Hola hermosas! excelente inicio de semana para cada una de ustedes. Espero hayan pasado un lindo fin de semana.

Les recuerdo que la historia es completamente de mi autoría, lo hago sin fines de lucro y No está basada en otra historia salvo la original. NO es para menores de edad, espero lo comprendan.

¡COMENZAMOS!

LÍNEAS DEL TIEMPO

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LÍNEA 2

En Lakewood la señora Elroy llegaba junto a su esposo para pasar el fin de semana con toda su familia, se imaginaba que sus nietos y sus respectivas parejas estarían ahí descansando como lo venían haciendo desde hacía tiempo.

-¿Dónde están los muchachos? – Preguntó a Candy al darse cuenta que no estaban ninguno de los hombres de la familia.

-Salieron todos juntos a dar un paseo. – Dijo Candy un tanto nerviosa al darse cuenta que la matriarca había llegado inesperadamente y además lo primero que hacía era preguntar por todos.

Candy y Patty estaban un poco ansiosas porque no sabían cuándo regresarían, se habían ido un día anterior pero como podrían tardar un día más podrían tardar más o menos tiempo, ninguna contaba con la llegada de la vieja Elroy.

Un fuerte ruido proveniente de la parte trasera de la mansión se dejó escuchar formando un estruendoso eco en el interior.

-¿Qué está sucediendo? – Preguntó la matriarca al mayordomo, quien venía caminando con apuro desde el lugar que se había escuchado aquel ruido.

-Disculpe señora, lo que pasa que estamos sacando los muebles que nos ordenó nos deshiciéramos de ellos. – Dijo con cierta pena aquel hombre de confianza.

-¿Aún no lo hacen? – Preguntó Elroy sorprendida por que sus órdenes apenas estaban siendo cumplidas.

-Lo que sucede es que la bodega se encuentra llena y no hay más espacio para colocarlos. – Elroy suspiró hastiada de todo, sabía que no podía deshacerse de aquellos muebles definitivamente.

-¿Qué está sucediendo tía abuela? – Preguntó Candy al ver que no estaba muy conforme con las noticias.

-Decidí actualizar el tercer piso, necesitaremos más espacio con la llegada de los nuevos integrantes de la familia, con la llegada de Annie y Axel y del bebé que espera cada una de ustedes. – Decía impaciente, Candy la observaba que como siempre quería que todo se resolviera de un momento a otro.

-Tranquila tía abuela, creo que eso se puede resolver, aún hay tiempo para hacerlo. – Dijo Candy segura que así sería.

-Ya sé. – Dijo la tía abuela decidida a sacar de la mansión aquellos muebles tan viejos que no servían ya, ignorando el comentario que le hacía la doctora. – Vuelvo en un momento. – Dijo sin decir más, dejando a su marido y a las dos jóvenes en el interior de la mansión para dar órdenes precisas de lo que debían hacer con aquella basura.

-Solo falta esta estatua. – Dijo Dorothy mostrando una gran estatua de mármol que se había dañado con el paso del tiempo.

-La verdad ya no recuerdo ni quien de la familia es. – Dijo la vieja más para ella que para los demás. – Pónganla en el laboratorio de Stear, no creo que se moleste por dejarla ahí en lo que averiguamos qué hacer con ella. – Dijo de nuevo la matriarca para después adentrarse hacia la mansión.

Los empleados se miraron unos a otros y una vez que se decidieron quien cargaría qué parte caminaron hasta el laboratorio de Stear para buscar un espacio donde poner la estatua.

-Creo que en ese pedazo estará bien. – Dijo uno de ellos para indicarle a los demás en donde colocarían la gran pieza de mármol que les era difícil de cargar.

-Vamos, ahora cierra bien para que nadie se meta por la noche. – Dijo el encargado de cerrar con candado el laboratorio.

-Ya quedó todo listo. – Dijo Elroy entrando a la mansión.

-¿Qué hizo con todo lo que sacaron? – Preguntó Candy a la matriarca.

-Lo pusimos en el viejo cuarto del jardinero hasta que venga un camión y se lleve todo. – Dijo tranquila. – Solo una estatua que no recuerdo de quién es, ordené que se pusiera en el laboratorio de Stear. – Dijo advirtiendo a Patty lo que había hecho.

-¿En el laboratorio de Stear? – Preguntó Patty mientras observaba a Candy igual de confundida.

-No creo que haya problema ¿Oh sí? – Preguntó la matriarca al ver las miradas que se dirigían las jóvenes.

-No, para nada. – Dijo Patty por fin, pensando que una "pequeña" estatua no ocuparía mucho espacio en el laboratorio de su marido.

-Bien, porque no creo que sea bueno deshacerme de ella. – Dijo la matriarca una vez más, sabía que era de un antepasado y aunque no recordaba quién era, sabía que no era correcto tirarla a la basura.

El destello que desprendía la máquina de Stear comenzó a iluminar el laboratorio, justo momentos después de que el guardia hubiera cerrado la puerta con llave. Un movimiento extraño se sintió al momento que la máquina se colocó en su espacio original, seguido de un fuerte ruido que provocó la caída de la estatua recién colocada.

-¿Qué fue eso? – Preguntó Anthony al sentir que algo extraño sucedía en el exterior del laboratorio.

-No lo sé Anthony. – Dijo Stear preocupado por lo que podía haber sucedido. Archie y los pequeños miraban con cierta desconfianza entre unos y otros sin tener respuesta de lo que sucedía, sobre todo Archie y su hijo, quienes era la primera vez que viajaban en aquel artefacto.

-¿Jamás había hecho ese ruido? – Preguntó Archie a su hermano, quien abría las puertas con cuidado, solo para descubrir que para su sorpresa la máquina estaba estacionada encima de una gran estatura que ocupaba el lugar que le correspondía a su máquina.

-¡Pero quién puso esto ahí! – Dijo Stear visiblemente molesto por lo que sucedía.

-¿Qué sucede Stear? – Preguntó Anthony preocupado por la reacción de su primo.

-Alguien puso la estatua del tátara tatara abuelo en el espacio que le corresponde a la máquina. – Dijo realmente indignado por la tontería que alguno de los habitantes de la mansión habían cometido.

Stear bajó de un brinco de la máquina, seguido por Anthony quien tomó en brazos a Alexander, para después ayudar a Archie y a Axel a bajar de ahí.

-¡Santo Dios! – Dijo Archie al ver que la máquina estaba en una posición que le impedía un buen funcionamiento, hasta él que no sabía nada de aparatos o de inventos podría darse cuenta que lo que había sucedido no era para nada bueno.

-¿Crees que tenga solución? – Preguntó Anthony a su primo al ver que estaba consternado por el daño sufrido a su más preciado invento.

-De que tiene remedio, tiene remedio, pero no sabría decirte cuánto tiempo tardaría en estar listo de nuevo. – Dijo el inventor mientras se agarraba sus cabellos en señal de frustración.

-Lo siento mucho hermano. – Dijo Archie sincero, como si él tuviera la culpa de lo que hubiera sucedido.

-No lo sientas, tal vez es la señal de que debo parar para no seguir arriesgándome con los viajes entre líneas del tiempo. – Decía no muy convencido de que así fuera. De pronto se producía un corto circuito dentro del compartimento de la batería, este rápidamente se extendió por el interior, quemando la tarjeta madre de la máquina. El humo que produjo aquel pequeño incendio fue más aparatoso que el daño que provocaba. - ¡Por favor! – Dijo Stear aún más desesperado que un principio.

Anthony y Archie de inmediato resguardaron a los niños, era bien sabido que los inventos de Stear tarde o temprano terminaban por explotar y al ser este uno de los inventos más grandes que había inventado no les convenía que sus hijos estuvieran en peligro.

Stear tomó rápidamente el extinguidor y con rapidez lo dirigió hasta su fabuloso invento, evitando que este sufriera un mayor daño del que había recibido.

-¡Todo terminó! – Decía el inventor frustrado por el resultado obtenido.

-Tranquilo Stear. – Le decía Anthony palmeando su espalda en señal de ánimo, sin embargo la frustración del inventor no era para nada sencilla de parar.

-No entiendo quién hizo esto… - Decía Stear a punto de las lágrimas.

-No tengo idea Stear. – Decía Archie seguro de que no sabía quién había puesto esa gran estatua de mármol ahí.

Los tres jóvenes salieron en silencio del laboratorio, seguidos de los dos pequeños que caminaban en silencio detrás de ellos, ninguno de los dos se atrevía a hablar, mucho menos Alexander, quien de pronto se había quedado sin la posibilidad de volver a ver a sus nuevos amigos, y más porque tenía las ganas y el deseo de verlos casados alguna vez.

-¡Anthony! – Dijo Candy al ver que su marido entraba junto a un cabizbajo Stear y un serio Archivald Cornwell. - ¿Qué sucedió? – Preguntó al ver que ninguno de los cinco tenía un semblante de alegría.

-Ya todo terminó. – Dijo Stear frustrado a su prima. Candy observó a Anthony con preocupación esperando le aclararan lo que había dicho el mayor.

-Cuando llegamos al laboratorio, la máquina chocó contra una estatua que alguien puso en el espacio que le correspondía. – Candy abrió los ojos sorprendida por lo dicho por su esposo.

-¡Una estatua! – Dijo recordando que no hacía mucho la tía abuela les había comentado a ella y Patty que había colocado una estatua en el laboratorio de Stear.

-¿Sabes quién la puso ahí, Candy? – Preguntó Anthony a su esposa. Candy asintió con pena por revelar la culpabilidad de la matriarca.

-La tía abuela estuvo despejando el tercer piso, colocó todo en la vieja habitación del antiguo jardinero, pero comentó que había puesto una estatua en el laboratorio de Stear. – Dijo la rubia con pesar al ver que su primo estaba realmente abatido.

-¡Pero cómo se le ocurre! – Dijo Stear casi al borde del llanto.

-Pensé que no habría problema con que pusiera una pequeña estatua en tú laboratorio. – Dijo Patty con culpa por no haber investigado o por lo menos preguntado dónde había sido colocada.

-¿Pequeña? – Dijo Archie con sorpresa. – Es la estatua de mármol del viejo tátara tátara abuelo, es más grande que el mismo Anthony. – Dijo para aclarar el tamaño de la estatua que había invadido el espacio de la máquina.

-¿Está muy dañada? – Preguntó Patty con culpa.

-Tengo que revisarla, pero la batería produjo un corto circuito en la tarjeta madre que es lo que me temo no será fácil de reparar. – Dijo Stear realmente frustrado por la situación. Patty se acercó a él y lo abrazó para reconfortarlo, ella mejor que nadie sabía del trabajo, del tiempo y del esfuerzo que su esposo había invertido en aquel maravilloso invento.

-No te preocupes querida, creo que esperaré un tiempo para repararla, primero quiero estar a tu lado en cada parte del embarazo. – Dijo Stear acariciando el vientre de su esposa con total ternura.

Anthony y Candy observaban como la feliz pareja a pesar del daño que habían sufrido con el invento de Stear, ambos se daban ánimos para estar bien los dos. Anthony también acarició el vientre de su esposa y ella se abrazó a él buscando refugio. Alexander se acercó a ellos y los abrazó con la misma pena que su tío Stear por la pérdida de la máquina.

Archie y Axel observaban aquella escena que protagonizaban Anthony y Stear con sus respectivas familias y a pesar de que ninguno de los dos dijo nada sus miradas se encontraron y conectaron recordando a la misma mujer.

-¿Quieres que te lleve a casa? – Preguntó Archie a su hijo, quien abrió los ojos emocionado por la pregunta que le hacía su padre, él sabía bien que Archie no iba a Chicago salvo por motivos de trabajo.

-¡Sí! – Dijo el pequeño Axel con emoción. Archie le sonrió al ver la emoción que su hijo demostraba, observando el asombroso parecido que tenía con él sobre todo su sonrisa, pero al mismo tiempo la expresión de felicidad que sus ojos desprendían era la misma expresión que su hermosa Annie reflejaba cuando lo veía enamorada.

-Creo que iré a Chicago a dejar a Axel. – Dijo Archie a Anthony y a Stear.

-¿Sucede algo? – Preguntó Anthony al ver que su primo había decidido ir a Chicago.

-Nada grave, solo que tengo algo que hacer. – Dijo decidido a buscar a Annie para hablar de una vez por todas con ella.

-¿Hablarás por fin con ella? – Le preguntó Stear, lo conocía bastante bien para saber que había sucedido algo de lo cual ninguno de ellos estaba enterado.

-Es lo que pretendo. – Dijo Archie ya vencido en su orgullo. Anthony y los demás le sonrieron animándolo aún más a que aclarara de una vez por todas la situación.

Archie y Axel emprendieron el camino de regreso a Chicago a pesar de la negativa de la vieja Elroy, quien decía que no era necesario viajar tan tarde para llevar al niño hasta su casa, sin embargo no hubo ningún alegato que lo convenciera de lo contrario.

El elegante automóvil de Archie se desplazaba por los caminos que eran iluminados por las luces de la gran ciudad, poco a poco se iban adentrando a la gran orbe que era Chicago y mientras el GPS le indicaba el camino a seguir se detendría en algún restaurante para que su hijo cenara temprano.

-¿Tienes hambre? – Preguntó Archie a Axel quien asintió con emoción porque con lo que había sucedido con la máquina no se había atrevido a decirle a su padre que moría de hambre.

-¡Mucha! – Dijo emocionado por ir a su restaurante favorito acompañado de su padre. - ¡Quiero una hamburguesa doble! – Decía Axel demostrando su hambre. Archie lo miró con culpa, comprendiendo que no había sido cuidadoso en la alimentación de su hijo.

-Lo siento Axel, no me di cuenta de la hora. – Dijo a modo de disculpa mientras buscaba estacionamiento en el lugar.

Archie bajó del auto y se dirigió a la puerta trasera del copiloto, donde ayudó a Axel a desatarse de su silla, lo tomó de la mano y con caminar elegante y calmo lo guiaba al interior del lugar.

-¡Este es mi restaurante favorito! – Dijo Axel emocionado.

-¿Vienes con mucha frecuencia? – Preguntó Archie con emoción al ver que su hijo realmente estaba feliz. Axel negó a su pregunta.

-Nunca había venido. – Dijo Axel con tranquilidad. Archie lo miró confundido por las palabras expresadas con anterioridad. – Pero al ser el primero al que vengo contigo lo hace mi restaurante favorito. – Dijo con la inocencia que tenía a su corta edad. Archie sintió un nudo en su garganta al escuchar el motivo por el cual había declarado aquel restaurante como su favorito.

-En ese caso también es mi restaurante favorito a partir de ahora. – Le dijo Archie a su hijo mientras se ponía a su altura y lo abrazaba con toda la ternura y el amor que solo un hijo puede provocar.

El flash de una cámara fotográfica se dejó escuchar en el silencio de la tarde, iluminando con su destello la oscuridad que ya comenzaba a caer en la iluminada ciudad de los vientos. Archie descubrió que a unos cuantos metros de ellos se encontraba un paparazzi captando la tierna escena con su hijo. Se levantó de inmediato y tomó al niño de la mano para llevarlo al interior del establecimiento.

-¿Quién es ese señor papá? – Preguntó Axel antes de perderse entre la puerta principal del restaurant.

-Es una persona que busca hacer noticia hijo. – Le dijo Archie sin intentar hablar mal de aquella invasión a su privacidad, recordó los motivos por los que casi no visitaba Chicago, ya que siempre lo acechaban para obtener noticias de su vida y él prefería hablar únicamente de su último lanzamiento.

Comieron entre risas y anécdotas que Axel contaba a su padre, incluyendo sin querer muchas de las aventuras que había vivido con su madre y al lado de Jhon, quien había sido la figura paterna que no tuvo hasta hace tan poco tiempo, pero que a pesar de todo había sabido distinguir quien era su verdadero padre gracias a Annie.

-Dime hijo. – Dijo Archie después del último relato de Axel. – ¿Quieres mucho a Jhon? – Preguntó con cierto celos en su voz, intentando no mostrarlo a su hijo ya que sabía que había sido el mayor culpable de esa situación.

-Jhon quiere mucho a mi mamá. – Dijo para molestia del diseñador, quien sintió que su estómago se contrajo de manera brusca. – Pero no siempre tenía tiempo para jugar conmigo. – Dijo señalando que el interés de Jhon era única y exclusivamente para su madre. – Él quería un hijo con mamá. – Dijo con inocencia mientras se terminaba la malteada que venía con su comida.

-¿Un hijo? – Preguntó Archie incómodo por lo que escuchaba. Axel asintió a la pregunta de su padre y con sus hermosos y grandes ojos azules lo observaba con detenimiento. - ¿Tú quieres un hermanito Axel? – Preguntó Archie al pequeño.

-Sí, pero no quiero que mi mami tenga un hijo con Jhon. – Dijo Axel sintiéndose un poco incómodo por revelar sus sentimientos.

-¿Por qué? – Preguntó Archie con el pensamiento pleno de que él tampoco quería que Annie tuviera un hijo con Jhon.

-Porque creo que si mi mami tiene un hijo con él a mí no me va a querer. – Dijo con tristeza, bajando su mirada hacia el centro de la mesa. Archie lo escuchó con tristeza.

-Tú mamá jamás dejaría de quererte. – Le dijo Archie a su hijo para tratar de convencerlo que el amor que ella tenía por él era infinito.

-Pero Jhon podría convencerla que solo cuidara a su hijo y no a mí. – Dijo Axel comenzando a revelar un poco de la situación que había vivido junto a Jhon. – Él se molestaba porque mi mami me acompañaba a dormir en mi habitación, decía que ya era grande. – Decía con cierta nostalgia en su voz. Archie sintió que su corazón se estrujó al pensar que tal vez Jhon no quería tanto a su hijo como lo había pensado.

-Ya no tendrás que preocuparte por eso hijo. – Le dijo Archie seguro de resolver aquella situación. – Te lo prometo. – Le dijo sacudiendo sus cabellos con cariño. Axel se emocionó con las palabras de su padre a pesar de no saber bien qué era lo que estaba pensando, pero simplemente con saber que él estaba a su lado para el pequeño era más que suficiente.

Salieron del restaurante en medio de fotógrafos quienes se habían acercado al lugar para obtener una mejor captura del diseñador y del pequeño niño que lo acompañaba.

-Por favor señores. – Decía Archie intentando abrirse paso entre ellos. – Permítannos pasar. – Decía intentando llegar lo antes posible a su vehículo.

-¿Quién es el pequeño señor Cornwell? ¿Viene para el estreno de la obra? – Le preguntaba uno.

-¿Es su hijo? – Preguntaba otro más lejos. – Díganos por favor. – Decían con insistencia, sin embargo el mutismo del diseñador era persistente. Archie tomó a Axel en sus brazos para evitar que lo lastimaran.

Llegaron hasta el automóvil el cual estaba también rodeado de periodistas, quienes buscaban una declaración por parte de Archie.

-Eres muy famoso. – Dijo Axel con orgullo por su padre. Archie sonrió por las palabras de su hijo.

-Tu mamá también es muy famosa. – Dijo Archie para darle crédito también a la joven que se había hecho famosa por medio de sus recetas.

-Mi mami también me cuida mucho. – Dijo Axel orgulloso de sus dos padres.

-Lo sé hijo. – Le dijo Archie colocándolo en el asiento trasero de su auto para después asegurarlo.

El lujoso vehículo se adentró por primera vez al enorme edificio en donde Annie vivía en compañía de Axel. Archie suspiró profundamente al estacionarse en el piso donde correspondía al pent-house de la ojiazul.

-Mi mamá se sorprenderá mucho cuando vea que vienes conmigo. – Decía Axel con inocencia, sin poder ocultar la emoción que sentía en su corazón por llevar por primera vez a su padre hasta su hogar.

-Me lo imagino. – Pesaba Archie mientras sonreía a su hijo correspondiendo a la dulce sonrisa que le dedicaba.

-¡Mamá ya llegué! – Dijo Axel abriendo la puerta como el torbellino que a veces era.

-¡Hola mi amor! – Se escuchó desde dentro del departamento. La dulce voz de Annie dirigiéndose a su hijo caló profundo en el corazón de Archie, el cual se aceleró de inmediato al ver la imagen de la mujer añorada. - ¡Archie! – Dijo de pronto al ver al motivo de su infortunio.

-¡Sorpresa! – Dijo Axel como si estuviera presentando a su padre.

-Buenas noches Annie. – Dijo Archie con cierto temor de que ella lo echara de su casa, sabía que tenía todo el derecho de hacerlo, sin embargo su corazón le pedía que no lo hiciera.

-Buenas noches. – Contestó con nerviosismo, no sabía cómo comportarse con él frente a su hijo, sin embargo trató de hacer lo mejor posible y demostrar a su pequeño que no había ningún resentimiento con él como siempre se lo había hecho creer. – Pensé que tus tíos te traerían de vuelta. – Dijo Annie para comenzar la conversación.

-No pudieron, sucedió un inconveniente en Lakewood y se quedaron un poco más de tiempo. – Dijo Archie seguro de que Anthony y Candy ya habían regresado a su hogar.

-¿Sucedió algo malo? – Preguntó Annie inquieta, observando a su hijo para saber si era algo relacionado a él.

-No, nada grave. – Dijo Archie rápidamente para que no se preocupara.

-Es que la máquina del tiempo de mi tío Stear se dañó y ya no podremos regresar a la otra línea del tiempo. – Dijo de pronto Axel ante el asombro de Archie, quien abría los ojos sorprendido al ver que la sinceridad de su hijo desbordaba en esos momentos.

-¿Máquina del tiempo? – Preguntó Annie confundida con lo dicho por su hijo.

-¡Sí mamá! ¡Viajamos a otra línea del tiempo y conocí a otros señores igualitos a ti y a mi papá! – Decía Axel emocionado mientras Annie lo miraba con curiosidad y alternaba la mirada entre Archie y él. La mirada de interrogación de Annie hacia Archie era más que evidente.

-Ya sabes cómo son los niños de imaginativos. – Le dijo Archie como excusa. Annie le sonrió y creyó completamente lo dicho por el diseñador, quien le sonreía rogando le creyera.

Annie comenzó a escuchar la divertida anécdota que su hijo le contaba, le parecía muy entretenido escuchar todo lo que había vivido junto a Alexander, su padre y su tíos, le gustaba escuchar la relación tan estrecha que estaban formando y mientras el niño hablaba y hablaba sin parar, Annie lo escuchaba con lágrimas de felicidad por verlo tan feliz y animado. Archie por su parte la observaba maravillado por la atención y el cuidado que tenía con su hijo, formando en él un sentimiento intenso que se iba reforzando cada vez más.

-Bien, ya basta de historias. – Dijo Annie a su hijo para indicarle que ya era tarde y que necesitaba descansar. – Es hora de cenar para que te laves los dientes y te des un baño antes de dormir. – Le dijo con tranquilidad pero a la vez firme en su orden.

-Ya cenamos. – Dijo Axel orgulloso de que su padre se hubiera hecho cargo de su alimentación ese día, porque no era lo mismo que los sirvientes de Lakewood dispusieran la hora de los alimentos y que su padre se encargara de llevarlo a cenar en un lugar especial.

-Bien entonces a lavarse los dientes y a tomar un baño que tú padre tiene que irse también. – Dijo Annie segura de que Archie debía irse ya.

-Pero yo quiero que mi papá me acompañe a dormir. – Dijo Axel mirando con sus hermosos ojos a su padre, quien asintió ilusionado por tener la oportunidad de dormirlo en su propia cama.

-Axel tienes que entender que tú papá también tiene cosas qué hacer, además ya es noche y…

-No me importaría quedarme a acompañarlo hasta que se duerma, si tú me lo permites. – Dijo Archie con la esperanza en su corazón que ella se lo permitiera y así aprovechar para hablar con ella. Annie asintió sintiéndose acorralada por los dos hombres que más amaba en su vida.

-Está bien, pero apresúrate a bañarte. – Le dijo Annie a su hijo para que se fuera a bañar y lo acostaran lo más pronto posible.

Axel salió corriendo emocionado hasta su habitación para tomar su baño y regresar por su padre para que le contara un cuento y lo llevara a dormir. Eligió su pijama favorita y buscó entre todas sus cosas el libro de cuentos que siempre soñaba con escuchar de la voz de su padre.

-Está muy emocionado, muchas gracias… - Le dijo Annie a Archie una vez que se encontraron a solas. Archie la miraba con una mirada profunda, una mirada que hacía que Annie se sintiera acorralada, culpable por las veces que no le había respondido el celular.

-Te he estado llamando. – Le dijo Archie acercándose a su lado. Annie abrió los ojos sorprendida al ver que lo tenía demasiado cerca.

-He estado muy ocupada. – Dijo Annie apartando sus ojos de él, no quería que la descubriera, no quería hablar de lo sucedido aquella noche.

-Necesitamos hablar. – Le dijo Archie con un hilo de voz, rosando sus labios con su oído, tomando con nerviosismo su rostro. Annie cerró los ojos y su piel se erizó al escuchar la sensual voz de aquel que le hablaba. Su piel lo reclamaba, su cuerpo le pedía más de aquellas caricias que le había regalado aquella su última noche de placer y en esos momentos se sentía traicionada por sí misma, por dejarse llevar por lo que él le provocaba.

-No es necesario Archie… - Le respondió sin apartarse de él, a pesar de querer hacerlo se sentía impotente por no rechazarlo, quería hacerlo, pero al mismo tiempo quería mantenerse junto a él, disfrutar de su sensual voz, quería beber su aliento, beber de él una vez más.

-Por favor Annie… - Le decía consciente de que ella se estremecía por aquella cercanía. Él estaba igual, su piel le gritaba aquel contacto, le estaba exigiendo en esos momentos repetir aquella experiencia casi religiosa que habían compartido semanas atrás.

Archie se acercó aún más a ella y con osadía besó el lóbulo de su oreja. Annie sintió que una corriente eléctrica viajaba hasta su parte baja y la obligaba a cerrar sus piernas para controlar la repentina excitación que despertaba en su cuerpo. Archie se negó a que se separara y tomó ahora sus labios para besarlos apasionadamente. Annie dejó que él invadiera su boca con su lengua y explorara cada rincón de su interior, encontrándose con la propia para comenzar así una lucha entrelazada para satisfacer al receptor.

-Annie… te necesito… - Le decía Archie entre besos desesperados, besos que necesitaban ir más allá de donde podían llegar, ambos estaban sedientos de sus caricias, necesitados de su compañía, de su amor, sin embargo al mismo tiempo estaban tan heridos en su orgullo que no podían continuar primero sin hablar.

La intensidad de los besos de Archie, cedió las barreras de Annie, quien muy dentro de ella se maldecía por permitir que él se burlara una vez más de su amor y de su gran necesidad de cariño. Cerró sus ojos y entre su indecisión y las ganas que tenía por entregarse a él, Archie comenzó a recorrer su cuello, olvidándose por unos segundos del lugar en el que estaban. El diseñador no pudo más con la excitación del momento y se colocó encima de ella recostándola en el sillón donde permanecían sentados. Annie se dejó llevar por la misma pasión que la arrastraba, pasión que tenías días conteniéndose en ella, pasión que aumentaba cada día más sin explicación en su cuerpo.

Annie pudo sentir sobre su ropa la firmeza de aquel que amaba, mientras con un firme vaivén de su cadera le hacía humedecer. Sus besos descendieron más por su cuerpo hasta llegar al nacimiento de sus senos donde se esforzó por no desnudarlos. Sus manos recorrieron sus glúteos mientras las manos de ella se enredaban entre los largos cabellos de su amante.

-¡Papá ya estoy listo! – Se escuchó el grito de Axel de pronto, grito que los hizo regresar a su realidad. El rostro de Annie estaba completamente rojo, lo mismo que el de Archie, quien se reincorporó del cuerpo de la joven agitado y con el estandarte firme bajo sus ropas.

-Axel. – Dijo Annie acomodándose sus cabellos y sus ropas, cubriendo su busto que apenas estaba expuesto.

-Vuelvo en un momento. – Dijo Archie intentando calmar su agitación. Annie asintió con el rostro más rojo que nunca. Jamás había estado a punto de ser descubierta por su pequeño en una situación similar, ya que con John siempre había compartido con él en su recámara.

Archie entró al cuarto de su hijo, admirando con detenimiento la decoración infantil que en ella se mostraba, el pequeño lo jaló con emoción para mostrarle con orgullo el estante que tenía lleno de los regalos que su padre le había "enviado". Archie sonrió con tristeza y adoró aún más a su pequeña llorona.

Comenzó a contarle un cuento tras otro, esperando que el pequeño se durmiera, pero la emoción del momento hacía imposible que lo consiguiera, poco a poco el cansancio lo venció y lo llevó por fin a los brazos de Morfeo. Archie observó con ternura el bello rostro de su hijo, acariciando sus cabellos para después cubrirlo con la manta y besar su rostro antes de abandonar la habitación. Apagó la luz y se dirigió con sigilo hasta donde había dejado a Annie, pero ella ya no estaba ahí, las luces estaban apagadas y todo estaba en silencio. Caminó a oscuras entre los pasillos hasta que llegó a la que suponía era su habitación porque la luz estaba encendida. Tocó la puerta con un sonido apenas audible.

-Annie… - Dijo con volumen bajo de voz.

-Basta Archie. – Le dijo la joven quien se resguardaba en su habitación creyendo tontamente que él no se atrevería a entrar a ella. – Es mejor que te vayas. – Le dijo una vez más, suplicando le hiciera caso.

-Necesitamos hablar damita. – Le dijo como la llamaba en el pasado, con aquel mote tierno que le puso la primera vez que se fundió en ella.

-Ya todo está dicho, por favor no me lastimes más. – Dijo Annie con su voz completamente afectada por el llanto.

Archie no quería ser rechazado de nuevo, sabía que ella lo amaba y ahora estaba completamente seguro que él la amaba a ella y por ningún motivo permitiría que lo alejara, mucho menos cuando estaba tan enamorado también de su hijo.

-Tengo algo que decirte. – Dijo Archie abriendo la puerta sin pedir permiso, invadiendo su privacidad con la convicción plena que tenía el derecho de hacerse escuchar. Annie abrió los ojos sorprendida por su atrevimiento, jamás pensó que sería capaz de hacerlo. Archie la vio sentada en un rincón de la cama con los ojos hinchados por el llanto. – Annie… por favor… - Le dijo con súplica.

Annie asintió vencida por su insistencia, buscando en su interior la fuerza necesaria para escuchar una vez más que no la amaba, que no quería hacerle daño, pero que lo de ellos no podía ser.

-Te necesito Annie, te necesito en mi vida, tardé mucho tiempo en comprender que todos estos años lo único que sentía por ti era amor, un amor muy grande e intenso, pero al mismo tiempo muy inmaduro y temeroso, tenía miedo de mí, de ti, tenía miedo de reconocer que te amaba con locura y me moría de celos cada vez que te imaginaba en los brazos de otro. – Dijo Archie ante la mirada incrédula de Annie, quien dejó de sollozar por unos momentos.

-¿Qué estás diciendo Archie? – Preguntó Annie con la voz entrecortada.

-¡La verdad Annie! ¡Que ya no soporto estar lejos de ti, de Axel! – Le dijo acercándose a ella hincándose frente a la mujer que amaba, tomando su mano a modo de perdón. – Perdóname Annie, perdóname por ser tan tonto, por ser tan inmaduro e irresponsable. Los celos me cegaron, no quiero culpar a nadie más por mi estupidez, lo único que puedo decirte es que te amo y que quiero que te cases conmigo. – Decía Archie sin levantarse, aún hincado frente a ella, sosteniendo sus manos para escuchar lo que tenía que decir.

-¿Es verdad lo que dices? – Preguntó Annie sin poder creer que todo era verdad, pensando que tal vez una vez más su mente le jugaba una mala pasada, tantas veces había soñado con escuchar de sus labios que la amaba, tantas veces soñó con vivir ese momento, pero había pasado tanto tiempo que no podía creer que estuviera realmente sucediendo.

-Tan es verdad que me tienes loco desde la última noche que compartimos juntos, no puedo dormir, no puedo pensar en nada más que no seas tú y Axel, te necesito Annie, los necesito a los dos, los quiero en mi vida pero a mi lado, juntos... como una familia Annie... nuestra familia... – Le decía Archie realmente emocionado, las lágrimas del diseñador habían comenzado a correr por sus ojos y Annie lo miraba con emoción, pero de pronto el brillo tan intenso que sus ojos irradiaban se apagó en medio de un pensamiento que lo quisiera o no continuaba lastimándola.

-¿Y… Terry…? – Preguntó la joven con temor, quitando sus manos de las de él. Archie sintió el vacío que dejaba en su piel.

-Terry fue un error, jamás hubo un sentimiento entre nosotros. – Dijo con el corazón en la mano, sin embargo Annie sabía que así como ella había vivido algún tiempo con John, Archie había compartido un tiempo con Terry. – Nuestra relación comenzó entre odio, celos míos hacia ti, celos que no quise reconocer, en una borrachera en la que me obligaba a olvidarte sucedió… - Dijo apenado por confesar lo que había sucedido entre ellos. Annie lo miraba con temor, temor de que un día se diera cuenta que ella no era suficiente para él y que necesitaba otro tipo de cariño. – Pero te confieso que necesitaba estar borracho y pensar en ti para… - Dijo callando porque sabía que ella comprendía lo que decía.

-Tal vez estás confundido por lo de aquella noche… - Dijo Annie sintiendo una punzada en su corazón, pero no quería que él después volviera a decirle que se había vuelto a confundir.

-¡No! – Dijo Archie seguro de sus palabras. – Jamás estuve tan claro de mis sentimientos por nadie Annie, mucho menos por ti. – Dijo levantándose junto a ella, quien le daba la espalda recargándose en la pared.

Archie besó su cuello por la espalda y la ciñó por la cintura atrayéndola a su pelvis, la cual reaccionó en el acto. Annie gimió al sentir su dureza entre sus glúteos. El diseñador sintió una vez más el estremecimiento de su cuerpo y con mayor confianza la atrajo aún más a él, resbalando sus manos por su vientre y tomándola directamente de su intimidad sobre sus ropas. Annie cerró los ojos dispuesta a abandonarse una vez más a aquella fuerte necesidad que tenía de él, ni ella misma comprendía por qué su cuerpo estaba en llamas, no comprendía porque su mismo cuerpo la traicionaba cuando ella quería rechazarlo porque no confiaba en él.

-Te amo Annie… te amo… - Le decía Archie estimulando con más confianza su zona. Annie separaba sus piernas por inercia dándole acceso directo a aquella parte tan erógena de su cuerpo.

-Archie… - Dijo Annie vencida por la pasión, vencida por la necesidad que su cuerpo tenía por ser poseído por él una vez más.

Archie comprendió que ella le estaba permitiendo que la tomara y sin pensarlo más levantó su vestido y abrió sus pantalones, estaba dispuesto a tomarla ahí mismo, sin dudarlo, quería sentir nuevamente el calor de su interior, quería cubrirse de su humedad, quería sentirse vivo de nuevo, porque había comprobado una vez que sus memorias habían vuelto a él que hacerle el amor a Annie era lo que más disfrutaba en el mundo.

Hizo a un lado la diminuta prenda interior que ella portaba, separó una de sus piernas para tener mejor movimiento de su cuerpo. Annie se apoyaba de la pared mientras permitía que Archie la tomara, sintió como su miembro chocó con sus glúteos buscando humedecer su espacio, sin embargo no había necesidad de buscarlo mucho, podía sentir como corría entre sus piernas aquella excitación que la estaba consumiendo desde hace días.

-Archie… - Gimió de nuevo la joven al sentir cómo aquel pedazo de su cuerpo se introdujo en ella logrando que vibrara de la emoción, sintiendo un gran alivio al tenerlo dentro de ella.

Archie estaba igual, su cuerpo gimió de placer al estar en su interior, tomándola por la cintura para poder apoyar sus movimientos. Annie levantó más sus glúteos y Archie comenzó a entrar y salir de ella, incrementando cada vez más los movimientos, la tomó con fuerza, la tomó con una pasión arrolladora, mientras ella gemía cada vez más audible. La respiración de Annie se fue acortando, su corazón se aceleraba mientras el aire que había en el cuarto comenzaba a faltar consumido por la pasión que se estaba viviendo ahí dentro. Archie sentía que no podía más, acababa de comenzar pero eran tantas las ganas que tenía de estar con ella que su rendimiento estaba abandonándolo.

-Archie… - Dijo Annie con mayor dificultad, podía sentir que el aire le faltaba y que su zona íntima estaba a tope a punto de estallar.

Archie no escuchaba el llamado que le hacía Annie, estaba embebido en su propio placer, en lo que Annie le provocaba, estaba disfrutando como nunca lo había hecho estar con alguien en la intimidad, sintió como el espacio estrecho de la joven se contrajo aún más, supo reconocer que estaba a punto de culminar, así que aceleró sus movimientos con mayor ímpetu buscando complacerla al cien por ciento. El cuerpo de Annie se arqueó soltándose de la pared, liberando sus manos y al mismo tiempo su cuerpo que terminaba en un profundo orgasmo, a los pocos segundos Archie se dejó llevar por la misma sensación y llenó el cuerpo de la joven una vez más, sintiendo que era el máximo placer sexual que había sentido en toda su vida.

-Annie… - Dijo Archie con una sonrisa radiante en su rostro, al tiempo que sintió que la joven caía recargada en su pecho. – Annie… - Volvió a llamarla al darse cuenta que las manos de ella caían a sus costados. De pronto la alegría sentida por la pasión se convertía en angustia al ver que ella no le respondía, sino que por el contrario se desvanecía entre sus brazos. - ¡Annie! – Gritó con más miedo que nunca, tomando a la joven con la cintura para evitar que cayera inconsciente junto a él. – Damita… háblame… - Decía el diseñador desesperado porque ella le respondiera, sin embargo solo encontró silencio a su alrededor.

Los ojos de Archie estaban desorbitados, observando con desesperación que la joven que amaba y a la cual acababa de hacerle el amor yacía sin sentido en sus brazos, le habló de muchas maneras sin obtener respuesta.

Tomó su teléfono del bolsillo de su saco y marcó de inmediato a Anthony.

-¿Anthony estás en Chicago? – Preguntó alterado al escuchar que le respondían la llamada.

Continuará…

Y llegamos al final de este capítulo, espero haya sido de su agrado. Muchas gracias a cada una de ustedes por estar al pendiente de cada una de las actualizaciones, gracias por comentar y por esperar un nuevo capítulo.

TeamColombia:

Hola hermosas cómo están? Espero que estén muy bien, muchas gracias por estar siempre al pendiente de cada actualización. Muchas gracias por comentar y por sus lindas palabras, espero les haya gustado este capítulo, les prometo que lo hice pensando en ustedes solo para sacarlas del estrés. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

Cla1969:

Ciao bella, sono felice che ti sia piaciuto il capitolo precedente, credimi se ti dico che mi diverto anche a immaginare le situazioni mentre scrivo. Penso che Stear non rinuncerà così facilmente alla sua macchina e credo anche davvero che prima o poi torneranno per ricongiungersi con l'altra famiglia. Grazie mille per il tuo commento amico, ti auguro un buon inizio settimana, ti mando un grande abbraccio!

Rose1404:

Hola hermosa! como siempre un gusto saber que estén muy bien. Creo que después de lo que sucedió con la máquina de Stear será muy difícil un nuevo encuentro, lo bueno que sabemos que Stear es persistente y no estará tranquilo hasta que haga explotar unas cuantas veces más su invento buscando la manera de volver a tener éxito, esperemos lo logre jajaja. Anthony y Stear definitivamente ya son parte de la línea uno, así que su vida en la línea 3 quedó atrás. La mamás de Candy no pudieron con la curiosidad de que la pecosa les llevara por fin a presentar a un novio, aunque no es el primero que conocen si es el primero que ven cariñoso con su hija. Muchas gracias por comentar hermosa, te mando un fuerte abrazo doble.

Mayely León:

Hola hermosa, me alegra que estés muy bien. Definitivamente la relación entre Candy y Anthony va viento en popa, todo para delante y cada vez los obstáculos están más lejanos, esperemos pronto se casen jijijiji, a mi también me urge acción entre ellos jajaja ya todos practican y ellos nomás se aguantan! Te mando un fuerte abrazo amiga.

María José M:

Hola hermosa! que gusto saber de ti! Cómo ves? Creo que ahora sí Stear quiere estar más tiempo al lado de Paty y alejarse un poco de sus inventos, con lo que le pasó creo que sería un buena idea, así ya no la deja sola. ¿Qué te puedo decir? Amo a Stear y como siempre lo he dicho me gusta para mí jajajaja no para Candy. Muchas gracias por tú esfuerzo de leer todo en un solo día y dejarme además un comentario, te mando un fuerte abrazo hermos y hasta el próximo sábado primero Dios.

lemh2001:

Hola hermosa! me alegra saber que estás bien. Siento mucho lo que está sucediendo en tú país, créeme que aquí no estamos muy lejos de pasar por lo mismo, desafortunadamente padecemos de la misma locura de los gobiernos negligentes hambrientos de poder y preocupados por sí mismos. Me alegra que te hayan gustado los capítulos y que hayas podido ponerte al corriente con todos, la verdad ya se te extrañaba. Espero que todos en tú familia ya estén más recuperados y tú más tranquila, te mando un fuerte abrazo y mis mejores deseos.

Silandrew:

Hola hermosa, me alegra que te haya gustado el capítlulo. Tienes razón Albert por fin demostró ser quien es, los celos lo habían hecho desconfiar de Anthony y pues tiene razón, imagínate! que te llegaran con una noticia así, yo me muero antes de comprender todo jajaja. Archie poco a poco va agarrando de nuevo el volante de su vida e intenta enderezarlo, ya se dio cuenta que la vida no es pal monte jajaja. Te mando un fuerte abrazo hermosa, espero que estés mucho mejor.

Muchas gracias a todas y cada una de las personas que están al pendiente de las actualizaciones más no se dan un tiempo para dejarme un comentario, espero al final me den la alegría de hacerlo. Muchas gracias por leer y dedicarme un tiempo de su vida, les mando un fuerte abrazo para cada una de ustedes.

GeoMtzR

23/10/2023.