Contenido: Yaoi, oneshot, romance, fluff, etc. Parte de la serie #Flufftober2023 propuesto por la página "Es de fanfics".

Pareja: Pareja: DAIMEGU (DAI x MEGU)

Disclaimer:

Hikari: Y aquí viene otro fanfic más de HoneyWorks, regresando al DAIMEGU. Ya saben que ni Full Throttle4, ni sus canciones o personajes me pertenecen, todo es propiedad de HoneyWorks y yo solo escribo esto por ocio y sin fines de lucro. Notas al final.

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#Flufftober2023, 22 – Casa del árbol

-Ah, maldición, esta es al fin la última caja- se quejaba con gran molestia el pequeño rubio mientras introducía una caja de cartón en la cajuela del automóvil. A su lado, un joven de cabello rojizo lo miraba con gracia mientras tomaba un sorbo de su refresco en lata que mantenía en una de sus manos.

-Si que fueron varias, ¿qué harás con todo esto, MEGU? - preguntó recargándose en uno de los laterales del auto mientras se reacomodaba su sombrero- Exactamente, ¿que tienen todas estas cajas, para empezar?

-La mayoría son notas de cuando estábamos en secundaria- dando un pequeño saltito, logró alcanzar la puerta y cerrar debidamente la cajuela con un pequeño empujón- IV dijo que necesitaba ideas frescas, pero sinceramente estoy un poco bloqueado con eso- sin siquiera preguntar, MEGU alcanzó fácilmente la lata de DAI, a la que se tomó la libertad de dar un trago grande antes de suspirar- Quiero ver si hay algo en esta montaña que me pueda funcionar.

-Ya decía yo que era raro que viniéramos hasta casa de tus padres solo porque quisieras saludarlos- sonrió, siendo su turno ahora de recuperar la lata- A menos que tu madre te amenace, no es normal que vengas aquí por cuenta propia.

-No lo digas como si yo odiara a mis padres o algo parecido- su sonrisa fue algo forzada, aunque claro que al final terminó dando otro largo suspiro- Simplemente esta casa es demasiado grande. Antes de conocernos, era bastante solitario estar aquí encerrado todo el tiempo.

-Recuerdo la primera vez que vine, realmente me parecía un desperdicio que tuvieras toda esta casa y perdieras el tiempo con esos niños basura de la escuela- hundiéndose de hombros, DAI dio el último trago antes de oprimir con fuerza la lata ahora vacía- Al menos Layla disfrutaba correr por este inmenso jardín.

-Supongo que tienes razón- DAI se arrepintió levemente por haber sacado el tema después de ver la melancolía que se posó en los ojos de MEGU al mencionar tal nombre, sin embargo, no tardó en recuperar la picardía que era tan característica en su rostro- Ahora que lo pienso… no debería estar muy lejos de aquí.

DAI ladeó la cabeza, sin comprender completamente a lo que se refería al más pequeño, quien le sonrió ampliamente de manera traviesa.

-Nuestra base secreta.

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- ¡Oh, aquí esta! ¡Por aquí, por aquí! – entusiasmado, MEGU corrió los pocos metros que aún quedaban hasta llegar a un árbol de grueso tronco, gritándole a DAI tratando de incitarlo para que avanzara más rápido. El pelirrojo, quien había dejado su galante sombrero en el auto, pasó su mano sobre su corta pero revuelta cabellera antes de mirar hacia arriba- Según yo estaba mucho más lejos de casa, pero supongo que, desde la perspectiva de un niño, esta distancia era suficiente para sentirse fuera de los límites permitidos.

-Tienes razón- DAI pasó los dedos de su mano sobre la corteza, específicamente los pedazos rectangulares de madera que permanecían clavados hacia ésta y que parecían algo sucios y desgastados- También parecía más alta.

MEGU dio algunos pasos hacia atrás para vislumbrar mejor lo que se encontraba construido entre las ramas del árbol. Tal vez a unos cuatro o cinco metros, construida con la que ahora era madera vieja y desgastada, aun sobrevivía una pequeña casita, con agujeros cuadrados que simulaban ser las ventanas y un rectangular en medio que probablemente sería la puerta.

El techo que en un principio era delgado y triangular parecía ahora tener un agujero provocado por algún animal u otra rama que se hubiese estrellado accidentalmente tiempo atrás.

Sintiendo curiosidad crecer en su pecho, MEGU se cercioró poder mantener el equilibrio en los primeros escalones antes de subir ágilmente por el resto. DAI, quien preció dispuesto a detenerlo al principio, se mantuvo en silencio al percatarse de la velocidad con la que el rubio se trepaba, hasta finalmente, llegar al suelo de la pequeña construcción.

- ¿No subirás? - preguntó, asomando su cabeza y disfrutando la vista de ver de tan arriaba al pelirrojo.

-Asegúrame de que no me romperé el cuello una vez arriba y lo hago- contestó mientras metía sus manos en los bolsillos de su pantalón- Esa cosa se caerá en cualquier momento ¿sabes cuantos años han pasado?

-Unos diez, aproximadamente- MEGU dejó de asomarse esta vez para entrar a paso firme a la casita. Cuidando con no golpearse la frente con el marco de la puerta o la cabeza con el bajo techo, entró cuidando los lugares donde daba cada paso. La madera rechinaba ocasionalmente y un olor a humedad invadió por completo sus fosas nasales, aun así, a pesar del aspecto descuidado y abandonado, pudo reconocer algunos dibujos hechos en una de las paredes, unos cuadernos abandonados en lo que se supone era una sofisticada cajonera y algunos bloques de madera sobrevivientes que conservaban sus colores opacos.

- ¡WAH! - DAI escuchó un fuerte grito desde abajo, junto con el quebrar de algunas maderas. Cosa que, por cierto, no le dio muy buenos presentimientos.

- ¿MEGU? - preguntó, tratando de ladear la cabeza para observar el interior de la casa, sin embargo, las ramas y hojas impedían por completo lo que alguna vez fue una pequeña escotilla- Oye, oye, rómpete una pierna y tienes asegurada la ira de IV por hacer estas locuras.

Silencio.

Ningún tipo de respuesta.

Y aunque no quería demostrarlo aquello hizo perder la calma al pelirrojo. Murmurando para sí mismo algunos altisonantes, ya ni siquiera corroboró la seguridad de los supuestos peldaños como lo hizo MEGU antes de subir. Ni siquiera un minuto completo para terminar de subir y quedar frente a la angosta puertecilla.

-Oye MEGU, ¿qué diablos…? - comenzaba a preguntar antes de vislumbrar todo el lugar.

- ¡BOO! - Con un salto, el chico rubio se apareció enfrente del otro, quien casi da otro hacia sus espaldas, afortunadamente no lo hizo ya que de otra manera hubiese podido caer directo al vacío.

- ¿¡PERO QUE MIER…?!

- ¡JAJAJAJA al final subiste! ¡Que tonto! - reía con intensidad MEGU mientras lo apuntaba con su índice derecho- ¡No creí que en verdad escalarías hasta acá!

Parpadeó algunas veces, sintiendo una de las venas de su frente palpitar con intensidad. Aun así, sonrió de lado, no queriendo delatar su molestia por haber caído en tal infantil broma.

-Joder, este lugar realmente se cae a pedazos- trató de cambiar el tema, a pesar de que MEGU parecía no querer parar de reír- ¿Cuantos días enteros estuvimos escondiéndonos aquí cuando éramos niños?

-No sé- limpiándose una lagrimita de sus ojos debido a las carcajadas, MEGU trató de recuperar el aliento- Pero si fueron muchas tardes. Aunque me daba pena que Layla no fuese capaz de subir hasta aquí para jugar con ella acá arriba.

-Alguna vez tratamos de subirla, ¿recuerdas? - DAI se tomó la libertad de tomar asiento, cuidando de no manchar demasiado sus pantalones vaqueros con algún charco o una madera podrida.

-Si, si, fue la vez que te caíste y te raspaste todos los brazos- MEGU tomó lugar a su lado, cruzando sus piernas en forma de flor de loto y pasando su vista por el reducido lugar.

-Bueno, unos raspones en los brazos no eran nada comparados al resto de moretones y cortadas- ambos quedaron en silencio, ligeramente incómodos nuevamente por tocar fibras sensibles del pasado. Sin embargo, al tratarse de ellos mismos el ambiente no tuvo que llenarse de falsas explicaciones o precipitadas excusas.

Se conocían desde niños, desde aquella tarde en que MEGU ayudó a DAI de unos brabucones que lo estaban golpeando. Con tantos años juntos, ambos podían presumir de lo bien que conocían al otro, contando con las experiencias sencillamente dolorosas de los días de aquellos tiempos.

Durante su infancia, cuando ambos encontraron en el otro, partes que les hacían falta a sí mismos, pasaron horas eternas juntos. Ya fuese en los barrios peligrosos cercanos a la zona donde vivía DAI, en el extenso y bien podado jardín de casa de MEGU jugando con su perrita Layla, o en aquella casa del árbol, que funcionó como su base secreta lejos de la autoridad de cualquier adulto.

Demasiados recuerdos que ambos tenían en mente tan presentes que no había razón para ponerlos en palabras, sabiendo que estaban sembrados en los pensamientos de ambos.

-Deberíamos regresar. RIO y YUI seguramente estarán esperándonos en el estudio- propuso DAI quien comenzaba a prepararse para ponerse de pie, pero el toque de la mano de MEGU jalando su ropa lo desconcertó por completo. Girando su cabeza para preguntar sobre ello sus labios fueron sellados por un inesperado beso.

El contacto comenzó suave, inmóvil y sencillo, sin embargo, MEGU no tardó en comenzar a mover sus labios, dando pequeñas mordidas en los del pelirrojo y éste, a modo de respuesta, introdujo hábilmente su lengua en cavidad ajena, resoplando con orgullo cuando un gemido mudo escapó de la garganta del rubio.

-Que travieso. ¿Planeas profanar nuestros inocentes recuerdos en la casita del árbol con tus perversiones? - preguntó con sorna luego de algunos minutos, cuando lograron separarse mientras alzaba con arrogancia una de sus cejas.

-Si claro, como si tu no hubieses pensado lo mismo hace unos momentos- respondió con la misma actitud MEGU, queriendo atrapar nuevamente la boca de DAI, pero una de las manos le impidió continuar con su acercamiento.

-No tendría problema de cogerte aquí mismo de no ser porque aquí no hay una mínima pizca de higiene. Sumando el hecho de que cualquier movimiento en falso y puedes considerar una caída segura de al menos cuatro metros- poniéndose de pie, DAI ofreció su mano para que el rubio también lo hiciera, aun si éste mantenía un puchero delatando su insatisfacción por aquella respuesta- ¿Te imaginas los titulares? Dos de los idols más famosos sufren lesiones graves por caerse de una casita del árbol mientras tenían sexo.

-Ciertamente, no quisiera que nuestros cuerpos inertes fuesen descubiertos en tal situación- tuvo que darle la razón, después de soltar un molesto bufido- Siendo así, pasemos a tu departamento antes de llegar al estudio.

-Lo que usted ordene, mi señor- haciendo una sobre exagerada reverencia, DAI dejó pasar primero a MEGU para comenzar el descenso.

No pasó mucho para que ambos al fin llegaran a suelo firme y, dando un último vistazo hacia la cima, ambos retomaron el camino de regreso.

-Eres un maldito pervertido- habló cantado MEGU, mientras tomaba la mano de DAI, él por supuesto aceptó el apretón mientras caminaban juntos.

-No más que tú, pequeño delincuente.

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Hikari: Jajaja les repito que nadie quita de mi cabeza el que estos chicos sean dos adolescentes calientes xD, los amo mucho. En fin, seguimos con la sección de HoneyWorks así que me despido por ahora para verlos aquí mismo el día de mañana. ¡Bye bye-perowna!