Capítulo beteado por Yani, muchísimas gracias por tu ayuda.


Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 22

Nahuel no quitaba sus ojos de mí, con su mirada fija exigía explicaciones que no estaba dispuesto a darle.

―¿Pretendes que te dé explicaciones?

Levantó su mentón, retándome.

―Es lo menos que debes hacer ―rumió.

Exhalé fastidiado mientras sacudía la cabeza.

―Te agradezco todo lo que hiciste por mi esposa y mi hija, pero eso no indica que debo contarte mi vida entera. No te confundas.

El tipo me tenía cansado, harto en tan pocos días de verlo.

―Wenda no está sola.

Empezaba a odiar esa estúpida forma de llamarla.

Dio un paso hacia mí y yo di otro sin dudar, quedando frente a frente con él. Estaba convencido de que tenía sentimientos por Bella, lo había visto mirándola de una forma diferente y no como un simple amigo lo haría. Por eso y muchas razones lo odiaba.

―Esperen… ―intervino Charlie poniendo sus brazos y logrando que diéramos un paso atrás―, no es tiempo de discusiones, no cuando la única que importa es mi hija.

―¡No quiero que intervenga! ―espeté―. Su función principal fue proteger a mi esposa e hija, lo hizo y le agradezco. Entonces, es tiempo de que se vaya, aquí no es bienvenido.

―No eres tú quien me echará.

Su respuesta me hizo tomarlo de la camisa.

―Quiero que te largues de mi casa, ahora mismo. ―Sacudí su cuerpo―. ¡Lárgate!

―Edward. ―Charlie me abrazó, haciendo que liberara el agarre que ejercía en la camisa del tipo―. Vamos a calmarnos, aquí nadie perderá la cordura ―acotó― y será mejor que esta conversación quede aquí. ―Eso último lo dijo mirando al otro―. No dirás nada porque es una conversación que no nos incumbe, ¿de acuerdo? Te pido que no hables con mi hija, antes lo hará Edward.

Escuchamos murmullos que nos hicieron virar hacia la puerta trasera.

―¡Llegaron los abuelos! ―exclamó Sam―, están preguntando por ti, pa.

Me encaminé sin decir nada, escuchando los pasos de Charlie y Nahuel detrás de mí.

Al ingresar a la habitación vi a mis padres conversando con Bella. Intuí la tensión que había entre ellos por el rostro de Renée.

―¿Quieres decir que estuviste perdida por cinco años con un hombre y ahora tienes una hija? ―interrogó mi madre.

Volví mis manos en puños, sus palabras me causaron indignación. Era irritante que estuviera poniendo en duda lo vivido por mi esposa.

―Esme, mide tus palabras porque no me gusta tu tono de voz ―exhalé.

Mi madre dirigió su mirada hacia mí y pude notar la mueca que hizo sutilmente con los labios.

―No estoy diciendo nada que no haya dicho Bella ―mencionó en voz baja.

―No lo haces de la misma forma ―respondí, mirándola. Advirtiéndole que no permitiría una falta de respeto―. Se trata de mi hija y esposa y no permitiré que opines más allá de lo que es.

Charlie no dejaba de ver a mi madre. Ese hombre no se iba a contener y lo comprendía.

―Tranquilo ―papá puso su mano en mi hombro―, yo me encargo. Esme, debemos irnos y dejar descansar a Bella y a los niños, ha sido un día agotador para todos.

―Estoy bien ―respondió Bella―. Lo que no entiendo es la forma en que me hablas, Esme. ¿Hay algo que quieras decirme? Porque sabes que me gusta hablar de frente y sin rodeos.

Sonreí al escuchar a Bella siendo tan ella. Nunca solía quedarse callada, siempre se defendía sin importar quién la estuviera increpando.

―Oh, cariño ―respondió mamá―, me da gusto que estés de vuelta. No sufriste ningún mal, ¿verdad? Es decir no quedaste discapacitada o algo así que pudiera ser difícil llevar una vida normal, no imagino a mi hijo cargando con una persona así. Es demasiado…

―Mamá… ―la sujeté del brazo―, necesitamos descansar.

La guie a la puerta sin soltar su brazo.

―No entiendo, ¿qué hice mal? Mañana vengo a visitarte, querida ―murmuró ella mientras la sacaba de la habitación―. Estás siendo brusco, Edward.

―Quien no entiende tu comportamiento soy yo ―espeté―, ¿qué pasa contigo? Deja de soltar palabras venosas sobre Bella.

―Ningunas venenosas. Estoy tratando de protegerte, no sabemos si lo que dice es verdad, ¿cómo puedes creerle con tanta facilidad, Edward? No puedes simplemente creer lo que ella dice.

No daba crédito a lo que escupía su boca.

―¡Cállate! ―exhalé más mesurado, no armaría un escándalo en mi casa―. No tienes idea de todo lo que Bella ha vivido para que vengas a poner en duda su calvario.

Mamá sacudió la cabeza en desaprobación. Se notaba su molestia y esperaba que ella notara la mía.

―Vamos a tranquilizarnos ―volvió a intervenir papá―. Estoy seguro de que tu madre no quiso decir lo que dijo, hijo. Todos estamos muy alterados. Es causa de la emoción que estamos viviendo.

―No es así, Carlisle ―espetó mamá―. Realmente estoy preocupada por mi hijo, no quiero que vuelva a sufrir ni a hundirse en esa miserable vida que tenía. Edward estaba bien, había sanado gracias a Angela y es cuando ella aparece, ¿no te parece bastante extraño?

―No te quiero en mi casa. ―Sujeté su brazo llevándola a la salida, mamá protestó―. Escúchame ―pedí―, no permitiré ni una sola falta hacia mi esposa.

El semblante de mi madre se volvió pálido. Odiaba ser grosero con ella, pero sabía que si no le ponía límites, nunca entendería.

―No quiero que vuelvas a acercarte a mis hijos ―añadí―. Espero que esta vez te quede claro que necesitamos tiempo en familia, necesitamos recuperar nuestro tiempo juntos y no quiero tu presencia.

―Hijo… ―articuló papá―, no seas tan severo con tu madre.

―Es mi última palabra ―aseguré―. Aún me debes una explicación de todo lo que les has dicho a mis hijos, porque no creas que me olvido de cuando les hablaste de… ―me negué a pronunciar el nombre de Angela―. No te quiero cerca, mamá.

―Edward ―me nombró Esme―, no entiendo tu molestia cuando he sido yo quien se ha preocupado por ti.

Pasé una mano por mi pelo. En estos momentos era la persona más impaciente.

―Nosotros nos vamos ―explicó Charlie al llegar a mi lado, Renée venía de su mano―. Y ustedes deberían hacer lo mismo ―se dirigió a mis padres―, nosotros estamos sobrando en esta casa.

Mi madre levantó su mentón, ofendida.

―Nahuel dormirá en nuestra casa ―dijo Renée, y nunca estuve más agradecido con ella.

El tipo inclinó la cabeza y salió sin despedirse. Imbécil.

―Nosotros también nos vamos ―prosiguió papá llevando a mamá con él casi a la fuerza.

Cerré la puerta cuando todos salieron y apoyé mi frente en la dura madera. Era momento de volver a la habitación y ser honesto con Bella. De sincerarme, contándole todo lo que había vivido en estos cinco años, no me excusaría en mi dolor por ella.

Era mejor que supiera de viva voz todo y por qué Angela no dejaba de llamarme, estaba convencido de que se había dado cuenta de la insistencia de ese número en particular y de todas las veces que rechazaba las llamadas.

―¿Podemos dormir con ustedes? ―preguntó Amy.

Me giré lentamente y vi que traía a Aline de la mano. Les sonreí. Sam también apareció detrás de ellas.

―Hoy no ―respondí―, probablemente mañana.

Sam y Amy se quejaron haciendo berrinches. En cambio Aline no dijo nada.

Caminé muy despacio y la tomé en mis brazos.

―¿Mañana podemos ir al centro comercial? ―inquirió Amy―. La bebé no tiene ropa y la que tiene no me gusta. Esta noche dormirá con ropa mía, pero nada le queda.

―No soy bebé ―protestó Aline con el ceño fruncido.

Era de pocas palabras, un poco tímida, sin embargo, era la niña más perfecta.

―¿Quieres comprar ropa?

Aline me miró con sus grandes ojos, sus mejillas adquirieron un tono rosa antes de esconder su rostro en mi cuello.

―Ella seguro dirá que sí ―comentó Sam―, todas las mujeres aman comprarse cosas.

―Entonces, mañana iremos a comprar ―asentí, caminando hacia la habitación de Amy―. Por mientras dormirá en tu cama, ¿está bien?

―No importa, papá. Aline puede dormir conmigo siempre.

Cuando dejé a mi pequeña hija en la cama, tan solo me observó.

Me acerqué y dejé un beso en sus mejillas sonrojadas.

―Me quedaré a cuidarlas ―anunció Sam.

Traía con él su manta y almohada, estaba tendiendo en la alfombra una cama improvisada.

―Está bien, cualquier cosa que suceda con su hermana no duden en hablarnos.

Volví a la habitación deseando dentro de mí que mi esposa estuviera dormida. Tal vez tontamente quería posponer un momento que nos vendría mal a los dos.

―Pensé que ya estabas dormida.

Bella negó. Podía apreciar su silueta en medio de la penumbra, estaba sentada en la orilla de la cama.

―Te estaba esperando, ¿por qué no venías?

Me acerqué a la cama, sentándome junto a ella, la atraje hacia mí y la envolví en mis brazos. Apoyé mi mentón en su cabeza y empecé suavemente a mecer su cuerpo.

Podría quedarme así toda la noche, no tenía ganas de soltarla.

―Estaba despidiendo a mis padres.

―No sé si son ideas mías, pero sentí a Esme extraña ―murmuró, sus dedos jugando con los míos―. Estaba como reticente, fue raro.

―No le hagas caso.

―A ti también te siento extraño ―dijo saliendo de mis brazos, sentándose frente a mí.

No me quedó de otra que prender la lámpara de noche. Ambos nos quedamos viéndonos a la cara por minutos, ninguno pronunció una palabra.

La tensión que había entre nosotros era notable, bien podríamos empezar por hacer el amor hasta el amanecer y estaba convencido de que ella no se resistiría. No obstante, en vez de llenarla de caricias, antes quería sincerarme con ella.

―Quiero que hablemos ―pronuncié―, hay algo que debes saber.

Ella rio feliz, sus hombros hundiéndose al movimiento de su risa desfachatada. Se veía feliz y yo estaba a punto de deshacer esa felicidad.

―Dime, ¿qué sucede?

Tomé una gran bocanada. Había llegado el momento…


¿Qué creen que hará Bella cuándo se entere de todo? Les agradezco mucho su apoyo, haré todo lo posible por no dejar de actualizar hasta dar el fin a la historia.

Agradecimiento especial a ustedes, porque a pesar de lo mal que esta Fanfiction, están conmigo: ruiz781, Gabby352, CHRCullen, Mickky, miss-lissa19, miop, Antonella Masen, Adriana Molina, ALBANIDIA, Pilar, mrs puff, Adriana Ruiz, Mabelli Masen Grey, Peerla Salvatore Swan, Estefania Rivera, Lore562, Kasslpz, Smedina, NarMaVeg, Dulce Carolina, Daniela Masen, Pepita GY, Cassandra Cantu, patito feo, Rosemarie28, Andrea, sandy56, Karo29, jenni317, Car Cullen Stewart Pattinson, Adyel, Wenday14, jupy, Cary, Verónica, Marianacs, Valeria Sinai Cullen, Ary Cullen 85, Lothrine, nataliastewart, cocoa blizzard, indii93, Lili Cullen-Swan, marisolpattinson, Flor McCarty-Cullen, Maryluna, saraipineda44, PaolaValencia, Maiisa, rociolujan, y comentarios Guest

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