Hola a todos. Después de tanto tiempo, aquí llega el siguiente capítulo.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Episodio 8. Ataque de cosquillas

Era de noche. Rentaro se encontraba en la cocina de su casa.

–Será mejor que prepare algo para el almuerzo mañana. Algo que pueda compartir con las chicas. ¿Qué podría ser? Necesito algo fácil y rápido. Miraré a ver si encuentro algún videotutorial.

Sacó su teléfono y se puso a curiosear.

–Aquí hay uno interesante –dijo–. El canal de Yukimin. Veamos…

Pero el único video sobre comida que encontró en el canal fue uno donde salía una chica comiendo comida picante, un video con muchas visualizaciones.

–No, no es esto lo que buscaba –dijo–. Seguiré buscando.

Tras un rato de búsqueda, encontró algo que le llamó la atención.

–¡Por fin! –dijo–. Esto parece fácil. Manos a la obra.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Llegó el día siguiente. Rentaro se hallaba reunido en la azotea del instituto junto a las chicas.

–Ya que somos compañeros de clase, supongo que ya las conocerás, pero por si acaso… –dijo él–, ellas son Hanazono Hakari-san e Inda Karane-san.

–Encantada de conocerte –dijo Hakari esbozando una alegre sonrisa.

–Sí… –añadió Karane mientras apartaba la mirada con expresión seria–. Encantada.

Rentaro se dirigió a continuación a ellas dos.

–Y ella es Yoshimoto Shizuka-san.

–[Igualmente] –habló ella a través de su teléfono–. [Fue un placer conoceros a todos.]

–No me esperaba un rasgo tan extravagante en ella –dijo Hakari.

–Shizuka-chan habla a través de las líneas de su libro favorito –aclaró Rentaro–. Para más detalles, volved a leer el episodio 6 de este fic.

–¡No hagas trampas con las explicaciones! –le reprochó Karane.

–Además, aparte del texto del volumen dos de "Circlet Love Story" que te di esta mañana, también he añadido los nombres de nuestros compañeros de clase –dijo Rentaro a Shizuka–. Prueba a echarle un vistazo.

–[Será un humilde placer.] –dijo Shizuka con un leve enrojecimiento en las mejillas.

La chica probó con los nombres.

–[Rentaro] [-kun.] [Hanazono] [-dono.] [Inda] [-dono.]

–¿¡A qué viene el "-dono"!? Con un "-san" está bien. Solo "-san" –espetó Karane.

–Shizuka-chan es parte del personal de la biblioteca del instituto –explicó Rentaro mientras la aludida bajaba la cabeza, algo avergonzada–. Le encantan los libros… ¡Y uno de sus encantos es como mueve los pies cuando está leyendo!

La frase hizo que ella abriera mucho los ojos y levantara la cabeza.

–Sus pies se mueven de acuerdo al tipo de escena que está leyendo –manifestó Rentaro–. Es como un perrito moviendo la cola… o, para ser más exactos, ella es incapaz de esconder sus sentimientos, y eso lo encuentro encantador.

La chica quedó muda de asombro.

"Ni… ni siquiera sabía que hacía algo así… ¿¡y él se ha dado cuenta!?", pensó.

–¡Ya que estamos hablando del tema de los encantos, Hakari tiene el hábito de poner el dedo entre sus labios cuando está pensando! –siguió Rentaro–. Y cuando está totalmente enfocada en ello, le da mordisquitos. Es algo tan sexy que hace que se me pare el corazón.

"¿Huh? ¿¡De verdad estoy haciendo algo tan escandaloso…!?", pensó la pelirrosa con la cara muy colorada.

–Y cuando Karane está feliz, pero avergonzada al recibir un halago, se pone a enrollar el pelo de sus coletas con su dedo –dijo Rentaro–. ¡Ese lapso entre su yo habitual y ser tan femenina es insoportablemente precioso!

"¿¡Enrollarme el pelo!? ¿¡Yo!?", pensó Karane con la boca muy abierta.

A las tres chicas se les quedó una cara de sorpresa, con la boca abierta y sonrojadas ante lo que acababan de escuchar.

"¿¡Cuánto se fija en mí!?", pensaron las tres al mismo tiempo, mientras se tapaban la cara por la vergüenza. Rentaro las miró con extrañeza.

–¡Y eso no es todo! –prosiguió–. Hakari frunce un poco los labios cuando besa. Y Karane se vuelve tran frenética besando que se olvida de respirar. Todo esto es absolutamente…

Shizuka se puso muy colorada al escuchar todo esto, mientras abría la boca, alarmada.

–[¡S… Seguramente quieres decir que ya habéis intercambiado besitos!] –dijo.

–¿¡Besitos!? –preguntó Karane.

–[Un beso es lo que se conoce como…] […un beso, ¿¡No es así!?]

–Un beso quiere decir un beso, pues eso es lo que es un beso –dijo Rentaro sin entender.

–[¡Lo siento!] [¡Me he hecho ver avergonzada!] – dijo Shizuka– . [Ahora entiendo… vuestros labios ya han hecho contacto…]

El chico ya entendió lo que pasaba.

–¿Por casualidad… –dijo–, estás interesada también en esas cosas, Shizuka-chan?

El corazón de la chica latió muy fuertemente, mientras su cara se volvía más roja por momentos. Sus manos temblaban mientras intentaba señalar en su teléfono lo que quería decir.

–[Yo….] [Yo…] [¡Debo mantener mi castidad hasta el matrimonio] –dijo cerrando los ojos y extendiendo su mano abierta hacia delante–. [¡Ese es el destino que los dioses nos han impuesto!]

–¿¡Los dioses‼? –preguntó Rentaro.

–[Lo siento.]

Rentaro miró a la chica, que seguía apartando la mirada.

–¡No pasa nada, Shizuka-chan! Lo que ellas hayan hecho o no, no tiene nada que ver contigo. ¡No me importa salir contigo a tu propio ritmo!

Shizuka levantó ligeramente la cabeza, pero aun sin mirar a Rentaro.

–Además –prosiguió él con una sonrisa–, preferiría hacer esto cuando te sientas preparada, Shizuka-chan.

Ella le miró con asombro, mientras que nadie reparó en que Hakari y Karane disimulaban comiendo, pero en realidad estaban con el corazón latiéndoles con fuerza, mientras que con los colores subidos a la cara, tenían ganas de besar a Rentaro en ese momento.

–[De acuerdo] –dijo al fin la peliazul mirando a Rentaro.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

El grupo se hallaba comiendo y charlando despreocupadamente.

–Di "aaaaaaah" –dijeron al unísono Hakari y Karane, al tiempo que le tendían algo de comida sostenida entre palillos a Rentaro. La rubia estaba bastante avergonzada, pero no quería quedarse atrás ante Hakari.

–De una en una, chicas –trató de decir Rentaro.

Como pudo, comió ambas cosas a la vez.

–Este karaage de pollo es delicioso –dijo.

–¡Gracias! Ese lo preparé yo –dijo Hakari.

–Y este otro de pescado es insuperable.

–¡E… Ese lo preparé yo! –tartamudeó Karane–. Me alegra que sepas apreciar mis esfuerzos.

–Veo que os habéis esforzado bien –dijo el chico.

–Bueno, hemos tomado unas clases de cocina –dijo Hakari–. Ya te dije que quería prepararte platos deliciosos.

–¡No… no es que yo quisiera hacerlo por ti, ¿de acuerdo?! –gruñó Karane.

–En ese caso, corresponderé vuestra amabilidad –dijo Rentaro–. Yo también he preparado algo.

El chico les tendió una bandeja con varios onigiri, los cuales miraron con asombro.

–Yo también he estado aprendiendo cocina, pero a través de videotutoriales –dijo–. En este caso, me ha ayudado el canal de una chica que por alguna razón siempre aparece con una mascarilla y unas grandes gafas.

El chico les tendió su teléfono. Todas vieron el canal de una chica muy atractiva.

–Es un canal en el que principalmente sube videos jugando a videojuegos, pero de vez en cuando abarca alguna otra actividad, como en este caso cocinar –dijo Rentaro.

Durante la comida, todos se pusieron a charlar.

–Y después de eso, él… –dijo Karane.

–Eso no importa, Rentaro-kun –interrumpió Hakari–. A la próxima, nosotros…

–¡Eh, yo soy quien estaba hablando! –le gritó la rubia.

–¡De eso nada! ¡Es mi turno para hablar! –replicó la pelirrosa.

Rentaro estaba asustado. Desde que eran sus novias, era frecuente que las dos se enzarzaran en sonoras discusiones. Era mejor que no interviniera, ya que eso empeoraría las cosas.

Entonces fijó su mirada en Shizuka. Había estado callada y sonriente todo el tiempo. Era tal como se imaginaba. Se estaba conteniendo. Sabía desde el principio que era difícil que las tres se llevaran bien en tan corto tiempo.

Por suerte, había previsto una situación como esta. Es por eso que vino preparado.

Echó una mano al bolsillo interior de su chaqueta mientras meditaba. La noche anterior estuvo devorando un montón de temas, tanto por libros como por internet. Había buscado cosas como "métodos para hacer que la gente se lleve bien", "técnicas para hacer amigos", "psicología general" y muchos más. Hasta que por fin encontró una respuesta.

Cuando la gente es considerada con otros, intentan ocultar sus sentimientos. Suelen estar aterrorizados de ser odiados, por lo que no suelen mostrar ante otras personas emociones como furia o tristeza.

Ese es el motivo por el que, por otro lado, la gente puede abrir su corazón delante de otras personas que ya han visto sus verdaderas emociones. Puesto que ya han sido vistas en su momento más vulnerable, no dudan tanto en expresar como se sienten, y pueden empezar a bajar la guardia.

Rentaro sacó una baraja.

–He traído cartas. ¿Qué os parece si jugamos al baba-nuki?

Las chicas le miraron con sorpresa.

–Peeero, ya que el juego por sí solo sería aburrido, vamos a añadir una pequeña penalización –sugirió, mostrando el método para forzar a otros a revelar sus verdaderos sentimientos–. El ganador tiene derecho a hacer cosquillas al perdedor. ¿¡Qué os parece!?

Sonrió satisfecho, ya que a diferencia de la ira o la tristeza, este sentimiento era más difícil de suprimir voluntariamente. ¡Así se había formado su plan "hacer que todos se hagan cosquillas entre ellos y se rían para hacer que todos se lleven mejor"!

Las chicas guardaron silencio por un momento. Rentaro no lo sabía, pero las chicas se morían de ganas de que él les hiciera cosquillas. Las tres le miraron fijamente, ligeramente sonrojadas y apretando los puños.

"¿Por qué tengo la sensación de que estoy a punto de recibir un ataque a gran escala?", se preguntó inquieto.

Y así empezó el juego.

Al final de la primera ronda, Rentaro fue el ganador, y el último lugar fue para Karane.

–¿¡Qué!? –protestó–. ¿¡He quedado la última!? ¡Increíble!

La chica entonces miró a Rentaro.

–¡Pfft! ¡Que venga ya ese penalización o lo que sea! ¡Adelante! –dijo con un tono aparentemente despreocupado.

–No me gusta esa sonrisa que pones –objetó Hakari.

El chico se preparó.

–¡Vale! ¡Aquí voy, Karane!

Empezó a hacerle cosquillas. Karane empezó a sonrojarse.

–¡No… no pienses –dijo aguantándose–, que soy de risa fácil o algo así!

–¿De verdad tienes que actuar así en esta situación? –preguntó Rentaro.

Siguió haciendo cosquillas. La chica aguantó la risa, mientras su cara se sonrojaba, le salían lágrimas de los ojos y profería unos extraños gemidos.

–¿¡Por qué esto se siente como si estuviera haciendo cosas cuestionables!? –se alarmó Rentaro.

Llegó la siguiente partida. En esta ocasión, Rentaro volvió a ganar, mientras que esta vez el último puesto fue para Hakari.

–Oh, que pena, he perdido –dijo fingiendo tristeza, mientras que interiormente estaba emocionada.

La chica se volvió a Rentaro y acto seguido se quitó la chaqueta, revelando su atractiva figura en una camisa blanca.

–Sé gentil, por favor –dijo con un tono sugerente.

–¿¡Por qué te quitas la ropa!? –chilló Karane, quien acto seguido le agarró la chaqueta y se la volvió a poner a la fuerza–. ¡Eso está prohibido! ¡La ropa debe permanecer puesta!

–Aguafiestas… –murmuró Hakari, con un gesto de decepción.

Rentaro estaba desconcertado, pero una vez cesó esta discusión, procedió.

–¡Aquí voy, Hakari! –dijo.

Empezó a hacerle cosquillas. A diferencia de Karane, ella profirió sonoras carcajadas.

Hakari se sentía en una nube. Sentir las manos de Rentaro haciéndole cosquillas era algo que hacía que su cara se enrojeciera por momentos, mientras unas lágrimas salían de sus ojos y un filo hilo de saliva caía por su boca. Por último, profirió una carcajada más intensa y desquiciada que antes.

–Ahora parece que estemos ante un caso de drogadicción severa –dijo Rentaro, preocupado.

Las cosquillas prosiguieron hasta que de repente, Hakari apartó corriendo al chico.

–¡Pa… para, por favor! –dijo la chica nerviosamente–. ¡Lo… lo siento, no puedo soportar tantas cosquillas, yo…!

–¿Es por eso? –preguntó Rentaro–. Bueno, no te preocupes.

Pero lo que no sabía Rentaro es que ella había estado a punto de tener un escape por reírse tanto. Hakari apartó la mirada avergonzada. Si eso hubiera pasado, habría sido una situación muy vergonzosa.

Llegó la tercera ronda. Nuevamente el ganador fue Rentaro. El último lugar esta vez correspondió a Shizuka.

–Debe haber algún tipo de voluntad divina que quiere que os haga cosquillas a todas –dijo Rentaro.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Mientras tanto, en alguna parte, el Dios del Amor estaba moviendo hilos.

–Tal vez no pueda solucionar la situación en que he metido a ese chico, pero sí puedo echarle una mano –dijo satisfecho–. Espero que sea suficiente.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

De regreso en la azotea, el chico se dirigió a Shizuka, la cual se sonrojó. La verdad era que no sabía que esperar de esta situación. Hasta ahora solo había escuchado a Shizuka hablar a través de su teléfono. Se preguntó cómo sonaría su risa real.

–¡Vale, aquí voy, Shizuka-chan! –exclamó preparándose.

Empezó a hacerle cosquillas. La chica se sonrojó.

–[Ella rio en voz alta.]

–Esto es totalmente distinto a lo que tenía en mente –dijo alarmado–. ¿¡También tienes que usar líneas de tu libro para reírte!?

–[Lo lamento. Esta es la realidad] –dijo resoplando.

Aunque no usara su voz para reír, la expresión de su cara era sumamente encantadora, así que Rentaro prosiguió.

–¡Cosquillas, cosquillas!

–[Ella rio en voz alta.] [Ella rio en voz alta.] [Ella rio en voz alta.]

Hakari y Karane miraron la escena desconcertadas.

–Supongo que podrías decir que se está riendo en voz alta, más o menos –dijo Karane.

–Es una risa realmente intensa –añadió Hakari.

Pero las chicas también estaban pensando que hasta el momento, Rentaro no había perdido una sola partida. Así que ahora que ambas habían cumplido su deseo de recibir cosquillas por parte de Rentaro, solo quedaba una cosa que hacer. ¡Ser ellas quienes le hicieran cosquillas! Y para eso, tenían que ganar la siguiente ronda.

Llegó el momento. Y en esta ocasión, el último lugar fue para Rentaro.

–He perdido –se lamentó.

Y quien ganó fue… Shizuka.

Las otras dos se arrodillaron, vencidas. La chica de pelo azul había ganado justamente.

Rentaro se arrodilló y extendió sus brazos.

–Bien, ¡ven a mí, Shizuka-chan!

–[A sus órdenes.]

–¿Actuar así me está haciendo parecer masoquista? –preguntó el chico.

–[Ella rio en voz alta.]

Las otras dos miraban la escena con furia. Les habría gustado ser ellas quienes fueran a hacer las cosquillas al chico.

Shizuka se acercó, y extendió el dedo. Pero en lugar de hacer cosquillas, se limitó a dar toques con un dedo al pecho de Rentaro.

–¡Jajaja! –rio el chico.

–¿¡Solo le está dando toques con el dedo!? –gritó Hakari.

–¡Jajaja! ¿Qué ocurre? ¡Eres tú quien se está sonrojando! –dijo Rentaro.

–[Qué tal así.] [Qué tal así.] [Qué tal así.]

Shizuka preguntaba mientras seguía dando toques con el dedo, muy avergonzada.

Hakari estaba perpleja con lo que estaba viendo. Shizuka tenía la oportunidad perfecta para hacer cosquillas al cuerpo de Rentaro sin necesidad de contenerse. Entonces, ¿qué estaba ocurriendo? ¿Tal vez Rentaro se sintiese atraído por esa inocencia de Yoshimoto-san?

La miró bien. Era todo un tierno animalito. Un verdadero muro infranqueable. Se sintió envidiosa. Esta chica tenía algo de lo que ella carecía. Era mucho más formidable que Karane-san.

Sin embargo, Hakari no se fijó en Karane, que estaba detrás de ella y miraba la situación con una cara muy seria.

–[Es suficiente por hoy] –dijo Shizuka.

Rentaro no había dejado de reír en ningún momento.

–Creo que me he reído demasiado –dijo el chico algo sonrojado–. Perdonadme un momento, tengo que ir al baño.

El chico salió a toda prisa por la puerta, mientras Hakari se preguntó si habría tenido un escape, como a ella casi le había pasado.

Las tres chicas se quedaron en silencio por un momento.

–Espera un segundo, Yoshimoto… –dijo al fin Karane.

La chica pequeña se volvió.

–¿¡De qué vas, eh!? –le espetó.

Hakari miró como Karane miraba a la otra muy seriamente, mientras Shizuka ponía una expresión de desconcierto.

–[¿Huh…]

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Hola de nuevo. Este capítulo corresponde al episodio 4 del manga y el 4 del anime.

En los honoríficos japoneses, "-san" muestra respeto hacia un igual en edad, grado escolar o estatus, "-kun" se utiliza generalmente para tratar a personas de sexo masculino de menor edad o categoría, y "-dono" es un sufijo arcaico extremadamente formal, que en los tiempos de los samurái se utilizaba para denotar un gran respeto hacia el interlocutor.

Aquí he hecho un par de cameos, el de Mirika, del anime-manga Girlfriend, Girlfriend, del que también tengo una historia que os invito a echar un vistazo, y el de Yukimin, del anime-manga The Ice Guy and His Cool Female Colleague.

El baba-nuki, también conocido como Old Maid, es un juego de cartas en el que los jugadores deben ir descartando cartas por parejas. El que se queda con la carta desparejada después de haber descartado todas las parejas es quien pierde la partida.

Esto es todo. Nos veremos en el siguiente episodio.