Tal como dijo Sally, en menos de 24 horas Dúo logró encontrar a los dos jóvenes a la orilla del mar. Bajo un frondoso árbol se protegían del frío con una fogata que delataba la ubicación.
- Ya los veo - informó Dúo bajando su nave - envíen un helicóptero a la bahía del archipiélago. Enviaré la ubicación.
Pocas horas después, Heero y Olive subían a un avión de rescate de carga. Cuál de los dos más silencioso debido a a la incómoda conversación que ambos tuvieron en la isla. Ella lo miraba de reojo aun sorprendida de su valentía y él con aires melancólicos miraba su café pensativo bajo el sonido de las hélices. Finalmente el futuro principe rompió el silencio preguntando a un soldado.
- ¿tienen noticias del preventivo Wind?
Un subordinado del ejercito de la reina respondió.
- Si mi señor, el preventivo del suit rojo ya se encuentra en tierra.
"Mi señor" resonó en la cabeza de Olive. Al parecer ya se había masificado la idea de que Heero era un líder inminente para las fuerzas del castillo.
Tal como dijo aquel hombre, cuando tocaron tierra, el primer hombre en acercarse fue el preventivo Wind con semblante muy serio.
- ¿Que crees que hacías al desaparecer así? - rezongó Wind.
Miliardo miró de reojo a la preventiva Noeer como si ella hubiese sido la culpable de la perdida de tiempo de Heero.
- Error de calculo - respondió indiferente Heero.
- Si claro... - ironizó Wind.
Heero entregó la manta con que lo cubrieron en el viaje y ante él apareció Mushihi, el soldado líder de Nassau que combatió fielmente a su lado en el bosque de los archipiélagos.
- Me alegro que esté vivo, mi señor.
- Preventivo cero uno - gruñó estirando su cuello - y también me alegra verte vivo.
De pronto se sintieron trompetas a lo lejos, varios soldados y personas se convocaron bajo una alfombra roja que desplegó un sirviente del palacio hacia la explanada libre en los jardines del deteriorado castillo.
- Han puesto la alfombra real, eso solo significa una cosa - comentó Mushihi
- ¿Qué cosa?
- La reina Marla arribará pronto.
Heero vio el destello de un avión acercarse por la bahía. Que la reina Marla se acercara a su castillo significaba que las fronteras eran seguras, y si ella venía, era muy probable que su futura esposa estuviese en la misma nave.
Para sorpresa de Olive el semblante cansado de Heero cambió en un segundo: de apesadumbrado se transformó a esperanzado. Ella no pudo evitar sonreír levemente al leer su mente y verlo más alentado. Sí, definitivamente solo esa mujer lograba que tuviese esa expresión.
La avioneta tocó tierra. La ex reina Marla descendió al borde la alfombra y ella con ayuda de Paigan, bajó un par de escalones temblorosa.
Los soldados más fieles se inclinaron a su alrededor y los pilotos un poco confundidos no supieron si debían hacerlo, así que por imitación se agacharon. Heero salió adelante de la multitud a recibirla dando un vistazo a la entrada de la nave, él quería ver aquella cabellera de hilos dorados asomar, pero no la vio.
- Te veo un poco inquieto, Heero- se burló la Reina.
- Yo solo...
- Si buscas a tu futura esposa, lamento decepcionarte no viene en este vuelo.
Heero sintió un yunque en el estómago. Solo fueron unos cuantos días, pero se sintió una eternidad. "Parece que me acostumbré a verte seguido" pensó decepcionado.
- Me enteré que estuvo en una compleja pelea, Heero. ¿Ha descansado?
- No lo necesito, no estoy caansado.
- Claro que lo necesita, aunque lamento no poder darle un espacio en mi confortante castillo, ya que una parte de él ha sido destruído. ¡Mushishi! ¡Hamed! por favor no dejen de atender al futuro príncipe Consorte. ¡Mohaned! quiero un reporte de daños, aunque ahora soy ex reina, esta será mi última tarea y legado como mandataria.
Ella se alejó de Heero con el habitual fru frú de su vestido. El miró extrañado la puerta del avión pensativo, pero Dúo lo abrazó por el cuello molestándolo.
- ¡Vamos Vamos amigo! creo saber hacia dónde vuelan esos pensamientos! Déjame adivinar comienza con R y termina con lena.
La risita de Quatre se acercó.
- Deja de molestar a Heero, ha pasado horas intensas, como dijo la reina debe descansar.
El grupo se juntó lentamente, Trowa bajó un suit y luego Sally Po se unió. Alrededor, los sirvientes celebraron alrededor de fogatas con cervezas y convidaron a los preventivos a unirse al fin del conflicto. Los aires de victoria eran definitivos. Cada vez que un hombre al servicio del reino de Nassaú pasaba al lado de Heero se inclinaba un segundo para entregar su respeto. Ya todos sabían qué rol jugaba en el futuro del reino y en el combate.
Entre la algarabía de los soldados Sally miró a Heero y ambos conectaron con la mirada. Se apartaron al atardecer viendo la última línea del horizonte bajar su luz desde un risco cercano. Sally vomitó de inmediato su parecer.
- ¿ Por qué esa cara de desencanto? ¿querías ver a Relena?
Heero no contestó, pero de reojo miró a Sally. Ella Suspiró.
- Deberías ser más honesto contigo mismo.
- Y que hay de ti ¿lo estás siendo?
"Touché". Heero devolvió con todo su pregunta con doble sentido. Sabía a que se refería. Ella fue al pueblo por hierbas para lograr eliminar aquella vida que crecía en su interior. Fue a la ciudad para eso, pero el bombardeo la sorprendió en la zona ¿debía tomar eso como una señal? ¿Aquella señora oriental era otra señal?
Atormentada aún por su decisión, aún no sabía qué hacer.
- Yo... aún estoy decidiendo - agregó Sally.
- El tiempo pasa.
- Eso lo sé, no tienes que repetirlo.
Guardaron silencio viendo el último rayo del sol desaparecer en el horizonte.
- Por cierto, hablé con Relena esta mañana. Está al día con todo lo ocurrido, incluso sabe de tu desaparición en acción por quince horas. Deberías llamarla.
- Lo sé.
- Espero que eso te quite la cara larga.
Ella se retiró del risco donde hablaban hacia la fiesta. Heero vio a Olive Noer hablar con Lady Une, quizás no era el mejor momento para que conversaran porque ambas parecía un poco pasadas de copas y emocionadas por sus palabras. Quizás el Alcohol las ayudaría a reconciliarse.
Heero se acercó al preventivo Wind hablando en voz baja, quién en un tronco conversaba con Mushihi
- Necesito a Epyon por Diez minutos.
- ¿Para qué?
- Ya sabes.
Wind asintió entendiéndolo. Probablemente Heero quería comunicarse a largas distancias y qué mejor que ese suit para una llamada clara.
El preventivo cero uno fue a hacia la cuerda de Epyon enganchando su talón y subiendo a la cabina. Epyon seguía como siempre, moderno y fácil de utilizar. Apretó el teclado rápidamente conectando la pantalla al número que ya sabía de memoria. La conexión no se hizo.
"Vamos" pensó forzando su mente "contesta". Sacó el calculo del horario y deberían ser solo una hora más en Bruselas. Volvió a intentar la conexión y de pronto la llamada entró.
Relena apareció frente a él con su traje rosa y su coleta habitual. Vio su escritorio con variados papeles destacados y su traje perfectamente ordenado.
No pudo evitar sonreír por la comisura del labio por el alivio de verla después de una semana.
- Relena.
- Heero - respondió con semblante serio.
Un silencio hubo entre ellos mientras se observaron. El notó ojeras en su rostro y un ceño fruncido poco habitual.
- ¿Estás bien?
- Perfectamente.
La vio extrañado deduciendo su compostura erguida y tensa. "No, algo no está bien aquí" pensó él.
- Quise llamar ahora, que todo ha terminado. La reina Marla arribó hace poco al reino.
- Así es, ella me informó de su viaje durante esta tarde.
Otro silencio incómodo cruzó entre ellos mirándosdose a los ojos.
- Entonces ¿No quisiste viajar con ella? - preguntó Heero directamente.
- Tengo muchas responsabilidades aquí en Bruselas, sería una irresponsabilidad dejar mi puesto con todos los medios y diplomáticos asechando. Manejo las cosas mejor desde acá Heero - ella tomó sus papeles ordenando su escritorio - Además creo que la batalla te mantuvo bastante "ocupado" las últimas horas ¿no?
Heero guardó calma deduciendo su malestar. Pero ella parecía no aguantar su propia compostura y siguió diplomaticamente su discurso.
- Escuché que estuviste desaparecido por bastantes horas, heero.
- Eso es una exageración.
- Y qué estuviste muy bien acompañado.
- Eso es otra gran exageración. No sé que te dijeron, pero todo lo ocurrido es consecuencia de la batalla.
Ella cruzó los brazos, en defensa de escuchar todo lo él tenía que decir. Empezó a jugar con el lápiz retráctil haciendo ruido de impaciencia.
- Relena, basta de rodeos, quedamos tirados en una isla con la preventiva Noer por muchas horas. Dúo nos encontró y nos sacó de ahí porque nuestros suits fueron calcinados.
-¿Solicitaste ir con ella?
- Sí.
- Eso me basta para estar molesta.
Ella se reclinó para atrás aún con los brazos cruzados, tirando el lápiz sobre la mesa. Heero no quería provocar su molestia aún más, pero la pregunta siguiente resbaló por su boca.
- ¿Estás celosa?
Ella puso los ojos en blanco sin decir nada. Todo hizo pensar que sí.
- sí, estás celosa - zanjó Heero afirmando su actitud.
Relena gruñó delicada.
- No puedo evitarlo ¿sabes? ella, compartió más tiempo contigo, más del que yo he compartido contigo desde que te conocí y sigue acumulando minutos a su favor. ¡¿Y tú!? le pides que combata tu lado! ¡aghh! ¡Me molesta de solo pensarlo !
- Esto no es un partido de beisbol, Relena. Y yo, te conozco a ti desde mucho antes, te quiero desde antes y si solicité su servicio, es por sus habilidades en combate. No tengo segundas intenciones al respecto. Sumado a eso, no sabes cuanto te extrañé esta semana lejos. Te necesito.
Dijo todo eso tan calmado y rapkdo que el propio Heero se sorprendió de su sinceridad tan desesperada. La última frase bajó las defensas de la ministra.
- Es más yo, como futuro príncipe consorte podría exigir tu presencia en Nassaú - agregó serio.
- ¿Eso es real?
- Así es, tienes que saber que he leído todas mis responsabilidades y tengo poder de exigir tu compañía cuando hay que tomar decisiones importantes.
- ¿ah sí? y que decisión se supone debemos tomar? - comentó suspicaz- no tengo aún nada en mi pauta, además de la reconstrucción del reino, y de eso se encargará La ex-reina Marla.
Heero hizo más notoria su sonrisa rebelde en la comisura de su boca.
- Sí claro que tenemos un pendiente importante, que exijo resolvamos juntos desde ahora.
- ¿Cuál?
- La fecha de nuestra boda.
La reconstrucción de la ciudad estuvo planificada mediante la ayuda de arquitectos que reconstruyeron el reino de Sanc en el pasado.
Para reforzar las fronteras, el equipo militar dirigidos por Heero Yuy acordonaron un despliegue de tropas para resguardar la ciudad en caso de cualquier ataque durante los primeros días, no deseaban algún nuevo golpe sacudiera de sorpresa la ciudad. Fue así como pasaron un par de semanas entre los movimientos de la ciudad y el levantamiento del gran castillo que vio como su ala norte volvía aparecer.
Heero no estaba acostumbrado a tomar decisiones más allá de lo estratégico militar y cada vez que que un nuevo sirviente le decía Mi señor sentía la incomodidad de corregirlos. Finalmente optó por dejar que lo llamaran solo "señor".
Mushihi se convirtió en su maestro para conocer las formas de expresión de la nación. Cada vez que alguien pedía algo, explicaba pacientemente qué debía decir o responder. El futuro principe consorte, se sorprendió de si mismo por su propia paciencia y disponibilidad a escucharlo con respeto. Increíblemente se interesaba en la cultura de Nassaú. Aunque por fuera se veía poco receptivo, por adentro absorbía todo el conocimiento que podía. Desde los conocimientos prácticos hasta los místicos, todos le parecían interesantes cuando Mushihi hablaba.
Relena aún no lograba regresar a su futuro reino. Todas las noches conversaba con Heero, quién desde el Epyon conectaba para saber de ella.
Esa noche buscaban excusas para no separarse de la pantalla.
- ¿Y qué dijo Noin? - preguntó ella.
- Ella solo recibió el insecto asado comiéndolo.
La anécdota de Heero fue gracias y Relena tapó una carcajada con su mano bajando la intensidad.
- ¡Ya quisiera haberla visto!
- Pronto podrás. Si es que llegas a tiempo para nuestra boda - Ironizó Heero con toque de molestia.
- ¡No juegues con eso! ¡Queda menos de una semana y aún no puedo liberarme de todo el papeleo de la oficina!
- Hn.
- ¡Llegaré cuando menos lo esperes!
La Reina Marla por su lado, estaba más entusiasmada por la boda que los mismos novios. Daba indicaciones a los sirvientes, habilitó la abadía de la ciudad para el gran evento, presentó las indicaciones de decoración y pedía a Paigan que reportara a Relena todas sus decisiones. ¡El gran evento parecía llenarla de vida!
- ¡Oh Paigan! yo me pregunto ¿cuándo nos tocará volver a ver esta alegría?
- Dudo que volvamos a tener esta alegría Reina Marla, ya estamos viejos. Recuerdo cuando los monarcas de Sanc se casaron en el reino Sanc ¿lo recuerda?
- Perfectamente. Fue un acontecimiento que incluyó a todos los reinos ¿Y sabes lo que más me entusiasma de esto? - preguntó la vieja.
- ¿Qué?
- Es que las bodas traen herederos. Pequeños niños corriendo por el castillo. Como desearé alcanzar a verlos antes de morir - suspiró - pero me temo que no será posible. Bueno, me conformo con este acto y dejara Relena el mejor recuerdo de su ceremonia maravillosa - lamentó - . ¡Oh por favor, esas flores que sean blancas, no azules!
La reina gritó en el salón y su voz hizo eco ante los sirvientes.
Por su parte, Sally tomo un vehículo boogie para dirigirse a la ciudad. La reconstrucción se hizo notar cuando pasó por la zona de catástrofe donde ella estuvo acorralada con la preventiva Noer.
Se detuvo en una pequeña casita cerca del mercado de la ciudad. Caminó entre los puestos hasta que vio a la señora Yun Ha con su puesto de frutas y hierbas. Una de las niñas que trabaja con ella reconoció a Sally y susurró al oído de la señora.
- Así que haz vuelto - saludó la vieja.
- Así es.
- ¿Por qué haz vuelto?
- Ese día, el día de la catástrofe, no tomé la medicina.
- Así es, encontré el vaso derramado en el suelo. No te devolveré el dinero porque lo derramaste.
- No, no quiero una devolución, solo quería corroborar si usted y su familia estaban a salvo.
La vieja sonrió picara ante Sally.
- Aquí estoy como un gran árbol milenario. ¿y tú como te sientes?
Sally dudó.
-¿Ya sabes que nombre le pondrás?
La señora apuntó hacia el estómago de Sally casi tocándola. Ella dudó sobre eso, no lo había analizado "¿Un nombre?"
- Yo todavía...no lo sé...pero en eso ¿usted podría ayudarme?
-¿yo?
Sally miró los rasgos orientales de la señora. Se preguntó si lo que hacía era una afirmación a su futuro.
- Yo quiero saber el significado de un nombre de origen chino - afirmó la preventiva.
-¿Cuál?
- Wufei.
La señora asintió sobre el nombre y comprendió que aquel correspondía a la denominación hacia ese futuro ser. Con dificultad ella se paró de su asiento del bazar y le hizo un seña para que la siguiera. Sally la ayudó a su lado en el desplazamiento y juntas entraron a la vivienda de la vieja.
Los días siguientes pasaron lentos. Heero tomó las riendas de todo el control de las armas del reino, quedando a cargo de las decisiones de protección de las fronteras. La reina Marla seguía de reojo sus pasos a punta de informes de Mushihi.
-
Mientras tomaba un té sentada en su jardín y un sirviente daba sombra con una gran sombrilla de seda solicitó la presencia del hombre.
- Mi señora, ¿usted me ha mandado a llamar?.
- Siéntate conmigo.
Mushihi que no estaba acostumbrado a tal consideración de la reina, se rehusó.
- No me corresponde, mi señora.
- Lo pido por favor, usted se lo merece por pelear y dirigir la defensa del reino. Lo minimo que puedo pedir es que no llegue el sol directamente a su cabeza.
- Si es así mi señora, me conformo con un poco de sombra.
La Reina levantó el brazo y otro sirviente se acercó con una gran sombrilla a dar sombra al hombre.
- Supe, que usted Mushihi, ha estado a la orden del futuro principe consorte.
- Así es mi señora - respondió asintiendo.
- Deseo, saber tu apreciación. No es que yo esté espiando - tomó de su taza - simplemente siento curiosidad por el simple hecho de ser la ex mandataria.
- Me temo que no puedo entregar esa información - negó temeroso.
- ¿Cómo?
- No me corresponde difundir planes y opiniones del plan de defensa sin autorizacion del señor Heero.
- ¿ El te ha pedido que no divulges?
- No es así mi señora, él no me ha pedido nada, solo quiero ser fiel a la claúsula de defensa militar. No hablar abiertamente las estrategias de laos soldados.
- Entonces hablame de él, no de los planes - prosiguió - he visto que ambos se llevan muy bien.
- Así es mi señora, mi señor Heero ha hecho fácil la convivencia, pero me temo que tampoco debo hablar de eso mi señora, no porque esté prohibido por alguien más, si no por mi ética.
- Mushihi, tu eres de los soldados de la guardia mas fieles, me honra saber que sigas tan fielmente tus lealtades. No podré sacarte información aunque quisiera torturarte - ella suspiró derrotada - Puedes retirarte.
Mushihi se inclinó y dio media vuelta. Al dar un par de pasos vaciló.
- Mi señora, solo diré que el futuro principe consorte, sabe lo que hace y veo a todos admirados de su presencia. No diré más.
La reina sonrió complacida.
- Me basta con eso, gracias Mushihi.
Heero bajó del mobile suit preventivo en la explanada del castillo. Sudado, recibió una botella de agua de mushihi. A su alrededor estacionaron vehiculos de la milicia que por tierra desplegaban el patrullaje de la ciudad.
- Señor Heero, es increíble como su cuerpo se ha aclimatado a este clima tan denso - comentó Mushihi.
- Aún no me acostumbro - respondió mirando hacia la torre norte que aún seguía en reconstrucción - imagino que todos ellos están agotados con este calor.
- Nos hemos preocupado de mantener a los sirvientes y constructores hidratados. Se estima que el castillo puede quedar reparado en su totalidad esta semana.
- Y sobre la lle...
Mushihi se adelantó a la obvia pregunta de Heero.
- Sobre el arribo de la futura reina Relena, no se ha confirmado su día de llegada.
Ya pasó una semana y días desde el fin del peligro.
¿Que la detiene? - pensó Heero.
Un sirviente de Nassau, de los subordinadoa directos de la reina se acercó a ellos.
- Mi señor, la reina lo espera en su despacho, con urgencia pide su presencia ahora.
Miró extrañado a Mushihi que levantó los hombros sin saber nada.
Heero aceleró el paso entrando al castillo y su hall. A su paso, reverancias por su presencia venían por doquier. "buenas tardes señor" o" mi señor" se repetían mientras subía la escalera. Con un gesto tecnico y rápido asintió dando zancadas hacia el despacho de la reina Marla.
Tocó la puerta y un "adelante" abrió el paso. La reina y Paigan estaban frente a un hombre de estilo frances, barba larga y canoso
- Te estabamos esperando, futuro principe consorte- saludó ella.
Heero vio un gran espejo apoyado en la pared y un perchero con diversos trajes de colores. Los rostros interesados de los tres hacia su persona, lo cohibieron.
- Tengo que retirarme - agregó temeroso instuyendo a lo que iba.
Dio tres pasos hacia atrás, pero la puerta se cerró de golpe. Miliardo empujó la gran entrada bloqueando el paso.
- No,no. Este es el único momento libre que tienes - dijo Miliardo - y será para probar tú uniforme de caballería blues and royal de la guardia real.
Heero levantó una ceja sin entender nada de lo que hablaba Miliardo.
- Ese es el traje con que se han casado los monarcas de Sanc y Nassaú y tu seguirás la tradición.
Miliardo hizo una señal de hacia el hombre quien sacó peligrosamente una huincha de medir.
Relena daba vueltas en su oficina como leona enjaulada con su teléfono en la mano y hablando en alemán. Su tono era duro, pero su semblante también. Frente a ella Dorothy servía un té verde tranquilamente, como si ver a Relena alterada fuese pan de cada día.
La ministra cortó el fono con un chillido poco usual en su voz quejándose.
- ¿ Un poco de té verde para los nervios? - ofreció Dorothy.
Relena suspiró levantando los hombros como si ese té fuese la cura de sus males. Dorothy comentó relajada.
- Fue muy efusiva en su respuesta, sobre todo aquella parte donde entendí "¡Esto debe quedar solucionado a la brevedad!".
- ¿Sonó molesto?
- Demasiado para ser usted.
- ¡Ohhhh Dorothyyyy! ¡solo quiero que sea jueves, elegir mi vestido de Novia y tomar un maldito avión a Nassaú!
Dorothy sonrió con Malicia.
- ¿ Escuché bien? ¿usted está maldiciendo en voz alta?
- Sí - afirmó Relena cruzando los brazos ofuscada - ¡estoy maldiciendo en voz alta!
- Uy que rebelde - aseveró Dorothy tomando su té - sugiero que se siente y agregue un calmante a su bebida.
Relena resopló su chasquilla despeinada que molestaba su rostro. El trabajo no ayudaba a sus nervios previos a la ceremonia, no era solo una boda, también será su coronación. Se preguntaba constantemente como estaba Heero, que hacia en su dia, si estaba nervioso, si la reina Marla lo asediaba con preparaciones o decisiones del evento.
- Cálmese, todo está controlado - pidió Dorothy
- Es fácil decirlo para ti.
- Me he encargado de todo. Su cita es este juevea al medio día y si me da 20 minutos puedo dar un cronograma completo de lo que pasará apenas usted toque tierra en Nassaú. Punto por punto.
Relena se incorporó noqueada por la respuesta de Dorothy.
- ¿Cómo es que tú sabes más de mi magno evento que yo misma?!
- Es la magia de estar en contacto con la reina Marla todos los días... - dijo orgullosa - ¿y bien? ¿ tiene 30 minutos?
Relena suspiró agotada desplomándose en el sillón.
- Soy toda oídos.
