A dónde ir.
Emiya no opuso resistencia a la sugerencia de Jeanne, decidió escuchar, caminar a su lado cuando era arrastrado.
La mujer le tomó la mano mientras que señalaba varios puestos de comida puestos alrededor del parque temático al cual habían ido. Tuvieron que tomar dos trenes antes de llegar a su destino, la mayoría de las ciudades de Japón estaban en estado de alerta y con un horario con restricción.
No fue una mentira que Japón había entrado en toque de queda con lo que sucedió en la ciudad que había sido su "capital" hasta ahora, la caída de All Might había dado un efecto dominó que era demasiado palpable para la población general.
Algunos lugares pudieron mantener su estatus con el doble de fuerzas vigilando y evitando amotinamientos.
Una sociedad que iba cayendo sin más al abismo, pero en medio de aquel infierno visible allí estaba él, tomado de la mano de una de las llamas que podrían condenar a todos.
Nunca quiso matar a Jeanne, pero ahora la mera idea de hacer no fue posible de concebirse, no cuando había estado trabajando tanto por ella.
¿Pero no había trabajado tanto por otros antes?
Movió una mano y le limpió el rostro a Jeanne quien había dado un mordisco a lo que ella llamó una crepa, quizá de nombre podría semejarse, pero no era remotamente parecida a la original.
Se desvió.
Emiya vio el rostro de Jeanne, cómo luego de una acción que usualmente hubiera sido un punto de discusión o de insulto; ahora solo se rió gratamente antes de guiarlo hasta el siguiente puesto para comer algo y luego subirse en algún juego.
Le dijo que debería tomarse unos días de descanso, que debería descansar de todo y desconectarse.
Emiya no creyó que eso fuera posible, no cuando la liga lo llamaba para encargos, no cuando su misión fue…
¿Cuidar de Jeanne?
No dijo nada, pero al parecer no fue necesario para la mujer quien apreciaba su silencio pero que le siguiera a donde vaya. Emiya lo vio cómo algo lógico, él estaba siendo el ancla de lado humano para Jeanne, eso era lo único que hacía, pero una parte dentro no quería considerarse solo un ancla.
Sujetó la mano de Jeanne con fuerza mientras ella lo jaló. No fue lo mismo que antes, no fue lo mismo que incluso hace unos años, ahora realmente quería estar cerca de Jeanne.
La línea volvió que dividió su deseo.
Si realmente se merecía estar con alguien después de todo. No quería caer en el autodesprecio, pero ahí giró su mente, en todo lo que había hecho, en cada acción negativa provocada e incluso recientemente, las acciones negativas que no fueron por necesidad si no por algo que decidió por sí mismo.
Jeanne no le importaría, lo sabía, esa mujer corrupta se enojaría probablemente más por el hecho de no haberle contado nada en absoluto al hecho que había cobrado alguna vida sin más por una razón tan estúpida cómo un pesar en su cabeza.
― ¡Vayamos a ese juego! ―Jeanne señaló una vez más la montaña rusa que era habitual en aquellos parques, miró a lo lejos y sonrió, pero no dijo nada más.
―Vamos.
Emiya no entendía porque Jeanne disfrutaba de esto, había vivido cosas mucho más peligrosas y podía volar de un salto mucho más rápido que la velocidad de la montaña que quería ir.
Pero de su lado fue lo mismo.
Escenarios repetidos, momentos que se repetían una y otra vez en la vida humana al punto que podía decir que era lo que podría hacer cada quien con quien se cruzara.
¿Entonces por qué también sintió que estaba viviendo un momento más allá del que podía prever?
No le gustó perder la posición de mando en ninguna situación, no le gustaba quedarse atrás en los planes, si no lo hacía usualmente la misión fracasaba, y un fracasa significaba más vidas a cobrar que las vidas a segar.
No era lo mismo, podía decirlo, no fue lo mismo que antes y cómo no es que no deseara estar al tanto de lo que podría pasar.
Era como si su vista se nublara, al igual que taparse los ojos o ser cegado, sentía que su mundo iba a oscuras a cada momento que pasaba con Jeanne.
¿Por qué disfrutaba de la incertidumbre de lo venidero al pasar tiempo junto a Jeanne?
―Lo siento señorita… ―los ojos de Emiya pasaron al hombre que se encargaba de tomar la altura de las personas, clasificarlas y que estas puedan acceder al juego.
― ¿Qué? ―Jeanne estaba quieta, con los ojos mirando directamente la tabla de medición, tabla que señalaba una altura mayor a la que ella tenía.
Emiya sonrió cuando Jeanne sudó frío, y miró de reojo la cara que pondría Emiya. La sonrisa que contenía una burla fue dada por el hombre al ver la estatura mínima para subirse era del metro sesenta.
Jeanne intentó colarse por las botas de tacón alto que usaba. Se giró por todos lados, miró a la persona tras ella y cómo el niño que incluso era más alto estaba riendo gratamente ante su situación, el rostro de Jeanne se puso rojo.
Ella había elegido aquel parque al ver el límite de estatura en línea, estaba convencida que solo era de metro cincuenta, no que algo cómo eso le volviera a pasar.
La mano de Emiya subiendo en su cabeza y dándole ligeras palmaditas no la tranquilizó en lo absoluto, se sintió que era tratada cómo una niña de nuevo. No pudo enojarse con Emiya porque aquella acción no fue nada para molestarla, fue una muestra real de apoyo.
Quería enojarse con Emiya, pero no podía hacerlo.
―Vamos, creo que vi un carrusel del otro lado.
Bien.
Jeanne pensó quitando cualquier traba mental y gritarle a Emiya; fue merecido, al menos eso fue lo que se dijo internamente, no quería aceptar lo de ser tratada así, pero de cierta manera no se sintió mal, más cuando la muestra era genuina.
Aprecio.
El desapego de Emiya salió gradualmente, tomó años, pero pudo hacerlo, no fue cómo si ella quería arreglarlo o ayudarlo, todo lo contrario, Jeanne había salido de viaje por eso mismo.
Ahora estaban en la situación actual, saliendo cómo si no hubiera nada más que pasar el momento.
Aun sonrojo leve llegó en la cara de Jeanne, agradecía que Emiya estaba viendo su rostro, porque lo hubiera visto y probablemente se hubiera burlado; sintió el rostro calentarse con solo pensar el tipo de vergüenza que tendría que pasar si esto hubiera seguido.
Ambos, tanto Emiya como Jeanne estaban saliendo sin más, no como si fuesen dos compañeros o conocidos, tampoco amigos, Jeanne sintió algo que le calentó su pecho por mucho que quiera negarlo, entre esa inhumanidad que había de por medio fue lo que pudo hacer que conectara con Emiya sin problema.
Ambos parecían más como la verdadera pareja casada que deberían ser.
Emiya notó el color rojizo de las orejas de Jeanne, pero no dijo nada, supuso que seguía nerviosa o al menos avergonzada por lo que sucedió frente al medidor para corroborar si podía subirse en los juegos.
No supo por qué, pero al ver tal cara, el sonrojo y cómo era evidente que buscaba ocultarse de todos hizo que Emiya moviera su mano sin pensarlo mucho, fue algo que necesitaba hacer más que necesitar… deseaba traerla para sí.
Jeanne sintió el tirón de su hombro y cómo terminó su rostro pegado al pecho de Emiya quien le sonreía con ánimo, una sonrisa renovada y no la típica forzada, podía decirlo con solo ver que esta era diminuta, más que una sonrisa parecía una leve mueca, pero eso fue todo lo que necesitó.
Quería verle sonreír de verdad por una sola vez, y que esa única vez fuese algo real y expresivo de verdad.
Quería estar al lado de Emiya.
…
―No has estado en línea por dos días.
Emiya vio su teléfono en silencio, la llamada que llegó fue algo que pudo haber esperado, había ignorado en los próximos días las llamadas entrantes, se había concentrado en solo…
¿Pasar tiempo con Jeanne?
Habían salido, al parque de la zona segura y a la ciudad vecina para comprar las cosas que no había ya en la ciudad por culpa de las detenciones y el control.
Dos días que pasaron volando, no se había molestado en ver su teléfono por ello, no quería, solo deseaba pasar tiempo con aquella mujer que siempre lo molestaba.
―Estuve indispuesto.
―No importa, has faltado el día anterior, se suponía que debías comenzar a ir a la fiesta ―Emiya supo que se refería a la misión que había sido proporcionada por la liga, de hacer guardia para la mafia.
―Bien, me gustaría que traigas primero algunas cosas, necesito que pases por un menú especial ―Emiya alzó una ceja.
Fue raro escuchar una conversación así, usualmente se limitaba a teléfonos desechables para las conversaciones con la liga, pero había usado el último que tenía cuando contrató a Giran, no pensó que necesitaría de este justo ahora.
―Bien, supongo que es pescado fresco.
―Algo así, es un evento especial, uno de los miembros patrocinadores quiere entregarte algo para el menú especial.
―Entiendo, iré allí cuando pueda.
…
Jeanne escuchó cómo Emiya colgaba el teléfono, al principio no le dio mucha importancia, estaba esperando de todas maneras que vuelva, estaban jugando en este momento y tuvo que dejarlo en pausa en la mejor parte.
― ¿Terminó? ―Jeanne le sonrió a Emiya quien una vez más, a cada que la veía parecía confundirse.
Fue una de las reacciones más divertidas que había visto en mucho tiempo por parte de Emiya, y más que eso, era algo más frecuente desde que dejó de estar al pendiente de ella.
Fue un momento que ella disfrutó, Jeanne solo pudo reírse de sí misma cuando vio cómo la postura del hombre pasó de la rígida habitual a una suelta.
Fue el momento que simbolizó la más gran confianza que alguna vez había visto por parte del hombre.
Podía recordarlo, incluso con la brevedad que fue su combate conjunto en Chaldea, como Emiya estaba al pendiente de que ella lo apuñalara por la espalda en cualquier momento.
De verdad que era paranoico, no confió en nadie, no importaba que tanto dijera que confiaba en otros, siempre fue lo mismo.
Una mentira que daba sí mismo y no para los demás.
Se mentía al punto de forzarse a creer que realmente confiaba en los demás.
―Sí, tendré que salir en unas horas ―Emiya vio el televisor y a Jeanne sonriente con un control en mano.
Una parte de él quiso quedarse, jugar con la mujer y pasar más tiempo juntos.
No necesitaba trabajar con todo el dinero que había juntado, no solo eso, con su cara siendo aún promocionada tanto en marcas extranjeras como locales, solo con pasar el tiempo podía generar dinero.
Vio la hora y pensó en el tiempo que tomaría preparar la próxima comida, pero al volver a girarse y ver a Jeanne con los ojos brillantes y esperando por él sintió que perdió fuerza para seguir.
―Pero… ―Emiya llevó una mano bajo el mentó y cerró un ojo, era una pose cómo si se pusiera a pensar―. Creo que no afectará si llego algo tarde.
Ahí fue una vez más.
Una sonrisa brillante de parte de Jeanne. Una sonrisa que le hizo mirar detenidamente a la mujer quien señaló el televisor y comentó todo lo que pasaba. Las maldiciones se fueron hace tiempo conforme Jeanne disfrutaba del momento, prefería que se fueron para siempre en todo caso.
El verla tan feliz solo lo motivaba más, lo hacía ver las cosas con otro tono, con otra luz, por primera vez después de tanto tiempo, no, ¿podría decir que era por primera vez?
Emiya solo sabía una cosa cuando pasaba tiempo con Jeanne, el cómo la mujer no quería a un héroe o alguien que le solucionara la vida, solo quería vivir con él…
Lo demás podía esperar.
…
― ¿No dijo que estaría para la hora acordada? ―Shigaraki estaba con un vaso sujetado solo por dos dedos.
―Bueno, ¿quizá ocurrió algo?, es muy profesional, dudo que haga algo solo por placer ―Giran se rio por lo bajo, pero negando para sí.
―Sí…
Shigaraki subió una mano y tomó el licar que había pedido, algo fuerte para su gusto, pero empezó a tomar cierto agrado por beber, quizá por las charlas que había logrado tener con Emiya en esos momentos.
La puerta trasera sonó tres veces, fue el indicio que alguien estaba ahí esperando.
Kurogiri salió de la barra y fue a la parte posterior. Shigaraki esperó, solo faltaba una persona, y ahí estaba, las vendas caídas en su cuello, pero las manos cubiertas.
El hombre iba lejos para ocultar su identidad tanto cómo pudiera, no dejando ni el más mínimo rastro de pelo o piel expuesto.
―Lamento la demora, hubo-
―Está bien ―Shigaraki interrumpió a Emiya quien había llegado en la sala principal―. Tómalo.
Emiya lo vio, el pedazo de tela lanzado con solo dos dedos, evitando el uso de su quirk. Era algo similar a una capucha, pero al mismo tiempo no había nada en donde mostrar su rostro, era tela blanca con una cruz roja en el centro en donde estaba el rostro.
Fue una especie de máscara de tela larga para evitar mostrar incluso el cuello.
―Esto…
―Te toma mucho tiempo poner las vendas en el rostro, y pueden ser quemadas fácilmente, la tela de lo que te acabo de dar es ignifuga ―Shigaraki no esperó cambio en el rostro de Emiya, y así fue, solo se limitó a ver la tela en sus manos y luego verlo a él―. No perdamos tiempo en los próximos días…
―Bastante considerado.
―Eres más útil de lo que creí ―Shigaraki desvió la mirada y vio cómo estaba Toga con un puño arriba en signo de aprobación―. Tómalo como una muestra de agradecimiento.
― ¿Agradecimiento?
―Tus palabras… me hicieron pensar ―Shigaraki tomó la mano frente a él antes de ponerla en su rostro―. Solo concéntrate en el plan, ya lo sabes, ¿no?
Emiya sonrió de lado antes asentir.
―No tienes que preocuparte por la redada, si las cosas van cómo se previó, entonces lo tendrás todo.
Shigaraki a veces le costaba creer que ese hombre estaba trabajando con ellos bajo chantaje; había una disposición tal de parte de Emiya que le costó creer que era un civil más.
Odio a los héroes.
Eso fue lo que pudo llamar a simple vista. No importaba el objetivo que se le diera, si era equivalente al pago dado el hombre podía eliminar a quien sea que se le ordenara.
Eficiente cómo una máquina, pero había humanidad detrás de ese lado que parecía casi inhumano, el cómo quería a su esposa era algo sabido por Shigaraki, si había una sola razón por la cual alguien del calibre de "Archer" trabajaba con él era solo por el hecho que la imagen de Jeanne D'Arc estaba en juego.
Las palabras de las piezas de ajedrez y sobre el valor de cada miembro le hizo pensar de vuelta sobre la posición de Archer, alguien dispuesto a todo incluso a guiarlo, a pesar de su comportamiento anterior no le importó y siguió dando consejos.
Le agradó.
Shigaraki lo pensó con brevedad y en lo que significaba el apoyo de Archer por breve que sea.
Lo trató cómo un humano más en vez de un desperdicio al igual que los demás.
Esa fue la diferencia monumental entre cualquier miembro y el hombre; un hombre que vivía con una falsa imagen en la sociedad, pero decidía mostrarle su verdadero rostro e incluso guiarlo y apoyarlo más allá de lo que su contrato estipulaba.
¿Cómo podía desagradecer la ayuda de Emiya?
…
Jeanne se sintió una vez más dejada de lado.
No podía hacer nada por ese hecho, más siendo que era demasiado tarde para poder estar al lado de Emiya en sus acciones, si hubiera aceptado desde un principio al menos se hubiera quedado más tiempo vigilando a ese idiota.
Dando un suspiro caminó a su cuarto, o al menos lo que fue su cuarto. Un sonrojo vino en la cara de Jeanne al pensar en cómo lentamente pasó de estar durmiendo en una habitación diferente a la de Emiya a la de dormir juntos.
Idiotas que no deberían llegar en su mente la cruzaron. Intentó alejarlas y disimular que nunca pasaron por su cabeza. Ella era un idiota si pensaba que había algo así como corresponder por algo de parte de Emiya.
Se quedó quieta, se sintió mal, en cierta medida fue algo desalentador.
Parpadeó.
Jeanne se dio cuenta en que estaba pensando y volvió a sacudir la cabeza con molestia ante el hecho que seguía cruzando por su cabeza ideas que no eran necesariamente algo bueno.
Caminó hasta la cómoda que estaba en su habitación, había dos, una era para su ropa y la segunda era para algo que intentó ocultar de Emiya, quizá el hombre lo sabía y no preguntó en lo absoluto, pero aun así intentó dejarlo de lado.
Tomando el primer cajón de la cómoda lo estiró y vio cómo una variedad de brochas y botes de pintura estaban ahí.
Pintar y dibujar fue algo que ella aprendió a tomar gusto, eventualmente fue un gustó que pasó a un pasatiempo y luego a una afición.
Era obvio incluso si ella tuviera que ocultarlo. Alzando una mano y tomando un frasco con polvo azul oscuro dio un suspiro, lo que tenía era pigmento de calidad y aceite especial para mezclar la propia pintura, cosas como estas no se las pudo permitir cuando viajó por el mundo, eran demasiado costosas.
Pero ahora… vivía bien, había una casa a la que siempre volver, no tenía que esforzarse, incluso si Emiya quería abrir su negocio en casa no tuvo la oportunidad por todo lo que sucedió en la ciudad; ya no era cómo antes, que debía hacer recados tontos para conseguir algo de dinero extra y seguir, incluso si pedía dinero de Emiya no quería abusar de ello.
Se sintió mal al descubrir que la colección de botellas de alcohol que tomó eran exclusivas, casi de colección o algunas cayendo directamente al estatus de colección.
Emiya no la regañó por ese evento, no se molestó incluso cuando una sola botella de esas pudo compararse a los gastos de una familia por meses.
Al menos le gustaría terminar su regalo y dárselo. Había intentado seguir con el dibujo, pero al parecer sus historias no eran tan buenas como ella creyó, se desanimó un poco al principio, pero luego llegó Emiya a decirle que sus proyectos no eran malos.
Ella aún no sabía si Emiya conocía que lo que estaba leyendo era de ella adrede o solo fue para tener una conversación, pero ese pequeño evento le subió ánimo y le hizo recordar cómo Emiya siempre estaba ahí.
Un apoyo incondicional.
Miró abajo y observó el cajón en silencio.
Quizá Emiya hubiera sido un apoyo especial para ella desde que todo comenzó, pero… ¿ella lo había ayudado en algo?
La culpa cayó.
Jeanne no quería sentir algo así, no cuando tenía su propia vida y su propio modo de vida, pero ella no podía sacar de su cabeza lo que era Emiya para ella en este mundo.
¿Qué hubiera pasado si hubiera caído sola?
Hubiera hecho un desastre, ella lo sabía, hubiera ido e intentado destruir todo lo que la molestaba, no importaba que tanto la había suavizado su tiempo en Chaldea, ella se conocía a sí misma y su naturaleza.
Naturaleza que Emiya aceptó sin molestarse.
―…
Jeanne siguió pensando en ese hombre, cómo había dicho que odiaba su nombre, Shirou Emiya, pero a la hora de buscar un registro para él en Japón decidió usarlo para facilitarlo todo.
Solo por ella.
Cómo fue a cada rincón del mundo para solucionar todos los errores que cometió y cada acción que pudo dejarla mal parada.
Solo por ella.
Cómo le donó dinero y le preguntó su estado en cada que pudo, en cada momento que ella pensó que Emiya se había olvidado de ella siempre había un mensaje de su parte preguntando su situación.
Al final, podía decirlo, todo lo que el hombre había logrado en vida y todo lo que había construido en su estadía en este mundo no fue para sí mismo.
Fue para ella.
Jeanne dejó caer sus manos sus fuerzas.
No se sintió bien el mimo que recibía de Emiya, y aún más, ella se sintió culpable de que Emiya ahora estuviera tan a la idea de que pasaba a su alrededor.
Incluso si quería ocultarlo, Emiya olvidó que ella vivía bajo el mismo techo que él, que podía escucharlo de vez en cuando y podía quitar cada retazo de conversación.
No era idiota para no lograr identificar cuando era llamado para un trabajo real y cuando tenía que hacer un trabajo que se vio obligado por su culpa.
¿Pero qué podía hacer ahora?, no era cómo antes, no podía huir simplemente y disimular que nada había pasado, lo veía, cómo Emiya pasó del hombre que conoció, el muñeco que se movía acorde la necesidad de los demás para ser alguien que ahora era algo más egoísta.
No podía huir o simplemente hacer caso omiso a todo lo que Emiya había dado de sí por ella; ¿Cómo quedarse en nada más que laureles o en su propio egoísmo cuando Emiya había avanzado tanto?
La forma en que levantó la mano y la tocó. Jeanne tardó un tiempo en darse cuenta porqué Emiya siempre le tocaba la cabeza, pero tras un sueño pudo entender.
Emiya se aseguraba que ella estuviera ahí, que no fuera una ilusión.
Qué él realmente quería que ella fuese real y estar a su lado.
Jeanne rió, se quedó quieta y con su antebrazo su cubrió los ojos, retrocedió unos pasos y quedó de espaldas contra la cama y pensó en todo lo que había vivido Emiya.
No podía culpar al hombre de no confiar en nadie, en que tuviera que mentirse a sí mismo para poder darle la espalda a otros, pero ahí estaba, ella había pasado ese umbral, esa confianza ciega que el hombre daba ya no fue una ilusión, fue algo tangible, las sonrisas y muecas que eran su intento que darle una sonrisa fue otro golpe para Jeane.
Emiya no podía sonreír.
Al principio se burló de él por eso, cómo siempre disfrazaba aquella sonrisa vacía para los demás, ella se había burlando bastante de Emiya en el pasado, pero ahora al conocerlo y saber por qué no podía dar una expresión real se sintió mal.
Emiya se esforzó, lo hacía por ella en un principio y ahora realmente era evidente cómo Emiya quería hacer todo lo que pudiera para ser un… humano más por ella.
Se sintió horrible.
Jeanne sabía que a cada momento en que Emiya imitaba más a un humano la humanidad de este por contradictorio que fuera se alejaba más.
Humanidad.
¿Era una palabra que él conocía?, Jeanne podía recordar momentos felices en vida, incluso si negara todo de ser una santa o clamara su odio a Dios en estos momentos.
Aún había una parte de ella que no quería desprenderse de su pasado, Emiya se burló de ella por ser mucho más suave de lo que se daba crédito.
No quería olvidar por breve que fuese los momentos felices que alguna vez tuvo, pero para Emiya fue distinto, más cuando este le había confesado con casualidad que no recordaba cómo había sido su vida cuando fue humano.
Al principio no le creyó, pero a la larga lo entendió, el tiempo cómo un guardián era distinto, el tiempo seguía pasando, no había un pasado un presente o un futuro.
Solo un camino en línea recta hacia el descenso.
Jeanne miró ahora el techo de su habitación y pensó la vez que se burló porque aseguró que tuvo una muerte patética, fue en su primer año en este mundo.
Emiya le dio la razón.
No se sintió cómo una victoria en ese momento y bromeó más por ese hecho, fue entonces que le comentó que fue colgado.
Al ser parte de la iglesia Jeanne entendía el trasfondo de una persona cayendo en la horca, el significado detrás de algo así le hizo dudar de la veracidad de lo que dijo, pero no pudo evitar reírse de él en aquel momento.
―" Probablemente lo tenías merecido" ―Jeanne repitió las palabras que le dio a Emiya en aquel momento y se rió para sí misma.
Ignorante.
No quería hacerse de menos y pensar que la traición que tuvo fue una que merecía la muerte de todos, no, quizá no fue ella y más fue el pensamiento de cierto caballero que terminó buscándola en el infierno.
Emiya era sarcástico y molesto, alguien que le encantaba molestar a los demás y ver sus diversas reacciones, al principio aquello le fue insoportable, podía decirlo sin rodeos incluso ahora, si alguien conociera la personalidad de Emiya podría decir que es un imbécil sin dudarlo.
Más eso es externo, el hombre no quería compasión o buscaba contar su historia, a Jeanne le tomó años poner todo en su lugar, era obvio, Emiya no buscaba el perdón de nadie, la redención o incluso lastima.
Una persona que no buscó condenar a nadie por su vida, nadie más que a sí mismo. Jeanne odio cómo eso, cómo Emiya se veía cómo el culpable de su final o el culpable de la decisión de los humanos.
¿Podría ser más idiota?, Jeanne deseaba a veces golpearlo, pero… ¿no era ella quien merecía realmente ser reprendida?
Emiya lo dio todo por ella, y ahora que podía verlo, cómo una luz se asomaba en los ojos del hombre al momento en que ambos se miraban, no quería hacer nada más que reír y clamar que había arreglado lo que estaba roto, pero internamente lo sabía.
No había reparado nada, solo había puesto piezas fragmentadas en donde antes no había nada y fue allí donde no pudo empezar a pensar en Emiya como algo informal.
Movió ambos pies y juntó ambas manos, Jeanne vio el tarro de pintura roja que había tomado después del tarro azul y ahora miró el color detenidamente.
Ella no quería quedarse fuera, ahora había dado el paso más grande, había hecho que Emiya se abriera, que estuviera atento y con los ojos en ella y nadie más ella.
Se había vuelto algo valioso a los ojos de Emiya.
Un brillo de la luz en su dedo anular le hizo ver el anillo blanco y negro que Emiya le pidió que portara.
Lo miró y pensó no en el significado que le había dado Emiya, sino en el significado que de verdad tenía que cumplir.
―Una esposa… ―Jeanne miró el anillo detenidamente y sintió vergüenza de lo que pasaba una vez en su mente.
Pero esta vez… mostraría la misma sinceridad que Emiya mostró al verla cómo alguien que de verdad quería proteger, al punto de bajar lo que creyó que jamás dejaría de lado cómo su guardia.
―Sí…
Jeanne lo pensó y se decidió.
Cuando Emiya volviera, le diría todo.
Rezaba al Dios que tanto odiaba para que las cosas resultaran favorables.
Solo deseaba ver a Emiya sonreír de verdad una sola vez.
Así sabría que no fue solo ella quien fue salvada.
El sonido de la notificación entrante de un mensaje llegó a un lado. Se giró y notó el teléfono de Emiya al lado del televisor. Jeanne miró en silencio teléfono con brevedad, nunca tuvo la curiosidad tal para tomar el teléfono de Emiya, quizá a lo mucho para molestarlo o jugar cuando salían y se descargaba su teléfono.
Emiya parecía tan ajeno a la tecnología a pesar de que a sus palabras vivió en un tiempo moderno.
Otro zumbido con una notificación llegó. La curiosidad en Jeanne creció, usualmente ignoraría algo como esto, pero recientemente Emiya había estado actuado raro, viendo más su teléfono de lo habitual. Jeanne solo pudo ver aquello y sin darse cuenta comenzar a caminar hacia el dispositivo y tomarlo en mano.
Al prender la pantalla sonrió con la imagen de fondo que no había sido modificada, la de ambos estando juntos.
― ¿Qué es esto? ―eran mensajes de la policía, más específicamente notificaciones del caso que había seguido y cómo debía presentarse para retirar las actas.
Jeanne dejó escapar un suspiro cuando leyó que el caso había quedado archivado, un sinónimo de que fue dejado de lado, aunque había la posibilidad de que se reabriera ahora era ínfima. Se giró para ver la hora en el reloj de pared de la sala.
Aún estaba abierta la estación de policía y no había problemas para que ella fuera a retirar los documentos, después de todo no es cómo si la citación fuese únicamente para Emiya.
Aún quedaba tiempo, para ir y venir, y probablemente Emiya estaría agradecido de su acción. Jeanne asintió para sí, caminando alrededor de la sala y dirigiéndose hacia su habitación para alistarse.
Sería bueno el poder ayudar un poco, Emiya estaba ahí afuera lidiando con los rastros de lo que ella hizo en el pasado, al menos podría ahorrarle un poco de tiempo de ir hasta la estación y retirar unos simples papeles.
…
Se suponía que sería la última reunión antes de la partida hacia la misión. Emiya quedó en silencio, estaban enseñándole la base, dando la charla de los lugares a los cuales acudir y donde deberían revisar en caso de la entrada de algún héroe. Fue un hecho ya establecido que la redada se daría, pero no podían moverse, no cuando al parecer había elementos que no podían ser trasladados y la mera acción de aquello solo aceleraría el proceso.
La ubicación de la base ya había sido comprometida, pero la redada no se efectuaba porque lo principal fue impedir la salida de más miembros o de recursos, la situación fue grave para los yakuzas quienes no podían moverse sin estar siendo monitoreados a cada instante.
Emiya miró a su alrededor sin interés real, la charla que daba aquel encargado de ser el guía fue todo menos interesante, tampoco es que fuera a darle importancia real cuando los planes al final eran muy diferentes a lo planteado al principio.
― ¿Algo que aportar? ―sin darse cuenta le dijeron la palabra. Emiya solo se giró la cabeza viendo al pequeño hombre enmascarado quien desde minuto uno había dado una diatriba bastan molesta.
―Nada.
No fue una mentira, no tenía nada que decir o que opinar, solo estaba esperando el momento para ir a casa y estar en paz, quería cocinar algo y molestar a Jeanne.
― ¿Nada? ―preguntó viendo a Emiya. La voz del hombre bajo sonó fuerte, aquella pregunta agresiva fue solo el principio―. Perdimos a dos de nuestros ejecutivos, uno a tú mano para ir "iguales" y dices, ¡¿nada?!
Dando varios pasos hacia adelante Emiya vio al pequeño cómo prácticamente quiso abalanzarse hacia él, pero se detuvo a últimas.
―Si no puedes hacer nada con tú odio, mejor no lo demuestres ―Archer giró sobre sus talones preparándose para darse la vuelta. Ya había memorizado la mayor parte del recorrido, habían pasado el laboratorio y lo que había delante solo era la última puerta que debían defender.
Ya no necesitaba seguir en aquel lugar.
…
― ¿Estás seguro de la información? ―Emiya levantó su cabeza y se quitó la máscara de tela blanca, mostró su rostro a Shigaraki una vez que volvieron a la base.
―Es información de primera mano dentro de la academia ―el joven seguía viendo el vaso que estaba en mano. Shigaraki solo ladeó la cabeza para ver a Emiya quien estaba ahora con la cara de costumbre.
Pareciera que los únicos momentos en que mostraba algo era para molestar a los demás, no es que importara, más cuando las burlas no iban hacía él.
―Perdón por dudar, ¿pero es fiable la información? ―Emiya quedó viendo atentamente a Shigaraki que ahora lo veía a los ojos.
―Está en una situación simular a la tuya, hablará con la verdad ―un trago fue dado con cierta paz que antes no hubiera mostrado Shigaraki.
Fue ver un crecimiento bastante alto a comparación de su yo anterior. Emiya tuvo curiosidad, cómo es que alguien capaz cómo lo era el joven había sido nada más que un pequeño hasta hace unas semanas.
―Entiendo.
―Una cosa… ―Shigaraki llamó al momento de ver a Emiya girarse, dispuesto a irse.
― ¿Sucede algo?
―Puede que ambos comportan la situación, pero tú… no presentas una negativa real hacia nosotros ―Shigaraki miró a Emiya, esperando para dar la pregunta que había estado guardando―. ¿Odias a los héroes cómo nosotros o solo actúas?
Emiya no sintió hostilidad, fue una pregunta sorpresivamente sincera viniendo de alguien cómo el joven frente a él.
Sonrió de lado antes de extender una mano, Shigaraki se tensó al principio, pero lo dejó ir.
Los ojos del joven se abrieron de par en par al ver cómo Emiya únicamente le revolvió cabello antes de voltearse.
―No soy un enemigo.
Aquella fue la única respuesta que dio el hombre para comenzar a salir del lugar. Shigaraki alzó su mano, con cuidado se tocó el cabello intentando encontrar el rastro del contacto.
Fue raro, realmente extraño para el tren de pensamiento del joven quien no podía concebir la idea de aquel hombre actuar con cuidado. Sabía que estaba haciendo esto por su esposa, era un hecho de Shigaraki conocía, pero eso no significaba que debía mantener una buena relación con él o con el resto de la liga.
"No soy un enemigo"
Palabras que se repitió internamente Shigaraki, bajó el brazo que había ido en su cabello, contempló el vaso ante él unos segundos, cómo la gota de la humedad alrededor de este de deslizó.
El tiempo fluyó.
Intentó pensar en lo que dijo Emiya y solo podía ver un resultado dada su predisposición tan abierta de ir contra los héroes.
Las palabras de no ser un enemigo iban no solo hacia él, iban a todos en general, pero no ser un enemigo tampoco significaba que serías pacifista, solo que no estás distribuyendo tú actuar de manera directa.
Shigaraki sonrió.
Parecía que se llevaría mejor de lo que creía con Emiya.
…
Jeanne vio la hora en su teléfono, supuso que le tomaría un poco más llegar a casa después de retirar los documentos, al menos Emiya estaría en casa antes y podría cocinar, así ella sería recibida con una buena comida.
Al comenzar a bajar a la estación de policía se dio cuenta de algo. La cantidad de oficiales, y de héroes alrededor.
Jeanne no dijo nada y miró unos segundos el edificio antes de seguir hacia adelante. Ella ya había llegado hasta aquí, entonces no había razón para darse la vuelta ahora.
Jeanne pensó que igualmente no debería importarle a Emiya si es que ella salía un poco, quizá se enoje porque escapo de su vista, pero no es que ella saliera con la intensión de meterse en problemas.
― ¡Jeanne-chan!
Jeanne se quedó quieto y se giró para ver a la única persona en este mundo que se atrevería a llamarla así.
Nejire Hago estaba caminando hacía ella con una mano arriba saludándola con ánimos.
―Oh…
Jeanne no pudo hacer nada más que devolver el saludo, la diferencia es que este fue a menos escala y con un movimiento más rígido.
― ¡Ha pasado mucho tiempo! ―Nejire saludó una vez que llegó ante Jeanne―, lo siento, ayer no pudo conectarme para jugar, ¡estoy en un caso super importante!
Jeanne se resignó y negó para sí.
Nejire era una compañera para jugar, quizá la única con la que jugaba cómo compañera.
―Entonces hoy tampoco pudiste por eso.
― ¡Exactamente! ―Nejire giró su cabeza un momento e hizo un ceño de espera a las personas con la que había estado hablando con anterioridad. Jeanne reconoció a una, una heroína que era popular.
Ryukyu estaba mirándola fijamente.
Esa mirada la molestó por alguna razón, sintió qué tenía ganas de golpearla por alguna razón que no conocía.
Nejire volvió a llamar su atención cuando le tomó ambas manos. Jeanne se estremeció ante el repentino toque, pero pudo mantenerse tranquila, Nejire pareciera que se dio cuenta de eso y soltó las manos de Jeanne al instante.
―Lo siento, es que estaba feliz, ¡deberíamos salir más seguido! ―la felicidad de Nejire y la simpleza con la que trataba las cosas hicieron que Jeanne suspirara y se relajara.
Una humana sincera y humilde.
Posiblemente por eso incluso a Emiya le agradaba la joven de cabello color cian, el que la naturaleza de Nejire era verdaderamente genuina en su deseo de ayudar a los demás.
―Está bien ―Jeanne sabía que tenía que dar un paso adelante en abrir ante los demás.
―No, me has dicho muchas veces que tienes fobia de los demás por eso quedaste en tantos malentendidos en el extranjero ―Nejire hizo una expresión dolida ante eso―. ¡Pero estás aquí tan valiente!
Jeanne se rió nerviosamente, fue lo único que pudo hacer en la situación actual.
―Gracias.
―Oh, no lo digas ―Nejire sacudió brevemente la cabeza y miró a Jeanne―. ¿Pasó algo para que hayas llegado aquí?
Los ojos de Nejire se abrieron de par en par al momento en que algo llegó a su mente. Jeanne no pudo decir nada porque Nejire continuó expresando las ideas que tuvo.
― ¿Son las personas malas de la última vez? ―Nejire preguntó viendo a Jeanne―. Yo… lo siento si es que vienes por eso, pero parece que alguien tenía asuntos con ellos…
Los ojos de Jeanne se abrieron.
Esa fue información que no sabía y que usualmente Emiya le hubiera dicho al instante.
―Veo… ―Jeanne comentó con sorpresa. Miró a Nejire quien realmente parecía apenada por la muerte de dos personas que no eran un bien para la sociedad.
¿Quizá era otra razón por la que Emiya dijo que le agradó la joven?
¿Por qué podía llorar por la pérdida de alguien al ver a todos cómo humanos y no por quienes eran?
―Es un caso realmente complejo… ―Nejire miró a su alrededor antes de acercarse lentamente y ponerse al lado del oído de Jeanne―. Esto es un secreto, pero parece ser que el tirador está en la ciudad.
Jeanne no dijo nada, apeas logró ocultar su expresión.
― ¿El tirador? ―Jeanne se lamió los labios ante el nerviosísimo.
―Sí, lo conoces, el sujeto más buscado actualmente, su recompensa solo crece cada día, es por eso que no entiendo cómo alguien de su calibre está involucrado en algo tan trivial…
―…
―Oh, lo siento, no puedo decir mucho, pero ese caso fue algo que los ojos vayan hacia tú dirección una vez más.
― ¿Yo? ―Jeanne estuvo confundida.
Nejire dudó, pero conocía a la verdadera "Jeanne D'Arc" que estaba bajo el nombre de bruja, la persona real que conocía era buena persona, un poco enojona y gritona, pero solo eso, conocía y confiaba en Jeanne por que habían estado siendo amigas desde hace años, ¿quizá desde antes que ella viajara por el mundo?
Recordaba hablar con ella cuando aún entrenaba para la academia.
―Esto también es un secreto, pero parece que alguien te está queriendo culpar ―Jeanne se sorprendió ante ese dato.
―Pero no he hecho nada… ―Jeanne sabía que estaba mintiendo, pero Nejire asintió con convicción.
―Lo sé, estás en línea casi todo el día todos los días.
―Oye…
―Sé que la vida de casada te facilita la vida, así que es obvio que disfrutes más de los juegos que gustas y…
―Bien, lo entendí, no salgo de casa ―Nejire rió y Jeanne supo que aquello solo fue dicho para molestarla.
―Más allá de esos dos, hubo otros incidentes, un guardia, el que trasladó a Emiya-san, sufrió un accidente y luego en el hospital donde fue atendido alguien lo silencio.
Jeanne abrió los ojos.
― ¿Estaba… en algo?
Nejire parecía concentrarse y pensar.
―No… lo único que tenía eran llamadas de atención por sus comentarios y faltar respeto a superiores, pero no había nadie que lo odiara… ―Nejire parecía recordar algo cuando se cortó, pero solo rió para sí―. Bueno, quizá Emiya-san, escuché que el policía habló de que deseaba pasar tiempo contigo, ya sabes, hizo comentarios malos, solo olvídalo.
―Ya veo ―Jeanne no era la más inteligente, pero sabía ver un patrón y podía relacionar las cosas.
Habló de Emiya de ambos hombres, que la habían visto desnuda, poco después fueron silenciados, y ahora el escolta de la última vez, se enteró ahora de lo que dijo, pero que quería algo de ella y también fue silenciado.
Era como si por querer algo de ella fueran silenciados.
―Oh, lo siento, tengo que irme, ¡avísame si necesitas algo! ―Nejire se alejó corriendo―. ¡Estaré un poco más aquí!
Jeanne se despidió con una mano, su mente estaba en otro lugar para pensar con claridad.
Tres personas que quisieron algo de ella físicamente, fueron asesinadas por Emiya.
―…
Jeanne lo sabía, las reacciones de Emiya últimamente eran diferentes, más solo lo atribuyó a que estaba creciendo cómo persona, no que estaba creciendo su número de muertes.
El comportamiento de Emiya, cómo la trató y nunca se quejó, como aceptaba todo por ella en este punto incluso si era algo que se hubiera negado a principios.
Algo no iba bien en todo esto, no es cómo si hubiera estado con Emiya solo unos meses para no reconocer su actitud.
Emiya solía dedicarse a una cosa, y solo una cuando tenía algo de interés, pero ese interés había ido hacia… ¿ella?
Jeanne se dio cuenta.
Las palabras dulces de Emiya o las acciones que había dado hasta ahora no fueron solo por deseo o por egoísmo simple.
Emiya lo había porque su egoísmo por ella iba mucho más allá del que podría decirse como sano.
―Oye… esto no es gracioso ―Jeanne se rió, tampoco se atrevió a moverse.
Ella había estado feliz con anterioridad de que Emiya fuera más egoísta, pero esto fue más allá del simple egoísmo.
Sintió una mirada.
Se giró lentamente y vio hacia un edificio alejado, uno que estaba casi a la ciudad contigua. La sensación de ser observada era ya habitual, pero por primera vez que sintió el peso de la mirada fija de Emiya hacia es que pudo decir que algo llegó en ella.
Miedo.
Disimuló mirar a otro lado, cómo si solo hubiera girado para ver los alrededores, agradecía que no había hecho contacto visual con Emiya, porque no sabía que expresión tendría ahora si la viera.
Lo que antes fue un sentimiento de alegría al ver a Emiya avanzar hacia un lado más humano ahora fue reemplazado por uno de intranquilidad ante la idea de cómo solo una emoción o sentimiento parecía haber llegado en Emiya y más eso, acentuado por algo cómo ella.
Ahora es que Jeanne se dio cuenta.
Estar al frente, o estar de espaldas no servía.
La mirada en ella se había desvanecido, pero sabía que seguía siendo observada, Emiya no necesitaba verla a ella para saber todo lo que hacía. Anteriormente estaba impresionada y le gustó la idea de que Emiya pudiera ver todo lo que pasaba si estaba en un buen punto para ver.
Su vista era más que absurda, quizá el rango de muerte segura fueran cuatro kilómetros, pero no significaba que no pudiera dar tiros de mayor distancia.
Eso no fue lo importante ahora.
Emiya podía verlo todo, desde la torre en la que probablemente ahora estaba sentado Jeanne lo sabía, Emiya la miraba, siempre la miraba, al punto que se preguntó antes si es que él creía que haría algo estúpido.
Ahora podía decirlo.
No necesitaba ser la más lista para vincular el comportamiento de Emiya con su mirada y sus acciones hacia los demás que la molestaron.
Respiró hondo. Jeanne se calmó y sacudió los malos pensamientos de su cabeza, no tenía por qué sentirse molesta por quienes la maldecían o deseaban algo de ella, pero lo que causó intranquilidad fue saber qué es lo que deseaba Emiya de ella.
Al llegar en casa debería enfrentarlo de una vez por todas, debía conocer su verdadero punto de vista y no caer ante provocaciones o juegos.
Debía saber qué es lo que pensaba Emiya de ella de una vez por todas.
…
Y…
Creí que iba a publicar el domingo, pero fue jueves, estaba investigando algunas cosas y la verdad que me puse a jugar un poco no mentiré, procrastiné por el juego.
Ahora sí, espero que la historia vaya bien y les esté gustando.
Recuerden de compartir la historia, dejar sus comentarios o votar por este si es que la leen en wattpad. Ahora sí, gracias por el apoyo y deseo que la lectura sea entretenida y que no haya perdido el hilo de nada.
Los veo en la próxima actualización.
Rey de picas fuera.
