Contenido: Yaoi, oneshot, intento de romance, humor, fluff, etc. Parte de la serie #Flufftober2023 propuesto por la página "Es de fanfics".

Pareja: GiyuuSane (Tomioka Giyuu x Shinazugawa Sanemi)

Disclaimer:

Hikari: Esta pareja es vida y amor, neta me encanta mucho escribir de ellos. En fin, solo les recuerdo que ni Kimetsu no Yaiba ni sus personajes me pertenecen, ya que la obra pertenece a Koyoharu Gotoge, por lo que este fic fue escrito únicamente por ocio y sin fines de lucro.

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#Flufftober2023, 19 – La risa más dulce

Le hartaba. Le molestaba. Avergonzaba. Sacaba de sus casillas.

No importa qué, de manera casi sorprendente, Tomioka Giyuu siempre lograba el auténtico logro de alterar sus emociones. Tomarlas, cambiarlas a su mereced y jugar con ellas entre los dedos de sus manos.

Lo peor es que no importa cuantas veces lo hiciera, o lo mucho que lo repitiera, para Shinazugawa Sanemi le era incapaz poder odiarlo.

Estúpido enamoramiento y sus impedimentos de enojarte por cuestiones tan banales contra la persona que supuestamente amabas con todo el corazón.

A su opinión, el amor podría irse directo a la mierda.

-Shinazugawa- el albino no pudo evitar dar un saltito en su lugar ante la voz que conocía tan bien. Rascándose un poco la oreja en donde el otro chico le había murmurado su propio nombre, volteó con un gesto no demasiado amigable- ¿Estás bien? Llevas un buen rato hablando y murmurando cosas solo.

-Cierra el pico, estoy bien- contestó, aun sintiendo picazón sobre la piel, pero decidiendo llevar un poco del arroz de su almuerzo a sus labios.

Sin decir nada más, el joven Tomioka se sentó a su lado, también dejando ver una cajita de obento sobre sus rodillas y después de murmurar un leve "gracias por la comida" comenzar a abrirla.

Ambos adolescentes estaban en unas solitarias escaleras del instituto en donde estudiaban. A la hora del almuerzo, la mayoría de la población estudiantil prefería conversar con sus amigos en los salones de clase o jugar en el patio principal, por lo que aquella zona era más que nada, bastante silenciosa.

Perfecta para dos de los chicos más solitarios que no destacaban más que por sus rarezas y pocas conexiones sociales.

- La clase de Tanjiro salió de excursión, ¿verdad? ¿También fue tu hermano? - preguntó de la nada, sin mirarlo y degustando otro bocado de su propia comida. Sanemi se limitó a hacer lo mismo para evitar tener que encararlo.

-Si, fueron al acuario. Genya realmente estaba emocionado hoy en la mañana. Casi olvida su almuerzo y tuvimos que regresar por él- descansó levemente sus palillos sobre sus labios mientras recordaba al ajetreada escena- Es un niño muy despistado, debería comenzar a ser más atento con sus propias cosas.

-Eso dices, pero realmente te gusta consentirlo- Sanemi inmediatamente frunció el ceño ante la línea tan honesta del ojiazul- Se te nota.

-Claro que no. Realmente debe aprender a hacerse responsable. No puedo cuidar de mis hermanos todo el tiempo. Es una molestia si ellos no comienzan a hacerse más responsables- comentó de manera exigente, comiendo el ultimo bocado antes de cerrar con un fuerte golpecito la tapa de su caja de almuerzo.

-Si fuese así, no sonreirías de esa manera cada vez que hablas de él, o de cualquier miembro de tu familia- sintió que la comida se quedaba atorada en su garganta ante aquel comentario. Tragando fuertemente pudo deshacerse de la incomodidad, sin embargo, estaba listo para comenzar una riña por dichas palabras.

Odiaba cuando Tomioka hablara tan confianzudamente sobre él. Como si lo conociera como la palma de su mano.

-Y es una bonita sonrisa- el color rojo subió a gran velocidad por su cuello, pasando por todo su rostro y hasta sus orejas. Las palabras de molestia se quedaron atrapadas en algún lugar de su garganta y, a pesar de mover graciosamente sus labios, no parecía poder transmitir ningún tipo de sonido.

Después de varios intentos al fin, luego de desviar la mirada y el rostro, pudo murmurar un quedo y patético "pero que idiota eres".

Y ahí estaba, una de las cosas que más le repugnaban de Tomioka: su estúpida honestidad y facilidad por decir las cosas más cursis que se le pudiesen ocurrir. Y lo peor, poder decirlo sin demostrar un solo gramo de vergüenza, ningún gesto que denotara algún cambio en su imbécil cara de póker.

-Deberíamos ir también nosotros- juntó ambas palmas justo al momento en que la campana resonó por toda la escuela, indicando a los alumnos que era momento de regresar a las aulas- Al acuario, en una cita.

- ¿Contigo? -preguntó sarcástico, tratando esta vez de no perder tan fácilmente por la sorpresiva propuesta- Sería igual que ir con un niño pequeño. Apuesto a que eres de esos que una vez que encuentras algo interesante, se olvida de todo su entorno y termina perdiéndose en alguna parte desconocida.

Sanemi tuvo que reprimir sus impulsos de chocar su puño contra la dura cabeza de Tomioka al ver como éste efectivamente asentía mientras parpadeaba en silencio.

-Ciertamente, me pasó cuando era pequeño- miró con gran atención al cielo, como si eso le fuese de ayuda para remembrar días de su pasado- Mi hermana se enojó muchísimo conmigo en aquella ocasión.

- ¿Por qué no me sorprende? - dando un suspiro, Sanemi se levantó y sacudió levemente su uniforme escolar- Supongo entonces que tendré que ponerte de esas mochilas infantiles con correa. De otra manera, quien sabe hasta donde podrías ir a parar tú solo.

Giyuu, aun sentado, lo miró en silencio hasta que finalmente, soltó una pequeña risa, la cual, cubrió en parte acercando su muñeca a sus labios.

-Si, creo que esa sería una buena solución. Te lo encargo.

De haberse tratado de cualquier otro momento, Sanemi hubiese querido burlarse e insultar al tonto chico por su carácter infantil, por admitir de manera tan directa una solución tan poco atractiva.

Sin embargo, el ensordecedor sonido de los latidos de su propio corazón era demasiado como para lograr escuchar sus propios pensamientos. Esos latidos que comenzaron a sonar justo después de escuchar esa corta pero encantadora risita.

Corta, tranquila, pero encantadora.

"Pero, ¡¿qué diablos fue eso?!" se preguntaba, tratando de no caer en pánico y queriendo tranquilizar el sonido dentro de su pecho. "¿¡Él acaba de reír?! ¡Creo que jamás había escuchado eso!".

-Shinazugawa- saltó al notar que ya Tomioka estaba parado a su lado- ¿No regresaremos al salón? Se nos hará tarde.

-Vete al demonio- sin mayor explicación, comenzó el camino de regreso a paso acelerado, queriendo dejar atrás aquel vergonzoso momento.

Involuntariamente, se preguntó si, así como Tomioka se encargaba de hacerle saber la supuesta bonita sonrisa que tenía Shinazugawa, ahora era Sanemi el que no podía ignorar la dulce sonrisa que sus oídos habían captado.

"Maldita sea, como quisiera volver a escucharla".

De no haber sido por los vidrios de las ventanas, Sanemi juraría que se habría suicidado saltando del quinto piso de la escuela ahí mismo luego de escuchar sus vergonzosos pensamientos.

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Hikari: Estuve tentada a situar nuevamente el fic en mi universo de "Asimilando tu sonrisa" pero preferí calmarme un poco y solo mencionarlos como adolescentes de preparatoria. Mil gracias por leer y espero que nos volvamos a encontrar en los días subsecuentes, ¡bye bye-perowna!