CAPÍTULO 20
(Nos leemos abajo)
PRELUDIO
— ¿Crees que lo que pasó hoy traerá consecuencias? — dijo Sakura a Shaoran mientras ambos estaban sentados en el sofá del apartamento de la castaña, aun con su vestido puesto y su cabeza descansando en el regazo del ambarino quien la acariciaba con cariño.
— Isabella es impredecible, lo único que sé es que estoy a punto de devolverla por donde vino. No la soporto
— Eres muy diplomático y paciente, con su comportamiento de hoy habría estallado, yo tuve la fortuna de contar con Tomoyo y Eriol que me alejaron de Fye.
— Tenemos buenos amigos, sin duda — dijo Shaoran sonriendo — Oye y si vamos a mi apartamento, entramos un rato al jacuzzi para relajarnos…
— Mi estimado todopoderoso Li, mañana será un día muy pesado, debo estar en la oficina a las 6:30, ya que por salir más temprano no alcancé a tener los informes para la reunión de mañana.
— Amor, no lo sabía, si quieres voy contigo para ayudarte.
— No te castigaría de esa manera.
— Oh, no es un castigo, sabes que no me molesta en lo más mínimo madrugar y mucho menos si es para pasar tiempo contigo.
— Una de las muchas cosas por las que te amo — dijo ella levantando su vestido hasta las piernas y sentándose a horcajadas sobre su novio
— No hagas eso Sakura — Musitó Shaoran con voz ronca
— ¿No te gusta? — Respondió ella de la misma manera y acercándose a sus labios
— Nena, eres toda una tentación — respondió él para luego besarla apasionadamente mientras sus manos viajaban por sus piernas, su trasero y su espalda, sintiendo la piel ardiente de su novia bajo sus dedos.
Poco a poco la despojó de su vestido y la puso sobre el sofá contemplándola solo con su ropa interior.
— Eres toda una visión — Sakura solo sonreía mientras lo abrazaba con sus piernas y el resto de esa noche se escribió entre las sábanas, con besos, caricias y el profundo amor que los unía.
Mientras tanto Isabella se encontraba en una tina caliente con una botella de Whisky, mirando a la nada.
— Algo muy macabro debes estar planeando que estás tan ensimismada primita — dijo Fye — .
Ella sonrió, de esa manera que a él que la conocía bien le hacía helar la sangre.
— Solo… Estoy pensando— .
— Se puede saber en qué— .
— He sido demasiado visceral en todo este asunto, he dejado mi astucia de lado y puedo jugar mejor que esto— .
— ¿Qué planeas? —
— Ya lo sabrás, ya lo sabrás. Por ahora, necesito un aliado; alguien que conozca a Kinomoto, que me ayude a estudiar a mi enemiga —
— Creo que será difícil, ya ves que es una criatura adorable, todos la quieren y no imagino que alguien quiera hacerle daño —
— Tiene que existir Fye, tiene que existir — .
Y tenía razón. Alguien más cerca de lo que pensaban, cuyo ego había sido lastimado y que solo respiraba venganza terminaría siendo su mejor aliado.
— Shao, no quiero que llegues tarde, yo puedo tomar un taxi. Vete sin mí.
— Soy el jefe, no tengo prisa.
— Sí la tienes, sé que eres demasiado puntual y es la primera vez que me quedo dormida.
— Bueno… — dijo el ambarino tomándola de la cintura — Pues después de la faena de anoche, no es de extrañar — .
Sakura se sonrojó y trató de soltarse de su agarre indignada por aquel comentario, pero él sabía perfectamente cómo suavizarla de nuevo y empezó a repartir besos furtivos por su cuello.
— Shaoran Li, más vale que te controles, a este paso no llegaremos a la oficina y no es algo que podamos permitirnos con Isabella aquí.
Li ronroneó suave sobre sus labios y lamentaba que su novia tuviera toda la razón, además la italiana también era bastante puntual.
— Enviaré un vehículo para que venga por ti, no quiero que tomes un taxi.
— No es necesario, Shao.
— Sí lo es. Es como si tratara de transportar un tesoro valioso, créeme que no se lo confiaría a cualquiera.
Sakura rodó los ojos aunque en su interior se derretía de ternura.
— Bueno, dame… 5 minutos, estaré lista y me maquillo en el auto.
— Pondré mi cronómetro.
— No me retes, era la más veloz en la escuela.
— Corre, Kinomoto — respondió Shaoran fijándose en su reloj.
Cuando la vio desaparecer en la habitación no pudo evitar sonreír, seguía siendo para él un completo enigma cómo una mujer tan "simple" a los ojos de su mundo podía llegar a enamorarlo cada día simplemente existiendo, sin esforzarse en lo más mínimo.
— ¡Te dije, mirá el reloj!
— Wow, 4 min 50 segundos. Eres rápida, niña.
— Ahora vamos — dijo la castaña tomándolo de la mano y sacándolo del departamento.
Entraron en silencio al pequeño cuarto, Sakura terminaba de revisar algo en su bolso y Shaoran solo la miraba. — ¿Te he dicho que el rosa se te ve muy bien?
Sakura interrumpió su búsqueda y lo miró con una sonrisa tímida — ¿Lo crees?
Bueno, básicamente puedes usar cualquier cosa y siempre serás hermosa a mis ojos.
— Me sigue sorprendiendo que el todo poderoso Li sea tan tierno.
— Solo contigo preciosa, créeme.
Subieron rápidamente al auto y Sakura se concentró en lo suyo mientras Shaoran la miraba de reojo — No lo necesitas.
— ¿Qué cosa?
— Maquillaje, no lo necesitas, tu piel es hermosa, tus ojos verdes y tus labios… Eres simplemente hermosa
— Me halaga señor Li, pero mi presentación personal debe ser impecable en la oficina.
Poco tiempo después se adentraron en el estacionamiento de la empresa, tomaron el elevador y Shaoran sin esperar mucho lo detuvo para besar apasionadamente a su novia.
— Perdona mis impulsos — dijo él respirando agitadamente y con voz ronca — Es el último beso que podré darte hasta quién sabe qué hora.
— Lo sé… Pero aún así estaré cerquita de ti para lo que se pueda ofrecer.
Shaoran le sonrió y acomodó un mechón de su cabello mientras seguían su rumbo hacia las oficinas principales, las puertas del elevador se abrieron y ambos procedieron a saludar a quienes se encontraban allí. Fye se encontraba sentado en el escritorio de Sakura.
— Buenos días Fye — saludó Sakura con una reverencia
— Disculpa mi atrevimiento querida Sakura, con Isabella llegamos un poco temprano y…
— Tenemos asignada una oficina para ustedes, solo que no es en este piso — Dijo Shaoran parcamente — En un momento los ubicaremos allí.
— Sakura, me tomé el atrevimiento de traerte un café caliente, ya vez que el clima empieza a estar algo frío.
— Ah, bueno, gracias.
En ese momento, vieron salir a Isabella de la oficina de Fanren con la secretaria de Yamazaki, ésta última tenía un deje de nerviosismo en su expresión.
— Buenos días Shaoran, Sakura — Saludó la italiana amablemente para extrañeza de ambos castaños.
— Buenos días Isabella, lamento mucho la tardanza.
— No te preocupes, sabes que tengo la costumbre de madrugar.
— ¿Necesitabas algo con la señorita Kobayashi? — preguntaba con sospecha Shaoran.
— No, nada en especial solo le preguntaba por su jefe y… Ella muy amablemente me estaba ofreciendo algo de tomar.
Shaoran guardó silencio, sintió algo muy extraño en la situación y tuvo un mal presentimiento, pero la voz de Sakura lo sacó de sus cavilaciones.
— Si, dime.
— Te preguntaba sobre la oficina que les será asignada.
— Oh, si. Tomoyo, ella tiene toda la información, ¿podrías llamarla por favor?
— Claro que sí, les pido un permiso.
Sakura se dirigió a su escritorio, que todavía era ocupado por Fye y quien al ver que estaba importunando se retiró de inmediato. Llamó a su amiga Tomoyo y anunció que en unos minutos estaría con ellos, les invitó a pasar a la oficina de Shaoran mientras pedía algo de té.
Ese día Isabella estaba extrañamente amable y no miraba a la castaña con el mismo desprecio que lo había hecho desde que la conoció. Era realmente confuso,ya que con lo sucedido la noche anterior, los ánimos estaban muy caldeados.
— Tomoyo seguramente no tardará en llegar, por favor si hay algo más que puedo hacer por ustedes háganmelo saber. Señor Li, me retiro — Dijo profesionalmente la castaña.
Le ardía tener que salir de esa oficina y dejar a su novio con esa trepadora, pero no era el momento ni el lugar para actuar como novia protectora. Así que, solo se ubicó en su escritorio y trató de trabajar, aunque no tardó mucho en llegar Tomoyo.
— ¿Dónde están?
— En la oficina con Shaoran.
— No te preocupes, la ubiqué en otro lugar para que no los moleste.
— ¿Crees que es lo mejor? Recuerda que hay que tratar toda esta situación con guantes de seda.
— Tú no te preocupes, los tendré cerca a mí para poder "ayudarles en lo que necesiten", sabes que no confío en esa mujer y estaría más tranquila teniéndola cerca.
— Bueno, tú sabes lo que haces, pero si necesitas algo por favor dímelo.
— No te preocupes Sakurita, así será.
La amatista se dirigió a la oficina de Shaoran y procedió a llevar a los italianos al lugar donde se instalarían.
El viaje en elevador se tornó silencioso entre los tres personajes, hasta que fue Isabella la que rompió el silencio.
— Tomoyo… ¿Puedo llamarte así? no soy muy buena con los formalismos.
— Si, claro.
— Quería pedirte disculpas por mi actitud desde que llegué — la expresión de Tomoyo era todo un poema — Sé que fui grosera y displicente, es solo que estaba cansada del viaje y la situación de mi padre… — su voz se quebró — En fin… No sé cuánto tiempo estaremos aquí y has sido muy amable con nosotros, no deseo que haya roces y mucho menos si es debido a una actitud incorrecta de mi parte.
La pobre Tomoyo no sabía ni qué decir, debía admitir que la había desarmado por completo — No… No se preocupe señorita, entiendo su situación y…
La Italiana la tomó de las manos — Isabella, por favor llámame por mi nombre.
— Está bien… Isabella.
Bajaron del elevador y Tomoyo siguió hablando — La oficina que he preparado para ustedes están contiguas a la mía, es muy amplia, tiene todo lo que puedan necesitar pero saben que en caso de requerir algo más, pueden avisarme.
— Muchas gracias Tomoyo.
— Es un gusto. Espero que puedan instalarse sin problema.
La joven ejecutiva cerró la puerta tras sí y se dirigió a su oficina sin poder aún digerir la conversación del elevador. Esa mujer era de mucho cuidado sin duda y aunque había sonado sincera en sus palabras, se necesitaba mucho más para engañar a Tomoyo Daidouji.
La mañana transcurrió tranquila, cada uno de los ejecutivos enfocados en lo que requerían y preparándose para la primera junta en horas de la tardes. La tensión podía sentirse en el aire cuando estaban todos reunidos en la oficina del señor Li.
Sakura, por su parte, se encontraba en su puesto terminando de preparar todo lo que apañaba a su departamento, cuando recibió una llamada.
— Oficina del Señor Shaoran Li
— Oh, Sakura, ¿eres tú?
— ¿Quién habla, perdón?
— Soy yo, tu hermano.
— ¡Touya! disculpa, no reconocí tu voz, ¿cómo estás?
— Estoy bien hermanita, es solo que me preocupa no saber de ti, no me digas que Li está en rol de esclavista.
La castaña sonrió — Para nada, es solo que han pasado cosas que nos mantienen muy ocupados.
— Ya veo… ¿Puedes salir a almorzar?
— Si, en unos 30 minutos, pero no puedo demorar mucho.
— Está bien, paso por ti entonces.
El semblante de la castaña cambió, extrañaba mucho a su hermano y últimamente había estado demasiado enfocada en Shaoran y los problemas de la empresa pero sin duda alguna compartir con él le haría mucho bien.
No mucho tiempo después salieron de la sala donde estaban reunidos dirigiéndose a sus respectivas oficinas.
— Señorita Kinomoto acompáñeme por favor
Sakura asistió presurosa al llamado de su jefe quien, al verla entrar en la oficina se aseguró de cerrar la puerta y le dio un pequeño beso en los labios. Se le notaba tensionado y preocupado, así que ella le invitó a sentarse.
— Cuéntame, ¿qué tal estuvo todo?
— Ya sabes, tenso. El estado de salud del señor D´Luca no mejora y no sé qué tipo de rumores se han estado moviendo entre los clientes Europeos, pero estuvimos tratando de tener contacto con ellos y están algo reticentes, no lo sé…
— Crees que Isabella…
— No puedo asegurarlo, pero no lo descarto del todo. En este medio se manejan muchos conflictos, demasiado dinero en juego.
— Bueno, sabes que en la tarde tendremos una reunión un poco pesada, así que trata de relajarte un poco.
— ¿Almorzamos?
— Touya me invitó, vendrá a recogerme.
— Ya veo… Es bueno que saques tiempo para compartir con tu familia — dijo tiernamente Shaoran dando un beso en el dorso de su mano. Yo creo que me quedaré en la oficina, preparando todo para la reunión.
— ¿Deseas que me quede?
— No, preciosa. Deseo que estés tranquila y puedas descansar un poco. Pero quisiera pedirte un favor: sé que todo lo concerniente a las reuniones está perfectamente preparado, pero quiero que nos acompañes en la reunión.
— Claro que sí — oye — se acercó a su oido y suavemente susurró un — Te amo.
Shaoran sonrió, esa calidez que sentía ahora en su corazón solo podía sentirla cuando ella estaba a su lado.
— Entonces me voy, por favor, almuerza, ¿sí?
La castaña abandonó la oficina y se disponía para salir, cuando las puertas del elevador se abrieron dejando ver a Isabella aparecer. "era obvio" pensó Sakura, trataría de sonsacar a Shaoran.
— Hola Sakura, veo que vas de salida.
— Si… Así es, voy a almorzar.
— Oh y ¿Shaoran irá contigo?
— No, él se quedará preparando algunas cosas para la reunión de la tarde.
— Entiendo… ¿Puedo invitarte a almorzar con nosotros?
La expresión de Sakura solo podía expresar desconcierto ¿Había escuchado bien?
— ¿Perdón?
— Sé que te tomó por sorpresa teniendo en cuenta lo que ha sucedido entre las dos, la verdad es que quisiera limar asperezas.
— Bueno, pues le agradezco mucho…
— Háblame de tú por favor.
— Está bien. Te agradezco mucho pero ya tengo un compromiso previo que no puedo cancelar.
— Es una lástima. Bueno, será en otra oportunidad ¿verdad?
— Si, supongo que sí.
Sakura terminó de preparar sus cosas y se dirigió al elevador en compañía de Isabella, quien por un momento intercambió miradas con la secretaria de Yamazaki, pero fue algo a lo que no le prestó atención.
La Italiana se despidió de Sakura y se dirigió a su oficina temporal.
— ¿Qué te dijo mi flor, rechazó la invitación?
— Sí, la muy estúpida me dijo que tenía otro compromiso. — dijo casi susurrando para evitar que Tomoyo o alguien cercanos a ellas escuchara.
— Pues yo te tengo una sorpresa muy interesante, pero no será aquí. Tenemos que ir a esta dirección. Es un poco lejos por lo que debemos irnos ahora.
— Está bien, déjame recoger mis cosas. ¿Ya llamaste al chofer?
— Se encuentra en la puerta esperando por nosotros.
— Vamos entonces.
Sakura esperaba en el hobbie hasta que su hermano la llamó anunciando su llegada. Ella, entusiasmada salió de la empresa y al verlo en la escalinata se arrojó a sus brazos asiéndolo con fuerza.
— Mira nada más, qué pensará Shaoran de las confianzas de su noviecito con otros hombres. Definitivamente es un idiota que se dejó embaucar de esa muchachita — decía con amargura Isabella.
— Vaya, pero si mi florecita es bastante… Cariñosa.
Pero solo unos instantes después el castaño les dió alcance y saludó de mano al hombre que se encontraba con Sakura, cambiando por completo el panorama ya que vio cómo todos se marchaban juntos.
Rodó los ojos y se dirigió a su vehículo. Esperaba que la persona con quien se iba a reunir pudiera ayudarle realmente con sus planes.
— Fye, ya se tardó — dijo con impaciencia Isabella mirando por décima vez su reloj.
— Dale tiempo, además estamos bastante lejos y debe haber mucho tráfico.
— No me gustan las excusas, pero por otro lado, tampoco tenemos muchas opciones…
Justo cuando sostenían esa conversación, un hombre alto, de aspecto tranquilo y guapo se acercó a su mesa.
— Buenas tardes — saludó de manera formal — Mi nombre es Tsukishiro Yukito.
Una sonrisa torcida se dibujó en el rostro de la italiana, ahora sí empezaría el juego.
— Y bueno, ¿qué tal han estado ustedes? el esclavista de Li ya no te deja ni visitar a la familia hermanita
— No digas eso, Touya — dijo Shaoran por lo bajo.
— Hemos tenido muchas cosas que hacer — respondió tranquilamente Sakura
— Trabajo, solo dí trabajo, cuando hablas de "cosas" imágenes terribles llegan a mi cabeza.
El rostro de Sakura pasó de estar pálido a terriblemente sonrojado en cuestión de segundos.
— ¡Qué demonios, Touya!
El moreno reía a carcajadas mientras Shaoran y Sakura visiblemente avergonzados trataban de salir de la incómoda situación. Aunque no tardó mucho en unirse Kaho a su "animada" conversación.
— Kaho, me alegra muchísimo verte, estás hermosa.
— La verdad es que sí, te ves radiante — añadió Shaoran.
La peliroja miró con complicidad a su esposo quien tomó las manos de ella entre las suyas.
— La verdad, hubiésemos deseado hacerlo de otra manera. Pero queremos compartirles que… Estamos esperando un bebé.
El júbilo de Sakura fue notorio en su rostro que se iluminó de total felicidad, era la mejor noticia que podía recibir en esta época de incertidumbre. Además, ver la felicidad de su hermano y su cuñada por lo que estaba aconteciendo le hacía sentirse aún más plena
Toda la conversación giró en torno al nuevo hogar, disfrutando ese momento de paz y felicidad e ignorando por completo el complot que se entretejía en su contra. Aunque Sakura no se sentía realmente bien, un pequeño malestar que había empezado en la mañana al parecer empezaba a agudizar y un pequeño dolor en el pecho, pero eso no la iba a distraer de la alegría que sentía por el crecimiento de su familia.
Isabella miraba de arriba abajo al recién llegado, le parecía difícil de creer que aquel hombre guapo que se veía tan tranquilo pudiera ser útil para el desarrollo de su plan. Sin embargo, se daría la oportunidad de escucharlo.
— Bueno… ¿Podrían decirme en qué les puedo ayudar? me pareció algo misterioso el hecho de que no me citaran en la empresa.
— En primer lugar, necesito que nos asegures que todo lo que hablaremos aquí será confidencial — dijo con seriedad Fye.
— La verdad es que me están preocupando un poco y no quiero verme involucrado en asuntos extraños — dijo Yukito levantándose de la mesa. pero antes de que lo hiciera Isabella lo tomó de la mano y relajó un poco más su actitud.
— Si me permites hacerte unas preguntas… Es posible que podamos llegar a un acuerdo.
La verdad es que la curiosidad ya había invadido la mente de Tsukishiro, además, tampoco perdería la oportunidad de acercarse a tan hermosa mujer.
— Está bien, pero me tomaré la libertad de decidir si deseo o no responder.
— Por supuesto, esto no es una camisa de fuerza — replicó la italiana con una sonrisa coqueta — En fin… Una fuente confiable, me dijo que habías tenido una relación sentimental con la señorita Kinomoto. ¿Es… Eso cierto?
— No entiendo por qué le interesaría algo así.
— Vamos, es una pregunta inocente — dijo ella acariciando levemente el antebrazo de su interlocutor.
— Bueno, podría decirse
— ¿Y podrías decirme qué pasó? porque ahora está con Shaoran… Y vamos, eres muy guapo como para que te haya dejado así nada más, ¿fue acaso por el dinero de Li?
— No, Sakura no es de esa clase. Además… — dijo él pasando su cuerpo casi sobre la mesa acercándose a Isabella — ¿Qué hay detrás de todo esto, es acaso una trampa? porque no es normal que me citen a un lugar tan apartado de las oficinas para hablar de Sakura y Li.
Isabella estaba dispuesta a jugarse el todo por el todo, pues pudo ver a través de la mirada de Yukito, que esa aura de tranquilidad y amabilidad no era más que una fachada. Tenía que arriesgarse si necesitaba hacerse de un aliado.
— Li, es mío. Y voy a hacer todo lo que esté a mi alcance porque quitar cualquier obstáculo del camino, espero ser lo suficientemente clara.
— Separar a Sakura y Li, suena tan novelesco, mucho más viniendo de una mujer tan hermosa como tú, que podría tener a cualquier hombre a sus pies.
— Lo sé, pero lo quiero a él. Además, ¿no fue ella la que te dejó para meterse con Shaoran?
— Fue Li quien nos separó, se aprovechó para tenderme una trampa y solo estoy esperando mi oportunidad para vengarme de ambos — respondió pasando su mano por su nariz recordando el fuerte golpe que le había dado aquella noche.
— Ya veo… Bueno, ya ves de qué se trata el asunto. Así que, ¿me ayudas?
Una sonrisa torcida se dibujó en los labios de Yukito. Claro que la ayudaría, estaba esperando con ansias una oportunidad como esta para vengarse.
— ¿Y qué recibiría a cambio?
— ¿No te es suficiente la satisfacción de la venganza?
— En un mundo perfecto, quizá. Pero la "satisfacción de la venganza" no paga las cuentas, señorita y estoy seguro que después de nuestro plan quedaré en una posición muy desventajosa.
Con un gesto de fastidio, Isabella sacó su chequera del bolso y rápidamente hizo un cheque. La cifra dejó absorto a Tsukishiro, con esa cantidad podía salir del alcance de los Li.
— Señorita…
— D´Angello, Isabella D´Angello.
— Es un placer hacer negocios con usted — Se acercó y besó el dorso de su mano.
— Bueno, vamos a almorzar — concluyó Isabella, en cuyo rostro se reflejaba lo satisfecha que se sentía con lo que acababa de lograr.
La tarde había transcurrido entre reuniones, Sakura estaba entre sorprendida y extrañada por el cambio de actitud de Isabella, ya no asediaba a Shaoran y con ella era amable y cercana.
— ¿No te parece que Isabella ha tenido un cambio muy positivo? — comentaba Sakura a Shaoran mientras iban hacia el apartamento. Ese día habían decidido caminar desde la oficina para despejarse un poco.
— Si, eso parece — Respondió Shaoran con cierta preocupación
— ¿Crees que es una especie de engaño?
— No lo sé, pero no me fío de ella.
— Bueno, pues creo que quizá ha recapacitado en torno a su actitud.
— Preciosa, si así fuera dejaría de lado sus pretensiones y regresaría al lado de su padre, no tiene nada que hacer aquí, nuestro negocio fue perfecto y su presencia acá es solo producto de un capricho.
— Bueno, no lo sé, recuerda que en Santorini no estuvo del todo presente, lo hizo su padre.
— Ay mi monstruo — dijo Shaoran deteniéndose frente a ella y sujetando su rostro — tú, siempre determinada a pensar lo mejor de todo el mundo.
— Yo solo creo que debemos darle el beneficio de la duda. Quizá su comportamiento anterior era solo producto de su frustración respecto a nuestra relación, pero en realidad solo quiera velar por los intereses de su familia. Tú harías lo mismo si ves que hay una situación desventajosa.
Shaoran le sonrió, en realidad le enternecía la manera de ser de Sakura y con todo su corazón deseaba que tuviera razón.
— Ya hace bastante frío, ¿no crees? — comentó para cambiar de tema.
— Pues en realidad no me lo parece.
— Bueno, es que soy bastante sensible al frío, podría decirse que lo tolero muy mal.
— ¿Vamos por algo caliente?
— Tus deseos son órdenes.
Continuaron caminando por las calles de Tokio, ambos estaban en silencio, Sakura, por su parte, contemplaba las hojas que caían de los árboles con el viento. Shaoran, por otro lado, estaba pensando en otra situación que por el momento no sabía manejar, tendría que consultar con su padre, pero si algo había aprendido del tiempo que estaba con Sakura era que debía disfrutarlo, todo era tan hermoso con ella que en el fondo sentía miedo de perderla, más del que quisiera reconocer.
Un rato después, abandonaron el café en el que habían estado compartiendo una amena charla muy lejos de lo que estuviera pasando en la empresa o con otras personas.
Decidieron regresar a casa antes que la temperatura bajara aún más, Sakura iba abrazando el brazo de Shaoran mientras reía a causa de algún comentario cualquiera del ambarino.
Súbitamente la lluvia se hizo presente, aunque Shaoran insistía en buscar refugio del temporal que empezó a caer, estaban en una zona descubierta, sin tiendas alrededor y allí, mientras él solo quería huir, sus ojos pudieron contemplar lo que, a su juicio, sería simplemente inolvidable.
Sakura solo miraba al cielo, dejándose cubrir por la lluvia, extendiendo sus manos para sentir cada pequeña gota que cayera, poco le importó su aspecto elegante, su peinado, el costoso vestido o los altos zapatos; se hizo una con la lluvia y él tampoco quiso moverse de allí, era como si sus ojos no se cansaran de mirarla y tuviera la necesidad de contemplarla. Su cabello mojado, su rostro humedecido pero con una sonrisa plena. Las palabras de su madre hicieron eco en su cabeza Wabi-Sabi "la belleza de la imperfección".
— Sakura… — Dijo en un susurro.
La vio despojarse de sus zapatos y empezar a jugar con la lluvia, toda ella era un espectáculo a sus ojos, en ese momento, solo supo con certeza que podría amar a esta mujer cada día de su vida y que la cuidaría, siempre la cuidaría.
— Baila conmigo — dijo ella sacándolo de su ensueño y extendiendo su mano hacia él.
En otras circunstancias, en primer lugar no estaría caminando por la calle sino en su vehículo, resguardado de las inclemencias del clima y jamás ni en un millón de años se habría puesto a bailar en plena calle bajo un tremendo aguacero como el que caía a esa hora.
Pero como siempre, todo con Sakura era diferente, ella rompía sus esquemas y él no se resistiría ni por un instante. Así que tomó su mano y la atrajo hacia él — Te amo, Sakura Kinomoto.
— Yo a ti, todopoderoso Li.
La acunó entre sus brazos moviéndose lentamente como si de una balada se tratara. Sin sus altos zapatos era mucho más baja que él y Shaoran no dejaba de pensar a lo que su madre se refería; no, Sakura no era imperfecta, simplemente estaba fuera de todos sus parámetros de "perfección" y poco a poco, con su inocencia, sinceridad y lealtad lo había llevado a replantear lo que creía necesitar en su vida. Era ella, siempre había sido ella, con nadie más había funcionado porque todos esos años la había estado esperando. Nunca había creído en el destino ni en ningún concepto romántico de ese tipo, pero sin duda era afortunado de tenerla y en esta o en mil vidas siempre buscaría encontrarla.
Un relámpago atravesó el cielo y los hizo temblar. De pronto, Sakura se soltó de su agarre y con una expresión traviesa le dijo: — ¡Corre!
Lo tomó de la mano y empezaron a correr por las calles, no podían parar de reír, una especie de euforia se había apoderado de ellos y cuando menos lo pensaron estaban frente al edificio donde vivían. Respiraban agitados pero seguían riendo como un par de niños que habían hecho una travesura.
— Estás loca, Kinomoto. Tu hermano se quedó corto cuando nos hablaba de ti — Decía Shaoran tratando de respirar bien en cuanto ingresaron al elevador
— Por supuesto que se quedó corto. Soy maravillosa.
— De eso no hay duda, preciosa — respondió él abrazándola y tratando de acomodar su cabello húmedo.
Llegaron al piso de la castaña y Shaoran se aseguró de dejarla allí antes de partir.
— Quédate
— Es temprano aún, debo hacer algunas cosas, entre ellas darme un baño caliente y hablar con mi padre. Te parece si en un rato vengo y no sé, podríamos ver una película —
Y ella, como era de esperarse con un mohín de niña pequeña aceptó.
Shaoran subió rápidamente a su apartamento, se dio una ducha y se vistió con algo cómodo, necesitaba hablar con su padre así que inició una videollamada.
— Buenas noches, Xiao Lang.
— Padre, buenas noches. Espero no estar interrumpiendo su descanso.
— No lo haces, me alegra poder hablar contigo. Dime, ¿necesitas algo?
— Padre, hay algo que me tiene muy inquieto.
— Bueno, si consideras que puedo ayudarte, dime.
— La licencia de Rika termina en una semana y se reintegrará a sus labores.
— Sakura…
— No sé qué hacer. Ella es muy eficiente y me ha ayudado muchísimo desde que empezamos a trabajar juntos.
— Entiendo, aunque siempre supimos que era algo temporal.
— Pero padre… Ella no puede irse, yo… La necesito
— Bueno, podríamos crear un cargo intermedio en tu departamento.
— Ella no lo aceptaría, si en algo ha sido clara es que no quiere que las demás personas piensen que sus logros puedan depender de… Bueno, ya sabes, nuestra relación,
— Y tiene razón, con seguridad es lo que todos pensarán. Pero, tenemos aún una semana, déjame pensar en algo y lo hablaremos después.
— Gracias padre, por favor descanse.
— Cuídate mucho Xiao Lang.
El ambarino terminó la llamada y aunque ya había podido compartir su preocupación con alguien que pudiera brindarle una solución no podía evitar sentirse inquieto.
Sin embargo, se preparó para ir al apartamento de Sakura y disfrutar con ella el resto de la noche. Nunca se había sentido tan cercano a alguien, pero muy en el fondo sabía que esto podía ser solo un sueño del que podría despertar en cualquier momento y quería disfrutar de cada instante al máximo.
Sakura, por su parte, ya se encontraba muy bien abrigada preparando un poco de té en la cocina, lo de esa noche había sido muy loco y esperaba con todo su corazón que no tuviera consecuencias, pero ¿qué podía hacer? quería disfrutar al máximo su vida al lado de Shaoran, llenarse de recuerdos bonitos.
Se apoyó en la barra de la cocina y sonrió con melancolía, sabía que la amaba de verdad, todo era demasiado maravilloso para ser cierto y, en su experiencia, ese tipo de cosas solo eran posibles en los cuentos de hadas.
El sonido de la puerta la trajo a la realidad, Shaoran se había tardado y realmente pensaba que se había quedado dormido.
— Pensé que ya no vendrías — dijo ella al abrir la puerta y abrazarlo.
— Disculpa, estaba hablando con mi padre y organizando unas cosas para la oficina. Dime, se arruinó lo que tenías en tu bolso?
— No, no te preocupes. ¿Quieres un poco de té?
— La verdad es que sí, todavía siento el frío calando en mis huesos.
— Lo siento, no pensé que en realidad fueras tan sensible al frío.
— Lo soy, créeme, pero no te preocupes, fue una noche inolvidable — termino diciendo dándole un beso en la frente.
El té fue reemplazado por chocolate caliente en la cama mientras buscaban qué ver. Shaoran en realidad era más de documentales y Sakura, romántica empedernida que insistía en que vieran "orgullo y prejuicio", por supuesto ella era la vencedora.
Sin darse cuenta, Shaoran se encontró absorto en la historia, rememorando sus inicios con Sakura y la forma como valiente y estúpidamente se había enfrentado a él en más de una ocasión. Y él, tan perfeccionista y altivo, demasiado arrogante para ser consciente de sus propios errores.
La abrazó más contra su pecho pero notó que ya estaba dormida. Sonrió. Ese había sido su plan perverso desde el principio, dejarlo enganchado con una historia que a ella le gustara para convencerlo de verla de nuevo después. Acarició su rostro pero notó que su temperatura era algo alta, podría ser causada por el hecho de que estaban bien abrigados y abrazados. Volvió a sumirse en la historia y por el momento, dejó pasar ese pequeño detalle.
La película terminó, de verdad fue una muy buena elección, Sakura estaba completamente profunda, así que Shaoran se dispuso a prepararla para dejarla en una buena posición en su cama, pero esta vez notó que la temperatura era aún más alta. Definitivamente su pequeña aventura bajo la lluvia no había sido una buena idea.
Buscó un termómetro y al verificar tenía 39° de temperatura, bastante alta. Con preocupación buscó si había algún medicamento que pudiera ayudar a bajar la temperatura, en el botiquín donde había encontrado el termómetro solo había elementos de primeros auxilios pero ninguna medicina.
— Sakura, preciosa. despierta — trató de despertarla con cuidado, para saber si estaba preparada para alguna situación así, era extraño que un resfriado se manifestase tan bruscamente.
La castaña estaba adormilada y apenas si respondía a las preguntas de su novio. Solo decía que le dolía mucho la cabeza y el pecho, con su mano le indicó un espacio en su closet, al dirigirse allí encontró un gabinete donde había varios medicamentos que no eran los comunes para algún resfriado o fiebre y un par de inhaladores. Se le hizo extraño, hasta el momento no había notado que Sakura presentara algún síntoma de enfermedades respiratorias, pero tampoco tendría esos medicamentos allí de adorno. Era algo de lo que hablarían después, por el momento la prioridad era ayudar a bajar su fiebre.
Trató de enfriar la habitación y puso unas compresas frías en su frente, quizá eso podría ayudar. Seguramente le estaba empezando un resfriado y con el frío de la lluvia había empeorado y claro que le llamaría la atención, por supuesto no en ese momento.
Había pensado pasar la noche en su apartamento pero en vista de las circunstancias no la dejaría sola bajo ningún motivo. pidió algunos medicamentos para la fiebre pero no dejaba de inquietarse por los medicamentos que había encontrado. Como cualquier curioso había investigado un poco en internet y todos ellos correspondían a medicamentos para enfermedades respiratorias crónicas, ¿pero cómo nunca lo había notado?
Bueno, se habían conocido casi finalizando la primavera y el otoño no hace mucho iniciaba, quizá el buen clima no había permitido que se manifestara ningún síntoma y ella prefería mantenerlo en secreto por alguna razón.
Ya habían pasado un par de horas, la fiebre no cedía así que pidió algunos medicamentos básicos para tratar el resfriado y se recostó a su lado esperando que se recuperara debidamente, pero terminó por quedarse dormido.
Sintió que solo se durmió por un momento, pero en realidad habían pasado varias horas y ahora Sakura tosía mucho y respiraba con dificultad, al observar el termómetro en lugar de bajar, su fiebre había subido hasta los 40°, definitivamente esta situación no le gustaba en lo más mínimo.
— Sakura preciosa, despierta
Mientras la llamaba llenaba la bañera con agua tibia, pero ella seguía demasiado adormilada, así que la tomó con delicadeza entre sus brazos para poder desvestirla con cuidado, la cargó hasta la bañera y allí reaccionó un poco.
— ¿Qué pasa Shaoran? — preguntó la castaña con voz agitada
— Tienes un poco de fiebre, pequeño monstruo, pero verás que te vas a poner bien.
— No me siento bien, Shaoran.
— Lo siento, pero te prometo que estarás mejor. Te voy a cuidar hasta que así sea.
— ¿Qué hora es?
— Bueno, cerca de las 6 de la mañana.
— Debemos prepararnos para ir a la oficina.
— No hay la más mínima posibilidad de que eso suceda — no tardó mucho en sacarla de la bañera nuevamente y la ayudó a vestirse con algo más ligero, cuando ya estaba en cama nuevamente aprovechó para preguntar ya que la escuchaba respirar con mayor dificultad — Sakura, los medicamentos que tienes en el clóset…
— He tenido algunos problemas de salud en el pasado, solo los tengo para… — No terminó de hablar, sus ojos se cerraron y quedó profundamente dormida.
Ahora sí estaba preocupado, llamó a Tomoyo quien en un parpadeo estaba allá.
— Dime qué fue lo que pasó
— Una tontería Tommy, anoche veníamos caminando y ya sabes, llovió muy fuerte y nos mojamos, había sido algo… Lindo, pero si hubiese sabido que esto podía suceder yo… Yo no…
— Basta, no es momento para recriminarte ni buscar culpables, lo importante ahora es que Sakura se ponga bien, ¿qué has hecho?
Shaoran le comentó lo que hasta el momento había hecho pero no había tenido efecto, también le habló sobre los medicamentos que tenía allí. La amatista les echó un vistazo y su expresión seria le indicó al ambarino que los conocía de alguna forma.
— ¿Sakura te comentó en algún momento sobre alguna enfermedad que tuviera?
— No y hasta ahora no la había notado enferma, a veces un poco de alergia, pero nada fuera de lo común.
— Mi madre tomaba estos medicamentos. Nunca he visto a Sakura usar sus inhaladores o quizá lo hace cuando nadie lo nota, Shao, creo que lo mejor será estar pendientes las próximas horas y si no mejora, traer un médico.
— Pienso igual, tendré que llamar a la oficina, mi padre…
— No, mira, lo mejor es que vayas a la empresa, sabes que la situación no es fácil con Isabella aquí, yo me quedo a cuidarla.
— Pero…
— Yo comprendo tu posición — dijo Tomoyo tomando sus manos cariñosamente — Entiendo que estás preocupado pero hay que ser razonables, yo no la dejaré ni por un momento, tú ve tranquilo.
— No quiero dejarla.
Tomoyo lo abrazó — Ay Shao, no creí verte así.
El ambarino bufó con una pequeña sonrisa — Ni yo, es que me desconozco.
— Ve, prepárate para ir a la oficina.
Como si de un niño regañado se tratase, Shaoran abandonó el apartamento para dirigirse al suyo y prepararse para estar en la oficina. Definitivamente no sabía cómo iba a poder concentrarse si su único pensamiento era la mujer que yacía en aquella cama.
Isabella, Fye y Yukito se habían reunido temprano. Ella había creído en un principio que su estrategia de "presionar" a Shaoran y a los Li por medio de los negocios sería perfecta, pero Yukito les hizo ver que no iba para nada bien, los Li estaban blindados. Pero sí había sido una buena excusa para estar en Japón.
— Me parece, mi estimada señorita que ese enfoque agresivo no es para nada útil, estás logrando que estén continuamente a la defensiva. Solo recuerda, si no puedes con el enemigo únete a ellos. En algún momento tendrán que bajar la guardia.
— Pero me molesta, me molesta demasiado que me hagan a un lado y no soporto a esa mosquita muerta de Kinomoto.
— Entiendo, pero según me contaste ayer empezaste a dirigirte a ella de manera diferente.
— Si, pero es muy difícil para mí.
— ¿Y es que pensabas que llegabas acá y todos se iban a arrodillar y rendirte pleitesía simplemente porque les estabas amenazando?
La Italiana solo hizo un mohín de desagrado ante las palabras de Tsukishiro.
— Conozco a Li hace muchos años — continuó hablando — sé de sus aventuras, su falta de compromiso con las mujeres y estamos ante dos posibilidades. Está experimentando algo nuevo con Sakura y tarde o temprano se va a aburrir o, por el contrario.
— ¿Insinuas que realmente la ame?
— Si así fuera, renunciarías a tus pretensiones.
— No — contestó golpeando la mesa en la que estaban — si no es mío no será de nadie.
— ¿Tanto lo quieres?
Isabella se quedó sin una respuesta, abría la boca para intentar decir algo pero no se decidía.
— No, sabes que no lo amas — respondió Fye dando un sorbo a su taza de té — Te explico, la señorita Isabella D´Angello, consigue todo lo que quiere siempre. Se empeñó en Shaoran y no va a descansar hasta tenerlo, aunque sea para descartarlo después.
— En ese caso, no te importará pasar por encima de sus sentimientos. Bueno, si él la ama de verdad, ella será su punto débil.
— Y como se supone que lo haga, ya que al parecer tienes amplia experiencia en eso.
— No es experiencia, es sentido común. Acércate a ella, es muy noble y no tiene tendencia a pensar mal de los demás. Créeme, no sospechará de ti — En el fondo, decir eso le dolió al mismo Tsukishiro, aprovecharse de esa manera de Sakura, pero negocios son negocios.
— Lo he estado intentando. No es fácil.
— Debes hacerlo bien, no solo con ella, con las personas cercanas a ellas o levantarás sospecha y obviamente alejarte de Li, serle totalmente indiferente y… Tratar de acabar esta pelea absurda con los Li.
— Ya me lo dijiste, Tsukishiro, ¿pero ahora con qué excusa me quedo en Japón? era la única razón de venir.
— Precisamente esa, estás preocupada por tu papá y como eres la responsable solo deseas obtener su ayuda, o qué se yo, respecto al negocio que hicieron en Europa, la damisela en desgracia no falla.
La Italiana bufó con hastío, definitivamente se estaba tomando demasiadas molestias por un hombre; aunque no era por un hombre, era por su ego herido.
— Bueno, lo mejor será que te vayas, no quiero que llegue Tomoyo y te encuentre acá, podría levantar sospechas.
— Está bien, estaré atento a lo que necesites.
— Nosotros también podemos ir yendo a la sala de juntas, pronto iniciará la reunión y sabes que no me gusta llegar tarde.
Ambos extranjeros se dirigieron al lugar designado para la reunión de esa mañana. Sabían que todos eran muy puntuales.
Al llegar Shaoran no se encontraba todavía en el lugar, y por ende tampoco su asistente, lo que era extraño, normalmente eran de los primeros en llegar y ya era hora de iniciar la reunión.
Todo estaban reunidos, aunque siempre cordiales se notaba que estaban a la defensiva e Isabella confirmó que definitivamente estaba haciendo las cosas de manera errónea.
— Lamento la tardanza — dijo Shaoran ingresando imponentemente a la sala.
— Podemos empezar ahora — Intervino el patriarca de los Li — Seguimos revisando entonces las cláusulas legales. ¿Están de acuerdo?
— Si me permite, señor Li — Solicitó Isabella hacer uso de la palabra — Sé que estos días han sido difíciles para todos, que los he puesto en una situación difícil respecto a mis reparos en torno a las negociaciones y quiero pedirles disculpas — dijo ella haciendo una reverencia —
Sobra decir que todos estaban extrañados y sorprendidos por lo que estaban escuchando, pero Shaoran, él se veía ausente y eso molestó a la Italiana, ¿qué podía tenerlo tan ensimismado cuando estaba diciendo algo importante? pero continuó hablando.
— Saben que nuestra situación no es fácil y en ausencia de mi padre yo soy responsable por el negocio de la familia y quiero hacer las cosas bien para que se sienta orgulloso de mí — terminó diciendo con voz quebrada y fingiendo limpiarse una lágrima. Pero ni así Shaoran prestaba atención.
La verdad es que el ambarino estaba demasiado preocupado y su mente no lograba enfocarse en la reunión que se estaba llevando a cabo.
— Shaoran
— Si, disculpa, las cláusulas legales.
— No, no era eso lo que estaba diciendo.
— De verdad lo siento mucho, por favor prosigue, toda mi atención está sobre ti.
La Italiana estaba tratando de contener la ira que la consumía, estaba humillándose delante de todas esas personas y Shaoran ni siquiera estaba prestando atención.
— El caso es — prosiguió ella — No quiero ser un problema para ustedes, deseo que todo salga bien para ambas partes. Así que si no les molesta, quisiera quedarme un tiempo más para conocer el negocio a fondo y poder hacer un acompañamiento al proceso antes de que inicien las obras en Europa.
Todos los miembros de la empresa Li miraban extrañados a la italiana, ¿de donde había salido ese cambio de actitud? pero ella notó que había despertado suspicacias en los asistentes, definitivamente no iba a ser tan fácil convencerlos de su "cambio" y ganar su confianza, así que haría un pequeño movimiento. Por supuesto, había notado que Shaoran estaba ausente y que Sakura no estaba, así que seguramente era por ella.
— Shaoran — dijo dulcemente — He notado que estás preocupado, si deseas nosotros podemos continuar con nuestra reunión para que puedas encargarte de la situación que te inquieta.
Li la miró, era más que sospechoso, pero a su vez no se notaba ninguna expresión en su rostro que evidenciara falsedad, sin embargo, invitó a su padre a salir de la sala y le comentó la situación.
— Entiendo tu preocupación y en vista de las nuevas circunstancias creo que tu presencia no será necesaria en este momento, por favor mantennos informados sobre la salud de la señorita Kinomoto.
Shaoran asintió, ingresó nuevamente a la sala para ofrecer disculpas por tener que ausentarse, se dirigió a su oficina y salió de la empresa, no entendía por qué Tomoyo no contestaba sus mensajes, pero estaba cerca y ya podría cerciorarse de la condición de Sakura.
Llegó al edificio y antes de pasar a su apartamento se detuvo en el de su novia, Tomoyo abrió la puerta de inmediata y su semblante angustiado prendió las alarmas.
— Ah, eres tú.
— Pues sí… ¿Acaso esperamos a alguien más?
— Shao, no te quise llamar para no distraerte de tu reuniones… Pero.
— Qué pasa — respondió alarmado.
— Tuve que llamar a un médico. No creo que lo de Sakura sea un simple resfriado y su respiración se ha vuelto algo errática, no sé, preferí llamar a un experto
— ¿Y cuándo se suponía que me iba a enterar Tommy? lo que me estás diciendo es serio — se quitó el saco, aflojó su corbata y dejó sus pertenencias en la entrada.
Corrió hacia la habitación de Sakura, encontrando que se hallaba dormida, con una toalla en su frente y temblando ligeramente, como si tuviera escalofríos.
— Tiene 40.5° de fiebre, Shaoran.
— Creo que lo mejor es llevarla directamente a un hospital.
— El doctor llegará en cualquier momento, esperemos un momento más.
Justo en ese momento el citófono del apartamento anunciaba un visitante, Tomoyo corrió a contestar, seguramente se trataba del médico y así era, en un par de minutos el hombre estaba entrando al apartamento.
— Buenos días.
— Doctor buenos días, por favor sígame por acá.
Al entrar, el hombre vio a Shaoran sujetando la mano de Sakura.
— Díganme desde cuándo está así — preguntó mientras tomaba el pulso en su muñeca.
— Anoche, empezó una fiebre súbitamente y desde ahí solo ha venido aumentando, y se escucha respirar con dificultad
— Ya veo, ¿saben de algún antecedente de salud importante?
Tomoyo y Shaoran se miraron — La verdad no, doctor. Pero… — Corrió al clóset de Sakura y trajo los inhaladores que había encontrado — Encontré esto mientras buscaba medicamento para la fiebre.
El doctor los recibió y los miró con detenimiento, posteriormente revisó la respiración de Sakura con su estetoscopio y su nivel de saturación en sangre.
— ¿Tiene algún familiar cercano con quien se puedan comunicar?
Shaoran se apresuró en tomar su teléfono y llamar a Touya.
— Touya
— Hey, hacía tiempo no me llamabas, ¿cómo estás?
— Yo estoy bien, pero Sakura.
— ¿Qué pasa con mi hermana? — preguntó el moreno con urgencia en su voz.
— Está muy enferma Touya y el médico necesita hablar con alguien de la familia.
Shaoran no dijo más y acercó el teléfono al galeno.
— Buenos días, soy el doctor Ayao, necesito que me diga si la paciente tiene antecedentes de asma, alguna enfermedad autoinmune o algo importante en su historial médico.
— Sí, desde niña ha padecido asma, la diagnosticaron en su adolescencia con EPOC, por eso usa inhaladores. La verdad es que no he estado al tanto de los últimos años, había vivido sola en EEUU, pero no me comentó nada sobre alguna recaída.
— Entiendo. Es decir que no tiene conocimiento de su última crisis o sabe si se ha sentido mal los últimos días.
— No doctor, pero por favor dígame, qué pasa con mi hermana.
— Lo pondré en el altavoz — ahora, todos estaban a la expectativa de lo que diría el galeno — La señorita tiene neumonía. Necesito que me digan si notaron algo extraño, señales de que se viera más cansada o con dificultad respiratoria para determinar aproximadamente la evolución de los síntomas.
— Yo… La noté algo pálida y si, cansada en los últimos días, pero pensé que era algo del trabajo, hemos estado lidiando con una situación en la empresa…
— Yo nunca la he visto usando sus inhaladores, o tomando algún medicamento — dijo Shaoran visiblemente turbado — Yo… debía haber prestado más atención.
— Ayer, durante nuestro almuerzo — intervino Touya, también la noté cansada y la conozco, estaba teniendo molestas, pero no quise ser molestarla por algo tan simple.
— Anoche… Con la lluvia, nosotros… Veníamos camino al apartamento y ella…
— ¿Qué pasó? — preguntó Touya con molestia.
— Empezó a jugar con la lluvia, nos mojamos mucho… Yo no sabía, de haber tenido esta información jamás lo habría permitido.
— Sakura es así, impulsiva e irresponsable — manifestó Touya — Doctor, ¿cuál es el paso a seguir?
— Necesito hacerle unos análisis, creo que podré tomar las muestras aquí mismo y enviarlas directamente al laboratorio, con eso sabremos el origen de su neumonía, adicionalmente tendré que traer oxigeno, veremos como evoluciona en las próximas horas, pero si su evolución no es satisfactoria al día de mañana, tendremos que hospitalizarla.
— Voy en camino — dijo Kinomoto cortando la llamada.
Shaoran estaba visiblemente afectado — ¿Doctor, cuál es su pronóstico?
— Seré sincero, señor Li. en una persona sin ninguna condición médica, la neumonía es mucho más fácil de superar. Pero no es así el caso de la señorita. Solo debemos iniciar el tratamiento lo antes posible y monitorear de manera permanente.
— Haga todo lo que sea necesario, por favor. No escatime en nada.
— Les pido un permiso, solicitaré las pruebas y los equipos que necesito.
Shaoran se sentó en la cama donde estaba sakura tratando de acomodar suavemente su cabello y besando sus nudillos con ternura.
— Sak, despierta preciosa. Aquí estamos un poco preocupados por ti, pero sé que eres fuerte y saldrás de esta, pero necesito que abras esos hermosos ojos que extraño mirar.
Tomoyo, sin decir nada, solo miraba a su amigo mientras esperaba que el médico hiciera lo propio; nunca había visto tanta devoción y cuidado hacia otra persona que no fuera su propia familia, pero fue el sonido del timbre quien nuevamente llamó su atención. Esta vez, sería Touya quien llegaba a toda prisa al lado de su hermana.
— Sakura… Sakura — Llamaba infructuosamente a la castaña — Está ardiendo — se dijo más para sí mismo como si no se hubiese percatado de la presencia de Shaoran al lado de su hermana o lo ignorara deliberadamente. — ¿Qué han hecho hasta ahora? — preguntó sin dirigirse a nadie en particular.
— Bueno pues… El doctor está en la sala, no sé si lo viste al entrar. Está haciendo todas las gestiones para brindarle atención a Sakura.
Touya alzó sus ojos mirando a Shaoran con una expresión que el ambarino conocía muy bien, y sabía, sin lugar a duda, que si pudiera, le caería a golpes por no haber sabido cuidar a su hermanita pequeña.
Pero no duró mucho, solo suspiró cansado y se pasó la mano por su cabello en evidente frustración.
— La última neumonía grave casi nos la arrebata cuando tenía 14 años — empezó a relatar con melancolía mirando al vacío — Se fue de campamento de verano con sus amigas y ya sabes como es — dijo con una sonrisa triste — , empeñada en disfrutar al máximo la vida… después de eso, tuvo que dejar de correr, era demasiado talentosa pero sus pulmones no ayudaban.
— Touya ¿por qué no me lo dijiste? eres tan celoso con todo respecto a ella, sabes que la habría cuidado de saber esto.
— Porque simplemente no lo imaginé, digo… Tantos años viviendo lejos, nada le pasó, supuse que había tomado responsabilidad al fin y entendía las implicaciones que podía tener realizar ciertas actividades.
— No podemos detener el tiempo Touya, solo hacer todo lo que esté en nuestras manos para que mejore pronto — Shaoran ya estaba a su lado y pasó su brazo sobre los hombros del mayor de los Kinomoto — Te juro que moveré cielo y tierra si es necesario, pero se pondrá bien, amigo mío.
En un gesto demasiado rápido como para que Shaoran reaccionara, Touya se levantó y lo abrazó con pesar, solo lo había visto así cuando regresó de aquel viaje y se enteró de la muerte de los padres de los Kinomoto, estaba absolutamente devastado.
No mucho tiempo después llegó Tomoyo con una bandeja donde llevaba té y galletas.
— Por favor, tomen algo caliente, debemos reponernos y ser fuertes para apoyar a Sakura.
Ambos hombres, resignados, hicieron caso de la recomendación y por supuesto lo hicieron en la habitación de la castaña, no estaban dispuestos a alejarse, pero el médico tenía otros planes.
— Señores, necesito esta habitación despejada para que podamos trabajar con calma — dijo llegando acompañado de 2 enfermeras y otro personal que llevaban algunos equipos que seguramente necesitaría el galeno.
— Ahora mismo tomaremos los estudios de laboratorio — explicaba el médico mientras las enfermeras hacían lo suyo — Aplicaremos algunos medicamentos vía intravenosa para ayudar a sus pulmones. Las muestras de sangre serán llevadas de inmediato y en menos de una hora tendremos los resultados, este — dijo enseñando un aparato más grande — nos permitirá ver el estado de sus pulmones y la magnitud de la afectación. Con esto, podremos saber si puedo brindarle atención acá o tendremos que llevarla al hospital.
— Está bien doctor, solo díganos qué debemos hacer.
— Estar tranquilos en la medida de las posibilidades y tratar de mantener el espacio de su habitación despejado. No nos conviene tener muchas personas alrededor, su sistema inmune está muy comprometido. Les recomiendo tratar de descansar, nosotros estamos haciendo todo lo posible. Con los antibióticos y medicamentos para la fiebre debería poder recuperar la conciencia.
— Señor Kinomoto, acompáñeme por favor para que me explique un poco más sobre los antecedentes médicos de su hermana.
Touya salió de la habitación en compañía del médico dejando a Shaoran solo con la castaña. Él no decía nada, era una compañía silenciosa, Tomoyo mientras tanto, se ponía en contacto con la oficina eventualmente para dar cuenta de cómo iban las cosas, las horas transcurrían lentas, Sakura despertaba por momentos cuando la fiebre menguaba un poco, sonriendo se quejaba de lo incómoda que era la careta de oxígeno y lo cansada que se sentía.
El doctor la examinaba permanentemente, indicaba que no verían mejoría pero el objetivo de esto era ver que su condición no empeorara "es una enfermedad traicionera y oportunista", decía.
Los padres de Shaoran se habían comunicado de manera constante al igual que Meiling, que, aunque estaba de viaje, estaba atenta al estado de salud de su amiga.
— Tú no te preocupes por nada, Shaoran, yo estaré al tanto de tus cosas en la oficina — decía Eriol por teléfono — En cuanto salga, iré al apartamento de Sakura. Solo déjame saber cuando necesiten algo.
El martilleante dolor de cabeza empezaba a hacer mella en Shaoran, no solo porque no había dormido muy bien el día anterior, notaba que no había comido en todo el día, pero tampoco quería apartarse del lado de Sakura.
— Shaoran — Llamó quedamente Touya — Vamos, tienes que descansar un poco, Sakura estará bien.
— Pero…
— La enfermera está pendiente todo el tiempo, debes comer algo.
Shaoran asintió y salió de la habitación junto con su cuñado, allí estaban Eriol y Tomoyo esperándolos con algo ligero para comer. Aunque el inglés trataba de incentivar la conversación, definitivamente los ánimos no daban para hacerlo. El médico salía de tanto en tanto para tomar aire en el balcón, no decía nada más que lo necesario, otra enfermera llegó para hacer un cambio de turno con la que se encontraba allí quien antes de irse, invitó a todos a tener ánimo y trató de infundirles esperanza.
Sakura, despertaba por momentos, algunas veces con la lucidez suficiente para decir cómo se sentía, en otras, cuando la fiebre se incrementaba llamaba a su mamá o simplemente hablaba cosas sin sentido.
— Señor Kinomoto, señor Li, acompáñenme por favor — Llamó el doctor aparte.
— ¿Qué sucede doctor?
— Tenemos los resultados de los exámenes de laboratorio, tardaron más de lo esperado ya que encontramos que la causa de la neumonía no fue un simple resfriado, sino una bacteria.
— ¿Una bacteria?
— Si, y el tipo de neumonía que produce puede ser mortal si no se atiende de manera adecuada, temo mucho que este no es el lugar propicio para este tipo de atención y tendremos que llevarla al hospital.
— Está diciendo que Sakura… — Preguntó Shaoran sintiendo que se le formaba un nudo en la garganta.
— Estoy diciendo que es una enfermedad peligrosa pero tratable. No es contagiosa pero este no es el espacio adecuado para atenderla. Me he puesto en contacto con una ambulancia para trasladarla al hospital St Luke, tendrá la mejor atención.
— Por favor, doctor. No escatimen en nada, el bienestar de Sakura es la prioridad.
— Así será señor Li, vamos a prepararla.
Touya pasó su brazo sobre el hombro de Shaoran que se veía desolado y como si leyera su pensamiento le dijo: — Nada de esto es tu culpa y no había nada que pudieras hacer al respecto.
-Shaoran asintió en silencio — Gracias, pero tengo mucho miedo. Si a Sakura le llega a pasar algo, yo…
— Ella estará bien, es más fuerte de lo que crees.
En ese momento Tomoyo entregó su teléfono a Shaoran — Es para ti, tu madre.
— Buenas noches, madre.
— Xiao Lang, Tomoyo ya nos informó acerca de la condición de Sakura, ¿por qué no nos habías avisado?
— Lo siento, madre.
— ¿Qué dice el doctor?
— La van a llevar al hospital, consideran que estará mejor atendida.
— Indícanos dónde estará y nos veremos allá.
— Está bien, gracias.
Sakura fue trasladada al hospital donde ya todo estaba dispuesto para recibirla. Los señores Li, quienes eran generosos donantes a dicha institución hicieron unas llamadas para asegurar no solo la mejor atención sino comodidad tanto de Sakura como de sus acompañantes. Shaoran llegó con ella en la ambulancia y Touya los siguió. Pronto, la castaña se encontraba ubicada en una habitación, ahora no solo tenía un respirador, sino otros dispositivos que monitoreaban sus signos vitales de manera constante.
Las enfermeras entraban y salían constantemente, Shaoran y Touya estaban atentos a cualquier noticia, pero si de algo estaban seguros es que Sakura estaría bien, siempre estaba bien.
NA: Buenas, buenas mis queridas y queridos lectores.
Lo sé, ausencias enormessss pero mi vida de por sí es un caos, tengo demasiado trabajo y la maternidad no es fácil en muchos sentidos. Sin embargo, jamás dejo una historia inconclusa y lo saben :D. Mi vida es como una mala telenovela protagonizada por Chespirito (así de absurda, así de torpe y porque no faltan las risas en medio de todo). Vengo preparando, de hecho, historias cortas inspiradas en algunas situaciones de mi vida y es un proyecto que me encantaría sacar adelante.
Mis amores hermosos, me encantaría contarles qué ha sido de mi vida los últimos meses, pero tengo tan poco tiempo que no puedo jejejeje. Lo que sí haré es enviarles un abrazo gigantesco, totalmente cargado de gratitud hacia quienes aún me leen y me saben perdonar estas ausencias prolongadas, por ti que aún me acompañas en esta aventura, seguiré hasta el punto final.
Besitos!
Ale-San
