eclamar: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicado por primera vez, regresa mejorada.
Gracias a mi beta Andrea y mis prelectoras Ta-Cullen y Lalis por ayudarme a acomodar las ideas.
Espero que cada una de ustedes se encuentre bien junto con sus familias, esto seguirá por un buen, por favor sigan las indicaciones y sigan las medidas de seguridad, recuerden que se cuidan ustedes ya todos los que les rodean.
17.- Navidad
Charlie sintió la incomodidad que se creó al llegar, era cierto que no pensó en acudir pero Carlisle fue persuasivo y le pidió unirse, luego de la invitación de Evan aquel día cuando le dijo que lo pasaría solo en casa. Acudió porque no quería defraudar a su nieto, quería hacer las cosas diferentes.
— Invité a Charlie a unirse a nosotros esta noche junto con otro par de compañeros de trabajo que están solos en la ciudad. — Dijo Carlisle entregándole una copa al recién llegado.
Todos fueron cordiales, pero no se fiaban completamente de Charlie, en el pasado se había comportado de forma despectiva y mordaz con ellos. Pero entendían que era invitado de Carlisle a su casa, por lo que solo quedaba tratar de que nada cambiara y resultara la velada agradable que habían planeado.
Un brazo sobre los hombros de Bella la hizo volver a respirar y al alzar la mirada vio a Emmett que le guiñó un ojo.
— Nadie lo vio venir, pero no dejes que esto amargue tu velada, Belly. — Le pidió en voz baja.
— Sobre que nadie lo vio venir no estoy tan segura. — Apuntó señalando con la mirada a Edward que estaba junto a Charlie y Evan. — Tienes razón, esto no arruinará mi noche. — dijo llevándose a los labios la copa terminando el contenido y acercándose a su hijo.
— Isabella. — La saludó Charlie con formalidad y notó la dureza en su mirada que se suavizó al sentir la mirada de su hijo.
— Eres la última persona que pensé encontrarme aquí. — Confesó frunciendo los labios y luego se recordó que era la casa de Carlisle y ella no tenía opinión sobre a quienes invitar, sería más amable solo para no arruinar la velada de su hijo que amaba esa fecha y estaba muy entusiasmado por estar con sus abuelos. — El tío Emmett fue por los bollitos rellenos que te gustan.
Ante eso Evan se alejó en busca de su tío y Bella tras de él. Charlie solo lanzó un suspiro y dejó caer los hombros.
— Su frialdad la tengo ganada a pulso, decidí venir por Evan, no quiero defraudarlo. — Dijo con melancolía y al darse cuenta de que su tristeza era palpable se aclaró la garganta y cambió a un tema más agradable. — ¿Le gustó el regalo que le llevé?
Edward solo apuntó a una de las sillas donde estaba el muñeco de Superman.
— Fue su favorito. — Confesó con una ligera sonrisa.
Escuchar aquello relajó a Charlie, al menos había conseguido un buen regalo, era la primera vez en años que se paraba en una juguetería deambulando por los pasillos hasta conseguir la ayuda de una dependienta que le indicó cual era el juguete más vendido de Superman.
Por su parte Bella necesitaba un respiro, discretamente salió al jardín por una de las puertas laterales y de inmediato se frotó los brazos con las manos, la temperatura estaba muy baja, no dudaría nada que comenzara a nevar en cualquier momento. Algunas cosas las podía tolerar, pero otras… cerró los ojos con fuerza al escuchar la puerta abrirse, no necesitó girarse sabía que solo podría tratarse de una persona.
— ¿Alguna otra sorpresita, Cullen? — Soltó con los dientes apretados.
— No creo que sea saludable que estés aquí afuera.
Escuchar aquella voz la hizo girarse y sentirse muy avergonzada, esperaba que fuera Edward, pero en cambio era Carlisle que se detuvo a su lado con una sonrisa cálida, le rodeó con un brazo frotando el brazo de Bella.
— En realidad era la única de la noche, pero solo puedo hablar por mí. — Dijo respondiendo la pregunta divertido.
— Lo siento tanto, pensé que eras Edward. — Dijo sintiendo las mejillas arder. — Es tu casa y decides a quien invitar, es navidad y no planeo hacer una escena o algo por el estilo. Lo que me tiene molesta es… ¿Desde cuándo Charlie es cercano a Evan? La camarería con que se saludan.
— La cena se va a servir. — Anunció Jasper haciendo se esa forma que ambos entraran.
Regresaron al calor, Bella ayudó a llevar a la mesa lo que hacía falta, podía sentir algunas miradas puesta en ella cuando pasaba cerca de su padre al que no volteaba a ver, en cambio Charlie estaba platicando con una enfermera amiga de Carlisle, y que al parecer ya se conocían. Suspiró y se repitió mantener la calma, sus dotes de actriz tenían que salir a flote, sonreía y trataba de bromear como si nada hubiera ocurrido.
El primero en sentarse fue Emmett que increpó a todos porque parecían no querer cenar y él estaba muerto de hambre, escuchar aquello no fue raro ya que siempre parecía tener hambre, lo que hizo preguntarse a Bella como llevaría los antojos ahora con Rose embarazada, había escuchado como a muchos hombres les aumentaba el apetito e incluso sufrían los antojos, sin duda eso sería demasiado gracioso de ver.
Edward se acercó a ella y le tomó la mano, no extrañándose cuando la sintió tensarse, Bella se giró para quedar frente a él, con una de sus manos le tocó una de las mejillas.
— No arruinaré esta noche, pero tú tienes que explicarme un par de cositas, cariño. — Lo dijo en voz suave para luego parase de puntillas y besarlo en la mejilla. Ante aquello Edward solo suspiró y maldijo por no habérselo dicho en los pocos momentos que tuvo oportunidad, lo cierto es que ver llegar a Charlie fue toda una sorpresa.
Al tomar los lugares Charlie quedó junto a Evan que miraba todo lo que estaba en la mesa con emoción. Luego de todos tener sus platos servidos, Carlisle hizo una oración agradeciendo por la comida y todas las personas que estaban con ellos. En esa ocasión Evan esperó hasta que su abuelo terminó de dar gracias para comenzar a comer. La charla fue amena, hablaron de los preparativos de la boda y como decidieron que sería una doble aunque todavía no conseguían definir el tipo de boda y sobre todo la cantidad de invitados.
— ¿Yo puedo llevar los anillos como en la boda de mi tío Jake? — Preguntó Evan que ya estaba hincado en su silla tratando de alcanzar un bollito relleno. Charlie le acercó la cesta y Evan le dio las gracias.
— ¡Claro! — Aceptaron ambas chicas al unísono riéndose.
— Tienes que comprarme un traje nuevo, mami. — Le pidió a Bella.
— Cuando se acerque el momento, ¿entendido? — Le pidió sabiendo que de lo contrario estaría preguntando todos los días cuando irían de compras, los trajes le gustaban porque aseguraba que solo los niños grandes los usaban.
La tensión que se sintió con la llegada de Charlie se esfumó, todos platicaban y reían de las anécdotas compartidas por todos.
— Viendo a ese enano me niego a creer que Bella fuera una niña tranquila. — Soltó Emmett mirando a Charlie sobre su copa, haciendo de esa manera que todos se centraran en Charlie que le lanzó una mirada a Bella que negaba con la cabeza con una sonrisa mirando a Emmett.
— Y no te equivocas. — Admitió Charlie. — Como supongo debes de saber, ella nació en Forks, es un pueblo pequeño en el bosque. — Esa era nueva información, que Bella no compartió por ser irrelevante, apenas recordaba ese lugar que dejó siendo muy pequeña para mudarse a la ciudad. — Recuerdo una vez que ella adoptó un gatito — hizo especial énfasis en la última palabra — que encontró en su paseo diario, lo mantuvo oculto por un par de días hasta que lo descubrimos en el garaje. — Relató deteniéndose sonriendo en dirección de Bella que se llevó las manos al rostro.
— En mi defensa, era solo una buena obra, estaba en el bosque llorando, yo lo llevé a casa para darle de comer y resguardarlo del frio. — Se defendió mirando a Charlie — Solo era un gatito salvaje.
— ¡Era un puma! — Exclamó Charlie divertido a lo que Bella sonrió recordando aquello. Hacia tanto que no se detenía a pensar en su vida antes de Nueva York que le trajo otros recuerdos más donde su padre no era un tirano, inclusive parecía quererla. — Siempre fue una niña muy inquieta, teníamos que mantenerla ocupada para evitar que planeara su siguiente travesura.
— Justo lo que hacemos con nuestro terremoto. — Admitió Edward con una sonrisa cálida.
Conocía muchas cosas de Bella, lo de su nacimiento en Forks lo descubrió al buscarla y contratar al detective privado, creyó que la razón de que no hablara de eso era porque dejó ese lugar siendo aún una niña y consideraba era algo irrelevante. Todos rieron con otro par de anécdotas contadas por Charlie, manteniendo a Bella riendo y dando su versión de los hechos, hasta la fecha era la interacción más normal que había tenido uno con el otro.
Bella ayudó a despejar la mesa, se sintió demasiado extraña compartiendo esa parte de su vida y más la forma en que estaba interactuando con Charlie. Apenas dejar el pastel de chocolate sobre la mesa Emmett sonrió. Esme llevó un par de tartas y Edward los platitos. Como siempre Esme se encargó de dividir los postres tratando de que cada rebanada fuera del mismo tamaño, sus hijos podían ser adultos, pero en algunas cosas no cambiaban.
Emmett detectó la rebanada más grande pastel y estuvo expectante a que la pusieran en un plato, cuando sucedió extendió la mano que le fue apartada de un manotazo y así Rose la consiguió.
— Esa era mi rebanada. — Protestó Emmett un poco sorprendido, Rose no solía pelear por comida con él.
— No le veo tu nombre por ningún lado. — Le aclaró mirando la rebanada y luego hundiendo la cucharita en el esponjoso pastel.
— Estiré mi mano antes, eso significa que lo quería.
— Tiempo pasado, ahora es mía. — Determinó Rose probándolo y suspirando.
— ¡Era la última rebanada!
Bella no podía evitar sonreír y se hizo más amplia cuando Emmett la observó con ojos entrecerrados.
— Emmett, si aceptas un consejo, no discutas con una mujer embarazada — Le dijo Bella enarcando una ceja al ver por el rabillo del ojo a Evan aprovechar que estaba distraída para robar de su pastel. — Quieto ahí, ladronzuelo.
Evan se llevó rápidamente el trozo de pastel a la boca sonriendo, se levantó en la silla, envolvió el cuello de Bella en sus brazos y la besó.
— Te quiero, mami.
Edward sonrió por lo bajo, su hijo creía que con decir un te quiero se libraba de cualquier reprimenda, generalmente Bella cedía ya que lo que hacía no ameritaba un regaño, pero las pocas veces que lo ameritaba ese te quiero no la ablandaba.
— Te quedaste sin pastel, por lento. — Le picó Rose saboreando el pastel, del que le compartió un poco.
Emmett en el fondo no estaba molesto, tal vez con sus hermanos podría hacerlo cuando se metían con su comida, pero no con Rose. No iba a decirlo, pero ya habían tenido una discusión hace días sobre ello por el último rollo primavera y por cómo había resultado estaba decidido a que no se repitiera, prefería que Rose mantuviera sus garritas retraídas con él, cuando lo quería podía darle un buen arañazo.
— ¡Ya cas es hora! — Anunció Alice levantándose de un salto y llevando con ella a Jasper para que le ayudara con las botellas.
Sirvieron las copas, Rose recibió ponche lo que la hizo hacer un mohín. Permanecieron de pie y contaron hasta que el reloj marcó la medianoche. Todos brindaron deseándose una feliz navidad, Bella estaba feliz de ver a Evan tan contento compartiendo una de sus celebraciones favoritas con su familia. Se dejó envolver por los brazos de su hijo.
— Te amo, mi pequeño mostrito. — Le dijo apretándolo contra ella y besando sus mejillas sonoramente.
— Yo los amo a ambos — Intervino Edward abrazándolos a los dos. Evan soltó el cuello de Bella para abrazar a su papá y Edward suspiró al no sentir que Bella respondiera el abrazo, pero eso no lo detuvo para besarla, y agradeció que no se apartara. Se separaron riendo al escuchar un ¡ugh!
— ¿Quién te enseñó eso? — Le preguntó Bella rodando los ojos cuando Evan le señaló a Emmett que no dejaba de abrazar a Rose.
— Creo que no deberías de pasar tanto tiempo con tu tío.
— Es divertido, ¿Puedes bajarme? — Pidió, y así lo hizo. Lo vio ir directo con Carlisle y Esme, luego fue hasta Charlie que estaba un tanto apartado hablando con la enfermera. Su semblante de inmediato cambió y se inclinó para recibir el abrazo por parte de Evan.
Ante aquello Bella miró de nuevo a Edward con una ceja enarcada.
— ¿Evan sabe quién es Charlie?
— No, para él Charlie es un amigo de Carlisle. — Le aclaró, metiendo las manos en los bolsillos.
— Tendremos esta conversación más tarde. — Sentenció alejándose para abrazar a Esme y Carlisle.
— ¡Evan! — Gritó Alice entrando en el comedor del que había salido hace algunos minutos de forma discreta. — Tienes que venir a ver esto, ¡Corre!
El pequeño corrió hacia donde le indicaron contagiado de la emoción que Alice estaba demostrando. Todos estaban un tanto confundidos, pero la curiosidad pudo con todos y los siguieron. Bella se detuvo llevándose una mano a los labios al ver el gran árbol con un montón de regalos debajo, pero estaba Santa sentado en un sillón comiendo pastel con leche.
— ¡Eres Santa! — Gritó Evan muy emocionado, titubeando no supo si acercarse y solo pudo voltear en busca de Bella que se acercó y lo llevó con Santa.
— Ho, ho. Tú debes de ser Evan. — Lo saludó con voz grave. Evan solo asintió, estaba verdaderamente emocionado. — Gracias por el pastel y la leche, necesitaba un descanso y comer algo para seguir repartiendo regalos. ¿Dime, cómo te has portado?
— Bien, me como todas las verduras, hago mis deberes y me baño todos los días. — Enumeró levantando los deditos de su mano.
— Te traje varios obsequios por ser un niño bueno. Tengo que seguir repartiendo regalos, nos veremos el próximo año. ¡Ábrelos! — Le señaló uno grande.
Evan no lo dudo y se hincó junto al regalo. Aprovechando su distracción Santa desapareció. Ante aquello Evan se sorprendió, pero siguió abriendo regalos. Cuando Emmett regresó se detuvo junto a Bella que no pudo evitar abrazarlo.
— Gracias. Nunca se me había ocurrido que Santa se presentara. — Le dijo por lo bajo, limpiándole la comisura de la boca donde quedaba rastros de chocolate.
— Santa comió pastel de chocolate y a él nadie se lo peleó. — Dijo divertido. — Es muy fácil hacer feliz a ese niño. Él tiene tu esencia.
Bella sonrió agradecida, se esforzaba tanto porque Evan aprendiera a disfrutar y aprecias las pequeñas cosas que tenía, a veces creía estarlo haciendo mal, pero eran aquellas palabras como las de Emmett que la alentaban a seguir haciéndolo, al parecer iba por buen camino.
— Ojalá cuando sea mi turno pueda hacerlo aunque sea una parte de lo bien que tú lo haces. — La apretó más contra él. — No debió de ser fácil y solo te puedo admirar y respetar cada vez más.
— Eso de respetar como que no lo creo. — Dijo con una sonrisa, aquel rumbo de la conversación la estaba avergonzando, seguía sin acostumbrarse a los cumplidos, en cuanto al trabajo era más sencillo porque venían de personas de las que quería su respeto, pero Emmett era familia y tenía mucho más significado.
— Los cumplidos siguen sin ser lo tuyo, eh — Le dijo con una sonrisa, Bella se encogió de hombros con él no valía la pena desmentirlo. — ¿Qué te parece si vamos a buscar algún regalo con nuestro nombre?
Bella lo soltó y dejó que se acercara al árbol tomando un regalo con su nombre y sentándose junto a Evan que tenía una pista de autos y un pijama de dinosaurio que estaba dejando que Esme se la pusiera sobre la ropa. Alice le tendió una caja dorada que tenía su nombre, por la caligrafía supo de quien era, observó a Edward enarcando una ceja y él solo murmuró un lo siento, ante aquello rodó los ojos sin aceptar, pero tampoco rechazar esa disculpa.
Desató los cordones y abrió la caja encontrándose solo una llave pequeña que sacó extrañada, para ese momento Edward ya estaba a su lado y solo le dio un sorbo a su bebida.
— Parecen de esposas. ¿Es tu forma de decir que quieres intentar algo nuevo? — Le preguntó con una sonrisa que se transformó en una carcajada cuando Edward comenzó a toser al ahogarse con la bebida. Bella le golpeó suavemente la espalda.
— ¿En serio tengo aspecto de ser un amo?
— Yo no podría ser una sumisa. — Chasqueó la lengua.
Edward aprovechó que nadie los estaba escuchando, todos estaban al pendiente de los regalos de Evan así como de los propios. Miró a Bella directamente a los ojos con intensidad y con suavidad le rozó los brazos sintiendo como ella contenía el aliento.
— Yo tampoco podría serlo, por lo que tendríamos un problema, aunque… — Se detuvo al ver como ella inconscientemente pasaba la punta de la lengua por el labio inferior. — No siempre debes de tener todo bajo control, que te tengan en control también puede ser…
— Ok… voy a fingir que no escuché eso. — Se apartó Jasper divertido, solo escuchó una parte, pero por el tono sugestivo y el lenguaje corporal sabia de que se trataba y era algo que prefería olvidar.
Bella pegó su frente al pecho de Edward riendo, se había dejado llevar siguiendo el juego, ella no era de ese tipo de relaciones, y quería creer que Edward tampoco, se separó y lo vio a los ojos.
— ¿Estabas bromeando o realmente…?
— Solo bromeaba, tú también, ¿cierto?
— No es algo que me interese probar. — Admitió.
Ante aquello ambos dieron zanjado ese episodio, aunque Bella aún tenía que descubrir que abría esa llave.
— El regalo está en tu casa. — Le dijo Edward al oído, ante aquello Bella guardó la llave en uno de los bolsillos y suspiró al ver la cantidad de obsequios que Evan había recibido, ropa, algunos juguetes y un par de juego para Xbox, una consola que no tenía y al ver la emoción de Emmett supo de quien fue el regalo y que los compró para jugarlos con él.
Bella fue a la cocina por un poco de agua, al salir casi chocó con Charlie y se disculpó manteniendo una distancia, lo rodeó para seguir su camino.
— Isabella. — La llamó haciéndola detenerse y hasta ese momento vio que llevaba algo en sus manos. Acortó la distancia y le extendió el obsequio. — Es para ti.
Ante aquello apretó los labios y los puños manteniéndolos a los costados.
— Por favor. — Pidió Charlie moviendo el obsequio que finalmente aceptó. Dio media vuelta, pero Charlie volvió a llamarla.
— ¿Qué? — Preguntó irritada, regresando sobre sus pasos. — Lamento lo que te ha pasado, en realidad no tanto porque a eso le llamo karma. Sé que aún estas en recuperación y prometí que no dejaría que me afectara tu presencia, pero no puedes presentarte, bromear y contar todas esas historias con la esperanza de que borren todo lo que hiciste por años. Te doy el beneficio de la duda sobre lo que dijiste acerca de Renee, a como ha actuado puede que sea cierto, pero eso no quiere decir que vayas a poder estar en nuestras vidas. No puedes venir a tratar de comprarme con un regalo. — Lo sacudió.
Charlie cabizbajo asintió.
— No intento comprarte, solo creo que tal vez te interesaría tenerlo. Lo encontré ahora que cambié de casa, guardé algunas fotos para mí, pero hay muchas de momentos que seguro en alguna ocasión le puedes mostrar a Evan. — Le dijo señalando el obsequio. Ante aquello Bella no pudo más que desenvolverlo encontrándose con un álbum de fotos bastante nuevo, la curiosidad pudo con ella y se sentó en una de la sillas del comedor, agradeció cuando Charlie se sentó dándole su espacio.
La primera foto era la de una bebé envuelta en una mantita rosada en pleno bostezo, le hizo acordarse de Evan cuando recién nacido. Siguió avanzando notando que estaba acomodado de forma cronológica, algunos festejos de cumpleaños se detuvo en su primera visita a Disney.
— Tiene tu mirada.
— Por si no lo has notado sus ojos son verdes, del mismo color que los de Edward.
— Sé que son verdes como los de su papá, pero a lo que yo me refiero, es a su mirada, es dulce y profunda como la tuya, demasiado expresiva; cuando eras pequeña, podías mentir, pero tu mirada te delataba — Bella sonrió de lado, al recordar eso.
— Siempre me descubrías. — Suspiró, y siguió hojeando.
Un nudo comenzó a formársele en la garganta, era un recuerdo de su infancia plasmado en imágenes, muchas de esas cosas las había relegado muy en el fondo, aquellos fueron buenos momentos y prefirió intentar olvidarlos, era más sencillo que no doliera si no recordaba lo que perdió. Se detuvo nuevamente en la imagen donde salía con su primera bicicleta y ella sonreía.
— Recuerdo que esa bicicleta no duró más de dos semanas, apenas aprendiste y no parabas de tener accidentes, aun no comprendo cómo fue que te fuiste contra el árbol — Bella no pudo contener una carcajada, ella simplemente no supo cómo sucedió, pero terminó estampándose con un árbol, fue doloroso, pero él había estado ahí para ayudarla a levantar, después de ese accidente no había querido volver a subirse, pero Charlie la alentó y cuidó de que ningún árbol se volviera a poner en su camino
— Y esta fue cuando fuimos a Hawái e intenté surfear, pero solo conseguí que las olas me arrastraran — Fue el turno de Charlie de reír, recordaba que por dos días ella era arrastrada por las olas, pero no desistió y ahí supo que sería como él, que lo que se propusiera se aferraría y lucharía por conseguirlo.
— Intenté evitar que te subieras a la tabla, pero me ignoraste y el saldo, una rodilla lesionada
— Al menos no fue la nariz, pero estuvo cerca — sonrió. — Además, lo conseguí.
— Recuerdas cuando estábamos haciendo tu castillo de arena y un perro arruinó nuestro trabajo de toda esa tarde
— El helado que aceptaste me dieran en compensación era enorme, y jugar con el perrito fue divertido.
Giró la página encontrándose con una foto que en verdad no recordaba, estaba sobre un hermoso caballo — ¡Oh! Era un hermoso caballo, ¿fue la vez que estuvimos en aquella villa en Francia, no?
— No, Bells, fue cuando fuimos a visitar el viñedo en Italia.
— Es verdad, me enojé porque no me dejaron probar el vino.
— Tenías apenas 6 años, no te dejaría probar el alcohol.
— Pensé que habían roto esta fotografía.
— Imposible, fue cuando estabas aprendiendo a esquiar lo máximo que te mantenías de pie eran 2 minutos.
— ¡Oye! Eran 3. — Bella rio recordando que la mayor parte del tiempo se la pasó sosteniéndose de su instructor haciendo en más de una ocasión que él también cayera. Era una fortuna que Evan no hubiera heredado eso, él lo consiguió a los pocos intentos. Su sonrisa se desvaneció.
— Eso fue cuando tenías 7.
— Tenía 9 y fueron las últimas vacaciones en las que realmente me la pasé bien, pude ser yo, disfrutarlas como una niña de mi edad, después de esas se me comenzó a exigir comportarme como alguien mayor y luego me mandaron a Suiza al magnífico internado condenándome al olvido. — Cerró el álbum de golpe suspirando, los momentos malos seguían empañando todos esos que la hicieron sonreír hace solo segundos. Lo curioso de ese álbum es que no había fotos con sus padres, era solo ella.
— Siento el dejar que todo esto pasara, en convertirme en esa clase de hombre que te orilló a pasar por el infierno que viviste, por colaborar al daño que tu madre te hizo y no intervenir.
— ¿Qué es lo que quieres? — Le preguntó cansada de adivinar que pretendía.
Charlie se detuvo cuando iba a moverse para quedar justo a su lado y se mantuvo en su sitio, no pudo verla a los ojos así que dejó de mirarla.
— ¿Qué quiero? Tu perdón. Sé que no crees que sea real y solo se debe a lo que me sucedió. Pero estar en esa cama de hospital sintiendo que mi final había llegado me hizo reconsiderar muchas cosas. — Admitió. Ese momento fue duro, entendió a lo que se referían al decir que se ve la vida pasar, creyó haber llegado al final del camino, pero ahí estaba en una segunda oportunidad. — Yo mismo te enseñé que las personas no suelen arrepentirse de verdad y solo fingen hacerlo para conseguir algo. Si me lo permites, quiero enmendar mis errores, demostrarte que el cambio es real y no pretendo hacerles ningún daño.
— Hay heridas demasiado profundas que jamás cierran.
— Todas cierran, algunas necesitan más tiempo, sé que no me lo merezco, pero deseo estar cerca de ustedes, me gustaría recuperar el tiempo que perdí contigo, además que deseo estar en cada una de las travesuras de ese pequeño.
Bella no pudo más, se puso de pie manteniendo el álbum en sus manos.
— ¿Cómo creerte? — Preguntó frunciendo los labios. — Nunca te interesaste por mí. Puede que el infarto cambiara algo en ti, pero ¿Por cuánto tiempo? Realmente lo que hagas o no me tiene sin cuidado, desde hace mucho dejé de esperar algo bueno de ti. Pero no estoy dispuesta a permitir que hagas algo para lastimar a mi hijo.
— Edward también me lo dejó en claro. — Admitió. — No te forzaré, y no esperes que haga algo en tu contra, mis intenciones son reales.
— Tú me enseñaste a pensar lo peor en estas situaciones, siéntete orgulloso. — Suspiró. — Si me disculpas regresaré con mi familia.
Charlie permaneció solo en el comedor, no se sentía para nada orgulloso de la situación y menos ahora que le explotaba en la cara. Era una realidad que se empecinó en que ella no se ablandara solo por unas palabras o incluso lágrimas, la gente engañaba y debía de ser dura. Ahora comenzaba a ver con otros ojos lo que antes fue su vida, el ser miserable que era. Dejaría que sus actos demostraran lo que había dicho con palabras.
…
Lamento mucho la demora, no estoy en mi mejor momento; hay días en que no puedo siquiera encender la lap. Junto con Andrea estamos de vuelta para publicar los capítulos restantes de la historia que ya no son muchos.
Gracias por su paciencia y como lo prometí la historia se finalizará.
Nos leemos con el siguiente capítulo, que de verdad será pronto.
TitiC
