Este es el último capítulo de este fanfic :'), me gustó bastante como resultó y ahora sé, según mi autoestima y la astucia homosexual que me caracteriza, puedo escribir guiones de películas para adolescentes.

El único impedimento es no atreverme a escribir nada en inglés.

En fin, espero lo disfruten.

Prompt: A la orilla de la carretera.

Advertencias: AU de estudiantes universitarios, escritura que me recuerda a cualquier película de adolescentes de Netflix, personajes de DC sin poderes o pasados muy trágicos, sexo en el auto a la orilla de una carretera, delitos federales, cosas así.

Capítulos disponibles en fanfiction, wattpad y Ao3


Capítulo 3

Habían pasado 4 días desde el terrible suceso y Jay no contestaba sus llamadas, mensajes o solicitudes de amistad en cualquier red social...

Aún si las cuentas se llamaban "Jay necesito hablar contigo, desbloquéame".

Y por supuesto Jon entendía las razones de Nakamura para ignorarle de esa manera; pero él en verdad deseaba pedirle perdón.

No, no de la manera "Discúlpame, fue un desliz, pero nuestro amor es más fuerte y va a superarlo", no, obviamente no de esa forma. Más bien era una disculpa sincera, una donde pudiera expresarle cuanto sentía no haber sido claro con él ni consigo mismo, por no decirle que su mente estaba en otro momento y no debió corresponderle por la comodidad de sentirse querido y notado por alguien.

Sabía no se trataban de palabras para nada bonitas, pero debía hacerlo y también debía aceptar cualquier tipo de consecuencia; pues no era para menos el enojo que el pelirrosa pudiera sentir hacia él, después de todo.

Aunque quisiera hacerlo, Nakamura parecía haberse esfumado entre los 100,000 estudiantes de toda la escuela (número aproximado, posiblemente más). Lo había buscado dentro del periódico escolar, pero todos le negaban el paso y cuando regresó la cámara, no sin antes guardar la mejor foto de Damian que había tomado y la del momento exacto cuando Gordon y Grayson se pelearon, el equipo de fotografía solo pudo recomendarle desistir de buscar a Jay pues era él quien no quería saber nada de Jon.

Asumiendo, lo buscaba para pedirle una segunda oportunidad, a diferencia de su verdadero deseo.

Sabía bien que iba a ser tachado como un infiel más del Campus, quizá no al nivel del profesor "G." usando a sus alumnos para mentirle a su esposa, pero si lo suficiente para ser el chisme más jugoso de todos; hasta la aparición de uno nuevo y mucho mejor.

Pero las razones de su fama le molestaban, pues estaban siendo interpretadas mal y no había alma alguna a quien pudiera explicarle la verdad.

Y era esa la razón de su humor de perros durante esa fría madrugada.

Terminó por lanzar con fuerza la última maleta a la parte trasera de la pick-up prestada para volver en día de acción de gracias a la granja de sus abuelos.

Y debido a ese golpe, la única persona dentro de la camioneta sintió como era adelantado un poco más sobre su asiento debido a la inercia, únicamente detenido gracias al cinturón de seguridad; agradeciendo, por lo menos esos pedazos de cinta cumplían a la perfección su propósito.

Jon se apuró a llegar hasta el lado del conductor, subiéndose con la misma "furia" deseando ser expresada, dentro de la cabina para pasajeros, dando un brinco sobre el asiento compartido del vehículo, cerrando la puerta con el mismo hartazgo con el cual estaba funcionando; provocando que la camioneta se moviera y la puerta vibrara luego de ser azotada.

Movimiento replicado en la puerta del copiloto, donde Damian llevaba su brazo recargado y ahora se sentía obligado a bajarlo, creyendo por un segundo que, si seguía apoyándose sobre esos 10 cm de lámina y recubierto de algo entre la puerta y el vidrio, alguna de esas dos piezas terminaría por colapsarse, dejando en peor estado a esa cafetera donde iban a viajar 15 horas.

Si bien les iba.

—Bien —Jon dejó por un momento el enojo, tomó aire para refrescar sus pensamientos, mientras encendía el carro y sentía como el motor subía y bajaba de una forma bastante exagerada y se tardaba en calentar las demás partes de la camioneta, golpeando con los dedos sobre el volante mientras esperaba.

Ninguno de los dos medió palabra alguna, únicamente subían y bajaban con el movimiento de la cabina temblando por el motor y su esfuerzo para hacer la combustión necesaria antes de poder ser usada.

Después de unos 5 minutos, el vehículo estuvo listo para ser utilizado, Jon sonrió y comenzó su viaje, rumbo a la interestatal que los llevaría a su próximo destino; la casa de los abuelos Kent en Smallville.

ᵈᵉˢᵖᵉʳᵃᵗᵉ ᶠʳˢʰᵐᵃ

Un viaje en completo silencio no era una opción, mucho menos cuando habían dejado atrás la zona habitable y ruidosa desde donde venían y les esperaban kilómetros sobre kilómetros de vacía, aburrida y muy silenciosa carretera.

Aunque, quizá ninguno tenía ganas de hablar sobre nada... Jon porque sentía iba a canalizar mal sus emociones si abría la boca y Damian simplemente prefería no tocar temas... A Damian no le gustaban tanto las confrontaciones como podía parecer y, si vivir con sus padres le había enseñado algo, era que mantener el silencio mientras otras personas discutían o se molestaban era mucho mejor y más cómodo para todos.

Eso y sobre como a veces la violencia era la mejor opción, aunque eso solo lo había pensado para sí mismo y jamás lo externaría en voz alta.

Cuando los minutos en silencio se volvieron poco menos soportables, Jon estiró la mano hacia el radio de la camioneta, buscando sintonizar alguna estación antes de verse obligados a cruzar los muchos kilómetros de bosque que aun debían recorrer.

Sin embargo, el radio estaba muerto… No por completo, había encontrado dos o tres estaciones transmitiendo estática, pero, de ahí en fuera, todo era silencioso vacío.

Y sólo gruñó, regresando estaciones hacia el "sonido blanco".

—¿Por qué estás manejando esta chatarra? —el moreno preguntó, luego de ser quien apagaba la radio para evitar el molesto sonido de la estática saliendo por la única bocina que funcionaba y estaba de su lado.

—Es de uno de mis compañeros de Ciencias de la Tierra —Jon regresó su atención al camino poniendo ambas manos en el volante —Dijo que no iba a poder regresar a su pueblo para arreglar su camioneta y ahí fue donde me ofrecí a llevarla con mi papá, solo si me aseguraba poder manejarla por 15 horas seguidas.

—Obviamente te lo aseguró y hasta juró por Dios ¿no?, cualquiera lo haría si se trata de un trabajo gratis y si te quedabas a la mitad del camino sería solo tu problema —el más bajo rodó los ojos, volteando a mirar hacia su acompañante, pensando seriamente como ese chico lindo era demasiado buena gente, al punto de que le vieran la cara.

—Te equivocas, me va a pagar —Kent soltó con orgullo, sonriendo de medio lado, mientras continuaba en línea recta por todos los kilómetros aun faltantes.

—¿en serio? Yo te habría regalado esta cosa como chatarra o refacciones... Si tan solo existiera alguna pieza de esta cosa que aun funcionará. —el moreno estiró su mano para tocar sobre el tablero de la camioneta, dando un pequeño golpe como si tocara una puerta, escuchando el hueco retumbar de las piezas de metal de la camioneta.

Jonathan bufó, mirando de reojo la figura del niño caprichoso viajando consigo, notando cuan alejado de la realidad de la clase baja del país y se cegaba por sus privilegios.

Aunque esa observación había salido de Nakamura cuando comentó su opinión acerca de Dami y recordó el disgusto provocado solo por esas simples palabras, por qué si, tenía razón, Damian era un niño rico sacado de una ciudad con desigualdad social a la cual jamás fue expuesto, pero nadie tenía derecho a atacarlo como si fuera una plaga por eso que, ciertamente, no podía controlar.

Aceptaba que era un mimado, más no cualquier mimado, ERA SU MIMADO.

—No todos pueden desechar y comprar automóviles como tú, niño rico —mencionó, volviendo toda su atención al camino, aburriéndose de solo encontrar algunos carros en el sentido contrario y cientos de miles de líneas blancas pintadas para separar carriles.

—No es eso, piénsalo, con todo el dinero que gasta cada mes para mantener esta basura, podría ahorrar e invertir en algo mejor, al menos algo que no tarde 15 minutos en encender.

—No es tan sencillo, los cientos de dólares usados para mantener con vida este clásico —dando un golpecito gentil sobre el volante con su palma —no serían suficientes para comprar algo de inmediato, teniendo en cuenta que son miles para comprar a comparación de los cientos de mantenimiento... —al menos ya no estaban en completo silencio y, aunque se trataba de una tonta pelea acerca de las finanzas de un chico random con quien sólo había hablado al escuchar a lo lejos sobre sus planes para antes de navidad, era una plática bastante cómoda.

—No comparto —fue lo último comentado por Wayne, acto seguido volvió a recargar su codo entre la puerta y el vidrio, acomodando la cabeza sobre su mano, y continuar con la mirada a un punto en el centro del asfalto que no se movía y que llevaba siguiendo desde 400 km atrás.

El tiempo siguió pasando, la carretera iba cediendo kilómetros, aunque no los suficientes, Damian había puesto algo de música para esfumar el terrible silencio entre ambos, por lo menos un poco, sin embargo, al adentrarse más a las extensas zonas boscosas del paisaje la señal comenzó a fallar, hasta dejar el mensaje "Fallo de conexión" cada que intentaba usar la aplicación.

—Y a todo esto... —Wayne era en único quien parecía odiar el silencio para ese momento, Kent conversaba consigo mismo para no perderse en la carretera y dejar que el aburrimiento lo durmiera, aún faltaba bastante —¿Por qué demonios vengo contigo?

—Le conté a mi mamá sobre mi novio, mi abue escuchó y le prometí llevar un novio a casa —contestó, su historia sonaba tan absurda que incluso dolía pensarla, logrando una rara mueca tensionando el rostro de Damian al mostrar de no creer lo que le estaba contando.

—Yo no soy tu novio —se apuró a decir, interrumpiendo cualquier pensamiento antes de salir de la boca del más alto.

—Aja, pero por tu culpa me quedé sin uno, ese es el precio que debes de pagar —contestó en un intento de hacer una broma, aunque había sido sacado como todo lo contrario, más como un reclamo y con un tono lleno de molestia, chasqueando la lengua, apretando con fuerza el volante como reacción.

—¿Mi culpa? —el tono de voz de Damian, a la defensiva, no tardó en salir, volteando para mirar por completo hacia el conductor —No, no. Yo no tenía ningún tipo de responsabilidad con la paleta de chicle que tenías por pareja, era TÚ responsabilidad, eras tú quien debía serle fiel y preferiste cogerme en vez de serlo.

Jonathan bajó la velocidad de la pickup, solo para darse un segundo de claridad y entender que había canalizado mal su disgusto y molestia y ahora tenía a Damian hablando puras verdades.

—Si, si... Lo siento, no quería decir que era tu culpa —habló, con más calma en sus palabras, sin subir aun la velocidad, recargando por un momento su brazo sobre la puerta para poner dos dedos en su frente en forma de ángulo y recargarse sobre de ellos en búsqueda de algo de tranquilidad —simplemente... Intenté hablar con él y solo desapareció.

Damian volvió a sentarse correctamente, sobre todo porque ahora necesitaba estar más al pendiente de la ruta, debido al visible cansancio que Jonathan parecía tener.

—E… ibas a pedirle una segunda oportunidad ¿o me equivoco?

—Wow, Dami, llevas 2 en hilo de respuestas erróneas —soltó una risita al decir eso sintiendo como si después de eso algo se arreglara.

Y el segundo chico no hizo gran cosa, solo aceptó su error.

—Iba a terminar bien con Jay, pedirle una disculpa por no ser sincero con él y mencionar que yo estaba pensando en alguien más... —apretó los labios y volteó por un segundo hacia su copiloto, persona quien hizo lo mismo, teniendo un segundo de contacto visual, antes de ser roto por la necesidad de atención al camino.

—No tendrías que ir enamorándote de todos los que te coges o ves coger... —El de ojos esmeralda había entendido todo de las palabras del menor, pero prefería mantenerlo alejado, así como si estuviera rompiendo con él y sus ilusiones en ese instante.

—Si, tampoco pensaba hacer nada con lo otro ¿Sabes? —un suspiro triste salió de la boca del chico de ojos azules, con una sonrisa tristona marcada en sus labios.

Cosa que hizo sentir mal al más bajo de los dos.

—Aunque, si puedo presentarme con tu abuela como tu pareja, de todos modos, no me van a esperar en navidad…

—No es necesario, solo preséntate como mi compañero de Cálculo con quien siempre estudio, en realidad siempre he dicho que eso eres —confesó, antes de volver a subir la velocidad de la máquina, luego de sentir como el motor parecía esforzarse de más y poder continuar con su camino.

Por lo menos, una cosa había sido resuelta y aunque parecía molestar esos sentimientos que había creado de unos días al presente, Jon se sentía mucho más tranquilo, pues sabía que, al menos, el chico a quien quería seguir viendo hasta el día de la graduación, seguiría siendo su amistoso conocido.

ᵈᵉˢᵖᵉʳᵃᵗᵉ ᶠʳˢʰᵐᵃ

Las horas seguían pasando y a la velocidad alcanzada por la camioneta, Damian sabía que llegarían un poco después de las diez de la mañana del día siguiente apenas al condado donde estaba Smallville...

Habían parado por un rato en uno de esos restaurantes de carretera para descansar, comer algo y hacer algunas otras cosas, intentaron revisar si había algún tipo de señal en los teléfonos, pero las barras del medidor de señal seguían bajas...

Cargaron los teléfonos, alimentaron su alma y Jon pidió comida para el camino, porque si querían llegar a Illinois ese día, para descansar en casa de sus padres para después hacer el recorrido hasta Smallville en la madrugada, no debían parar para nada en los siguientes mil kilómetros tal vez.

Damian era el encargado de la comida, el agua y el café que había pedido para no dormirse en el camino, y así, con todas las bolsas de sándwiches, bebidas y algunas botanas, el más bajito de los dos estaba en la camioneta, teniendo cuidado de no derramar nada del café encima de sí mismo.

Y volvieron a su roadtrip, por varias horas más.

Habían salido muy temprano en la mañana de la escuela, justo a las 6 a.m., un poco más por esperar a que la camioneta calentará y llevaban casi 12 horas ahí, la luz comenzaba a escasear y la temperatura también bajaba, aunque entre el café aún seguía tibio y ambos habían encontrado un tema de conversación, así que eso no parecía afectar demasiado.

Hasta el momento donde todo empezó a salir mal.

Jon volvió a sentir como la maquinaria del vehículo parecía pedirle un cambio de velocidad, aun cuando estaba en la velocidad correcta y luego, como si este empezará a temblar de nuevo como en la mañana.

Damian chasqueó la lengua, mirando por su espejo retrovisor si podía cambiarse los dos carriles hasta la orilla de la carretera, indicándole que saliera de ella...

Apenas las llantas tocaron los guijarros de frenado de emergencia, algo en el cofre del vehículo empezó a soltar humo, obligando a Jonathan a salir casi corriendo de la cabina para abrir el cofre, alumbrando con su celular dentro del mismo, gruñendo después de eso.

Volvió a subir al auto, al menos para darle la indicación al moreno de poner los conos de aviso detrás de la camioneta para que los demás conductores pudieran verlos y no chocaran con ellos, mientras él encendía las intermitentes.

—¿Lo ves? Esta cafetera no iba a servir por mucho tiempo... —Damian mencionó, mientras se subía rápidamente a la cabina, cerrando la puerta para evitar que el calor escapara de la misma, notando a un bastante serio Kent pensando cosas, mientras veía fijamente la tapa del cofre obstruyendo su visión de la carretera.

—¿podrías no decir "te lo dije"? —pidió, estirando su mano para tomar uno de los cafés y beber de él, gruñendo por lo bajo.

—Lo haré solo porque estoy involucrado en este embrollo... —Damian se recargó sobre el asiento, mirando hacia el paisaje boscoso en penumbras mostrado a su lado, tomando el celular para intentar captar señal, sin éxito alguno.

—Bueno, estaremos aquí hasta que un oso nos coma —Jonathan mencionó, volviendo a tomar de su bebida ahora fría.

Damian rodó los ojos, mientras abría la puerta y se bajaba de la camioneta, para comenzar a caminar hacia el frente, a la nada sobre las piedras de frenado, haciendo que Jonathan solo se bajara a seguirlo después de darse cuenta se encontraba solo en el carro, aun cuando el otro había corrido metros hacia algún lugar y él, estaba más preocupado porque ningún oso saliera de la espesa maleza a comérselos.

Ahí, a la lejanía estaba Damian, con uno de esos teléfonos de emergencia en la carretera, agradeciendo funcionara, marcando un montón de números que no eran para nada el 911 y esperaba en la línea.

—¡Alfred! ¡Gracias por contestar! —Jon se quedó algunos pasos atrás, viendo como Damian cometía seguro un delito federal por hacer llamadas personales con esos teléfonos.

Aunque la llamada si parecía una llamada de auxilio, eso sí, siendo más rápida de lo que podía con los servicios federales de auxilio y rescate.

Vio como volteaba a todos lados en búsqueda de alguna señal de tránsito, sin encontrar respuesta alguna, antes de buscar algo en la cabina del teléfono, recitando lo que parecía un código de teléfono.

La voz de la persona al otro lado de la línea era tranquila, seria y había soltado un "No se preocupe, joven Damian, espere ahí donde están" tan alto que hasta Jon podía escucharlo, luego de los sonidos de colgado, momento donde Damian lo imitó y dejó el teléfono de nuevo en el lugar.

—¿Qué demonios haces aquí? ¡Debías estar en la camioneta!

—¡Huiste a la nada sin decir una sola palabra! ¿Qué si te perdías?

—¿Y que si tú eras el quien se perdía? Además... Todas las cosas, dinero e identificaciones estaban en el auto ¡alguien debía cuidarlos!

Jonathan chasqueó la lengua al oírlo regañándolo, aunque tenía razón...

No tardaron demasiado en regresar a la pickup, encontrando todo como lo habían dejado, con el motor aun sacando humo, la puerta del conductor abierta y abandonados en medio de la nada.

—Y bien... ¿Llamaste a una grúa?

—No, llame a mi mayordomo —contestó como si nada, como si aquel comentario no sonara a solo un capricho, descolocando al más alto de los dos.

—¿Qué? ¿Cometiste un delito federal para llamar a tu mayordomo, en Nueva York, en vez de... Llamar una grúa?

—Nueva Jersey, y si, por que mi mayordomo es mucho más eficiente frente a cualquier empresa de grúas o la misma policía.

Jon soltó un suspiro luego de tal afirmación, mientras el mayordomo no fuera un exmilitar capaz de pilotear un helicóptero nivel táctico para sacarlos de en medio de la nada, entonces no lo crearía como la persona más eficiente.

—Aja, al menos tenemos comida y agua y si un oso nos quiere comer, no le abras la puerta, los osos no son tus amigos ni son expertos en artes marciales que puedan salvarte.

Jonathan se burlaba, creyendo que las ideas de Damian de tener un mayordomo entrenado para sacarlos de ese problema antes que la misma seguridad nacional, eran tan raras como creer en osos ninjas.

Y Damian solo rodó los ojos en respuesta. No iba a gastar saliva en sacarlo de sus ideas necias y más tonterías.

—Entonces cuando llegue le diré que solo yo voy a ser sacado de este lugar... —murmuró en bajito, como si fuera una especie de berrinche hecho por cualquier niño pequeño y el mismo había sacado una risita en Kent cuando lo escuchó.

ᵈᵉˢᵖᵉʳᵃᵗᵉ ᶠʳˢʰᵐᵃ

La luz del día empezaba a desaparecer detrás de los altos árboles al lado de la carretera y con ello la temperatura iba decreciendo.

Ya no quedaba nada de calor en los vasos de café comprados en su última parada, esa última vez cuando vieron un humano detrás de una ventanilla, quien no pasara más rápido a un lado de ellos y sin detenerse.

Bajaron las ventanas de la cabina cuando alguno de los dos se dio cuenta que podían morir por inhalar los gases metiéndose al carro desde el motor, aun cuando después de 45 minutos había dejado de humar...

Momento en el cual Kent creyó sería una buena señal y avanzaría de nuevo, volvió a intentar prender la marcha y...

Spoiler: No sucedió. Aunque en esa ocasión solo había temblado una vez, hizo el sonido de no encender bien y volvió a su estado de reposo... Sin soltar ningún compuesto químico apto para matarlos, por lo menos.

—Al menos la batería aún funciona —dijo el chico de Kansas mientras encendía la pequeña luz de encima de sus cabezas cuando la oscuridad de la noche por fin terminó por comerse todo el bosque a su alrededor, únicamente para alumbrarlos a ambos y dar un poco más de seguridad a su estado de náufragos en la interestatal.

Damian era quien sufría más de la ausencia de calor en el lugar, había cruzado sus brazos sobre su pecho y se había escondido en una especie de "bolita", luego de subir las piernas hasta su pecho en un intento de mantener el poco calor corporal que aún sentía.

Y le funcionó los primeros 20 minutos del anochecer, pero ahora solo lo hacía ver como un pobre cachorro en la esquina de una caja, esperando ser adoptado.

Y Jon lo vio titiritar cuando prendió la luz, abriendo los ojos, sorprendido, apenas había dejado de decir su diagnóstico sobre la batería del carro, bajó del mismo y corrió hacia atrás, ayudándose a iluminar el camino con la lámpara del celular y poder buscar cómodamente en las cosas encima de la parte trasera, rebuscando entre las maletas y otras cosas del dueño de la cafetera donde habían viajado.

Sonrió satisfecho cuando pudo sacar de entre todas las cosas la frazada que había llevado, volviendo a bajar de la parte trasera para regresar a la cabina, subirse y tener la delicadeza de cerrar la puerta.

Acción agradecida por un Damian de forma poco amable.

Como a veces solía hablar.

Jon no prestó demasiada atención a esa forma tan poco linda de ser del más bajo, solo abrió la manta y la colocó sobre el otro, dejando que toda ella descansara sobre el delgado cuerpo del chico medio árabe, desde la cabeza hasta donde pudiera llegar, cerrándola de frente, dedicando una ligera sonrisa luego de hacerlo.

Sonrisa que había hecho al corazón de Dami dar un vuelco agradable y, de haber tenido la presión arterial correcta en ese momento, se habría sonrojado sin problema.

—Gracias —agradeció en voz baja, mientras jalaba más la frazada para cerrarla y subir aquella parte hasta su nariz, prestando mejor atención al otro muchacho —Pero... Se nota que también tienes frío...

Jonathan negó con la cabeza de forma bastante decidida, aunque sus mejillas y nariz pintadas de rosa por el frío de afuera y el cómo metía sus manos en las mangas de su abrigo le delataba.

Damian sacó las manos para acomodar las cosas que aún llevaban y dejarlas en el espacio de atrás de los asientos, únicamente para palmear sobre el segundo asiento de copiloto y abriendo la manta como capa de vampiro para invitar al otro a acurrucarse con él.

Cosa que Kent no iba a rechazar, brincó la palanca de velocidades y el freno de mano, se acercó hasta él, pasando su brazo sobre los hombros del más bajo, acercándolo más a él en un intento de caber perfectamente en el rectángulo de afelpada tela con dibujitos de balones de diferentes deportes, volviéndola a cerrar frente de los dos.

Damian solo se acomodó en el abrazo del otro, recargando su cabeza sobre una parte del pecho del chico de mirada gentil, deseoso de compartir espacio vital para tener mayor calor humano. Acción que había sorprendido al más alto.

Tragando pesado de forma poco discreta, nervioso por algún motivo.

—Tus abrazos son cómodos —luego de algunos minutos en silencio y sin sentirse morir congelado, Damian se dignó a hablar, soltando un ligero suspiro, suspiro que era visible en el ambiente alrededor de ellos —Me voy a acostumbrar a ellos...

—¿Lo crees en serio? —Jon preguntó con sincero interés en ese tema, mientras apretaba más el cuerpo del otro contra del propio, para regalarle un poco de su calor, aun si era muy escaso.

El de piel morena asintió con la cabeza, volviendo a abrir los ojos para mirar desde su posición, en ese ángulo donde podía observar a la perfección el rostro del chico de la sonrisa perpetua, como su mandíbula era bastante fuerte, atractivo... Aun si sus acciones y a veces sus reacciones lo hicieran ver aniñado.

—Nadie me había dicho eso —confesó, mientras volteaba hacia donde estaba el otro, mirándole hacia abajo, sonriendo con suavidad mientras se miraban, y nadie pretendía decir ninguna otra palabra.

La cabeza de Kent bajó lentamente hasta quedar más cerca de Wayne y Wayne se estiró para alcanzarlo también, cerrando la distancia entre los dos con un beso.

Uno que apenas era el toque de sus labios, uno donde Samuel besaba más el labio superior del de ojos verdes y Damian movía su boca sobre el labio inferior del otro, con suavidad.

Sin pretender hacer nada más que compartir ese momento.

Ambos rompieron el beso justo al mismo instante, separándose apenas los mismos milímetros que se unieron, sonriéndose el uno al otro, antes de separarse un poco más.

Damian robó por completo la cobijita que los había protegido de morir congelados, mientras se movía con bastante agilidad en ese pequeñísimo espacio, sentándose sobre las piernas del menor, robando un quejido de sorpresa por parte del dueño del cuerpo que ahora servía como silla para el niño mimado, sintiendo como los delgados brazos de Damian volvían a abrazarlo, llevando la manta de nuevo sobre de él, ahora haciendo el espacio para compartir tal frazada más pequeño; sintiéndose más compacto.

Y mucho más cómodo.

Las manos de Jon dejaron de estar quietas sobre el asiento de piel de la camioneta, para ir hacia la cintura del otro, quedándose sobre de ella por un momento, antes de ir subiendo y bajando sobre el cuerpo del más bajo, varias veces.

—¿Qué pasa? —Damian había encontrado un lugar cómodo para esconder su rostro entre el ángulo del hombro y el cuello, oliendo el aroma natural del chico, únicamente reaccionando cuando las manos de este iban repentinamente de su cintura hacia el hueso de su cadera y se paraban antes de seguir acariciando hacia sus muslos.

—Nada, nada... —respondió rápidamente, sin detener el movimiento repetitivo, cada vez más lento, cada vez quedándose más sobre las caderas del otro.

Wayne suspiró lentamente un par de veces mientras sucedían las caricias del otro y, sin parar a pensar demasiado, se acercó a dejar algunos besos sobre el cuello de Jon, pequeños besos subiendo hacia su mandíbula, alcanzaban su mejilla más cercana y volvían a bajar sobre el mismo camino de piel desde donde venía.

Obligando a los labios del más alto a abrirse ligeramente, soltando algún jadeo agradeciendo las atenciones.

Y las manos de este rápidamente se metieron debajo de la ropa del mayor, para acariciar directamente su piel, haciendo temblar a su dueño, posiblemente por no esperar el tacto o por el frío chocando con su tibieza.

Damian apuró sus propias manos para abrir la ropa del otro, dejando ver más piel, deshaciéndose de los cierres de las sudaderas debajo del abrigo y de los botones de su camisa, dejando verle por primera vez su abdomen completamente desnudo.

Notó como por el frío de la cabina su cuerpo reaccionaba, su piel se erizaba ligeramente y los pequeños pezones rosados que decoraban sobre de él se erguían, incluso de forma cómica. Sin embargo, era lo menos importante, sus manos volvieron al juego, acariciando de forma tranquila sobre aquella extensión de piel, volviendo a dejar varios besos desde su cuello, ahora bajando cada vez más, hasta donde pudiera llegar, dejando marcas y mordidas en todo su viaje, tomándolo como de su propiedad.

Los gemidos de placer no tardaron en salir de la boca del menor, entre jadeos, suspiros que habían dejado de ser visibles en el ambiente, pues la temperatura había comenzado a subir, incluso si el aire frío de fuera se llegaba a colar.

Kent se apuró a bajar lo suficiente el pantalón y ropa interior cubriendo sobre el trasero del más bajo, trasero que ante el trabajo de besar sobre su cuerpo quedaba erguido hacia arriba, levantado en una preciosa curva solo siendo censurada por la frazada encima de su cuerpo.

Sin tardar demasiado y acariciando cada centímetro de piel de aquellas preciosas nalgas, las separó lo suficiente con la zurda, mientras los dedos índice y medio se dedicaban a acariciar suavemente alrededor del pequeño nudo de carne existiendo ahí, empujando suavemente el dedo medio cada cierto tiempo hacia dentro, con suavidad, únicamente esperando que la entrada del otro cediera y cuando lo hizo escuchó el más dulce de los gemidos anteriormente compartidos, haciendo que su miembro terminará por erectarse, únicamente por aquella voz dulce de Damian.

Continuó moviendo su dedo dentro del cuerpo del otro, moviéndolo en pequeños círculos y retrayéndolo y volviendo a meterlo, escuchando como Damian gemía en voz baja o se ahogaba en los mismos, dignándose en meter el segundo dedo, con la única intención de volver a escucharlo gemir tan alto.

Cosa que logró y también hizo al dueño de los ojos esmeralda se apurara para hacer que su ropa quedara colgando en uno de sus pies y, de igual manera, sacar el pene de Jonathan de su prisión.

Damian se acercó al rostro del otro, para capturar sus labios en un beso apasionado, de esos que hacían temblar a Jonathan, de los que le robaban la respiración a ambos mientras se alejaba de las manos del más alto y así poder acomodar su trasero en esa preciosa erección, bajando de forma cuidadosa, jadeando entre el beso.

Obligando a Jonathan a mantener las manos sobre el cuerpo del más bajo, únicamente como guía... Que no necesitaba en realidad.

Dam se permitió unos segundos antes de volver a hacer algún movimiento, dedicándose únicamente a abrir sus propias prendas que aún le cubrían, olvidando su estado de casi congelamiento anterior, mientras Jonathan lo hacía alejar su torso un poco para besar en su piel desnuda, morder y marcar por donde pasaba, lamer con delicadeza cerca de los pequeños pezones escondidos decorando el torso ajeno, mordiendo alrededor de los mismos para sacar pequeños quejidos llenos de sus sonidos de verdadero placer.

Damian volvió a hacerse hacia adelante, recostándose sobre el cuerpo del otro para dejar a su miembro quedar entre los dos y poder masturbarse mientras subía y bajaba.

Justo en ese instante, comenzó sus movimientos lentos al principio, acompañados de besos demandantes, deseosos, aquellos donde ambos luchaban por el poder de este, donde se mostraba el deseo de cada uno que había reprimido por alguna razón.

El moreno subió la velocidad de sus movimientos, sacando junto a esos rebotes los gemidos más roncos que el chico de Kansas podía permitirse. Bufando, apretando el trasero del otro entre sus manos, acariciando y sobando de él.

El carro crujía debajo de ellos y estaba claro se veía el movimiento producido dentro de él, el único sonido audible era el de los gemidos saliendo de Wayne y los gruñidos, jadeos y otros gemidos que Kent dejaba salir sin censura, no supieron el momento exacto en el cual las luces del carro dejaron de funcionar.

Pues solo eran ellos dos, compartiendo un momento de placer.

Jon subió sus manos al cabello del otro chico, despeinándolo mientras lo acercaba a sí para besarlo de nuevo, ahogando sus gemidos en ese beso, sintiéndose muy cerca del orgasmo.

Damian abrazó con fuerza a Jonathan mientras sentía como estaba a punto de terminar también, susurrando muy cerca de su oreja que lo hicieran al mismo tiempo, mientras los faros de una grúa los iluminaba antes de pasar a su lado y estacionarse frente de ellos.

Sin darle mucha importancia, el más bajo continúo subiendo y bajando en el pene del más alto, tan rápido como podía, tan deseoso y necesitado. Kent fue el primero quien terminó, apretando el cuerpo del otro en ese abrazo entre los dos y Damian...

Bueno, Damian había perdido cualquier atisbo de excitación en el instante en el cual, por la luneta del coche observó como las luces de un carro se prendían y apagaban detrás de ellos, en un típico saludo de su mayordomo.

Sin pensarlo mucho y sin dar explicaciones se quitó de encima del de ojos azules, quien apenas estaba entendiendo lo sucedido, lanzó la cobija para cubrirlos a ambos, mientras la figura espigada y elegante del mayordomo de los Wayne se acercaba por el lado del piloto para informar su presencia.

—Joven Wayne y compañía, les daré 5 minutos para vestirse de nuevo y bajar del vehículo —informó el hombre mayor, mirando hacia el frente, pues no pretendía observar al hijo de su amo y a quien fuera ese chico, desnudos en plena carretera —La grúa se llevará esta camioneta a uno de los garajes pertenecientes a Empresas Wayne, joven Damian y la arreglarán ahí, como saben, es imposible que llegue a su destino en una sola pieza.

Luego de ese informe, el hombre se alejó, yendo hacia la grúa para darles más instrucciones.

—... —Jon comenzó a subirse los pantalones, sin entender muy bien que había pasado —¿Es tu mayordomo?

—Si... —Damian mencionó, mientras volvía a vestirse tan rápido como podía, únicamente agachándose hacia los pedales del auto para recuperar el zapato lanzado entre ellos al desnudarse.

Haciendo sentir a Jon que podía haber un segundo tiempo, a escondidas y con peligro de ser cachados por el elegante mayordomo. Jon puso una mano sobre la cabeza del moreno, siendo retado por la mirada de Damian, dándole a entender que no iba a suceder.

Una vez terminaron de vestirse, bajaron del vehículo, con sus maletas a los lados, mirando como la grúa subía la camioneta y los trabajadores la aseguraban antes de ser los primeros en irse.

Alfred avanzó enfrente de los chicos para acercar el carro, abriendo la cajuela del auto desde adentro para que los jóvenes metieran sus pertenencias.

—Menos mal no nos vio... —Kent soltó un suspiro mientras veía como la cajuela se cerraba automáticamente y seguía a Dami hacia el nuevo coche, donde Alfred les abría la puerta para dejarlos entrar.

—Imagino que probar los amortiguadores de la camioneta cuando está descompuesta a la mitad de la nada es una nueva forma para estar seguros de que aún funciona ¿cierto? —la pregunta no era para ser contestada, simplemente era una observación afirmando que sí, los había visto, desde antes de incorporarse a ese sentido en la carretera.

ᵈᵉˢᵖᵉʳᵃᵗᵉ ᶠʳˢʰᵐᵃ

El viaje no había sido tan pesado, tal vez porque Alfred les aseguró habían recorrido gran parte del camino y que Smallville estaría a unas 4 horas a lo mucho.

Y en poco menos de 4 horas habían llegado a la dulce granja de los Kent.

—Joven Wayne —Alfred llamó al chico mayor cuando estacionó el auto en la entrada de la granja. Damian dio un brinquito como respuesta, soltando un pequeño "¿Sí?" — Su padre me dijo que le entregara esto para el regreso a casa.

De la guantera del auto sacó un pequeño sobre de aerolínea, entregándolo.

—Espera regresen a Connecticut a salvo y se disculpa que se trate de un vuelo comercial, pero el tráfico aéreo en estas fechas es un poco más complejo para usar los aviones de E. W.

Jon solo estaba siendo testigo de cómo las transacciones importantes si se hacían dentro de carros de lujo con personas importantes, sorprendido.

—Y no deben preocuparse de la camioneta, los estará esperando en la salida del aeropuerto y... ¿Joven Kent? —mirando por el retrovisor al invitado, notando como este brincaba por la sorpresa y asentía con la cabeza —El Amo Bruce le aconseja cobrarle más a su amigo por la reparación, aunque no debe pagarla, entiende que Damian estuvo envuelto en ese asunto y Empresas Wayne se hará responsable del desperfecto que su joven heredero pudo haber causado.

Jon se quedó sin saber que decir o como agradecer... Por lo cual solo se lanzó hacia el frente, para pasar sus brazos alrededor del hombre y su asiento de piloto, mientras decía gracias en voz baja.

Cosa que sorprendió al mayor pero no le desagradó.

Ambos bajaron del vehículo, no sin antes Damian despedirse de una manera más afectuosa del hombre mayor, diciéndole que lo volvería a ver hasta navidad. Y siendo correspondido por Pennyworth dándole sus mejores deseos y consejos para no meterse en problemas.

Y luego de tomar sus maletas, se quedaron quietos frente del lugar, mirando la casita de un piso de construcción campirana con las luces encendidas aún, incluso para la hora.

—¿Cómo sabía lo del dinero de la camioneta? —Jon se atrevió a preguntar, volteando a ver al despeinado y algo magullado muchacho a su lado.

—No lo sé, pero mi padre parece tener ojos en todos lados y espero no me esté grabando 24/7 sino jamás podré volver a verlo a los ojos.

Una risa salió de los labios del otro, negando con la cabeza, colgándose sus maletas sobre un brazo para tomar con una mano la maleta del otro y, extendiendo la otra libre en espera de ser tomada, para entrar a la casa.

Gesto aceptado por el chico de brillantes ojos verdes.

Quedándose en la entrada para agacharse y tomar de una maceta la llave de emergencia, siendo recibido antes de siquiera meterla al cerrojo por el rostro de su madre preocupada.

—¡Por el amor de todo lo santo! ¡Jonathan Samuel Kent! ¡¿Por qué no contestas el teléfono?! —la mujer comenzó a revisar el rostro de su hijo en búsqueda de alguna señal de haber estado en el peor accidente jamás visto.

—¡Ah! ¡Ma! Nos quedamos sin señal y la camioneta nos dejó varados en la nada —Jon comenzó a explicar lo sucedido, por supuesto saltándose la parte en que habían "checado la fiabilidad de los amortiguadores".

—¿nos? —la madre de Jon volteó lentamente hacia el lado contrario para encontrar a un chiquillo de la edad de su hijo a su lado, quien parecía mirarle impresionado por alguna razón —Ay, una disculpa... Soy Lois Lane, la madre de Jon —extendió su mano frente al chico —gracias por traerlos a los dos sanos y salvos a casa.

Damian parpadeó impresionado por la manera tan cálida de ser de la mujer, tomando la mano para saludarla.

—Damian Wayne, soy el novio de Jo...

—¿Wayne? —detrás de Lois, una mujer mucho mayor se asomó, sonriendo de forma amplia —Ay, yo ya había vivido este momento...

El moreno solo quedó más confundido mientras veía como la otra mujer se acercaba a él para tomar su rostro y ahora era él a quien revisaban.

—Eres idéntico a tu padre a esa edad.

Los tres se quedaron sin saber cómo reaccionar después de las palabras de la mujer, quien sonreía cálidamente también, haciendo que algo se moviera en su corazoncito de cuenta nueva.

—Martha... ¿Cómo sabe quién y cómo era el padre del niño?

—¿Uhm? Ah, si —la mujer mayor solo hizo señas para que todos entraran, siendo Lois la primera, luego Jonathan dejó al más bajo pasar primero y siguiera a su madre mientras él volvía a dejar la llave en su escondite y se abría paso entre la puerta y las maletas. —Clark conoció a Bruce Wayne cuando iba en la universidad.

—Imposible, mi padre estudió en el extranjero —Damian se apuró a decirlo, como si eso fuera a tirar toda la historia por completo.

—Si, pero Clark estudió periodismo y contactó con tu padre para hacer un trabajo final sobre uno de los hombres más ricos del país a tan corta edad. Ambos tendrían 23 años, más o menos.

Martha Kent se sentó en uno de los sillones mientras veía como todos seguían de pie, solo haciéndoles una seña para que tomaran asiento en los sillones frente de ella.

—No voy a mentir, la primera vez que se contactaron fue un gran problema, Clark viajó a Nueva Jersey a hacer la entrevista y digamos que... Clark quería saber que haría con tanta riqueza cuando Gotham y el resto del país vivía desigualdad, aunque solo hizo que ambos se pelearan, incluso existe aún la grabación de los dos discutiendo, es muy interesante.

Damian sonrió despacio al escuchar la historia, historia que jamás hubiera escuchado por parte de su propia familia.

—Pero después de ello tuvieron una amistad muy cercana, se escribían cartas y cada cierto tiempo Bruce viajaba hasta acá para pasar tiempo con Clark en sus vacaciones, eran buenos amigos, incluso recuerdo haber hablado con Alfred todas esas veces mientras nuestros "niños" retozaban su juventud en el granero.

Lois soltó una risa al escuchar esa confesión, volteando a ver a los dos chicos quienes habían puesto una cara de incomodidad perfecta para un retrato.

—Entonces ¿Clark tiene un pasado gay? —Lois se apresuró a preguntar, más divertida que nada.

—Ujum, la última vez los encontramos "revisando los amortiguadores de la camioneta" o así había dicho Clark mientras bajaban de atrás de la pick-up de su padre —Martha sonrió, acomodando sus lentes de lectura en el puente de su nariz, sonriendo ligeramente —luego, Bruce volvió a salir del país y cuando regresó se había casado con tu madre, ¿Damian? —el dueño del nombre asintió —Y después de eso, Clark te conoció a ti hija y lo demás es historia.

El relato había sido agradable y había hecho a Damian entender algunas muchas cosas, como ese gran cariño que su padre parecía mostrar a sus primeros años como director general de su propia empresa y también el disgusto de su madre por la prensa.

ᵈᵉˢᵖᵉʳᵃᵗᵉ ᶠʳˢʰᵐᵃ

Los chicos habían sido enviados a dormir para recuperar las energías gastadas en su largo viaje, sin embargo, Damian no había podido conciliar el sueño después del baño, por lo cual se había salido para ir a sentarse en el techo de la casa que ahora le daba hospedaje.

Y Jonathan subió después de buscarlo por un largo rato por toda la casa y las atracciones que pudiera haber en la granja.

—Aquí estás —murmuró con cierto alivio, mientras subía el pie al tejado y caminaba hasta el otro para sentarse detrás de él y abrazarlo. —¿Ocurre algo? Oh... Me disculpo si mi abue fue algo imprudente, ella no cree que tu padre te haya escondido algo así y...

—No es eso —se apuró a decir, mientras se recargaba sobre el cuerpo del otro, cerrando los ojos —En realidad no me podía acomodar en la cama...

La voz de Damian intentaba parecer normal, pero había algo en ella que parecía extraña y Jonathan, si bien no lo conocía mucho, sabía de esos cambios en él, significando algo más.

—Ujum, debimos traer tu colchón de la universidad, ya sabes, tan cómodo como una tabla de madera — musitó, recargando su barbilla en el hombro ajeno, antes de voltear y dejar un beso en su mejilla —Pero no es eso, te vi oyendo la historia de nuestros padres ¿te molestó?

—No, solo… ahora entiendo algunas cosas —suspiró —sobre mis padres y por qué no terminan de llevarse bien, tal vez mi padre no ha superado a su primer amor de toda la vida y... ¿Y si me pasa a mí?

Jonathan parpadeó varias veces, apretando más fuerte al chico, oyéndolo con mucha atención.

—Imagino que... No está mal eso —murmuró, tranquilamente —es bueno atesorar a los amores que tienes, yo no puedo pedirte olvidar a Grayson o que yo olvide la existencia de Jay, pero... Tal vez tu madre ha estado molestando esos recuerdos tanto tiempo que tu padre está cansado de ello y puedo entenderlo.

Damian asintió con la cabeza, había dado en el clavo en algunas cosas sobre la historia que lo mortificaba.

—Y no importa el tiempo que estuvieron juntos o el tiempo que estemos tú y yo, sea un mes, dos días o toda la vida, siempre voy a tenerte conmigo y te atesoraré —llenando de más besos las mejillas del chico.

—Si, tienes razón, aunque aún no soy tu novio, no te hagas ilusiones.

—Te presentaste ante mi abue como mi novio, eso nos hace pareja desde hace tres horas —Jon soltó con una sonrisita en sus labios, aferrando su abrazo mas fuerte, antes de ir hacia uno de sus oídos, besando sobre la oreja y mordiendo levemente en ella —¿Qué tal si… —se dio un momento para pensar bien sus palabras, antes de seguir hablando —Lo hacemos sobre la casa?

—¿No es maleducado? —Damian soltó, sonriendo de medio lado y recargando más su cuerpo, cerrando por un momento los ojos.

—Mi padre y el tuyo seguramente lo hicieron por toda la casa, la abuela de seguro está acostumbrada —Jonathan intentó justificar su idea, mientras empujaba suavemente el cuerpo del otro a un lado, Damian se recostaba sobre el tejado y Jon se acomodaba sobre de él, pasando su cuerpo entre las piernas del moreno, sonriendo suavemente.

Dami lo atrajo para besar esa preciosa sonrisa y Jon restregaba la punta de su nariz sobre la del más bajo.

Y con el manto estrellado iluminando sobre de ellos, ambos se dejaron llevar por ese cariño que lentamente irían construyendo para volverlo algo más fuerte.


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