Esto ocurre después de los eventos de Decay of Angels, o al menos hasta donde logran detener a Fukuchi. No estoy contemplando para nada el "Epilogo" que nos mostraron al final del Capítulo 11 de la quinta temporada por obvias razones. Una disculpa si no encaja con el canon.

Advertencia: Uhmmm… Este probablemente sea el capitulo más largo. Y ya, tampoco es para tanto.

Aclaraciones: Estos son pensamientos. "Estos son argumentos".

Capítulo 5 –

Acciones Diferentes, Resultados Diferentes

Regalarle algo a Akutagawa. Listo.

Entrenar con él. Listo.

Bañarle y cuidarle. Listo.

En teoría estaba haciendo las cosas bien ¿No?

Es casi imposible que él sea peor que Dazai a estas alturas. ¿Entonces por qué Akutagawa sigue escupiendo pétalos cada vez que se ven? Algo debe estar haciendo mal.

"Oh, déjame ayudarte… -metió la mano en su bolsillo buscando su pañuelo, pero no lo encontró. ¿Dónde lo había dejado?- que raro, no tengo mi pañuelo"

"Estoy bien, no lo necesito"

Cerró la boca inconforme, acomodándose mejor en la banca al lado del chico con respiración agitada. Si bien las cosas habían mejorado exponencialmente desde que se enterara de su secreto, Akutagawa seguía siendo alguien bastante difícil de tratar. Siempre alegan por lo mismo, siempre pelean por lo mismo. Cómo se supone que obtengan resultados diferentes si siempre hacían… lo mismo.

¡Claro! ¡Eso es! ¡Para obtener resultados diferentes ocupó acciones diferentes!... Espera ¿Eso tiene sentido?

Bah, qué importa si tiene sentido o no, ya llevaban poco más del mes de apuesta y no veía una mejoría tan grande en su salud, lo cual comenzaba a ponerlo ligeramente nervioso. Por esa razón tomaría está idea y las que hicieran falta con tal de ayudar a su más nuevo amigo.

Aunque Akutagawa no se digne a reconocerme aún como tal.

Entonces siguiendo su plan, debía pensar qué cosas seguramente no había hecho Dazai por Akutagawa pero él sí podía hacer.

Miró de reojo a su acompañante, lucía más tranquilo después de que el ataque de tos se detuviera. ¿Sería buena idea preguntarle? No. Esto debía nacer de él.

Pensó en acariciarle el rostro, quizás tomar su mano. Dazai seguro no habría tenido un cariño así con él en todo el tiempo que se conocían, pero… ¿No sería muy raro si él hiciera algo así de repente? ¿Qué otra cosa podría hacer que fuese nueva pero no desentonara lo suficiente?

Quizás…

Quizás…

"¿A dónde quieres ir a cenar?"

"¿Qué?"

Invitar a alguien a cenar no debía ser tan extraordinario. ¿Por qué entonces Akutagawa lo mira como si le hubiese salido una segunda cabeza?

"Te invito a cenar el viernes -aclaró divertido ante su reacción. A veces Akutagawa de verdad era muy raro- ¿A dónde quieres ir?"

"¿Dónde quiero ir a cenar? -repitió él sin creerle al parecer, como si le estuviera jugando una mala broma- ¿Por qué me estás invitando? ¿Por qué así tan de repente?"

Levantó una ceja, bastante intrigado. ¿Por qué se había puesto tan remilgoso? ¿Por qué parece tan agitado ante su propuesta?

"Veo que alguien es lento para entender las invitaciones -le sonrió feliz- elige el lugar que tú quieras, yo te invito"

La agencia no le paga lo suficiente para esto… mucho menos después de su obsequio, el cual se exhibía orgulloso en la muñeca del pelinegro para su completo deleite. Pero bueno, se podía dar el lujo de vez en cuando ¿No? ¿Qué tanto podrían gastar de igual manera?

Akutagawa suspiró, con uno de sus dedos golpeando inquieto la superficie de la banca, al parecer juntando paciencia para hablarle como si estuviera tratando con un tonto que no termina de comprender su error.

"No es eso, tonto"

"Entonces explícamelo, tonto"

Rodó los ojos con burla. ¿Qué podría ser aquello que lo ponga así de nervioso?

"Quieres que salgamos tú y yo solos -asintió, la idea de que los acompañara alguien más sonaba muy raro- a un restaurante por la noche del viernes -volvió a asentir, sin entender exactamente a dónde quiere llegar- como en una cita"

Cabeceó nuevamente antes de detenerse, abriendo la boca al entender no solo la línea de pensamientos de su contraparte, sino la razón del suave rubor que da color a sus mejillas pálidas.

Una cita…

Sopeso la idea descabellada que no sonaba tan descabellada. Una cita. ¡Claro! ¡Una cita! ¡Es seguro que Dazai jamás llevó a Akutagawa a una cita! Siendo así, entonces él sería el primero en hacerlo.

"¡Si! ¡Esto es una cita! -está emocionado, esta es probablemente la mejor idea que ha tenido hasta el momento desde que le propuso iniciar la apuesta para salvar su vida- ¿A dónde te gustaría ir? Puedo pasar a recogerte y acompañarte a casa después como en las películas"

Akutagawa suspiró vencido antes de levantarse de la banca, por un momento parecía que le replicará como tantas otras veces, pero pareció pensárselo mejor, girando a verle con algo de travesura en sus ojos.

Raro~

"Vamos al Le Marie, voy a menudo y es bueno. ¿Te parece? -asintió con entusiasmo, aunque sabe que están por separarse, es una pena, estar con él últimamente le parece de lo más divertido- bien. Te veo a las 8. Te mandaré mi ubicación el viernes para que puedas pasar por mi -Akutagawa le miró un momento, de una manera que a su parecer lucía bastante coqueta, antes de comenzar a marcharse- no llegues tarde"

"Claro -susurró feliz ante el triunfo de la semana pasada. No había sido fácil para nada, pero mucho insistir había rendido sus frutos cuando Akutagawa cansado le extendió la mano para recibir su teléfono y grabar su número en él. Esa victoria era todo un orgullo- lo estaré esperando"

Tres Días Después
– Viernes por la Noche –
Departamentos de la Port Mafia

Le sonrió al verlo traspasar las puertas corredizas del recibidor del gran edificio, portando no su usual abrigo sino uno de vestir gris oscuro, de cuello cerrado y botones plateados, pantalones negros y zapatos boleados, y claro, su al parecer indispensable accesorio en la muñeca.

"¡Te ves muy bien hoy! -Akutagawa levantó una ceja. No tenía que ser un genio para saber lo que su expresión burlesca le preguntaba- ¡Oh! ¡No digo que usualmente no te veas bien! ¡Solo... eh...!"

"Tú también te ves muy bien hoy, Jinko -cortó él mirándole de arriba abajo. Será sincero y admitirá que la atención de esos ojos sobre su camisa gris de manga larga y chaleco negro definitivamente le gusta- los colores oscuros te quedan bien"

Se rasco la cabeza avergonzado. ¿Era ese el primer halago que el mafioso le obsequiaba?

"¿Nos vamos? -preguntó antes de que ambos empezaran a caminar hacia su destino, sino se equivoca el restaurante que Akutagawa había elegido estaba a solo un par de cuadras de donde el villano vivía- Ten… sé que puede parecer una mala broma dada tu condición, pero no quería aparecer con las manos vacías"

Le extendió una Rosa Amarilla con sus pétalos completamente abiertos, acompañada con Margaritas Blancas envueltas en papel transparente. La había estado ocultando tras su espalda para darle la pequeña sorpresa, indeciso en si ésta había sido una buena idea o no. Akutagawa tomó el pequeño ramo con un suave rubor, antes de llevarlo hasta su rostro y aspirar lentamente.

Se sorprendió, sinceramente. Había creído que lo tiraría sin más apenas tomarlo. O en su defecto le daría con él en la cabeza. Vaya que Akutagawa parecía haber cambiado mucho en poco tiempo…

"¿Una rosa y margaritas? -le sonrío él de vuelta, mientras camina a su lado- ¿Qué simbolizan?"

"Felicidad y amistad -susurró dándole un pequeño codazo juguetón, pero se preocupó al ver cómo la sonrisa en esos pequeños labios desaparecía, la mirada gris ya no lucía tan elocuente- ey ¿Qué pasa? ¿No te gustaron?"

Akutagawa abrió la boca dispuesto a negar probablemente, pero un súbito ataque de tos les detuvo a ambos.

"Ey, ey… calma, respira, hazlo suave -le apartó de los demás transeúntes, pegando su cuerpo al escaparate de una de las tiendas y cubriéndolo de las miradas indiscretas, estrellando su rostro al suyo, casi rozando sus labios- deja que salgan, no te contengas -Akutagawa se removió un poco antes de tranquilizarse y dejar que los pétalos salieran de su boca sin luchar, atrapándolos en una servilleta que le había pasado. Le sonrió cuando el mal momento parecía haber terminado- ¿Lo ves? Ya pasó…"

Akutagawa con el rostro enrojecido a solo unos centímetros del suyo, jadeo cansado, bajando su mirada con su aliento dulce golpeando su boca, haciéndolo entender varias cosas que no había notado hasta ahora.

En primera y la más importante es que esos dos años no habían pasado en balde, pues a diferencia de cuando se conocieron ahora él es un par de centímetros más alto que el dueño de Rashōmon, teniendo que bajar un poco su rostro para poder ver sus ojos. También su cuerpo era un poco más voluminoso, a diferencia del cuerpo atlético del pelinegro. Definitivamente ya no se sentía como un niño a su lado.

La segunda y no menos importante, se moría de ganas de besar a su acérrimo rival.

Si tuviera que intentar deducir su propia fascinación, diría que simplemente es una curiosidad que le acosa constantemente. Lo ha pensado bastante, tampoco es estúpido. Y cuando Dazai-san menciono como las citas deben terminar en un beso… él se ha desvelado pensando en cómo sería probar esos labios.

Akutagawa gruñó entre sus brazos al parecer incómodo por el pasar de los segundos sin apartarse de su lado, y vio por el rabillo del ojo como estaba por esconder la servilleta en su bolsillo antes de sujetar su mano, girando su puño para descubrir el tipo de flor que se había presentado está vez.

"Iris Amarillos"

Orgullo y esperanza.

"¿Cómo te sientes? ¿Quieres regresar?"

Él de verdad estaba emocionado por esta cena, aunque el punto original de la misma era en beneficio del pelinegro. La idea de ya no poder estar con él cuando no le había visto durante tres días le entristece y se pregunta qué puede hacer para alargar la estancia a su lado. ¿Estaría entonces bien si ambos volvían al apartamento de su amigo y pedían comida a domicilio? Podrían ver incluso alguna película juntos. ¿La mafia permitiría un intruso en sus barracas? ¿Tendría Akutagawa una televisión en su sala para empezar o es algo que tendría en su habitación? ¿Estaría bien quedarse solos en su habitación…?

¡No! Dazai me dijo que no debía ir a su apartamento… pero…

Las mejillas se le calentaron. La idea que hace un mes hubiese parecido la más loca de las fantasías, ahora parecía ser algo no solo posible sino… atractiva.

Porque Akutagawa no se comportaba como siempre cuando estaban en privado. Y esa nueva faceta le parecía por decir lo menos, interesante.

"Estoy bien. Sigamos…"

Las palabras lo desinflaron, apartándose del otro antes de que siguieran llamando la atención de las personas que por ahí paseaban.

Al menos puedo estar con él un rato más…

El resto del camino fue en silencio. Akutagawa parecía más distante que de costumbre, sus manos apresaban el pequeño ramo. Verle así le supo mal, se supone que sería una noche divertida.

"Sabes, tuve que investigar mucho esto para no arruinarlo - le dijo intentando llamar su atención. Sonrió al atrapar su mirada confundida- ya sabes, porque esto es una cita"

Akutagawa respingo, habiendo procesado sus palabras y haciendo una pequeña mueca hacia él, una sonrisa bastante modesta pero encantadora.

"Ya me parecía que estabas siendo un tigre muy caballeroso… -río con sus palabras, pegándose un poco más a él, lo suficiente para que sus hombros chocarán, pero sin atreverse a rozarlo- trajiste flores y toda la cosa, realmente te estás esmerando"

"¡Claro que me estoy esmerando! -¿Debería tomarle la mano o era muy pronto para eso? ¿Estaría su mano sudorosa? Solo por si las dudas se tallo la palma disimuladamente en el pantalón- ¡Es mi primera cita después de todo!"

Está por tomar la mano que está a solo un palmo de la suya, pero se congeló, preguntándose si está también era la primera cita de Akutagawa. Debía de serlo ¿No? Él no lucía como alguien que fuera a citas. ¿Pero y si sí lo era?

Akutagawa ajeno a sus dilemas siguió hablando.

"¿De verdad es la primera? Creí que habías tenido al menos una con Kyoka… -Akutagawa bajo la cabeza antes de proseguir, con un tono que sabía a arrepentimiento- ya sabes, la vez del barco… cuando los interrumpí"

Casi tropieza al recordar toda la situación que se dio con Kyoka y el pelinegro, como se habían enfrentado casi a muerte, las palabras que se habían dicho, la sangre que habían derramado. Incluso ahora parece casi mentira cómo había logrado ganar y huir con su hermana de alguien que obviamente era mejor que él.

"Oh, bueno… -se cubrió la boca con un puño, indeciso en si mencionarle o no la diferencia entre esa salida y está salida. Al final decidió que estaba bien decirle, después de todo, esto era algo que involucra al pelinegro- esa salida no cuenta"

"¿Y eso a que se debería?"

Akutagawa parecía genuinamente curioso, aunque no puede ignorar que hay algo de felicidad en su tono de voz.

"Le pregunté a los chicos de la Agencia que se hace en una cita convencional. Me dijeron que para que una salida se considere una cita hay que cumplir ciertos requisitos -susurró como quien no quiere la cosa, desviando su vista de los ojos grises que le taladran en ese momento- no puedo decir que mi salida con Kyoka haya cumplido con todos ellos, por eso no cuenta"

Le vio rascarse la mejilla pensativo, quizás buscando en su memoria las cosas que había visto en aquella ocasión. Y si bien Akutagawa los interrumpió hasta el final, desconoce el tiempo exacto que los siguió.

"¿Qué requisitos no se cumplieron?"

Se mordió el labio sintiendo como sus mejillas se calentaban. Akutagawa de verdad que podía parecer un chiquillo curioso cuando quería.

Pero bueno. Ya había metido la pata sacando el tema. ¿Ya que importa?

"No hubo beso"

3… 2… 1…

Akutagawa se detuvo, él lo imitó dos pasos después. Se giró para verle de frente, ámbar contra ónix chocaron por largos segundos en medio de esa calle llena de transeúntes. Ambos con el rostro enrojecido.

"¿Beso?"

Abrió la boca antes de desviar la mirada, bastante avergonzado por toda la situación y los deseos egoístas de hacer su voluntad en esa pequeña boca impetuosa.

"No es necesario que lo hagamos ¿Sabes? -aunque él se muera por hacerlo jamás lo obligaría si no quiere- lo mencionaron como protocolo, pero creo que lo podríamos obviar si no te parece bien"

Se hizo el desentendido, mirando el escaparate de una tienda de ropa, no dirá que no se siente decepcionado de que Akutagawa no quiere besarlo cuando él se muere por hacerlo. Pero lo importante es que él mejore de su enfermedad. Sin embargo, la respuesta del otro casi le hizo saltar de alegría.

"Podríamos -susurró antes de retomar su camino, pasando a su lado con una sonrisa coqueta en sus labios, guiñándole un ojo travieso- dependiendo de qué tan caballeroso seas durante la cena"

¿Eso…? ¿Eso era una invitación? ¡Oh dios! ¡Claro que es una invitación! ¿Acaso lo está provocando? ¡Deja tú su coquetería! Ese guiño sugerente le ha robado el aliento…

"No te preocupes -le dijo al llegar a su lado, después de procesar lo que había pasado y alcanzarle de dos largas zancadas- está noche pienso ser todo un galán"

Akutagawa le miró, sonriendo de una manera que le dio un escalofrío en la columna. Y él se muere por tener más escalofríos así.

Oh Santo Cielo…

Sabía que debió investigar el lugar desde el principio, pero -quizás inocentemente- pensó que Akutagawa no abusaría de su buena voluntad.

Grave error.

"¿Qué se te antoja comer, Jinko?"

Aguanto el gruñido que amenaza con salir de su propia garganta, ligeramente mosqueado por toda la situación, mirando nervioso la copa de Martini que tiene cerca de su mano mientras ve al otro tomar un sorbo delicadamente de su propia copa. Una bebida de cortesía le había llamado el camarero dejándolas a penas se sentaron a la mesa.

Akutagawa ignoró su mal humor mientras observaba el menú con detenimiento. Un menú muy parecido al que él tiene entre sus manos y está por darle una taquicardia en cualquier momento.

¡El lugar es carísimo!

"Sugiero la Langosta o el Filete… cualquiera de los dos seguro te gustarán"

Bajo la mirada buscando dichas sugerencias.

Santo Cielo. Santo Cielo. Santo Cielo…

Ahí va el primer pre-infarto al miocardio. Se jaloneó un poco el cuello de la camisa, respirando profundo. Está en algo así como… un aprieto.

¿Cómo debería decirle a su cita que… si pide cualquiera de ambos platillos literalmente gastaría todos sus ahorros?

"¿Tu qué piensas pedir? -preguntó ligeramente mortificado, así al menos sabría por cuánto dinero vender su alma al diablo- ¿Ya elegiste?"

"Casi siempre pido la Lasagna, es buenísima. Pero hoy se me antojaba otra cosa…"

Suspiró. Realmente no importa a qué cosa le ponga el ojo, así sea el platillo más básico este se encontraba fuera de su liga. ¿Qué podía hacer entonces? Pedirle a Akutagawa que pusiera dinero estaría completamente fuera de lugar según las palabras de Dazai. Entonces no le quedaba más que resignarse y pagar el total de la cuenta. Escogió el platillo más sencillo para sí mismo y esperó la llegada del mesero. El cual llegó poco después, más que deseoso en atenderlos.

"Me trae el Filete Wellington bien cocido -los ojos grises le miraron un momento notando su tensión, antes de volver al mesero que no perdía detalle de su orden- acompañado de puré de papa y espárragos"

Perfecto, ahí va el segundo pre-infarto. El mesero por otra parte se giró a él con mirada curiosa, dispuesto a tomar su orden.

"¿Y usted caballero?"

Las mejillas se le enrojecieron.

"Me trae, uhm… un tazón de fideos y un vaso de agua por favor"

Que pena pedir lo más barato del menú, pero Akutagawa por sí solo se había gastado el presupuesto entero. Y mucho más en realidad. ¿Y por qué le pone esa cara de amargado? ¡Él es el que tendrá que quedarse lavando platos para saldar esa deuda!

"Ignórelo. Tráigale lo mismo que a mí, una Pasta Pomodoro y un Merlot suave para la mesa. Sin abrir"

Sonrió negando al mesero, pero la mirada de Akutagawa es tan firme que no puede culparlo en absoluto por ignorar su mueca desesperada y anotar la orden del pelinegro. Ambos se sonrieron incómodos antes de que este se marchara.

Entonces se giró a verle con molestia.

"¡Pero qué rayos! ¿Sabes cuánto sale un solo platillo de esos? ¡Y pediste dos! ¡Tres si contamos el otro platillo y además un vino! ¡Me vas a dejar en la ruina!"

"No veo porque ese deba ser un inconveniente. Estoy seguro de que comes de manera abundante, un plato de fideos no te llenaría ni de lejos"

Se cubrió el rostro frustrado. Akutagawa no lo estaba entendiendo para nada.

"Normalmente la gente pobre tiene que aguantar el hambre"

"Lo sé… tuve que aguantar mucho de eso de pequeño -entre sus dedos pudo ver al pelinegro bajar la mirada ligeramente acongojado antes de mirarlo nuevamente- pero ese no es el punto. Vienes conmigo"

"¿Y eso qué tiene que ver? -preguntó girando el picadientes con frutas de su bebida entre sus dedos, haciendo puchero por su nula opinión en toda esa situación- No tienes derecho a pedir por mi"

Lo miro con mejillas infladas, no pudiendo evitar el berrinche. Akutagawa se ruborizó con sus palabras, desviando la vista a sus manos sin decir nada más.

¿Y hasta ahora te das cuenta de que no lo puedo pagar?

Es verdad que había pedido a Akutagawa que eligiera el lugar, pero lo mínimo que podía hacer él era elegir su propio plato, en especial si este es carísimo y obviamente fuera de sus… posibilidades.

Detuvo la mano que no dejaba de dar vueltas a la frutilla en su bebida comprendiendo la actitud de su cita, sintiéndose un poco… mal.

"No necesito que pagues"

Akutagawa respingo ante sus palabras.

"Yo escogí el lugar"

No hay burla en sus palabras. Ni siquiera el tono de superioridad que el pelinegro suele usar. Aun así…

"Eso no importa, yo te invite. Yo pago"

Aunque me quede sin comer los siguientes dos meses…

"Jinko, yo no-"

¡NO!

"No quiero tu lástima Akutagawa -le interrumpió- soy muy consciente de la diferencia entre nosotros. Y no es… no quiero…"

Akutagawa le miró impasible. Más tranquilo de lo que habría esperado por sus toscas maneras, como si hubiese esperado esa reacción de antemano.

"Ya veo… -dijo mascando la fruta de su bebida sin mirarle- el orgullo del tigre es tan frágil como para ser invitado a una cena. Quién lo diría"

Bien, eso sí era una burla.

"¡No es eso! -gruñó a penas un poco más fuerte de lo normal, intentando no llamar la atención del resto de comensales- esto no es por orgullo, es por…"

Pero por más que buscó, no encontró en su cabeza otra palabra que no fuera esa. Le molestaba no poder pagar la cena, pero también había algo más… una frustración. No por ser inferior a Akutagawa, más bien… una frustración de no ser lo suficiente para él. Un amigo que le pudiera invitar algo. Alguien en quien se pudiera apoyar.

De repente se sentía nuevamente como cuando era un mocoso que no se podía cuidar ni el solo. No se sentía de utilidad para él ni para nadie.

"Cuando elegí el lugar, en ningún momento contemplé que tú pagaras. No es necesario. Pero si quieres hacerte el orgulloso amulándote y no comer de tu plato no te detendré"

"Pero me siento muy decepcionado…"

¿Por qué? ¿Por qué habría de sentirme así?

"No veo nada de malo en qué un amigo te invite a cenar. Porque somos amigos. ¿No?"

Levantó la mirada de sus manos, completamente sorprendido. ¡Amigos! ¡Akutagawa acababa de afirmar que ambos eran amigos! ¡Era la primera vez que lo reconocía como tal!

"Pero aun así…"

"Déjame hacerlo por ti -le sonrió. Solo como él sabe sonreír. Solo como Akutagawa sabe sonreírle a él- ¿Qué hay de malo en ser mimado?"

Sus mejillas se enrojecieron de vergüenza captando la burla disfrazada con palabras amables. ¿O serían las palabras amables disfrazadas de burla?

"¡Ey! ¡Lo tenías planeado! -no sabe si reír o llorar. ¿Esto era divertido o molesto?- Te lo estabas guardando"

"Por supuesto que no -Akutagawa no puede guardar más la sonrisa en su pecho y a él le tintinea algo en su corazón al escuchar el tono jocoso- está bien, está bien. Quizás si va un poco a posta, pero es el mismo principio que aplicaste conmigo ¿No?"

"No es lo mismo -dudó- para nada"

"¿Oh? ¿Tú si puedes desnudarme y darme un baño, pero yo no puedo invitarte a cenar?"

Oculto su rostro tras su mano, apenado hasta la médula por el atrevimiento descarado que había tenido hace menos de dos semanas. ¿En qué mierda estaba pensando?

"Yo…"

"Disculpen la tardanza -se interrumpió cuando un plato plano fue puesto frente a él. Ignoró al mesero mientras éste colocaba el resto de los platillos sobre la mesa, las copas tintinearon suavemente y el olor de la comida le lleno el estómago, no pudo evitar pasear su mirada por la mesa a penas el mesero se despidió- si necesitan cualquier otra cosa estoy a su servicio"

Oh santo cielo, todo luce tan delicioso. ¿Esto de verdad era comida?

"No seas orgulloso tigre y sírvete"

"No estoy siendo orgu-"

Pero una mano suave presionó la suya, la voz aterciopelada le hizo levantar la vista de su plato.

"Déjame hacerlo por ti, Atsushi…"

Se dejó envolver por los ojos grises y la sonrisa amable. Siente el calor golpearle el rostro y sabe que no es por un orgullo herido o una virilidad castrada.

Ser mimado se siente bien…

"Está bien, pero tendrás que dejarme invitarte unas crepas después de esto…"

La mano que le presionaba le dio un apretón suave, incluso podría llamarlo juguetón antes de retirarse. La comida frente a él podría ser fácilmente la más deliciosa que había visto jamás, pero la expresión en el rostro de su amigo era mil veces más fascinante.

"Me alegra que te dejes consentir…"

"Entonces… llegamos"

Se rasco la cabeza ansioso, sin estar muy seguro de qué hacer a continuación. Al menos en su defensa, Akutagawa no lucía mucho mejor.

"Yo… disfruté el día de hoy, Jinko"

¿Esto era una cita, cierto? Había cumplido con los protocolos lo mejor que pudo. Le llevó a cenar, se vistió de etiqueta y hasta le regaló flores. ¿Qué es lo único que faltaba?

"Yo también… gracias por pagar"

Las citas terminan con un beso en la puerta de la casa de la chica, según lo que le dijeron.

O en este caso en el lobby de los departamentos de la Mafia.

"No hay de que…"

Y ambos miran el suelo. Esperando algo que parece no llegar, con la atmósfera tornándose ligeramente incómoda.

Oh, vamos…

"Akutagawa… -él levantó la mirada del suelo al escuchar su nombre. Le tomó de las mejillas acercándose de una sola zancada hasta él, aguantando los nervios que buscan dominarlo con la vista fija en esa boca tan atrayente- Akutagawa, yo…"

Quizás esto no era lo mejor, quizás el vino lo está haciendo tomar decisiones estúpidas. Akutagawa había accedido sólo a algo parecido a una relación que le ayudara a vencer su enfermedad. Nunca dijo que se dejaría tocar por él o algo similar.

Es cierto que había dicho que tenía posibilidades de obtener un beso, pero el hecho de mostrarse tan incómodo hacia él en este momento solo podría significar una negativa.

Además de que consiguió lo mejor que pudo haber aspirado a conseguir alguna vez del chico del abrigo negro, su amistad. No debería arruinar algo tan bueno por cumplir un protocolo y un deseo que le pica debajo de las uñas.

No valía la pena.

Piensa retroceder, alejarse del chico dulce, pero se contiene a último segundo. Porque Rashōmon no le ha lanzado por los aires ni le ha cortado por la mitad. Separó su vista de los pequeños labios, buscando la mirada ónix que le daría la aprobación para seguir o la advertencia para retirarse.

Pero…

Quizás fue mala idea buscar su mirada.

El ónix de sus ojos se había espesado, nublándolos cual noche tormentosa. Recordó entonces cuando lo tuvo debajo suyo en medio de su entrenamiento. El momento exacto en qué Akutagawa entrecerró sus ojos e inclinó su rostro acercándolo al suyo.

Como si…

Quisiera ser amado por medio de besos y suspiros, con esas mejillas normalmente pálidas siendo maquilladas con un rubor tenue, o quizás solo es el vino en su sistema. Esperando, deseando.

Bueno, que sea lo que Dios quiera…

Unió sus labios con el otro, pensando que los encontraría fríos, secos, distantes. Gran sorpresa se llevaría no solo al sentirlos cálidos y suaves, sino ligeramente abiertos cuál invitación a profundizar ese beso robado. Atrapó el labio inferior, lamiéndolo con lentitud, ligeramente gustoso cuando Akutagawa pegó más su rostro al suyo, bebiendo de su boca.

Estaba siendo correspondido. Y no pudo evitar emocionarse. Porque esto era en definitiva mucho mejor que su imaginación. ¿Sería ir muy lejos si lo toma de la cintura? ¿O sería mejor tomarlo del rostro? ¿Abrazarlo? ¡Nunca ha besado a nadie! ¿¡Qué se supone que haga ahora!?

El agarre en sus caderas le hizo abrir la boca, oportunidad tomada por su amigo para lamer sus labios con timidez antes de deslizar su lengua de terciopelo en su interior y… ¡Joder!

Te estás cobrando la cena -pensó, regalando y bebiendo suspiros- puedes cobrar mejor en tu departamento…

Pero antes de poder abrazarle por el cuello u ofrecerle ir a un lugar mucho más privado, Akutagawa ya le había soltado. Apartándose de su lado mientras cubre su boca.

"No te emociones Jinko. Esto solo es…"

"Para curarte, lo sé -le contestó de mala manera sin poder ocultar la molestia, frustrado por tener que detenerse cuando en ese momento Akutagawa sabía y olía tan bien- Ryunosuke Akutagawa jamás suspiraría en un beso conmigo"

Lo vio sonreír con sorna, sin poder cubrir del todo las mejillas rosadas que apenas se notan tras sus mechones de cabello.

¿Cómo sería ver su rostro completamente enrojecido de vergüenza?

"Nos vemos el fin de semana en el entrenamiento -se despidió él, girando para dirigirse hacia el edificio- Jinko"

Sonrió. Quizás, con mucha suerte de su lado… podría robarle un beso accidental en medio del entrenamiento.

"Si… que duermas bien"

Con esa idea dándole esperanza se giró para marcharse -no sin antes esperar a que el pelinegro se perdiera en el ascensor hacia el piso de su departamento- aún no era demasiado tarde y las luminarias de la ciudad bañaban de luz las calles, podía caminar sin problemas a casa aunque hubiese pocos transeúntes. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Con Byakko de su lado además de estar en territorio de la Mafia, solo un tonto se atrevería a atacarlo.

No había caminado dos cuadras cuando el tirón en el cuello de su camisa casi lo tumbó. Arrastrándolo dentro de un callejón oscuro.

¡¿De verdad hay un imbécil que se atrevió a atacarme en-?!

Se giró levantando una de sus garras, listo para destrozar a quien fuese el temerario que le había puesto una mano encima, pero unos ojos grises bastante conocidos le detuvieron -los ojos, no el cuchillo en su cuello- antes de asestar un golpe.

"¿Gin-san?"

Como respuesta ella afilo la mirada, sin apartar la hoja de su cuchillo de su cuello.

"¿Qué es lo que pretendes?"

Parpadeó confundido. ¿A qué se supone que se refería?

"Creo que… estoy confundido -¿Esto es una clase de broma de la Mafia o algo así?- si me explicaras te lo agradecería mucho"

"No te hagas el tonto conmigo -acoto ella pegándose más a él, arrinconándolo entre su arma y la pared- ¿Qué pretendes con mi hermano? ¿Buscas aprovecharte?"

¿Pero qué diablos?

"¿Pero de qué hablas? ¿Por qué querría aprovecharme de Akutagawa? -espera, espera, espera. Cree comenzar a entender lo que la chica le recriminaba- ¡Oh, ya veo! Te refieres a la cena ¿Verdad? ¡Yo le dije que podía pagar, aunque fuese una parte, pero él se negó!"

Pero que tonto que era, claro que Gin y otras personas de la Mafia pensarían que se quiere aprovechar de su amistad con Akutagawa para comer en lugares caros o tener ciertos lujos.

La vio alejar el cuchillo, con la pregunta bañando sus ojos.

"Lo siento si pareciera que me acerque a tu hermano por una razón tan superficial como el dinero -hizo una reverencia rápida hacia la chica, era lo mínimo que podía hacer sin tocar el tema del Hanahaki- ¡Te doy mi palabra de que no es así!"

Se levantó esperando cualquier clase de reclamo, si Akutagawa no le había comentado su situación médica y su acuerdo con él a Gin, él definitivamente debía respetar su decisión. Pero si bien Gin ya no luce tan desconcertada, la fiereza anida aún en el fondo de su mirada.

"¿Es por eso que preguntabas no?"

La vio guardar su arma y mirarlo con recelo antes de dar suaves pasos a su alrededor. De repente y sin previo aviso se sentía como la presa y no el depredador. ¿Y por qué exactamente Gin le mira así? Creyó que estaban en buenos términos desde el incidente con Katai.

"¿Y por qué sería entonces, chico tigre, que te acercaste a mi hermano?"

Gin camina lento, tan socarronamente como lo haría su hermano, con un aire tan mortal como solo un agente de la Mafia podía hacerlo. Pero él no se va a dejar intimidar. No cuando no está haciendo nada malo.

"Le ayudo… con un problema que tiene"

La risa vibra en el callejón, el repiqueteo de los tacones le pone los nervios de punta. Gin le miró con burla antes de preguntar.

"Oh… ¿Y ese problema incluye que te meta la lengua hasta la garganta?"

Sintió su rostro arder desde el cuello hasta la raíz de su cabello. Gin le mira detenidamente, esperando una respuesta que se le atora entre los labios. Se retorció las manos incómodo.

"Si…"

Bajo la mirada, incapaz de seguir observando esos ojos grises que tanto le recuerdan al chico que vive últimamente en sus pensamientos. Avergonzado por haber sido visto en un momento tan… personal.

"¿Y estas bien con eso?"

Sintió el ardor en sus mejillas profundizarse. No entiende lo que está pasando, ni las preguntas que hace ni a dónde quiere llegar, pero hay algo ahí, algo entre ellos que le dice que debe ser sincero. Tanto como lo sería consigo mismo.

"Lo estoy. Solo si es él. Quiero ayudarlo, de verdad…"

"¿Y eso porque sería?"

Presionó ella mordazmente. ¿Acaso esa facilidad para intimidar venía de familia?

"Porque… me importa -se retorció una vez más las manos antes de levantar la mirada con decisión. Sentía que debía luchar. Luchar por su amigo, por seguir al lado de ese chico tan obstinado- Akutagawa se convirtió en alguien muy importante para mí. Es mi amigo…"

La chica se detuvo abruptamente a su costado antes de llevarse una mano a la boca cubierta por vendas, perdida por un momento en sus pensamientos.

"Hombre tigre -susurró acercándose a él tanto que podría tocarlo, con un tono que viraba entre la dulzura y la amenaza- confiare en ti, pero si llegas a lastimar a mi hermano…"

Trago saliva al ver las pupilas brillar deseosas por sangre. Gin, la hermosa asesina de la Mafia desapareció en la oscuridad sin hacer un solo ruido. Tan sigilosamente y un aire tan amenazador que sintió un escalofrío… que sinceramente no disfruto.

¿Pero qué mierda acaba de pasar?

Próximo Capítulo:

Lo que Siento por ti

Akutagawa ha sido herido en batalla y recibe lo que nunca creyó

recibir de la mano de nadie.

Saluditos~