Hola! Aquí Saori-nee con una nueva historia que me apresuré en terminar a tiempo para celebrar el cumpleaños de Kaede-chan (21 de Octubre) ¡Feliz cumpleaños Kaede-chan!

Espero que esta historia les guste y sin más que decir de momento ¡Comencemos! c:


Conectadas a la Distancia

Habitación de Kaede

Es una tarde tranquila en mi casa. Las clases han terminado y ahora, me encuentro en mi habitación tratando de concentrarme en hacer la tarea o cualquier otra cosa para no pensar en aquel tema que tanto me ha aquejado estos días.

– Sara.

Han pasado unas semanas desde que Sara y yo estábamos solas en casa haciendo lo nuestro, cuando recibió una llamada muy importante de su trabajo.

– ¿Qué pasa, Sara?

– Es de mi manager, dice que voy a participar en una mega colaboración para una revista de modelos juveniles internacionales.

– ¿De verdad? Eso es increíble.

– Lo es, el único problema es que…

La colaboración tendría una duración de un mes en varios países de Asia.

– Oh, ya veo.

Para este punto, ya estaba más que acostumbrada a que Sara se ausentara por varios días debido a su trabajo como modelo.

Sin embargo el estar separadas por un mes… no nos agradaba a ninguna de las dos.

– Kaede-chan ¿Crees que debería ir?

– Bueno, creo que es una oportunidad demasiado grande como para dejarla pasar. De ser un éxito, podría catapultar tu carrera como modelo profesional, incluso antes de terminar la escuela.

– En ese caso ¿Crees que pudieras venir conmigo?

– Me encantaría, pero sabes que no puedo dejar la escuela.

Como representante de clase, mis responsabilidades son bastante importantes como para ausentarme por todo un mes.

– Creo que será una buena oportunidad para que puedas conectar con tu trabajo a futuro.

– Pero, Kaede-chan…

– Estaré bien, no tienes que preocuparte por mí.

Le contesto con una sonrisa haciéndola sentir más tranquila.

– Muy bien, en ese caso le diré a mi manager que acepto la propuesta para que compre los boletos de avión lo antes posible.

En su momento realmente creí que todo estaría bien, pero ahora que han pasado tres semanas desde entonces, me he empezado a sentir demasiado sola.

Me acostumbré tanto a mi rutina diaria con Sara que ahora el no tenerla a mi lado, me hace sentir vacía o que me falta algo.

Se que lo correcto sería hablar de esto con Sara para que sea consiente de lo que siento y podamos resolverlo juntas. Sin embargo, una parte de mí no quiere mostrarle este lado débil y necesitado de mí. Además de que por supuesto, no quiero preocuparla con su trabajo, por lo que he estado lidiando con esto yo sola.

Al pensar en todo esto me empiezo a sentir demasiado ansiosa, por lo que decido levantarme de la cama y ponerme mis tenis para despejar mi mente y salir a trotar un rato.

– Seguro que así me sentiré mejor.

Salgo a correr al parque de la cuadra enfrente de mi casa y una hora más tarde, regreso a casa después de haber trotado y me encierro de vuelta en mi habitación.

– Cielos, corrí demasiado, estoy toda sudada.

Observo mi camisa y leggins para trotar ahora todos mojados con mi sudor, así que me quito mi camisa para quedar en mi bracier deportivo y después me dirijo hacia la habitación de baño.

– Será mejor que ahora tome un baño para hacerme sentir mejor.


Habitación de Baño

Al entrar a la habitación de baño, lo primero que hago es abrir la llave de la bañera para que se vaya juntando el agua y después me miro al espejo.

Observo mi cuerpo bastante bien desarrollado en él, mis pechos ocultos tras el bracier deportivo que llevo puesto, mi rostro hermoso tras los lentes que siempre llevo para disimularlo y mi sedoso cabello morado amarrado en una trenza para hacerme lucir menos atractiva y destacar menos.

En varias ocasiones, Sara me ha dicho que podría ser una modelo bastante exitosa si lo deseara, sin embargo, no me imagino llevando esa clase de vida tan de farándula.

Mirándome frente al espejo, desamarro la trenza de mi cabello, soltándolo y me quito mis lentes para observar mi rostro.

Aún sin maquillaje, Sara dice que poseo un rostro con una belleza bastante natural, aunque yo no me lo creo mucho.

Con el rostro libre, levanto mis brazos para retirar mi bracier deportivo, liberando las enormes tetas que tengo y bajo mis pantalones estilo leggins hasta quedar únicamente en mis bragas.

Aún frente al espejo, tomo ambas tetas en mis manos las cuales apenas caben en ellas. Aunque podrían ser la envidia de varias, siempre las intento ocultar lo mejor posible detrás de mi uniforme y las múltiple capas de ropa que uso para no destacar.

– Aunque Sara las ama, si pudiera me encantaría que al menos fueran la mitad de grandes de lo que son.

Finalmente las suelto y utilizo mis manos para bajar mis bragas y levanto un poco mis piernas para dejarlas fuera, quedando finalmente completamente desnuda.

La razón de hacer siempre este ritual mío frente al espejo, es para observarme y convencerme de que esta hermosa chica frente a mí, realmente soy yo.

Muchas veces no estoy convencida de mi propia belleza, por más que Sara y mis demás amigas me lo repitan, por lo que hacer esto y observarme así como llegué al mundo, me ayuda a elevar un poco más mi autoestima.

– Bien, hora de lavarse.

Una vez esta llena la tina cierro la llave y tomo un poco de agua para sentarme en el banco del baño y echármela en la cabeza.

Ya mojada, tomo la esponja con el jabón y empiezo a lavar mi cuerpo.

Empiezo por los brazos y las axilas, alzando mis brazos y después paso hacia mi abdomen, mi pecho y las tetas, procurando lavar bien todo el sudor de mi cuerpo.

Lavar mi espalda siempre es lo que mas me cuesta, al haberme acostumbrado ya a que sea Sara quien me la lava, ya sea con la esponja o con su propio cuerpo.

– Así es como las parejas se lavan acá atrás ¿Te gusta como uso mis tetas para lavar tu espalda, Kaede-chan?

El recuerdo de su cuerpo contra el mío hace que una electricidad corra por mi cuerpo y decido continuar lavando mis piernas y pies.

Paso la esponja por mis rodillas, las piernas, los muslos y una vez llego a la entrepierna, debo tener mucho cuidado para no excitarme.

Paso la esponja con cuidado allá abajo, siento como las fibras de la misma recorren mi entrada ya algo mojada allá abajo y la disfruto como si se trataran de los mis dedos de mi amada Sara.

– Sara.

Continuó limpiándome por un rato más allá abajo, hasta que me calmo y termino de lavarme antes de levantarme y entrar a enjuagarme a la bañera.

– Bien, creo que con esto ya quede limpia.

Me levanto dejando un pequeño hilo de mis jugos en el banco y entro a la bañera un pie a la vez.

Ya dentro de la bañera y estando de pie, tomo la manguera del baño y la abro para enjuagarme y lavar el jabón de mi cuerpo.

Disfruto sintiendo como el agua sale disparada a chorros de la cabeza de la manguera e impacta contra mi voluminoso cuerpo, recorriendo mis hombros, mi espalda, mis tetas, mis caderas y mis nalgas.

– Se siente tan bien.

Aún con la manguera abierta en mano, observo como el agua sale e impacta contra mis muslos allá abajo.

Estoy tentada a llevarla más al centro, quiero sentir como se siente aquel impacto de su agua entrando contra mis labios exteriores e interiores y finalmente, la tentación me gana y llevo la cabeza de la manguera hacia mi entrepierna, provocando que el agua impacte contra la entrada de mi flor.

– ¡Aaaaaahhh! ¿Qué es esto? Se siente tan bien.

Disfruto de la sensación del agua rozando contra mi vagina y acerco más la cabeza la manguera para que impacte aún más de cerca los labios de mi vagina.

– Ah, sí, se siente muy bien ¡Aaaaaahhh!

La acerco aún más a mi vagina y al sentir los hoyitos de la manguera rozar contra los pétalos de mi flor.

– ¡Aaaaaaaaaaahhhhh!

– ¿Kaede, estás bien?

– ¡Kyaaaaa!

El grito que lanzo es tan fuerte, que mi mamá lo escucha desde abajo en la cocina y sube a tocar la puerta del baño para asegurarse que este bien.

– Ahhh… ¡Sí mama, estoy bien! Solamente que por poco resbalo, pero me alcancé a agarrar a tiempo.

– Bueno, ten más cuidado hija, la cena estará lista pronto.

– De acuerdo, mamá.

Mamá baja de vuelta a la cocina y una vez se ha ido, puedo respirar más tranquila.

– Cielos, estuvo muy cerca.

Se que lo mejor sería ya dejar esto y terminar de bañarme, sin embargo la sensación que sentí allá abajo fue tan buena, que no puedo evitar repetirla.

– Muy bien, será solamente un rato más.

Ahora me acuesto en la bañera, ocultando todo mi cuerpo bajo el agua de la misma y sin cerrar la manguera, abro mis piernas para levantarlas y reposarlas sobre las orillas de la bañera.

Una vez en esta posición con las piernas aún bien abiertas, dirijo la cabeza de la manguera contra mi entrepierna y siento el agua entrar en mi interior.

– ¡Aaaahhh! Sí, justo ahí, Aaaaaahhhh.

Disfruto sintiendo como el agua entra dentro de mí y utilizo los hoyitos de la cabeza de la manguera para masturbarme y masajear mis labios exteriores mientras mis labios interiores se llenan con agua.

– Aaaaaahhh, sí, ahí, justo ahí, Aaaaahh.

Utilizo mi mano libre para apretarme las tetas mientras me masturbo y con esta dulce sensación recorriendo todo mi cuerpo, siento cuando el final esta cerca.

– Estoy tan cerca, ya casi, aquí viene.

Pero en el último minuto antes de llegar al orgasmo, decido intentar algo más así que me levanto y me pongo de espaldas contra la pared. Me agacho para quedar casi en cuatro patas y llevo mis manos hacia mis nalgas para abrirlas.

"Dios, que vergüenza, de esta manera se me ve todo. Por favor, perdona a esta hija tan pecaminosa que tienes, dulce virgen maría".

Tomo la manguera todavía con el agua corriendo y con mi ano abierto, dirijo la manguera hacia mis nalgas para sentir como el agua entra a chorro entre ellas.

– ¡Mmmmmmmmmmmhhhhh!

Al sentir la dulce sensación del agua impactando contra mi hoyo trasero para después caer sobre los pétalos de mi flor allá abajo, debo arquear mi espalda cubrir mis labios tanto como puedo para que mis papás no me escuchen gemir allá abajo.

"Increíble, jamás pensé que una manguera de baño se pudiera utilizar de esta manera. Se siente fabuloso, a este paso sin duda alguna voy a… voy a…"

– ¡Mmmmmmmmmhhhhhh!

Ahogo mi grito lo mejor que puedo al mismo tiempo que mis jugos salen disparados de mi vagina y se riegan a lo largo de la manguera hasta caer y fundirse con el agua de la bañera.

Al terminar caigo de rodillas y hago mi mejor esfuerzo por recuperar la respiración perdida. Sin embargo al estar tan perdida tras disfrutar del éxtasis de un orgasmo que no había sentido en semanas, no me doy cuenta cuando mi celular esta sonando.

¡Riiiiiiing! ¡Riiiiiing!

Tardo un muy buen rato en contestar al estar aún recuperándome del gran orgasmo que acabo de tener, pero cuando finalmente lo hago, consigo contestar en el último segundo antes de que la llamada se fuera a buzón.

– ¿Bueno? – contesto con la voz entrecortada

Y que bueno que contesto, ya que al otro lado de la llamada se encuentra.

– ¡Hola, Kaede-chan! Que bueno que me contestas, por un segundo pensé que ya te habrías dormido.

– No, descuida, Sara. Todavía faltan un par de horas para que me duerma.

Al estar en distintos usos horarios, teníamos que coordinarnos para hablarnos a una hora en la que ambas estuviéramos disponibles y despiertas.

– Me alegra mucho aún escucharte despierta ¿Qué tal estuvo tu día?

– Bastante bien, gracias. Después de haber ido a la escuela, regrese a casa y me puse a hacer la tarea para los exámenes de la próxima semana.

Le cuento esto algo cansada, todavía recuperándome del gigantesco orgasmo que tuve, lo cual Sara nota y me pregunta.

– Kaede-chan, te escucho algo cansada ¿Todo esta bien?

– ¡Ah, sí! Descuida Sara, es solo que… me sentí algo ansiosa después de haber terminado la tarea, así que ahora estaba haciendo algo de ejercicio antes de meterme bañar.

Una mentira a medias para evitar que Sara haga más preguntas.

– Por eso me escuchas algo agotada.

– Ya veo, me alegra que cuides mucho tu físico, Kaede-chan, aunque procura no esforzarte mucho, después de todo, ya tienes un súper cuerpazo, prima.

– Por favor, no digas eso – sonrojada.

– Además de que si caes enferma, ahora mismo no estoy para cuidarte y llevarte de vuelta a la salud, espera una semana más a que regrese para enfermarte ¿Sí?

– Sí, seguro, Sara.

Me alegra mucho escuchar lo mucho que se preocupa por mí, aún estando tan lejos.

Ya más relajada y con la respiración recuperada, me dejo caer en el agua de la bañera con mi celular en mano para hablar con Sara.

– Y ¿Qué tal tu día, Sara? ¿Has tenido mucho trabajo el día de hoy?

– Así es, tuvimos que levantarnos muy temprano para una sesión en la mañana y ahora, tras haber trabajo toda la mañana y haber comido, finalmente tenemos un tiempo para descansar y recuperar energía antes de continuar con la sesión fotográfica al atardecer.

– Cielos, suena a un trabajo muy pesado.

– Lo es, aunque disfruto mucho haciéndolo y además, me la paso genial con las otras modelos.

– Me alegra mucho oírlo.

Le respondo con una sincera sonrisa.

– Sí, aunque debo contarte que hoy en la mañana cuando me tomaban las fotografías, te extrañé mucho, Kaede-chan.

– Sara.

– Sí me crees que te estoy extrañando ¿Verdad?

– Por supuesto que sí. Yo… también te he extrañado mucho. Mucho más de lo que imaginas.

Es todo lo que me animo a decirle para no preocuparla más.

Sin embargo, Sara me pregunta.

– ¿Qué tanto?

– Bueno, el día de hoy te extrañe tanto que al terminar la tarea, tuve que salir corriendo a trotar al parque de nuestra cuadra y al regresar, estaba tan sudada que ahora estoy tomando un baño.

– Ah, así que ahora mismo estás en el baño ¿Eh, Kaede-chan?

– ¿¡EH?! Bueno, yo…

Me atrapó en el acto. Intento inventarme una excusa rápida para despistarla, pero Sara continua.

– Si ahorita estás en la bañera, entonces ¿Por qué sonabas tan cansada cuando te marqué? y ¿Por qué tardaste tanto en contestar? Acaso ¿Te estabas masturbando? – sonrisa pervertida.

– ¿¡EH!? ¿Co-Cómo puedes saber eso? Acaso ¿Tienes cámaras aquí?

Pregunto cubriéndome las tetas con los brazos bajo el agua y mirando alrededor de las paredes.

– No, descuida Kaede-chan, jamás invadiría tu privacidad de esa manera. Solamente lo supuse ya que yo también… me encuentro en la bañera en este momento.

– ¡¿Eh?! ¿En serio?

– Así es, de hecho, llevaba ya tres orgasmos seguidos masturbándome aquí en la bañera de mi hotel, cuando decidí que quería platicar contigo antes de salir y arreglarme.

– Cielos.

Aunque jamás lo admitiría en voz alta, me emociona un poco escuchar que ahora mismo se encuentra desnuda en la bañera.

Pero aún manteniendo mi compostura, algo nerviosa le pregunto.

– ¿Co-Cómo sé que no me estás engañando?

– Te lo demostraré, mira.

Sara se toma una foto con su celular desde la bañera y me la envía por mensaje de YuriLine.

– ¿Lo ves?

Abro la foto adjunta y en ella veo los pequeños pies de princesa de Sara, descansado por arriba del agua de la bañera donde se encuentra.

En una segunda foto, se toma una selfie guiñándome el ojo con los hombros desnudos y las tetas ocultas bajo el agua.

Aunque me emociona ver estas fotos, aún me controlo sonrojada y le digo.

– Sara. No deberías mandar fotos tan privadas como estas ni por mensaje de texto ¿Qué tal si se filtraran?

– Descuida, Kaede-chan. Ves muchas películas de hackers y esas cosas.

Responde Sara confiada.

– Bien, ahora que sabes que no miento ¿Qué tal si me mandas unas fotos tuyas de vuelta? Para ver si en verdad estás en la bañera.

– ¡¿Eh?! No, pero yo no…

– Ándale, por favor, Kaede-chan, yo también quiero verte ¿Sí?

– Sara… no es justo cuando me lo pides así – sonrojada – esta bien, aquí voy.

– ¡Genial!

– Cielos ¿Cómo hago esto?

Activo la cámara de mi celular y con ella, le tomo una foto a mis rodillas por encima del agua de la bañera donde estoy.

Se la mando a Sara y le digo.

– Listo ¿Ya te llegó, Sara?

– Claro que sí, tienes unas rodillas muy sexys, Kaede-chan, aunque me habría encantado ver más de tu delicioso cuerpo. Quizás al rato use esta foto para masturbarme un poco más.

– No digas eso, Sara – bastante sonrojada.

Aunque la idea de Sara masturbándose con esa foto mía, me excita un poco. De hecho si soy muy sincera conmigo misma, también me gustaría hacer lo mismo con las fotos que me ha mandado.

Nos quedamos en silencio por un buen rato, hasta que escucho un par de quejidos desde el otro lado de la llamada los cuales me hacen sospechar y le pregunto.

– Sara, acaso ¿Te estás masturbando ahora mismo?

– No lo sé, tal vez lo estoy haciendo ¿Por qué preguntas? ¿Te interesa, Kaede-chan?

– No… no es realmente que me interese.

Me imagino a Sara alzando sus piernas y tocándose en la bañera mientras habla conmigo y justo cuando siento que estoy por tocarme también, escucho la voz de Sara quien me dice emocionada.

– ¡Ya sé! ¡Tengo una gran idea! ¿Qué te parece si aprovechamos la llamada para masturbamos juntas? Como una llamada sexo telefónica en la bañera ¿Te gustaría, Kaede?

– ¡¿Eh?! Sara ¿En verdad estás sugiriendo eso?

– Claro. Ambas tenemos tiempo libre y andamos con ganas para ello, así que ¿Por qué no hacerlo? Acaso… ¿No quieres? – ojitos tiernos.

– Bueno, yo… no es que este en contra de la idea.

– Entonces ¿Lo hacemos?

– Mmmhh… de acuerdo, pero solo un momento.

– ¡Súper!

Sara se emociona y ambas nos preparamos para comenzar.

– Bien, entonces ¿Cómo comenzamos a hacer esto?

– Para empezar ¿Cómo te estabas masturbando antes de que te llamara?

– Bueno…

Recuerdo la escena erótica que tuve con la manguera hace unos momentos, pero esa escena es tan vergonzosa que le respondo.

– Solamente estaba aquí tirada usando mis dedos… allá abajo.

– Ya veo, entonces ¿Te gustaría que ahora usara mis dedos?

– Mmhh… sí, por favor.

– Buena chica, en ese caso hazme un favor y lleva mis dedos allá abajo.

– Esta bien.

Hago lo que Sara me dice y pongo la yema de mis dedos sobre le entrada de mis pétalos.

– ¿Ya tienes mi mano allá abajo?

– Sí, así es.

– Bien, ahora mueve mis dedos en círculos a lo largo de la orilla de tus pétalos, quiero sentir su dulce textura mientras te los acaricio.

– Entendido, Sara… Aahhh.

Como si Sara realmente estuviera aquí, empiezo a sentirme bastante bien con el contacto de mis dedos y su dulce voz al otro lado del teléfono.

– ¿Te estás sintiendo bien con mis dedos, Kaede-chan?

– Sí, se sienten bastante bien, Sara.

– Bien, porque ahora, voy a querer que lamas dos de mis dedos antes de meterlos allá abajo, asegúrate de dejarlos bien lubricados con mi saliva.

– Esta bien, Sara.

Saco mi mano del agua y llevo dos de mis dedos a mi boca para lamerlos y llenarlos de saliva con mi lengua.

Ya lubricados los vuelvo a sumergir y los coloco en mi entrada para meterlos.

– ¿Lista, Kaede-chan?

– Sí, estoy lista para recibir tu amor.

– En ese caso, aquí voy, adentro.

– ¡Aaaaaaahhh! Sara.

Levanto mis piernas para sacarlas de la bañera y así abrir más mi entrepierna, disfrutando de los dedos de Sara entrando y saliendo dentro de mí.

Puedo sentir como sus dedos terminan envueltos entre mis paredes vaginales y le digo.

– Sara, ahora haré yo lo mismo contigo.

– Esta bien, Kaede, estoy lista para recibir tus dedos.

– Aquí van.

– ¡Aaaaaahhhh! Kaede-chan.

Sara también recibe mis dedos allá abajo y así, ambas continuamos masturbándonos en nuestra respectiva bañera con nuestros dedos.

Disfrutamos de nuestro cálido interior y la manera en que nuestras paredes vaginales aprietan y envuelven nuestros dedos allá adentro, fundiéndose con el agua y arqueando la espalda para sentir más el placer allá adentro.

Y cuando finalmente estamos listas.

– Kaede-chan, ya no voy a aguantar más, aquí viene.

– También yo ¡Saraaaaaaa!

– ¡Aaaaaaahhhhh!

Llegamos al orgasmo al mismo tiempo y nuestros jugos salen disparados de nuestras vaginas, mojando nuestros dedos y dejándolos pegajosos.

Sara saca sus dedos de su vagina y los lleva a su boca para saborearlos.

– Los jugos de Kaede-chan, tan deliciosos como siempre.

– Sara ¿Acabas de beber tus propios jugos?

– No eran mis jugos, eran los tuyos, Kaede-chan ¿Recuerdas?

– Cielos – sonrojada.

Sara solo sonríe y me dice.

– ¿Lista para otra ronda?

– Sí, seguro, pero…

Volteo hacia arriba y veo la manguera de la bañera colgada frente a mí.

Me esta llamando, me esta tentando recordándome la dulce sensación que sentí antes de que Sara me llamara y aunque intento resistirme y no decir lo que estoy por decir, finalmente cedo a mis deseos y le digo con bastante sonrojes.

– Antes de continuar ¿Te gustaría probar algo nuevo conmigo?

– ¿Algo nuevo? Seguro ¿De qué se trata? Acaso ¿Quieres probar cuatro dedos?

– No. Es… algo nuevo que descubrí en estos días que… no has estado.

– Vaya, así que hablamos de algo pervertido ¿eh? Me gusta.

– Primero que nada ¿Tienes una manguera para la regadera en tu tina?

– Déjame ver… sí, aquí esta ¿Quieres que te lave con ella?

– De hecho, me gustaría a mí lavarte con ella.

– Esta bien ¿Qué quieres hacerme con esta regadera?

– Bien primero voy a abrirla.

– Esta bien.

Sara hace lo que le digo y abre la manguera como si fuera yo.

– Ya esta abierta.

– Ahora ponte de pie y comenzaré a lavarte con ella por todo tu cuerpo.

– De acuerdo, esto se siente muy bien.

– Todavía no tienes idea – me digo en susurro – Ahora, llevo la manguera hacia tus muslos. Acerco la cabeza hacia tu vagina y…

– ¡Aaaaaaahhhhh!

El primer impacto de chorro impacta contra los labios de su vagina.

– ¿Qué es esto? Se siente demasiado bien.

– Y espérate, que apenas vamos empezando. ¿Ya te acostumbraste a la sensación?

– Sí, puedo sentir como toda el agua impacta contra mi vagina. Esta increíble.

– Me alegra oírlo, ahora voy a pegar la cabeza de la manguera a tu vagina de tal manera que pueda usar los hoyitos por donde sale el agua para masajear tus labios allá abajo.

– Ya lo estás haciendo, se siente demasiado bien, Kaede-chan. Pero no quiero ser la única que se sienta así.

– Lo entiendo.

Dicho eso, abro mi propia manguera y llevo la cabeza hacia mi entrepierna.

– ¡Aaaaaaahhh! Sara.

Desde los lados opuestos del teléfono, Sara y yo disfrutamos tocándonos con nuestra manguera mientras el agua sale a chorros de ella y llena nuestras vaginas al tiempo que la masajea con sus hoyitos allá afuera.

– Esto es increíble, se siente demasiado bien, Kaede-chan.

– También yo, Sara. Me siento demasiado bien haciendo esto contigo.

Recuerdo la manera en que me masturbe hace unos momentos y le pregunto.

– ¿Te gustaría aprender cómo nos podemos sentir aún mejor con nuestras mangueras?

– No sé ¿Cómo?

– Bueno, para eso tendrás que abrir tus nalgas.

– ¿Mis nalgas? Pero eso dejaría expuesto mi… ¡Oh! Ya veo a dónde quieres llegar con esto. Eres una pervertida, Kaede-chan.

– No digas eso.

– Muy bien, ya las tengo abiertas.

– Bien, ahora colocaré la manguera en tu trasero abierto y luego…

– ¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!

Tengo que cubrir mi celular al escuchar al gigantesco grito de Sara para evitar que mis padres la oigan allá abajo.

Ya que termina de gritar se escucha un gran suspiro y gime.

– ¿Qué es esto? ¿Cómo puede sentirse tan bien mientras el agua me impacta por ambos hoyos?

– Es el efecto de la manguera, Sara. La manguera que ahora tengo en mis manos y voy a usar para hacerte sentir todo el placer que puedas ¿Estas lista para mi mano, Sara?

– Kaede-chan… ¡Aaaaaaahhh, Kaede-chan!

Sara acerca más la manguera hacia ella allá abajo, como si fuera yo la que se la esta metiendo y masajeando.

– ¿Te gusta esto, Sara? ¿Te gusta cómo restriego esta manguera contra tu ano y vagina al mismo tiempo?

– Sí, Kaede-chan, me encanta, quiero sentir más de tu amor allá abajo por ambos lados. Quiero que me des por las dos puertas ¡Aaaaaaaahhhh!

– Tus deseos son ordenes, amada prima.

Continua disfrutando del impacto de los chorros de agua mojándola y entrando en ella, al mismo tiempo que yo hago lo mismo al otro lado de la línea con mi propia manguera.

Ambas disfrutamos del agua entrando, saliendo y chorreando de nosotras y para el final, le digo a Sara que después de masajear sus tetas, lleve su mano libre hacia su clítoris al mismo tiempo que yo hago lo mismo con el mío para masajearlo y hacernos sentir bien una a la otra mientras escuchamos nuestros gemidos a través del teléfono.

– Aaaaah, sí, Kaede-chan, se siente muy bien, se siente tan bien que me vengo ¡Me voy a venir!

– También yo, Sara, tus dedos se sienten fabulosos, quiero ya tenerte a mi lado para abrazarte, tocarte y hacerte sentir todas estas cosas que tanto te gustan.

– Kaede-chan, también yo, también yo ya quiero estar a tu lado. Quiero abrazarte, llenarte de besos y enterrar mi rostro entre tus piernas y tus enormes pechos.

– Lo mismo digo, Sara.

– Kaede-chan, vengámonos juntas, aunque ahora no podamos estar con la otra, hay que venirnos juntas para estar más cerca y sentirnos conectadas.

– Esta bien, Sara. Ya casi… ya casi llego, aquí viene… ¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHH!

– ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!

Tras alcanzar el orgasmo, nos tomamos unos minutos para descansar en silencio y cuando ya hemos recuperado un poco el aliento, soy la primera en hablar.

– Sara ¿Estás ahí?

Sara se tarda un poco en responder por lo que me preocupo, pero finalmente.

– Sí, estoy aquí – me responde que voz agotada.

Con una sonrisa le pregunto.

– ¿Cómo se sintió para ti?

– Increíble, no había tenido un orgasmo así de intenso en semanas – aún agotada – Eres una pervertida por haber descubierto eso y haberlo practicado en ti misma, pero eres mi prima mayor, así como eres te admiro y te amo. Gracias por compartir eso conmigo, Kaede.

– Lo mismo digo.

Nos volvemos a quedar en silencio un tiempo más durante el cual, me relajo en al agua de la bañera, mirando hacia el techo y pensando en aquel pequeño vacío que he sentido desde esta tarde.

Normalmente después de haber hecho el amor, Sara y yo nos acurrucamos y nos abrazamos para descansar, sintiendo la dulce respiración de la otra.

"Es la mejor sensación de todas. Ya no puedo esperar a que estés a mi lado."

Y como si me hubiera leído la mente, Sara me dice.

– Kaede-chan.

– ¿Sí, Sara?

– Ya quiero volver a tu lado.

– Lo mismo digo, Sara.

Nos quedamos en silencio un rato más, disfrutando de la dulce sensación post orgasmo, alegres de saber que al menos esto que sentimos, no lo sentimos solas.


Bonus Short Story – Casa de Kaede y Sara

Ha pasado una semana desde nuestra llamada telefónica en la bañera y ahora, tras haber estado aguardando este momento todo este día, me encuentro arreglando la casa con mis padres para darle la bienvenida a Sara cuando llegue a casa.

– Ayúdame a subir esto más arriba, papá.

Colgamos el letrero hecho a mano de "Bienvenida a casa, Sara" en la entrada a la cocina, mientras mi mamá termina de arreglar todo en la sala.

Y unos minutos después, escuchamos un auto estacionarse afuera de la casa.

Voy corriendo a asomarme por la ventana y al confirmar que se trata de un taxi del aeropuerto.

– ¡Esta aquí! Ya llegó Sara, mamá.

Sara baja del taxi con sus múltiples maletas que había llevado para el viaje y se dirige a la puerta.

Y al llegar a ella.

– ¡Bienvenida a casa, Sara!

– ¡Kaede-chan! ¡Estoy en casa!

– ¡Kyaa!

Sara se lanza a mis brazos y me da un dulce y profundo beso en los labios.

Al separarnos, tengo la cara súper roja de la vergüenza al haberme besado Sara enfrente de mis padres, pero a diferencia de lo que pensaba, ellos se lo toman a juego y se acercan riendo.

– Vaya, veo que Sara extraño mucho a su querida prima ¿No es así?

– Así es tía, llevaba mucho tiempo esperando verlos a todos. Traje muchos recuerditos de varios países para todos.

– Me alegra mucho, al rato nos enseñas todas las fotos que tomaste.

– Sí, tía.

– Por lo pronto, vamos a llevar tus maletas a tu habitación. Vamos, amor.

Mis papás toman las maletas de Sara y las llevan a su habitación, dejándonos un momento a solas a Sara y a mí en la sala.

Y una vez se han ido.

– Sara ¿Qué crees que haces? No puedes llegar así nada más y besarme de sorpresa enfrente de mis padres ¿Qué hubieras hecho si se hubieran escandalizado?

– Lo siento, Kaede – dice Sara riendo – es lo que llevaba ya toda esta semana esperando llegar a casa para besarte tan pronto te viera. Acaso ¿Tú no deseabas besarme?

Me sonrojo. Volteo a las escaleras para asegurarme que mis papás sigan arriba y tomo a Sara de la mejilla para besarla en los labios, metiendo más de mi lengua en su boca para saborearla.

– Por supuesto que deseaba besarte, Sara. Mucho más de lo que puedes imaginar.

– Me alegra mucho oírlo.

Sonreímos una a la otra y con la misma sonrisa, tomo la bolsa de mano de Sara y la tomo de la mano.

– Vamos arriba, debes estar muy cansada después de un vuelo tan largo. Te prepararé un baño para que te relajes.

– Me alegra oírlo. Me dará mucho gusto poder compartir el baño contigo, Kaede. Pero antes, necesitaremos instalar… esto.

Sara saca de su bolsa la caja de una manguera de baño multifuncional con distintos tipos de lanzamiento de chorro, presión, fuerza y distintas cabeceras que pueden usarse para el placer sexual.

– S-Sara ¿De dónde conseguiste eso? – bastante sonrojada.

– Lo compré en línea después de aquella apasionante noche que tuvimos por teléfono. Llevo ya toda la semana esperando a llegar a casa para usarla contigo. Que por cierto.

Sara toma un moño de regalo de su bolsa y lo pone sobre la caja de la manguera para decir.

– ¡Feliz Cumpleaños, Kaede-chan!

– Sara ¿Te acordaste?

– ¡Pero claro que me acordé! ¿Cómo podría olvidarlo? Si le pedí a mi manager como uno de mis requisitos para aceptar el viaje, que pudiera regresar a tiempo para pasar tu cumpleaños contigo. De ninguna manera te habría dejado sola, Kaede.

– Sara – muy conmovida.

– Así que ¿Qué dices? Podemos ir a la bañera para estrenar tu nuevo regalo y después, podemos ir a la cama para que me puedas estrenar... a mí.

Sara toma el moño de la caja y se lo coloca en la cabeza simulando ser un regalo.

– ¿Te gustaría abrir tus regalos, Kaede-chan?

– Sara

Sonrío ante su inocencia y dulzura y la beso una vez más en los labios antes de mirarla a los ojos y responderle.

– Seguro, Sara. Contigo a mi lado, ya tengo el mejor regalo de todos.

Nos besamos una vez más y subimos las escaleras, listas para mostrarnos todo nuestro amor y cariño en la bañera, la cama y el resto de nuestras vidas, juntas.

FIN