- Es aquí - sonrió - Puedes darte un baño con tranquilidad, yo iré a casa por unas toallas y algo de ropa para que te cambies
- Gracias - le devolvió la sonrisa - Es usted muy amable
- No tienes que agradecer - pasó por su lado, acercándose a la morena - Kagome, ¿puedes vigilar a Rin mientras voy a la aldea?
- ¿He? - desvió la mirada - Claro
- ¿Estás bien? Tu mirada... parece triste
- Si... no te preocupes
No puedo... mirarte a los ojos Kikyou, no después de lo que pasó con Inuyasha
- Regresaré en un momento
La miko emprendió su camino, mientras Kagome la observaba y Rin comenzaba a quitarse la ropa para sumergirse en la cascada
- Grrrr ¿por qué no regresa? - pronunció, con sus brazos cruzados, sus ojos cerrados y su ceño fruncido - Necesito terminar con esto de una vez
O esta molestia en mi pecho no desaparecerá jamás
- ¿He? - elevó su mirada - Es ese extraño olor de nuevo... no sé que será pero no presiento nada bueno - volvió a mirar al frente, suspirando - Deberás esperarme un momento, Kikyou
Comenzó a correr, adentrándose más en el bosque, sin percatarse, que el dueño de aquel aroma se detuvo al frente del árbol sagrado
- Kukuku... bien hecho Inuyasha, sigue mi pista falsa... mientras tanto... yo iré a hacerle compañía a Kikyou un momento
Sonrió cínicamente, al mismo tiempo en que tomaba la forma del híbrido y comenzaba a dirigirse en dirección de la aldea
- Hiciste un muy buen trabajo al cuidar de Shippo, Kaede - la miró por sobre su hombro, mientras caminaban en dirección de la cascada
- Muchas gracias, hermana - le devolvió la sonrisa
- Y tú Shippo, ¿cómo te encuentras?
- Mucho mejor señorita Kikyou - respondió, visiblemente más animado - Quiero... agradecerle por todo lo que hizo por mi
- No tienes que agradecer, es mi deber ayudar a quién lo necesita
Caminaron durante unos metros más, hasta que una voz conocida, hizo que la joven mirara hacía su derecha
- Kikyou...
- Inuyasha - se sorprendió - Pensé... que me esperarías en el lugar que dijimos
Qué extraño... a pesar de que se encontraba a unos metros de mi, no logré sentir su energía
- Lo siento, pero... no puedo esperar más
La miko sonrió, girando en dirección de su hermana, al mismo tiempo en que se ponía en cuclillas
- Ten - le entregó la ropa y la toalla - Kagome está en la cascada, junto con la jovencita Rin, entrégale esto... luego iré hasta allá
- Hermana... - miró disimuladamente a Inuyasha, quién poseía una seria expresión - ¿Qué vas a hacer tú?
- Sólo tengo que hablar con Inuyasha un momento - puso su mano sobre su hombro - Puedes estar tranquila, iré en cuanto me desocupe
Por favor hermana... no vayas
Pensó la niña, mientras su pecho comenzaba a apretarse, sin saber el porque, sin embargo, decidió guardar silencio
- Está bien... ten cuidado
- Lo haré, puedes estar tranquila, estaremos en el árbol sagrado, por si ocurre una emergencia - le dedicó una última sonrisa, antes de voltear y comenzar a caminar junto con el hanyo
La niña se quedó observando aquella imagen
- Kaede - la voz del niño la devolvió a la realidad - ¿Estas bien?
- Eso creo, Shippo - trató de fingir una sonrisa - Ven, vámonos...
Caminaron unos metros, ambos permanecían en silencio, hasta que el peliplata decidió romper con ello
- Kikyou - la miró - No quiero esperar más
- Inuyasha - sonrió - ¿Estas seguro?
- Si - se detuvo, tomándola de la mano - Pediré mi deseo, aquí
- De acuerdo
La mano de la joven temblaba notoriamente, mientras la introducía en su hakama, lugar en el que había guardado la perla
- Aquí está...
Antes de que pudiera extender su mano, el hanyo la abrazó fuertemente, sorprendiéndola
- Seremos muy felices Kikyou... te lo prometo - sonrió
- Inu... - cerró sus ojos, envolviendo la espalda del joven con sus brazos
¿Qué?
El agarre en el cuerpo de la mujer comenzó a ser más intenso
- Inuyasha - abrió sus ojos - Me... me estás lastimando
- Lo sé
- ¿Qué?
Clavó sutilmente sus garras en la espalda de la mujer, al mismo tiempo en que, sin hacerle mucho daño, la empujó, provocando su caída y arrebatándole la perla en el proceso
- Al fin te tengo en mis manos - pronunció, sonriendo y observando la joya
- Inuyasha... ¿Qué estás...?
- ¿Qué te pasa? ¿Estás confundida? - se burló - ¿Realmente pensaste que quería convertirme en humano?
- ¡¿QUÉ?!
- ¡Tonta! - empuñó sus garras, atacándola, sin embargo, ella se cubrió en un campo de protección - Hm - volvió a sonreír - Si quieres recuperar la perla, te espero en el árbol sagrado, quién gane la batalla, se quedará con ella
Comenzó a correr en dirección al bosque
Inuyasha... tú... ¿de verdad me estás traicionando?
Se puso de pie, procesando la escena vivida, mientras sus ojos comenzaban a humedecerse
- Maldito... ¡Maldito seas! - gritó
- Qué extraño - murmuró, volviendo al árbol y apoyándose en el - Al final no había nada por allá - cerró sus ojos
Sin embargo, este perturbable olor... se encuentra muy cerca de aquí... ¿ésta sobre mi?
Los abrió, encontrándose con algo brillante que caía desde el árbol
- ¿Qué es eso? - tomó el objeto, al mismo tiempo en que sus orbes dorados se dilataron ante aquella imagen - ¡¿La perla de Shikon?!
Pero... es imposible, Kikyou siempre está con ella, eso significa que...
- ¡Algo le ocurrió a Kikyou!
Giró, con la intención de salir en busca de la miko, sin embargo, no logró moverse más de dos pasos
- ¡Muere Inuyasha!
Aquella flecha impactó en su pecho, a la altura de su corazón, segundos después de que aquella conocida voz retumbara por el lugar y la forma de la sacerdotisa emergiera del bosque. El imperceptible ruido de la joya, cayendo al suelo, resonó fuertemente en sus tímpanos
- Ki...Kikyou - extendió su brazo, con una notable expresión de sorpresa en su rostro - Mi... miserable, ¿cómo... pudiste?
Su vista se nubló rápidamente, sin embargo, eso no impidió que otra dulce voz y un nuevo rostro, sonriente, pasara por su mente, antes de quedar completamente inconsciente
Kagome...
La oscuridad lo envolvió por completo
Bueno, capítulo corto, pero intenso... ¡Los leo! ¡Muchas gracias por sus comentarios!
