El padre de 11 miraba cansado el vacío refrigerador, cuestionándose mentalmente el por qué no había ido a comprar o le había pedido a alguno de sus hijos que se encargara de rellenar el electrodoméstico, pero eso ya no importaba, su familia tenía hambre y tendría que solucionarlo de alguna forma... aunque realmente no tenía cabeza ese día para hacer alguna movida ingeniosa.

- Al diablo, no tengo ganas. - Se encamina hasta la sala de estar donde se encontraban todos sus hijos menos Luna - Chicas y Lincoln, estoy en blanco, así que cenaremos pizza.

La ovación fue instantánea, incluso podría jurar que vio llorar de la felicidad a Lola, pero eso no importaba, incluso él ya tenía el antojo de aquella delicia, por lo que comenzó a preguntar las preferencias de sus hijos presentes, siendo por suerte en la mayoría de los casos repetitivos hasta que los interrogo a todos y comenzó la llamada, viendo en ese momento como su hija faltante, Luna, bajaba por la escalera tranquilamente.

- Hija, apareces a buen tiempo, toma el teléfono y pide 1 pizza de pepperoni y 1 pizza con champiñones, la tercera pídela a tu gusto, tengo que ir al baño.

- (Feliz) Cool, así es como debe ser una tarde.

El señor Loud se apuró en ir al baño, pues aunque el platillo era rápido quería estar atento a la llegada y poner los bebestibles para su familia, algo simple, pero que le hacía sentir que algo de la cena había hecho él.

A los pocos minutos mientras aún revisaba la cocina y hacía el listado de lo que faltaba aprovechando el tiempo libre que ahora tenía, su teléfono comenzó a sonar, contestando sin darle demasiado interés y mientras todavía seguía viendo el refrigerador.

- ¿Diga?

- Buenas tardes, soy de la pizzusheria italo-japonesa Angelo-San, usted tiene un pedido de tres pizzas a nombre del señor Lynn Loud, ¿Verdad?

- Si, si, con él habla de hecho.

- Perfecto, desgraciadamente tengo que informarle que por un error no nos queda pepperoni, pero ofrecemos cambiárselo por trozos de carne, pollo o camarón.

- Eh... eso no es algo que me esperaba.

- O si quiere puede replicar una de las otras dos, la de champiñón o la de piña.

- Creo que sería lo me... ¿Cómo dijo?

- Que puede replica...

- No, no, las otras pizzas.

- ¿De champiñón o piña?

- ...

- ¿Señor?

- Voy a pensarlo, lo llamo en 5 minutos.

Lynn corto la llamada en ese momento, observando fijamente hacia el estar mientras se fijaba detenidamente en Luna quien le estaba dando la espalda.

Lentamente se dirigió a la cocina, comenzando a buscar entre los diferentes utensilios hasta que dio con el cuchillo para la carne.

- Lo haces por la humanidad Lynn, es casi un servicio social.

Levanto su mirada y observo nuevamente a su hija.

Le dolía, pero sabía que lo que estaba por hacer era lo mejor para todos.