Disclaimer: Todo crepúsculo pertenece a Stephanie M.

Esme me sonreía amablemente mientras cruzaba la puerta de la hermosa casa blanca. Respire profundamente mientras intentaba sonreírle a Esme, parecía algo tan lejano y tan familiar estar en esta casa, que en realidad debía recordar que jamás lo había hecho, era la primera vez que cruzaba estás puertas.

—Bienvenida— me dijo Esme sonriendo.

—G.. gracias.

—Bienvenida Isabella, es un placer conocerte— dijo Carlisle mientras me dedicaba una media sonrisa y se posicionaba al lado de Esme.

—Gracias.

—Ven, ven a sentarte querida— Esme me guío hasta uno de los sofás.

En cuanto estuve sentada, un silencio incómodo se instaló en la habitación, supongo que ellos no sabían que preguntar, tenían a una humana que sabía todo sobre ellos y su mundo sentada aquí como si nada, debió ser algo extraño.

—Supongo que han de tener preguntas, ¿No?— dije casi en susurros.

—En realidad si, Alice nos ha contado todo lo que le has dicho, pero comprenderás que es difícil de creer— dijo Carlisle, la mirada concentrada y curiosa en su rostro, la que tenía siempre que había alguna cosa nueva que aprender— Si no es mucha molestia claro, ¿Podrías repetir la historia al resto de nosotros?— preguntó y como si fuera un llamado o algo así, todos los demás, excepto Edward, para mí decepción, aparecieron como una ráfaga y se sentaron rápidamente alrededor. Esme les lanzó una mala mirada a todos, pero solo se encogieron de hombros.

—En realidad no le dije a Alice, ella solo lo vio— me reí nerviosamente— así que está es la primera vez que lo diré.

Esme miró a Alice y negó con la cabeza.

—Así que, bueno ehh, yo tuve un accidente hace más de seis meses, el cuál en realidad no recuerdo y estuve en coma durante unos tres meses más o menos. Fue ahí cuando tuve ese sueño, cuando soñé que había venido aquí y les había conocido— los señale a todos con la cabeza y luego empecé a relatar el sueño, cada uno tenía miradas concentradas, teniendo cuidado sin duda, en cada una de mis palabras.

Carlisle fue el primero de ellos al que al parecer logré convencer, cuando llegué a la parte de su historia y conversión en vampiro, pareció relajarse, Esme por supuesto confiada en el criterio de Carlisle fue la siguiente.

Emmett por supuesto se estaba divirtiendo a lo grande con cada cosa que le parecía fuera de lugar que Edward hiciera, como ser cariñoso, paranoico y muy muy sobreprotector.

Me detuve justo en la parte de la fiesta de cumpleaños, no sabía exactamente que tantos detalles le había dado a Alice en su visión y que tanto había compartido ella.

—Está bien, Alice nos contó lo que sucedió — dijo Jasper, su rostro no tenía expresión alguna cuando dijo esto.

—Lo siento— me disculpé con él, y luego seguí relatando la historia, no pude mirarles a la cara mientras les contaba todo lo que había hecho mientras habían estado fuera en el sueño. Era demasiado vergonzoso.

Esme estaba tan feliz al igual que Carlisle cuando llegué a la parte de la boda y les conté sobre Isla Esme, no sin antes enrojecer de vergüenza, por supuesto que Emmett empezó a reírse y para mí sorpresa también Jasper.

Y me detuve justo ahí, en Isla Esme, no estaba lista para hablar sobre Rennesme y mucho menos si Edward no estaba aquí, él tenía que saberlo primero, por supuesto esto si mis esperanzas se hacían realidad.

—¿Qué no quieres decirnos?— preguntó Alice entrecerrando los ojos— sé que hay algo más, cambiaste de opinión justo antes de que pudiera verlo, ¿Qué es?— preguntó en tono autoritario.

—Nada, no hay nada más— dije con toda la serenidad que pude reunir.

—Mientes— dijo Jasper. ¡Maldición!

Noté que todos los demás me miraban con desconfianza cuando él dijo esto. Ahora tenía que decir algo o no confiarían en mí.

—Yo… bueno— estaba pensando en algo que decir, pero no sé me ocurría nada, pero luego pensé, que podría pasar por alto a Rennesme si, eso estaba mejor— me enfermé gravemente en Isla Esme, por lo que tuvimos que regresar, Edward estaba preocupado y me trajo a Carlisle, me estaba muriendo— bueno esto no era mentira del todo— así que Edward me convirtió en vampiro tres días antes de mi décimo noveno cumpleaños.

—¿Qué?— dijo una voz que reconocería en cualquier parte, era Edward, quien me miraba desconcertado justo en la entrada.—¿Qué has dicho?— preguntó molesto. Me estremecí ante su tono y su mirada tan llena de rabia.

—Yo… de qué.— no pude continuar porque se acercó rápidamente a mí, estaba justo frente a mi.

—¿Yo te convertí?— preguntó, su dulce aliento golpeando mi rostro, haciéndome difícil pensar con claridad.

—S.. si— susurré.

Noté que todos se habían ido en un segundo.

—No… yo… no podría— dijo negando con la cabeza, su rostro contorsionado en una mueca de dolor. Se alejo de mí.

—Lo hiciste para salvarme, iba a morir, es lo que yo quería— susurré.

—¿Cómo puedes querer esto?— se señaló a si mismo de una mala manera.—¿Cómo puedes querer ser un monstruo?— preguntó.

Sé que era un tema serio, pero casi no pude contenerme de rodar los ojos, ¿Es que nunca podría dejar de pensar en si mismo como un monstruo? Era algo estúpido.

—No Eres Un Monstruo— espete molesta acercándome a él, hasta estar justo enfrente de su rostro. Esto pareció haberlo tomado por sorpresa y me miró desconcertado.

—Ya he tenido está conversación antes Edward, en realidad muchas, muchas veces y no voy a tenerla de nuevo, no eres un monstruo, ni nada parecido y no quiero volver a escucharte decir algo así, ¿Entendiste?— ¿De dónde había salido eso? Jamás le habría hablado así a Edward, fue algo extraño y gracioso. Talvez era algún recuerdo de ser un neófito impulsivo, quien sabe.

—No sabes de lo que hablas— replicó molesto.

—Claro que si, lo sé, pero está bien, si quieres creerte un monstruo sigue creyéndolo— me molesté— pero ni aún así vas a lograr que deje de amarte, Edward Cullen.

Mis palabras parecieron descolocarlo, sus ojos volvieron al tono miel que tanto amaba. Estaba mirándome como recordaba que lo hacía, como si no existiera nadie más en este mundo que no fuera yo.

Su mano derecha se levantó de repente, lentamente hasta que llegó a mi mejilla y acunó su mano fría en ella, el contacto envío chispas de electricidad a todo mi cuerpo.

—Eres muy hermosa— susurró mientras acariciaba mí mejilla con ternura— no entiendo, escuché todo lo que dijiste, pasaste por tanto, estuviste en todo ese peligro tan cerca de la muerte, tantas veces. Incluso el primer día, en esa clase de biología, pudiste haber muerto. Fuiste muy imprudente al venir aquí aún sabiendo todo eso— dijo molesto.

—Yo, no.. no tenía elección, no puedo vivir en este mundo sin ti— susurré, conteniendo las lágrimas. Quitó inmediatamente su mano de mi rostro.

—No digas eso— algo brillo en sus ojos— nunca digas eso, Bella.

—Perdona, no quiero que pienses que quiero manupularte, lo dije sin pensar, no lo haría— dije con un nudo en la garganta, por supuesto que si seria capaz.

—Si, si lo harias, lo he visto— susurró mirándome con ira en sus ojos, de nuevo tan negros como el carbón. Por supuesto, se refería a esa visión de Alice.

Esa visión que le obligó a quedarse, a pesar de que él quería irse, lo había decidido.

No pude contener mis lágrimas esta vez, le estaba obligando a quedarse, él no me quería. La ira metálica brillando en sus ojos me lo decía.

Él no era el Edward de mi sueño, era un extraño, que se había quedado por lastima, por obligación.

—Yo... lo siento... ya es tarde, debería ir a casa— dije mirando hacia cualquier parte, alejándome de él. Camine con la vista empañada hacia la salida, sintiendo que mí corazón se salia de mi pecho.

De pronto sentí que choque con algo, pensé que era una pared, pero luego me di cuenta de que era él, cuando me sostuvo para que no me cayera.

—¿A dónde vas?— preguntó.

—A mi casa— susurre sorbiendo por la nariz.

—No hemos terminado de hablar— dijo seriamente.

—Ya termine de hablar— dije molesta, ¿De que quería hablar?

—Pero yo no he terminado señorita— dijo divertido, lo que me hizo reír, solia decirme así en el sueño.—¿Qué es tan gracioso?

—Tus modales del siglo pasado.

—¿Por qué estas llorando?— preguntó de repente.

—No es nada, estoy bien.

—Eres mala mintiendo— afirmó.

—Solo déjalo, bien, estoy bien.

—Terca— susurró.

—No soy terca— dije molesta.

—Entonces dime, ¿por qué llorabas hace un momento?

—Yo... no... no quiero que te sientas obligado a quedarte, no quiero que te quedes por lastima, yo... se que no eres como en mi sueño, talvez fue algo demasiado fantasioso lo que soñé y hasta ahora me doy cuenta, no debería haber venido, soy una tonta— las palabras salieron de mi boca sin control alguno.

—Lo eres, eres muy tonta Isabella Swan— dijo seriamente, lo que hizo que mi corazón se encogiera de dolor— ¿Quién te ha dicho que estoy aquí por lastima?

preguntó y tomo mi rostro delicadamente entre sus manos y luego... me besó.


Holaaa a todos.

Por fin me desocupe y pude actualizar, espero que no los decepcione este capitulo.

¡Gracias por leer!

¡Saludos!