Capítulo 20

Por fin el silencio de la madrugada se rompió por el sonido de un motor de coche acercándose a aquella casa baja de campo a las afueras de la urbe.

Rust entonces apagó lo que le quedaba de cigarro en el cenicero de su camioneta, y tomó los pequeños prismáticos del asiento del copiloto. Contempló la llegada del vehículo a la entrada de la casa que vigilaba a una distancia prudencial.

Efectivamente, tal y como le había dicho uno de los camellos últimos con los que había hablado en Baton Rouge, aquella era la casa donde vivía el hombre oriundo de Texas.

Él y una chica rubia se bajaron del coche entre risas, bebiendo de una botella que se pasaban mientras llegaban a la puerta de acceso principal.

Cohle esperó a verlos entrar en la vivienda, y entonces tomó su arma antes de salir del coche y encaminarse hacia el lugar. Había tenido tiempo de sobra antes de la llegada del narco para observar y trazar el plan de actuación, así que no tuvo más que llevarlo a cabo.

La puerta trasera, la cual comunicaba con una en la cocina, era antigua y aún conservaba un sistema de cierre simple, que el hombre sabía cómo abrir gracias a su época en robos. Así pues, con todo el sigilo del que fue capaz, Rust utilizó el trozo de aluminio de una lata y su navaja para abrir el cierre, tranquilo de no haber sido descubierto mientras escuchaba que en el interior de la casa habían puesto música estridente a un volumen alto.

Con el arma preparada, el rubio caminó por la amplía y desordenada sala hasta cruzar un pequeño pasillo y aparecer en el salón del hogar. Quedando de espaldas a la cocina y la escalera que llevaba a una segunda planta, Rust apuntó a la pareja que retozaba en el sofá del lugar, y enseguida se dio cuenta de su presencia.

-Lárgate de aquí, ya, vamos. -Dijo mirando a la joven rubia, quien recogió su camiseta del suelo antes de salir corriendo hacia la puerta de salida.

-¿Otra vez tú, tío? ¿Quién cojones eres? -Preguntó con cansancio, sin inmutarse de su presencia mientras lo miraba desde el sofá.

-Eso no importa, Jackson. Tienes otros problemas en los que pensar.

-¿Ah sí? Eres muy amable por venir a contármelos, tío; pero no he contratado ninguna secretaria. ¿Qué cojones quieres?

-Mira, voy a ser muy claro para que lo entiendas. Si quieres en serio que la poli te deje en paz, que acoses a Sally no es lo que más puede convenirte, sobre todo cuando es muy probable que te tengan aún bajo sospecha por lo que le pasó a tu última novia.

-No sé de qué me hablas, colega. No sé nada de Sally desde lo de aquella noche, y como le dije a la poli, tampoco sé nada de lo que pasó con Elisabeth. Lo que sí sé es que como continúes jodiendo y mi negocio se vea afectado, vamos a tener problemas de verdad. -Agregó sin humor, manteniendo la vista en el hombre, pero él continuó igual de indiferente.

-Jackson, no lo estás entendiendo. El que se está jodiendo a sí mismo eres tú. Nosotros ya no andamos tras de ti; Sally te lo dijo, tío. Queríamos saber qué sabías de la desaparición de Elisabeth, nada más; superadas las sospechas de que tú tuvieras algo que ver, o supieras algo que nos ayudara a saber quién la mato, no nos interesas. Dicho esto, vuelvo al tema principal que me ha hecho venir hasta aquí; Déjala en paz, no la acoses más ni mandes a matones para asustarla, o llamarás la atención más de lo que lo haces. ¿Pretendes que no haga nada mientras tú te metes en su piso, internas violarla, y luego mandas a que dejen su coche como un colador?

-¿Qué pasa, eres su novio o algo así? ¿Vas de héroe para follártela?

-No, aunque tampoco sería de tu puta incumbencia, porque hace mucho tiempo que vuestros caminos se separaron, tío. Sé listo y sigue a tus cosas, y verás como no vuelves a vernos a ninguno de nosotros.

-Tampoco es de tu puta incumbencia lo que haga o no, y me estáis cabreando con toda esta mierda, ¿sabes? -Jackson se levantó despacio, pasando a desactivar la minicadena al alargar un brazo antes de volver a hablar. -Ella y yo tenemos una cuenta pendiente, sólo estoy cobrándome la mierda que me cayó por su culpa, y la posible que pueda caerme ahora al venir a buscarme. Ella se lo está buscando.

-Joder, Jackson… creía que ibas a usar lo poco que te había dejado de cerebro la meta para rectificar y entender que sería mejor que no fuéramos enemigos.

El joven sonrió con burla ante su actitud y palabras, pasando a acercarse un paso más, aguantándole la mirada al hablar con chulería.

-¿Crees que me das miedo? ¿Qué me importa que vayas con una pipa? Tío, no sabes en qué liga juego.

-Sinceramente, no me importa.

Jackson apenas terminó de escuchar la frase cuando se lanzó a por Rust, alzando su brazo armado para tratar de arrebatarle el arma, pero con el forcejeo sólo consiguió que la pistola cayera al suelo.

El camarero dio una patada al objeto para alejarlo antes de que el chico pudiera ir a por ella, pasando al segundo siguiente a abalanzarse sobre Jackson y asegurarse de que dejase la pistola fuera de juego. Aquello funcionó, pero Rust no pudo evitar que el hombre lanzara su puño con fiereza contra su rostro, derribándolo hacia un lado y pasando a posicionarse sobre él para golpearlo más.

Tras aquellos puñetazos, Rust fue capaz de devolverle a Jackson un fuerte golpe que lo desequilibró, dándole los segundos necesarios para invertir el orden aquella vez y reducirlo contra el suelo de madera desgastada.

-¡Voy a ir a por ti hijo de puta, la has cagado pero bien, me oyes! ¡Voy a mataros a ti y a esa puta! -Gritó con odio mientras Cohle ejercía más presión sobre el brazo del hombre encima de su espalda, amenazando con rompérselo mientras respondía tranquilo.

-Venga, Jackson, tienes que dejar esta mierda ya, joder. Si sigues apareciendo para joder vamos a tener al final que hablar con la poli, y nadie quiere eso, coño.

De pronto unos golpes aporrearon la puerta del exterior con fuerza, haciendo que el rubio alzara la vista, casi al mismo tiempo que escuchaba la voz de Sally llamarlo con premura.

El camarero murmuró un joder entre dientes antes de alzar la voz.

-La puerta trasera está abierta.

Pocos segundos después pudo observar entrar en el salón a Marty y la mujer, quien avanzaba tras el ex policía. Hart bajó su arma cuando vio la situación, hablando tras un instante, con enfado.

-Joder, Rust. Esto era justo lo que trataba de advertirte, coño. ¿Ahora qué? ¿eh?

-¡La habéis jodido pero bien, tíos! ¡Y tú la que más, zorra! ¡Vas de mal en peor! ¿Ahora te molan los alcohólicos cuarentones, qué mierdas te pasa en la cabeza?

-Cállate de una vez, joder. -Agregó Rust enseguida, haciéndole más daño antes de continuar, ignorando las palabras de Marty. -Jackson no quiere resolver esto de una manera cordial, así que es consciente ya de que, si continúa, Sally tendrá que ir a la policía, lo que claramente no le gustaría. No obstante, sigue aferrándose a vivir en el pasado y jodernos a todos. No queda más remedio que demostrarle que no voy de farol, y sí, no voy a matarte, capullo; no vale la pena ensuciarme así las manos, pero si puedo hacer esto.

Al movimiento brusco de Cohle, un terrible grito escapó de la boca de Jackson, haciendo que después de partirle el brazo, Marty maldijera en voz alta, enfurecido, y el rubio dijera que se largaban de allí ya mientras se encendía un cigarro.

Sally se quedó en el umbral que comunicaba el salón con la cocina, contemplando con horror a Jackson retorcerse de dolor a la par que los amenazaba, sabiendo que aquello había sido un movimiento que iba a joderles más de lo que ya lo estaban.