Con 22 años, Akane había encontrado un trabajo a tiempo completo. Estaba bastante bien pagado, pero era en otra ciudad, algo pequeña y relativamente lejos de Takaoka. Aquello significaba que tendría que alquilar o comprar una casa allí. La sola idea de estar lejos de Akari ponía triste a Akane, aunque gracias a la tecnología podría verla siempre que quisiera. Y al estar completamente sola, podría hacer todo tipo de cosas sucias con su dakimakura de Akari sin preocuparse. Había que ver el lado bueno de las cosas. Así que, aunque triste por alejarse de Akari, Akane se mudó a esa ciudad.
Después de unos meses, en invierno, Akari, con 16 años, aunque ya se había visto con su hermana casi cada día a través de videollamadas, decidió aprovechar un puente festivo para ir a ver a su hermana. Como quería que fuera una sorpresa, no le dijo nada. Akari estaba en el tren emocionada, pensando en cómo se alegraría Akane de verla en persona. Tenía que llegar a media tarde, sin embargo, un incidente con la nieve hizo que todos los trenes de la línea se detuvieran durante horas, llegando Akari a su destino pasadas las 7 de la tarde. Entre que era invierno y anochecía antes, y que el cielo estaba completamente nublado, parecía plena noche, pues, aunque había luces por la ciudad, al ser una ciudad pequeña, no estaba tan iluminada como Takaoka u otras ciudades más grandes.
Akari sacó su móvil para poner la dirección donde vivía Akane en una aplicación de mapas, para poder llegar hasta allí. Pero antes de poder ponerla, el móvil de Akari se apagó por quedarse sin batería.
–¡¿Qué?! ¡No puede ser! – Exclamó la chica.
Aunque Akari no había salido con el móvil totalmente cargado, pensaba que era suficiente la carga que tenía para llegar a donde vivía su hermana. Y realmente hubiera sido así, si no fuera por la incidencia en los trenes. Akari no contaba para nada con ello, y es que las incidencias en los trenes japoneses son algo muy fuera de lo común. Pero para su desgracia, el día que en que ella cogió uno, pasó. Y no tuvo en cuenta la batería del móvil cuando estuvo mirándolo la mayor parte del tiempo que estuvieron parados, para así pasar el tiempo, llegando a casi agotar su batería sin darse cuenta, agotándose por completo antes de poder poner la dirección donde estaba Akane.
Akari no podía creer su mala suerte, aunque reconocía que una parte era culpa suya, por no comprobar la batería del teléfono mientras lo usaba en el tren y ahorrar una parte para después. Tampoco podía llamar a Akane por el teléfono de la estación para que fuera a recogerla con el coche, aunque eso arruinara la sorpresa, porque en esa estación solo había uno, y estaba ocupado, y había más de 10 personas haciendo cola, seguramente todos para avisar a sus conocidos que habían llegado tarde por culpa de la incidencia.
Ahora Akari se encontraba perdida en una ciudad desconocida, sin saber qué hacer ni a dónde ir. La chica se encontraba algo nerviosa, mirando primero a un lugar, y después a otro, girándose cada algunos segundos, como intentando buscar algo que le diese una idea, cosa que no pasó.
–¿Necesitas ayuda?
Esa voz la sorprendió. Akari se giró, viendo que venía de un chico de más o menos su edad y un poco más alto que ella. El chico tenía el pelo anaranjado, y parecía que iba despeinado, con varios mechones de pelo acabando en punta, en diferentes direcciones.
–He visto que parecías algo preocupada. ¿Estás perdida?
–Ah… Es que iba a casa de mi hermana para darle una sorpresa, pero el tren ha llegado tarde y me he quedado sin batería en el móvil, así que no sé cómo llegar allí.
–Vaya, qué mala pata… ¿Dónde vas? Te acompañaré.
–¿Eh? N-No hace falta. – Dijo Akari moviendo las manos. – Puedes indicarme dónde está y ya.
–No, es mejor que te acompañe.
–¿Eh? – Soltó Akari algo extrañada.
–No es que pase a menudo, pero en esta ciudad hay varios pervertidos y acosadores. Es peligroso para una chica ir sola por la calle a estas horas, y más si no te conoces la ciudad. – Eso asustó un poco a Akari. – No quiero que te pase nada, así que es mejor que te acompañe.
Akari dudó unos segundos.
–Bu-Bueno…
–¿A dónde vas?
–Esto… Voy al bloque 6 edificio 3 del distrito 2.
Nota: La gran mayoría de calles en Japón no tienen nombre, y se orientan así.
El chico sonrió.
–Vaya, pues qué casualidad. Mi casa está en esa dirección, así que no tengo que desviarme mucho. Vamos.
El chico empezó a andar, y Akari, algo nerviosa, le siguió. Ella no era del tipo de personas que desconfían de la gente, pero aquello le pareció algo raro, y hacía poco había visto el capítulo 20 del anime ARIA The NATURAL, donde una chica también llamada Akari confió en una persona desconocida sospechosa y casi le cuesta la vida. Y sumado al aspecto del chico, bien podría ser que él fuera precisamente uno de esos acosadores, y que le dijera de acompañarla solo para poder llevarla lejos de la gente y poder acosarla. Akari sacudió su cabeza.
–No, no debo pensar esto. Juzgar a la gente por su aspecto está mal. Además, está haciendo un favor al acompañarme. Seguro que es buen chico.
Sin embargo, aunque Akari pensaba eso, no podía sacarse de la cabeza lo que le sucedió a su tocaya en el capítulo 20 de ese anime, por lo que no podía dejar de pensar que a lo mejor ese chico la estaba engañando y solo quería alejarla de los demás para poder hacerle cosas pervertidas. Que no pudiera alejar esos pensamientos de ella le molestaba. El chico se dio cuenta que Akari parecía algo triste.
–¿Estás bien? – Preguntó, devolviendo Akari a la realidad.
–¡Ah, s-sí, tranquilo!
–¿Temes que pueda surgir alguno de esos pervertidos?
–Ah… B-Bueno…
–Tranquila, no se acercarán si vas acompañada. Solo suelen acosar a chicas indefensas.
Akari quería creer que aquel chico era buena persona, ya que por lo que decía parecía que realmente solo quería ayudarla, pero seguía sin poder dejar de pensar que a lo mejor él era uno de esos pervertidos, y no poder dejar de pensar en eso la frustraba. No quería desconfiar de alguien solo por su aspecto, pero no podía dejar de hacerlo.
–¿Dices que ibas a ver a tu hermana? – Preguntó el chico para romper el hielo, pues era un poco incómodo caminar juntos sin decir nada.
Akari asintió.
–Sí. Encontró trabajo aquí hace unos meses, y aunque nos vemos casi cada día por videollamadas, hoy es la primera vez que vengo en persona aquí. Quería darle una sorpresa, pero por culpa de una incidencia el tren ha llegado tarde y me he quedado sin batería en el móvil.
–Ya veo. Suerte que pasaba yo por allí. – Dijo el chico con una sonrisa.
Aquello hizo pensar en algo a Akari. Casi no había nadie por la calle. En todo el trayecto que hizo desde que se encontró con el chico apenas había visto a 3 personas más, y él precisamente dijo que era peligroso ir sola por las calles a esas horas, dando a entender que esos acosadores salían por la tarde y la noche. Y que él estuviera en la calle a esas horas de nuevo le hacía pensar que a lo mejor él era uno de ellos. La chica, con algo de miedo decidió preguntar.
–¿Y tú qué haces caminando por la calle a estas horas?
Si el chico no supiese qué responder o se quedase dudando, Akari pensaría que es porque es un acosador y saldría corriendo de allí. Pero no pasó. El chico respondió tranquilamente y con una sonrisa.
–Vengo de casa de mi novia. El tiempo se me ha pasado tan rápido que no me he dado cuenta de la hora que era, así que se me ha hecho tarde, y ahora volvía a mi casa.
–Ya veo…
Aquello calmó un poco a Akari. Que tuviera novia le pareció una buena señal, pues no debía ser muy mal chico si una chica aceptó ser su novia. Sin embargo, no pudo evitar pensar que fuera un maltratador, de esos que pegan a sus parejas, de forma que ellas siguen estando con ellos solo por miedo de que las maten si los dejan, o directamente que aquello de que tuviera novia era mentira.
Akari cerró los ojos con fuerza y sacudió su cabeza de un lado a otro. No podía entender por qué no dejaba de tener esos pensamientos, y se sentía muy mal por ello. El chico se dio cuenta de que algo le pasaba.
–¿Estás bien?
–¡Ah, s-sí! – Respondió Akari forzando una sonrisa.
–¿De verdad? – Preguntó el chico algo incrédulo.
–Sí, no pasa nada. – Respondió Akari con la misma sonrisa forzada.
El chico decidió no insistir más.
–Bueno, ahora debemos girar por aquí.
–¿Eh? – Soltó Akari al ver por dónde debían ir. – ¿P-Por aquí?
–Sí. – Asintió el chico.
Era un callejón bastante estrecho, y casi sin iluminación, con tan poca luz que no se veía dónde terminaba. Tanto podía tener 20 metros como 200. La calle por donde iban tampoco es que estuviera muy iluminada, pero parecía una avenida en comparación con ese callejón. El chico se dirigió hacia allí.
–Vamos.
–No…
Eso extrañó al chico, que se giró.
–¿Eh? Pero es por aquí.
–No… No quiero…
El chico vio que Akari estaba asustada. Al principio pensó que tal vez le daba miedo la oscuridad, pero rápidamente ató cabos, y esbozó un indicio de sonrisa.
–Ya entiendo… Crees que yo soy un acosador y quiero llevarte por aquí para acosarte.
Akari se asustó.
–¡No! – Mintió. En realidad pensaba exactamente eso.
–¿Es por mi peinado, tal vez? – Dijo el chico pasándose la mano por uno de sus mechones de pelo.
–¡N-No, de verdad, no pienso eso! – Mintió de nuevo. – ¡E-Es que me da miedo la oscuridad!
–Tranquila, no tienes que buscar excusas. Te entiendo. No me conoces de nada, y de repente aparezco yo y te digo que voy a ir contigo y que hay que ir por aquí. Es normal que desconfíes.
Akari quería buscar alguna excusa más, pero se dio cuenta de que no servía de nada. El chico la había calado por completo.
–Sigamos por esta calle, entonces. Más adelante hay otra más iluminada. Daremos algo más de vuelta, pero hay más luz.
El chico siguió andando por la misma calle por la que iban, y Akari fue tras suyo bastante avergonzada y triste. El miedo había podido con ella y el chico había terminado por darse cuenta que Akari creía que él era un acosador, haciendo sentir mal a Akari, ya que creía que con eso había herido los sentimientos del chico.
Ninguno de los dos dijo nada más durante el resto del camino, aunque al chico no parecía importarle. Finalmente, tras unos minutos, llegaron al destino indicado.
–Bien, hemos llegado. – Dijo el chico con una sonrisa.
–Gracias… – Dijo Akari con la mirada bajada. – Y lo siento…
–¿Eh? – Se extrañó el chico. – ¿Lo sientes por qué?
–Por dudad de ti y pensar que eras un acosador…
–Ah, tranquila, no pasa nada.
–No, sí que pasa. Eres un chico muy amable, te has ofrecido a acompañarme para que no fuera sola por la calle a estas horas y yo pienso que querías acosarme. Siento mucho haber pensado mal de ti.
–Vamos, ya te he dicho que no pasa nada. – Dijo el chico sin perder su sonrisa, haciendo que Akari levantara su mirada y lo viera directamente a la cara. – Es normal. No me conoces de nada. Estás en una ciudad desconocida y de pronto un chico te dice que te va a acompañar, y encima te quiere hacer pasar por ese callejón casi sin luces. No sé en qué estaba pensando. Para mí es algo normal, pero entiendo que haya chicas que les dé miedo pasar por esos lugares por miedo de acosadores y violadores. Debería haber pensado más en ti.
Akari se sorprendió al ver que era el chico quién se estaba disculpando cuando él no había hecho nada malo, sino al contrario.
–¿Entonces… No estás enfadado de que desconfiara de ti?
–Para nada. – Dijo el chico sin dejar de sonreír. – Es normal desconfiar de que alguien que no conoces te diga que te va a acompañar hasta donde vas a ir sin que haya nadie más alrededor. Entiendo que te haya asustado un poco que haya aparecido de repente y te haya dicho que te iba a acompañar, pero tenía miedo de que alguien te hubiera hecho algo si ibas sola. Siento si te he asustado, pero lo importante es que has podido llegar a donde querías sana y salva.
Aquello hizo que Akari también le sonriera.
–Eres muy buen chico. Tu novia tiene mucha suerte de tenerte como pareja.
–Gracias. Tu novio también tiene mucha suerte de tenerte como pareja.
–Ah, no tengo novio.
–Oh, perdón. Tu novia entonces.
–Tampoco tengo novia...
–¿Eh? ¿Me estás diciendo que no tienes pareja? – Se sorprendió el chico.
Akari asintió.
–¿Y eso? Alguien como tú debería estar quitándose los chicos de encima todo el rato.
–Es que tengo poca presencia. La gente no suele darse cuenta de que estoy allí y suelen ignorarme, así que es normal nadie se haya fijado en mí. – Dijo Akari con una sonrisa triste.
–Eso no es verdad. – Dijo el chico serio, sorprendiendo a Akari, que lo vio serio por primera vez desde que se encontró con él. – Es cierto que no te conozco, pero eso de que tienes poca presencia es completamente falso. Yo te he visto aunque ni siquiera estaba mirando en esa dirección cuando pasaba cerca de la estación. Y aunque hemos pasado poco rato juntos, me basta para saber que eres una chica muy simpática y buena. Tu actitud debería ser suficiente para atraer a la gente a tu alrededor. Y por si fuera poco, también eres guapa. Estoy seguro de que pronto encontrarás alguien que sabrá ver todo eso en ti y valorarte como te mereces, así que no dejes que nadie te diga otra vez que no tienes presencia.
Aquello hizo ruborizar a Akari, quien pocos segundos después mostró una tierna sonrisa.
–Es lo más bonito que me han dicho en mucho tiempo. Muchas gracias, esto…
Ambos se dieron cuenta entonces que Akari no sabía el nombre del chico, por lo que este se lo dijo.
–Yuuki Rito. – Dijo volviendo a sonreír.
–Akaza Akari. – Dijo Akari.
–Ha sido un placer conocerte, Akari.
–Lo mismo digo, Rito-kun.
–Espero que te vaya todo muy bien.
Akari asintió.
–Lo mismo digo.
Ambos se quedaron mirando sonriendo por unos segundos, hasta que Rito se despidió.
–Bueno pues. Hasta otra. – Dijo, para después empezar a irse.
–¡Cuídate! – Le dijo Akari mientras este se iba.
–Igualmente. – Respondió Rito levantando el brazo.
Akari se quedó mirando hacia donde fue Rito con una sonrisa. No solo ningún chico le había dicho nunca algo como eso, es que tampoco se lo había dicho ninguna de sus amigas. Akari sentía una calidez en su corazón tras lo que le dijo Rito, sintiéndose valorada por primera vez en mucho tiempo. Sin embargo, en el exterior seguía haciendo frío, por lo que Akari estornudó, devolviéndola a la realidad.
–Brrrrr, qué frío… Mejor entro ya.
Akari llamó a la puerta del apartamento, sorprendiéndose mucho Akane de verla, que la abrazó con mucha fuerza, y Akari le devolvió el abrazo. Ambas cenaron y después se bañaron juntas. Después las dos se fueron a dormir en la misma cama.
Debido al frío, ambas estaban tapadas con mantas, que incluso daban un poco de calor, recordando a Akari lo que sintió cuando Rito le dijo eso.
–Yuuki Rito…
Akari recordó lo amable que fue Rito en todo momento aun cuando ella desconfió de él, lo bonito que fue lo que le dijo, así como su sonrisa. De hecho, después de aquello cambió su forma de verlo.
–Era bastante guapo. – Akari sonrió y cerró los ojos. – Me pregunto si volveré a verle algún día.
Y así, Akari se quedó dormida con ese sentimiento de calidez en su corazón gracias a la actitud de ese chico llamado Rito.
Y así otra chica que cae a los pies de Rito XD
Para quien no lo sepa, Rito es el protagonista de la saga To LOVE Ru, una saga ecchi en extremo y harem, donde prácticamente cada chica que aparece se enamora de Rito XD
Aunque la verdad es que eso no hubiera podido pasar de verdad en la serie… Rito no hubiera podido dar ni dos pasos antes de tropezarse y caer sobre las tetas de Akari XD
Si os preguntáis por qué puse a Rito… Pues no lo sé. Al principio no tenía que ser Rito, sino un chico random. También se me ocurrió por un momento poner a Hiroshi, de Akari Magica, pero al final opté por poner a Rito. Supongo que cuando pensé en un buen chico se me ocurrió él. Cierto que hay muchos otros buenos chicos en el anime, pero él fue el que se me vino a la mente.
Y sé que tendría que haber puesto esto en la sección de crossovers, pero entonces hubiera sido spoiler, ya que se habría sabido desde el principio que el chico era Rito, y no quería. Quería que fuera sorpresa.
Por cierto, si os preguntáis quién es la novia de Rito… Eso lo dejo a vuestra imaginación XD
En fin, espero que os haya gustado. No dudéis en dejar vuestros comentarios, estaré encantado de leerlos. :)
