Continuación De El Perfume De Tu Piel.

Un Beso De La Buena Suerte.

Narrado desde el punto de vista de Harry.

0000

A veces Harry se preguntaba en que momentos sus hijos habían crecido tanto. En que momento dejaron de ser aquellos bebés que alguna vez cargó en sus brazos.

¿Dónde habían quedado los pequeños niños que estiraban sus manitas pidiendo ser cargados por el?

Ya eran adultos.

La más pequeña tenía 20 años.

Y el mediano que tenía 22 años estaba comprometido, todo indicaba que sería el primero en irse de la casa, que sería el primero en casarse.

Harry había cometido varios errores queriendo protegerlo según su perspectiva, eso incluía haber sido grosero con la prometida de su hijo: La señorita Elwes, la hija mayor de los vecinos.

Había estado hablando con James al respecto y ambos habían llegado a la misma conclusión: Albus era correspondido, era feliz con ella, incluso a Harry le costó un poco aceptar que el único hijo que había heredado sus ojos verdes se había enamorado desde pequeño.

Había pasado muchos años esperando una oportunidad que finalmente se dio con el paso del tiempo, a veces se preguntaba si se había dado cuenta de lo que realmente había pasado, pero había decidido ignorarlo al creer que era solo su imaginación.

Ahora que veía a su hijo hacer planes, reconocía en silencio que se emocionaba, quizás Albus no sería un auror como él, quizás su hijo viajaría un día no muy lejano, verlo estudiar español le habia llamado la atención, incluso estaba aprendiendo a utilizar el teléfono celular.

Aunque había dejado de lado su herencia muggle, sabía que ese cambio se debía a un viaje a América, Albus se iría unos meses con su prometida, aún no había una fecha precisa del viaje.

Pero ver a Albus tan entusiasmado, como cuando él tenía su edad, le hizo sonreír.

Había notado que cada vez que aprendía una nueva palabra en español, Lottie le daba un pequeño beso en la mejilla.

Era un premio.

Aunque su hijo lo llamaba el beso de la buena suerte.

A Ginny le parecía divertido, incluso le comentó a su hijo que cuando ellos eran jóvenes los besos que ella consideraba de buena suerte eran los que Harry le daba antes del partido de Quidditch.

Harry se sonrojó ya que no recordaba esa parte de su juventud, pero Ginny tenía razón, antes de los partidos, siempre compartían un beso.

Quizás al principio tuvo celos paternos, que le quitarían a su hijo, al que a veces cuando lo veía hablar imaginaba que aún era el pequeño de 5 años que hizo magia accidental llenando de flores mágicas el jardín de la casa muggle que compró para huir de los paparazzi del mundo mágico.

El quería a todos sus hijos, aunque parecía lo contrario su consentido era Albus.

Podía ver a su niño, pero debía aceptar que ya no lo era, ninguno de sus hijos eran más bebés, que necesitaban su protección, incluso ya se le notaban las canas en el cabello, quizás debía retocarse con pigmentos un día de estos.

Quizás el debía pedirle a Ginny su respectivo beso.