Hola, espero que les guste aun me falta para este final, yo creo que un capitulo mas, bueno espero que me sigan leyendo. Tal vez este capitulo los decepcione un poco.
Los quiero
Dam Frost
Capitulo 43
Caos y café.
Oscurecía y Serena esperaba a su marido ansiosa, se arregló con un vestido color blanco que era el color favorito de Diamante, el labial de un delicado color rosa y una tierna sonrisa en sus labios era el toque perfecto para recibirlo, con una taza de té preparada con sus propias manos.
— ¡Mi amada Serenity! — Exclamó Diamante emocionado al verla tan linda, y la alzó en sus brazos lleno de amor, la adoraba, y no podía evitar pensar en lo afortunado que era por tenerla.
— ¡Nooo! ¡Bájame ya! ¡No seas loco!— Gritaba ella alegremente.
Él obedeció rápidamente y por fin pudo ella darle un apasionado beso, demostrándole lo mucho que lo había extrañado.
— He preparado un té para ti, espero que sea de tu agrado. — Dijo extendiendo una fina taza de porcelana.
Diamante se llevo la taza a los labios con manos temblorosas, pues sabía que a su querida esposa, no se le daba la cocina y se le quemaba hasta el agua.
Al ver su carita ansiosa no le quedó más remedio que beberlo y ella sonrió ampliamente.
Con ojos llorosos trago el té, y le sonrió mientras lo depositaba en una mesita.
— ¿Te gustó? — Preguntó ansiosa.
— ¡Siiiiii! Está delicioso. Hmmm. — Dijo omitiendo que estaba salado.
— Anda bebé un poco más, hay suficiente. — Dijo señalando la tetera.
— ¡No! Este... Mejor vamos a descansar en lo que llega la cena. Debes sentirte agotada, por tanta actividad. — Dijo casi arrastrándola a la habitación.
Sin que se diera cuenta le hizo una señal a la chica del servicio para que desapareciera la terrible bebida.
Está sonrió para sus adentros y se llevó la tetera, sabía lo mal que estaba por la cara del Príncipe cuando lo bebió, pero le divertía mucho verlo hacer de la vista gorda por complacer a Serena.
Dos meses pasaron, era el día de la boda de Molly, por fin después de tanto esperar, ese día había llegado.
La iglesia estaba adornada con hermosos arreglos florales en color blanco y rojo, las damas que eran Amy, Mina y Lita vestían hermosos vestidos color rojo y unos lindos ramilletes en color blanco también. La pequeña Chibi Chibi llevaba un vestido del mismo color y corría por el pasillo soltando pétalos de rosa. Al pie del altar un nervioso Kelvin aguardaba a su bella novia.
Molly se veía hermosa envuelta en su vestido de sirena, un delicado velo de encaje francés cubría su rostro y un ramo de rosas rojas en sus manos culminaba su arreglo. Camino por el pasillo, del brazo de Seiya, con los nervios al millón, pues por fin se haría realidad su sueño de casarse con el amor de su vida. Se acercó a su futuro marido que había decidido usar lentes de contacto y se veía muy atractivo, cosa que sorprendió a todos los presentes, pues estaban acostumbrados a verlo con los horribles lentes de fondo de botella.
La ceremonia se celebró con emotividad, pues Kelvin lloraba ruidosamente con cada palabra del sacerdote, aún más cuando dijeron sus emotivos votos matrimoniales, cuando abrieron el baile se veían tan enamorados que conmovían a cualquiera.
Seiya observaba lo hermosa que se veía Serena con el delicado vestido de noche color rojo, su abdomen ya demostraba los varios meses de embarazo, que tenia y ese bebé era el fruto de su amor con Diamante, eso lo tenia muy deprimido, pues se daba cuenta de lo mucho que había perdido por una absurda venganza, todo el dolor que el sentía, era bien merecido, ¿Si tan sólo pudiera retroceder en el tiempo, borraría los errores cometidos y así podría estar con ella, pero lo hecho no tenía remedio, debía luchar por sacudirse la pesada culpa, y vivir por y para su hija, ahora podía estar tranquilo porque Reih nunca volvería a causar dañó a nadie.
— ¿Porqué no haces algo nuevo? Talvez un viaje... Lo que sea por no verte en ese estado tan deprimente. — Le dijo Taiki que llevaba varios minutos sentado frente a él sin que se percatará de su presencia.
— ¿Eh? ¿Cuánto llevan ahí? — Preguntó sorprendido.
— El tiempo suficiente para darnos cuenta que sigues queriendo a esa chica. — Le recriminó Yaten mirando hacía Serena.
— Tal vez te haga caso, aunque Serena no me lo pondrá fácil con Chibi chibi. Creo que tendré que viajar sólo. — Dijo pensativo e ignorando el reclamo.
— Es la mejor idea que has tenido en mucho tiempo, Taiki. Tal vez hasta se enamore nuevamente. — Dijo Yaten, también deseaba que se sacudiera esa actitud tan pesimista que tenía desde que Serena salió de su vida hacía algunos años.
— ¡Yo jamás volveré a enamorarme!. — Fue su respuesta y se levantó visiblemente molesto.
Ambos hermanos se miraron sorprendidos por su reacción, pero con la esperanza de que Seiya de verdad intentaría luchar por superar todo lo pasado, pues veían bailar felices a Serena y la pequeña Chibi chibi, y a Diamante junto a ellas, en un tierno cuadro familiar. Él tenía todo lo que su hermano deseaba y eso les causaba pena, pero sabían que solo era la consecuencia de sus acciones.
Horas más tarde por fin pudieron partir al viaje de bodas a Paris obsequio de Diamante y Serena, iban felices y aún más porque el ramo había caído en manos de Hotaru que se encontraba junto a Zafiro, lo que era un muy buen augurio.
Seiya se encontraba en su habitación, estaba observando la foto de Kakyuu, esa foto que llevaba años en su cajón, y que era el recordatorio de los errores cometidos.
La guardo y subió al cuarto de su pequeña hija que dormía plácidamente, unos toques en la puerta lo hicieron salir de su ensimismamiento.
— Seiya... ¿Puedo pasar? — Dijo Andru.
— Pasa. —
— Quiero... Este... Quiero que seas el padrino de mi bebé. — Dijo con nerviosismo.
— ¿Yo? — Pregunto con incredulidad.
— Eres mi mejor amigo, ¿Quién mejor que tú? — Dijo.
— ¡Claro que lo haré! Desde luego aceptó, será un honor, pero... Debes saber que me iré de viaje pronto. Pero en cuanto nazca el bebé puedes hablarme y con mucho gusto estaré aquí. — Respondió.
— Gracias... Sabía que lo harías... Te prometo que cuidare todo por aquí mientras no estés. — Respondió con elocuencia
— Yo sé que lo harás, y dile a Lita que seré un estupendo padrino, ahora... Déjame sólo. — Dijo con voz que intentaba sonar normal.
— Gracias... Y Seiya... Si no estás con Serena, siempre estará tu hija y tal vez... El dolor disminuya. — Dijo cerrando la puerta tras de si.
Seiya sonrió para sus adentros, el dolor no había desaparecido, en todos esos años... Seguía latente, sangraba igual que el primer día que la perdió así que ¿Cómo podría desaparecer después? Recordó las muchas noches que hicieron el amor de forma casi sagrada, se habían entendido perfectamente en el amor y lo arruinó... Todo había sido culpa suya, pues permitió que las mentiras de Reih lo envolvieran, debió aceptar esa sensación de que ella aún vivía, cuando le dijeron que había muerto, se encerró en su dolor, y había actuado como un cobarde, y eso le costó la felicidad a él y a Serena.
Ahora no había marcha atrás. Todo estaba perdido. Se levantó y empezó a hacer la maleta en un arranque desesperado por huir de todo lo que le recordaba su Amor perdido. Se marcharía al día siguiente y buscaría su felicidad. No le importaba nada solo quería alejarse de todo lo que le recordará a Serena.
Andru lo esperó en el auto, aun no entendía que hacía ahí.
— Alteza... — Dijo la joven sirvienta con nerviosismo, pues estaba interrumpiendo a los príncipes en su descanso. — La busca el señor Seiya Kou. — Terminó de decir con voz nerviosa.
Diamante se puso rígido y Serena se sintió incómoda por la reacción de su marido.
— Que pasé a la estancia, por favor y llévale una taza de té. — Ordenó mientras besaba a Diamante en los labios para que sintiera que no había nada que temer.
— En seguida alteza. — Dijo haciendo una reverencia.
— ¡Mami! — Gritó la pequeña y corrió a los brazos de Serena en cuanto la vio.
Está la levantó con cierta dificultad por su abultado vientre y la cubrió de besos.
— Vine a despedirme, estaré fuera algún tiempo... Chibi chibi estará contigo en ese tiempo, es justo que pasen tiempo juntas. — Dijo con infinita tristeza.
Serena lo miraba sin poder creer que por fin su pequeña estaría durmiendo junto a ella.
— ¡Muchas gracias! Eso es muy generoso de tu parte. — Dijo Serena al borde del llanto, mientras besaba las mejillas de su hija repetidamente, algo que divertía a la pequeña y la hacia reír a carcajadas.
— Se que es muy tarde, pero quiero pedirte una vez más que me perdones por todo el pasado, nunca fue mi intención causarte daño, créeme que el estar sin ti y nuestra hija, ya es suficiente castigo, es peor que la muerte. — Añadió tristemente.
— Seiya... Yo... No te guardo rencor... En un principio sentía odiarte, y eso me ayudó a superarme... Pero ahora... Que se que todo fue causa de las mentiras de Reih... Te aseguro que todo está completamente olvidado... No podría odiarte, me diste una hija maravillosa y es el regalo más valioso que tengo... Además Diamante con su amor y generosidad, me enseñó que es posible perdonar y liberar el alma de todos los rencores. — Respondió con emoción.
Seiya sintió que un puñal en el corazón le habría dolido menos, que escuchar sus palabras. Pero tenía razón, era momento de liberarse y avanzar, que ya no lo odiará le daba un poco de paz, y por fin se podía quitar la culpa de su corazón. Se sentia libre por primera vez. Todo iría bien de ahora en adelante, viajaría para olvidar todo lo ocurrido, y tal vez encontraría alguien que lo hiciera tan feliz como lo era Serena.
Andru conducía hacia el aeropuerto, iba pensativo le preocupaba la actitud de Seiya y que no pudiera superar la separación de su pequeña Chibi chibi, cuando recibió la llamada, Lita había sido llevada al hospital, pues estaba por tener a su bebé, aunque ya estaba en días, no esperaba que ya fuera a nacer su bebé, pues la había dejado perfectamente antes de salir.
Dio un volantazo y salió de la fila del semáforo, sin importarle los insultos y palabras altisonantes que le decían los demás conductores, que esperaban la luz Verde.
— ¿Qué ocurre? —
— Mi hijo está por nacer. — Dijo con nerviosismo.
— Tranquilo todo estará bien. Ya verás que es un hermoso bebé. — Dijo para tranquilizarlo, cosa que no funciono.
Llegó como pudo al hospital, ahí ya se encontraba Mina y Amy, que corrieron a su lado en cuanto lo vieron.
— Ya está con el doctor desde hace algún tiempo, ¿Quieres que pregunté si te permite entrar? — Le dijo Amy.
— ¡No! Me muero si la veo sufrir, soy muy cobarde. Mejor espero aquí. — Dijo mientras se estrujaba las manos con nerviosismo.
— Iré por un café, para que te tranquilices. — Dijo Seiya al ver que pasaron los minutos y aún seguían sin traer noticias de Lita.
Regresaba y al darse la vuelta con los dos cafés, no sé percató de la enfermera que venía caminando en sentido contrario, y chocó contra ella, derramando las bebidas calientes sobre su blanco uniforme.
— ¡Fíjate por dónde vas! — Le reclamó enfadada, pues su blanco uniforme había quedado hecho un desastre.
Seiya iba a disculparse pero al ver su reacción hostil decidió quedarse callado.
— Pues tú también venías mirando la Luna, porque también deberías haber puesto atención. — Dijo, y se fue dejando a la chica haciendo una rabieta.
Horas más tarde salió el doctor.
—¿Cómo está mi esposa y mi bebé doctor? — Pregunto ansioso. —Ellos están muy bien, es un pequeño muy hermoso y sano, puede pasar a verlos, ya está siendo trasladada a una habitación. Sígame por favor. — Dijo el doctor.
Andru camino tras él y enseguida vio a Lita, se veía muy demacrada por el esfuerzo de dar a luz, pero en sus ojos había un brillo que la hacía muy hermosa.
— ¡Mi amor! — Exclamó Andru y corrió a abrazarla.
— ¿Ya lo viste? — Pregunto ansiosa.
— Aún no, el doctor lo traerá en unos minutos. Tu tranquila, no te alteres. — Dijo besando sus labios con ternura.
— Es que quiero ver a mi bebé. — Dijo haciendo un puchero.
— Claro que sí... Sólo no te agites. Es un precioso niño y estoy seguro que es igual a tí, tranquila... Pronto lo verás. —
Momentos después entro una enfermera con un hermoso bebé y lo depósito en los brazos de Andru para que pudiera contemplarlo.
— Los dejo solos, en unos momentos regreso por el pequeño. — Dijo saliendo de la habitación.
Andru no pudo contestar pues las lágrimas al ver al fruto de su amor con Lita, lo tenían sin habla, estaba extasiado de ver la perfección de esa pequeña personita, sus escasos cabellos eran rubios como los de él mismo, pero sus mejillas regordetas y todas sus facciones eran iguales a las de Lita.
— ¿Verdad que... Es hermoso? — Pregunto emocionado a Seiya que iba entrando a la habitación.
— ¡Claro que sí! Hermano... ¿Ya estás más tranquilo? — Dijo conmovido, pues ese bebé le recordaba a su preciosa hija cuando nació.
Andru asintió, se sentía muy orgulloso.
— ¡Tú! — Dijo la enfermera cuando entro por el bebé y vio a Seiya junto a la pareja.
— ¿Se conocen? — Pregunto Andru.
La enfermera no respondió y se llevo al pequeño muy enojada.
— ¿Le hiciste algo? — Pregunto Lita.
— ¿Yo? Nada... Es una distraída que no se fija por donde va... Le vacié sin querer el café. Se puso como loca. Es una niña histérica que no se porque es enfermera, muy malhumorada para serlo. — Respondió enfadado.
Lita sonrió y dejo que siguiera refunfuñando, sobre la chica.
Seiya esbozo una leve sonrisa, pues la mirada de esa chica era como la de su amada Bombón, si bien sus ojos eran oscuros, tenían el mismo candor de Serena cuando la conoció.
Bueno el siguiente capitulo sera el final espero que no se decepcionen. Los quiero .
Dam Frost.
