendo el techo, arrepintiéndose de su trato al señor Potter, odiándose por ser grosero, sintiendo miedo de que pudieran hablar de lo grosero que había sido, de lo malagradecido que era.

Odió a Mark por aconsejarle ser honesto, no había pasado ni un día y Tom ya estaba arrepentido de "ser el mismo".

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

-Sigues enojado?- Harry lo dejó en paz casi un día entero, lo cual era mucho, siendo como era su amigo.

-No estoy enojado. - Harry lo atrapó en el mejor momento, es decir, el peor para él, cuando justo estaba documentando sus experiencias en el tonto diario que Mark le había recomendado hacer. Hasta ahora, su letra parecía agresiva, incluso había hoyos en las páginas. Tom no se enorgullecía de ello, no le gustaba el aspecto que tenía, descuidado y sucio. Algo que él no sería nunca más.

-Ayer te enojaste.

Tom deseó que el estúpido don de Harry se esfumara.

-Ya no estoy enojado.

Harry lo miró precavido. Tom lo odió, acaso pensaba que iba a golpearlo o algo?

-Te estás enojando de nuevo.

-Puedes dejar de leer mis emociones?!

Harry frunció el ceño.

-No puedo controlarlo. - dijo también en un tono molesto. - No es mi culpa que siempre estés molesto.

Tom lo miró sorprendido, Harry de nuevo le contestaba, no le gustó.

-Es tu culpa por entrar sin avisar y meterte en lo que no te importa.

-Sabes qué? Me voy.

Y tras darse media vuelta, salió dando un portazo.

¿Qué demonios le pasaba a Harry?

Tom se sintió peor, culpable, molesto.

Decir lo que piensa, ser honesto, cómo no! Los Potter lo esperarían con su baúl en la sala un día cercano.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Harry entró a su habitación temblando de rabia, no entendía porqué estaba tan molesto, él casi nunca se enojaba y además.. Sabía que Tom siempre estaba enojado luego de volver de sus sesiones con Mark. Pero aun así estaba enojado, por qué Tom tenía que ser tan grosero con él? Él solo había ido a preguntar si quería jugar al ajedrez, estaba dispuesto a perder cada vez para pasar tiempo con Tom.

No, no quería pasar tiempo con él. Tom era un idiota y Harry estaba enojado. Pero por qué? Tom era como era, a él no le molestaba, por qué de repente estaba tan enojado? Ni siquiera había sido una pelea seria, era tonto, estúpido.

Harry no lo entendía y como cada vez que no entendía algo, se echó a llorar.

El enojo desapareció tiempo después, dejando a Harry sin energía, confundido y triste. ¿Por qué se había enojado así con Tom? ¿Por qué lo había tratado mal?

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Los días siguieron pasando, Harry se disculpó, él también lo hizo pero volvían a pelear seguido. Harry parecía explotar ante la más mínima cosa y Tom igual, por lo que llegaron al acuerdo de estar solos durante el día y dormir juntos por la noche, enojados o no. Tom había desarrollado el terrible hábito de enumerar maleficios en orden de "no tan letal" a "extremadamente mortífero y espantoso", para relajarse y dejar ir el enojo. Definitivamente servía más cuando imaginaba lanzarlos, pero solo lo hizo una vez, cuando el señor Potter trató de, de nuevo, convivir con él.

La mirada que Tom le dirigió tuvo que haber sido mala, porque el señor Potter perdió la sonrisa y se alejó con cuidado. Tom perdió el apetito y se encerró en su habitación, molesto de nuevo. Esa noche dejó a Harry fuera. Y el día siguiente a ese, fingió una enfermedad para no ir a la sesión con Mark, lo último que necesitaba era recordar como estaba fracasando épicamente en hacerse amigo de los Potter, incluso poniendo en riesgo su única amistad con el Potter menor.

Comenzó a llenarse de tanta ira que Harry no podía estar a su alrededor sin preguntar porqué estaba enojado. Se decidió por ir a la biblioteca cada día y leer lo que fuera, aunque era una excusa para escribir en su diario cada cosa que le molestaba, como la bondad de los Potter, el amor de los Potter por Harry, como él mismo no era tratado de la misma forma. Como deseaba malamente que ignoraran a Harry y lo amaran a él, como odiaba el desearlo y lo estúpido que se sentía, lo débil que sonaba. Solía terminar sus palabras con: los débiles son más fáciles de lastimar y no pienso dejar que vuelvan a lastimarme.

Definitivamente, no fue una buena semana.

Faltó de nuevo el jueves, ese día jugó en silencio con Harry al ajedrez. Tom consideraba que su amistad era extraña, como últimamente no podían estar sin pelear y aun así Harry continuaba buscándolo o al revés, logrando tener momentos pacíficos antes de volver a pelear. A Tom no le gustaba pelear, pero no podía hacer que el odio que sentía hacía Harry se detuviera, por un momento era su amigo y luego era un niño que tenía todo lo que él no, restregándolo en su cara.

Las lecciones de pociones con la señora Lily eran silenciosas y Tom logró no meter la pata con ella, aun así fue frío y distante. Atrás quedó esa parte de él que preguntaba cosas y deseaba que peinaran su cabello. No quería el mismo trato mediocre que le daba a su hijo en mayor cantidad y no lo necesitaba, eso lo haría débil, tonto y él no lo era.

No se perdió como la señora Lily le miró triste cuando se retrajo, huyendo de su mano.

Se arrepintió apenas lo hizo.

¿Por qué seguía haciendo cosas para que los Potter lo odiaran cuando quería lo opuesto? Era algo que no podía entender.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.-.-.-.-.-.-

Finalmente, llegó la siguiente semana y Tom ya no soportaba más el ir y venir a casa de los Weasley, hacer tareas, pelear con Harry e ignorar y alejar a los Potter mayores.

Así que el martes Tom entró como una fuerza de la naturaleza al consultorio de Mark. Demasiado frustrado, enojado y asustado.

-Buen día, Tom.

-Podemos ir al grano hoy?

-Veo que quieres hablarme de algo.

Tom suspiró. -Solo voy a decirlo una vez, solo una vez.

Mark asintió. - De acuerdo. Soy todo oídos.

Tom rodó los ojos. - Tengo miedo, tengo miedo de que los Potter me odien y me echen a la calle.

Tom mordió su mejilla hasta que sintió dolor y el sabor a óxido de su propia sangre. Cerró sus manos en puños para evitar verlas temblar.

-No quiero ser yo mismo con ellos, quiero ser un buen chico como Harry, un niño normal. Porque así no van a pensar que soy raro, o malo o que estoy dañado. Porque nadie se queda conmigo cuando soy yo mismo.

La mujer del orfanato que dijo que iba a adoptarlo, los niños de Wools que eran amigos de todos menos de él, su madre que lo había dejado una y otra vez.. Su tío Morfin, con sus celos enfermizos y su locura. Su abuelo, considerándolo una abominación.

Los Potter eran buenos, amables, lo trataban bien, le compraban ropa nueva y a la moda, libros y le preguntaban cómo estaba aun cuando Tom era de respuestas cortas y secas.

-No puedo decirles que desearía tumbar a Ronald Weasley de su escoba por ser amigo de Harry o que cuando estoy enojado enumero maleficios oscuros de mejor a peor hasta calmarme. Soy raro, soy malo y ellos me van a dejar si se enteran porque no querrán a alguien como yo cerca de Harry o de ellos. Y yo tendré que volver con Merope y no quiero, no quiero volver con ella, quiero quedarme con los Potter, deseo que ellos sean mis padres. Deseo.. Quisiera ser Harry, muchas veces y, últimamente, cuando veo a Harry con sus padres, yo.. siento celos. Quiero que me amen como a él pero a la vez me da miedo que me amen, que quieran acercarse a mi.

Y Harry se había dado cuenta de ello, había notado sus miradas agrias cuando su madre le abrazaba o su padre alborotaba su cabello. Tom fingía que nada pasaba, pero sabía que Harry podía sentir sus celos corrosivos, algo más por lo cual estaba resentido con el niño. Se podía querer y odiar a alguien al mismo tiempo?

-Y creo.. Algunas veces creo que lo odio, que odio a Harry por lo que tiene, porque él es feliz y yo no. Porque nunca tendrá que vivir lo que yo, nunca se sentirá como yo. Porque él no tiene que esforzarse cada día en agradarle a los demás, en ser bueno, en ser perfecto para que lo acepten o al menos lo toleren. Él solo debe llegar y sonreír y todo el mundo cree que es increíble. A mi me ven y sienten lástima pero también desconfianza, por quién es mi familia, por quién soy yo y me enoja tanto.

Tom estaba tan enojado, su ira crecía mientras más hablaba. Los adornos de cristal de la estantería a su costado derecho estaban temblando con un tintineo ruidoso que inundaba la habitación junto con su voz.

-Me enfurece que tenga que ser alguien que no soy para complacer a unos idiotas que ni siquiera me conocen. Me enfurece que no puedan quererme por quién soy, me odio, me odio por ser así, por pensar como pienso. Odio que me importe tanto lo que piensen de mí, odio querer que me quieran.

Me hace sentir débil. Pensó.

Los cristales se quebraron con un estallido y volaron por la habitación. Tom lo miró impresionado para luego ver a Mark, quién tenía su varita en alto señalándolo con ella, Tom se tensó en su asiento y sintió su alma caer a sus pies.

-Tranquilo, solo estoy erigiendo un escudo protector para evitar que los cristales te corten.

Bajó su varita de inmediato.

Tom notó que ya no tenía nada más que decir, se sentía avergonzado, débil y tonto. Pero al mismo tiempo un peso inmenso se había ido.

-Gracias, Tom. - Tom miró a Mark confundido. - Por tu honestidad, ¿te sientes mejor al dejarlo salir?

-Sí.

-Puedo hablar ahora?

-Si digo que no te quedarás callado por la próxima media hora?

Mark sonrió y se encogió de hombros. - Podría hacerlo, has dado un gran paso hoy. Puedo concederte un descanso.

Tom suspiró y miró el desastre de vidrio alrededor de sus pies, había de todos colores y tamaños. De alguna forma se veía hermoso, como un arcoiris despedazado.

-No hablar de eso ahora solo hará que hablemos de eso después.

Tom no iba a admitir que necesitaba las palabras calmantes de Mark para no sentirse tan mal como se sentía. No iba a admitir que las repetía una y otra vez por las noches.

-De acuerdo. - asintió. - Bueno Tom, tus temores y emociones son válidas y me alegra que las menciones porque así podemos avanzar y sanarlas.

Tom comenzó a arrepentirse de aceptar una media hora de charla.

-Los celos son normales e incluso sanos, a veces, si lo vemos desde otro foco. Porque nos muestra lo que no nos gusta de nosotros mismos o nuestro entorno, nos muestra lo que deseamos desesperadamente y eso mismo puede ser tomado como un incentivo para esforzarse a tener una vida diferente.

-¿No es malo sentir celos?

-Es normal sentir celos, Tom. Todo el mundo siente celos en algún momento. Lo malo es aferrarse a esos celos, obsesionarse y querer lastimar a otros por lo que no se tiene.

-Entonces soy malo.

-Quieres lastimar a Harry para quedarte con sus padres?

-No.

-Por qué no?

Tom bufó y se cruzó de brazos. Tardó en responder.

-Porque es mi mejor amigo.. Y lo quiero. Pero hice esas cosas en el pasado a otros, personas a las que no quería.

-Qué hiciste?

Tom sintió su rostro caliente.

-Robé cosas.

-Por qué?

-Qué no estamos hablando de eso? Por celos, porque eran unos maltratadores idiotas que se metían conmigo y me buscaban castigos con la matrona. Los odio.

Oh sí, porque Tom no los olvidaba, el odio y rencor seguía vivo y coleando en su corazón.

-Eso no suena a celos, suena a venganza, son cosas diferentes.

Tom lo consideró.

-Supongo que era más lo segundo. Pero eso no me hace malo?

-Bueno, el tomar cosas que no te pertenecen no es correcto, pero reconocerlo como algo malo es bueno.

Tom sintió ganas de golpearlo.

-Por qué sería bueno? Si un auror me escuchara me metería en Azkaban.

-Reconocer tus errores es bueno, Tom. Porque demuestra que tienes noción de lo que es bueno y malo. Y contrario a lo que piensas, nadie nace siendo bueno o malo, las personas son más complicadas que eso, todos pueden hacer cosas malas o buenas, lo único que necesitan es ejecutarlo. Pero saber que es bueno y que es malo te ayuda a medir tus acciones antes de ejecutarlas y pensar si está bien, si es correcto y cómo afectará eso a tu vida.

-Básicamente, sí sé que algo será perjudicial para mí, como darme un paso directo a Azkaban, no lo hago. Aunque me muera por hacerlo.

-Todos podemos tener pensamientos oscuros, Tom. Pero lo que nos define es el poder elegir si queremos actuar según esos pensamientos o no. Porque al final del día lo único que importa es lo que hacemos no lo que nos abstenemos de hacer.

-Y eso no es lo mismo que ocultar quién soy para ser aceptado?

-No, porque puedes ser tú mismo al tomar las decisiones, eres tú el que decide qué camino seguir. Por ejemplo, pudiste elegir llegar aquí hoy y mentirme, decirme que lo estás haciendo bien con los Potter, que te relacionas mejor con ellos, que todo va bien. En cambio, llegaste a mi consultorio como una estampida de centauros y escupiste toda esta información. Y por qué harías eso?

Tom supo que era una pregunta que debía responder. No lo hizo.

-Porque Tom, quieres ayuda, quieres ser escuchado y comprendido. Cada día, cuando entras por esa puerta tomas una decisión, la decisión de cerrarte a la idea de sanar, de mejorar o de compartir lo que pasa por tu mente y revivir tu pasado, por muy doloroso que pueda ser. Y sabes? No me has decepcionado ni una vez, vienes aquí, te sientas allí y hablas una y otra vez. De todo o nada, a veces me evades, pero al final, siempre demuestras que quieres algo más, que quieres mejorar. Y lo has hecho, el Tom Riddle que entró a mi consultorio hace dos meses y medio no habría llegado a hablar de sus sentimientos como lo hiciste hoy.

Tom sintió los ojos húmedos.

-Y aun así, cada día al entrar aquí eres tú mismo. Tomando tus elecciones y eso te hace valiente.

Tom no dijo nada.

-Y con respecto a lo que hiciste en Wools.. Ya sabes que está mal y ese es el primer paso para redirte, para dejarlo estar. Ya no puedes cambiar a ese Tom Riddle, pero este Tom es diferente y es en el que debes preocuparte. De acuerdo?

Tom asintió, con la mirada en los cristales en el suelo, sobre la alfombra verde con dibujos geométricos perfectos. Una mezcla de verde, marrón y beige. Tom podría dibujarla con precisión incluso sin verla.

-Y está bien, Tom. Si en este momento no te agradas a ti mismo, porque eso quiere decir que estás cambiando y eso no está mal, pero cambiar implica muchas cosas, implica ver lo que hicimos en el pasado de otra forma y eso nos llena de ansiedad y miedo, nos hace sentir como malas personas. Pero no lo somos, solo somos personas que están en constante cambio.

-Entonces podría lanzar una maldición imperdonable hoy y mañana arrepentirme y decir que estuvo mal y solo sería yo, cambiando?

-No es tan drástico como eso. Es una metáfora.

Tom solo sonrió. -Ya lo sé.

Él solo se sentía saturado, exhausto de hablar del tema.

-Todos tenemos derecho a decir que no nos agrada quién somos ahora, bien? Eso no significa que no nos agradaremos por el resto de nuestras vidas. Significa que vamos a encontrar quién queremos ser, según nuestras condiciones y lo que deseamos en el futuro. Y Tom.. La opinión de las personas sobre nosotros no siempre es la correcta, ni la que nos define. Las personas hablan según lo que creen, lo que han vivido y lo que ven. Pero ninguno de ellos esperará a conocerte antes de hablar, así que.. Qué clase de opinión pueden dar sin tener la información completa?

Mark lo vió con una ceja alzada, como queriendo transmitir una frase mística escondida en sus palabras.

Tom no lo escuchó del todo, ocupado como estaba en sentir el dolor en su cabeza.

-Creo que dejaremos esta charla hasta aquí, de acuerdo? Si lo deseas podemos hablar el jueves de algunos temas inconclusos de hoy.

A Tom le gustaba que Mark sabía cuando estaba a punto de esparcir su cerebro en el mueble cuando ya era demasiado.

-Bien.

-Bien, puedes irte ahora.

Tom se puso de pie y pisó uno de los cristales rotos.

-Lamento lo de tus figuras.

Mark le quitó importancia con un modismo de su mano.

-Nada que un reparo no pueda solucionar.

Tom sonrió un poquito, abrió la puerta y salió al encuentro de los Potter mayores.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esa noche, Tom entró a la habitación de Harry sin tocar. El niño estaba despierto, con la lámpara a un lado de la cama encendida y dibujos de gacelas flotando por el techo y las paredes.

-Harry? ¿Puedo dormir contigo hoy?

Harry sonrió y le miró con esos ojos verdes brillantes y gigantescos mientras levantaba un lado de la manta. Tom corrió a su encuentro y apenas entró en la cama se tapó hasta la cabeza. Escuchó la risa de Harry, pero no le importó, cerró los ojos y tomó una respiración antes de hablar.

-Harry, lamento haberte tratado mal y lamento si lo hago en el futuro. Sé que no soy un buen amigo, pero quiero serlo, quiero merecer tu amistad, lamento sentir celos de ti y prometo que desde ahora no lo haré de mala forma.

Tom había tomado una decisión, tal como había dicho Mark. Podía continuar peleando con Harry cada día o hablar y arreglar las cosas, ser un mejor amigo. Porque Tom quería un amigo como Harry, quería a Harry.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Harry escuchó las palabras de Tom desde debajo de la manta, podía sentir el nerviosismo de Tom como el sudor caliente que le cubría el cuerpo tras un juego agotador de Quidditch.

Se sintió conmovido, sabía que Tom no era de los que les gustaba hablar de como se sentían.

-Está bien, Tom. Yo también te traté un poco mal la semana pasada, todo está bien ahora. Y si peleamos en el futuro, no importará, porque nos disculparemos y todo volverá a ser como antes.

Tom no respondió. Harry tiró de la manta y se metió debajo, buscando a Tom. Sus ojos estaban plagados de lágrimas no derramadas. Harry sintió la tristeza inundarlo.

-Por qué eres tan bueno conmigo?

-Porque eres mi mejor amigo.

-Y si un día no lo soy?

-Siempre serás mi mejor amigo, te lo dije. Siempre estaremos juntos.

Harry vió una lágrima caer por la mejilla de Tom.

-Pero y si un día te cansas de mí?

Harry suspiró. No era la primera vez que tenían esa conversación y él comenzaba a sospechar que no sería la última. ¿Cómo podía demostrar a Tom que siempre sería su amigo?

-Cómo podría cansarme de alguien que habla con serpientes y va conmigo a buscarlas? Te extrañaría demasiado.

Tom no se movió, ni sonrió.

-Sabes qué? Si algún día me canso de ti te doy total permiso para perseguirme, tirarme de la oreja y exigir que vuelva a ser tu amigo.

Eso fue peor. Harry vió como su cara se tiñó de tristeza y lo sintió.

-Crees que podría hacer eso? Obligarte?

-No, creo que te alejarías sin más. Como cuando estabas celoso de Ron, pero a mi me gustaría que me buscaras, me gustaría ver que aun quieres ser mi amigo, que aun tengo a un mejor amigo que quiere seguir siéndolo.

Finalmente, Tom se relajó.

-¿Estás usando tu don para calmarme?

-No lo sé.

Tom le sonrió levemente.

-Gracias por ser mi amigo, Harry.

-Gracias por ser el mío también, Tom.