Hola:
Dejo el capítulo diecinueve, basado en la historia de Regulus y su padre Ilias, vista en el manga y en uno que otro extra.
Atención: Todos los personajes de Saint Seiya y Saint Seiya: The Lost Canvas, pertenecen a Masami Kurumada y Shiori Teshirogi respectivamente. La historia es de mi autoría personal, la cual solamente escribí por diversión.
Día 19: La risa más dulce
Ilias, Regulus.
Pre Canon, bebé, pañal, risa, paternidad.
Aquel día su esposa Arkhes había tenido que ir a una reunión con las demás pitonisas. Por lo tanto, Ilias se quedó al cuidado del pequeño Regulus, cosa que le estaba resultando un poco complicada, puesto que el niño estaba muy inquieto y juguetón. Algo normal en un bebé de seis meses de edad.
—Quédate quieto, no puedo limpiarte si te mueves tanto— dijo el santo dorado, tratando de retirar el pañal sucio. —Que complicado es esto, ¿Cómo le hace tu madre? —
Esto parecía ser demasiado para el gran héroe del Santuario y fue a peor cuando, casi terminando de retirar la suciedad, al niño se le ocurrió orinarlo por todos lados. Por un breve instante, Ilias comprendió porqué sus demás compañeros no tenían hijos. Exceptuando a Lugonis, quien había adoptado a Albafica. Quizás debería pedirle al santo de Piscis un par de consejos.
—Bien, hora de darse un baño— optó por lo más simple, para no tener que seguir limpiando aquello.
…
Momento después, se encontraba en la orilla del rio, sumergido hasta la cintura y sosteniendo a Regulus en brazos. No podía meterlo directamente al agua, pues ésta tenía una temperatura un poco baja. Entonces, con una mano, generó algo de cosmos y procedió a calentar el líquido de la zona donde estaba.
Una vez estuvo adecuada la temperatura, primero metió a su hijo hasta la mitad, para que la corriente del río se encargara de asearlo. Al principio, el bebé lloró un poco asustado, pero cuando Ilias también entró por completo al agua y comenzó a bañarlo, se fue calmando.
—No hay nada que temer, Regulus— le dijo, manteniéndolo contra su pecho, haciéndole cosquillas con una mano.
El pequeño sonrió y comenzó a agitar las manitas, para luego soltar la risa más dulce que jamás había escuchado su padre. Ilias lo miró con curiosidad, percatándose que el niño tenía los mismos ojos felinos que él, así como la hermosa sonrisa de su madre.
Encendió nuevamente su cosmos, para mantener tibia el agua, cosa que hizo reír aún más al niño, pues podía percibir aquella energía.
—Veo que te agrada, quizás te enseñe a nadar antes de caminar. —
Regulus balbuceó un poco, antes de pronunciar un sonido muy particular.
—Pa… pá… —
El santo de Leo abrió los ojos en grande. Su hijo le decía papá por primera vez, lo que le hizo sonreír con ternura. Por momentos así, bien valía la pena cambiarle los pañales. Le dio un beso en la frente, abrazándolo un poco más.
—Tu madre se alegrará cuando lo sepa. —
Se encaminó a la orilla, donde permanecían un par de lienzos y su ropa. Era hora de volver a casa.
Continuará...
Gracias por leer.
