Nos acercábamos al cuartel de NEST yendo a toda velocidad por las calles. Mi respiración era agitada, no sabía exactamente qué es lo que iba a hacer cuando llegara el momento. Supongo que tendré que improvisar.

Olvidé mis preocupaciones por un instante para concentrarme nuevamente en el sonido de las sirenas. Miré por el retrovisor y encontré a las dos Suburbans restantes detrás de nosotros. De repente Sideswipe dio un giro que me obligó a sujetarme con fuerza del tablero. El cinturón de seguridad se desabrochó por sí mismo y el asiento me empujó hacia arriba. Cuando me di cuenta ya había salido volando del auto.

—¡Dino, llévala contigo! ¡Yo me encargo! —gritó Sideswipe transformándose. Sin pensarlo dos veces se fue él solo a perseguir a los Decepticons.

Por un segundo me sentí tan ligera que creí que estaba volando. El Ferrari rojo se colocó debajo de mí y el techo se abrió para que yo pudiera entrar. El movimiento fue tan preciso que caí sentada en el asiento del copiloto. Para mí todo ocurrió en un parpadeo. Me quedé paralizada analizando esa acrobacia de la que por suerte salí bien librada.

—Aquí huele como auto nuevo —dije colocando una mano sobre la puerta para sostenerme. Seguía estando impactada.

—¡Haha! ¡Sujetate! —exclamó con su característico acento.

Dino pisó el acelerador y salimos disparados detrás de Bumblebee logrando alcanzarlo rápidamente. A través de la ventana observé una camioneta muy familiar que iba en sentido contrario. Sentí algo de alivio al ver que Ironhide se dirigía cómo refuerzo para Sideswipe. Lo último que alcancé a presenciar con claridad fue que Ironhide embistió de frente a los dos Decepticons ocasionando que se transformaran en el proceso.

Volví la vista al frente, enfocándome en el resto de camino que nos quedaba hacia la base, lo cual no era mucho en realidad. En la siguiente esquina dimos la vuelta, el rechinido de los neumáticos resonó en mis oídos. El cuartel ya estaba a un par de metros.

—¡Espera, espera! —le pedí al cruzar la entrada—. Bajaré aquí.

Nos detuvimos frente a la caseta de seguridad, Dino me abrió la puerta y luego de que yo hubiera salido él reanudó su camino hacia el interior de la base. Bee no tardó en llegar con Sam y él también bajó de prisa. Ya habían varios soldados esperando por nosotros, pude encontrar a Todd entre ellos. Skids y Mudflap también lo siguieron.

Los tres vinieron corriendo hacia mí cuando alcé los brazos para que me vieran.

—¿Estás bien? ¿Qué sucedió? —preguntó preocupado—. Todos están como locos.

—Peor que locos —lo corrigió Mudflap.

—Lunáticos —dijo Skids.

—Luego les explico —respondí, concentrándome en el arma que tenía Todd en sus manos—. ¿Tienes suficientes municiones?

—Dos disparos —contestó confiado. Supe a qué se refería con eso.

—Excelente, tal vez las necesite —dije haciendo una seña para que me siguiera.

Me armé de valor para comenzar a caminar hacia Sentinel que acababa de llegar junto con Ironhide y Sideswipe. El primero de ellos recibió la orden directa de proteger al Prime. Mis sentidos se alertaron, algo me dijo que debía apresurarme. Dejé de caminar para empezar a correr hacia dónde estaba Sentinel. Me paré frente a él decidida a confrontarlo.

—¿Cuánto más vas a fingir delante de todos? —Más que una pregunta fue un reclamo que salió de mí con rabia. Estaba harta de esta farsa.

—¡Te atrapamos! —Todd lo señaló—. Copia barata y metálica de Palpatine.

—¿De qué están hablando? —escuché a Sam. Incluso podía sentir su mirada sobre mí .

—Sí, ¿De qué están hablando? —preguntó Lennox—. No hay tiempo para bromear, ¡Tenemos que ponerlo a salvo a él y los pilares!

—¡Admite que nos has estado engañando! —grité molesta—. ¡Ya lo sé todo! —recibí una mirada sobre el hombro, Sentinel se mantuvo en silencio—. ¿Qué clase de general abandona a sus hombres en medio de una guerra? Estuve pensando en la respuesta. Ahora sé que solo alguien muy ruin sería capaz.

—¡Oye, ya basta! —Sam me tomó de los hombros—. ¿Qué crees que haces?

Me solté del agarre y avancé otro paso más hacia Sentinel.

—No huiste para proteger los pilares, te fuiste para entregarlos personalmente a los Decepticons, ¿No es así? —levanté la voz tanto que sentí un ardor en la garganta. Me siento furiosa—. ¡Díselos!

Hubo silencio, pude sentir las miradas debatiéndose entre Sentinel y yo.

—Así es, compañeros Autobots —había pesar en su tono, como si pretendiera victimizarse. Esa actitud cambió radicalmente cuando me lanzó una mirada de reojo, fue tan afilada que retrocedí—. Lo que dice la humana es cierto. Eso es porque desde el principio sabía que nunca íbamos a ganar la guerra.

—¡Ajá! —sentí un enorme peso caer de mis hombros, sin embargo, la sensación de inquietud no desapareció—. Espera, ¿Qué?

—Por la supervivencia de nuestro planeta, alguien tenía que hacer un trato... ¡Con Megatron! —cuando Sentinel se dio la vuelta, ya tenía su arma cargada y lista apuntando a Ironhide que estaba de espaldas. Mi respiración se cortó.

Desde mi perspectiva todo se volvió lento. Sentinel estaba a nada de apretar el gatillo pero entonces mis manos se movieron por sí solas. Fui la responsable de haber empujado a Sentinel contra el edificio, los cristales estallaron, parte de la estructura se desmoronó y su cuerpo quedó bajo los escombros. Mis músculos se tensaron cuando caí en cuenta de lo que había hecho.

—¡P-Perdoname! —estaba completamente paralizada.

—¿Qué es lo que pretendías hacer? —le preguntó Ironhide desconcertado. Incluso retrocedió por precaución junto con Bee.

Todas las miradas señalaban a Sentinel. Nadie podía creer que de verdad nos había traicionado. Él se quitó los escombros de encima y recuperó su arma, esta vez me apuntó a mí. Estaba demasiado conmocionada como para reaccionar. Un disparo se escuchó a mi derecha, Todd no dudó ni un instante en abrir fuego. El proyectil salió del cañón y fue hacia el Prime pero él anticipó el ataque, interponiendo su escudo a tiempo. La descarga eléctrica no surtió ningún efecto más que fijar a Todd cómo su nuevo objetivo. Esta vez Sentinel fue más rápido y le disparó antes. Mis ojos siguieron el fuego, traté de pensar en cómo desviarlo pero el pánico tenía mi mente en blanco.

Fue en esos escasos segundos que algo saltó para recibir el disparo. Skids cayó al suelo envuelto en humo con agujero en el pecho. Sus piezas comenzaron a oxidarse a una velocidad impresionante. Mi cuerpo se paralizó más de lo que ya estaba, respirar estaba resultando imposible.

—¡Hermano! —Mudflap lo llamó desperado, cómo si no pudiera creerlo. Nadie podía. Todd ni siquiera había pestañeado todavía.

Una señal de alerta me hizo voltear al frente, Sentinel soltó un segundo disparo que iba dirigido hacia mí. Sabía que tenía que hacer algo para detenerlo, pero Mudflap se paró delante de mí con los brazos abiertos para tener el mismo desenlace que Skids.

Después de haber acabado con los gemelos, Sentinel empezó a disparar indiscriminadamente contra Bee y Ironhide. Ellos trataron de responder al mismo tiempo que se pusieron a cubierto. Los soldados también abrieron fuego, Sentinel no tuvo ningún reparo en atacarlos por igual. En medio de la conmoción, solo pude ver a Todd soltar su arma y desplomarse frente a los cuerpos de sus amigos. Jamás olvidaré su expresión.

Cuando todos se alejaron lo suficiente, Sentinel se transformó y condujo al interior de la base. Tengo la certeza de que irá por los pilares. Eso me llenó de rabia. Sin pensarlo fui corriendo detrás de él, ignorando las voces que me decían que no lo hiciera. Solo pude correr y correr lo más rápido que mis piernas se movían. Al llegar me encontré con un caos total. Los pocos soldados que había trataban de detener a Sentinel mientras este les arrojaba helicópteros y cualquier cosa que se atravesara en su camino.

—¡¿Qué estás haciendo?! —entré apresurada al cuartel, me detuve a una distancia segura pero lo suficientemente cercana para encararlo—. ¡Optimus confió en ti! —le recriminé dolida—. Se supone que un maestro es un guía, alguien que te enseña a ser mejor, ¡No a destruir y faltar al respeto!

Había una mezcla de emociones en mi interior. Por una parte estaba devastada, pues Sentinel debía representar una esperanza para los Autobots en lugar de perjudicarlos. La otra parte de mí solo quiere patearle el trasero metálico.

—No necesito sermones de una humana —sujetó su espada, preparándose para blandirla—. ¡Yo soy un Prime! ¡Tú no eres nada!

Cerré los ojos y subí los brazos para protegerme cuando Sentinel dejó caer su espada sobre mí. Como nunca recibí aquel golpe, decidí mirar de nuevo solo para encontrarme con que una especie de barrera invisible le impedía tocarme. Eso me sacó una pequeña sonrisa burlona, aunque no me duró demasiado. Sentinel repitió su ataque varias veces hasta que se escuchó un sonido similar al cristal rompiéndose. Primero retrocedí y luego caí, la gran espada se había incrustado en el suelo, fallando solo por pocos centímetros.

Rápidamente busqué algo con que defenderme, mis ojos se clavaron en un helicóptero que todavía estaba intacto y tuve la peor idea.

—Sabía que algún día tendría que hacerlo —me quejé entre dientes.

Puse ambas manos al frente y me concentré con todas mis fuerzas, a pesar de no estar cargando nada en realidad, mi cuerpo resentía el esfuerzo en forma de espasmos. Al girar bruscamente sobre mis talones, el helicóptero salió disparado contra Sentinel, su primera reacción fue poner su escudo al frente provocando una explosión por el choque. Las partes de la aeronave se dispersaron por todos lados, gracias al entrenamiento pude moverme para esquivar la mayoría.

La fuerza de la explosión logró empujarme lejos. Mi espalda fue lo único que amortiguó mi caída, creo haber escuchado un crujido, tal vez fueron mis costillas. No tuve tiempo para preocuparme por eso, ya que los pasos me advirtieron que alguien se acercaba.

—¡El error más grande de los Autobots, fue haberte permitido vivir! —rugió con fiereza—. ¡Yo me encargaré de corregirlo!

Me impulsé hacia la derecha para rodar y darme la vuelta, luego de levantarme volví a buscar objetos que pudiera arrojarle pero él siempre los cortaba con su espada o se cubría con su escudo. De repente llovieron disparos, un equipo de NEST había entrado para intentar detenerlo. Les grité que no lo atacaran pero nadie me escuchó. Sentinel les lanzó uno de los helicópteros, así que tuve que frenarlo para salvar a los soldados. Mi distracción fue la oportunidad perfecta para que Sentinel se acercara e intentara atacarme por segunda vez, alcancé a poner una mano arriba para detener su espada. Puso todo su esfuerzo en hacer que bajara mientras que yo me dividía en sostener el helicóptero y en no permitir que la espada avanzara.

Por suerte alguien disparó desde la plataforma, Sentinel se vio obligado a protegerse y utilizó su escudo para desviar el ataque. Envié lejos el helicóptero y respiré por un instante, al menos los hombres estaban a salvo. Sentí un raro líquido cayendo sobre mis labios, al pasar las puntas de mis dedos y mirarlos, vi el rojo de la sangre. Hace tanto que no me ocurría esto.

El ruido de los disparos me sacó de mi concentración, al buscar el origen encontré a Todd sobre la plataforma disparando sin detenerse. No parecía él mismo. Hizo una pausa para cambiar el cartucho, su siguiente disparo fue uno de los prototipos, pero Sentinel lo golpeó con su escudo y se cubrió para no recibir la descarga. Intenté volver a atacar pero al subir mi brazo izquierdo sentí un dolor punzante, eché un vistazo rápido. La manga de mi uniforme estaba rasgada, debajo tenía una larga y profunda cortada de extremo a extremo. Ahora que la había visto me fue inevitable poner una mano sobre la herida.

—¡Oye, Sentinel! —El grito de la Directora me puso alerta. Ella entró junto a varios escoltas que trataban de detenerla—. ¡¿Así que era cierto?! ¿Qué significa esto?

—¡Yo soy un Prime! —repitió molesto—. Yo no recibo órdenes de ti, ¡Ni de nadie! —eso último iba para mí, lo supe porque estaba mirándome con desprecio—. ¡Ahora devuelvan lo que me pertenece!

Sentinel venía nuevamente hacía mí alzando su espada, el dolor me hizo caer sobre mis rodillas, lo último que pude hacer con una mano fue empujarlo lo más lejos posible. Él resistió tanto que apenas retrocedió unos metros, luego continuó destruyendo todo para llegar a los pilares. Y creo que consiguió su cometido porque después de escuchar una explosión, Sentinel finalmente se marchó.

Sentía que podría desmayarme. Unos brazos me atraparon antes de que colapsara, al subir la mirada encontré a Todd. Me estaba sosteniendo con cuidado, como si fuera a quebrarme en cualquier momento.

—¡Necesito atención médica por aquí! —gritó hacia las escaleras. Unos pasos resonaron con fuerza, alguien se acercaba.

—¿Estás bien? —El rostro preocupado de Sam entró en mi campo de visión. Asentí a duras penas. Él se colocó a mi lado para ayudar a levantarme—. ¿Por qué hiciste eso? ¡Fue suicidio!

—No hay suficiente personal —dijo Todd alarmado—. Tenemos que llevarla a que la revisen.

—Se ve peor de lo qué es —aseguré adolorida. La verdad es que prefería que atendieran a los que estaban realmente graves—. Puedo vivir con un par de golpes.

—Tú no hables —me ordenó Sam, colocándose mi brazo alrededor del cuello para ayudarme a caminar.

El sonido de un motor nos causó un sobresalto, creímos que Sentinel había regresado pero cuando volteamos solo vimos a Optimus transformándose para contemplar el desastre que lo rodeaba.

—¡Mira esto, Optimus! —le reclamó la Directora—. ¡Esto es culpa tuya!

Sentí que una mirada se fijó sobre mí, Optimus se sorprendió de alguna manera al encontrarse conmigo. Todd se puso de pie y se plantó en frente, impidiendo que se acercara. Tenía los puños cerrados de tal forma que parecía tratar de controlarse.

—¡Todo esto es tú culpa! ¡Tú los mataste! —pasó las manos por su cabello con desesperación y después me señaló—. ¡Te lo advirtió! ¡Estaba preocupada y la ignoraste! ¡¿Cómo puedes tratar así a alguien que te ama?!

El tiempo se detuvo para mí. Todo se quedó en un silencio que me arrebató el aliento. Algo me dijo que tenía que voltear a mi lado, lo hice tan despacio que pareció una eternidad, ver la expresión de Sam me dejó helada. Quise explicarle, decir algo, pero mis labios se movieron sin que de ellos saliera una palabra. Agaché la cabeza un momento, por alguna razón estaba avergonzada, luego volteé al frente y alcé la mirada.

—¿Por qué lo hiciste? —pregunté usando mis pocas fuerzas.

—Lo siento, ya no podía soportarlo —respondió Todd con un nudo en la garganta. Mordí el interior de mi mejilla, deseando que esto fuera un sueño para así despertar. Optimus estiró una mano como si su intención fuera alcanzarme, Todd se agachó recogiendo algo del piso y se lo tiró a la cara—. ¡No te acerques! ¡Ya hiciste suficiente!

Sin decir nada, Sam me obligó a darme la vuelta para empezar a caminar hacia las escaleras. Una parte de mí quiso regresar y arreglar las cosas, pero mi parte sensata sabía que solo iba a empeorarlo. Llegamos a la parte de arriba en dónde habían hombres heridos y apenas suficientes médicos para atenderlos. Sam me sentó en una banca para ir a obtener un botiquín, al volver comenzó a limpiar la herida de mi brazo en silencio.

—Sam...

Pero Sam ni siquiera me miró. Al terminar de limpiar, comenzó a enrollar la venda alrededor de la herida. Una vez que terminó de curarme, guardó todo de vuelta en el maletín y se fue. Me levanté para intentar ir detrás de él, resultó difícil ya que habían demasiadas personas y se cruzaban en mi camino. Pronto lo perdí entre la multitud. La frustración me recorrió por completo, no sabía qué hacer.

—Hey —una mano tocó mi hombro, giré despacio. Me sentí ligeramente molesta al ver a Todd—. Lo siento, ¿Sí? Pero alguien le tenía que decir la verdad.

—Eso no es lo que me importa ahora —dije cansada—. Solo quiero hablar con Sam.

—Ve a buscarlo —me miró comprensivo—. Yo me quedaré para ayudarles.

Asentí suspirando. Aún no proceso lo que ocurrió en tan poco tiempo.

Comencé a caminar hacia la salida de la base, llegué a la calle pero no encontré rastro de Sam. Lo primero que pensé es que tal vez se fue a casa, así que dejé de caminar y corrí para intentar alcanzarlo.