Hola, bienvenidos.
Quiero dejar varias cosas claras, antes de iniciar:
*Este fanfic está siendo desarrollado en compañía de Derama17, a quien podrán encontrar en esta misma página.
*No es un fanfic romántico; habrá varias parejas de todo tipo (hetero, yaoi, yuri, poliamor), y, aunque el "amor" podrá desencadenar varias cosas, no es el tema principal de la historia y, por lo tanto, no esperen un final feliz
*Este fanfic, toca temática muy oscura, por lo que encontrarán: Muerte de personajes (es mejor que no se encariñen con ninguno), violencia, sangre, tortura, intimidación, abuso de poder, lenguaje vulgar, traiciones, venganza, entre otras cosas. Pese a su trama, trataremos de ser lo más respetuosas posibles, por consideración al lector, pero si no soportan ni un poquito este tipo de contenido, es mejor que pasen de largo.
*Para los que no saben, La Triada Oscura; es un trastorno psicológico que el individuo que la padece, combina cuadros de Narcisismo, Maquiavelismo y Psicopatía. Por lo tanto, estas condiciones, serán la base de esta historia, y las encontrarán a lo largo del fanfic.
*Aunque en la clasificación se especifica que trata de la Serie Original, van a encontrar personajes de The Lost Canvas, y posiblemente uno que otro de los demás, spin off.
Bueno, ya no los entretengo más. Disfruten de la lectura.
1. Una historia
La noche cayó sobre la pequeña ciudad enclavada en lo alto de la colina. Detrás de las diminutas chozas se abría un enorme barranco y el frente estaba rodeado por una incipiente muralla. En las afueras, los campos de cultivo se extendían hasta las orillas de un escaso bosque, un único camino de tierra se abría paso a través del poco follaje y los pastizales.
En las almenas algunos hombres charlaban, sus manos apretaban lanzas largas con cuchillas afiladas. No había fuego, al menos no uno que se pudiera ver en la distancia.
Las chozas, eran en su mayoría sencillas, cuadros de madera cubiertos por techos de paja, algunas más grandes que otras, pero la mayoría contenía patios amplios y graneros, donde animales de granja, alimentos, armas y algunos escasos cultivos se hacían de un lugar. El asentamiento era bastante grande y ordenado a pesar de su rápido levantamiento.
Un brillante fuego ardía en una de las chozas, iluminando la figura de un hombre de apariencia joven y hermosa, sentado en una mecedora y arrullando a un pequeño de aproximadamente cuatro años que balbuceaba aquí y allá cosas que solo él y su cuidador parecían entender.
—¿En serio? Parece un gran día el que tuviste hoy —dijo el hombre—. Pero ya es hora de dormir
—¡No! —contestó el niño en tono caprichoso
—Es tarde y necesitas descansar. —Pidió el mayor amablemente
—¡No!
—No te estoy dando una opción. —Ordenó en tono severo
El pequeño pareció entender, porque perdió el ímpetu en un instante
—Cuento —gimió el infante, como ocurrencia tardía mientras se acomodaba en los brazos de su cuidador
—¿Un cuento? No soy bueno con eso... ¿Qué tal un poco de historia?... —Pensó por un momento, antes de agregar de forma ausente—: Una que de todas formas tendrás que aprender
El pequeño en sus brazos asintió con entusiasmo.
—Bien. ¿Por dónde empezar? Imagino que si nos vamos al inicio de todos los tiempos sería demasiado larga, incluso para nosotros. —Sonrió—. Que tal por... Hace unos cientos de años, el humano dominaba el mundo.
—¿Humano? —preguntó el niño curiosamente
—Sí, el humano, como el viejo Rod que te pellizca las mejillas cada vez que te ve y dice que eres un niño increíblemente sano y regordete como un buen lechón —explicó sonriendo ante el puchero del pequeño.
—¡No pellizques! —enfatizó mientras se cubría las mejillas con sus manitas.
—No lo haré, tranquilo. Como te decía, hace tiempo el humano dominaba el mundo, eran muy pocos los lugares que aún no habían reclamado. Si, sé que puedes pensar que el mundo es demasiado grande. —Inquirió al ver el rostro desconcertado de su discípulo—. Pero ellos eran muchos, se dice que eran millones y siempre han tenido un gran ingenio. Desarrollaron algo llamado 'ciencia', que les permitió construir ciudades enormes, aparatos que podían volar por los cielos e incluso dicen, que alguna vez visitaron la luna.
El más joven miró con asombro.
—Difícil de creer, ¿verdad? —El niño asintió—. Como te decía; ellos eran muchos, pero al ser muchos, tenían varios problemas, el principal: que las ciudades en donde vivían eran demasiado grandes y con una considerable cantidad de personas. En aquella época si no tenías dinero, no podías comprar comida, ropa o incluso moverte de un lado a otro. Yo no conocí esa clase de mundo, pero algunos libros cuentan que había enormes edificios que llegaban más allá de cien metros sobre la tierra, luces que no se apagaban en toda la noche y brillaban desde lejos como cientos de diamantes en arena negra. Tal vez, cuando seas grande, puedas viajar al centro del mundo y encontrar los restos de esas ciudades. ¿No te gustaría?
El pequeño levantó los hombros sin comprometerse. El hombre observó a su acompañante y con una ligera sonrisa continuó con el relato:
—Los humanos creyeron ser intocables. Pensaron que nada podía moverlos, sin embargo, olvidaron que a pesar de todo, eran vulnerables, y que el más pequeño de los detalles podía derrotarlos y así fue. Empezó con un pequeño malestar, unas cuantas personas se sintieron mal aquí y allá. En realidad, no prestaron mucha atención, ya habían sobrevivido a enfermedades más peligrosas.
El hombre clavó su mirada en el fuego, tomó una gran bocanada de aire antes de proseguir:
—Lo que empezó como un pequeño malestar, pronto se extendió más allá de los pueblos y llegó a las grandes ciudades. Al principio fueron cientos, y después miles. Cuando la gente se dio cuenta, más de la mitad de su población estaba enferma. De pronto todo comenzó a colapsar. Los lugares que ellos conocían como sanatorios fueron superados, la gente se formaba en los centros de salud reclamando atención, sus médicos o sanadores comenzaron a enfermar y morir, y eso lo empeoro todo. Al ser frágiles por naturaleza y debido a malos hábitos, no pudieron resistir la nueva enfermedad. Las ciudades menos favorecidas se vieron más afectadas por esta extraña plaga y la gente comenzó a morir en los alrededores de los hospitales.
El mayor respiró profundo, mirando al pequeño niño, cuyos ojos se habían clavado fijamente en él, de pronto pareciendo adormecido.
—Vaya, parece que esta historia te aburre, pero es necesaria para que comprendas todo
—No aburrido
—De acuerdo. ¿Quieres que continúe?
—¡Sí! —contestó efusivamente
—Como te decía. Todo el lugar comenzó a colapsar. Las personas se vieron en la necesidad de quemar a sus muertos, a otros, simplemente los dejaban tirados en las calles porque eran demasiados. Los responsables de levantar los cadáveres no estaban listos o sencillamente eran rebasados. Además, no sólo este misterioso virus acabó con ellos, las personas se vieron afectadas una y otra vez, enfermaron por el agotamiento, no tuvieron dinero para comprar comida y medicamento. Comenzaron a robar entre ellos, el más fuerte le quitaba al débil sin importar nada. Era, creo, una visión bastante apocalíptica. Los líderes y hombres de dinero empezaron a moverse tan rápido como pudieron para encontrar una cura, se crearon grandes vacunas o bueno, aquellos hombres que se hacen llamar científicos, fueron los responsables de crear grandes antídotos para tratar de mitigar el daño causado por la nueva enfermedad , sin embargo, parece que no funcionó o mejor dicho no funcionó, o al menos, no como ellos esperaban.
Suspiró humedeciendo un poco sus labios.
—La humanidad fue mermando poco a poco. Por un momento, pensaron que todo estaba controlado debido al antídoto, pero no fue así. y todos cayeron en una falsa tranquilidad, donde comenzó a ocultarse el número de afectados, pero pronto la gente se dio cuenta, cuando personas cercanas a ellos morían unos días después de mostrar los primeros síntomas, y con ellos, perecían varios familiares o amigos con quienes tuvieron contacto. A partir de ese momento, las cosas se fueron en picada, se culparon unos a otros del fracaso del antídoto, muchos dijeron que sólo fue una mentira para ganar dinero a costa de vidas inocentes. A los muertos por la enfermedad y hambre se le sumaron grandes saqueos, cientos de habitantes de las ciudades asaltaron los centros de comida y dinero, quemando y matando a quien se atravesaba en su camino.
El silencio se apoderó por un pequeño segundo del lugar, el hombre, tomó una gran bocanada de aire y dijo:
—Los guardias responsables de la seguridad tampoco pudieron seguir el ritmo, y esas grandes ciudades se volvieron inseguras y mortales, así que los que lograron sobrevivir comenzaron a huir a los pequeños poblados, llevando con ellos su enfermedad y violencia. Cuando un grupo llegaba a una aldea que, de alguna forma logró superar la crisis; la atacaban para quitarle los territorios y las provisiones, e incluso, si los forasteros querían integrarse de forma pacífica, eran echados por el temor al contagio y a que los recursos no fueran suficientes.
El más pequeño hizo una enorme mueca de asombro, por lo cual el mayor no pudo evitar sonreír.
—El hombre sufrió mucho en aquella época. Pero hay algo que es muy admirable en los humanos: su ingenio y persistencia. Ellos no podían quedarse con los brazos cruzados, y siguieron investigando y experimentando. Pero, los esfuerzos no fueron suficientes y comenzaron a decaer más y más, hasta que solamente quedaron en pie, algunas ciudades, bueno, lo más parecido a ellas, ya que sólo un grupo de gente logró organizarse.
—¡Oh, vaya! —expresó el infante prestando mucha atención
—Las grandes ciudades donde habitaban millones de personas se volvieron desiertas, solitarias y tristes. Pero ahí, en esos pequeños centros donde miles de humanos empezaron a congregarse, también se acomodaron los llamados 'científicos', es decir, aquellos que se encargaron de crear los primeros antídotos. Los científicos eran como la cúspide del pensamiento humano, en ellos se resumía todo el ego o la ambición de los hombres.
—¿Qué pasó?
—Enojados por su fracaso, decidieron desafiar a la naturaleza una vez más. Los científicos pensaban que tenían la posibilidad de reconstruir todo y empezaron a jugar a ser Dios. Aprovecharon que se les dio el libre acceso para experimentar con todo lo que fuera necesario. No importaba el medio que utilizaran, con tal de reestructurar la sociedad. Así que comenzaron a jugar con la vida y la muerte y, de esos experimentos, surgimos nosotros, bueno, no propiamente nosotros, pero si los que fueron antes de nosotros.
Nuevamente el asombro afloró en los ojos del más pequeño, prestando atención detallada al relato.
—Hombres que murieron para volver a levantarse. —Continuó el mayor—. Es lo que se conoce como 'resurrección'. Pero esa resurrección, no era lo que esperaban. Aquellos hombres que habían vuelto de la muerte eran seres que estaban sedientos de sangre, y al parecer eran intolerantes a la luz. Así que los científicos siguieron experimentando con estos seres. Uno tras otro, los experimentos eran más crueles que el anterior. Hasta que por fin llegaron a nosotros. Nos llamaron, 'Vampiros'. —Se señaló así mismo.
—¿Yo vampiro?
—No —contestó revolviendo los cabellos del pequeño—. Tú eres superior a nosotros, algo más avanzado, nacido de los vampiros, pero con habilidades más especiales. Seres sorprendentes y una afrenta aún más grande hacia los dioses.
—¿Qué soy?
—A ustedes los llamaron 'Elfos'. Y ambas razas: vampiros y elfos; somos poderosos e inmortales. Y eh aquí donde surgió un nuevo reto para todos. ¿Cómo el humano iba a tolerar que su creación fuera superior a ellos? ¿Y cómo los vampiros y elfos iban a tolerar estar bajo el control de seres inferiores? Entonces, los humanos, elfos y vampiros, nos enfrentamos en una cruel guerra.
—¿Por qué?
—Porque cada uno nos creíamos superiores a los otros y los únicos con derecho a gobernar esta tierra, anhelamos el poder, y la mejor forma de conseguir y demostrar ese poder, era buscar la extinción total de las otras razas. —Sonrió recordando la ironía de la vida—. ¿Quién iba a imaginar que las cosas cambiarían drásticamente? Tanto, que incluso aprendimos a vivir como una sola familia. Tal vez nadie se imaginó que, en estos tiempos, elfos, humanos y vampiros, viviríamos juntos al fin.
El niño guardó un largo silencio en lo que el mayor lo observaba con atención. El pequeño elfo esperaba por más, el vampiro sonrió y observó a su acompañante.
—Es una larga historia, pero tenemos tiempo. ¿Estás listo para escuchar cómo fueron en realidad las cosas?
—¡Sí!
—Muy bien, entonces, presta mucha atención, porque esto inició hace mucho tiempo atrás.
Continuará
Saint Seiya es una obra de Masami Kurumada
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Muchas gracias por leer.
Natalita07, muchas gracias por la inspiración. Derama17, gracias, por tu apoyo, paciencia y por brindarme tu talento.
Nos estamos leyendo.
