Declamar: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicado por primera vez, regresa mejorada.

Gracias a mi beta Andrea y mis prelectoras Ta-Cullen y Lalis por ayudarme a acomodar las ideas.

Espero que cada una de ustedes se encuentre bien junto con sus familias, esto seguirá por un buen, por favor sigan las indicaciones y sigan las medidas de seguridad, recuerden que se cuidan ustedes ya todos los que les rodean.


18.- Max

Edward bajó a Evan del auto, iba completamente dormido. Al menos no iban a tener que despertarlo, mantenía su nueva pijama puesta. Le gustó tanto que luego de probársela le pidió a Bella que le quitara la ropa que mantenía debajo para solo quedarse con el pijama ya que sentía mucho calor.

Lo dejaron en su cama y lo besaron saliendo sigilosamente. Edward siguió a Bella al interior de la habitación.

— No vas a dormir aquí, Cullen. — Le informó Bella enarcando una ceja mientras se quitaba los pendientes. — No confundas mi amabilidad de esta noche; era solo porque no pensaba arruinar la noche a tus padres y sobre todo la de Evan, ¿en qué estabas pensando cuando decidiste omitir lo que sucedía entre mi hijo y Charlie? ¿Creíste que verlos me resultaría divertido?

Edward se dejó caer al borde de la cama, pensaba que la conversación la tendría por la mañana, pero ahí estaban.

— Sucedió hace algunos días, Charlie fue a revisión y se encontraron en el pasillo. — Sonrió recordando aquel momento. Dejó de sonreír al notar la mirada intensa de Bella. — Baja la guardia un momento, por favor. — Pidió.

Bella levantó las manos y murmuró un par de cosas que no comprendió. Luego se sentó en un sillón que tenía cerca de la cama y con un gesto le pidió continuar.

— Sonreí porque recordé la primera conversación de Evan con Charlie. Ese niño te ama, jamás lo dudes. Es pequeño, pero está dispuesto a pelear por ti. — Le dijo notando como Bella fruncía en ceño extrañada. — Recordó lo que hizo Charlie aquel día en tu oficina y sin pensarlo lo enfrentó recordándole que le había hecho daño a su mami, que si no sabía que a las chicas no debía de tocárseles y mucho menos lastimarlas. Preguntó si te había pedido perdón para finalizar diciendo que esperaba que no se repitiera o se enfrentaría a él. Se paró frente a Charlie con sus manos en jaras mirándolo seriamente a los ojos.

Bella se llevó las manos a los labios, aquel gesto le estrujó el interior. Sabía que su hijo la amaba, pero no esperaba que hiciera algo como eso a su corta edad, se había enfrentado a Charlie a quien ella no pudo hacerlo hasta muchos años después. Su hijo tenía el coraje que a ella le faltó en su infancia.

— Carlisle lo presentó como un amigo suyo. Respetamos el hecho de que tú no has querido presentarlos como lo que son, ¿Qué le has dicho de tus padres?

— Que están lejos, que en algún momento los conocería y distraerlo para quitar eso de su mente. — Bella apoyó sus codos en sus rodillas mirando a Edward. — Tuviste que decírmelo, era una decisión que debía de tomar.

— No lo oculté de forma deliberada, fue cuando estabas planeando su cumpleaños y luego de todas las actividades de los últimos días simplemente se me olvidó. Creí que no se presentaría esta noche si te soy honesto.

— ¿Lo sabias? — Preguntó nuevamente irritada.

— Evan lo invitó. — Le informó. — Verás, Carlisle lo llevó cuando invitaba a los otros. Se encontraron con Charlie con quien Evan comenzó a hablar de la navidad y cuando tu padre le dijo que se quedaría solo en casa, lo invitó a casa de mis padres. Carlisle confirmó que estaba invitado y Charlie prometió pensarlo.

— No puedes tomar estas decisiones en solitario.

— Hablé con Charlie y dejé las cosas en claro. — Suspiró desabrochándose un botón de la camisa. — Me importa el bienestar de Evan tanto como a ti. No soy tan duro como tú y puede que me ablanden ciertas situaciones, pero no quiere decir que no me importe. Tú y Evan son lo más importante y estoy dispuesto a llegar a las últimas consecuencias por ustedes.

— Me sentí traicionada. — Admitió.

— Y estabas en tu derecho. — Secundó Edward yendo hacia ella colocándose de cuclillas delante para quedar más o menos a su altura.

— No me fío de Charlie. Como se lo dije a él esta noche, desde hace mucho dejé de esperar algo bueno de él. No puedo dejarlo acercarse demasiado a Evan, hasta comprobar que no trama algo, no puedo exponerlo.

Edward le cogió los hombros.

— Seamos cautelosos y dejemos que las cosas sigan su curso.

Bella frunció los labios y aceptó, se andaría con mucho más cuidado ahora, Charlie era un maestro del engaño, lo había visto muchas veces con hombres de negocios a los que quería de clientes, usar sus debilidades para acercarse y cazarlos. Ella tenía algo que él aún quería y ahora que Swan Industries estaba estabilizándose no dudaba que intentaría todo para recuperarla.

— Vamos a la cama, mañana un pequeño dinosaurio estará ansioso por sus otros obsequios debajo del árbol.

— Era en serio, no vas a dormir en mi cama.

Edward dejó caer la cabeza suspirando, estaba agotado y no quería más discusiones. Le besó la frente y salió rumbo a la habitación de invitados.

Solo un par de horas más tarde Bella se coló en la cama donde Edward dormía, ella no pudo dormir mucho en realidad, no dejaba de darle vueltas al asunto y detestaba que su padre tuviera el poder de alterarla de esa forma con algo como aquello. Muchos la tacharían de paranoica, pero ella podía decir que lo conocía mejor que otras personas y justo por eso no se fiaba para permitirle una relación con Evan como la que esperaba Charlie llegar a tener.

Al sentir movimiento Edward abrió un poco los ojos y sonrió al ver a Bella, le apretó contra él besando el tope de su cabeza volviendo a dormir.

El grito de Evan entrando a la habitación los hizo incorporarse asustados.

— ¿Qué sucede? — Preguntó Bella sentándose de golpe y acomodándose el cabello.

— ¿Por qué durmieron aquí, tiene algo malo tu camita? — Preguntó manteniendo a Rex en una de sus manos y con el gorro de su pijama con las crestas puesto haciéndolo parecer a su dinosaurio.

— Algo así. ¿Tienes hambre? — Preguntó Bella acercándose a él.

— ¡Hay obsequios bajo nuestro árbol! — Tras decir eso salió corriendo gritando para que se apuraran.

Al entrar Bella se sorprendió de que había más de lo esperado ella había comprado algunos y al parecer Edward otros cuantos.

— Promete que no te alterarás. — Pidió Edward besándola en los labios, ante eso Bella cerró los ojos preparándose para contener su enfado.

Edward salió de la habitación y volvió con las manos vacías al cabo de unos minutos, pero había un sonido extraño en el pasillo.

— Evan, hay otro más por acá que tiene tu nombre.

De inmediato el niño dejó de intentar ponerse sus nuevos tenis para ir donde su papá indicaba, Bella lo siguió y se detuvo en seco ante el grito de emoción de Evan que corrió a la jaula transportadora con un enorme moño rojo de donde salían un par de gemidos.

— ¡Es un perrito! — Chilló Evan tratando de ver entre las rendijas y tirando de la puerta sin conseguir abrirlo.

Edward se colocó en cuclillas junto a la transportadora y vio seriamente a su hijo.

— Es un perrito, pero conlleva mucha responsabilidad y como es tuyo, te vas a encargar de alimentarlo y lo llevaremos a pasear juntos. ¿De acuerdo? — Le dijo recibiendo un asentimiento, luego se armó de valor y miró a Bella que enarcaba una ceja negando con la cabeza, Edward le resultaba bastante optimista si creía que Evan a su corta edad comprendía todo lo que implicaba, al final serían ellos los que tendrían que hacerse cargo de ese animalito.

Al abrir la jaula, un cachorrito de color miel y pelaje en apariencia suave saltó al exterior estirando graciosamente sus patitas y meneando su colita, se abalanzó contra Evan a quien comenzó a lamer, las carcajadas de su hijo fueron suficientes para que el enfado de Bella se apartara. Era cierto que tenía mucho pidiendo uno y ella lo aplazaba. ¿Qué tan malo podía llegar a ser?

Almorzaron en la cocina con el nuevo integrante manteniéndose echado a los pies de Bella, que lo acariciaba ocasionalmente, su pelaje era tan suave como se lo pareció. Al terminar Evan se lo llevó a conocer la casa, momento que Bella aprovechó para hablar con Edward.

— Te garantizo que me haré cargo de él, ya viste la emoción de Evan.

— ¿Qué raza es?

— Golden Retriever. Me dijeron que es un buen perro, y siempre quise tener uno de estos.

— No es como si lo pudiéramos regresar, además he escuchado que a los niños les hace bien crecer con una mascota, estaba esperando a que creciera un poco más… Ese cachorrito tendrá una buena vida. — Le tomó una mano. — Es de otra cosa de la que necesitamos hablar. ¿Qué ha sucedido con Tanya?

Edward maldijo en su interior, no le había vuelto a comentar nada porque él quería hacerse cargo de la situación de manera pacífica, pero Tanya seguía insistiendo presentándose de vez en cuando en el hospital, las llamadas cesaron porque la bloqueó. Ya había hablado con Emmett para una orden de alejamiento que estaba próxima a ser interpuesta, y aún sabiendo eso, Tanya no parecía importarle.

— Sé que dijiste que te encargarías…

— Y lo estoy haciendo. — Se llevó las manos a la cabeza, aquella señal hizo que Bella apretara los labios para evitar recordarle que no iba a entender por las buenas.

— Eddie, Eddie, Eddie… — Dijo chasqueando la lengua ignorando que la mirara con los ojos entrecerrados ya que odiaba ese apodo. — Escuché por ahí que sigue asechándote. Y no, no te estoy vigilando, solo salió en una conversación.

— Emmett está por interponer una orden de alejamiento… — Ver el rostro de Bella le hizo fruncir el suyo, parecía estar conteniendo una sonrisa. — ¿Qué?

— Eres una ternura. Tiene conocidos muy bien acomodados que harán que esa orden no proceda o en su defecto no la respetarán. — Le dijo encogiéndose de hombros. — Cuando estés listo déjame hacerme cargo.

Antes de que pudiera replicar, Bella se levantó, lo besó en la mejilla y fue a buscar a Evan que estaba demasiado silencioso y eso nunca era bueno. Pero antes de salir de la cocina Bella se giró.

— Aún no he usado mi llave para ese regalo y de verdad tengo curiosidad.

Luego de que verificaran que tanto Evan como Max, el nuevo integrante, estaban en una pieza y se encontraban juntos mirando tele, Edward le indicó a Bella que fuera por la llave y le mostró una caja de tamaño regular oculta detrás del árbol que no vio cuando Evan estaba abriendo sus obsequios. Por la caja supo inmediatamente de que se trataba, no dudo nada en abrirlo y extrajo con cuidado el cuadro chillando de emoción al ver un Picasso que había perdido en una puja hace una semana, lo que la entristeció.

— Damian me contactó con Stephen quien se encargó de hacer la compra. — Se reacomodó en el sillón sonriendo al verla apreciar aquel cuadro. — Lo que me recuerda, aquel Monet que Damian te regaló por tu cumpleaños ¿realmente fue un regalo?

Bella sonrió de lado encogiéndose de hombros.

— Eso dio justo en mi ego, yo olvidé tu cumpleaños y aparece Damian con un cuadro valioso. — Negó con la cabeza. — Se mostró como un contrincante decidido.

La envolvió en sus brazos cuando ella se dejó caer junto a él. Estaba agradecido de tenerlos a su lado nuevamente, aún no sabía que depararía el año siguiente. Bella no había dicho nada sobre la mudanza y él temía preguntarlo porque en verdad quería que permanecieran en la ciudad. Con el fin de año tan cerca era una charla inminente que debían de tener, pero luego de lo sucedido con Charlie y la discusión, prefirió dejarla para otro momento.

A mitad de semana Edward estaba en casa de sus padres antes de la cena para recoger un platillo que Esme le prometió enviar a Evan para la cena. Al llegar Carlisle se sirvió una copa de vino y se sentó junto a su hijo en los bancos altos de la isla de la cocina viendo a Esme mirar el interior de una olla.

Aquel momento le pareció perfecto a Carlisle, no sabía cuándo más se le presentaría.

— Hoy en una conversación con Brandon Rowan, el jefe del hospital en Londres, me mencionó algo interesante. — Comenzó Carlisle centrando la mirada en Edward que contuvo el aliento y eso le dio la respuesta que buscaba. — ¿Te mudarás a Londres?

— ¿Lo harás? — Preguntó Esme confusa, su hijo no había mencionado nada al respecto por lo que aquella noticia era toda una revelación y lo que implicaba no le gustaba del todo. — ¿Bella se marchará después de todo?

Edward pasó una mano por su rostro para luego acomodarse mejor en el banco en que estaba.

— No lo sé — Admitió viendo a su madre.

— Puedes hablar con ella y conven… — Se detuvo al ver a su hijo negar con la cabeza.

— Han sido muchos cambios para ella, solo estoy dejando que sea quien tome la decisión de regresar a Londres o permanecer aquí. — Dijo con tranquilidad. — Hace tiempo le dejé saber que si ella decidía que lo mejor era volver a Londres, me mudaría con ellos. No iba a dejarlos marchar de nuevo. Además, no seríamos la primera familia que vive lejos de sus familiares.

Esme admitió que tenía razón muy a su pesar.

— Solo tanteé el terreno. Lamento no mencionarlo antes, pero primero necesito saber lo que Bella elegirá. Esta noche lo hablaré con ella.

— Definitivamente los echaré de menos, sobre todo a Evan y sus ocurrencias. — Admitió Esme con tristeza.

— ¿Se irán? — Preguntó Alice que acababa de llegar junto a Jasper y Emmett.

Edward rodó lo ojos.

— No lo decide aún. — Entrecerró los ojos mirando a Alice. — Y por favor, no intervengas esta vez. Sería perfecto para todos que ellos se quedaran, pero Bella es su madre y respetaremos su decisión.

— ¿No te importa que se lo lleve y lo veas en periodos vacacionales o cuando tú puedas darte un respiro y viajar? — Le cuestionó Alice extrañada.

— Si ellos se van, yo me mudaría a Londres. Mi lugar es estar con mi familia. — Edward suspiró sonoramente. — Hablo muy en serio, Alice, no intervengas. Nadie lo haga.

Carlisle se levantó y le apretó el hombro a su hijo con una gran sonrisa y sintiéndose orgulloso, estaba anteponiendo a su familia ante ellos justo como debía de ser. La madurez con que se movía en su trabajo la estaba reflejando en su vida personal.

— Todos nos abstendremos de intervenir y hacer cualquier comentario. — Prometió Carlisle viendo a sus hijos enarcando una ceja.

Edward agradeció cuando sus hermanos lo prometieron. Les dejó saber que en cuanto supiera algo se los haría saber, sabía que ocurriría esa semana ya que iba a sacar el tema a relucir.

Al llegar a casa de Bella con el guisado, Evan se alistó para cenar. Eran verduras hornadas con una salsa cremosa que a Evan le encantó y por eso solo tuvo que pedírsela a su abuela para que ella se lo preparara. Ninguno dijo nada, pero era con ese platillo que veían como su hijo no protestaba por las verduras e incluso repetía ración. Luego de ver la tele por un rato, lo llevaron a la cama. Ambos regresaron a la cocina, y Edward aceptó una taza de café.

Mantuvo la taza entre sus manos con la pregunta en la punta de la lengua, pero sin conseguir el valor de pronunciarla.

— ¿Te encuentras bien? — Le preguntó Bella

— Tenemos que hablar. — Dijo finalmente notando como ella parecía extrañada pero asentía. — Fin de año es en un par de días.

— Lo que me recuerda que la celebración se hará aquí. Ya lo hablé con Esme y estuvo de acuerdo, ya tengo casi todo preparado.

Edward le tomó la mano.

— Bella, de lo que necesitamos hablar es sobre el futuro próximo. ¿Sigue en pie lo de regresar a Londres? — Le preguntó sintiéndola tensarse y le apretó la mano tratando de trasmitirle de esa manera que no importaba la decisión la apoyaría. Tomó una bocanada de aire. — Hablé en serio cuando dije que si decidías que regresarían me marcharía con ustedes. En realidad ya hablé con el jefe del hospital que dejé para venir a Nueva York. No llegaré como jefe de departamento, pero tengo un puesto de trabajo si decido tomarlo. Solo basta una llamada.

Bella se sorprendió ante aquella revelación, Edward hablaba en serio y comenzó a moverse para encontrar un trabajo en la ciudad, algo que no era tan complicado con su currículo y el nombre que se estaba haciendo. Lo que implicaba era lo realmente importante.

— En mi familia saben que marcharnos es una posibilidad, digamos que no les agrada, pero dejé en claro que no podían intervenir. Es una decisión tuya.

Bella lo envolvió en sus brazos agradeciendo en silencio por no presionarla y permitirle tener el control asegurándose de que nadie más intervendría. Se apartó al cabo de unos minutos y acunó su rostro mirándolo a los ojos.

— Con Evan decidimos quedarnos. — Le dijo sonriendo al sentir como se relajaba. — No quiere dejar a sus abuelos, además de que tiene más amigos que en Londres. Yo puedo trasladar las oficinas centrales de Diamond aquí en un tiempo.

Aquella noticia era la mejor.

La noche de fin de año fue la primera reunión en que los amigos de Bella tuvieron contacto con la familia de Edward. Al inicio fue un poco tenso el ambiente, pero poco a poco se fueron relajando y dejando las asperezas de lado, James y Jane fueron los más duros, pero entendían que era una decisión de Bella y solo quedaba apoyarla.

Damian no desaprovechó la oportunidad para picar a Edward en cuanto llegó le dio una palmada en la espalda.

— Hola, papá de Evan. — Lo saludó con burla recordando aquel primer encuentro donde aún eran enemigos.

— Hola, impostor. — Le respondió Edward haciéndolo reír.

Los que estaban cerca se quedaron extrañados, por lo que Damian, a quien le encantaba esa historia de cómo se divertía haciendo rabiar a Edward la contó, de esa forma los demás se rieron de aquel intercambio de palabras.

Ahí en esa reunión Bella tuvo la oportunidad de hablar con Alex el novio de Ángela. Ella también era como su familia y aunque conocía muchas cosas del chico, no habían tenido la oportunidad de conocerlo personalmente.

— Angie me contó que la navidad fue una gran celebración. — Comenzó Bella para romper el hielo sentándose entre Ángela y Megan. Owen miró a su amigo.

— Mi familia es algo numerosa por eso cualquier celebración termina siendo algo grande. — Admitió encogiéndose de hombros con una sonrisa nerviosa. Sabía que aquel día llegaría, estaba intimidado aunque Ángela y Owen le aseguraban que ella no era tan fría como aparentaba y le caería bien. Se aclaró la garganta. — Angie conquistó a todo mundo, mi abuela que es una mujer un tanto difícil, disfrutó de su compañía. Si en verano es posible la llevaré conmigo a Florida cerca del lugar de residencia de mi abuela que quiere volver a verla.

Ángela se ruborizó, aquel era un plan que tenían y del que no había hablado con Bella.

— Es difícil no querer a esta chica. — Admitió Bella palmeando una de las manos de Ángela y luego hizo lo mismo con Megan. — Espero que sepan lo afortunados que son de tener a estas dos maravillosas mujeres.

Megan sonrió y vio con fingida arrogancia a su novio que le guiñó un ojo, él conocía el valor que tenía, por su parte Alex también estaba de acuerdo, tenían poco saliendo comparado con Megan y Owen, pero en el fondo sabía que Ángela era la chica indicada, en ninguna relación previa se sintió de la forma que lo hacía con ella, no tenía que aparentar, Ángela lo quería y aceptaba como era y de alguna forma conseguía impulsarlo a probarse a si mismo otorgándole una mejor versión de él mismo.

— Espero disfruten la velada, siéntanse como en casa. — Se despidió levantándose dando un ligero apretón de manos a sus amigas y yendo junto a Edward que estaba hablando con Jake, mientras Leah conversaba con Esme.

Durante la cena Bella dejó de prestar atención a lo que decían para perderse observando a cada uno de sus invitados, ahí estaba la gente que tenía un significado importante en su vida, solo habían hecho falta John y Grace que decidieron celebrar en otro lado más cálido. En el fondo Bella siempre deseó tener esa clase de celebraciones, en casa con la gente cercana, poder compartir la comida y charlar entre risas.

Ver a Evan realmente disfrutar de aquel momento, comiendo y riendo de los chistes que le contaba Damian o James, peleando por los bollitos con Emmett y perdiéndose fascinado en algunos trucos de magia que realizaba Jasper para él desapareciendo una moneda le hacía ver que todo valía la pena. Tal vez era mucho tiempo para algunos, pero al final estaba recibiendo lo que deseaba.

Ante la última campanada Edward que mantenía a Evan en sus brazos envolvió a Bella y como si estuvieran conectados ambos besaron las mejillas de su hijo que protestó haciéndolos reír.

Un nuevo año estaba comenzando y se esforzarían porque resultara mucho mejor que los anteriores. Había muchas cosas buenas en el camino y tal vez más de una sorpresa estaba por llegar.


...

Lamento mucho la demora, luego de una larga espera el capítulo 18.

Gracias por su paciencia y como lo prometí la historia se finalizará.

Nos leemos mañana con el siguiente capítulo.

TitiC