Continuación de La Sonrisa Más Dulce
El Perfume De Tu Piel.
Nota al Principio de la historia Albus tiene 17 años, y se da el salto de tiempo a su edad actual 22 años.
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Albus Severus nunca fue fan de los perfumes, de las fragancias que Lily solía mostrarle, simplemente el no podía entender porque no le parecían tan interesantes.
Cosas de mujeres solía pensar, o de su hermano que también era fan de las perfumerías de temporada sobre todo las que nombraban en honor a los jugadores de Quidditch más famosos del momento.
Algunas veces escuchó decir al tío Ron que ciertos aromas le recordaban momentos de su juventud, algunos fueron importantes, otros no tanto, que los mismos le hacían viajar en sus memorias.
Que recordaba cuando Fred vivía, cuando todo fue una época llena de aventuras en Hogwarts, lugares a los que no importaba que fuera, ya no eran lo mismo.
Cuando era niño, Albus no entendía a que se refería el tío Ron, pero cuando cumplió la mayoría de edad, recibiendo su primer reloj nuevo, una fragancia llamó poderosamente su atención. Nunca había dejado de pensar en ella, en cada detalle de su rostro e incluso sonrió sin darse cuenta cuando lo notó.
Eran Margaritas
Aquel olor siempre lo sintió cuando estuvo cerca de su Lottie, su subconsciente lo traicionó ya que comenzó a buscar de dónde provenía el aroma, se decepcionó cuando notó que había un jarrón en la esquina donde se podía notar el ramo de flores.
¿Quién lo había llevado?
No lo sabía.
La abuela Molly no era fan de las flores, ella prefería hacer guisos, tejer a mano los suéteres que todos en su familia tenían para cada navidad.
No podía dejar de pensar en la última vez que vio a Lottie tenía la misma edad que él cumplía en ese momento. Ella se había convertido en adulta primero.
El olor del chocolate caliente le hizo pensar en las navidades donde James y Matt jugaban en la nieve, cuando la señora Elwes les llevaba una taza llena, que Lottie le ayudaba a cocinar.
El olor de la tierra mojada le recordaba cuando Matt venía del colegio porque jugaba Fútbol, que solían ser los días sábados, a veces llovía, otras veces no.
Pero así fue comprendiendo poco a poco lo que le había dicho el hermano de su madre.
El tío Ron tenía razón, ahora lo entendía todo.
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Albus acarició el rostro de Lottie, se había quedado dormida en su hombro, últimamente estaba trabajando hasta tarde junto a su padre, a pesar de todo el chico de ojos verdes no había tenido oportunidad de reencontrarse con los padres de su amada.
Pero era una lástima que no pudiera decirle a su yo de 18 años que las fragancias ya no serían parte de sus recuerdos.
Porque ahora a sus 22 años podía sentir amor, y el calor corporal de su amada, que su piel y su ropa olían a margaritas, que el era feliz estando cerca de ella, que podía escuchar los latidos acelerados de su corazón cuando ella dormía o las veces que lo abrazaba con fuerza, besando su mejilla.
No le importaba ser el primer Potter en casarse, sabía que sus abuelos paternos se habían casado incluso más jóvenes que el, aunque todos decían que eran otros tiempos.
A Albus le gustaba verla dormir porque sabía que ella confiaba plenamente en él, le había contado que trabajó un tiempo como guardaespaldas, que debía estar alerta en cada momento, que no podia bajar la guardia, no pudo dejarlo de hacer incluso años después de haber dejado ese trabajo.
Pero con el era diferente, Lottie se relajaba tanto que dormía con plenitud.
Se dio cuenta que a ella le gustaba el perfume que Lily le había escogido, porque se aferraba a su capa, y le decía que le gustaba su perfume, que le hacía sentir en paz.
Le preguntó una vez porque ella se tranquilizaba con su perfume, la respuesta de Lottie fue sincera:
–Porque te extraño, cuando estás lejos. Pero cuando siento el olor de tu perfume, se que estas cerca y que vendrás por mí.
Albus se sonrojó y la besó con ternura mientras recordaba que la amaba tanto, que quería permanecer a su lado para siempre, porque si la vida les había permitido estar juntos.
¿Por qué desaprovecharía la oportunidad?
