Las creencias cambian gracias a las vivencias; la vida es un cúmulo de situaciones que forjan el carácter. Las consecuencias de nuestros actos siempre están presentes. Las raíces de una ideología se forman a menudo bajo la influencia de nuestros mentores o padres, y cuando la crianza es unilateral y señala a quienes son contrarios a nuestras ideas, esto puede generar caos, odio y discordancia.
Así, los hilos invisibles de la experiencia tejen los destinos de aquellos que están unidos por una "Promesa".
El vacío se desvaneció, y Draco escuchó el eco de los gritos que resonaban a través de la puerta. Era el mismo lugar que había contemplado tantas veces, pero ahora lo reconocía con un temor palpable. Se encontraba atrapado en un aterrador recuerdo, aquel castigo compartido por Hermione y él.
Draco revivía este evento de manera diferente. Su odio en ese momento era aplacado por la sensación de miedo que se apoderó de Hermione.
Atrapado en un torbellino de emociones, Draco observaba impotente la escena ante él. Sus propios pensamientos y emociones se entrelazaban con los de Hermione, creando una experiencia aterradora y sobrecogedora. Era una pesadilla vívida en la que él estaba prisionero, compartiendo el tormento de su prometida. Cada corriente de dolor que recorría el cuerpo de Hermione atravesaba su propia piel como si fuera un volcán ardiente. La incapacidad para detener su sufrimiento solo lo llenaba de una impotencia avasalladora, especialmente al conocer el desenlace de ese suceso.
Las puertas del lugar se abrieron, y Draco presenció la inmensidad de la sala. Su mirada, antes llena de rabia y odio hacia Hermione, ahora estaba nublada por la desesperación y el temor.
Anhelaba, con toda su alma, que lo sucedido cambiara, mientras un sudor frío recorría su frente. Ojalá pudiera liberarse de esa conexión mágica que los ataba. Deseaba que Hermione estuviera a salvo y que él pudiera alejarse de ese sufrimiento compartido.
Las palabras de Voldemort le parecieron un eco distante en su mente atormentada. No importaba el odio que sintió al ver a Nott tirado en el suelo sufriendo por causa de su hermana o la rabia que en su día le recorrió el cuerpo al encontrarse con la amenaza de que matarían a su mejor amigo. Solo importaba una cosa: la extraña conexión que parecía más fuerte que la primera vez, tramitando sus emociones sin darle tregua.
-¡CRUCIO! -el encantamiento resonó, y Draco sintió cómo cada fibra de su ser se retorcía en agonía.
Cada gemido de Hermione se entremezclaba con sus propios suspiros de angustia y dolor. Sentía cómo la maldición laceraba su propio cuerpo, una y otra vez. Las lágrimas que derramaba Hermione parecían caer en su propio rostro, y cada convulsión que ella experimentaba hacía que su propio cuerpo se retorciera de manera inexplicable. Era una pesadilla compartida que los unía en un sufrimiento inimaginable. Cada segundo parecía una eternidad, y Draco hubiera dado cualquier cosa por romper esos lazos mágicos que los ataban.
La escena se volvía aún más confusa cuando él volvía a ver a través de los ojos de Hermione y se encontraba en el gran salón de su casa. Su Madre observaba con horror, Severus permanecía impasible, Lord Voldemort disfrutaba la escena como torturador, pero nadie más que Bellatrix, su tía, o el mismo que dejaba escapar muecas de satisfacción, algo que lo horrorizaba. Todos estaban allí como testigos de su sufrimiento. Era una escena surrealista de sensaciones que amenazaba con aplastarlo y enloquecerlo.
Esa era su vida ahora, compartía una conexión con Hermione que ni él ni ella habían deseado. En medio de la tortura, Draco solo podía esperar que ese calvario llegara a su fin, aunque no sabía cómo ni cuándo. Por primera vez, el joven Malfoy deseaba con fervor un milagro que los liberara de esta pesadilla.
El cuarto que ocupaban los tres profesores y ambos alumnos en trance se sumió en un tenso silencio. Dumbledore observaba los rostros de ambos alumnos, que parecían sufrir una odisea, mientras Castel avanzaba cautelosamente hasta el borde de las camas, observándolos con ferviente suspicacia. Snape, consciente del enfado del director, mantenía un silencio inflexible, aunque las acciones de Marlon comenzaban a manifestarse en sus facciones con ligeros arqueamientos de cejas que reflejaban su disconformidad.
Un gemido doloroso resonó en boca de Draco, al igual que en Hermione, ambos con una mueca dolorosa.
-Fascinante, sus mentes son una sola, y la prueba está en la respuesta de sus cuerpos. En la antigüedad, un sanador experimentado podría desunir estas conexiones, aunque con el riesgo de quebrar sus mentes -comentó Castel con un atisbo de euforia.
-Es una pena que no tengamos un sanador adecuado para llevar a cabo esa tarea en estos momentos. Aunque, sabiendo que podría dañar sus mentes, correr el riesgo sería absurdo -añadió Severus, dedicándole una mirada de desprecio a Marlon.
Castel sonrió ante el comentario, con picardía e inocencia.
-Como un sanador experto en estas "tareas", podría intentar jugar con las mentes de estos chiquillos, pero convertirlos en mis "Duendecillos de Cornualles" no creo que sea algo que el director permita -mencionó Castiel con soberbia, acompañada de una mirada furtiva a los alumnos, llena de curiosidad ávida de conocimiento y un toque de malicia.
-Tampoco te dejaría intentarlo, están bajo mi tutela y es una tarea que me tomo muy en serio -anunció el profesor de Pociones, con un tono de advertencia.
Dumbledore frunció el ceño con enojo antes de mirar a Snape con reprobación y furia.
-Por eso permitiste que estos dos conjuraran una "Promesa", conocías las consecuencias.
-No fue mi decisión, Bellatrix mencionó la investigación del artefacto ante Lord Voldemort. Mencioné opciones más manejables, pero era eso o un juramento inquebrantable. ¿Debería permitir que la vida de mi ahijado dependiera de la voluntad de una niña rota, manipulable y con amistades que la llevarían a cometer una estupidez? Si la vida de Granger llegara a su fin por un juramento, no tengo dudas de que el joven Nott buscaría venganza, incluso contra Draco, y eso no era una opción. Sabes bien que he perdido demasiado, he ayudado a criar a este niño casi como si fuera mío.
-Has hecho mucho por otro que no tiene tu sangre. De hecho, no has dejado que corra, quién sabe, un riesgo semejante al de estos dos en toda su existencia.
-No insinúes que me importa más el hijo de ese desgraciado. Las diferencias entre ambos son abismales. Además, como su maestro y ser mi ahijado, Draco es prisionero de...
-De la familia donde nació. No ha demostrado en Hogwarts que abandonó sus sectarias enseñanzas. Comparten muchas cosas, pero has forzado que se repita una historia que no borrará tus errores, Severus. Sus propias decisiones son de él. No tenía que compartir un futuro, como tú dices, con una niña rota que destrozó una familia desconocida por ella misma.
La frustración que Dumbledore y Snape sentían era evidente en su acalorada discusión, llena de reproches sin sentido desde el punto de vista de Castel.
-Bueno, señores... -Marlon abandonó la comodidad junto a las camas, serenamente obviando la tensión entre el director y el exprofesor de Pociones-. No está todo perdido. Existe una forma en la que ambos chiquillos puedan vivir sus vidas, ignorando la existencia de la promesa.
Ante las miradas confusas de los dos profesores del colegio de magia y hechicería, el sanador carraspeó con tranquilidad.
-En primer lugar, habría que explicar que la promesa es un catalizador. Para activarla hasta estos extremos, hizo falta que uno de estos dos utilizara su magia contra el otro.
Snape frunció el ceño y soltó un largo suspiro.
-Creo saber quién fue el inteligente que causó su activación.
-Tu querida ahijado, ¿verdad? -intervino Dumbledore con un tono de pesar molesto.
-Buscar culpables no soluciona nada. Ahora mismo, creo que sería conveniente explicarles a los dos que cualquier tipo de magia que ambos utilicen en contra del otro activará la promesa con más frecuencia y afectará sus mentes -Castel volvió a mirar a los dos estudiantes-. También sería conveniente que durmieran en habitaciones contiguas. Es muy probable que estos episodios sigan sucediendo hasta que la promesa detecte un entendimiento entre ambos. Cuando eso suceda, podrán vivir sus vidas separados, aunque en ocasiones pueden llegar a sentir un ligero vacío.
Castiel volvió a desplazarse en dirección a los profesores, pensativo, mientras estos lo miraban atentos.
-Según los escritos de Merlín que señalan a Morgana Le Fay, fue presa de este artefacto por decisión de su padre. Merlín le entregó un diario mágico que contenía experiencias y sabiduría de otros usuarios de la promesa. El diario se creó a partir de la experiencia de varios propietarios que compartían sus vivencias con el artilugio, para evitar que los futuros portadores cometieran los mismos errores. Ayudar a Morgana a sobrellevar su situación con las experiencias de otros evitó que se autolesionara o buscara deshacerse del compromiso. Además, la promesa detecta tentativas de asesinato entre los portadores, lo que ha causado muertes en el pasado.
-Ofrecerles un diario con siglos de historia y magia prohibida podría ser contraproducente -añadió Severus con un tono de reproche.
-Yo puedo ayudarlos a que entiendan su situación y ser un apoyo como sanador experto en mentes distorsionadas
, pero no tengo todas las respuestas sobre la promesa. Por eso, recomendaría que este artefacto podría brindarles más salidas. Mis conocimientos son limitados.
-Por eso eres un experto sanador -susurró Snape entre dientes.
Dumbledore meditaba con un semblante serio, calculando las posibilidades , mientras observaba con pesar a los dos muchachos que sufrían entre gemidos angustiosos y distorsiones faciales.
La sala común de Gryffindor estaba sumida en un misterioso silencio. McGonagall, vestida con su bata de dormir y su pelo enmarañado, se encontraba sentada en un sillón de terciopelo, mirando fijamente hacia la chimenea, visiblemente desconcertada por lo que había sucedido. Los estudiantes compartían el ambiente de preocupación generalizada.
-¿Alguien tiene idea de qué está pasando?-, murmuró Seamus Finnigan en voz baja, mirando a Dean Thomas con inquietud. Ambos lucían confundidos y preocupados, incapaces de comprender la situación.
A pocos pasos de ellos, Fairy Dunbar y su amiga compartían una conversación llena de incertidumbre. Fairy frunció el ceño, preocupada por su amiga y tratando de encontrar una explicación a lo que habían escuchado.
Lavender Brown, sin embargo, no parecía preocuparse por el misterio que rodeaba la situación. En cambio, su mirada estaba fija en Ron Weasley, quien se encontraba en un rincón, sumido en sus pensamientos. Lavender suspiró, pensando en lo guapo que estaba, sin percatarse de la tensión en la sala.
Harry Potter, con la frente arrugada por la preocupación, conversaba en voz baja con Ginny Weasley. Ambos compartían la inquietud y la necesidad de encontrar respuestas a lo que estaba sucediendo.
-es increíble, Draco aquí en Griffindor- murmuró con excetocismo Ginny
-lo que es increíble es que no nos dejen saber qué pasa con Hermione, ese imbécil no tiene nada que ver con ella- dijo Harry frunciendo el ceño furioso
-no te preocupes los profesores solucionaran las cosas, Dumbeldor está con ella Harry
Potter asintió a regañadientes, no estaba conforme, algo que era visible hasta para el más ciego
Neville Longbottom, quien destacaba a pesar de su apariencia tímida, se mantenía cerca de Parvati Patil, intentando calmarla y brindarle consuelo en medio de la incertidumbre que los rodeaba.
Los estudiantes de Gryffindor hablaban entre ellos, expresando sus preocupaciones y preguntándose qué podría haber causado los desgarradores gritos de Hermione. La sala común estaba cargada de tensión y desconcierto.
McGonagall, aunque nerviosa, intentaba proyectar calma. Sabía que debían esperar a que los profesores resolvieran la situación, pero nadie parecía tener respuestas claras. Era una noche inusual en la sala común de Gryffindor.
Los susurros se extinguieron gradualmente a medida que la puerta del cuarto de Hermione se abría. En la sala común de Gryffindor, el reloj marcaba las tres de la madrugada, entonces finalmente, se vislumbró la figura de los profesores y los dos alumnos que descendían por las escaleras. Los estudiantes se quedaron en silencio, observando la inusual comitiva con rostros llenos de preocupación.
Draco Malfoy caminaba nerviosamente, mordiéndose el labio mientras asimilaba lentamente las explicaciones que les habían dado. La seriedad en su semblante revelaba la gravedad de la situación. A su lado, Hermione Nott avanzaba con la mirada baja, avergonzada por lo que había ocurrido. Cada paso que daba era pesado, y la preocupación se reflejaba en sus ojos.
Las palabras de Marlon Castel habían dejado una profunda impresión en sus mentes, llevándolos a un estado de reflexión y pesada intranquilidad. La situación en la que se encontraban parecía más complicada de lo que habían imaginado, y no sabían cómo enfrentarla. En medio de la oscuridad de la madrugada, se sumían en un profundo silencio, evitándose mutuamente.
