Hola, buenas noches.

Les agradezco a quienes leyeron el primer capítulo, estoy emocionada al ver que la agregaron entre sus favoritos, en serio muchas gracias.

Tambien agradezco a Rosa Taisho y Joiscar por sus Reviews, y a otra personita que sale como "invitado".

Aquí les traigo el segundo capitulo, espero sea de agrado.

Esta ocasión será Inuyasha quien estará narrando.


CAPÍTULO 2

NECESITO ENCONTRARLA

Narra Inuyasha

Kagome era una joven de inigualable belleza. Poseía una estatura promedio, su cabello de un tono oscuro que rozaba el negro azabache, caía en suaves y sedosas ondas que enmarcaban su rostro. Sus ojos, enigmáticos y de un profundo color chocolate, reflejaban una mezcla de determinación y curiosidad. Lleva puestos unos leggins, con una playera holgada que le llegaba hasta las piernas, lo que me impedía distinguir su figura.

Después de nuestra conversación un tanto extraña pero graciosa, la vi alejarse con rapidez, perdiéndola de vista en medio de la oscuridad de la noche. Mi mente estaba llena de preguntas y emociones encontradas, y no podía evitar pensar que este encuentro inusual había marcado el comienzo de algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.

Tomé el camino de regreso a casa. A medida que avanzaba por las calles iluminadas por la tenue luz de las farolas, me encontré reflexionando sobre el encuentro con Kagome. Su mirada, llena de matices, me había dejado pensando en lo que podría estar ocultando detrás de esos ojos chocolate. Aunque apenas éramos unos desconocidos, sentía que nuestro destino estaba entrelazado de alguna manera, como si estuviera destinado a conocerla más a fondo. No podía evitar querer descubrir los secretos que guardaba su aparentemente inquebrantable exterior.

Ella era muy diferente a todas las chicas con las que había salido, sabía que no sería fácil ganarme su confianza. Sin embargo, ese pequeño punto era lo que me atraía hacia ella; necesitaba descubrir quién era Kagome.

- ¡Demonios! -dije molesto, llevando mi mano a la frente.

Me di cuenta de que ni siquiera le había preguntado su apellido y, lo que era más importante, no tenía su número de teléfono. No sabía absolutamente nada acerca de ella. Será difícil encontrarla en una ciudad tan grande.

Confieso que, en mis 28 años de vida, me he ganado la fama de mujeriego por mi habilidad para atraer a las mujeres. Siempre he tenido un sinfín de conquistas fugaces que terminaban con una noche de sexo. Pero, a pesar de esa vida despreocupada, siempre he sentido un vacío en mi interior. Todo lo que he vivido ha sido superficial, y nunca he logrado encontrar una conexión verdadera, algo que realmente llene ese espacio en mi corazón. Alguien a quien quisiera amar y proteger con mi vida si fuera necesario.

No podía creer que el destino me estuviera jugando una mala pasada, justo cuando había conocido a Kagome, se me había olvidado conseguir la información básica para estar en contacto con ella. Me enfoqué tanto en intentar acercarme a ella que olvidé todas mis estrategias de mujeriego para obtener sus datos; pero analizando la situación, no lo hubiera conseguido tan fácil, es más, estoy seguro de que Kagome no me habría dado ningún tipo de información más allá de su nombre, su aura misteriosa y reservada me lo dejaba claro. Suspiré resignado y continué mi camino reprochándome el grave error, pero decidido a encontrarla a como diera lugar.

- ¡Ey! Inuyasha -Escuché a lo lejos la voz de Miroku, mi mejor amigo.

- ¿Qué te trae por aquí, Miroku? -pregunté con desgano

Conocí a Miroku en la universidad; un auténtico seductor nato, el típico mujeriego que juraba nunca enamorarse porque creía que el amor solo era una trampa que te "amarra" a una sola persona. A pesar de nuestras personalidades muy diferentes, hemos sido amigos desde entonces, compartiendo innumerables historias de conquistas y desventuras. Me conocía tan bien que se dio cuenta de mi estado de ánimo.

- ¿Qué te pasa amigo? Te ves muy desanimado -preguntó con un poco de preocupación

-No es nada, sólo estoy un poco cansado después de correr -mentí. Estaba seguro de que si le contaba lo que había pasado con Kagome se burlaría de mí.

- ¿Estás seguro? Tu cara me dice otra cosa -Miroku me conocía tan bien, que a menudo podía descifrar mis pensamientos con solo mirarme.

-Sí, estoy bien.

Después de un breve silencio, decidió no presionarme más y cambió de tema.

-Bueno, amigo, ¿tienes planes para esta noche?

-No, para nada -respondí encogiéndome de hombros

-Perfecto, porque ahora los tienes. Supe de un bar con música en vivo, dicen que está increíble, podemos ir y conseguir la compañía de algunas lindas señoritas -dijo con voz pícara.

Su plan no sonaba para nada mal, pero justo en este momento sólo podía pensar en Kagome y en buscar una forma de rastrearla.

-Gracias, pero… no tengo muchas ganas de salir esta noche. -Miroku abrió los ojos, sorprendido por mi respuesta.

-Wow, espera… -comentó incrédulo- ¿Estás diciendo que el gran Inuyasha Taisho, el mujeriego número uno de todo Tokio, no quiere salir a tomar unos tragos?

Asentí con un suspiro. Definitivamente, el encuentro con Kagome me había dejado en una especie de trance, y por primera vez en mucho tiempo, no estaba pensando en salir con otras chicas. Su recuerdo ocupaba mi mente y mis pensamientos.

Miroku me dio un golpe en la cabeza y le miré con enojo

- ¡Oye, imbécil! -Le lancé una mirada enojada.

- ¿Quién demonios eres y qué has hecho con mi mejor amigo? -preguntó desconcertado.

-Idiota -él comenzó a reírse- Tomemos unos tragos en mi departamento. Tengo que contarte algo. -Me miró preocupado. – No te preocupes, todo está bien

Subimos al sexto piso, mi departamento quedaba justo al lado del elevador. El espacio reflejaba mi estilo de vida: un apartamento juvenil, ordenado y elegante. Las paredes estaban adornadas con algunas obras de arte moderno, y el mobiliario era sencillo pero cómodo. A pesar de la evidente vida de soltero, todo estaba en su lugar y lucía organizado.

Me dirigí hacia la pequeña cocina, tomé unas cuantas cervezas y me senté junto a Miroku, quien ya estaba acomodado en el sofá de la sala de estar.

-Bien, te escucho -dijo tomando una de las cervezas que dejé en la mesa de centro

Respiré profundamente y empecé a contarle sobre mi encuentro con Kagome y me error garrafal al no tener algún medio de contacto con ella. Miroku se rio con ganas, burlándose de mi desventura.

-No puedo creer lo que me estás contando, Inuyasha -tomó un sorbo de su cerveza- Cometiste un error de principiante…

-Ya lo sé, Miroku -lo interrumpí- No sé qué me pasó, solo puedo asegurarte de que con Kagome, me sentí diferente, hay algo en ella que me atrae -una sonrisa tonta apareció en mi rostro.

-No estarás pensando en esa ridiculez de "amor a primera vista", ¿verdad? -dijo tomando otra cerveza

-Claro que no. Sólo… -sus palabras retumbaron en mi mente- Solo me llamó la atención, nada más eso

- ¿Qué piensas hacer? -Me dio una palmada en el hombro- Esta ciudad es demasiado grande, será difícil encontrarla.

-Algo se me ocurrirá -dije con determinación.

Después de unos cuantos tragos, Miroku se despidió y se fue a su casa. Tomé un baño, me puse un pantalón cómodo y finalmente me acosté en mi cama mirando hacia el techo; mi mente no podía evitar pensar en Kagome, con su belleza inolvidable. Sentía una urgente necesidad de descubrir más sobre ella y volver a verla. A medida que la noche avanzaba, el cansancio gradualmente me venció y me sumergí en un sueño lleno de pensamientos sobre Kagome.


La mañana llegó más rápido de lo que pensé. Los rayos de sol penetraron por la ventana, iluminando mi rostro, lo cual me molestó sobremanera. Poco a poco abrí los ojos, y lo primero que vino a mi mente nuevamente fue el rostro de Kagome. No sabía qué era lo que esta chica había hecho para que no pudiera dejar de pensar en ella. Mi única esperanza era verla de nuevo por la tarde en el mismo parque.

De repente, mi celular comenzó a sonar. Con fastidio, lo tomé y solté un suspiro desganado al ver quién era. Tal vez si lo dejaba sonar, esa persona dejaría de insistir, o al menos eso creía, pero no fue así. En el tercer intento, decidí contestar.

- ¿Qué pasa, Kikyo?

- ¡Inuyasha! -dijo emocionada- Por fin me contestas, estabas dormido, ¿verdad?

-No realmente, estaba a punto de levantarme para desayunar -dije mientras salía de la cama y me dirigía al armario para buscar mi ropa.

-Inuyasha, te extraño. -su voz sonaba triste- ¿Cuándo podemos vernos? Para recordar viejos tiempos -el tono de su voz cambió a uno más pícaro.

Era una oferta tentadora, pero mi mente seguía ocupada por Kagome. Aunque conociendo el temperamento de Kikyo, busqué la manera de que no se sintiera rechazada

-Suena a una excelente idea, pero tengo mucho trabajo por ahora -mentí

-Por casualidad -dijo con mucha seriedad- ¿Estás con alguna chica en este momento?

-Claro que no, Kikyo -dije con fastidio

-Nunca me has rechazado Inuyasha, es la primera vez que lo haces -ahora parecía molesta

-Por favor, Kikyo, no empieces nuevamente con lo mismo. -respondí con fastidio mientras me sobaba la sien-. Ya habíamos hablado acerca de esto, solo somos amigos que de vez en cuando tiene sexo casual.

-No pensabas lo mismo cuando éramos novios -Kikyo respondió con un tono de voz más suave y melancólico.

-Eso fue en el pasado. Además, las cosas entre nosotros no funcionaron del todo bien

Kikyo guardó silencio por un momento, y pude sentir la tensión a través del teléfono. Recordé nuestro tiempo como pareja y había sido un tanto desastrosa. Es cierto que disfrutábamos del sexo, sin embargo, no me gustaba sentirme controlado por alguien. Vino a vivir a mi departamento sin consultármelo; era muy celosa y posesiva, quería saber en todo momento donde y con quien estaba.

Después del silencio incómodo, finalmente dijo

-Inuyasha, sé que cometimos errores en el pasado. Pero a veces pienso que todavía podríamos darle una oportunidad a lo que teníamos.

-Lo siento, pero no vamos a volver Kikyo. -dije tajantemente- Esa fue la condición que ambos pusimos para tener nuestros encuentros casuales, pero si vas a estar con esa idea, lo mejor será no vernos nunca más.

El silencio del otro lado de la línea se sintió tenso, y podía imaginarme la respuesta de Kikyo, que no iba a estar de acuerdo con mi decisión. Suspiré profundamente, sabiendo que esta conversación era difícil.

-Haz lo que quieras, Inuyasha. -Kikyo cortó la llamada de golpe.

Por supuesto, aquí tienes la continuación del texto:

Mi relación con Kikyo comenzó como una conquista fugaz. La conocí en una de las tantas fiestas que asistía con Miroku. Su belleza y carisma me atrajeron de inmediato. Había mucha tensión sexual entre nosotros, lo que nos hizo confundir las cosas, por lo que después de unas noches emocionantes juntos, decidimos iniciar una relación amorosa.

Al principio, todo era miel sobre hojuelas. La pasión y el deseo entre nosotros eran intensos, y parecía que estábamos hechos el uno para el otro. Pero pronto empezamos con los problemas, pues ambos éramos personas fuertes y obstinadas, lo que llevó a conflictos constantes y discusiones acaloradas. A menudo me sentía controlado por su personalidad dominante, y la relación se volvió cada vez más complicada.

A pesar de los altibajos, intentamos mantener nuestra relación, hasta que llegó un punto en el que la dinámica tóxica se hizo insostenible. Ya no podía aguantar sus celos ni su actitud controladora, por lo que decidí terminar la relación. Sin embargo, ella no aceptó la ruptura con facilidad, y después de muchos intentos por arreglar las cosas, acordamos seguir como amigos con derechos. Solo tendríamos sexo sin ningún tipo de compromisos y que en el momento en que alguno de los dos comenzara a confundir las cosas, cortaríamos todo lazo que nos uniera.


Habían transcurrido seis días desde que conocí a Kagome, y no la había vuelto a ver. Cada tarde, me dirigía al parque donde nos cruzamos por primera vez, pero parecía que se la había tragado la tierra. Miroku seguía insistiendo en que me olvidara de ella y continuara con mi vida de chico seductor, sin embargo, no podía simplemente dejarla ir como si nada.

Mi vida estaba tomando una rutina preocupante, algo que también comenzó a inquietar a Sango, mi secretaria y mejor amiga.

-Inuyasha, últimamente te veo muy desanimado -dijo preocupada

-No es nada, Sango. Solo me siento muy estresado con el proyecto para conseguir a los nuevos inversores.

Y no era del todo mentira, realmente estaba preocupado por presentar un plan sólido. El trabajo estaba consumiendo gran parte de mi tiempo y energía; tenía que lidiar con interminables reuniones, análisis de mercado y noches sin dormir para asegurarme de que todo estuviera perfectamente diseñado.

- ¿Seguro que es solo eso? -preguntó curiosa mientras se sentaba en una de las sillas frente a mi escritorio- te conozco desde la universidad y siento que hay algo más

-Maldita sea, Sango. Eres la única chica que no entiendo cómo es que me conoce tan bien -comenté con diversión

-Lo sé amigo, al igual que sé que soy la única chica hasta ahora que no cayó en tus encantos. -dijo guiñándome un ojo.

-Vamos, no puedes estar orgullosa de pertenecer a mi lista negra, ¿o sí? -poco a poco fuimos rompiendo la tensión con un toque de humor.

-Claro que sí es para estar orgullosa, aunque… -ahora era ella quien comenzaba a mostrarse un poco decepcionada- Al parecer eso le da igual a Miroku

Los tres nos habíamos conocido en la Universidad. Cuando la vi, me impactó por su belleza y su esbelta figura; así que intenté acercarme a ella. Sin embargo, me rechazó de inmediato, y a pesar de que intenté muchas veces conquistarla, ella nunca cedió. Con el paso de los días y la convivencia, nos fuimos haciendo amigos.

Con Miroku, había acordado no interferir en las conquistas amorosas del otro, por lo que no intentó nada con Sango. A pesar de que le conté que me había rechazado y que solo éramos amigos, decidió solamente entablar una amistad con ella.

El único problema, es que Sango comenzó a sentirse atraída por Miroku a pesar de conocer su fama de mujeriego, pero decidió esconder sus sentimientos hacia él. Decía que era mejor mantenerlo como amigo que perderlo por querer algo más con él.

-Sango -dejé mi silla y me recargué en el escritorio frente a ella- ¿Por qué sigues escondiendo tus sentimientos?

-Ya te lo he dicho. Tengo miedo de que, si le digo a Miroku lo que siento, podría asustarlo y perder su amistad. Además, ¿qué podría ofrecerle yo en comparación con todas las chicas que lo rodean?

-Sabes, a veces es mejor arriesgarse y ser honesta con tus sentimientos. Puede que Miroku sienta lo mismo, o quizás esté dispuesto a darle una oportunidad a algo más serio. -dije encogiéndome de hombros.

-Estamos hablado de Miroku, el hombre mas mujeriego del planeta. -ambos comenzamos a reír-. Pero no me cambies el tema, mejor dime ¿qué es lo que te pasa?

-Mira quien es la que cambia de tema

Volvimos a reír. Comencé a contarle sobre mi encuentro con Kagome, en cómo no podía dejar de pensar en ella y lo que me estaba afectando emocionalmente. Después de todo, pensé que la opinión de una mujer sería de más ayuda en esta situación, y Sango era la persona perfecta para hablar sobre esto.

Ella me escuchó con atención y quedó sorprendida:

-Wow, no puedo creer que al fin apareció la chica que hará que dejes de ser un mujeriego -dijo burlonamente

-No pensabas lo mismo de Kikyo -respondí

-Olvídate de esa bruja, está loca, no te convenía. Qué bueno que se separaron. -afirmó con gran determinación

-Entonces, ¿qué piensas de Kagome? -pregunté, retomando el tema.

Sango se recostó en la silla y pensó por un momento

-La verdad, Inuyasha, parece que realmente te ha impresionado. Pero si me sorprende que no hayas averiguado más de ella -la miré frustrado al escucharla como seguía burlándose de mí- No me estoy burlando, no pienses mal -se defendió- Si dices que no la has vuelto a ver en el parque, a lo mejor solo había venido de vacaciones.

-Eso quiere decir que no volveré a verla -sentí una punzada en el corazón.

-No es que quiera desanimarte, Inuyasha, pero a veces es mejor ser realista. -Sango apoyó una mano en mi hombro con empatía-. Si no vuelves a verla, tal vez sea hora de seguir adelante y enfocarte en otras cosas.

A pesar de su comentario, no podía evitar sentirme un tanto decepcionado por la posibilidad de que Kagome no estuviera en mi vida de manera permanente. Era un sentimiento confuso, ya que había sentido una conexión especial con ella que no había experimentado en mucho tiempo.

Los días pasaron, y continué trabajando sin descanso junto a Miroku y Sango. Cada día nos acercábamos un poco más a nuestros objetivos, y las perspectivas de éxito eran alentadoras. La posibilidad de atraer a nuevos inversores y hacer realidad nuestra visión tecnológica se volvía más tangible. Finalmente, logramos atraer a los nuevos inversores que estábamos buscando, y nuestra visión tecnológica comenzó a tomar forma.

Los tres decidimos ir a celebrar a un restaurante para festejar nuestro éxito y brindamos con el mejor vino. Tenía tiempo no salíamos juntos, así que no podíamos desaprovechar la ocasión para irnos de fiesta.

-Chicos, que les parece si para seguir celebrando nos vamos a un bar aquí cerca -Sango comentó con emoción

-Me parece perfecto -continuó Miroku- ¿Tú qué opinas, Inuyasha?

-Es una excelente idea, nos lo merecemos después de tanto trabajo.

Brindamos una última vez, pedimos la cuenta y salimos del lugar con el ánimo en alza y nos dirigimos a mi auto. Iba distraído con mi celular, cuando, de repente, tropecé con una chica. Por el impacto estuvo a punto de caer al suelo, pero logré sostenerla de la cintura para evitar que se lastimara. El contacto con ella me hizo sentir una corriente eléctrica recorriendo mi espalda. Cuando nuestras miradas se encontraron, una oleada de emoción y curiosidad me embargó.

-Gracias por ayudarme, Inuyasha. -dijo la chica con una tímida sonrisa