Simplemente no puedo dejar de pensar en nada. Me aterra la idea de que la Tierra podría ser destruida hoy, trato de mantenerme positiva pero la verdad es que tengo miedo. Y además me preocupa haber dejado ir solo a Sam.
Maldición...
Traté de distraerme estudiando las calles mientras nos movilizamos, lo único que conseguí fue que mi mano viajara cerca de mi boca para comenzar a mordisquearme las uñas.
—Sam regresará con bien, te lo puedo asegurar —escuché decir a Optimus—. Está con Bumblebee —añadió como recordatorio.
Un suspiro ahogado se escapó de mis labios. Dejé de morder mis uñas y finalmente pude controlar mi pierna que saltaba inquieta.
—Siento que debí haberlos acompañado —admití culpable—. Sam es muy obstinado.
—Tal vez se parecen más de lo que crees —no había diversión en su tono, sin embargo, volteé hacia el tablero sin saber que expresión poner.
Lo cierto es que tampoco entiendo que se supone que ocurre entre nosotros ahora, es decir, no tiene que ocurrir nada pero es confuso y no sé cómo debería comportarme o qué decir. Supongo que esta sería una gran oportunidad para aclararlo, no obstante, estoy tan nerviosa que apenas me controlo. No tardé en volver la vista hacia la ventana, a pesar de que agradecí su intento por reconfortarme, no fue suficiente para hacerme abandonar mis preocupaciones.
Seguimos a la caravana de autos desde el último lugar de la fila durante unas cuantas calles más. Pronto comencé a distinguir una figura familiar a lo lejos, era la nave que usaron para ir a buscar a Carly. Me levanté un poco para tratar de ver si podía localizar a Sam. Sentí que el cinturón de seguridad se ajustó levemente, atrayendo mi espalda contra el asiento. Quizás fue imaginación mía, estaba demasiado ocupada como para molestarme por ese detalle.
El grupo de Autobots se reunió alrededor de la nave que se encontraba deshabilitada frente a un edificio. Cuando Optimus se detuvo, me quité el cinturón y abrí la puerta para bajar de un salto. Me abrí paso esquivando a los demás hombres que se dispersaron con el objetivo de asegurar el perímetro. Pronto vi tanto a Sam como a Carly a lo lejos, así que corrí hasta llegar a él y lo atrapé con un abrazo.
—Que alivio que estés vivo —me asomé por encima de su hombro, conectando miradas con la chica de atrás—. Hola, Carly —le ofrecí una sonrisa antes de pasar mi atención al siguiente en la hilera. Finalicé el abrazo dando unas palmadas en la espalda de Sam, luego corrí directo al dueño de aquella vibrante pintura amarilla—. Me alegra qué tú también estés a salvo, Bee —dije sonriente, de inmediato recibí unos gorjeos felices.
Epps también se acercó para saludar a Sam, era una completa hazaña que hubiera regresado en una sola pieza.
—¿Eso es nuestro? —aprovechó para preguntarle. Sam señaló hacia una máquina que, por un momento, botó algunas chispas.
—Es un vehículo no tripulado —le contestó Epps antes de arrodillarse frente al aparato—. ¡Stone, ven a ver si funciona! —llamó mientras limpiaba el polvo de la pantalla. Después de recibir la confirmación de Stone, Epps comenzó a hablar frente a la cámara—. Control de vuelo, ¿Me escuchan? —preguntó desesperado—. ¿Pueden rotarlo? ¿Pueden hacer algo?
Pasaron unos segundos para que tuviéramos un movimiento en respuesta. Eso comprobó que había alguien pendiente de nosotros, con lo cual Sam se puso frente para atraer su atención.
—¡Chicago será la zona cero! —informó agitado—. ¡¿Me entienden?!
Carly se adelantó delatando con su mirada que sabía algo más.
—Sentinel Prime tiene los pilares para su puente espacial —reveló ella—. Están en un edificio en el río, Hotchkiss Gould es el propietario. El pilar que controla todo está en el lado sureste, en la cúpula.
—¡Deben destruir el pilar! ¡Deben derribarlo! —Sam volvió a interponerse—. ¡O transportarán a Cybertron aquí!
Ay carajo.
Mientras yo los escuchaba perpleja y con los ojos sumamente abiertos, los Autobots se transformaron para agruparse. Optimus se aproximó hacia nuestra dirección como si pretendiera decir algo.
—Debemos movernos antes de que nos ubiquen —su óptica se enfocó en mí un instante, así que le devolví un asentimiento atenta—. Esperen hasta que hagamos un reconocimiento —dijo para proceder a darse la vuelta, haciéndole una seña a los Autobots—. ¡A rodar!
Epps y el resto se prepararon dividiendo su armamento. Tenían un solo disparo que, muy probablemente, sería efectivo para derribar el pilar. Por lo que tenían la idea de subir a un edificio e intentar dispararle desde ahí.
Yo tenía mis dudas respecto a ese plan, pues con tantos Decepticons sueltos era arriesgado pero ya no quedaba tiempo ni opciones. Tuvimos que asumir el riesgo y nos pusimos en marcha hacia el edificio. Pudimos cruzar la primera parte del camino sin enfrentarnos a ningún enemigo, aunque nuestra suerte se acabó cuando Shockwave nos cerró el camino apareciendo con su aterradora mascota. Rápidamente corrimos hacia un edificio a refugiarnos, los Autobots aparecieron minutos después cómo si hubieran librado una batalla.
—¡Ese Decepticon era espeluznante! —gritó Epps.
—Tienen mi remolque, lo necesito para volar —dijo Optimus con inquietud, no pude evitar mirarlo—. Shockwave no podrá con todos a la vez —recargó su arma y giró hacia el grupo de tres—. Wreckers, hay que distraerlos.
—¡Pues a pelear! —declaró Leadfoot entusiasmado. Los demás lo siguieron con la misma energía.
—¡Escuchen! —indicó Epps, apuntando el ventanal—. Hay que rodear el edificio de cristales y subir para poder lanzar el cohete.
—Ellos deberían atraer el fuego, tienen un gran blanco —Todd le sugirió. Por un momento pareció intercambiar miradas con alguien, eso lo hizo sonreír divertido antes de volver a ponerse serio—. Eso nos daría más tiempo y las probabilidades de no fallar patéticamente en el intento aumentan.
—Bien pensado —lo felicitó Epps, dejando caer una mano sobre su hombro—. Nosotros salgamos por acá, ¡En marcha!
—¡Esperen! —exclamó Que y todos se detuvieron—. No los dejaré ir sin mis prototipos de combate urbano.
—¡Hay que irnos! —lo presionó Sideswipe—. ¡Vámonos!
—¡No, espera! Son grandes inventos para ganar la guerra —insistió—. Son "boom-sticks", se activan en 30 segundos —les explicó mientras los veía recogiendo algunos, decidí acercarme a echar un vistazo—. Y guantes garra para trepar.
Observé que Sam se equipaba con las armas, yo me mantuve al margen ya que no pretendía pelear con nadie mas. Al menos por ahora. Además, prefiero viajar ligera.
Luego de haber hecho una pausa, salimos nuevamente a las calles para dirigirnos al edificio. Corrimos debajo del fuego cruzado hacia el camino más corto para llegar. Ingresamos al primer piso por una de las puertas corredizas de cristal, en la recepción todavía había personas ocultas detrás del mostrador pero estaban tan asustados que simplemente nos ignoraron. Seguimos nuestro camino hacia las escaleras, subimos trotando varios pisos hasta que nos adentramos en uno. Tenía el aspecto de una oficina con varios escritorios e incluso pizarras.
Todos corrieron hacia el ventanal para poder observar la cúpula y se prepararon con el cohete. Creí que solo sería cuestión de disparar, así que me quedé atrás echando un vistazo al lugar en lo que ellos se hacían cargo de eso. Me acerqué a uno de los escritorios en donde había una cafetera junto a una cesta de fruta y varias botellas. Una idea llegó a mi mente, haciéndome reír entre dientes mientras mi mano se deslizaba sutilmente hasta alcanzar una manzana.
—¡Piensa rápido! —grité lanzandola.
Todd reaccionó dando media vuelta y atrapando la fruta con ambas manos.
—Lo siento, aún no puedes desafiar al maestro —dijo con una amplía sonrisa de superioridad. Luego intentó sorprenderme volviendo a lanzarla pero la atrapé con una sola mano e hice el mismo gesto para alardear un poco.
—¡¿Qué rayos están haciendo?! —la pregunta de Sam nos tomó por sorpresa, volteamos hacia su dirección en sincronía y encontramos que nos estaba señalando—. ¡Dejen de jugar! ¿Qué no ven que le va a dar un infarto? —esta vez señaló al hombre que trataba de fijar la mira del cañón.
Contuve la risa y alcé las manos en señal de rendición. Refugiarse en las distracciones ayuda a no pensar que el mundo podría acabarse hoy, pero decidí que ya era hora regresar a la realidad. Cuando estaba poniendo la manzana en la cesta, una vibración retumbó en mis oídos. Supuse que pudo haber sido imaginación mía, así que miré la jarra de café con detenimiento, pequeñas ondas se formaban en el centro cada par de segundos, cómo si algo sumamente enorme se estuviera acercando.
Tragué hondo sin despegar los labios y subí la mirada encontrándome con el rostro de Todd que, por su expresión de terror, probablemente ya sospechaba lo mismo que yo.
—¿Tú hiciste eso?
—No... —respondí, volteando hacia los demás—, ¡Oigan! Deberían ver esto...
El resto de las palabras se atoraron en mi garganta al ver que las cosas comenzaban a caerse de su sitio. Escuché algunas explosiones y un fuerte crujido antes de darme cuenta de que el piso bajo mis pies se estaba inclinando.
—¡Atacan el edificio!
De repente tuve que sujetarme a uno de los escritorios porque todo el lugar se venía abajo. No quise mirar pero tuve que hacerlo. Volteé sobre el hombro para comprobar que tan alto estábamos, en eso dos naves nos localizaron a través de las ventanas y se acercaron. Aferré las uñas con fuerza a la superficie, sentía que incluso la mínima corriente de aire podría derribarnos.
En cualquier momento los Decepticons harían su entrada, así que rápidamente corrimos a escondernos. Todd me tomó del brazo y me indicó que lo siguiera detrás de un archivero, nos colocamos ahí y esperamos en silencio. Uno de los ventanales estalló, dándonos la señal de que ya estaban aquí. El limitado espacio en el que nos atraparon me tenía nerviosa. Solo era cuestión de tiempo para que nos encontraran.
En medio de mi desesperación, una mano tocó mi hombro izquierdo, le lancé una mirada fulminante a Todd pero este colocó un dedo sobre sus labios y después lo usó para apuntar algo al frente. Giré la cabeza en la dirección que me señaló, estaba acostumbrada a sus extraños planes, por lo que no demoré demasiado en entender lo que quería que hiciera. Me concentré en que las dos sillas se movieran, eso provocó que tomaran impulso y viajaran sobre el piso igual que en una rampa, lo cual atrajo la atención del Decepticon el tiempo suficiente para que pudiéramos correr al lado contrario. Los demás nos siguieron en el trayecto, eso nos convirtió en un blanco obvio de inmediato, escuché que comenzaron a disparar pero aún así no me detuve.
Al llegar al final del camino, no teníamos otra alternativa más que saltar por la ventana. Formé una X con los brazos y me lancé contra el cristal, algunos fragmentos cortaron mis manos provocándome un ligero escozor. Lo siguiente que sentí fue mi espalda golpeando contra la superficie pero no dejé de caer, estaba deslizándome sobre la parte exterior del edificio, eso provocaba que mi vértigo me obligara a mirar abajo con los ojos sumamente abiertos mientras imaginaba cómo sería tocar el suelo.
—¡Disparen al cristal! —ordenó Epps. Él estaba justo por delante de mí, así que cuando disparó creó una abertura en la que inevitablemente terminé entrando.
No podía ver nada con claridad, solo escuchaba gritos y objetos golpeándose entre sí. Mi cuerpo rodaba en sentido totalmente opuesto al de hace un instante, todo dentro de mi cabeza daba vueltas. Hice mi mayor esfuerzo estirando un brazo para buscar algo a lo que agarrarme, mi mano encontró un cable del que tiré con fuerza logrando detenerme bruscamente. Quedé a pocos centímetros de aquél precipicio. Eso me dio una sensación momentánea de alivio hasta que pasó alguien que no podía detenerse. Mis manos se soltaron del cable y yo también volví a caer pero esta vez alcancé al hombre antes de que saliera por esa ventana. La mala noticia es que ahora seríamos dos los que estábamos a punto de morir.
Estiré mi brazo izquierdo todo lo que pude para atraer el cable y aún así no fue suficiente. Regresé la vista al frente, el tiempo se terminaba. Afortunadamente vi que pasaríamos junto a un escritorio que parecía firme, lo usé para frenar a tiempo. Dividí todas mis fuerzas entre sostenerme y no soltar al hombre, estaba resistiendo pero no lo haría por mucho. De hecho creo que ya no siento los brazos.
—¡Epps! —lo llamé cómo pude y este volteó de inmediato. Hice varios intentos de apuntar con la cabeza hasta que entendió que tenía que acercar uno de los cables que tenía—. ¿Listo? ¡Allá va! —abrí la mano para soltarlo y seguí su trayecto con la mirada. Epps lo interceptó para proporcionarle algo de que sujetarse. Eso me permitió respirar tranquila.
—Ay, no... —se quejó Epps casi enseguida—. ¡Esa cosa fea está viéndome!
—¿Cuál cosa? —pregunté aterrada.
—¡La de un ojo!
—¡¿Shockwave?! —un escalofrío me recorrió solo de recordar su apariencia—. Esperen, eso significa que... —no pude terminar de hablar, un sonido muy familiar perturbó mis oídos—. ¡Hay que salir de aquí! ¡De prisa!
El Driller hizo una aparición oportuna emergiendo del suelo, continúo su camino subiendo entre los pisos superiores al mismo tiempo que su cuerpo envolvía el edificio al punto de pulverizar los cimientos. Todo el lugar dio una vuelta completa, sacudiéndonos como si estuviéramos dentro de una caja. Lo único que supe es que estaba cayendo de nuevo, esta vez aterricé sobre algo blando que suavizó el golpe.
—¿Sabes? Esto no sería tan malo si tu codo no me estuviera presionando el hígado —dijo Todd prácticamente en un susurro. Me forcé a no reírme en lo que iba alzandome sobre mis brazos, los cuales sentía tan débiles en este punto, y luego bajé la mirada para encontrarlo debajo de mí con una mueca de dolor.
—No es mi culpa que seas tan blando —sonreí divertida. Planeaba quitarme de encima suyo, sin embargo, me congelé tan solo de ver que a los lados no había nada más que una caída libre. Lo único que nos sostenía era uno de esos pilares que dan soporte al edificio—. Será mejor que no te muevas.
—¿Por qué? —preguntó inquieto—. ¿Es esa cosa otra vez?
—Solo no mires y quédate quieto para que pueda pensar.
—¡Entre más digas que no mire, tengo más ganas de voltear!
Los cristales estaban rompiéndose y la estructura crujía, tuvimos que voltear obligadamente solo para enterarnos de que el edificio iba a desaparecer en unos minutos gracias al Driller.
—Hay que irnos ya —dije levantándome de prisa.
Sam gritó mi nombre desde abajo, me incliné cuidadosamente para ubicarlo, estaba reunido con los demás en unas escaleras. Si queríamos llegar a ellos tendríamos que saltar y calcular el aterrizaje sin permitirnos un margen de error. Era fallar o morir.
—Tú primero —Todd me tomó de las manos para que pudiera bajar despacio. Mis pies se mecieron en el aire intentando llegar a tocar superficie sólida, una vez que sentí que estaba cerca, me solté del agarre y aterricé en un pasillo estrecho. Un paso más al frente y esto hubiera salido mal.
—Bien, ¡Tú turno! —le grité, añadiendo un ademán para que viniera hacia mí—. ¡Rápido!
Era la primera vez que lo veía de frente, el Driller se acercaba, realmente era aterrador. Y por si fuera poco, estaba a punto de destruir el edificio.
Mis piernas temblaron ansiosas, Todd se estaba tomando su tiempo para saltar, así que lo apresuré con otro grito. Finalmente se decidió y cayó a mi lado. Aunque técnicamente ya estábamos a salvo, eso no impedía que el Driller siguiera avanzando. Fue entonces que escuché una voz familiar en las alturas, al voltear arriba vi a Optimus surcando el cielo. Supongo que recuperó su remolque de alguna forma y eso me hizo mas feliz que nunca.
—Que presumido —escuché decir a Todd. Le miré discretamente, sin darme cuenta yo había estado sonriendo hasta ese momento.
Oculté la sonrisa y regresé mi atención a la batalla. Optimus había eliminado a esa criatura, ahora podíamos continuar nuestro camino. Las escaleras conducían a una de las salidas de emergencia, con eso pudimos escapar de ese lugar llegando a un callejón.
Estando en el exterior fue fácil identificar uno de los pilares en la cima de un edificio aledaño a nuestra posición. Desprendía una carga de energía eléctrica que advertía del inicio de la transportación. Teníamos que detenerlo, al menos esa era nuestra intención pero varios misiles estallaron bastante cerca, obligándonos a entrar a otro lugar a resguardarnos en lo que el fuego terminaba.
En lo que esperábamos, la mirada de Epps se paseó por cada uno de nosotros cómo si buscara a alguien.
—¿Dónde están Sam y Carly?
Al principio me quedé estática, después giré varias veces en ambas direcciones sin hallar rastro de ellos.
—Pues estaban... —señalé en dónde estaba parada pero era obvio que eso no explicaría nada—. Olvidenlo. Ustedes sigan, nosotros vamos a traerlos —le dediqué una rápida mirada a Todd para que viniera, él asintió cerrando un puño y corrió detrás de mí.
Y esto cada vez se pone peor. Fantástico.
