En su viaje a Ciudad Eterna, un grupo de cinco entrenadores decidió acampar y pasar la noche en lo profundo del Bosque Eterna.

— Falta mucho — dijo una chica morena sentada enfrente de una fogata junto a un Luxio y un Raboot.

— Si nos ayudarás Tania, tal vez terminaríamos más rápido — dijo un chico rubio y de ojos café poniendo las estacas de su carpa con ayuda de un Omanyte.

— Nah, ustedes lo están haciendo bien —

— Pero fue tu culpa que no llegamos a tiempo a Ciudad Eterna antes de que anocheciera — dijo una joven de pelo largo color café y ojos verdes, que usaba una larga bufanda alrededor de su cuello y tenía un Rowlet encima de su cabeza, terminando de poner las estacas de su tienda.

— Si Dani, pero fue porque Alex quería que la acompañe al Prado Aromaflor —

— Quería conseguir algo de miel para capturar un Heracross — dijo la chica de cabello corto color azul y ojos verdes colocando 3 sacos en la carpa que había terminado de armar Dani con ayuda de su Scraggy.

De pronto unas pisadas comenzaron a escucharse, acercándose a donde estaban los cuatro entrenadores.

— Ufff… ¡Estoy cansado! — exclamó un joven moreno cabello negro que usaba lentes, cargando una gran pila de leña que colocó al lado de donde estaba sentada Tania — ¿Ya terminaste con nuestra carpa Richard? — mientras se sentaba en el tronco junto a Tania.

— Sí Todd — dijo colocando sus mochilas dentro de la carpa — Ya, todo listo.

— Por este lado igual — dijo Dani guardando sus mochilas en su carpa.

— Brrrr-Brrrr… ¡Qué frío! — dijo Todd abrazando a su Raboot.

— Te dije que tenías que empacar un abrigo más grueso — recrimino Tania.

— Se me pasó por alto hermana — dijo Todd — Al menos Bug está calentito.

— Gracias a él tenemos fuego — sentándose al lado de Todd con su Omanyte dentro de su abrigo.

Los cinco se sentaron alrededor del fuego para ganar calor.

A su alrededor no se veía nada, y solo se podían escuchar los graznidos de los Murkrows en las copas de los árboles.

— Vaya, sí que está oscuro — dijo Dani.

— Bueno, es de noche y este bosque es famoso por ser frondoso, mucho más que el Bosque Verde — dijo Alex.

— Un lugar perfecto para espíritus y fantasmas — dijo Tania con un tono de voz macabro mientras sacudía a Dani por los hombros — Como los de la vieja mansión en lo profundo de este bosque.

— ¿Espíritus? — preguntó Richard.

— Se dice que esa mansión la construyeron encima de un lugar maldito hace mucho tiempo atrás — comenzó a decir Tania — Poco a poco, cosas extrañas empezaron a suceder. Sangre en las paredes, los muebles se movían solos. Los dueños y empleados del lugar querían escapar, huir de ahí, pero eso no los dejo. Uno por uno, los habitantes de la mansión iban cayendo en la locura, acabando con sus propias vidas en una brutal y sanguinaria masacre.

Dani temblaba de miedo, aferrada al brazo de Alex.

— Por favor, ¿Llamas a eso una historia de terror? — dijo Richard — Casas embrujadas y espíritus, eso no da nada de miedo, ¿Verdad Todd? — preguntándole a su amigo.

— N.…no, nada de de de miedo — mientras abrazaba más fuerte a Raboot.

— Nunca dije que fuese una historia de terror — dijo Tania — ¿Pero a poco tú puedes contar algo mejor que eso?

— Hagamos esto, cada uno cuenta una historia de terror. Primero Alex, luego Todd, Dani, tú y para acabar su servidor, ¿Que dicen? —

— Pues yo le entro — dijo Alex.

— ¿Tengo que hacerlo de todos modos verdad? — preguntó Todd.

— ¡Si! — respondieron simultáneamente Tania y Richard.

— Bueno — dijo resignado — Pero no esperen nada bien elaborado de mi parte.

— ¿Tu qué dices Dani? — preguntó Tania.

— Está bien, puede que sea divertido —

— Genial — dijo Richard — Bueno Alex, tú empiezas.

— Bien, aquí voy…—

Los Cacturnes rondan de noche

"Pueblo Villa, es un lugar muy poco conocido ubicado en la zona sur de Kalos, que se encarga de cosechar maíz.

El maíz que producían era frecuentemente devorado por los Murkrows y otros pokémon aves salvajes de la zona, por lo que los habitantes al ver que su fuente de trabajo se veía en peligro por culpa de esos pokémon, se las ingeniaron para lograr que esas plagas dejaran en paz sus cultivos. Sin embargo, tuvieron que pagar un pequeño precio por ello.

Un día, un joven entrenador junto a su Squirtle llegaron allí para comer algo y poder pasar la noche en el centro pokémon.

El pueblo no era un lugar muy turístico, pero tenía los recursos necesarios para hospedar a los entrenadores que pasasen por allí.

Acabando de comer el joven fue a caminar por el lugar.

Había varias casas antiguas, además de graneros con herramientas de cosecha.

Los campos de maíz se veían espectaculares. Las hojas tienen un tono verde muy hermoso y el maíz se veía fenomenal pese a la poca luz de la tarde.

Sin embargo, notó como que algo verde se movía en el interior del maizal.

Por curiosidad decidió investigar de qué se trataba, mientras las personas a su alrededor hacían la vista gorda y continuaban con sus actividades, dejando que el entrenador se adentrará más en el maizal.

El sol se había ocultado y el entrenador todavía no había salido de la plantación. Las plantas de maíz no le permitían ver en qué dirección se encontraba el pueblo.

Tristemente en su equipo no tenía ningún pokémon que pudiese ayudarlo en esa situación, solamente su Squirtle, su Spewpa y su Burmy.

Sintió como que algo se acercaba a él, lentamente a través de las plantas.

Saco a su Squirtle para defenderse de lo que sea que se tratase.

Las plantas de maíz a su alrededor comenzaron a moverse más y más, ese algo se estaba acercando a ellos.

De entre las plantas salió un Cacturne, mirando al entrenador con algo de confusión.

El chico y su Squirtle entonces bajaron la guardia, al ver que no había peligro.

El pokémon salvaje parecía ser inofensivo.

De pronto, el Cacturne extendió sus brazos, sacando garras de estos y atravesando el pecho del entrenador, tirándolo al suelo.

Su Squirtle intentó ayudarlo, pero fue atacado por otro Cacturne que le pisó con fuerza el caparazón, rompiéndolo en mil pedazos mientras continuaba pisándolo sin parar.

Mientras miraba horrorizado la brutal masacre que le hacían a su compañero pokémon, tres Cacturnes más aparecieron, acercándose a él para comenzar a arrancarle trozos de carne para ir comiéndosela, usando sus extrañas bocas.

El chico no paraba de gritar de dolor, sin embargo, nadie del pueblo iría en su rescate.

La transacción era sencilla. Los Cacturnes cuidan los cultivos de los otros pokémon, pero a cambio, de noche consumen todo ser vivo que se atreva a entrar al maizal, ya sea humano o pokémon.

Los cuatro Cacturnes se estaban dando un banquete con la carne del entrenador, que yacía sin vida un charco de sangre y tierra, mientras el otro Cacturne devoraba al Squirtle moribundo.

Esa noche los habitantes del pueblo dormían pacíficamente. Sus cultivos estaban a salvo un día más, y tan solo debían seguir una norma que solo ellos sabían. No meterse en el maizal de noche."

La Mantis

"Un niño lloraba desconsoladamente mientras su madre le vendaba el brazo.

En una de sus tantas aventuras por la hierba alta, se topó con un Scyther salvaje que lo atacó, propinándole un profundo corte en el brazo izquierdo.

Cuando terminó de vendarle la herida, le dio un beso en la frente y un fuerte abrazo para reconfortarlo.

Durante la noche sintió un fuerte ardor en su herida que no lo dejaba dormir en paz, haciendo que se revolcara en su cama.

Al día siguiente despertó con mucha energía y un gran apetito, repitiéndose 6 tazones repletos de cereal.

Al pasar los días se sentía cada vez más diferente. Se sentía más ligero, veloz y ágil, siendo capaz de trepar los árboles igual que un Mankey.

También notó que se había vuelto más fuerte y resistente, al caerse de grandes alturas sin tener ni un rasguño, y el poder levantar objetos más pesados que él.

Podía saltar de árbol en árbol con una destreza y habilidad sorprendentes, casi parecía un sueño.

Sin embargo, no todo era color de rosas.

Al pasar los días su piel también comenzó a tornarse verde y dura, casi como un Metapod, además de que comenzaron a caérsele las uñas de los pies y las manos.

Su madre de inmediato lo llevó al hospital, pero ninguno de los doctores sabía de lo que se trataba.

Al final lo internaron en el hospital para ir chequeando todo lo que le sucedía e ir viendo una posible cura a su condición.

Su cuerpo comenzaba a dolerle mucho, sentía que sus huesos se agrandaban y movían cada vez más, especialmente sus brazos.

Comenzó a perder todo el pelo del cuerpo al igual que sus dientes.

Al pasar los días su piel pasó de ser tan dura como el acero a estarse pudriendo por completo, a tal punto que se le comenzaron a desprender sus orejas, su nariz y hasta sus dedos.

Su rostro estaba irreconocible, casi ni parecía humano más bien un Grimer de Alola.

En un descuido, uno de los médicos al intentar inyectarle un suero en el brazo, provocó que se le comenzara a romper toda la piel, secretando una especie de baba amarilla del interior de su cuerpo.

Sin embargo, el joven comenzó a levantarse a duras penas.

Mientras los restos de carne verde podrida y baba caían de la camilla, el doctor quedó horrorizado al contemplar la abominación que estaba frente a él, pegando un fuerte grito de miedo.

Varios médicos, equipo de seguridad y la madre del joven acudieron a la habitación producto del grito, encontrando al doctor asustado en una esquina de la habitación.

El muchacho se había convertido en una extraña y repugnante criatura similar a un insecto. Tenía unas largas extremidades color verde, una cabeza redonda con dos pares de enormes ojos negros y una horrenda boca de la cual solo podía salir una especie de saliva amarilla viscosa.

El personal de seguridad rápidamente apuntó sus armas contra la criatura, listos para disparar en cuanto vean algún movimiento brusco del bicho.

La madre del joven se derrumbó en llanto, eso no se parecía en nada a su querido hijo.

El bicho al ver a su madre llorar intentó acercarse a ella para consolarla, al igual como lo hacía ella con él. Extendió sus extremidades hacía la mujer mientras se acercaba lentamente.

Rápidamente los guardias comenzaron a disparar a quemarropa al insecto, haciendo que éste se desplome sin vida en el suelo de la habitación en un charco de pus y sangre verde.

Los doctores siguen con el enigma de qué fue lo que le sucedió al muchacho. Algunos teorizan que el Scyther que lo atacó tenía algún tipo de raro patógeno que modificó el ADN del niño. Sin embargo, ese es un misterio que seguirá sin una respuesta clara hasta el día de hoy."

Quédate a jugar conmigo

"El local abandonado de la isla Ula-Ula, un lugar que la capitana Acerola usa para realizar su prueba en el Recorrido Insular.

Pero cuando no era usado para eso, los niños de la isla, generalmente de 10 años, lo usaban como prueba de valentía, para medir el coraje entre ellos.

El reto era sencillo. Tenías que entrar al local completamente sólo de noche, y estar allí por 15 minutos. Si el individuo logra pasar los 15 minutos en el lugar sería conocido por su valentía. Si escapaba antes del plazo, sería tachado de cobarde por todos los presentes.

Un nuevo grupo de niños estaba listo para que uno de ellos hiciera el reto. El grupo estaba formado por 4 niños, y el más joven de ellos estaba a punto de realizar el reto.

Programó su temporizador de muñeca el tiempo que duraría el desafío y con algo de inquietud entró en el lugar lúgubre mientras sus compañeros lo esperaban en la entrada.

El lugar estaba completamente desordenado, lleno de polvo y con telarañas hechas por Spinaraks en las esquinas.

Mientras caminaba sentía un viento frío recorrer su cuello. El local tenía fama de ser el hogar de varios pokémon tipo fantasma, sin embargo, no había ni un alma en el lugar.

Su temporizador sonó en señal de que había pasado un minuto más. Recién llevaba 7 minutos adentro.

De pronto sintió un sonido que lo hizo saltar del susto. Al darse la vuelta para ver de qué se trataba, vio que era un Mimikyu algo asustado.

Con cuidado se acercó al pokémon, tratando de no asustarlo. Se sentó a la altura del pokémon fantasma y le acarició la cabeza del disfraz de Mimikyu, mientras le sonreía para transmitirle que no había nada que temer.

Era la primera vez que para el pokémon que un humano no había huido de él, por miedo de su horrible disfraz. Realmente se sentía feliz.

El pokémon le mostró uno que otro juguete algo sucio y viejo que tenía guardado al niño, que miraba sorprendido a cada uno de ellos.

Su temporizador comenzó a sonar, ya había completado el reto.

Mientras se iba el Mimikyu se aferró de su pierna con su brazo de sombra en negación.

En un descuido por parte del niño, había pateado al pokémon, quitándole su disfraz de Pikachu.

El joven vio directamente la forma real de Mimikyu, quien comenzó a alterarse y a hacer un alboroto. Agarró al niño por su pierna y comenzó a arrastrarlo por el lugar entre gritos de auxilio, llevándolo a una vieja habitación.

Sus tres niños entraron al lugar al oír los gritos de horror de su amigo, sin embargo, no encontraron nada.

Buscaron por todo el lugar, pero no había rastro del joven.

Uno de ellos llamó a los otros dos para que vinieran a ver lo que encontró.

Quedaron paralizados al encontrar un muñeco de trapo exactamente igual a su amigo, adherido a la pared.

Mientras retrocedía, el Mimikyu sin disfraz los estaba esperando, cerrando esa noche con unos gritos de terror, seguidos de un silencio mortal."

Los habitantes de la distorsión

"Es de conocimiento general de que en el mundo solo existen humanos y pokémon.

Sin embargo, también existe otro mundo. Un mundo oscuro, hambriento. El mundo distorsión, un mundo opuesto al nuestro y cuyas leyes desafían el sentido común.

Muchos creen que Giratina es el único que habita allí, pero esas personas están equivocadas.

En dicho mundo habitan lo que se consideraría una versión alterna de los humanos.

Criaturas bípedas de tonalidad oscura, con largos brazos y una boca llena de filosos y deformes dientes.

Estos demonios se alimentan del aura que emanaban los seres vivos de nuestro mundo.

Una vez cada 7 años, un grupo de estos seres sale hacia nuestro mundo en busca de humanos o pokémon con una alta afinidad de aura, para llevarlos al mundo distorsión y así poder alimentarse por otros 7 años, drenando y consumiendo la carne de sus víctimas.

Al ingresar a nuestro mundo, modifican su apariencia para asimilar la nuestra, engañando así a casi todo mundo. La única forma en la que pueden ser reconocidos, es debido a su aura, ya que, a diferencia de los pokémon y humanos, ellos no emiten nada de aura.

Principalmente torturan y masacran a sus presas de manera lenta. Se dice que de esta forma el aura de sus víctimas se intensifica más, haciendo más deliciosa la carne.

No se sabe a ciencia cierta qué tan antiguas son estas criaturas. Algunos especulan que existían antes de que los humanos llegaran a instalarse en Sinnoh.

Debes tener cuidado de estas criaturas, no querrás que te lleven a su mundo, donde experimentarás los más dolorosos castigos, en un mundo donde no se siente el paso del tiempo, experimentando de forma infinita una agonizante y lenta muerte."

¿Qué habrá sido eso?

"Había una vez, en la Ciudad Castelia en la región de Unova, una pequeña niña, cuyos padres siempre estaban trabajando, ya que eran ejecutivos de una importante empresa de la ciudad.

La pequeña pasaba sola todos los días, llegando del colegio, comiendo sola y yéndose a dormir esperando a que sus padres regresaran.

Es por eso por lo que su padre decidió comprarle un pokémon que le hiciera compañía. Se trataba de un pequeño Lillipup.

Él y la niña formaron una fuerte amistad, yendo al parque a jugar, ayudándole a hacer los quehaceres y hasta durmiendo juntos, donde el pokémon dormida debajo de la cama de la niña, en un pequeño colchón. Cuando la niña sentía miedo en las noches, producto de algún ruido extraño o alguna pesadilla, bajaba su mano, buscando la cabecita peluda de su pokémon. Dicho acto la tranquilizaba.

Una noche, los padres de la niña tuvieron que asistir a una importante cena administrativa, por lo que la niña se fue a acostar con Lillipup.

De pronto, un fuerte ruido la despertó, era como si alguien o algo estuviera rasgando las paredes del primer piso.

El sonido se hacía más fuerte, hasta que logró sentirlo en el interior de su habitación, su corazón palpitaba sin cesar.

Tenía tanto miedo que no podía sacar su mano para tocar la cabeza de Lillipup.

Se cubrió con sus sábanas hasta la nariz, dejando sus ojos visibles para intentar ver algo en su oscuro cuarto.

El sonido se detuvo, haciendo que se relajara un poco.

Bajó su mano para intentar tocar y sentir la cabeza peluda de su pokémon, haciendo que se calmase y volviera a dormir.

A la mañana siguiente cuando despertó, descubrió algo espantoso.

La cabeza de su pequeño Lillipup estaba cercenada debajo de su cama, en un charco de sangre.

Sintió un fuerte grito viniendo del primer piso, era de su madre.

Rápidamente bajó las escaleras para encontrar en el cuarto de estar de su casa, el cuerpo de su Lillipup, además de un mensaje escrito con sangre en la pared.

"Espero que hayas dormido bien niñita."

Desde ese día, solo había una pregunta que rondaba por la cabeza de la niña:

¿Qué habrá sido eso?"

— PFF…Por favor, eso ni siquiera es una historia de terror — se quejó Richard.

— Mejor que el tuyo — dijo Tania — ¡Oh, espera!, lo tuyo no fue una historia, más bien fue un creepypasta.

— Vamos, no se peleen — dijo Dani — Ambas fueron buenas historias.

— Mi favorita fue la de los Cacturnes asesinos — dijo Todd.

— La mía la de Tania — dijo Alex.

— Pues a mí me gustó la del muchacho rubio — dijo una voz detrás de ellos — Bueno, fue la única que escuche.

Sorprendidos por la voz, de inmediato se dieron la vuelta, encontrando a un hombre junto a un Lucario en medio del bosque. Rápidamente se pusieron a la defensiva.

— Tranquilos, tranquilos — dijo el sujeto acercándose — Solo estoy realizando un trabajo por la zona.

— ¿Qué clase de trabajos se hacen en la noche en medio de un bosque? — preguntó Richard.

— De la clase que nadie quiere realizar, pero yo sí — dijo un tanto molesto — Soy especialista en tratar con… cosas fuera de lo común, vine a revisar la vieja mansión a pedido de la líder Gardenia.

— Te dije que no era una historia de terror — le susurro Tania a Richard.

— ¿Podrían decirme por dónde queda?, estoy algo perdido —

— Es por allá — Todd señaló el norte.

— Muchas gracias —

Mientras se retiraba, se detuvo un momento y se dirigió de vuelta a los jóvenes.

— Oh, y les recomiendo que se metan en sus carpas, quien sabe qué cosa, bicho o lo que sea puede o no salir de ahí — advirtió — Pues eso… buenas noches- mientras se iba.