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— Diálogos, ya esté en formato de negrita, cursiva, cursiva-negrita o normal —
«Remembranzas»
{Pensamientos}
[Diálogos de Espíritus] o [Diálogos de Espíritus]

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The Curse Project
Por: Fjola Lovely.

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CAPÍTULO 35
Solicitud de Rescate

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Mmmm… está demasiado tranquilo.

Mencionó pensativo un adolescente de curioso cabello bicolor, sentado sobre una roca y mirando el cielo azul celeste que comenzaba a mostrar los tonos cálidos del atardecer. Augurando que solo sería cuestión de tiempo para teñirse el vasto cielo para pronunciar el final de otro día.

— Deja de holgazanear murmurando y enfócate en entrenar.

— ¡Argh, cállate maldita sea! —Le respondió Usui Horokeu a su compañero de equipo que estaba sin camisa y blandiendo su espada plegable, mientras usaba unas pesas en sus muñecas, tobillos y a la altura de su pelvis, atado como un cinturón. — Aparte, no todo es entrenar. También hay que saber cuándo descansar.

— Como quieras, igual no es como si pudieras vencerme.

— ¡Te di problemas, minutos atrás durante el entrenamiento…!

Entre los entrenamiento en grupo, solíann atacarse dos contra uno a lo largo del día, sin descanso luchaban; al inicio Ren contra Horo y Chocolove, luego Horo contra Ren y Chocolove y así sucesivamente, iban haciendo el cambio. Eso permitía llevar al límite su furyoku como fortalecerse. Cuando estaban recuperando el furyoku agotado, se centraban cada uno, en su propio fortalecimiento individual.

— E igual no pudieron hacerme un rasguño.

— Te dañe tu puto top-brasier.

— Es un chaleco chino —Le corrigió un poco disgustado con la ridícula comparativa.

HoroHoro se encogió: — Para mí es un top-brasier. ¿Qué chaleco te deja expuesto el ombligo y el tatuaje del culo?

— ¡¿Reprobaste biología o qué?! ¡Obvio está en la espalda!

— Pero te llega hasta el culo ¿No? —Indicó burlón y satisfecho al ver que estaba sacando de quicio al chamán chino.

— Llega al coxis, cabeza de iceberg —Y luego con su espada apunto hacía otro punto, lanzando un rayo que por fortuna fue esquivado por McDonnell que iba en su dirección.

— A ver, a ver ¿Qué paso? ¿Por qué el saludo electrizante?

— ¿Pues a dónde te vas? Estamos entrenando.

Excuse meee~? —Cuestionó alzando una ceja. Si fuera sido el Chocolove del pasado, fuera actuado con igual o mayor violencia que el joven Tao, pero gracias a la influencia de su maestro. Hablaba siempre en un tono humorístico y muy expresivo al hacer una que otra mueca. — A ver bro, bájale dos a lo neurótico. Iré a comer ¿Me acompañan o seguirán discutiendo los dos como perros y gatos?

— ¡Me apunto! ¡Y que Ren invite…! —Indicó animado, bajándose de la roca y sacudiéndose los short.

— ¿Y por qué yo haría un acto de caridad a unos plebeyos?

Tanto el Ainu y el Neoyorkino intercambiaron miradas, pareciendo comunicarse algo. La convivencia, como el llevarse bien ha logrado el milagro que a veces con la simple mirada o un par de gestos, poder comunicarse. Ambos intercambiaron un par de asentimiento para después girar a mirar a Ren con muecas burlonas:

— ¡Por qué serás el último en llegar! —Contestó HoroHoro palmeándose el trasero, mientras se estiraba la piel debajo del ojo y le sacaba la lengua para luego echarse a correr, seguido de Chocolove.

— ¡Ahí te ves, Ren…!

— Que inmaduros… —Bufó el originario de china, cruzándose de brazos ante la actitud absurda de sus compañeros de equipo.

[Sin duda alguna, Señorito] Comentó Bason que en forma de bola fantasmal flotaba a su alrededor.

— ¡Te voy a gastar un tercio de tu fortuna, cabeza de pincho…! —Se escuchó un grito lejano hacer eco en el tupido bosque junto las risas del el ainu como el neyorkino.

— Ja —Exclamó en una arrogante y vacía risa, mientras hacía un par de estiramientos. Tronándose las articulaciones en el proceso. — A veces hay que poner en su lugar a la plebe y recordarles a quien sirven.

[Por supuesto, Señorito. Estarán encantados recordarles su magnificencia]

A continuación, el joven Len Tao marcó una carrera. — ¡Vamos Bason…! —El soldado sonrió feliz de ver a su compañero chamán actuar como un jovencito de su edad. A diferencia del pasado que siempre lucía sombrío, abrumado y sobrecargado de odio…

[¡Siempre Señorito…!] Aseveró, reafirmando su juramento.

Ahora el joven taoísta se le veía satisfecho y su aura se había suavizado. Siempre estaría en deuda con todos los que aceptaron y se hicieron amigos de su joven amo. Así, tal vez… con un poco de suerte, finalmente podría ver a su compañero chamán alcanzar la paz como la felicidad plena.

~ (Unos minutos después) ~

Yoh después de concluir una reunión con su hermano, como ha sido recurrente cada semana desde que visitó por voluntad propia la guarida de Hao junto la compañía de sus amigos y Zai en aquel entonces. Se regresaba a la posada a paso tranquilo, pronto transitando por las calles de tierra donde se encuentran los negocios de los pache y varias posadas…

— ¡Eh, Yoh, Amidamaru…!

Los aludidos se giraron al reconocer la voz, resultando ser Manta. A quien no tardaron en saludar.

— ¿Vienes con el Señor Midori? —Pregunto mirando a su alrededor, en busca del mayordomo de su amigo.

— No. Sigue full de trabajo gracias a mi Papá, me siento un poco culpable —Mencionó frotándose la nuca con una mano, en clara incomodidad. — Por mi egoísmo, el Señor Midori está conmigo por solicitud de mi padre para supervisarme y asegurar mi seguridad. Ah. Y para que no descuide mis estudios.

El castaño frunció el ceño no muy satisfecho al ver a su pequeño amigo forzándose a sonreír, claramente luciendo incómodo. Era tan propio del pequeño humano sobrecargarse de preocupaciones de las cuales, muchas veces, se le escapaba de sus manos dichas inquietudes. Incluso Manta no puede ver el noticiero sin sumergirse en un episodio de angustia…

— No lo pienses demasiado, todo va a estar bien. Solo será cuestión de tiempo para que concluya la Shaman Fight.

— ¡Por supuesto! No me pienso perder tu coronación —Indicó un poco más animado, a la vez que le sacaba una risa entre feliz y tímida al castaño ante su fe como ganador de la Shaman Fight.

— Aunque seguro que el Señor Midori luego demandará un aumento por las horas extras.

Oyamada se rió, más no mostrándose en contra con la idea. — De hecho, lo he estado pensando. Aparte de regalarle unas merecidas vacaciones después.

[De seguro estará muy feliz que llorará] Comentó el Samurái.

— O saltará en un pie de alegría —Consideró el castaño.

Los amigos se rieron al visualizar chistosas escenas del compuesto y pulcro mayordomo de Oyamada, siendo escoltados por el fantasma espadachín hasta que… fueron embestidos por una nube de tierra gigante que pronunciaba insultos bastante coloridos.

[¡Amo Yoh!]

[¡Señoritooo!]

[¡Kororoooo~!]

[¡Guar! ¡Guar…!]

Entre la nube de tierra podía verse algún brazo, pierna o cabeza. Junto con el sonido de golpes, quejas, gritos e insultos que a medida la densa neblina de tierra se asentaba, lograba verse un poco a un grupo de adolescente en una lucha.

— ¡Ey! ¡¿Quién me dio un puntapié?!

— ¡Picudo desgraciado, aparte de maldito eres un tramposo!

— ¡Es estrategia ignorante! ¡Todo se vale en la guerra, mal perdedor…!

— ¡Pues hacer el amor y no la guerra! ¡ARGH! —Gritó enfurecido y adolorido Manta. — ¡YOOOOH…!

— ¡Ay! ¡Creo que pisé algo…! —Exclamó alarmado McDonnell.

— ¡NOOO! ¡MANTAAA…! —Gritó de inmediato Yoh angustiado ante lo que escuchó. — ¡Resiste, no mueras…!

¡OIGAN…! ¡¿QUÉ ES ESTE ESCÁNDALO?!

Un chillido agudo de un águila se escuchó, perdurando en un eco, seguido de una fuerte ráfaga de viento que despejo la nube de tierra como a la vez separo a los adolescentes que dieron varias vueltas. Mareados, algunos se incorporaron a duras penas…

— ¡Eh! ¡Horo! ¿Qué andan haciendo aquí, chicos?

Al lado del hombre que gritó recién y era dueño del águila que aterrizo en su hombro; se asomó otro hombre igual de corpulento con rasgos y un estilo de vestuario similar.

— Por un momento creí que era una pelea de borrachos.

— ¡Oh, Silver, Kalim…! —Saludo el ainu todavía mareado, sentado en el suelo sin poder todavía fijar la vista a los dos pache.

— ¿Qué hacen por aquí?

— Trabajando en el restaurante —Respondió Kalim, señalando detrás de su persona el gran local. — Más bien ¿Qué hacen ustedes? Están incomodando a nuestros comensales.

Lo sentimos~ —Se disculparon al unísono, cabizbajos y encogidos de hombros los jóvenes (a excepción de Ren, que de brazos cruzados y con la frente en alto, soltó una disculpa a su modo. Entiéndase soltar un sumiso bufido). En el fondo culpables porque era muy raro cuando Kalim o Silver les hablaba con cierta dureza.

— Está bien chicos —Aseguró Silver más calmado, sonriéndoles queriendo mejorar los ánimos de los jóvenes. — Es bueno que tengan sus batallas chamanas, pero háganlo en un lugar alejado de las residencias y tiendas.

— De hecho, veníamos a comer pero… bue… una cosa llevo a la otra —Indicó avergonzado Chocolove, rascándose con el dedo índice la mejilla.

Kalim se rió al darse una idea con la explicación del neoyorkino. Él también en su juventud fue un muchacho revoltoso, incluso Silver que suele actuar como el más serio, tiene su historial de travesuras. — Bueno, de ser así. ¡Entonces vengan chicos…!

— Ah, pero nosotros no veníamos a comer… —Intervino Yoh que ayudaba a Manta a levantarse del suelo al extenderle una mano y con la otra mano sacudía la espalda del humano, donde en su camisa tenía una gran huella de la suela de un zapato.

De inmediato los dos corpulentos Pache hicieron una cara triste como sombría en dirección a Yoh y a Manta que se sobresaltaron. Era una visión un tanto rara y perturbadora de apreciar de dos mastodontes haciéndote cara tristona con un supuesto "aire tierno" que, en lugar de conmover de manera positiva, hacía todo lo contrario…

¿No nos vas a comprar?

¿No te gusta nuestros servicios?

¿Mi comida es tan mala, Silver…?—Le pregunto Kalim al aludido que le rodeo con un brazo musculoso los anchos hombros de su lúgubre colega, intentando consolarlo. — ¡¿…Porque no me lo dijiste?! ¡Oh, he pasado tanta vergüenza, todo este tiempo yo…!

— ¡No! ¡No! ¡No! Es que Anna me mata si gasto dinero a la ligera… —Intento excusarse Yoh. Los servicios de los Pache eran de buena calidad, nadie podría negarlo PERO eran muy caros. Muy de vez en cuando es que se permitían comer en los locales de comida de los Paches y por lo general, es porque había alguna oferta ese día.

Sin embargo, los Pache lucían cada vez peor y más sombrío. Haciendo sentir culpa a los mejores amigos.

— ¡Ci-Cierto! Soy testigo de ello y nos mata si no comemos la cena que hace Tamao.

Apoyó Manta… pero el pequeño humano era inevitablemente débil, al igual que el castaño. Así que…

— Pero…

— Pero…

Chamán y humano intercambiaron miradas, asintiendo para finalmente concluir el pequeño Oyamada:

— Podemos comer algo pequeño. Yo te invito Yoh.

¡MARAVILLOSO! —Exclamaron los Paches con una voz como semblante radiante. Un cambio bastante abrupto cuando hace unos segundos estuvieron depresivos.

Tanto Asakura como Oyamada maldijeron entre dientes. Cayeron en la trampa y a regañadientes entraron al restaurante, junto con el resto de sus amigos como de los Pache que se reían satisfecho de haber sumado otro par de clientes…

— ¡¿Lo ves?! ¡Aprende de Manta, tacaño Picudo! ¡Él SI es buen amigo y brinda…! ¡Ouch!

Bueno, entraron casi todos al momento, ya que se vio como pronto HoroHoro fue mandado a volar fuera del restaurante por un puñetazo otorgado de Ren. El resto del grupo suspiró en resignación con las peleas que se armaban ese par temperamental.

— ¿Puedes dejar por cinco minutos, presumir tu pobreza?

Un gruñido arisco casi como el de una bestia, provino del originario de Hokkaido, que no tardo en jurar: — ¡Me la voy a cobrar, cabrón…!

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«En un árido bosque con un aroma azufre en el aire, había un preadolescente y una niña en harapos ocultos en el interior de una cueva. Su sola apariencia poco salubre ante su aspecto desnutrido, tez anémica y ojerosa, sin mencionar sus sucias ropas de opacos colores, luciendo un tanto rechonchos por llevar numerosas capas de ropa puesto.

Ellos dos se mantenían en la cueva que ambientaron un poco para su comodidad al habitarla, la lluvia golpeaba con fuerza la esterilla que crujía al estar cubriendo la entrada de la cueva. Fue una odisea fijarla a base de prueba y error, pero finalmente daba sus frutos al no filtrarse demasiado la gélida brisa torrencial, azotando sus menudos cuerpos.

Como estaban en una temporada que no podían hacer mucho, estaban sentados uno al lado del otro frente de una fogata con un libro en manos. El joven leía y de vez en cuando, era interrumpido por la niña, repitiendo lo dicho en un dialecto fluido.

E-Entonces la prin… princesa… de la torre salto —Relataba con una torpe pronunciación japonesa el preadolescente.

Es "salió de la torre" —Le corrigió indiferente la niña con un japonés más fluido, ya sin enojarse ante lo repetitivo que era corregirlo y porque en el fondo el joven en verdad estaba haciendo el esfuerzo por aprender correctamente el idioma japonés.

Era una suerte que pudieron robar un par de libros de aprendizaje en japonés como revistas para practicar para las enseñanzas de Zai como para la de Anna misma, quién no posee todas las respuestas y su educación solo está limitado a lo básico.

Huh. Entiendo —Hizo una mueca de frustración mezclada con tristeza, sus hombros se mostraron caídos. Luciendo abatido al ver que volvió a cometer un error tan pronto como retomo la lectura.

La niña que pudo sentir y ver su estado de ánimo, tomó el libro abierto en el regazo de Zai, proponiendo: — ¿Qué tal si nos damos un descanso?

¡No! Puedo continuar —Refutó rápido, recuperando el libro sin ser brusco y también porque la niña no le dificulto la tarea. — Solo… solo un poco más ¿Sí?

La niña asintió en un suspiro, más no pudo evitar decir: — Sé que quieres leer ese diario cuánto antes ¿Pero no sería más rápido leértelo yo?

El preadolescente hizo una expresión difícil con una sonrisa incómoda. — No… es algo que yo tengo que hacer.

La niña entrecerró los ojos, no muy convencida, sobre todo al apreciar y sentir las emociones obscuras que estrujaban sin piedad el pecho del joven de llamativa apariencia. Era muy confuso los sentimientos como pensamientos del preadolescente, las memorias junto las emociones contradictorias iban y venían como olas…

De la culpa a la gratitud. De la tristeza a la alegría. Del alivio a la ansiedad. Del anhelo al rechazo.

{Todo es culpa de esa mujer…} Pensó con resentimiento Anna al recordar la figura esbelta de una mujer de largo cabello lacio de un intenso color como el ébano y piel blanca, con llamativos atuendos que exponía la piel de su abdomen, siempre rodeada de mariposas junto a una neblina producto del incienso. Esa desconocida siempre que emergía de las memorias de Zai, la asfixiante colisión de emociones y sentimientos se desbordaba que resultaba ser doloroso.

De pronto sintió un toque, fue muy suave pero igual no pudo evitar sobresaltarse. Todavía la niña sufría secuelas bajo la violenta crianza de sus padres, así que aunque no quisiera, siempre estaba alerta y sobre-reacciona ante cualquier toque. En consecuencia, dio un manotazo a aquello que tocaba su frente.

¡PLAF!

El manotazo resonó en la cueva, seguido de un "Ouch" se escuchó en un eco.

—…A-Ah yo…

Esta bien —Le interrumpió con calma, estando indiferente al ardor en su mano que mostraba cierta rojez y más interesado en su condición. — ¿Te sientes bien? Fruncías mucho el ceño ¿Algo duele?

Anna alterno su mirada de la mano al rostro del preadolescente, se mordió el labio inferior. Un tanto incomoda y culpable. Gracias al poder de leer la mente, sabía que Zai no sentía enojo ni una pizca de desagrado hacia su persona, ni mucho menos existía resentimiento por el golpe. No entendía porque le tenía tanta paciencia o no reaccionaba ante la mínima violencia… como si fuera normal.

—…No… —Mencionó e iba a mentir hasta que vio como el semblante de Zai se tornaba serio, sospechando ya sus intenciones. Eso le irritó y a la vez, le emocionó ¿Qué mejor prueba que su pulso acelerado? A diferencia de todos sus conocidos del pasado, incluyendo a sus parientes, ninguno logró saber interpretar sus acciones sin malinterpretarla…

Pero Zai curiosamente podía. A veces se cuestionaba, quién de los dos tenía la capacidad de leer la mente del otro.

—…Solo es… —Se removió incomoda, sabía que apenas revelara la verdad; su acompañante se preocuparía… no quería causar molestias y, aun así, muy recóndito de su ser, le llenaba de calidez despertar tal sentimiento. — Me dolía la cabeza…

¡¿Es resfriado?! ¡¿Desde cuándo…?! —Le cuestionó alarmado, levantándose del suelo como si le fueran pinchado el trasero con una aguja y repasando las provisiones, en especial las que ayuden a un resfriado, hasta que fue frenado por la niña de manera tímida le tomó de la holgada camisa.

Idiota. Es solo lo de siempre.

¿Oh?… Oh… —Pronunció dos veces, en la primera desconcertado y en la segunda con cierto pesar al asimilar el peso de lo que significaba. Se volvió a sentar, luciendo culpable e hizo el ademán de hablar, más no emitió palabra alguna. Cerró su boca con una expresión meditabunda a la vez que se rascaba la cabeza por encima del desgastado gorro pasamontaña. — ¿Qué te pareció el cuento?

La niña se contuvo de reír ante la inesperada y absurda solución que se le ocurrió al joven. Ya que Zai su primer impulso fue disculparse… pero tan pronto como se percató, cerró la boca a expensas que eso no ayudaría. Solo causaría que Anna fuera más consciente de su condición especial al recibir un trato indulgente, haciéndola sentir culpable por sufrir de un poder que se le escapa de las manos y, por supuesto, alimentando el problema.

Tal cual como una gota de agua incesante cayendo sobre una roca, en algún punto en esta se abriría un agujero.

Así que lo único que se le ocurrió al preadolescente fue cambiar de tema, hablar de algo más inofensivo. Es lo mismo que ignorar, pero a la niña no le molesto. A cambio, le enterneció su estupidez.

—…Lo normal, ideal para un niño.

Tú eres una niña —Le recordó ante la apática respuesta.

Y tú a lo mucho luces de once años.

Zai hizo una chistosa mueca, manifestando no agradarle que le recuerden su pobre crecimiento. — A mi me gusto —Al escuchar el "Por supuesto" irónico de Anna, volvió a mirarla ceñudo en una sumisa y silenciosa reprimenda. Sin causar el efecto deseado, porque la rubia se divertía en fastidiarlo. — ¿Qué tal si jugamos mañana? ¡Tú serías la princesa…!

¡Ya estoy grande para jugar eso! ¡Sobretodo tú! —Protestó escandalizada con la idea, subiéndose la sangre a sus mejillas un tanto sucias, con apenas grasa de bebé ante la desnutrición.

El joven se encogió de hombros. — Luzco de once años ¿No? Además seguimos siendo niños. ¡Tú serías una linda princesa! ¡AHG-!

De pronto, sin motivos la niña en un impulso lo empujó. Haciendo que su espalda pronto tocara el rocoso e inestable suelo, iba a protestar por el repentino altercado pero se calló al ver la expresión triste de Anna con sus brazos todavía extendidos hacía su persona.

—…Las princesas… son lindas y… queridas por todos… —Aunque no podía ver su rostro, había frialdad e incomodidad en su voz. — ¡Nadie querría algo como yo!

¡Yo te quiero! —Declaró de inmediato, volviendo a sentarse y mirándola sin una pizca de vacilación. Aun así la niña no reaccionó bien, gruñendo malhumorada a la vez que alzó su mano derecha para darle una certera cachetada… que fue interceptada por el joven.

¡Suéltame, idiota! ¡Solo lo dices por decirlo!

¡¿Quién dice?! ¡Te quiero, incluso gruñona, mandona y cabezota…!

Oh, que alentador —Respondió irónica rodando los ojos, sin lucir en lo absoluto conmovida con la acalorada confesión. — Si ya acabaste tus mentiras, soltarme…

¿Puedes estar segura que miento?

La seriedad como frialdad agitó a Anna quien se giro pronto a verlo a los ojos, cerciorándose del repentino cambio. Chocando de inmediato con una afilada y transparente mirada plateada. La niña siempre se sentía nerviosa cuando Zai tenía un semblante serio, porque era demasiado impredecible, incluso con su poder de leer su mente… el resultado siempre sería incierto.

Yo no pienso renunciar a que seas mi amiga —Resopló por la nariz en aparente enfado, perdiendo toda seriedad. En consecuencia el aura que la rodeaba dejó de ser pesada y la rubia se relajo casi de manera instantánea. Esa si es la Zai que conoce. — Desconfía todo lo que quieras ¡Pero si no me gustaras, ten por seguro que no me movería ni respiraría por ti!

La niña al escucharlo puso los ojos en blanco ante lo horrible que habla el japonés. Aunque comprende la idea de lo que quiere expresarle ¡Eso no resta lo malísimo que es! ¡Deberá ser más estricta con el aprendizaje!

Así qué como tu buen príncipe digno ¡Prometo que lo seré! —Rugió con resolución, sellándolo con una radiante sonrisa y con su otra mano libre, situándolo a la altura de su pecho como si hiciera un juramento de honor.

—…Zai… —Llamó cabizbaja, a cambio él contestó con un "¿Qué?"— ¡TODAVÍA TENGO MI MANO IZQUIERDA! —Antes del joven poder retroceder o escudarse con sus brazos, la mano izquierda impacto sin piedad sobre la mejilla del pelimorado, tirándolo al suelo como árbol caído. — ¡Hum! Eso es por no soltarme. Y…

A continuación, desvió su mirada del cuerpo moribundo del joven con una expresión tímida como enfurruñada, mientras sus mejillas se coloreaban a un vivo tono rojizo y finalmente dijo:

Tampoco puedes ser mi príncipe.

¡¿CÓMO QUÉ NO?! —Rugió indignado por primera vez Zai, levantándose del suelo de un salto con sus manos empuñadas apuntando al techo de la cueva (y con una marca de una mano al rojo vivo en su mejilla izquierda). Luciendo tan amenazador como un panda rojo en modo de ataque.

En cuanto Anna, se encogió de hombros. Muy en el fondo avergonzada de tener que explicar el porqué: —…Porque ambas somos chicas —De hecho, era la única explicación que tenía de acuerdo a lo que escuchaba en su colegio como de sus padres, conocidos y algunos desconocidos. Por lo que la niña por obviedad no tendría un verdadero argumento razonable a la negativa…

No obstante, todavía la inocencia e ingenuidad infantil perduraban en ellas como para percatarse de tal detalle. Por tal motivo, Zai que tampoco tenía una respuesta razonable para objetar la respuesta de Anna… se frustró, acabando en darle la espalda, sentándose en el suelo mientras abrazaba sus piernas con un aura lúgubre como huraño.

Meh.

Finalmente pronunció arisco después de un largo silencio. Era evidente que estaba haciendo un silencioso berrinche y a los ojos de la rubia no podía evitar… causarle gracia como ternura su actitud rebelde. Así que intento animarlo, al principio le recordó de retomar las clases…

Meh.

¿Entonces quieres comer? —Le sugirió, la comida es una carnada muy persuasiva para Zai porque casi nunca suele fallar y aun así…

Meh.

Ahora fue el turno de Anna frustrarse, exclamando un gruñido. Entonces decidió pensar un mejor método, su fuerte voluntad como temperamento rugieron ante el deseo de salirse con la suya y no ceder a la rebeldía del joven ¡Lo iba a animar si o si! Así que ella pensó y pensó mirando a su alrededor hasta que su mirada recayó en el cuento, el cual recogió y hojeo en busca de alguna idea que pueda usar…

Deteniéndose en una de las ilustraciones del cuento, en donde retrata a la princesa y a su lado, era escoltada por un caballero de brillante armadura metálica al estilo medieval de pies a cabeza.

Pero puedes ser mi caballero.

Meh. ¿Qué hay de bueno en eso?

Pues para tu información, el caballero es importante —Objeto, dispuesta a convencerlo al ver que no tuvo el efecto deseado a la primera. — Es el acompañante más leal, fuerte y confiable para una princesa. Sin él, la princesa no podría estar a salvo hasta encontrar a su prin-

¡Yo seré tu caballero! —Declaró tan pronto que se puso de pie, girándose a ella con una gran sonrisa radiante de oreja a oreja e inflando orgulloso su pecho. Llevando una mano al pecho como si hiciera un noble y formal juramento.

Anna bufó, conteniendo a duras penas una risa burlona, al ver lo simplona que era Zai pero en el fondo estaba feliz de verlo nuevamente con su actitud enérgica. Al mismo tiempo, una calidez se asentó en el corazón de la rubia, la cual causo una nueva grieta en la coraza que recubría fiel su vulnerable corazón.

Estoy a tu cuidado, entonces.

Contestó la rubia siguiéndole el juego, levantándose del suelo y pellizcando de los costados de su ropa andrajosa, seguido de situar una pierna hacia atrás y flexionarlas para simular una reverencia de acuerdo a la etiqueta occidental, simulando como si estuviera usando un pomposo vestido de princesa.

A continuación, Zai extendió su mano y Anna comprendió sus intenciones, por lo que no tardo de extenderle también una mano que fue tomada por la joven de cabello morado, quién se hincó sobre una rodilla e inclino a depositar un beso en el dorso de la mano de "su princesa". Luego del acto, ambas se miraron y no tardaron en explotar en risas.

Ya tonta, ahora vamos a comer.

Concluyó la niña, comenzando a surgir cierta vergüenza en si misma al ser más consciente del teatro que acabaron de hacer. Aunque era un juego, Anna no estaba acostumbrada a jugar y sobretodo si tiene compañía… pero Zai, sin saberlo, lograba influenciar en ella, bajando sus defensas y actuar más como una niña de su edad.

Ok, ok. Pero si soy una tonta, tú también lo eres por seguirme.

Frunció el ceño, no muy contenta porque no podía refutarlo. Suspiró y como no queriendo la cosa, dijo: — Pero no te acostumbres —Escuchó la risa de Zai a lo lejos. Un silencio cómodo domino en la cueva y… Anna comenzó a impacientarse, le incomodaba el silencio por un motivo desconocido. — Oye Za… ¿Zai?

Cuando se giró, el joven preadolescente no se hallaba por ningún lado y la incomodidad que sentía se intensifico.

Hey, no es gracioso ¡Salid ya! —Demandó, más no apareció el pelimorado. A cambio la cueva desapareció, volviéndose todo el entorno de un denso color negro azabache, también su apariencia ya no era de una niña sino la de su yo actual…

Anna, tienes que ser feliz ¿Sí?

Entre la oscuridad a lo lejos apareció una Zahira con su apariencia actual pero su rostro no lograba ser visible a excepción de una amable sonrisa para Anna, quién al avanzar hacia su amiga; su figura comenzó agrietarse tal cual a un espejo roto. Eso alarmó a la itako que no tardó en correr hacia la joven turca pero antes de siquiera alcanzarla, su cuerpo ya se había fragmentado por completo. Esparciéndose las diminutas piezas por el suelo negro.

No, no, no —Repetía angustiada. Arrodillándose rápido e intentando juntar los fragmentos, sin importarle cortarse en el momento o siquiera pensar lo irreal que era lo que acaba de suceder. Su mente estaba únicamente enfocada en recuperar a su amiga. — ¡ZAI…!»

Abrió los ojos sobresaltada con el pulso acelerado y sudada. Anna se halló con el panorama del salón de la posada, poco a poco su mente comenzó a salir del letargo del sueño y a recordarle el porqué estaba acostada en el suelo con una manta. Suspiró al comprender que tuvo una pesadilla, aun así la angustia lo tenía tan fresco que, sin levantarse del suelo, se giró en busca de Zahira…

— ¿…Zai?

La aludida en lugar de estar acostada, ya se había despertado y estaba sentada casi dándole la espalda, por lo que gracias al ángulo pudo ver su rostro de perfil, teniendo un semblante severo como frívolo. Desafortunadamente, la Itako conocía esa expresión en su amiga y solo lo tenía… en situaciones muy específicas…

— ¿Uh? ¡Oh, Ann! ¿Ya despertaste? —Tan pronto como la chamana de cabello morado se hizo consciente de que la rubia ya estaba despierta, se giro a verla y su semblante se ilumino junto su mirada.

Era la Zahira de siempre…

— ¿Eh? ¿Qué pasa? Tienes una cara de tragedia —Bromeo estirando su mano para llevar un rubio mechón rebelde detrás de su oreja. — ¡Eck! ¡Estás sudada! ¡¿Tienes fiebre?! —Exclamó preocupada, acortando más la distancia entre ellas y ahora midiendo su temperatura al tocarle la frente como las mejillas y cuello. — ¡Eh, Anna! ¡Respóndeme, que no soy adivina…!

— Estoy bien —Contestó por fin, seguido de acortar la distancia restante que las separa y aferrándose a la camisa de su amiga que no tardo en acariciarle la cabeza. — Solo… tuve una pesadilla.

— Ah… ya veo —No muy sorprendida de su condición como respuesta. Porque en el pasado la rubia solía sufrir pesadillas producto del reishi, despertándose de manera esporádica e irritable, llorando o pataleando ante los severos dolores de cabeza y otras veces porque se le dificultaba respirar. — ¿Quieres hablar de eso? —Cuestionó refiriéndose a la pesadilla, al mismo tiempo acostándose de lado, cuidando de no deshacer el agarre de la rubia sobre su ropa y mientras una mano la usaba para apoyar el peso de su cabeza, con la otra no dejaba de peinar el cabello rubio.

Hundiendo sus finos dedos por el cuero cabelludo y deslizarlo hasta las puntas para volver a repetir la acción, en una gentil acaricia que solía efectuar en estas ocasiones para calmar a Anna que, eventualmente se relajaba y a veces volvía a reconciliar el sueño.

En cuanto a Anna, no le contestó y el silencio reino, más no era incómodo sino confortable. En cuanto Kochō tampoco se molesto en insistirle porque le respondiera, centrándose de manera diligente en la tarea de acariciar su cabello. Era una dinámica que perduro en mutismo por un rato hasta que la voz de la rubia se escuchó:

—…Zai —La aludida pronunció una monosílaba, indicándole que la escuchaba. — ¿Siempre… volverás a mí, no?

— ¡Por supuesto! —Respondió de inmediato, sabiendo que se hacía alusión de la promesa que hicieron. — Aun si muero, regresaré a ti de alguna manera ¡Incluso como un fantas-!

No —Interrumpió tajante en un gruñido. En el fondo, la itako odiaba esa respuesta al saber lo que implicaba. Por lo que no tardo en agregar: — Debes envejecer conmigo. Llegaremos a ser un par de ancianas, siempre reuniéndonos para hablar y tomar té…

— ¡Eeeh~! ¿Cómo las insufribles viejas chismosas del vecindario? —Comentó bromista, riéndose entre dientes de tan solo imaginarlo.

—…Pero menos amargadas y podridas.

Zahira no tardó en reírse ante el comentario sin tacto, muy propio con la personalidad de Anna. — ¡Eeeeh~! Me agrada la idea ¿Algo más?

— Serás la tía favorita de mis hijos, a quienes mimaras tanto que los harás un poco caprichosos.

— ¡Jo~! ¿Oí plural? Veo tiempos oscuros para Yoh~

—…No exageres, solo serán dos como máximo.

— Eso pensé.

— Y… Debes ser feliz, Zai.

La aludida abrió los ojos un poco, borrándose la sonrisa al no esperarse lo último. Por suerte se recompuso rápido, diciendo: — ¿De qué hablas? Ya soy feliz…

Sin embargo, Anna no contesto tan solo se aferro más a ella al soltar su camisa y ahora abrazarla. Zai suspiro con una sonrisa de soslayo pero había cierta tristeza en su mirada, sin atreverse a decir algo más. A cambio, Kochō tan solo le devolvió el abrazo.

Desafortunadamente, aunque su amistad ha perdurado a pesar de las adversidades y se ha unificado, incluso ahora, Anna no podía evitar sentir que entre ellas se ha entretejido una frágil paz que temía romper…

Porque el temor latente de que pueda ser la última vez de verse, todavía no disminuía para la Itako.

¿…El sueño que tuvo era una corazonada de lo que sucedería o solo fue el reflejo de una angustia influenciada por el trauma de cómo fueron separadas?

(…)

¡Hooo~! El Señor Yoh, se está tardando —Comentó Tamao mirando el reloj de pared, en una esquina de la cocina.

— Oh, seguro estará bien.

Aseveró Anna que estaba en la pequeña mesa en la esquina de la cocina, cosiendo un par de prendas. Ahora con las nuevas telas recién adquiridas por los conocidos de su mejor amiga, la Itako estaba más entusiasta que nunca en recrear varios bocetos de su cuaderno, donde contiene todos sus diseños de costura.

— Te preocupas demasiado ¿Verdad, Zai?

La aludida que estaba colaborando en la preparación de la cena, asintió: — Si, de hecho está con los chicos comiendo en un restaurant junto con Silver y Kalim —Indicó con naturalidad, gracias a los poderes de Érebo. La habilidad del espionaje se le daba muy fácil, ya que a través de las sombras podía observar a las personas. Mientras exista oscuridad o alguna sombra, Érebo podría siempre mostrárselo.

En cuanto a la Itako frunció el ceño, no agradándole la noticia. — Más le vale que no arruinen su apetito, la comida de Tamao no debe desperdiciarse.

La joven Tamamura se rió con una ligera rojez en sus mejillas, en el fondo enternecida por la consideración de la Itako. Pese a lo que se creería de haber algún conflicto entre ambas por los sentimientos que tiene Tamao hacia Yoh como las razones de por qué fue reclutada por los Asakura, no existía para empezar. A cambio, se llevaban bien e incluso a veces la rubia adoptaba una actitud como una confiable y protectora hermana mayor para la pelirosada.

— ¡Ay, Doña Anna! —Exclamó de pronto una cuarta voz, siendo el segundo ayudante de la cocina para Tamao. Siendo Ryunosuke que usaba un delantal (muy pequeño para su complexión corpulenta) y estaba lavando el arroz, viéndosele muy satisfecho en la tarea de cocinar. Parecía que ha descubierto un nuevo pasatiempo. — Tenerle más confianza al Don Yoh. Con lo considerado que es, seguro ya tomo todas las precauciones.

[Es lo más seguro, ese muchacho podrá ser blandengue…] Apoyó Tokagero materializándose y flotando alrededor de la cocina, sin estorbar a la cocinera como sus ayudantes. [Pero tiene bien afinado su instinto de sobrevivencia]

Zai se rió al captar a lo que se refería el antiguo ladronzuelo. — Ryu y Gero tienen razón Ann, relájate.

[¡Chiquilla te he dicho que no me llames por tan ridículo apodo!]

— ¿Pero por qué no? ¡Tan lindo que es!

[¡Ay, por eso mismo!]Se quejo en un chillido que parecía al de un perro apaleado. [¡¿Qué ladrón asesino tiene un nombre o apodo lindo?!]

— Bueno, es cierto. No te ves lindo, sino guapo —Aseveró sonriente, sin una pizca de falsedad visible lo cual impactaba aun más para los testigos.

— ¡¿EH?!

Tokagero de pronto se atraganto y un tanto nervioso como escandalizado protestó de una manera apasionada: [¡No voy a caer en tus artimañas, chiquilla! ¡No voy a caer! ¡No me vas a seducir…!]Sin perder tiempo, se ocultó detrás de un envidioso Umemiya al tener la atención de una chica linda y no atesorarlo.

— ¿Eeeh? ¿Cómo que seducir?

Ladeo la cabeza a un lado Zai, viéndose claramente confundida. Ante esto, Anna puso los ojos en blanco, ya que sabía que su amiga no tenía esa faceta seductora que insinúa el fantasma pero por ser esta alguien juguetona y amigable, solía ser malinterpretada.

— Solo digo la verdad —Aseguró al fantasma que no dudo en sisearle tal cual a un gato irritado, mientras que los mechones de su cabello recogido se movía de manera ondulante como una serpiente.

[¡Cállate! Sé como luzco, no insistas más. ¡Los recién nacidos lloraban al apenas verme!]

— Eeeeh, pues es una pena —Suspiró resignada a que sin importar lo sincera que fuera al darle cumplidos, el fantasma no lo recibiría de buen agrado. — Tienes una actitud muy tierna para ser un ladronzuelo.

[¡Aaaaaargh! ¡No soy tierno, alguien que la detenga…!] Suplicaba, jalándose el cabello desesperado como si estuviera sufriendo algún tipo de tortura. Cuando la realidad, muy en el fondo, Tokagero se sentía halagado (y avergonzado) por las palabras de la chamana. No obstante, el antiguo bandido tiene un pensamiento muy pesimista de sí mismo por lo que no es bueno recibiendo cumplidos.

— Zai basta, esto es muy serio. Nos urge ir a que te vea un optometrista, porque sin duda un apuesto hombre sería mi Yoh —De pronto Tokagero que cabeceaba en afirmación, no tardo en protestar al sentir que de alguna manera es insultado. Sabía que no era un adonis, pero tan poco hay que restregárselo en la cara. — Por supuesto, no puedes fijarte en él.

— ¡Psst! Descuida, Yoh no lo veo siquiera como hombre.

¡¿Cómo qué no?! —Protestaron al unísono tanto Tamao como Anna, pareciendo más ofendidas que el mismísimo mencionado, quién ni siquiera está presente. Incluso cuando se percataron que ambas rugieron en una acalorada protesta, intercambiaron miradas un tanto incómodas.

— Digo, Yoh no es feo. Pero no despierta interés en ese sentido para mí.

— ¡Oh! ¿Entonces cuál sería el hombre ideal, Señorita Zai? —Preguntó Tamao entusiasta, era una romántica empedernida y le gustaba mucho hablar del amor.

— Mmm no lo he pensado pero ¿Cuenta también, si nos referimos solo en el físico? —Tamamura parpadeo un tanto sorprendida, no esperándose dicha respuesta como pregunta, pero igual asintió. Ya que el amor también inicia a través de la atracción física. — Pues… de hecho hay varios, Ryu es un ejemp-.

— ¡ACEPTO!

Una cadena de secuencias resonó por la cocina en varios "¿Qué?", incluso del propio Umemiya en claro desconcierto al ver que sus pensamientos los dijo en voz alta, cegado por la emoción. En cuanto al ex-pandillero al percatarse de su desliz verbal, se recompuso y un poco avergonzado dijo: — Bueno, digo —Tosió incómodo. — No tengo problemas en aceptar salir con usted, Señorita Zai…

— Oh, Ryu ¡Eres un encanto!

Le dijo sincera con una sonrisa que resultaba hermosamente deslumbrante para el joven motociclista. La realidad es que a Zahira le agrada a Ryunosuke y le alegraba que no existieran rencores a pesar que días atrás tuvo que reprenderlo por no considerar detenerse por incomodar con su actitud a Mily y a Melos. Sin embargo, el antiguo pandillero seguía tratándola igual como la primera vez que se conocieron.

— Pero es mejor que no. Créeme, no soy adecuada para ti.

El corazoncito de Ryu crujió tan pronto fue elevado al cielo para caer al infierno en cuestión de segundos. Solo Tokagero lo consoló, palmeándole la espalda con una cara apática ya que ser rechazado en cada flechazo de su compañero ocurría más a menudo de lo que se creía.

— ¿De qué hablas? ¡Muchos matarían por tenerte como su pareja! —Protestó Anna de inmediato, su amiga se subestimaba demasiado. Aun así no pudo evitar decir con GRAN alivio: — Pero menos mal que no quieres salir con Ryu.

— ¡Oiga, tan poco hay que frotarle sal a mi herida! —Aulló quejumbroso, mientras ahora se encargaba de prender la cocina para el sartén wok y preparar arroz frito, salteado con vegetales.

— Uh… si bueno… —Decía la aprendiz Kokkuri-san que apenas salía su aturdimiento con semejante revelación con unos ojos muertos. — ¡¿Entonces hay alguien más?! ¡¿Tiene que haber verdad?!

Umemiya volvió aullar quejumbroso ante las palabras contundentes de Tamao que se clavaron como flechas en su espalda, a veces la chica podía ser verdaderamente tan cruel como Anna. Aun así, el joven motociclista ignoraba que si la pelirosada lo tenía en tan poco estima, es de hecho por sus acercamientos muy persistentes con ella. Igual, Tamao era una chica que no alberga odio en su corazón y, una vez que reconoce a una persona buena, es difícil que dicha imagen sea ennegrecida (eso incluye por supuesto a Ryunosuke, que en el fondo no es un mal chico).

— Pues…

¡Anna…!

El estridente sonido abrupto de la puerta principal más un llamado, interrumpió a Zai, dando por concluida la amena charla.

(…)

En el gran salón, estaban reunidos la mayoría. Tamao continúo en la cocina, asegurando que podía trabajar sola ya que Zai y Ryunosuke le adelantaron bastante trabajo, por lo que en unos veinte minutos aproximado tendría la cena lista.

La posada que es una extensión de la posada Funbari Onsen, ubicada en los suburbios de Tokio; ahora yacía envuelto en una silenciosa tensión, resintiéndose al ser por lo general un lugar tranquilo y bullicioso. Todos los presentes lucían un semblante serio, estando el grupo de chicas que se autoproclaman como "The 5 Lilys", el Equipo Ren, dos miembros del Equipo Abyss y el Equipo Funbari Onsen junto algunos rezagados como Anna, Manta, Pailong, Melos y Nathan.

— Entonces… ¿Lilirara fue secuestrada? ¿Pero por qué? ¿Con qué fin? —Preguntó confundido Oyamada, no importaba cuanto razonara, no le cuadraba porque hasta ahora Hao decidió actuar en contra del grupo de Yoh.

— Bueno, se sospechaba que antes de que Li se reuniera con nosotros a la aldea Apache, algo paso relacionado a Hao —Indicó Jun algo cabizbaja para después, junto con el resto dirigir su mirada a un punto especifico del salón.

¿Qué?

El punto que todos observaban con una chistosa mueca de reproche, resultaba ser Zahira Kochō que estaba sentada perfectamente sobre sus piernas con la espalda erguida y las manos reposando en su regazo. Una postura impecable que todo oriental le aplaudiría… de no ser que estaba amordazada por un collar de perlas blancas que emanaban una pálida luz azul. Era uno de los oversoul de Anna, el rosario de las 1080 cuencas.

— No lo sé, dinos tú —Intervino Ren malhumorado, odiaba ver a su hermana angustiada. — Lilirara era muy apegada a ti para cuando te apareciste por segunda vez ante nosotros, en la aldea Pache.

— ¡Eh, no me eche el muerto a mí! —Protestó al ver lo que insinuaba de andarle acusando como posible culpable del secuestro de la Seminoa. — ¿Acaso creen que tengo todas las respuestas del comportamiento de Hao, solo porque lo estuve siguiendo de cerca por siete años?

— Sí.

— Por supuesto.

— Obvio.

Las respuestas en afirmación iban y venían de todas direcciones del salón para gran desconcierto como descontento de Zahira, quien hizo un puchero con los labios, viéndose algo infantil. No obstante, no busco consuelo de nadie, sobretodo de Anna que estaba de brazos cruzados sin soltar su rosario y sin quitarle la mirada a Kochō con una espeluznante mirada.

— Bueno, mejor apresurémonos a localizar a Lilirara —Intervino Lily que atrajo la atención al juntar sus manos en un aplauso. — Zai. Repotencia mi OverSoul si se me dificulta hallarla, lo más seguro que está bajo un hechizo de barrera por Hao o alguno de sus seguidores.

La percepción de furyoku por si sola no podía detectar a la Seminoa, también intentaron usar a Érebo para ver en el interior de la Fábrica, guarida del milenario chamán y seguidores, más no hallaron noticias alentadoras. Aunque había una resistencia para que el dios oscuro pueda usar sus poderes para espiar la guarida a través de las sombras, de lo poco que alcanzo ver, no consiguió ni una pista del paradero de Lilirara.

A continuación Lily activo su OverSoul, tocando sus lentes, seguido de eso su espíritu que es un hámster, llamado Jangurian, se materializo y se agrando del tamaño de un perro labrador para después saltar de pared en pared como una pelota. Al mismo tiempo los lentes de Lily adoptaron un estilo prismático, similar a los que ves en películas de súper espías.

— Eh Zai, una ayuda…—Pidió la chamana originaria de Corea del Sur, al ver que su espíritu no lograba consumar la técnica dado que todavía no localizaba a la chamana estadunidense. Así que ante su solicitud, una mariposa negra emergió de la mano de la chamana y voló hacia los lentes de Lily, siendo absorbidos.

Casi de inmediato se vio el resultado, los lentes de la peliverde adoptaron un diseño de mariposa a los costados y finalmente Jangurian se adhirió a una pared. En consecuencia, la pared en el que fue absorbido se materializo una gran pantalla tipo cine y de los lentes de Lily se proyecto una luz que se dirigía a la gran pantalla. Visualizándose pronto imágenes, primero el puerto de la isla, luego el bosque, el mar y… todo se tornó oscuro.

— ¡¿Eh?! ¡¿Qué-?! —Iba protestar HoroHoro al ver que los minutos pasaban y la pantalla no mostraba nada pero fue silenciado por Sally que le tapo la boca.

La pantalla comenzó a proyectar interferencia pero la imagen oscura comenzaba aclararse. Entonces lograron ver a Lilirara que yacía sentada en el suelo, apoyando su espalda contra la pared y de sus muñecas estaba envuelto por unos grilletes con cadenas, las cuales están fijadas al suelo. Como si no fuera suficiente, en las paredes, techo y suelo se vislumbraba una estrella pentagonal encerrada en un círculo.

¡Huuh~! Se tardaron chicos, hasta que por fin muestras señales de vida.

La imagen de Lilirara en la pantalla desapareció y fue remplazada ahora por Hao, sentado despreocupado sobre algún barril y a los costados de su persona estaba Opacho como Luchist.

— ¡HAO! ¡¿Ahora qué estás intentando hacer?! —Le preguntó de inmediato Yoh, muy en el fondo incómodo, desde que se enteró sobre el secuestro de la Seminoa.

Oh ¿No será "Nii-chan", esta vez? —Le preguntó cínico el Onmyōji y al no recibir respuesta, sino el ceño fruncido de su otra mitad, tan solo suspiró y retomó la palabra: — En fin, hermanito solo estoy cobrando unas cuentas pendientes ¿No es así, Zai?

— ¿El que dice ser un antisistema capitalista me habla de saldar cuentas? ¡Vaya hipocresía!

Algunos miraron sorprendidos ante la actitud cínica y resuelta de Zahira, otros la miraron a favor al no amedrentarse por alguien como Hao, mientras que otros la miraron con desaprobación… ¡Su actitud podría perjudicar a Lilirara que sigue como rehén!

¡Uck! ¡Esa boca…! —Exclamó irritado Luchist quién desde la pantalla fulminaba a la turca.

Tan irritable como siempre… —Mencionó Hao con su sonrisa de póker, pero muy sutilmente, algunos lograron ver un tip en su ceja izquierda y como tembló un costado de la comisura de sus labios. Zahira nunca perdería ni una oportunidad para usar las ideologías del Onmyōji en su contra y sacarlo de quicio.

Aunque sabe que está atentando contra su propia vida al jugar con el volátil e inflamable temperamento de la milenaria alma ¡Ella lo haría con gusto de nuevo, aunque peligre morir calcinada o mucho peor…!

— Solo señalé lo evidente. Pero si te irrita, entonces ¿Tengo razón?

Jamaaás~ —Canturreó elocuente con una sonrisa ladina como traviesa el milenario chamán.

— ¡Bueno ya! ¡¿Qué pretendes hacer con Li?!

Oh, claro. Casi lo olvido, gracias Chocolove —Agradeció de buena gana el gemelo mayor de los Asakura, irritando a los integrantes del bando de Yoh ante su actitud relajada y confianzuda como si fueran amigos de toda la vida. — Tienen hasta el amanecer para salvar a la Seminoa, o se la daré de bocadillo a mi Espíritu de Fuego. Pero si me traen a Zai como su reemplazo, puede que entonces le perdone la vida a la última Seminoa sobreviviente…

— ¡Oho~! —Pronunció en un bufido burlesco. — Aparte de ser anti-capitalista hipócrita ¡Saliste estafador!

Hao soltó una risita en el que se percibía la desgana como la irritación ante lo que insinuaba la turca. — Los estaré esperando, ¡Te veo pronto, mi fan acosadora~!

A continuación una manopla de brillante magma con garras afiladas emergió de la pantalla, todos de inmediato reaccionaron alejándose pero a quién apuntaba era a Zahira. Pronto los chicos exclamaron una maldición, aunque activaran el oversoul puede que no alcancen a salvarla a tiempo…

— ¡EN MI CASA NO VAN ANDAR HACIENDO DESASTRES!

O al menos eso creían ellos. De pronto Anna apareció a un lado de la manopla a la cual le dio un pisotón que causo que la manopla cayera de manera estridente al suelo para después desvanecerse, a la vez que el OverSoul de Lily se deshacía.

Todos quedaron congelados y con una cara de desconcierto total. La Itako siempre superaba sus expectativas y a la vez le hacían pensar…

— Qué bueno que la tenemos de nuestro lado… —Comentó Milly lo que muchos pensaban al unísono, provocando que los demás asintieran por reflejo en total concordancia.

— ¡Eck! —Zahira se puso rígida como nerviosa al recibir la mirada enojada de Anna, comenzando a sudar frío. El motivo de tan espeluznante mirada ambarina es porque las sospechas de que su amiga ya sabía del secuestro de Lilirara con anterioridad, se afirmaba entre más lo pensaba, esa mirada hace horas atrás que observo en Zai luego de despertarse de la pesadilla, definitivamente era sospechosa…

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FIN DEL CAPÍTULO 35.

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¡Hola Lectores! ¡Volví~! Avanzo la historia lento pero seguro. Por cierto, este capítulo me salió más largo y no pude agregar otra escena de Hao, será en el siguiente capítulo que saldrá. Este arco que se está abordando, las cosas se van a descontrolar, tendremos muchas escenas de Zai y Hao (risas garantizadas con este par, bueno, al menos yo me suelo reír xD) y mucho más donde personajes inesperados se van a destacar ¡Espérenlo~!

¡Y concluyó el capítulo con los agradecimientos que nunca deben faltar…!

Por darse el tiempo de comentar, me agrada leer sus opiniones o reacciones. Sean del capítulo en general o escenas especificas, muchas gracias a: Demon_Six /-/ NathalyRaga /-/ AtsukoHiroko /-/ Jarstnd

Por darse el tiempo por dejarme kudos (en Ao3) muchas gracias a los anónimos como a: HAKUMO.

Así como también los que se han mantenido, sumándose y dándome su apoyo a través de sus votos en Wattpad, mis agradecimientos a: Demon_Six /-/ NathalyRaga /-/ AtsukoHiroko /-/ ChinaSoliz8 /-/ tsukihimekoomori /-/ Fatimapaulina200 /-/ Secret-Song /-/ jj4679y /-/ claritaarroyo /-/ sakura-th /-/ Jarstnd.

Finalmente les doy las gracias a quienes le dan una oportunidad a mi historia, al anexarlo en sus listas: Lily7506.

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Sin más que decir. Les envío un abrazo virtual y les deseo un feliz comienzo de semana, nos leemos en dos o tres de semanas más (Si fuera por mí, actualizara todos los días ¡Ya quiero desarrollar el romance :'D! PERO la vida laboral no perdona).