Declamar: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicado por primera vez, regresa mejorada.

Gracias a mi beta Andrea y mis prelectoras Ta-Cullen y Lalis por ayudarme a acomodar las ideas.

Espero que cada una de ustedes se encuentre bien junto con sus familias, esto seguirá por un buen, por favor sigan las indicaciones y sigan las medidas de seguridad, recuerden que se cuidan ustedes ya todos los que les rodean.


16.- JUNTOS

La noticia del divorcio de los Swan fue un hecho que causó conmoción en la sociedad, nadie lo había visto venir, Bella fue buscada para dar una declaración que, como fue de esperarse, se negó a dar. Apartó ese pensamiento de su cabeza, ese día tenia una cita en casa de Edward, él le dijo tener una sorpresa y le dejó el día libre, se llevó a Evan y la envió a un spa para que se relajara.

Aquellas atenciones le sentaron de maravilla, el masaje fue en extremo relajante, luego de semanas acumulando tensión al fin tenía un poco de paz. Solo llegó a casa para cambiarse, como no tenía idea de que era lo que estaba planeando decidió arreglarse un poco, eligiendo un vestido ajustado a la rodilla por si era un ambiente elegante, y completó con una chaqueta de cuero que mantendría si en cambio era más casual.

Al llegar a la casa de Edward escuchó el sonido de unas notas, llamó a la puerta y lo vio con pantalón de vestir y camisa oscura, y sobre esto llevaba un mandil. No tuvo tiempo de decir nada al ver a Evan aparecer con su carita con manchas de harina y migajas.

— Hola, mami, mi papi preparó la cena. — Anunció tomándola de la mano para que entrara. — Yo le ayudé.

— Ya lo veo, cariño. — Admitió divertida limpiándole las manchas con el pulgar. — ¿Necesitan ayuda?

— Todo está listo, solo te esperábamos a ti. — Dijo Edward sin poder evitar recorrerla con la mirada, aquel vestido claro, la chamarra de piel y los botines le sentaban muy bien, la hacían lucir aún más joven y pocos creerían que ya había sido madre.

Bella se dejó conducir al pequeño comedor arreglado para tres. Edward se encargó de servir y como siempre Evan apenas tuvo la comida en su plato comenzó a comer. Bella no pudo evitar decir lo rico que estaba todo.

— Papi lo hizo, con ayuda de abu. — Anunció Evan sin dejar de comer su pasta. — Le llamaba cada cinco minutos, pero no dejó que viniera a ayudar.

Edward se sonrojó, su hijo estaba repitiendo las palabras de su madre que tras llamarle varias veces le dijo que en el lugar de estarle llamando cada cinco minutos debería de aceptar que fuera a ayudar. Pero se negó, él estaba decidido a darle una sorpresa a Bella, creyó erróneamente que preparar una velada especial resultaría fácil. El postre fue una tarta con frutos rojos y en el que Evan había intervenido más.

Como si estaba cronometrado Esme apareció en la casa después de la cena para llevarse a Evan a pasar la noche con ellos, admitió que Emmett ya había preparado todo para una pijamada en la sala de entretenimiento y tenía varias películas de Disney esperando por él. Era la primera vez que Evan pasaría lejos de casa y le pidió a Esme que le avisara en caso de tener algún problema, ella la tranquilizó asegurando que lo haría, pero que no debería de preocuparse, estaría en buenas manos.

Al fin estando solos Bella abrazó a Edward y lo besó antes de agradecer por preparar eso para ellos.

Se separó levemente de él mantener sus rostros a una corta distancia, Bella le acarició la nuca suavemente y sonrió al verlo cerrar los ojos y suspirar, las manos de Edward se movieron por los costados de Bella hasta detenerse en su cadera y la pegó más a su cuerpo al tiempo que unió sus labios.

En aquel momento no tenía prisa ni ninguna preocupación por delante, dejaron que sus cuerpos se reconocieran, Bella se pegó más a él frotándose y gimiendo al sentir como iba reaccionando, la premisa de lo que se avecinaba.

— ¿Estás segura? — Le preguntó Edward separándose ligeramente mirando a los ojos de Bella llenos de deseo, esa mirada que lo seguía persiguiendo y que creyó no volver a ver jamás.

— Lo necesito de la misma forma que tú. — Le dijo volviendo a besarlo con más ímpetu dejando que sus lenguas se rozaran. Bella se desprendió de la chaqueta lanzándola a un lado y luego siguió desabotonando la camisa de Edward para poder acariciarlo con sus palmas sin ningún obstáculo.

La ropa fue abandonando sus cuerpos una a una entre besos y caricias, con solo las braguitas puestas Edward levantó a Bella obligándola a envolver sus piernas en su cintura para llevarla a la habitación y dejarla sobre la cama dando un ligero bote que la hizo reír. Edward se inclinó sobre ella y besó el espacio entre sus senos descendiendo por su abdomen plano y tomando con sus manos el extremo de sus braguitas, las fue deslizando por sus piernas se detuvo cuando sus labios llegaron bajo su ombligo y la contener contener la respiración ante lo que veía venir, pero Edward saltó ese espacio hasta la parte interna de uno de sus muslos haciéndola gemir provocando una mayor tensión en él. Finalmente quitó las braguitas y se levantó para verla desnuda sobre su cama, con los ojos cerrados, mordiéndose el labio inferior y las mejillas sonrojadas,

Bella al sentir su mirada abrió los ojos y se enderezo ligeramente apoyándose con sus codos con una sonrisa seductora, abrió más las piernas para moverse hacia él que estaba de pie a la orilla de la cama, se sentó frente a él y fue su turno de quitarle el bóxer, la única prenda que permanecía en su cuerpo. Se mordió el labio al tenerlo desnudo delante de ella, levantó la mirada para encontrarse con la de Edward, con la yema de sus dedos le acarició los músculos que se le marcaban en el abdomen descendiendo lentamente sin apartar la mirada de él, Edward contuvo el aliento al sentir como los dedos de Bella llegaban a su miembro, contuvo un gemido al sentir al algo húmedo recorrerlo y al bajar la mirada tuvo que detenerla.

Antes de que pudiera lanzar la pregunta que leyó en su mirada el respondió.

— Esta noche es tuya, cariño. Solo quiero que la disfrutes — Le dijo inclinándose quedando muy cerca de sus labios y llevando una de sus manos a la entrepierna de Bella que cerró los ojos con fuerza y dejó escapar un gemido al sentir como Edward la tocaba, estaba húmeda y lista para él , pero no quería que todo fuera de acelerado, se tomaría su tiempo.

Aprovechó aquella posición en la que se encontró al borde de la cama, la acarició por unos, sus dedos reconocían su cuerpo y los lugares sensibles haciéndola gemir más alto. Besó nuevamente su vientre y descendió hasta llegar entre sus piernas haciéndola gritar cuando su lengua entró en contacto con su piel caliente. Todo pensamiento se nubló y se dejó envolver por las sensaciones, cogió la colcha entre sus manos. No tuvo que pedirlo, Edward supo el momento perfecto para unirse a ella, se colocó un preservativo.

— Mírame, cariño. — Le pidió al estar sobre ella mantener su peso con sus brazos, Bella podía sentirlo en la entrada a su cuerpo, abrió los ojos y sonrió, tocó con sus manos los brazos de Edward subiendo hasta su cuello y dejándolas una a cada lado de su rostro, lo atrajo hacia ella besándolo con pasión y al sentirlo en su interior lanzó un grito ahogado por los labios de él, nublando su mente y dejándose llevar.

...

Una melodía clásica comenzó a colarse en los sueños de Bella, unos que eran bastante nítidos y agradables, era como rememorar lo sucedido las horas anteriores. Todo su cuerpo le dolía, pero de la mejor manera posible, era mucho mejor que en sus recuerdos. Toda duda respecto a su cuerpo desapareció, es más, ni recordó sus inseguridades ante su nuevo cuerpo y las líneas que en él estaban. No se avergonzaba en realidad porque eran un recordatorio de la vida que llevó dentro, solo temía que aquello Edward lo encontrara desagradable, pero nada de eso sucedió, se centraron en disfrutar.

Al sentir los labios cálidos de Edward sobre su hombro desnudo, no pudo evitar que un suspiro se escapara de sus labios.

El sonido del móvil de Bella la hizo despejarse, en otro momento lo hubiera dejado pasar, pero intuía podía tratarse de Evan, era la primera vez lejos de casa, aunque estaba con sus abuelos, sería algo nuevo. Se enderezó buscándolo, al verlo en el piso tiró de la sábana manteniéndola contra su pecho haciendo a Edward protestar por el movimiento brusco. Al ver el número de Esme respondió de inmediato.

— Hola, Esme, ¿Sucede algo?

— Soy Alice. — La saludó con voz cantarina y Bella rodó los ojos dejándose caer sobre la cama haciendo a Edward lanzar una exclamación al caerle sobre el brazo. — Hmm, lamento la interrupción, solo quería saber si te parece buena idea que llevemos a Evan a la pista de hielo en el parque, nos dijo que lo llevarías y no deja de preguntar cuándo sucederá.

Bella sabía lo mucho que a su hijo le gustaba y había estado esperando con ansias el día que fuera oficialmente abierta, pero al ser el día anterior y la cita con Edward le prometió llevarlo ese día, olvidó por completo lo insistente que podía llegar a ser .

— Los veo en casa en una hora, ahí están sus patines y las cosas que necesitará.

— Nos vemos más tarde. — Se despidió con emoción.

Ante aquello Bella no supo quién de los dos sería el más entusiasmado ante la posibilidad de pasar un rato en el hielo.

— ¿A dónde se supone que iremos? — Preguntó Edward envolviéndola en sus brazos y besando su hombro, haciéndole cosquillas con el picor de su barba.

— A la pista de hielo, se lo prometí a Evan y al parecer no ha dejado de atosigar a sus tíos.

Llegaron a casa solo un par de minutos antes de que Evan con todo el clan Cullen. Apresuró a Bella para tomar las cosas y poder ir al parque. Esme y Carlisle se quedaron fuera de la pista saludando a Evan cada vez que pasaba frente a ellos. Bella por su parte agradeció no estar sola y dejar que los demás le ayudaran a seguirle el ritmo al pequeño, estaba bastante familiarizado y era bueno, se divertía escabulléndose entre las personas aprovechando su tamaño. Luego de casi tres horas salieron Edward, Jasper y Emmett acompañados de Evan, las chicas fueron abandonando la pista poco a poco.

— ¿Podremos regresar mañana? — Pidió Evan dejando que Bella le ayudara con los patines.

— No podemos venir todos los días, lo haremos igual que en Londres, una a dos veces por semana y todo depende de si cumples con tus deberes.

Ante aquella respuesta Evan hizo un mohín que desapareció al ver la mirada de su madre.

En la tarde todos se quedaron en casa de Bella. Era la primera vez que Emmett, Rose, Alice y Jasper estaban allí, les recordó a su antiguo departamento. No era un sitio lleno de cosas, era más un concepto minimalista pero con mucha clase. Se mantenía fiel a no tener cosas en exceso si no las necesarias, las pinturas que vieron en algunos de los muros supieron debían de tratarse de obras auténticas y se sorprendieron todos, incluido Edward, cuando Evan les revelan que una de un paisaje de la campiña inglesa lo había pintado Bella.

Bella le restó importancia, pintaba solo como un pasatiempo que la ayudaba a relajarse del estrés constante, varios le había dicho que era bastante buena, algo que ponía un poco en duda.

Para la tarde Esme y Carlisle se marcharon por un compromiso al que debían de acudir, Evan eligió una película de dibujos animados que todos comenzaron a ver. A mitad de la película Bella sintió su móvil vibrar y al ver una notificación de un correo electrónico se levantó del sillón y salió en silencio. Fue por agua y se quedó un momento mirando al interior del refrigerador que finalmente cerró cogiendo un vaso y sirviéndosela directo del grifo. Volvió a abrir el correo y lo miro por un largo tiempo, era de la escuela de Evan en Londres preguntando si regresaría al siguiente periodo como se había programado. El tiempo había pasado demasiado a prisa, tantos cambios en el corto tiempo la hicieron olvidarse de sus planes.

— ¿Puedo tomar un poco de agua? — Escuchar esa petición la hizo saltar, no supo en que momento Jasper había llegado a la cocina.

— Los vasos están en ese gabinete o hay botellines en el refrigerador.

Jasper cogió un vaso y se sirvió agua del grifo, la tomó con calma. En ese momento Bella no pudo evitar pensar en cómo Jasper apareció en los momentos adecuados. Por su formación como psicólogo le gustaba hablar con él porque solía ayudarla a ver las cosas en diferentes contextos.

— ¿Puedo hacerte una consulta de forma privada?

— Claro. — Le guiñó un ojo, al verla distraída en su móvil supo que algo le inquietaba, pero luego de lo poco que había hablado creyó osado preguntar, así que simplemente se dejó notar dejando que si ella lo necesitara se acercara.

— Tengo que tomar una decisión, pero involucra a muchas personas. — Se cruzó de brazos apoyándose en uno de los gabinetes cerca de lavaplatos. — Terminé lo que vine hacer aquí y mi idea era volver a Londres, pero las cosas no salieron como lo planeé.

— ¿En qué sentido? — La cuestionó apoyándose en la isleta para quedar frente a ella.

— Para bien y mal. — Suspiró. — Para bien porque Evan obtuvo la familia que temí no lo recibiría de la forma que lo hace y eso me lleva a la parte mala, que al ser contrario a lo que esperaba, hace difícil mi elección de regresar a Londres alejándolo de la gente que lo hace feliz y con quienes han creado un vínculo.

— Edward te buscó y se molestó conmigo cuando le dije que solo le diera tiempo al tiempo, tú sola volverías a la vida pública cuando estuvieras lista. Y lo hiciste. — Ante aquello Bella enarcó una ceja, Jasper la hacía parecer bastante predecible y ella creía que era todo lo contrario. — La existencia de un bebé y el conocerlo era la esperanza de todos, en cambio ahí supe que sería más difícil encontrarte.

— ¿Qué quieres decir? — Preguntó confundida.

— Estoy dejando en claro que tu miedo a que Evan no fuera aceptado en la familia era infundado. — Bebió lo que quedaba en su vaso, lo dejó en la isleta, cruzó una de sus piernas frente a la otra y metió las manos en los bolsillos de su pantalón. — Es cierto que la decisión que tienes en tus manos afectará a muchas personas, pero en el fondo sabes cuál es la respuesta, solo que el miedo te hace dudar.

— No tengo miedo… — Protestó al instante y frunció el ceño al ver la mirada sarcástica de Jasper y solo suspiró.

Tanía razón, lo que le impedía tomar la respuesta era el miedo, porque deseaba quedarse dejando de lado sus planes, pero la espinita de la duda le hacía cuestionarse si era la decisión correcta, ¿Qué pasaba si de nuevo lo que tenía con Edward no funcionaba, iba a tomar sus cosas e irse? Marcharse era una opción más segura para ella…

— El miedo es un sentimiento que todos poseemos, es normal sentirlo y no nos hace débiles. Solo no permitas que sea lo que controle tu vida y por él pierdas grandes oportunidades. — Se enderezó y caminó hacia ella tomándola de ambos brazos con suavidad. — La decisión que elijas solo debe de hacerte sentir bien a ti, nadie tiene derecho a juzgarte, no es tu obligación complacer a todo el mundo.

Como las veces anteriores le dejaba en que pensar, pero le ayudaba a poner las ideas en perspectiva. Le dio un beso en la mejilla a Jasper y le agradeció por la charla.

Al anochecer todos se despidieron dejando a Evan con sus padres y la promesa de volver a ir a patinar juntos cuando Bella lo autorizara.

Edward pasó la noche junto a Bella, solo durmieron y con eso bastó. El sueño tardó en llegar a él y no pudo evitar solo observar a Bella que dormía relajada, apartó con cuidado un mechón rebelde que estaba sobre su rostro, echaba de menos su cabello largo. Estaba agradecido por la segunda oportunidad que le otorgó y no estaba en sus planes arruinarlo de nuevo, ella era la mujer de su vida y junto a Evan tenía la familia que solo había podido imaginar.

...

La navidad estaba acercándose, la ciudad estaba cubriéndose de nieve y las vacaciones de invierno acababan de comenzar. Esa tarde Bella estaba en el estudio terminando de revisar los contratos para un nuevo proveedor en los hoteles, cuando alguien llamó a la puerta y vio a Ángela esperar.

— Sabes que puedes pasar. — Le dijo apenas levantando la vista de los documentos, resaltó una clausula y finalmente cerró la carpeta centrando la atención en su amiga.

Tenía algunos días que la notaba un poco extraña, solo se atrevió a preguntar si estaba todo bien con Alex, su nuevo novio, un publicista que trabajaba para la empresa, era un par de años mayor que Ángela, pero no estaba casado y era un hombre trabajador, de buenos principios, eso es lo que averiguó en su expediente y cuando llamó a algunos contactos que habían dejado de referencia. Ángela era su familia y no iba a dejar que la lastimaran.

— Me gustaría hablar contigo de algo importante. — Pidió sentándose en una de las sillas frente al escritorio. — Si no estás demasiado ocupada.

— Siempre tengo tiempo para ti. ¿Qué es lo que pasa? — Le preguntó en apariencia serena, pero en el fondo impaciente, la única vez que recordaba haberla actuar de forma similar fue cuando se acercó para pedir permiso de ausentarse para poder visitar a su abuela que estaba a punto de morir.

Cuando conoció a Ángela luchaba por sobrevivir, pero vio en ella la decisión, la empatía y amabilidad, como compartía lo poco que ella poseía con los que menos tenían y fue por eso que no dudo en brindarle una oportunidad que le cambiaría la vida.

— Sé que es una temporada en que tienes más trabajo, pero Alex me invitó a pasar las fiestas en una casa que tiene en Aspen. Va a presentarme a su familia. — Dijo con una sonrisa nerviosa y jugando con los dedos de sus manos. — Quisiera saber si pudiera tomarme dos semanas.

Bella no pudo evitar suspirar, se levantó de su asiento y se acomodó en el que estaba al lado de Ángela.

— Hace al menos dos años que no tomas vacaciones, te insistí para que lo hicieras pero decías no necesitarlas.

— Viajaba constantemente contigo y Evan.

— Pero cuidabas al revoltoso. Así que esas no son consideradas vacaciones y te lo repetí muchas veces.

— Evan es un chico grandioso, me divierto mucho con él. — Dijo con una sonrisa cálida. — ¿Quiere decir que puedo tomar ese tiempo?

— ¡Por supuesto! Si llegará a necesitar ayuda tengo a Edward. — Le guiñó un ojo. — Por qué parece que no es la respuesta que esperabas obtener. ¿No quieres ir en realidad?

Ángela apretó los labios y al notar como Bella se inclinaba con el rostro ligeramente contraído negó con la cabeza y procedió a explicarse.

— Estoy emocionada por pasar las fiestas con él, pero me asusta un poco conocer a su familia. — Confesó. — ¿Qué van a pensar cuando sepan que su hijo, un publicista en auge, está saliendo con una simple niñera?

— Aleja eso de tu cabeza. — Le pidió rodando los ojos y le cogió una mano. — Eres igual de valiosa que cualquiera. Y quién no vea eso es su problema, tú no debes de avergonzarte de nada.

— Sabes que viví prácticamente en la calle por un tiempo. — Le recordó en voz baja.

— ¿Y qué? Caíste bajo, pero no te detuviste, trabajabas para tratar de salir de ahí. — Se removió en la silla. — Yo fui afortunada en muchos aspectos y es por ello que a pesar de todo lo que tengo trato de ayudar a los más desprotegidos en la medida de lo posible, generando empleos, apoyando de manera anónima en comedores comunitarios… Doy oportunidades mas no regalo el dinero porque solo estaría fomentando parásitos.

Ángela se relajó.

— Tu pasado no te define y no debes de avergonzarte de ello, al contrario debes de estar orgullosa de todo lo que has conseguido. Eres una mujer extraordinaria y muy valiosa. — La abrazó. Se separó de ella manteniendo sus manos sobre los hombros de Ángela mirándola fijamente notando los ojos cristalinos. — Quita los miedos de tu cabeza y alístate para pasar dos grandiosas semanas y puede ser un poco más. Te extrañaremos en las fiestas, pero te esperaremos ansiosos.

— ¿Interrumpo? — Se disculpó Edward deteniéndose en la entrada del despacho.

— En lo absoluto. — Respondió Bella levantándose. — Solo Angie me avisaba que se tomaría unas semanas de vacaciones, así que, doctor Cullen, recuerda sus palabras de que no estaba sola en el cuidado de nuestro hijo, ha llegado el momento de ponerlas en práctica.

...

Ángela se marchó la semana de navidad, así que Edward y Bella se las arreglaron para cuidar a Evan que estaba ya de vacaciones, los primeros días Bella se hizo cargo de él llevándolo consigo a la empresa y manteniéndolo ocupado evitando de esa manera que pensara en que travesura hacer. El pequeño se quejó porque solo acudía al trabajo de su mamá, y no podía conocer el de su papá, fue así como Edward lo dejó acompañarlo en un día de apariencia tranquilo, fue claro en que debía de obedecer lo que le indicara ya que no todo lo que estaba en las áreas de hospital eran seguras para él. Lina, la asistente de Edward, era una mujer cerca de los cincuenta y estuvo encantada de tener a Evan con ella ayudando a acomodar papeles y hasta le dejó usar la copiadora, también era el encargado de nombrar al siguiente paciente.

Al surgir un problema en una cirugía Edward tuvo que presentarse en quirófano y dejó a Evan con el abuelo, no se sabía quién era el más feliz, Carlisle le dio su gafete a Evan que lo portaba orgulloso y lo usaba para poder ingresar a partes del hospital donde se pedía identificación. Menos de media hora después Edward los encontró y divertido vio como Evan llevaba un estetoscopio en el cuello y estaba muy serio esperando junto a Carlisle que daba unas indicaciones. Le envió una foto a Bella con un texto corto.

" Parece que alguien ha elegido una profesión"

La respuesta llegó al instante.

" No te emociones, Cullen, solo tiene 4 años, yo a su edad quería ser astronauta"

No pudo contener la risa, lo único cierto es que ambos lo dejarían ser lo que quisiera.

— ¿Te diviertes con el abuelo? — Le preguntó revolviéndole el cabello llamando su atención.

— También tengo una. - Le dijo Evan señalando la identificación de Edward y luego la que él llevaba. - Bueno es del abu, pero me la prestó.

Un aclaramiento de garganta hizo a Edward girarse y ver a Charlie ahí de pie que miraba a Evan con cierta nostalgia, una sonrisa se formó en su rostro y desapareció al ver como el niño se ocultaba tras las piernas de Edward y tiraba de su bata pidiéndole de esa forma que se agachara.

— ¿Qué sucede, enano? — Le preguntó al estar a su altura.

— Él lastimo a mami. — Le dijo en voz baja y mirando a través de su hombro.

La voz de Evan no había sido tan baja, Charlie alcanzó a escuchar y un pinchazo le dio en el pecho. Aquel momento de enojo lo perseguiría de por vida, cruzó una línea que nunca creyó pasar, su madre estaría muy avergonzada ya que siempre le dijo que nunca debía tocar una mujer sin su consentimiento y mucho menos lastimarla. Durante su vida siempre lo cumplió y fue precisamente con su hija con quien lo olvidó y eso lo atormentaba.

Pero ver la carita de inquietud y cierto temor en su nieto fue algo para lo que no estaba preparado.

Carlisle terminó de hablar con la jefa de enfermeras y se acercó a Charlie extendiéndole la mano, también había escuchado a Evan y no podía imaginar las cosas que estaban pasando por su cabeza.

— Hola, Charlie. — Le estrechó la mano.

— ¿Papi? — Lo llamó a Evan de nuevo.

Edward se llevó una mano al cabello y meditó que decir, lo que sucedió no tenía justificación.

— Hice algo muy malo y no era mi intención lastimar a tu mami. — Se adelantó a respondió Charlie con voz suave.

— Mami dice que a las niñas no se les empuja. — Le dijo muy serio.

— Y tu mami tiene razón.

— ¿Le pediste perdón a mami?

— Lo hice.

Evan se acercó a Charlie y mirando hacia arriba y con su dedito lo dijo.

— Lo que hiciste no estuvo bien. Si haces daño a mami de nuevo te las verás conmigo.

Aquello en lugar de molestar a cualquiera de los tres adultos los hizo comprender el gran amor que sintió por Bella, no le importaba que a quien estaba advirtiendo le ganara en altura y edad, él solo dejaba en claro que estaba dispuesto a defender a su mamá .

— Entendido, caballero, le doy mi palabra de que no le haré daño a tu mami ni a nadie más. No quiero tener que enfrentarme a usted. — Le dijo Charlie ya a la altura de Evan manteniendo su mano en el pecho.

— ¿Lo juras por el meñique? — preguntó Evan extendiendo su dedo meñique. Charlie dudo un momento en entrelazar el suyo porque aquel era el primer contacto que debería con su nieto y la emoción le invadía cerrándole la garganta. Entrelazó su meñique cuando Edward asintió, aquel gesto cerraba una promesa que iba a cumplir.

Edward revolvió el cabello de su hijo y cuando él levantó el rostro le guiñó un ojo.

— Evan, él es mi amigo Charlie. — Se lo presentó Carlisle palmeando un hombro del aludido.

Charlie le sonrió y estrechó la mano del niño, aquel saludo tan formal era lo único que conseguiría por el momento.

Edward dejó que Carlisle se hiciera cargo de Evan un momento más mientras él revisaba a Charlie, no fue hasta estar en el consultorio que Charlie bajó la guardia y tomando desprevenido a Edward vio como una lágrima se resbalaba por su mejilla, solo le tendió un pañuelo desechable y revisó los estudios tardando más de lo necesario dándole tiempo a que se recompusiera.

— ¿Él no sabe quién soy? ¿Bella no le ha hablado de mí?

— No. — Fue la respuesta de Edward, no había forma de suavizar eso.

— Eso creía, antes de mi infarto cuando hablé con ella me dejó en claro que no pretendía que formara parte de la vida de Evan ni de la suya.

— Su cumpleaños es en dos días y le gustan los chocolates rellenos de crema de cacahuate, también los dinosaurios. — Soltó Edward tecleando en su ordenador. - En este momento quiere ser como Superman.

Charlie agradeció aquella información y ambos se centraron en la consulta. Luego de eso Edward le dio el alta, las revisiones semanales terminadas, solo debía acudir si presentaba algún malestar. Y lo hizo prometer seguir las indicaciones sobre todo lo de bajar el nivel de estrés y cuidar la alimentación.

Se llevó a Evan a casa, durante el camino iba pensando cómo decirle a Bella del encuentro con Charlie y la interacción que tuvieron. No hubo oportunidad cuando Bella tocó el tema sobre el cumpleaños de Evan, el niño saltó de su silla y emocionado le recordó que quería pastel de chocolate.

El día del cumpleaños de Evan llegó y este año fue muy diferente, estaba acostumbrado a una fiesta con algunos de sus compañeros de la escuela, su mama y Ángela, pero esta vez estaban los Cullen que lo llenaron de obsequios y mimos. Emmett se convirtió en el tío favorito al llevarle un disfraz de Superman, que hacía juego con una figura de acción que Edward le llevó al llegar del hospital.

Escuchar esas voces cantando feliz cumpleaños le estrujó el corazón a Bella, durante cuatro años lo privó de aquel momento. Evan se concentró mirando la velita del pastel con el número 5 meditando cual era el deseo que quería pedir y cuando finalmente lo hizo la apagó y le dio una buena mordida. Bella le tomó varias fotos y videos que le envió a Ángela, que se los solicitó cuando hablaron esa mañana donde felicitó a Evan.

...

Apenas algunos días terminaron la celebración del cumpleaños de Evan cuando Noche buena llegó, y para ese momento Edward ya tenía varios días durmiendo en casa de Bella, al inicio era para ahorrar tiempo ya que él se lo llevaba por la mañana al hospital, y para ambos fue bastante agradable estar de nuevo en el mismo espacio, el trabajo de esos últimos días les impidió pasar todo el tiempo que les gustaría, pero era agradable recostarse cada noche junto al otro y hablar del día hasta quedarse dormidos.

Se alistaron y salieron a la casa de los Cullen, Alice les notificó que era formal, esto último por la manía de Emmett de aparecer en ropa cómoda que era inapropiada según los estándares de su hermana. Evan iba muy guapo con un conjunto que le regalo Rosalie para la ocasión, aunque el moño en el cuello no le agradó demasiado y tiraba de él constantemente, Bella le pidió dejárselo por un rato al menos hasta que estaba en casa de sus abuelos.

Al llegar Evan entró corriendo a la casa, era un lugar conocido por él y sabia en dónde encontrar a casi todos los miembros. Carlisle lo capturó en el pasillo haciéndolo gritar y reír ante las cosquillas en la barriga. Luego lo dejó de nuevo en el piso y le dijo donde estaba la abuela y la tía Alice. Se acercó a Edward y Bella para saludarlos llevarlos a la cocina donde sin querer comenzó la reunión.

Al entrar Bella rodó los ojos al ver a Evan sobre un taburete junto a Esme probando de lo que estaba terminando de preparar.

— No metas las manos sucias en el tazón. — Le indicó Bella al ver sus intenciones al gustarle la compota que Esme estaba removiendo. — Hablo muy en serio, Evan.

Evan arrugó el ceño y bajó la mirada, conocía bien el tono de voz de su madre y cuando no estaba jugando en una advertencia. Se bajó del taburete y le pidió a Edward que le ayudara para lavarse las manos. Todos sonrieron levemente, la atención se apartó de Evan al llegar Emmett con un par de botellas y Rose detrás de él que fue directa a saludar a sus padres.

Luego de ayudar a llevar todo a la mesa se estaban preparando para tomar sus lugares cuando el timbre se escuchó y Carlisle se disculpó para ir a abrir, Bella fue a la cocina por su copa y al regresar se detuvo en seco, no tanto por ver quien acababa de llegar, si no la familiaridad con la que Evan se acercó a él.

— Hola, Charlie. — Lo saludó Evan chocando su puño como las veces anteriores en que se encontró en el hospital.

Sin poder evitarlo Bella miró a Edward enarcando una ceja al notar que parecía demasiado relajado ante aquel intercambio, dejando en claro que estaba al tanto de la amistad de su hijo con Charlie y había mantenido esa información en secreto.

Alguien iba a tener que dar muchas explicaciones.

...


Los milagros navideños existen, lamento mucho la demora que era solo de unas semanas y pasó a ser de meses. Junto con Andrea estamos de vuelta para publicar los capítulos restantes de la historia que ya no son muchos.

Gracias por su paciencia y como lo prometí la historia se finalizará.

Nos leemos muy pronto con el siguiente capítulo.

¡Feliz Navidad!