Capítulo 5: Prueba de combate.
El primer día de clases fue intenso para Izuku, pero el haber terminado segundo en las pruebas físicas y haber conseguido su primera amiga lo hizo un buen día.
Saliendo de la escuela pudo ver a la chica de cabello castaño en la estación de metro. Al principio quiso acercarse y por fin preguntarle su nombre, pero el recuerdo de lo que ocurrió la última vez que se vieron no se lo permitía, así que Izuku hizo todo lo posible para que ella no lo notara. En realidad, sus intentos fueron fallidos, pues aquella chica sí que lo vio, pero tuvo la misma reacción que él y tampoco se le acercó.
Los días siguiente las clases continuaron sin ningún incidente. Izuku estaba sentado en su lugar, hablando con Rumi. La chica era muy habladora una vez tomaba confianza, por lo que Izuku casi nunca se tenía que preocupar por iniciar la conversación. Durante las clases, Izuku se emocionó mucho al ver a Midnight como su profesora, aunque no tuvo ninguna oportunidad de hablar con ella.
Ya era pasado el almuerzo, por lo que la siguiente clase eran los estudios heroicos, y el chico estaba muy emocionado.
—Escuché que All Might será nuestro profesor hoy — comentó Izuku.
—También escuché eso. Me pregunto qué cosas nos puede enseñar el número uno. — Rumi también se veía emocionada por esto.
En ese momento, todo el salón pudo escuchar una voz grabe y alegre venir del pasillo. Izuku la reconoció al instante; la había escuchado en sin fin de entrevistas y videos en internet.
—¡Ya estoy aquí…para dar la clase!
Con un rápido movimiento, un enorme hombre rubio y musculoso entró al salón con una pose extravagante. Toda la clase reaccionó emocionada al reconocer al héroe número uno de Japón.
—¡Por dios, en serio es él! ¡No puedo creer que aprenderé directamente de All Might! ¿Me recordará? Obviamente no me recuerda, él salva a cientos de personas al día…pero ¿y si me recuerda?
La mente del chico era un lio de nervios y alegría por tener a su ídolo como su profesor. Salió de su transe cuando un pequeño golpe en su hombro de parte de Rumi le llamó la atención.
—Viejo, tienes una sonrisa de idiota— dijo Rumi con una expresión divertida.
—¡¿Qué?! ¡¿En serio?! es que soy un gran fan.
—Sí, ya me di cuenta. — la reacción de Izuku le parecía adorable.
—¡Bien chicos! — continuó el héroe— ¡Como su nombre dice, la clase de fundamentos heroicos es donde aprenderemos lo principal al momento de actuar como héroes, y por eso mismo, nuestra primera lección será…! — All Might rebuscó en su traje, sacando una tarjeta que decía "Battle" de forma algo exagerada— ¡Una prueba de combate!
Todos los alumnos se vieron emocionados por al fin hacer algo de "héroes". Izuku giró para ver a Rumi, y la encontró con una gran sonrisa y con los ojos llenos de emoción, como era de esperarse.
—¡Ahora bien, para su primera prueba de combate hemos preparado sus trajes siguiendo sus solicitudes!
Varios compartimentos se abrieron desde la pared, mostrando varias cajas que contenían los trajes de los alumnos.
—¡Cámbiense y vayan a la pista B, rápido!
Todos se apresuraron en ir a los vestidores para ponerse sus trajes. El traje de Izuku era realmente simple. Era un leotardo de color verde oscuro de cuerpo completo con un diseño de camuflaje, diseñado específicamente para estirarse y poder cambiar de forma sin romperse o desgarrarse. No poseía ni zapatos ni guantes, ni tampoco ningún accesorio.
Una vez listo, Izuku se dirigió afuera junto con el resto de su clase, donde pudo tener un vistazo del traje de sus compañeros. Al ver lo elaborados que eran los trajes de algunos de sus compañeros, el chico sintió un poco de vergüenza pues le pareció que el suyo era muy aburrido.
—¡Izuku!
Al voltear, Izuku pudo ver que era Rumi quien lo llamaba. Su traje también consistía en un leotardo, que era de color blanco con morado, pero este no poseía mangas ni piernas, junto con unas medias hasta los muslos y guantes blancos, además de unos zapatos que asemejaban la forma de la pata de un conejo.
El traje de Rumi dejaba poco a la imaginación en cuanto a su figura, lo que hizo que Izuku se sonrojara al verla.
—¡Viejo, me gusta tu traje! ¡Es muy práctico!
—G-gracias—respondió el chico sin querer voltear a verla.
Con todos reunidos, All Might prosiguió explicando las reglas del ejercicio.
La prueba consistía en una práctica de combate bajo techo, con dos equipos enfrentándose; uno de héroes y uno de villanos. Los villanos deberán proteger una "bomba nuclear", mientras que los héroes deben intentar capturarla, todo en un tiempo límite, también ganará el equipo que capture al contrario.
Al repartir los equipos, Izuku estaba rogando en su mente que le tocara con Rumi, sin embargo, cuando resultó estar en el equipo A y se encontró con su compañera, su rostro se puso pálido. Frente a él se encontraba la chica de cabello castaño. Ambos se observaron y se sonrojaron al instante.
—¡La vida en serio me odia!
Ambos se veían visiblemente incomodos, algo que no pasó desapercibido para Rumi ni para la chica de piel rosa. Fue Uraraka la que rompió el silencio incómodo.
—Emm…pues… ¡Hay que dar nuestro mejor esfuerzo…! ¿okay?
Viendo el rostro de Uraraka, Izuku pudo ver como se esforzaba por tener una interacción, aunque sea un poco normal con él, por lo que decidió dejar su vergüenza de lado, al menos por ahora.
—¡Y los equipos que se enfrentarán en el primer combate serán…el equipo A y el equipo D! — anunció All Might.
Izuku vio con desgana como tenía que ir contra el equipo donde estaba Katsuki.
—Mierda…en serio me odia— dijo Izuku al aire, confundiendo a su compañera.
Los participantes comenzaron a dirigirse a la prueba, mientras que All Might y el resto de los alumnos se dirigían a la sala de observación. Antes de separarse por completo de su grupo, Izuku escuchó que alguien llamaba su nombre, al voltear encontró a Rumi, parada a varios metros de distancia de él.
—¡Ve y pártele la cara a ese imbécil!
Izuku le devolvió una sonrisa nerviosa con un suave "ok", lo que no convenció a Rumi, pero aun así se dio la vuelta, dejando que ambos siguieran con su camino.
Izuku y Ochako se encontraban fuera del edificio donde sería el ejercicio. Tenían 5 minutos para estudiar el mapa del edificio y planear una estrategia.
—Entonces, ¿cómo crees que deberíamos…? ¿Midoriya-kun?
Ochako había volteado a ver al chico, solo para encontrarlo con una mirada de fastidio total.
—¿Ah?, disculpa, es solo…que no quiero enfrentarme a Katsuki.
—Emm…ustedes se conocen, ¿verdad?
—Sí, nos conocemos desde hace mucho, y nos detestamos, supongo que lo notaste el primer día, cuando discutimos.
—Sí, entonces ¿por qué no quieres enfrentarlo? ¿Es muy fuerte?
—No es eso, no creo no poder ganarle, es solo… ¿alguna vez has intentado arreglar una silla que no deja de rechinar y terminas dándote por vencido?, pero entonces alguien llega y te dice que lo hagas, así me siento.
—Creo…que entiendo el sentimiento.
—Conociéndolo, lo más seguro es que trate de atacarme apenas entremos, y lo peor es que, si me ataca…no creo que pueda no pelear con él.
—Así de mal se llevan ¿eh?
—Sí.
—¿Y…si aprovechamos eso?
Izuku volteó a ver a Uraraka con una expresión confundida.
—¿Cómo?
—Bueno, si Bakugo-kun viene a atacarte de cabeza, eso significaría que dejaría a su compañero solo, así que podríamos aprovecharnos de eso.
—…Sí, eso suena a un buen plan.
Izuku sacudió sus pensamientos, estaba tan concentrado en la idea de tener que pelear con Katsuki que había olvidado hacer un plan. El chico procedió a darse un par de palmadas en el rostro para despejarse, y luego se puso con Uraraka a intentar hacer una estrategia con el tiempo que les quedaba.
Cuando pasaron esos 5 minutos, Izuku y Uraraka se adentraron al edificio, y no pasó mucho tiempo antes de que Izuku le diera una señal a su compañera para que se detuviera.
—Ahí viene— dijo Izuku. Podía escuchar a su adversario acercarse con su oído mejorado.
Desde la esquina opuesta, Izuku y Ochako vieron a Katsuki aparecer de repente, notándolos y yendo directamente hacia ellos.
—¡Aquí estás, maldito monstruo!
—¡Uraraka, vete! — gritó Izuku, a lo que su compañera respondió alejándose.
Mientras la chica se iba, Katsuki saltó hacia Izuku impulsado por explosiones.
—¡No te distraigas, imbécil!
Katsuki se lanzó hacia Izuku, golpeándolo con una fuerte explosión desde su brazo derecho. Cuando el humo se dicipó, Katsuki pudo ver a Izuku; su brazo izquierdo se había recubierto de amplias placas quitinosas y había absorbido toda la fuerza de su explosión, mientras que su brazo derecho había crecido en tamaño.
Con un rápido movimiento, Izuku golpeó el estómago de Katsuki con su puño derecho, haciendo a su contrincante volar un par de metros. Katsuki calló de espaldas al suelo, pero rápidamente giró y se reincorporó.
—¡Parece que por fin te defiendes, monstruo!
—¡Esta ya no es solo la escuela! ¡Aquí nadie me recriminará por hacerte pedazos!
En la sala de control, los demás alumnos y All Might veían la pelea de los chicos.
—¡Diablos! ¡En serio se odian! — dijo la chica de piel rosa.
—Ya me había dado una idea, pero no pensé que fuera tan malo— ahora habló la chica con características de rana.
—¿Ya habían visto esto? — preguntó All Might.
—¡Sí! ¡El primer día esos dos casi se pelean en el salón, antes de que las clases siquiera empezaran! — dijo nuevamente la chica de piel rosa.
All Might comenzó a tener dudas sobre este enfrentamiento, si estos adolescentes se odiaban así, era muy posible que alguien saliera herido.
Rumi observaba las pantallas con una expresión divertida. Le emocionaban las peleas, sí, pero también quería ver a Izuku derrotar a Katsuki, por lo que veía el enfrentamiento con cierta expectación.
De vuelta al ejercicio, ambos chicos seguían peleando. El cuerpo de Izuku se había cubierto de escamas que amortiguaban las explosiones, mientras que sus pies ahora parecían garras de ave, lo que le permitía un mejor agarre en las paredes para impulsarse; sus brazos solo habían crecido en musculatura.
Bakugo saltó hacia Izuku, y al estar frente a él, soltó una explosión con la que se reposicionó detrás de su adversario. Antes de que Bakugo pudiera atacarlo por la espalda, Izuku reaccionó soltando una fuerte patada hacia atrás, lo que se interpuso con la explosión de Katsuki.
Nuevamente, Bakugo saltó hacia Izuku, pero esta vez, en lugar de usar una finta, utilizó ambas manos para crear una gran explosión frente a Izuku, forzándolo a cubrirse con ambos brazos. Con la nube de humo frente a él, Katsuki regresó su mano derecha detrás de él y la lanzó haciendo un arco por lo bajo de su cuerpo, apuntando al abdomen y piernas de Izuku. Inesperadamente, de la nube de humo salió una garra de ave que atrapó el antebrazo derecho de Katsuki, deteniendo su ataque. La nube se había dispersado lo suficiente para que se pudiera ver a Izuku de pie sobre una pierna, mientras que la otra se había estirado más de lo normal para interceptar a su oponente. Con un fuerte tirón, Katsuki fue arrastrado hacia la nube y disparado por el lado contrario, rodando en el suelo y poniéndose nuevamente de pie.
Esta vez fue Izuku quien se lanzó al ataque, corriendo hacia un Katsuki que apenas había vuelto a subir su guardia. Con un rápido movimiento, Izuku esquivó una explosión que iba directo a su cara, tomó el brazo de su contrincante y, aprovechando su fuerza superior, lo levantó y azotó contra el suelo, para luego levantar una pierna con la intención de aplastarlo con un pisotón. Katsuki esquivó la garra fácilmente impulsándose hacia un lado con sus explosiones, para luego volver a usar su quirk para levantarse y dar vueltas en el aire, acelerando su giro, terminando con una explosión que dio de lleno en el rostro de Izuku. Antes de que Katsuki pusiera sus pies de nuevo en el suelo, un gran puño salió de la nube de humo, el cual apenas pudo bloquear con su brazo izquierdo. El golpe fue pesado, lanzando al rubio varios metros por el aire. Al despejarse el humo, se pudo ver a un Izuku con el rostro lastimado, pero que aún veía desafiante a su oponente.
—¡Diablos, ese chico Midoriya es duro! ¡Ha estado recibiendo esas explosiones sin retroceder! —expresó el chico de cabello rojo en punta.
—Supongo que es por esas escamas que cubren su cuerpo— dijo una chica de cabello negro en cola de caballo—, pero Bakugo es muy rápido y tiene grandes reflejos.
—¿Entonces será una pelea de desgaste? — preguntó un chico rubio con un rayo negro en su pelo.
—¡Excelente análisis, chicos! — gritó All Might— ¡Pero recuerden, esto todavía es un ejercicio de protección y captura! ¡Si solo se centran en pelear, ambos equipos se ponen en situación vulnerable para que el otro se aproveche!
—¡Maldito monstruo! ¡Sigues siendo igual de molesto! ¡¿No podías solo aceptar que no estás hecho para ser un héroe?!
—¡¿En serio estas intentando discutir ahora mismo, imbécil?!— Izuku estaba comenzando a perder los estribos.
Otro asalto de Bakugo alcanzó a Izuku con una explosión en su pecho, pero Midoriya tomó la mano de Katsuki y lo levantó por encima de su cabeza, con la intención de azotarlo contra el suelo, pero fue en ese momento que el comunicador de Izuku sonó.
—Midoriya-kun—se escuchó la voz de Ochako del otro lado—, encontré la bomba, está en el quinto piso, en el lado este.
—¡Bien, gra-! —Izuku no pudo terminar de responder pues una explosión dio de lleno en su rostro, haciendo que soltara a Katsuki.
—¡No te distraigas, idiota! —Bakugo había aprovechado el descuido de Izuku.
Izuku pudo sentir sus ojos arder. Dolía. Hasta ese momento, Izuku se las había arreglado para no recibir ningún golpe que realmente lo afectara, pero ese último realmente dolió, haciendo que el chico perdiera lo último de temple que le quedaba.
—Tu… ¡Maldito bastardo!
Ese grito de Izuku sorprendió a todos los que lo escucharon.
—¡Midoriya, ¿estás bien?!—preguntó Ochako por el comunicador, pero no recibió respuesta.
Tras el grito, Izuku levantó ambos brazos y atacó a Bakugo, con la intención de aplastarlo. Katsuki fácilmente esquivó este ataque retrocediendo con una pequeña explosión, elevándose un poco en el aire. Sin cambiar su postura tras su anterior golpe, Izuku hizo crecer varios cuernos en forma de lanza des de su espalda hacia Bakugo, quien apenas logró esquivarlos impulsándose a su derecha, pero Izuku ya esperaba esto. En un movimiento muy doloroso para él, Izuku forzó a los cuernos a retraerse en su cuerpo, para luego girar, alineándolos nuevamente con su adversario y dar una fuerte tacleada, que terminó incrustando los cuernos en la pared. Por fortuna, ninguno de los cuernos había atravesado a Bakugo, pero si lo habían rozado, provocando varios cortes alrededor de su cuerpo, además de que lo habían inmovilizado.
—¡Joven Midoriya, tranquilízate! —la voz de All Might se escuchó del otro lado del comunicador— ¡Eso pudo lastimar gravemente a tu compañero! ¡Si haces algo así otra vez, estarás descalificado!
—¡¿Midoriya?! ¡Recuerda el plan! — por el canal privado se escuchó la voz de Ochaco quien intentaba llamar la atención de su compañero.
Pero esos llamados cayeron en oídos sordos. Sin siquiera intentar responder, Izuku separó sus cuernos de su cuerpo, irguiéndose frente a Bakugo, levantando un gran puño y propinando un fuerte golpe, que rompió los cuernos y mandó a Katsuki a volar, sin embargo, al mismo tiempo que Izuku se acercó para dar el golpe, Katsuki aprovechó para soltar una explosión con ambas manos a quemarropa sobre Izuku.
Izuku se tambaleó hacia atrás mientras Katsuki caía nuevamente al suelo. Cuando ambos se recompusieron, se observaron el uno al otro con un profundo odio.
—¡Maldito monstruo! ¡Solo eres un estorbo! ¡Un peligro para todos! —gritó Katsuki.
—¡¿Si tanto miedo me tienes porque no solo te vas?! ¡Le estarías haciendo un favor a todos!
—¡¿Miedo?! ¡¿Dices que te tengo miedo?! — los ojos de Katsuki estaban inyectados en sangre, y apretaba sus dientes tan fuerte que parecía que se iban a romper.
Con un movimiento agresivo, Katsuki llevó su brazo izquierdo frente a él, su mano derecha sosteniendo una pequeña anilla que sobresalía de la parte superior de su guantelete.
—¿…miedo? ¡¿Yo?! ¡¿De ti?!
Los ojos de Katsuki ya ni si quiera veían a Izuku, solo miraban en su dirección, perdidos por la rabia, algo que Izuku nunca había visto antes.
—¡Joven Bakugo, no lo hagas! — la voz de All Might se escuchó del otro lado del comunicador, pero nuevamente, cayó en oídos sordos.
—¡¿Miedo?! ¡Yo te mostraré miedo! —exclamó Bakugo, liberando la anilla de su guantelete.
Izuku sintió un profundo escalofrío ante esta acción; todos sus instintos se dispararon, gritando por un peligro inminente.
De un momento a otro, una enorme explosión de fuego salió disparada desde el guantelete de Bakugo, inundando el pasillo y tragándose completamente a Izuku. El estruendo fue tan grande que sacudió por completo el edificio y se sintió hasta la sala de observación.
En el quinto piso, tanto Iida como Ochako fueron sorprendidos por la repentina explosión.
—¡Midoriya-kun ¿qué ocurre? ¿estás bien?! — gritó Ochako al comunicador.
—¡Bakugo ¿qué diablos fue eso?!
Ambos jóvenes se veían preocupados por la pelea que estaba ocurriendo debajo de ellos.
Desde la sala de observación, todos los alumnos estaban anonadados por lo que acababa de pasar. La que estaba más conmocionada de todos era Rumi, quien acababa de ver a su amigo ser consumido por un pilar de llamas.
Antes de que ningún alumno pudiera decir algo, All Might habló de nuevo por el comunicador, esta vez con una voz más firme y autoritaria.
—¡Joven Bakugo, has ido demasiado lejos! ¡En este momento declaro el encuentro sus-!
—¡Espere!
El grito vino de no otra que Rumi. La joven tenía los ojos bien abiertos con una expresión preocupada en su rostro, pero no dejaba de apuntar hacia la pantalla con su mano.
—¡Ahí, en el humo! —gritó la joven.
Todos voltearon a ver la pantalla, encontrándose con la enorme nube que se había formado tras la explosión, pero pudieron ver algo. Mientras el humo se dispersaba y se hacía menos denso, una sombra se hacía visible dentro de la nube; era grande, muy grande para ser Izuku.
Bakugo observaba lo que acababa de hacer con un rostro descolocado. Acababa… ¿acababa de matarlo? Realmente actuó por impulso, pero al menos esperaba que lo esquivara, no que se quedara quieto y lo recibiera completamente. Aun no sabía cómo reaccionar a lo que acababa de hacer cuando una enorme figura salió del humo.
Con un fuerte movimiento que dispersó la nube, una enorme criatura apareció frente a Bakugo. Era un ser humanoide, de más de dos metros de alto, con una gran musculatura. Su cuerpo estaba cubierto de grandes y gruesas escamas de color verde oscuro. Poseía grandes manos y patas largas que terminaban en largas garras, además de una boca llena de colmillos. Sus ojos eran de un verde oscuro profundo. La única característica por la que se podría conocer su verdadera identidad era una pequeña mata de pelo verde que crecía de la parte trasera de su cabeza; fuera de eso, era la viva imagen de un hombre cocodrilo.
El cuerpo de Izuku estaba cubierto de varias heridas y quemaduras, y sus ojos veían a Bakugo con una profunda furia.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Izuku soltó un fuerte rugido que sonó a través del sistema de comunicación, aunque realmente no fue necesario, ya que había sido tan fuerte que llegó hasta la sala de observación sin problemas.
En el quinto piso, los otros dos alumnos escucharon ese rugido y un escalofrío les recorrió el cuerpo. Dejando de lado el ejercicio, ambos se apresuraron a bajar para detener a sus compañeros.
—¿Esa…esa cosa es Midoriya?
—¿Siempre pudo hacer algo así?
—¿Por eso Bakugo lo llamaba monstruo?
Todos los alumnos observaban al hombre cocodrilo que había aparecido de la nada y comenzaron a hacer sus preguntas. Algunos tenían expresiones asustadas, otros asombradas, pero era Rumi la única que tenía una expresión de alivio, que rápidamente se tornó en una de preocupación al ver como Izuku comenzaba a caminar hacia Bakugo. All Might, haciendo caso a su mal presentimiento, nuevamente habló por el comunicador.
—¡Atención! ¡Doy por terminado el ejercicio! ¡Todos ustedes deben detenerse ahora mismo y regresar a la sala de control!
La instrucción fue fuerte y clara, pero ante la atónita mirada de todos, Midoriya seguía acercándose a Bakugo con claras intenciones de atacarlo.
Izuku se movía a paso firme, con largas zancadas debido a su gran tamaño, gruñendo, con los ojos posados en su objetivo.
Por su parte Bakugo estaba congelado. Ese rugido lo había dejado paralizado en su lugar. Estaba temblando de pies a cabeza, y su cuerpo se negaba a escucharlo.
—¡Muévete! —se gritó Katsuki en su mente—¡Te va a matar! —pero su cuerpo no se movía.
Izuku había comenzado a levantar su brazo derecho. Ese brazo tenía suficiente fuerza para atravesar un muro de concreto sólido de un solo golpe.
—¡Joven Midoriya, deténgase! ¡El ejercicio ha terminado! —el grito de All Might nuevamente sonó por el comunicador, y nuevamente fue ignorado.
Los ojos del paralizado Bakugo se centraron en las enormes garras de Izuku. Eran largas, fuertes y afiladas; fácilmente podrían cortar metal.
Izuku ya se había acercado lo suficiente para atacar. All Might no esperaría más. El héroe estaba a punto de salir volando de la sala de observación para detener a Midoriya cuando sintió un peso caer sobre él y como jalaban su mano.
—¡Izuku, detente!
Otro grito inundó las comunicaciones, pero esta vez no era de All Might, si no que era el de una mujer. El grito estaba cargado de preocupación y angustia sinceras. El grito vino de no otra que Rumi. La chica había saltado sobre la espalda del héroe y había gritado hacia el comunicador con todas sus fuerzas.
La voz de su amiga, cargada de emociones, llegó a los oídos de Izuku, golpeándolo fuerte en el cerebro, obligándolo a recobrar su lucidez. De un momento a otro, Izuku se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer y se detuvo, comenzando a volver a su forma normal, ante la atónita mirada del resto de su clase y de All Might.
Fue en ese momento que ambos, Iida y Ochako, aparecieron, encontrando a Bakugo y a Midoriya cubiertos de heridas y golpes. Los recién llegados observaron a sus compañeros y al resultado de su pelea. El pasillo estaba destrozado, con un enorme agujero en el edificio obra de la explosión de Bakugo.
Cuando Izuku regresó completamente a su forma normal, levantó la mirada encontrando a sus otros dos compañeros, y con una mirada cansada comenzó a caminar hacia la salida. Ochako e Iida lo observaron mientras se alejaban, sin poder hacer ninguna pregunta, para luego girar a ver a Bakugo, quien seguía paralizado y temblando.
Iida se le acercó, con el propósito de intentar hablar con él para averiguar qué había ocurrido.
—Oye, ¿qué-?
Iida tomó el hombro de Bakugo, no fue ni agresivo ni repentino, fue un gesto para llamar su atención, pero la reacción de Katsuki fue soltarse rápidamente, girando y encarando a Iida. Lo que Iida se encontró fue algo que no esperaba para nada; Katsuki, aquel chico altanero que se había mostrado seguro de sí mismo en todo momento, tenía una expresión aterrorizada en su rostro, respirando erráticamente, con los ojos bien abiertos sin fijar su vista en ningún lado en específico. Esto conmocionó a Iida quien no supo cómo reaccionar, y estaba a punto de decir algo cuando un hombre enorme apareció frente a ellos.
—Joven Bakugo— All Might acababa de aparecer luego de un golpe de aire—, es hora de regresar— dijo, sosteniendo el hombro de Bakugo.
El joven rubio volteó a ver al héroe, comenzando a tranquilizarse. Terminó asintiendo con la cabeza y se dirigió a la salida, junto a los demás.
Ya en la sala de observación, los cuatro alumnos se veían preocupados por el resultado de su prueba. All Might veía a Izuku y a Bakugo con desaprobación, mientras ellos mantenían la vista baja.
—Mmm… debo decir— comenzó All Might —¡Que lo mejor de la prueba fueron el joven Iida y la joven Uraraka!
Los nombrados se sorprendieron por esto.
—¡El joven Iida no solo mantuvo la compostura aun cuando su compañero lo abandonó, si no que pudo reaccionar rápidamente a los movimientos de Uraraka, centrándose en el objetivo de la prueba! ¡Y Uraraka, aunque se dejó descubrir fácilmente, reaccionó de forma ejemplar ante el estruendo, dejando de lado el ejercicio para asegurarse que su compañero se encontrara bien, acción que siguió el joven Iida! ¡Lo hicieron excelente, ustedes dos!
Iida se veía más tenso de lo normal tras las palabras del héroe, mientras que Uraraka se había sonrojado un poco, y se rascaba la cabeza con vergüenza.
—¡Sin embargo, aun cuando su comportamiento fue remarcable… —All Might giró para encarar a Bakugo e Izuku — …el de sus compañeros dejó mucho que desear!
Ambos jóvenes se mantuvieron en su lugar, sin levantar la mirada en ningún momento.
—¡¿Por dónde debería empezar?! ¡Por lo que me dijeron sus compañeros, ambos tienen una relación complicada, sin embargo, eso no es excusa para el comportamiento que mostraron hoy! ¡Joven Bakugo, tus gritos e insultos no son propios de un héroe, ni tampoco el utilizar ataques de ese tipo contra tus compañeros! ¡Si no fuera por la rápida reacción del joven Midoriya, él ahora estaría con graves heridas, sin mencionar que ataques así de grandes son un despropósito al defender un objetivo, especialmente en sitios cerrados!
Bakugo solo apretó los puños ante este regaño.
—¡Joven Midoriya, pude ver que al principio sí estabas siguiendo un plan, pero dejaste que tus emociones se descontrolaran durante la pelea, y también usaste ataques muy arriesgados, además que al final estuviste a punto de atacar a tu compañero aun cuando el ejercicio ya había acabado! ¡No puedes permitirte perder el control de esa forma!
—…entiendo, discúlpeme. —fue una respuesta seca y llena de tristeza.
All Might los vio a ambos durante varios segundos, para luego dar un gran suspiro.
—¡Ambos deben superar sus diferencias si realmente desean convertirse en héroes, no los expulsaré esta vez, pero no tienten a su suerte! ¡Ambos recibirán un acta disciplinaria y un castigo por esto, y sus familias serán informadas de su comportamiento! ¡¿Está claro?!
—Sí— ambos respondieron al unísono.
—¡Bien! ¡Ahora vayan a la enfermería a que les revisen las heridas y después vayan a la sala de profesores; el profesor Aizawa ya fue informado de lo ocurrido y les impartirá su castigo!
Ambos se dirigieron en silencio hacia la enfermería. Tras su salida, el resto de sus compañeros siguieron con el ejercicio.
Ni Katsuki ni Izuku tenían heridas graves, por lo que salieron rápido de la enfermería, pero el profesor Aizawa se tomó su tiempo reprendiendo a los chicos uno por uno, empezando por el rubio, quien regresó al salón antes que Izuku. Cuando Izuku fue dejado ir por su profesor ya casi era la hora de salida, y se dirigió a su salón por sus cosas.
Cuando Izuku llegó a su salón, antes de entrar, pudo escuchar varias voces del otro lado de la puerta. Izuku se congeló al escucharlas. Les había mostrado a todos sus compañeros en lo que se podía convertir. Su mente comenzó a llenarse con los comentarios que sus antiguos compañeros de secundaria solían decir a sus espaldas. Comenzó a imaginarse los rostros de sus compañeros actuales llenos de desconfianza, miedo y asco.
—Bueno—pensó Izuku—, tarde o temprano pasaría. Tarde o temprano siempre pasa.
En su mente, Izuku ya se había dado por vencido, resignándose a volver a ser un exiliado entre sus compañeros; a estar rodeado de gente, pero solo, sin embargo, un pensamiento golpeó su mente. Un rostro se hizo visible frente a sus ojos; unos profundos y vivaces ojos rojos que lo veían con honestidad. Él podía soportar que sus compañeros lo excluyeran y le temieran, pero no creía poder soportar que ella lo hiciera. No entendía por qué, la conocía hacia menos de una semana, pero ella de alguna forma ahora significaba tanto para él. El pensar que ella podría verlo con miedo lo aterraba, pero también le daba una razón para entrar. No le interesaba lo que los demás pensaran de él, pero al menos tenía que arreglar las cosas con ella, al menos tenía que intentarlo.
Con esta nueva resolución, Izuku sostuvo la manilla de la
puerta, y la abrió con decisión, encontrándose con sus compañeros que estaban hablando, ya listos para irse. Estos giraron para ver al recién llegado, e Izuku se preparó para ver aquellas expresiones de miedo y asco en sus rostros, pero lo que ocurrió lo tomó tan desprevenido que tardó varios minutos en entender qué pasaba.
—¡Midoriya, viejo, estuviste increíble! ¡La forma en la que transformas tu cuerpo es impresionante! ¡Soy Kirishima Eijiro, mucho gusto!
—¡Tu enfrentamiento con ese idiota rubio fue increíble! ¡Yo soy Mina Ashido!
—¡Peleaste como un verdadero campeón! ¡Puedes llamarme Sato!
—Yo soy Tsuyu Asui, pero llámame Tsuyu, ¿ok?
Apenas entró al salón, sus compañeros los rodearon y comenzaron a bombardearlo con cumplidos y elogios, algo que era completamente nuevo para Izuku, y al no saber cómo reaccionar, terminó congelado en su lugar, sin poder moverse ni hablar, solo balbuceando respuestas a medias.
—¡¿Eh?! ¿Gra-? ¿qué?
—¡Sí! ¡La forma en la que superaste esa enorme explosión fue tan varonil, viejo!
—¿Eh?
—¡Tu quirk te permite cambiar de forma, ¿verdad?! ¡Es super genial! ¡Me encanta!
—¡¿Eh?!
—¿Y cómo funciona? ¿Tiene alguna consecuencia?, por ejemplo, si yo uso el mío mucho, me empieza a dar sueño.
—Llámame Tsuyu, ¿ok?
—¡¿Eh?! ¡Yo-! ¡Esto-! ¡¿EH?!
La mente de Izuku estaba dando vueltas intentando entender qué pasaba. ¿No están asustados? ¿Ni un poco? Lo entendía de Rumi, ella era demasiado directa y tenía demasiada experiencia para que algo como eso la asustara, pero todos ellos estaban en sus mismas condiciones. Lo peor era que no solo no estaban asustados, si no que parecían emocionados, ¿Acaso todos los que entraban a Yuuei eran unos adictos al peligro?
—¡Chicos, tranquilos, lo están agobiando!
Acercándose desde atrás venía Uraraka, quien había notado la expresión completamente desconcertada del chico. Ella venía junto a Iida. Al ver a la castaña, Izuku recuperó la compostura, pues tenía algo que decirle.
—¡Ah, Uraraka-san! Yo…esto…discúlpame, por mi culpa terminaste fallando en la prueba. También va para ti, Iida-san, si no fuera por mi pelea con Katsuki, podrías haber completado la prueba, perdóname.
Izuku les había dado una reverencia, lo que sorprendió a todos sus compañeros.
—¡No te preocupes! Aun si fallamos, recibimos unos puntos por nuestro desempeño— dijo Uraraka, agitando sus manos frente a ella, apenada por la reacción de Izuku.
—Ella tiene razón, Midoriya-kun. Quien debería estar preocupado ahora eres tú. Sacaste un cero. Aun si es el inicio del ciclo escolar, tendrás que dar lo mejor de ti para mejorar esas notas.
Izuku levantó la cabeza, aliviado que ninguno de ellos estuviera enojado con él.
Al levantar la vista pudo verla, del otro lado del salón. Rumi parecía que acababa de terminar de hablar con el resto de las chicas de la clase y se dirigía a la puerta. La vista Izuku y Rumi se cruzaron un momento, y fue ahí que el chico sintió que algo no estaba bien. Ella no lo veía de la misma forma que antes. No había miedo en su rostro, lo que fue un alivio para Izuku, pero parecía realmente enojada con él.
—Rumi, yo…
El chico no pudo decir nada, pues la chica lo ignoró por completo y se fue, cerrando la puerta detrás de ella. El evento fue tan rápido que ninguno de sus compañeros lo notó, y siguieron hablando entre ellos.
—Entonces, ¿nos vamos?
La pregunta vino de Ochako. Ella e Iida ya tenían sus cosas listas, y veían a Midoriya, esperando su respuesta.
—Ah, no, lo siento. Como castigo tengo que limpiar varias aulas antes de irme a casa. De hecho, tengo que hacerlo por el resto del mes.
—Supongo que es un castigo adecuado, ¿le dieron el mismo castigo a Bakugo-kun? — preguntó Iida.
—No lo sé, estaba fuera de la sala de profesores mientras hablaban con él, pero de ser así probablemente ya fue a hacerlo— respondió Izuku, luego de ver que Bakugo no estaba en el salón.
Tras esto, Izuku se separó de sus compañeros para dirigirse a cumplir con su castigo. El chico tenía asignados todos los salones de ese piso, por lo que luego de ir al salón de suministros por utensilios de limpieza, comenzó a limpiar. La limpieza era simple; limpiar las bancas y el pizarrón, recoger la basura que haya quedado y terminar de acomodar los pupitres.
Izuku estaba limpiando la primera aula. Ya había avisado a su madre que llegaría tarde, y estaba intentando pensar como le explicaría lo que pasó, y que seguramente lo castigaría el resto del mes. El solo imaginar la reacción de su madre le hacía temblar un poco.
Mientras limpiaba, el chico comenzó a pensar en su pelea con Bakugo, golpeándose mentalmente por haberse dejado llevar así; por permitir que el rubio lo sacara de sus casillas. Por suerte, a pesar de su transformación, sus compañeros no parecían haber reaccionado de forma negativa, o al menos no todos. Al pensar en sus compañeros, el rostro de Rumi regresó a su mente.
Rumi era complicada. Esa era una de las cosas que Izuku había aprendido mientras convivía con ella. Aun si sus gustos eran simples, su humor podía cambiar completamente de un segundo a otro, y sus reacciones eran realmente intensas independiente mente de qué tipo de emoción sintiera. Si algo le hacía gracia, se reía a carcajadas, pero si la molestaba, fruncia el ceño e intentaba darle una patada. Es por todo lo que sabía Izuku sobre Rumi que él no conseguía entender qué la había hecho enojar tanto como para no hablarle. El chico no dejaba de darle vueltas en su cabeza.
—… ¿será por qué fallé la prueba? …no, no creo que sea eso, me hubiera dicho algo…mmm… ¿Será por algo qué dije?, pero no hemos hablado desde antes del ejercicio…
Fue en ese momento que lo recordó. Justo antes de ir a realizar la prueba, Rumi le dijo algo, ¿Qué le había dicho? Izuku estaba escarbando en sus recuerdos intentando recordar lo que la chica le dijo.
—mmm…me dijo algo…que ganara, sí, pero no lo dijo así, ¿qué me dijo?... ¡Claro, pártele la cara! ¡Me dijo que le partiera la cara!
Ese recuerdo fue liberador, pero un momento después su expresión se retorció en una mueca de preocupación.
—¡Eso es exactamente lo que pasó! ¡Ella quería que derrotara a Katsuki y solo logré…eso! ¡Obviamente se enojaría si dejara una pelea inconclusa! Probablemente me diga algo como "tienes que terminar lo que comenzaste", o "rétalo a una revancha, no puedes dejar que piense que eres débil", o algo así.
La conclusión a la que llegó el chico le ayudó a tranquilizarse un poco, pero también lo hizo comenzar a cuestionarse en cómo podría mejorar el humor de su amiga la próxima vez que se vieran. No podía acceder a ninguna de sus peticiones irracionales, especialmente porque ya se había metido en problemas.
—…bueno, ese es un problema para después—se dijo el chico, volviendo a concentrarse en limpiar.
Izuku estaba terminando de limpiar la primera aula. Terminando de acomodar la penúltima fila de bancas, Izuku escuchó la puerta del salón abrirse de golpe. El golpe fue tan fuerte y repentino que Izuku saltó por la sorpresa. Al girar encontró a Rumi, parada en la entrada, con un rostro enojado, viéndolo fijamente.
—…parece que es un problema para ahora— pensó el chico.
Rumi entró al salón, con pasos fuertes, llegando hasta estar frente al chico. La joven no dejaba de verlo, con los brazos cruzados, como si esperara algo. Izuku solo la vio, y notó que su rostro se veía aún más enojado que el que tenía en el salón antes.
Izuku se quedó ahí, pensando en qué decirle a la chica, pero cada que veía esos ojos rojos, todo el valor que había juntado era destrozado, obligándolo a apartar la mirada. Así se mantuvieron ambos por algunos minutos, hasta que la chica habló.
—¡¿Y bien, idiota?! ¡¿No tienes nada qué decir?!
—¡Ah, bueno! … em… ¿estás enojada?
Eso fue lo único que el chico pudo pensar, y al instante de decirlo se golpeó mentalmente por hacerlo. Los ojos de la chica se abrieron aún más en respuesta.
—¡¿En serio?!
El grito de Rumi fue tan fuerte que hizo saltar a Izuku, quien ya había retrocedido hasta estar acorralado contra la pared.
—¡Ok! ¡Ok! ¡Lo siento! —gritó el chico.
Esta disculpa pareció funcionar para calmar un poco a la chica, lo que alivió a Izuku. Rumi retrocedió un paso e Izuku continuó.
—Mira, sé que estas molesta por lo que pasó en la prueba.
—Claro que lo estoy—escupió la chica.
—Es por eso por lo que quiero disculparme. Sé que el resultado de la prueba no fue el que esperabas.
Rumi se mantuvo en silencio, pero la expresión de su rostro comenzó a oscurecerse, algo que Izuku falló en notar mientras proseguía.
—Sé que esperabas que demostrara lo que podía hacer; que ganara, y sé que lo arruine, pero tampoco creo que sea algo para enojarse tanto. Sé que fallé, y que mis problemas con Katsuki están lejos de estar resueltos, pero creo que fue un buen primer paso, además, nadie del salón parece haberse alterado por lo que vieron, por lo que todo bien, ¿no?
Izuku terminó con la mejor sonrisa que pudo forzar, pero cuando vio el rostro de Rumi nuevamente entendió que lo había arruinado. La chica no se veía enojada, ni siquiera "furiosa" le hacía justicia a la expresión de Rumi.
—¿Bien? ¿Dices que todo está bien?
El que Rumi hablara en voz baja era aún más aterrador. Todos los instintos del chico le decían que corriera, pero él simplemente no fue lo bastante rápido. En un rápido movimiento Rumi levantó su pierna derecha por encima de la cabeza de ambos, y en otro movimiento aún más rápido el talón de la chica golpeó a Izuku en la parte de arriba de la cabeza. El golpe lo derribó, dejando al chico de rodillas, sosteniendo su cabeza.
—¡¿En serio crees que estoy molesta por una puta prueba?! ¡¿Eres idiota?! ¡Obviamente lo eres! ¡Estoy furiosa porque pensé que te habían matado!
Izuku giro la cabeza hacia arriba para ver a la chica. Había entendido sus palabras, pero no entendía a qué se refería.
—… ¿qué? —fue todo lo que salió de la boca del chico.
—¡Lo vi todo desde la sala de observación! ¡Vi cuando ese puto psicópata disparó esa enorme explosión, y lo siguiente que supe fue que te había tragado el fuego! ¡¿Tienes idea de cómo me sentí?!
Izuku seguía en el suelo, con una mirada confundida.
—¡Estaba aterrada, idiota! ¡Aterrada por ti! ¡Casi me da un paro cardiaco cuando el ruido acabó y lo único que se podía ver era una nube de humo! ¡Y entonces saliste de ahí convertido en ese enorme y genial hombre cocodrilo, y casi matas al idiota ese, qué lo tiene bien merecido, pero realmente lo hubieras hecho si no te hubiera gritado por el comunicador!
—… ¿te pareció genial?
—¡No es el punto, pendejo!
—¡Ok, pero no sé por qué estás enojada conmigo! ¡El que me atacó fue Katsuki!
Rumi tomó al chico del cuello de su camisa, levantándolo del suelo y acercando su cara a centímetros del suelo.
—¡¿Por qué no lo esquivaste?! ¡Era un ataque obvio, y lo pudiste evitar de muchas maneras! ¡Pero dejaste que la batalla y tus emociones nublaran tu juicio! ¡¿Y si no eras lo bastante fuerte para resistirlo?! ¡¿O lo bastante rápido al transformarte?! ¡¿Y si…?!
Las palabras de Rumi se atoraron en su garganta y su voz se rompió. Izuku pudo ver lagrimas comenzando a asomarse de los ojos de la chica.
—… ¿tienes idea de lo asustada que estaba?, primero pensé que te mataron, y luego pensé que te habías convertido en esa cosa de la que me contaste…
Izuku se puso de pie. Rumi seguía sosteniéndolo de su camisa, pero ahora ella tenía el rostro viendo hacia el suelo. Izuku vio que las lágrimas de la chica habían comenzado a caer al suelo, además de oír un leve llanto venir de ella.
Izuku no tenía la mínima idea de cómo reaccionar a esta situación. Jamás había tenido que tratar con alguien llorando antes, mucho menos una chica, por lo que comenzó a debatir en su mente qué debería hacer.
—Emm…yo-
Antes de que pudiera seguir fue interrumpido por Rumi, quien soltó su camisa para rodearlo con sus brazos, atrapándolo y enterrando su rostro en el pecho del chico.
—Abrázame, idiota. En serio, no sabes ni siquiera eso, tu…idiota antisocial…—murmuró la chica, sin apartar el rostro del pecho del chico.
Izuku se sorprendió por el comportamiento de su amiga. Ella se había mostrado hasta ahora como alguien segura de sí misma, quien tenía todo bajo control, y que prefería resolver los problemas con patadas. Verla así de vulnerable le dio un golpe de realidad a Izuku. Aun si ella era un año mayor, y tenía un año de experiencia en el negocio de los héroes, ella seguía siendo una adolescente igual que él, y seguía necesitando apoyo de sus amigos.
Izuku envolvió sus brazos alrededor de Rumi, comenzando a acariciar la parte de atrás de su cabeza con su mano derecha. Hasta ese momento se dio cuenta de lo pequeña que era ella con respecto a él. Un sentimiento tibio comenzó a crecer desde el pecho del chico, lo que lo hizo esbozar una sonrisa.
—Gracias por preocuparte por mí.
—Eres un idiota.
—Sí, los soy.
—No te atrevas a asustarme así de nuevo.
—No lo haré.
—Aun sigo enojada.
—Lo sé. ¿cómo puedo compensártelo?
—Pastel de zanahoria. Grande.
—Ok.
Se mantuvieron en la misma posición durante varios minutos, ambos cómodos con el silencio, saboreando el momento. Fue Rumi quien terminó por romper el abrazo, retrocediendo un par de pasos, viendo a Izuku con un rostro aun molesto, pero más tranquilo, con los ojos rojos por las lágrimas.
Izuku volvió a su labor, acomodando bancas, mientras Rumi solo lo observaba. Nuevamente quien rompió el silencio fue ella.
—Entonces…esa cosa… ¿era la bestia?
Esta pregunta congeló a Izuku, quien ni siquiera giró a ver a su amiga. El chico se mantuvo con la mirada baja, pensando; recapitulando nuevamente lo sucedido durante el ejercicio. Tras un minuto de silencio, Izuku respondió.
—No.
La respuesta fue simple y rápida, pero Rumi no esperaba que fuera una negativa. La sorprendida chica no supo como reaccionar a la respuesta.
—¿Qué?
—Eso no era la bestia. Eso…era yo.
Rumi no entendía las respuestas de su amigo. La mente de la chica trabajaba a todo lo que daba para intentar entender lo que Izuku estaba diciendo.
—Espera, tú me dijiste que cuando perdías el control aparecía un monstruo e intentaba matar a todos.
—Sí.
—Y ahora me estás diciendo que ese hombre cocodrilo, que intentó destrozar al imbécil del rubio, no era la bestia, ¿verdad?
—Sí.
El rostro de Rumi mostraba una enorme confusión e incredulidad. La chica no estaba entendiendo nada, y se estaba comenzando a enojar de nuevo.
—Vas a necesitar explicarte mejor.
—…lo que pasó…sí perdí el control, pero no fue la bestia.
Izuku había dejado de acomodar bancas y se había girado hacia su amiga.
—Cuando la bestia aparece lo puedo sentir; es una sensación como si algo viniera, como unas repentinas ganas de vomitar. Mientras más cerca de salir está, más intenso es. Pero ahora fue diferente, ni siquiera intentó asomarse.
—Pensé que el usar mucho tu quirk lo hacía salir.
—Sí, pero no es tonto. Probablemente decidió que no necesitaba salir.
—Ok, pero eso no explica por qué intentaste matar al idiota.
—Bueno… eso es porque perdí el control.
—…No te estoy entendiendo, se supone que la bestia no salió.
—Exacto…se podría decir que yo tengo dos formas de perder el control. Una es que la bestia salga.
—Sí.
—Y la otra es como la de todos los demás…que mis emociones descontroladas me hagan hacer estupideces.
Ambos jóvenes se quedaron en silencio durante un momento.
—Entonces, ¿tú querías lastimarlo? —preguntó Rumi.
—…creo que sí. Es complicado.
Nuevamente se quedaron en silencio, Izuku buscando como explicarlo, y Rumi esperando la respuesta del chico.
—…durante años he aguantado insultos, abuso, rumores…todo por culpa de la bestia y de Katsuki, y lo aguanté todo por miedo a que esa cosa apareciera y lastimara a alguien. Después pude controlarlo más, pude expresarme más, pero eso también significó que todas esas emociones reprimidas simplemente…brotaban.
El chico tomó asiento en la silla detrás de él y continuó.
—Tú viste como exploté el primer día. Ese idiota solo tuvo que decir un par de cosas y ya quería saltarle al cuello. Durante nuestra pelea no se callaba, y pues…perdí el control.
Ambos jóvenes quedaron en silencio. Izuku tenía la mirada en el suelo, mientras que Rumi observaba a su amigo. El silencio se mantuvo hasta que Rumi habló.
—Izuku, mírame.
El chico levantó la mirada, encontrándose con los ojos rojos de Rumi que lo veían firmemente. El rostro de la chica mostraba una expresión serena, pero llena de determinación. Por un momento, Izuku recordó el rostro que Midnight tenía aquella vez que perdió el control, cuando lo inspiró para sobreponerse a la bestia. El ambiente se tensó de un momento a otro, e Izuku lo sintió. Lo que sea que Rumi fuera a decir era algo importante.
Rumi siguió viendo los ojos de Izuku un largo momento, durante el cual el chico esperaba las palabras de la chica, expectante.
—Creo…—comenzó Rumi, terminando finalmente con el silencio—…creo que necesitas terapia.
Eso fue todo. Izuku no lo comprendió al principio, pero luego de algunos segundos de silencio comprendió que ese fue todo el consejo de su amiga. Algo en el fondo de su estómago comenzó a subir, una sensación que nunca pensó sentir en una situación como esta escalaba por su cuerpo, superando todas las inhibiciones propias del muchacho. Izuku, al igual que durante su combate, terminó presa de sus propias emociones. De un momento a otro, la expresión del chico cambió por completo. Sin previo aviso…
—¡Pfff jajajajajajaja!
Izuku comenzó a reír.
—¿Qué es tan gracioso, tonto? —preguntó Rumi, confundida por la reacción de Izuku.
—Tu…tu cara jajajajaja
—¿Qué tiene mi cara? —preguntó Rumi con una sonrisa torcida. Aunque no entendía por que su amigo se reía, estaba comenzando a contagiarse de su risa.
—Es que…jaja, tu cara toda seria…parecía que me ibas a decir algo super importante, y…jajajaja, sales con que necesito terapia, jajajaja.
—P-pero sí lo necesitas. Eso de encapsular tus emociones hasta que explotas no se me hace muy sano.
—Cierto, tienes razón, pero la forma en la que lo dijiste toda seria…jajajajaja.
Rimi observaba a Izuku, quien cada vez reía más fuerte, y el verlo así comenzó a darle mucha risa a la chica. Empezó lento, pero ella también comenzó a reír. Ambos adolescentes compartieron una buena risa luego del momento emotivo de hacía unos minutos.
La risa de los dos inundó el salón, y se fue apagando lentamente. Al terminar, ambos se observaron el uno al otro. El silencio no era incómodo, y el ambiente estaba cargado de tranquilidad.
—De nuevo, gracias por preocuparte—dijo Izuku.
—Cuando quieras, verde.
—¿Verde?
—¿Qué? Es parte de tu apellido, ¿no te gusta?
—…Me gusta.
—Pues ahora eres verde, ahora…
Rumi se levantó y comenzó a acomodar las bancas.
—Hay que terminar esto para ya irnos.
—Aun me faltan el resto de los salones de este piso—explicó Izuku.
—Pues hay que apurarnos—respondió Rumi, con una sonrisa burlona.
El chico soltó una pequeña risa, comenzando a acomodar las bancas faltantes. Después, ambos limpiaron y acomodaron el resto de las aulas, y al terminar regresaron juntos a casa, como el resto de los días.
Izuku estaba frente a su casa. Al llegar fue golpeado con el recuerdo de su madre; aún no había pensado en una forma de explicarle. La escuela había dicho que sería informada, solo esperaba que aún lo la hubieran contactado. El chico se mantuvo fuera de su casa unos minutos, organizando sus pensamientos, y luego entró.
Al entrar, lo primero que Izuku notó fueron un par de zapatos de mujer junto a los de su madre; había invitados. Esto era inusual. Primera alarma.
Al adentrarse más en su casa, escuchó dos voces y reconoció a ambas. En la sala de estar se encontraban su madre y, para su horror, su maestra y mentora, Nemuri Kayama, la heroína Midnigh. Nemuri venia vistiendo ropa de civil. Ambas estaban tomando el té y charlando animadamente. Segunda alarma.
Antes de que el chico pudiera decir nada, y sin siquiera voltear a verlo, Inko llamó la atención de su hijo.
—Izuku, por fin llegas, supongo que ya notaste que Nemuri-san pasó de visita.
—…Sí, hola señorita—a Izuku se le había quedado la costumbre de llamarla así.
—Sabes, Nemuri-san me estaba contando algo muy interesante.
—… ¿en serio? ¿qué era? —preguntó Izuku, sudando frio.
—Oh, estoy segura de que sabes qué me dijo—respondió Inko, viendo a su hijo a los ojos. Su rostro estaba calmado, pero sus ojos reflejaban un profundo enojo.
Midnight también giro para mirar a Izuku, y aunque mostraba una sonrisa, una vena le saltaba de la frente.
Tercera alarma.
El chico lo supo instintivamente. Estaba muerto.
—Ok, puedo explicarlo, lo que pasó fue-
—Izuku, estoy muy decepcionada de ti—interrumpió Midnight, dejando su taza de té en la mesita de centro—Quito mis ojos de ti por un momento y terminas perdiendo el control. ¿No aprendiste nada durante nuestro entrenamiento?
—Emm, bueno, lo que pasa es qu-
—Ella tiene razón, Izuku, no puedo creer lo descuidado que fuiste. Pudiste lastimar a tu compañero, incluso matarlo.
—Sí, pero nadie salió herido—dijo el chico, en un tono juguetón, intentando aligerar el ambiente.
—Ese no es el punto, Izuku—dijo Inko—, el punto es que no puedes permitirte perder el control así.
—Ok, entiendo eso, y en serio lo siento, pero-
—Sin peros jovencito—dijo Nemuri—, me parece que debemos reanudar tu entrenamiento.
—Exacto, así tendrás donde quemar energía, además estás castigado.
Izuku vio a ambas mujeres. Ellas ya habían tomado una decisión, y en estos casos era imposible hacerlas cambiar de opinión.
—Bien, pero ¿al menos puedo salir este fin de semana? Hice planes con una amiga el sábado.
Cuando Izuku dijo esto, la expresión de Midnight cambió a una llena de interés, pero el chico no lo notó en ese momento.
—No Izuku— dijo Inko de forma cortante.
—Oh vamos, es para agradecerle.
—¿Agradecerle? —preguntó Nemuri con un rostro curioso, como el de un niño, que Izuku volvió a fallar en notar.
—Sí, ella me ayudó a…recuperar la razón y no hacer una estupidez.
—¿En serio? —volvió a preguntar Nemuri, esta vez más para sí misma que esperando una respuesta.
Midnight llamó la atención de Inko con un movimiento de su mano, y cuando ambas se observaron, Inko entendió lo que pasaba con una simple mirada.
Al ver este gesto, Izuku supo que no era nada bueno, ¿en qué momento se volvieron tan amigas que podían hablar sin decirse nada?
—Entonces—comenzó Inko—, ¿Cuándo nos presentarás a esta chica?
—¿Qué?
—Sí—continuó Nemuri—, si son tan cercanos como para que sus gritos de ayuda te hagan recuperar el control, entonces supongo que tenemos que conocerla, ¿Cuál de tus compañeras es?
Izuku las observó un largo momento, hasta que la verdad detrás de sus palabras le calló como balde de agua fría.
—Oh no, nuestra relación no es-
—Izuku, no hay nada de lo que avergonzarse. Eres un adolescente saludable, y es normal que te interesen las jovencitas de tu edad, pero hay protocolos, y me gustaría conocer a la novia de mi hijo.
—¡Mamá!
—Inko, te estás apresurando, primero hay que saber qué le gusta de ella.
—¡Señorita!
—Tienes razón Nemuri. Por favor Izuku, cuéntanos más de esta chica, ni siquiera nos has dicho su nombre.
—Por favor, vuelvan a regañarme. Prefiero el regaño a esto.
Las siguientes dos horas seguidas, Inko y Nemuri bombardearon a Izuku con preguntas sobre su nueva amiga, mientras que él se negaba a darles información por temor a lo que harían con ella. Al final, Inko accedió de dejarlo salir el sábado, no sin antes (muy para la vergüenza del chico) hacerlo prometer que se la presentaría si llegan a tener una relación.
Era tarde, en un bosque cercano a Yuuei. El sol seguía en el cielo, pero su luz ahora era de un profundo naranja, y pronto se desvanecería. Un poco profundo en el bosque, una serie de explosiones azotaban los arboles violentamente. Varios destellos de luz y ruido eran visibles desde la distancia, acompañados con gritos de furia en el fondo. El origen de estas explosiones no era otro que Katsuki Bakugo, quien descargaba oleada tras oleada de ataques sobre los gruesos troncos.
Tras varios minutos de estruendos ininterrumpidos, Bakugo se sentó en el suelo por el cansancio, sudando y jadeando, sin embargo, fue en este momento de descanso que su mente comenzó a jugarle en contra. Desagradables recuerdos empezaron a inundar los pensamientos de Katsuki. Primero fue la visión de una enorme mole de musculo, colmillos y garras, con varias bocas repartidas por todo su cuerpo, que destruía todo lo que alcanzaba. Después fue una deformidad horripilante saliendo del lado izquierdo de un chico; su brazo izquierdo se había convertido en un apéndice con ojos y garras, al igual que su pierna izquierda, y el rostro de este chico estaba inundado de terror. Al final, aquella criatura que había encarado hacia unas horas regresó a su mente; una mole de musculo y escamas que no retrocedió a pesar de su poderoso ataque, con colmillos tan grandes como sus dedos, con la fuerza para matarlo de un solo golpe. Katsuki recordó lo que sintió en cada uno de esos momentos en su vida; recordó cómo se paralizó, como lloró la primera vez que lo vio, como casi se orinó la segunda, y como quedó totalmente paralizado la tercera. Bakugo conocía el nombre de esa sensación que recordaba, pero nunca lo admitiría, nunca lo expresaría en palabras. Tras esos recuerdos, el rostro de cierta persona apareció en su mente, llenando su pecho de rabia.
—¡AAAAAAAAAAAA!
Rápidamente, Katsuki se levantó y dio un poderoso derechazo a un árbol cercano, haciendo volar en mil pedazos el medio de su tronco, derribándolo.
—Maldito…bastardo—decía el joven entre jadeos—le demostraré…le demostraré a todos…que soy el mejor…que yo…no le temo a nada.
Un capítulo un poco más largo que los otros.
Espero estar manejando bien la relación de Rumi e Izuku. Nunca había escrito un romance, así que estoy algo inseguro del resultado. También quiero agregar algunas escenas subidas de tono, pero no estoy seguro de cómo hacerlo.
También, me está gustando que la muletilla de este Izuku sea "En serio el mundo me odia". Creo que queda bien con esta versión del personaje.
El que Rumi sea un año mayor a Izuku y estudie con él no será lo único que cambie, así que esperen el siguiente capítulo.
Nos leemos luego.
Ion fuera.
