Declamar: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicado por primera vez, regresa mejorada.

Gracias a mi beta Andrea y mi prelectora Lalis por ayudarme a acomodar las ideas.


19.- Hogar

Tras la agradable fiesta de fin de año las cosas comenzaron a volver a la normalidad. Con la decisión de Bella de quedarse en Nueva York, se vio obligada a viajar a Londres para arreglar algunas cosas de las que no podía hacerse cargo desde la distancia, también tendría que ir a reunirse con un par de clientes en otros lugares.

Los viajes eran una constante en la vida de Bella, estaba por programar el vuelo cuando se detuvo recordando a Edward, no es que necesitara su autorización ni nada, solo quería que el viaje de al menos una semana no le tomara por sorpresa, lo que no esperaba era que él decidiera adelantar días de vacaciones para acompañarlos. Necesitaba un tiempo libre con ellos.

El más emocionado de que Edward los acompañara fue Evan, que estaba encantado de poder mostrarle su casa de Londres, pero se entristeció de tener de dejar a Max, no quisieron someter al cachorrito al estrés del vuelo ya que serían diferentes paradas y prefirieron dejarlo con los abuelos que accedieron a hacerse cargo, en el fondo estaban complacidos de hacerlo, les encantó desde el momento que lo conocieron.

Al llegar al hangar privado, Edward no se sorprendió del todo, lo que sí notó era la forma en que Evan estaba familiarizado con la rutina, pasar por una inspección, subir al jet con ayuda de Angie y correr hasta uno de los asientos, esta vez le pidió a Angie que dejara que su papá se sentara a su lado.

Bella se acomodó en uno frente a ellos desde donde podría trabajar y Angie en uno solitario muy cerca estando atenta de lo que se necesitara, pero Edward le dijo que solo la molestaría si era muy necesario. Bella trabajó gran parte del vuelo, se dio descansos en donde jugó con Evan, lo ayudó a colorear y rieron con Edward. Luego al cabo de unas horas el niño se quedó dormido.

— Está bastante familiarizado con los vuelos. — Apuntó Edward señalando a Evan con la cabeza.

— Desde muy pequeño me ha acompañado. Al principio fueron vuelos comerciales y cuando tuve la oportunidad de conseguir mi propio jet, lo hice, por comodidad y realmente me es más rentable. — Se encogió de hombros. — Tendré las mañanas ocupadas, pero creo que tú y Evan encontrarán que hacer, seguro tienes varios lugares que compartir con él.

— Sé de algunos buenos sitios que le encantarán. — Confirmó.

Al llegar a Londres para Edward no fue nada desconocido, esa ciudad también la consideraba su hogar, fue donde creció. Tenía en mente mostrarle un montón de sus lugares favoritos, y también esperaba que su hijo le mostrara todos los sitios que le eran especiales. Y, sobre todo, quería conocer su espacio ese del que tanto le hablaba.

La casa de Bella estaba en una de las mejores zonas, era de tres plantas muy cerca de Hyde Park, lo que no le extrañó, tenía cierta debilidad por los espacios abiertos. Al entrar era notorio que acababa de ser limpiada, la decoración era muy similar a como la que tenía en Nueva York. Evan corrió a la que era su habitación seguido por Edward, lo vio dejarse caer en su camita que era tan suave como la recordaba. Edward pasó la mirada por el lugar tenía varias repisas con libros en algunos se notaban espacios vacíos así que supuso los habían llevado con ellos cuando dejaron Londres, había otras repisas con autos, pero los que llamaron su atención fue una serie de autos antiguos de colección.

— Esos me los ha dado el tío Jake y el tío James. Tío Jake tiene toda una pared llena de ellos. — Le dijo Evan al notar lo que su papá miraba. — Son bonitos.

Edward conocía muy poco de ellos, pero había tenido un compañero en la facultad que también los coleccionaba y hablaba de su valor por lo que intuía ahí tenía una pequeña fortuna. Evan le tomó la mano regresándolo a la realidad, fue el encargado de dar un recorrido por la casa señalando cada habitación, al llegar a una que daba al jardín trasero bastante bien iluminada no tuvo que decirle como ocupaban ese espacio, los caballetes, los monos colgados en la pared con sus nombres, los lienzos y los tubos de pintura en las repisas le indicaron que era un cuarto de arte, el espacio donde Bella se relajaba y Evan la acompañaba pintando.

Finalmente llegaron al estudio de Bella donde había varias pinturas colgadas y justo como Evan le contó, ahí junto a algunas, estaban sus dibujos enmarcados, todos tenían una tarjeta que indicaban la fecha.

— Creo que no pudiste tener mejor guía. — Sentenció Bella manteniéndose apoyada en el marco de la puerta observándolos. — Pedimos Pho para cenar.

Ante la mención de aquella comida, Evan salió corriendo hacia la cocina.

— ¡Aún no llega! — Le gritó Bella divertida. — Es una de sus comidas favoritas.

— Creo que 80% de ese niño es Pho, es de las únicas cosas que comías cuando estabas embarazada. — Le recordó Ángela que pasaba por ahí.

Bella se encogió de hombros justo en el momento que el timbre sonaba, y el grito de Evan se escuchaba anunciando la llegada de la cena. Edward capturó a Evan que corría hacia la puerta haciéndolo reír. Eran estos momentos los que no cambiaría por nada.

Tal como Bella lo indicó, sus mañanas estaban ocupadas en la empresa por reuniones arreglando varias cosas para hacer el traslado oficial de la matriz a Nueva York. El que algunos de los empleados tuvieran que mudarse no fue una sorpresa, algunos estuvieron dispuestos y aceptaron sin replicas, pero solo unos cuantos pidieron un tiempo para meditar su elección.

Como cada inicio de año los mercados se volvían arenas movedizas, acordaron esperar al menos a que el primer trimestre terminara para hacer los cambios que se estaban planteando ya que de lo contrario los dejaría vulnerables en ciertos flancos, cosa que no podían permitirse al ser una de las empresas más fuertes en ese momento, sus adversarios y competidores estaban a la espera de esos momentos para clavar una puñalada, y Bella no estaba dispuesta a hacerles el trabajo tan sencillo.

Luego de un par de días, Bella dejó indicaciones de cómo se manejaría la mudanza, las cosas que serían enviadas, cuales se quedarían en la casa y también las que se venderían o donarían.

El último día en Londres cenaron en el departamento de Damian, lo que era una buena señal para Bella, sabía que su amigo no dejaba entrar a su hogar a personas que le desagradaran, por lo que sin lugar a dudas aceptaba a Edward y era más que claro por la forma en que se divertía bromeando a su costa, lo que no parecía molestar a Edward que dejaba llegar el momento adecuado para devolvérsela dejando a Damian callado.

Al dejar Londres estuvieron un par de días en Abu Dabi. Bella solo tuvo un par de reuniones con clientes y después se relajaron como si fueran vacaciones familiares. Pasaron tardes en la playa, Bella no dejaba de sonreír al ver a Evan construyendo castillos de arena con Edward, le recordó aquella imagen del álbum que le dio Charlie. Aprovecharon cuando Evan tomó una siesta bajo la sombra, lo dejaron al cuidado de Ángela que leía un libro y ambos se sumergieron en el mar. Llegaron hasta donde el agua les cubría el pecho pasando el lugar donde las olas rompían dejándose llevar por el movimiento del agua.

— Me encanta la tranquilidad de este sitio. — Admitió Bella mirando al cielo dejando que el sol le diera de lleno.

— ¿Por eso decidiste abrir un hotel aquí?

— Eso, y que es una inversión bastante redituable, sin contar que tengo un grupo importante de clientes en la zona.

Edward se movió hasta quedar frente a ella, deslizó sus manos suavemente por la cintura desnuda de Bella que volvió su atención hacia él.

— Me gusta la privacidad. — Le murmuró notando como Bella sonreía de lado dejando sus palmas en su abdomen e ir subiendo hasta entrelazarlas detrás del cuello de Edward que la apretó más a él al sentir como lo envolvía con las piernas. — Me recuerda a nuestra estadía en Hawái.

— Fue un buen momento. — Admitió Bella.

— No sé si sea bueno continuar a donde va esto. — Dijo al sentir como Bella acariciaba su nuca.

— ¿Tan poco autocontrol tiene, Dr. Cullen? — Le preguntó en un susurro cerca de sus labios dejando que la punta de su lengua rozara el labio inferior de Edward que contuvo la respiración.

Sin darle oportunidad, la besó con urgencia, envolviendo la cintura de Bella con un solo brazo y llevando su mano libre hasta la nuca de ella. Ambos se dejaron llevar disfrutando aquel instante cargado de pasión, pronto la respiración se volvió errática y Bella fue la primera en dejar escapar un gemido de puro placer al sentir como la dureza de Edward se rozaba entre sus piernas.

— Tenemos que detenernos. — Murmuró Edward dejando descansar su frente en uno de los hombros de Bella tratando de recuperar el aliento.

— Esta noche podremos continuar donde nos quedamos. — Sentenció esperanzada.

Al regresar a Nueva York, Edward tuvo que acudir al hospital por una emergencia, un colega estaba teniendo problemas y en lugar de permanecer en la línea guiándolo decidió acudir a ayudar.

Estaba Bella tumbada en el sillón con Evan recargado en ella viendo un programa de dinosaurios cuando Evan apartó la vista de la pantalla para ver a Bella que le sonrió.

— ¿Podemos llevar a Max al parque?

La idea le gustó bastante, ambos saltaron del sillón haciendo a Max levantarse y al comprender que saldrían a pasear se entusiasmó y tardaron un momento en capturarlo para ponerle la correa.

Ángela los acompañó, durante el paseo vigilaron muy de cerca a Evan que se aferró a llevar la correa de Max, que se mantenía a su paso sin jalonearse demasiado. No duraron mucho fuera, el clima era demasiado frio. Al regresar a casa Edward también iba llegando.

Estaban cenando cuando Evan simplemente se le quedó mirando a Edward que se detuvo en lo que estaba contando.

— ¿Qué sucede, amigo?

— ¿Por qué no vives con nosotros? ¿No te gusta nuestra casa? — Preguntó dejándolo mudo y miró a Bella que tampoco se esperaba aquella pregunta.

— Claro que me gusta esta casa y más porque estás tú y mami aquí.

— ¿Entonces por qué no vives aquí con nosotros?

Bella le tomó una mano a Edward dándole un apretoncito pidiéndole de esa manera ella responder.

— No es que papi no quiera estar con nosotros, él tiene su casita y como teníamos planeado volver a Londres no pensé que fuera buena idea pedírselo, pero ya que nos quedaremos aquí… — Se giró hacia Edward que sonrió.

En el fondo él no lo había pedido hasta encontrar la casa adecuada, estaba teniendo ayuda de Megan junto con la empresa de bienes raíces para conseguir el que planeaba fuera el hogar de su familia.

— ¿Vivirás con nosotros, papi? — Preguntó entusiasmado.

— Nada me gustaría más. — Admitió feliz al notar el entusiasmo de su hijo y que Bella lo aceptaba.

Durante la semana Bella y Evan acudieron al departamento de Edward para ayudarle a empacar. No fue un trabajo realmente duro, no tenía demasiadas cosas. Confesó que estaba tan ocupado en el hospital que su departamento solo lo ocupaba para dormir y pasaba algunos fines de semana viendo televisión o leyendo algún buen libro.

Para el sábado temprano, el equipo de mudanza se encargó de llevar las cosas al departamento de Bella, otras más que quiso conservar, pero no cabían, fueron llevadas a un almacén que pertenecía a Diamond y una última parte fue donada.

Fue muy noche cuando terminaron de desempacar y era oficial que Edward vivía con ellos. Hasta ese momento no se lo habían dicho a nadie, pero en el desayuno del día siguiente con la familia seguro lo descubrirían.

Los desayunos de los domingos con los Cullen se estaban convirtiendo en una tradición, los más felices eran Esme y Carlisle que tenían a la familia reunida y podían hablar de su día a día. Como Bella lo había predicho, Evan apenas llegar anunció que su papá ya estaba viviendo con ellos, como lo ayudaron a meter sus cosas en cajas y la cantidad de libros que tenía, aunque no le gustaron porque no tenían dibujitos bonitos.

Para evitar que Emmett comenzara con bromas, Esme preguntó a las chicas sobre los planes de las bodas y si ya habían conseguido llegar a un acuerdo sobre la cantidad de gente que deseaban invitar, al menos tenían decidido que sería en la playa, pero el tiempo lo tenían encima ya que Rose quería poder disimular un poco su embarazo, no le avergonzaba, solo que los vestidos de novia que le encontraba de embarazada no le gustaban y no tenía tiempo hacerlo ella misma.

Por la tarde, Bella se detuvo detrás del cristal viendo a Edward sentando en las escalerillas que llevaban al jardín riendo divertido de ver a Evan y Emmett rodar intentando que Max lo hiciera, pero el cachorro no parecía convencido de hacerlo y permanecía sentado sobre sus patas traseras observándolos y bostezando.

— Se divierte pasando tiempo con Evan.

Al escuchar aquello Bella saltó ya que no supo en qué momento Rosalie llegó a su lado y veía divertida aquella escena.

— Y a Evan le gusta pasar tiempo con Emmett. Será un buen padre.

— Lo sé. — Dijo Rose con una sonrisa cálida. — Claro, si no lo mato antes. Hay momentos en que me irrita tanto.

— Tiene ese don. — Admitió Bella divertida. — Cuando tu instinto asesino salga a flote, recuerda que lo has aguantado por mucho tiempo y que ahora te irrite puede ser por tus hormonas.

— Es más efectivo pensar que de hacerlo no tendré a mi proveedor de antojos. — Se encogió de hombros. Se puso seria. — No debió de ser fácil para ti pasar por esto tu sola, no he podido dejar de pensar lo responsable que fui al señalarte y… — Se detuvo por el nudo que se formó en la garganta y las lágrimas que bajaban por sus mejillas.

Bella tardó un momento en comprender lo que estaba sucediendo, la vio sacar un pañuelo desechable de un bolsillo disculpándose.

— Lo siento, de pronto me pongo a llorar y lo detesto.

— Dejemos el pasado justo donde debe de estar. — Le pidió Bella con calidez. — No fue sencillo, pero no estuve sola. Tuve buenos amigos que ahora son mi familia.

— Si al menos…

— Basta, Rose, tal vez las cosas no vuelvan a ser como antes, pero no los odio, por lo que tú no debes de seguir anclada en ello. — Le pidió tocándole suavemente el brazo. — Sonríe o Emmett será el que querrá matarme por creer que te hice llorar.

— Cómo si le tuvieras miedo. — Protestó Rose conociendo que Bella era de las pocas personas que conseguía poner en su sitio a su prometido.

Interrumpiendo aquel extraño momento Esme fue por ellas para que le ayudaran con Alice, la estaba volviéndola loca con algunas cosas de la boda.

Durante la semana de la moda, el que Esme la acompañara fue muy bueno, se divirtieron y Esme hizo nuevos contactos para su empresa de decoración que seguía siendo pequeña, pero era considerada como una de las mejores y tenía una cartera de clientes bastante versátil dominada por personalidades de la política y espectáculo.

La gran sorpresa en uno de los desfiles, fue encontrarse con Renee, al menos los organizadores tuvieron la sensatez de sentarlas a una buena distancia. Fue hasta el final cuando estaban por abandonar el lugar que Renee tuvo la audacia de acercarse para ser fotografiadas juntas, en ese momento Bella se negó rotundamente alegando que lo único que buscaba era hacerse publicidad, podría estar saliendo con un empresario con una fortuna considerable, pero seguía siendo desconocido por lo tanto Renee estaba perdiendo ese lugar privilegiado que poseía y Bella no permitiría que la usara para aparecer en las revistas de sociedad.

Evitando que la osadía de su madre la afectara continuó con lo planeado como si tal encuentro no hubiera ocurrido. Tras los eventos a los que confirmó por ser de diseñadores amigos suyos, llevó a Esme a comer a casa junto a Evan que le encantó la idea de tener a su abuela ahí con ellos. Y también porque la convenció para que le preparara una tarta de manzana.

Esa misma noche al llegar a casa, Edward recordó que las cenas a las que acompañaría a Bella estaban muy próximas y aún no conseguía un traje nuevo como se lo prometió, pero las cosas en el hospital estuvieron bastante movidas y no tuvo realmente tiempo, así que estaba convencido que alguno de los que tenía le servirían. Al llegar, Evan estaba viendo una película con Ángela, fue a su encuentro como cada día y regresó a terminarla en lo que era hora de la cena.

Edward encontró a Bella en la habitación saliendo del vestidor y al verlo le indicó que la siguiera, sin saber bien que es lo que pretendía, así lo hizo y ahí vio colgados dos trajes.

— Mi personal shopper se encargó de buscarte un par de opciones siguiendo las medidas de tus trajes. Solo necesitas probártelos y ver cuál es más cómodo.

— ¿Tienes un personal shopper?

— Es más sencillo que malgastar tiempo en acudir a tiendas, ella sabe lo que me gusta y me queda, solo le indicó lo que quiero y ella se encarga de conseguirlo. — Dijo como si fuera lo más habitual. — De hecho, debe de estar por llegar en cualquier momento con Zuhair, me traerán vestidos para las cenas. Así que estaré en el estudio, pero estimo terminar con esto antes de la cena.

Tras besarlo en los labios salió de la habitación. Edward observó los trajes y no muy animado por la idea, se los probó sorprendiéndose de lo bien que le quedaban. Decidió darse una ducha, colocarse algo más cómodo y fue a buscar a su hijo que estaba en el salón de juegos armando un rompecabezas con Max a sus pies. Ángela lo saludó al llegar y los dejó mientras ella iba a checar lo de la cena.

Como Bella lo prometió, estuvo libre para la hora de la cena que compartió con sus chicos favoritos.

Durante la cena ofrecida por el diseñador, Edward interactuó con gente a la que había conocido con anterioridad, pero lo que verdaderamente agradeció es que ninguno de ellos hiciera preguntas incomodas, es más, entabló conversaciones bastante interesantes. Esa noche estaba sentado junto a gente que tenía más que viajes y ropa en la cabeza.

La conversación fue interrumpida al acercarse una mujer a Bella, la saludó con un beso en cada mejilla, el desagrado de Bella fue evidente, aunque nadie más pareció notarlo. La conversación que tuvieron fue muy breve y luego se alejó, al seguirla con la mirada y ver la mesa a la se dirigía, Edward se tensó al ver a Tanya que cínicamente alzó su copa a donde se encontraba con una sonrisa burlona.

— Era la madre de Tanya. — Fueron las palabras de Bella al ver a donde veía Edward. —No dejes que te fastidie la noche.

Edward creía que eso resultaba mucho más fácil decirlo que llevarlo a cabo. Aunque estaba a sus espaldas, podía sentir la vista puesta en él, lo que le incomodaba. La conversación en la mesa con el diseñador lo hizo olvidarse de la presencia de Tanya y disfrutó de la compañía, Ahí descubrió que el diseñador era uno muy respetado en Oriente.

Luego de un rato y con la pista llena de varias parejas, Edward le pidió a Bella acompañarlo y así lo hizo. La melodía era una balada suave que le permitió tenerla en sus brazos. Se seguía repitiendo cuan afortunado era de tenerla a su lado, era la única con la que se sentía vivo. Un choque "accidental", los obligó a salir de la burbuja en la que se encontraban para ver a Tanya con su acompañante disculparse.

Aquel momento fue aprovechado para interactuar, Edward se irguió y tensó al tenerla a escasos centímetros. Bella con un apretón intentó relajarlo, en el fondo sabía que perturbarlo era lo que Tanya estaba buscando.

— No tenía idea de que asistirían a esta fiesta. Pero es grato encontrarlos. — Murmuró Tanya que decidió que ese extremo de la pista era el lugar perfecto para una conversación.

— ¿De verdad? — Preguntó Bella enarcando una ceja.

— Vamos, sabes que es un decir, es una de las fiestas más esperadas y no pensaba perdérmela. — Dijo como si fuera obvio. — Un día de estos deberíamos de reunirnos como en los viejos tiempos. Le diré a los demás, seguro que les encantará la idea… Bueno, Demetri no podrá ya que se mudó.

— Y puede que pronto algunos más lo hagan. — Respondió en un tono que Tanya conocía muy bien, era la sutileza de una amenaza disfrazada.

Sin darle tiempo a replica se despidió y volvió a bailar dejando a su antigua excompañera conteniendo las ganas de maldecir, tratado de ocultar su estado de ánimo real volvió a bailar con su acompañante que no dijo nada.

Poco después de medianoche, Bella le pidió a Edward marcharse. Se despidieron del anfitrión que le susurró algo y Bella asintió con una sonrisa amplia. En lugar de esperar el auto le pidió a Edward caminar a un lugar cercano, intrigado aceptó tranquilo de saber que detrás de ellos estaban los guardaespaldas de Bella que los vigilaban. Se sorprendió al llegar a un restaurante que marcaba estar abierto las 24 hrs. Era un lugar pequeño y parecía que había sido remodelado recientemente. Un hombre con rasgos asiáticos se acercó a ellos y les señaló una mesa disponible.

— ¿Qué hacemos aquí? —Preguntó intrigado, no sabía qué clase de comida era, vio unos platillos de los ocupantes de las mesas contiguas pero no los reconoció.

— Sé que cenamos, pero aquí tienen un Poke delicioso y no podía perder la oportunidad.

— ¿Poke? — cuestionó, el nombre le era un tanto familiar. — ¿No es ese platillo hawaiano?

— Exactamente. — Le guiñó un ojo. — Se me antojó uno especial que tienen. Owen conoce al hijo de los propietarios y llegó a pedir de este lugar un par de veces que nos quedamos hasta tarde en la oficina.

A Edward le tomó un poco más de tiempo elegir, Bella tenía uno que le encantaba con atún fresco. Edward pidió uno con salmón, les llevaron una limonada mientras esperaban.

— Owen parece un buen tipo, y es muy inteligente mira que elegir a Megan.

— Lo es. — Aseguró Bella. — Tal vez no lo recuerdas, pero él trabajaba con Charlie, yo alcancé a darle un ascenso antes de dejar Swan Industries.

— Se eso, pero no tengo un recuerdo claro de él.

— Otros que dejan claro que el destino existe. — Bella se encogió de hombros. — Swan Industries tenía una política muy estricta sobre las relaciones entre compañeros, pero Owen se pasaba por el escritorio de Megan continuamente. Nunca hizo por más, pero era obvio. — Se encogió de hombros. — Cuando supe que estaba pensando en marcharse le ofrecí un puesto que aceptó y volvió a encontrarse con Megan.

— Y la chispa regreso.

— En definitiva, ambos son parte fundamental de Diamond y me alegra que estén juntos. Han conseguido un muy buen equilibrio. — Estiró la mano para tomar la de Edward. — Casi como nosotros.

— Creo que ellos nos llevan ventaja, están en la misma sintonía y les es más fácil acoplarse, a nosotros aún nos falta, pero trabajamos en ello que es lo importante. — Le guiñó un ojo.

Su comida llegó. Dos cuencos hondos, Bella de inmediato introdujo los palillos y lo probó.

— Moría por esto desde hace tiempo.

— ¿Y por qué no lo dijiste?

— Demasiado tráfico, pero ahora estábamos cerca. — Se llevó de nueva cuenta los palillos a la boca y saboreó.

Edward comió del suyo, estaba bueno, más de lo que esperaba en realidad. Eran pocas las veces que tenían para ellos solos, por lo que apreciaban esos momentos. Sin duda estar en un lugar como ese no era la forma que imaginó terminaría su noche, aunque le gustó tener una cita como esa e intentaría hacerlo más a menudo, una noche para ambos.


Lamento mucho la demora, las cosas no sigo sencillas en este tiempo y he tenido que sacrificar algunas cosas para poder cumplir con otras.

Gracias por su paciencia. Y por eso hoy hay dos capítulos.

TitiC