Capítulo 14

Rust no se inmutó cuando escuchó que llamaban a la puerta de su casa, continuando con los ojos pegados a los papeles que Marty le había llevado el día anterior, mientras alzaba la voz levemente.

-Está abierto, adelante.

Sally apareció con paso lento cruzando el umbral de la puerta, cerrando mientras contemplaba al rubio en el sofá sentado con varios informes desplegados sobre la mesa frente a él. En cuanto habló, Rust posó sus ojos en ella, sabiendo por el uniforme que llevaba que había ido directa desde el trabajo.

-¿Cómo estás? ¿Alguna mejora en estos días que no nos hemos visto?

-Estoy algo más ágil. Puedo moverme solo con la suficiente soltura, por fin.

-Genial, me alegro. Te he traído algo de lo que nos ha sobrado en el turno de la comida. Estofado de ternera y algo de pollo. ¿Lo dejo en la nevera?

-Está bien. Gracias, no tenías por qué. -Respondió con suavidad, dejando a un lado los papeles que leía para levantarse con cuidado y coger el botellín de cerveza de la mesa, terminándoselo.

-Espero que no estés bebiendo como acostumbras con todas esas medicinas que tienes que tomar.

-No, no lo estoy haciendo, Sally. Puedes estar tranquila.

La morena sonrió levemente tras dejar la bolsa con la comida en la nevera, mirando al hombre acercarse para tirar el botellín al cubo de la basura cercano. Rust le ofreció beber algo, pero ella negó con la cabeza, cambiando de tema mientras se apoyaba de espaldas a la encimera.

-Viste a Marty ayer, ¿no? Yo he hablado con él esta mañana al final; anoche se me pasó hacerlo después de que me liaran los del trabajo para ir a una fiesta. ¿Aún no se ha identificado el cuerpo?

-No, no saben la identidad exacta por lo carbonizado de los restos, sólo lo que Marty pudo sonsacar; saben que son de una mujer joven, pero nada más aún. Mañana por la noche hemos quedado aquí para que nos cuente lo que pueda descubrir paseándose por el escenario y eso, ¿te lo dijo? -Agregó mientras se dirigía a coger su paquete de tabaco, haciendo un gesto a la chica para que fuera con él a sentarse en el sofá.

-Sí, eso me contó. Libro, así que aquí estaré a las 9. Gracias.

Sally tomó el cigarro y el mechero que él le ofrecía, prendiéndolo mientras escuchaba a Rust hablar, de nuevo con la carpeta del inicio en la mano.

-Nuestro asesino ha quemado pocos cuerpos; todos antes o después de los crímenes del satánico; sabe que ya no puede encubrirlos, y quizás sea demasiado cercano en el tiempo y en el espacio el dejar el cadáver en el agua.

-Puede que no tuviera el tiempo necesario para prepararlo como le gusta en el agua, por eso también podría optar por quemar; es más fácil.

-Podría ser, sí -susurró el rubio tras exhalar humo, mirando una hoja con un mapa de Luisiana. -No se ha alejado mucho de Baton Rouge para deshacerse del cuerpo, y eso no es típico del patrón de nuestro asesino. O no es él, o algo hizo que tuviera que cambiar su método. Quizás lo que consiga Marty nos ayuden a averiguarlo. La poli de momento no ha dicho nada; la prensa sigue diciendo lo mismo que ayer, pero mañana sabremos de quién son esos restos. ¿Has descubierto algo sobre Jackson?

-Sí. -La joven hizo una pausa para tomar una calada, descargando la ceniza en el cenicero de la mesa antes de mirar al hombre y continuar. -Me han dicho que han visto a un tipo con su descripción pululando con un tío concreto conocido de los bajos fondos, lo apodan D. Es un gran distribuidor de drogas, así que no sería raro que Jackson lo conociera. El tío que me contó esto lo vio por última vez hace dos semanas, pero me ha dado unas direcciones donde buscar y preguntar.

-Vamos, Sally; los dos sabemos que te has adelantado. -Agregó Rust antes de fumar, esbozando una brevísima sonrisa antes de que ella prosiguiera, dándole la razón.

-Me acerqué a uno de los lugares sólo, al que conocía un poco por oídas y eso… Encontré un bar donde suele reunirse gente de ese mundo los fines de semana, creo incluso que es una tapadera. La cosa es que me dijeron que sí habían visto a Jackson por allí alguna vez, pero hacía ya tiempo, y que lo vieron con Elisabeth incluso. Un día montó bronca y lo echaron, así que tiene vetado ir por allí. Nadie dijo una palabra del tal D, negaron que lo conociera, cosa que sabemos de sobra, no es verdad. La semana que viene voy con Marty a lo que queda.

-Puedo ir yo con él; estaré lo suficientemente bien para moverme, incluso para trabajar ya en el bar.

-Yo también voy a ir, Rust. Sabes que esto es asunto mío, quiero intervenir, por favor.

-Está bien; tú verás.

La morena retiró la vista del camarero mientras este terminaba de apurar el cigarro antes de aplastarlo contra el cenicero. Sally se atrevió a formular aquella pregunta que deseaba hacerle desde su último encuentro en el hospital, no pudiendo ocultar en su voz la duda ante aquel acto.

-Físicamente veo que estás mejor, sí; el brazo ya está curado del todo, sin puntos ya -Dijo contemplándolo ya sin la venda, con aquella prominente cicatriz que cortaba el cuello del ave que él llevaba tatuada. -¿Te sientes mejor también de la cabeza?

Pudo contemplar como el hombre tomaba aire mientras perdía la mirada, pasando a responder con aquella resignación amarga que lo caracterizaba.

-Mi cabeza nunca va mejorar, Sally; lleva años así. Siendo más concretos, refiriéndome a lo que te conté aquella noche… bueno, he pensado mucho en ello, no puedo negarlo, pero me he sorprendido a mí mismo sintiéndome diferente.

-Explícate. ¿Diferente en qué plan? -Preguntó suavemente, sin dejar de mirarlo.

-No sé ni siquiera explicarlo, y eso es raro para mí. Lo echo de menos, echo de menos esa sensación que tuve durante aquellos instantes de oscuridad. He soñado con ella incluso, con mi hija. Duele tenerlo en la cabeza. Al comienzo era desgarrador y estaba consumiéndome, pero aquello empezó a cambiar y la ira se relajó. A veces me siento bien al pensar en esa sensación, y otras…

-La tristeza y el dolor vuelven, lo sé. -Terminó la frase tras unos segundos de silencio, viendo que Cohle parecía afectado y sin ganas de seguir. Ella tomó aire, pasando a continuar mientras lo miraba esquivar sus ojos. -Es una buena señal, incluso que ahora pienses en eso y no lo arrincones en un hueco recóndito dentro de ti. Quizás las cosas fueran más sencillas si no fueras tan solitario, Rust. Necesitas abrirte a alguien, dejarte llevar para poder volver a sentir.

-Quizás no quiera eso, Sally. -Agregó tras reponerse, volviendo a mirarla a los ojos. No le sorprendió ver que no se dejaba achantar, rebatiéndolo con firmeza mientras apagaba la colilla.

-Venga ya, incluso tú mismo sabes que eso no es verdad. Hasta la persona más independiente y solitaria, por gusto, del planeta, necesita afecto de algún tipo. Somos así, no podemos luchar contra ello; está en nuestro ADN. ¿Puedes jurarme, mirándome a los ojos, que no te sientes solo nunca?

-Llevo mucho tiempo viviendo así; me he acostumbrado, así que la respuesta es que no, ya no.

-Pues creo que no es cierto, y no porque piense que mientes; no haces eso. Creo que de forma inconsciente tu cabeza te engaña para hacer que no sufras más, y no te deja pensar en ello.

-Creo que te has equivocado de profesión, Pinkman. Deberías haberte hecho psicóloga o algo así. -Bromeó con un deje de ironía, haciendo que ella riera levemente.

-Ojalá pudiera haberlo pagado. Es un tema que me interesa y me gusta, la verdad. Bueno, me marcho ya. Sólo venía a ver que todo iba bien por eso de que Marty hoy no podía venir. -Dijo tras mirar la hora en la pantalla de su móvil.

-No soy un puto inválido. Puedo cuidar de mí mismo.

-Sí, ya; lo sabemos, hombre de hielo. -Agregó tras una nueva sonrisa divertida. -Sólo eres un gruñón, uno muy testarudo. No te levantes, anda. Mañana te veo.

Rust se sorprendió cuando ella, antes de levantarse del sofá, le dio un beso rápido en la mejilla, despidiéndose con un adiós al volver a encontrar sus ojos azul rubio no dijo nada, siguiendo a la mujer con la mirada hasta que llegó a la puerta de salida tras colgarse la pequeña mochila negra al hombro.

Sally lo observó con una sonrisa burlona antes de salir de la casa, dejando al ex policía solo, envuelto en un silencio que sólo se veía enturbiado por la velocidad de sus pensamientos.