Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Venganza para Victimas" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.


Capítulo 22

Edward deslizó hacia arriba y hacia abajo otra vez, negando con la cabeza. Bella veía el reflejo de las palabras de Sid en el color verde de sus ojos. Lo veía mucho más claro ahora que se estaban llenando de lágrimas. Él también notaba el peso de su fantasma, no era solo cosa suya. Una chica muerta compartida, partida en dos; solo había dos personas en el mundo que lo sabían. Esas no fueron las últimas palabras de Sid Prescott, pero las sentían como tal, sin duda.

—No me lo creo —dijo por fin, tapándose la cara con las manos—. No me lo puedo creer. Sid… Esto lo cambia todo. Todo.

Bella suspiró. Notaba una tristeza atroz en el estómago, y seguía hundiéndose en el suelo, arrastrando con ella al fantasma de Sid. Pero agarró a Edward de la mano, sujetándola fuerte para que los sostuviera.

—Lo cambia todo y no cambia nada —opinó ella—. Sid no sobrevivió. No la mató el Asesino de la Cinta, sino todo de lo que intentaba escapar. Howie Bowers. Mike Newton. Elliot Greengrass. Tatum. Por esto pasó todo. Todo. El círculo se cierra —añadió en voz baja.

El principio era el final y el final era principio, y el Asesino de la cinta era los dos.

Edward se secó los ojos con la manga.

—Pero es que… —Se le rompió la voz, oprimiendo sus siguientes palabras—. No sé cómo me siento. Es… muy triste. Y nosotros… nos hemos equivocado con ella. Antes no entendía qué veía Billy en Sid, pero… Dios, tuvo que pasar muchísimo miedo. Y sentirse muy sola. —Miró a Bella—. Ya no hay nada más, ¿no? El 21 de febrero. Justo después fue cuando acudió por primera vez al señor Greengrass y…

—Cueste lo que cueste —dijo Bella, como si fuera un eco de las palabras de Sid, y volvió a sentir de nuevo esa increíble cercanía a ella. Las separaban cinco años, nunca habían mediado palabra y, aun así, allí estaba, cargando con Andie sobre su pecho. Dos chicas muertas que caminan, más parecidas de lo que Bella podría haberse imaginado jamás—. Estaba desesperada. Nunca entendí muy bien por qué, pero nunca habría imaginado algo así. Pobre Sid.

Era una frase muy poco apropiada, pero ¿qué otra cosa quedaba?

—Era valiente —intervino Edward—. Me recuerda un poco a ti, mi amor. —Una pequeña sonrisa—. Está claro que los hermanos Cullen tienen el mismo tipo.

Pero la mente de Bella se había marchado, había vuelto corriendo al año anterior. A Elliot Greengrass de pie, frente a ella, y la policía de camino.

—Elliot me dijo algo el año pasado que acabo de entender. —Hizo una pausa para volver a reproducir la escena en su cabeza—. Me contó que, cuando Sid fue a su casa, antes de empujarla y que se golpeara la cabeza, le dijo que tenía que salir de su casa, de Little Kilton, porque la estaba matando. Las señales estaban ahí… Y no las vi.

—Y lo hizo —dijo Edward mirando de nuevo la pantalla, al último rastro de Sid Prescott, su último secreto al descubierto—. La mató.

—Antes que él —puntualizó Bella.

—¿Quién es? —preguntó Edward, pasando un bolígrafo por la pantalla del portátil—. No da ningún nombre, pero hay mucha información, Belly. Tiene que haber alguna prueba. Es alguien a quien conocía toda la familia Prescott, incluidas Sid y Tatum. Cosa que tiene sentido, teniendo en cuenta la conexión con la empresa de Neil, Green Scene, ¿verdad?

—Alguien que solía ir a su casa, e incluso cenaba con ellos —resaltó Bella, subrayando la frase con el dedo.

Chasqueó la lengua, como si otro viejo pensamiento volviera a la vida.

—¿Qué? —preguntó Edward.

—El año pasado fui a hablar con Tatum a la oficina del Kilton Mail. Fue cuando Mike y Daniel Parkinson eran mis principales sospechosos del asesinato de Sid. Hablamos de Dan porque descubrí que fue uno de los agentes que hizo el registro inicial de su casa cuando Sid desapareció. Y Tatum me dijo que era muy amigo de su padre. Neil le había conseguido el trabajo en Green Scene y luego lo había ascendido a la oficina, y había sido él quien le había propuesto que se presentara al examen de policía. —Bella volvía a estar desconectada, flotando a través del tiempo, de entonces a ahora, del principio al final—. Me dijo que Daniel iba muy a menudo a su casa después del trabajo y que a veces se quedaba a cenar.

—Entiendo —dijo Edward con la voz grave.

—Daniel Parkinson. —Bella pronunció su nombre otra vez, poniéndolo a prueba en la lengua, intentando de algún modo que todas las sílabas encajaran dentro de Asesino de la Cinta.

—Y luego está esto. —Edward volvió a la parte de arriba del borrador—. Donde habla de ir a la policía, pero teme que no la vayan a creer y que él lo descubra. Esta parte me confunde. —Señaló la frase—. «Porque se enteraría, por supuesto. Es prácticamente uno de ellos». ¿Uno de quiénes?

Bella repasó las frases en su cabeza, inclinándolas para verlas desde un ángulo diferente.

—Un agente de policía. No estoy segura de qué quiere decir con «prácticamente».

—A lo mejor se refería a que era novato, como Daniel Parkinson. —Edward completó lo que ella estaba pensando.

—Daniel Parkinson —repitió Bella, probando, mirando cómo se disipaba su respiración en el cuarto, haciéndose con el nombre.

Y ¿qué pasaba con Rose?, preguntó el otro lado del cerebro. No podía decirse que Dan y ella estuvieran muy unidos, pero no dejaba de ser su hermano mayor. ¿De verdad podía Bella pensar algo así de él? Ya lo había considerado, desde luego, en el caso del asesinato de Sid, y en la desaparición de Jamie. ¿Qué problema había ahora? Ella y Rose eran muy amigas, habían congeniado, estaban unidas: esa era la diferencia. Y él estaba casado. Y tenía un bebé.

—¿No ibas a hablar también con el inspector jubilado? —dijo Edward tirándole del jersey para llamar su atención.

—Sí, pero lo canceló a última hora —le contó Bella, y sorbió por la nariz —. Lo hemos pasado a mañana por la tarde.

—Vale, bien.

Edward asintió con la cabeza, ausente, volviendo a mirar el email sin enviar de Sid.

—Solo necesito que me suene el teléfono —dijo Bella, mirando directamente al móvil sobre el escritorio, desapercibido—. El Asesino de la Cinta solo tiene que llamarme una vez más. Y entonces la app me dará su teléfono y seguramente podré descubrir quién es. Si se trata de Daniel o… —Se calló de pronto, mirando el teléfono con los ojos entornados, rogándole que sonara, deseándolo tan fuerte que casi podía escuchar el eco del tono de llamada.

—Y entonces podrías volver a hablar con el inspector Hawkins — completó Edward—. O hacerlo público.

—Y se acabaría —acordó Bella.

Más que acabado. Normal. Arreglado. Adiós a la sangre en sus manos, a las pastillas y a hacerlo todo a escondidas. Estaría salvada. Sería normal. El equipo Edward y Bella podría hablar de cosas normales, como edredones y horarios de cine y tener tímidas charlas sobre el futuro. Su futuro.

Bella había pedido una salida, un último caso, y algo le había respondido.

Ahora era aún más perfecto, encajaba todavía mejor. Porque el Asesino de la Cinta era el origen. El final y el principio. El monstruo en la oscuridad, el creador, la fuente. Todo lo que había pasado llevaba de vuelta a él.

Absolutamente todo.

Sid Prescott sabía quién era y estaba aterrorizada, por eso vendía drogas para Howie Bowers, para ahorrar y escapar, para alejarse de Kilton. Proporcionó Rohypnol a Mike Newton, que lo utilizó para violar a su hermana pequeña, Tatum. Sid acudió a Elliot Greengrass en su plan desesperado de huida a Oxford con Billy. Elliot creyó que la había matado accidentalmente, por lo que, para encubrirlo, asesinó a Billy, el hermano de Edward, en el bosque. Pero Elliot no mató a Sid. Fue Tatum Prescott, tan enfadada e impactada por el papel de su hermana en su propia tragedia que se quedó paralizada y la dejó morir de aquella herida en la cabeza, ahogándose con su propio vómito. Pasaron cinco años y llegó Bella para destapar todas esas verdades. Elliot en la cárcel; Tatum también, aunque no debería estarlo; Mike en libertad, aunque debería estar entre rejas. Y, lo más importante, Howie Bowers encerrado. Howie le había dicho a su compañero de celda que conocía al Niño Brunswick. Este se lo contó a su primo, que se lo dijo a un amigo, que se lo reveló a un amigo, que publicó el rumor en internet. James Green lo leyó y vino a Little Kilton. Jamie Potter desapareció. Stanley Forbes recibió seis balazos en el pecho y se desangró en las manos de Bella.

Tres historias diferentes, pero un nudo que las conecta todas. Y, en el centro, sonriéndole desde la oscuridad, estaba el Asesino de la Cinta.


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Entrevista con el inspector Dumbledore sobre el Asesino de la cinta.

Bella: Señor Dumbledore, muchas gracias por acceder a entrevistarse conmigo. Y siento quitarle tiempo en un viernes por la tarde.

Inspector Dumbledore: Por favor, llámame Albus. Y no te preocupes. Disculpa por haber cancelado la cita de ayer. Me surgió una partida de golf a última hora, ya sabes cómo son estas cosas.

Bella: Por supuesto, lo comprendo. No tenemos límite de tiempo ni nada. Antes de empezar, ¿cuánto tiempo lleva jubilado?

Inspector Dumbledore: Tres años. Lo dejé en 2015. Sí, ya sé qué vas a decir: golf, revivir mis mejores años… Soy un cliché del policía jubilado. Hasta he probado la cerámica. Mi mujer me obligó.

Bella: Pinta bastante bien. Bueno, como le he dicho en los emails, quería hablar con usted del caso del Asesino de la Cinta.

Inspector Dumbledore: Sí, sí. El más importante de mi carrera. Una salida por la puerta grande. Aunque fue terrible lo que les hizo a esas mujeres, por supuesto.

Bella: Debió de ser memorable. Los asesinos en serie no son muy comunes.

Inspector Dumbledore: La verdad es que no. Y hacía décadas que no teníamos un caso como ese por aquí. El Asesino de la Cinta fue muy importante para todos. Y de lo que más orgulloso me siento es de que consiguiéramos que confesara. Bueno, además del nacimiento de mis hijas. [Risas]

Bella: Stu Macher estuvo en la sala de interrogatorios cinco horas antes de su confesión, es decir, toda la noche. Supongo que estaría muy cansado, agotado. ¿Tiene alguna duda sobre su declaración? Quiero decir, lo primero que hizo a la mañana siguiente, después de dormir un poco, fue retractarse.

Inspector Dumbledore: Absolutamente ninguna duda. Estaba presente cuando confesó. Nadie admitiría haber hecho esas cosas tan horribles si no fuera verdad. Yo también estaba muy cansado y no confesé ser un asesino en serie, ¿verdad? Y no creo que lo entiendas, pero después de tantos años trabajando como inspector, sabía que me estaba diciendo la verdad. Eso se ve en los ojos. Siempre me doy cuenta. Acabas por notar cuando estás en presencia del mal, créeme. Stu se retractó a la mañana siguiente porque tuvo tiempo de pensar en las consecuencias. Es un cobarde. Pero es culpable, no me cabe ninguna duda.

Bella: He hablado con la madre de Stu Macher, Nancy…

Inspector Dumbledore: La que faltaba.

Bella: ¿Por qué dice eso?

Inspector Dumbledore: Me he encontrado varias veces con ella. Es una mujer muy fuerte. No tiene culpa de nada, por supuesto; ninguna madre pensaría que su hijo es capaz de hacer las cosas tan terribles que hizo Stu.

Bella: Pues ha estado investigando sobre confesiones falsas. ¿Hay alguna parte de usted que pueda pensar que es posible que la declaración de Stu lo fuera? ¿Que solo dijo esas cosas por la presión a la que se lo sometió en el interrogatorio?

Inspector Dumbledore: Bueno, a ver, sí, creo que confesó por la presión a la que lo sometí, pero eso no significa que no sea una confesión real. Si fuera la única prueba, entonces podría plantearme esa idea, pero había muchas otras evidencias que vinculaban a Stu con los asesinatos, tanto forenses como circunstanciales. Además, acuérdate de que se declaró culpable. Tu podcast no va a tratar de demostrar la inocencia de Stu, ¿verdad?

Bella: No, en absoluto. Solo quiero contar la verdadera historia del Asesino de la Cinta con todos los detalles.

Inspector Dumbledore: Mejor así, porque de otra forma no habría aceptado hacer esta entrevista. No quiero que me dejes como un estúpido.

Bella: Ni en sueños, Albus. Sigamos. Muchas de las pruebas que vinculaban a Stu con el caso parecen estar relacionadas con su empleo. Trabajaba como jardinero en una empresa llamada Green Scene. Me preguntaba si usted sabía de las conexiones de Green Scene con los asesinatos antes de que Stu fuera el principal sospechoso.

Inspector Dumbledore: Sí. La investigamos justo después del asesinato de Olivia Morris —la tercera víctima—, porque trabajaba allí. Luego, cuando Stu asesinó a Casey Hunter, nos dimos cuenta de que un par de los sitios donde había dejado los cuerpos eran lugares en los que habían contratado a Green Scene. Pedimos una orden para registrar las instalaciones y recuerdo que el dueño colaboró en todo momento y fue de gran ayuda. Entonces descubrimos que utilizaban la misma marca de cuerda azul y de cinta americana que había usado el Asesino de la Cinta. Ahí nos marcamos un triple, la verdad. Entonces empezamos a investigar a los empleados, pero tampoco se puede hacer gran cosa sin una posible causa. Y en ese momento apareció Stu Macher, que encontró a Laura Crane y supimos casi enseguida que era a quien buscábamos.

Bella: ¿Hubo algún sospechoso antes de Stu? ¿Antes del asesinato de Laura? ¿Alguien relacionado con Green Scene?

Inspector Dumbledore: Teníamos varias personas de interés, pero nada concreto ni sustancial.

Bella: Me imagino que no me dará ningún nombre, ¿no?

Inspector Dumbledore: Sinceramente, ni me acuerdo.

Bellla: Entendido. He hablado con Caroline Hunter, la hermana pequeña de Casey, y me ha contado varios hechos extraños que ocurrieron en su casa las semanas precedentes al asesinato de Casey. Alguien metió unas palomas muertas en su casa, aparecieron unas figuras dibujadas con tiza en su entrada, y recibió varias llamadas telefónicas. ¿Centraron la investigación en algún momento en estos hechos? ¿Informaron las familias del resto de las víctimas de incidentes similares?

Inspector Dumbledore: Sí, ya me acuerdo de las palomas muertas. Era su hermana pequeña, es verdad. A nosotros nos hablaba de eso constantemente. Preguntamos a los amigos y familiares de las demás chicas, pero no habían oído nada parecido. Le preguntamos a Billy si había tenido contacto con las víctimas antes de raptarlas. Nos dijo que las había estado observando para saber cuándo estaban solas, etcétera, pero no había contactado con ellas. Ni mediante pájaros muertos, ni mediante llamadas, ni de ninguna otra forma. Así que me temo que no estaban relacionadas con el caso. Aunque hacen que la historia sea más interesante, para serte sincero.

Bella: Muy bien. Gracias. Pasemos ahora a los trofeos. Sabe exactamente qué se apropió el Asesino de la Cinta de cada víctima. Artículos personales que llevaban encima cuando las raptaron: pendientes, un cepillo del pelo, etcétera. Pero nunca se hallaron los trofeos en posesión de Stu, ¿verdad? ¿No le preocupa?

Inspector Dumbledore: No. Nos dijo que los había tirado. Seguramente estén en algún vertedero a las afueras. Jamás aparecieron.

Bella: Pero ¿los trofeos no son artículos que el asesino se queda para recordar el crimen y para retrasar la necesidad de volver a matar? ¿Qué sentido tendría tirarlos?

Inspector Dumbledore: No nos lo dijo, pero es muy evidente, ¿no crees? Sabía que íbamos a por él después de lo de Laura, así que se deshizo de las pruebas antes de que consiguiéramos la orden de registro y rebuscáramos en su casa. No creo que quisiera tirarlos.

Bella: Entiendo, sí. Volviendo a Laura, ¿por qué iba a llamar Stu la atención de esa forma, diciendo que había encontrado el cadáver? Puede que no estuviera en el radar antes de eso, ¿para qué atraer las miradas de ese modo? Es básicamente lo que hizo que lo atraparan.

Inspector Dumbledore: Esto se explica mediante un patrón que se ha visto en muchos casos de asesinos en serie similares a este. Los criminales muestran mucho interés en sus propios casos: siguen la cobertura en la prensa, hablan de ello con sus amigos y familiares… No soy psiquiatra, pero está relacionado con el narcisismo. Se creen muy inteligentes y se exponen delante de todo el mundo. Algunos de ellos hasta intentan intervenir en la investigación policial de alguna forma: dando consejos u ofreciéndose a ayudar en los equipos de búsqueda. Y eso era lo que estaba haciendo Stu. Encontró heroicamente el cuerpo de Laura para poder intervenir en el caso y quizá averiguar lo que sabíamos en aquel momento.

Bella: Ya veo.

Inspector Dumbledore: Sé que no tiene demasiado sentido para ti ni para mí, para la gente normal, pero es una de las características que teníamos en mente en la investigación. Es curioso, de hecho [risas], pero lo pensamos porque había un agente de la policía de Thames Valley que no paraba de hacer preguntas sobre el caso. No formaba parte de la investigación, era un novato, si no recuerdo mal, y estaba destinado en otra comisaría, no en Wycombe, pero mostraba demasiado interés en lo que había pasado y en lo que estábamos haciendo. Ya me entiendes. Era nuevo y muy curioso, saltaron algunas alarmas. Eso fue antes de que apareciera Stu. Por eso estábamos preparados para algún tipo de intervención del agresor.

Bella: Anda, ¿sí? ¿Dónde estaba destinado este agente?

Inspector Dumbledore: Creo que en la comisaría de Amersham. El caso del Asesino de la Cinta lo llevábamos en Wycombe, ya que estábamos en el centro de todos los lugares donde había dejado los cadáveres. Pero, claro, Casey Hunter era de Amersham, así que trabajamos con los agentes de allí. Con uno de mis antiguos compañeros, al que creo que conoces, el inspector Hawkins. Es un buen hombre. En fin, ya tienes una anécdota para tu programa. Un agente novato muy interesado y del que llegamos a pensar lo peor. [Risas]

Bella: Y este agente… ¿se llamaba Daniel Parkinson?

Inspector Dumbledore: [Tos] Vamos a ver, no puedo darte su nombre. Además, si te lo dijera, no podrías publicarlo, por la protección de datos y todo eso. ¿Cuántas preguntas más tienes? Me temo que voy a tener que irme pronto…

Bella: Pero era Daniel Parkinson, ¿verdad?