Declamar: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicado por primera vez, regresa mejorada.
Gracias a mi beta Andrea y mi prelectora Lalis por ayudarme a acomodar las ideas.
20.- En primera plana
Un par de días después, volvieron a salir de noche, esa ocasión fue por un compromiso de Edward, que la llevó a una exposición de arte al que fue invitado por un paciente. Drew, era un joven de apenas veintitrés años que debido a una malformación congénita en su corazón tuvo que pasar por sus manos y estaba en recuperación, pero durante sus consultas descubrió que era un artista con bastante talento, por lo que al saber que se expondrían sus cuadros junto con los de algunos compañeros no dudo en invitarlo.
Al llegar, Drew se acercó a ellos. Les indicó la manera en que estaban distribuidas las piezas y la forma correcta de comenzar el recorrido para apreciarlas correctamente. Fueron hasta el fondo y con la primera pintura Bella se quedó impresionada.
— Te dije que tiene talento. — Edward se giró para ver a Bella y cuando tuvo su atención. — Tú también lo tienes, y es increíble lo que haces sin tener los estudios, imagínate lo que harías si…
Bella sonrió de lado.
— Hay una escuela de arte en Bibury, solíamos ir algunas veces con Evan, nos permitían usar los jardines para pintar. Algunos de los profesores me ayudaron a pulir mi técnica.
— No sabía que las instalaciones estaban abiertas al público.
— Abiertas como tal… — Chasqueó la lengua. — Un beneficio de ser una de los patrocinadores. — Aceptó una copa que un mesero les ofreció, le dio un sorbito. — El arte es una mis cosas favoritas, y he descubierto que hay mucho talento desaprovechado por la falta de oportunidades, por lo que decidí crear un par de becas en el College de Londres para ayudar a solventar gastos, ya sea de vivienda o materiales.
— Cada día descubro que patrocinas una cosa diferente. ¿Qué me falta? — Le preguntó pasando un brazo por su cintura y le dio un beso en la coronilla.
— Solo trato de colaborar de una forma positiva. — Se encogió de hombros. — Realmente tengo más dinero del que podré gastar en esta vida, incluso Evan no tendrá de que preocuparse aunque es algo que no tiene por qué saber, en este momento se lo gastaría todo en golosinas.
— Dijo que construiría una piscina que estuviera llena de chocolate.
— Lo vio como una posibilidad al ver la película de Charlie y la fábrica de chocolate.
Ambos rieron y volvieron a concentrarse en las pinturas, por la mitad de la exposición Bella quedó realmente cautivada por una que para muchos eran simplemente líneas en diferentes direcciones y una diversidad de colores vibrantes, pero la técnica y la forma de entrelazar cada línea y cada color creaban un magnetismo que impedía dejar de observarla. En ese momento lo supo y pidió que llamaran al autor que llegó al cabo de un rato, Bella lo felicitó por la exposición, que aunque eran con otros compañeros sin duda su trabajo sobresalía y lo dejó sin habla cuando pidió comprar la pintura.
Edward le sonrió a su paciente que confesó solo era una exhibición y no pensaba que alguien estuviera interesado en alguno de sus cuadros para llevárselo a casa. Al salir de su aturdimiento y consultarlo con uno de sus mentores, le dio una cifra a Bella con un poco de inseguridad y no dejó de mirarla tratando de descifrar si estaba yéndose demasiado lejos. Bella valoraba mucho los nuevos talentos, por lo que no dudó en ofrecer un poco más creyendo que era un valor justo y el joven artista aún no parecía conocer su verdadero valor. Al recibir la oferta, Drew no dudó en aceptarlo y se quedó aún más sorprendido cuando le comentó que lo colocaría en el recibidor de su hotel que estaba en la ciudad, y de esa forma haciéndolo llegar a más gente de la que esperaba en aquel punto de su vida.
Como no iba preparado para ello, quedaron de reunirse al día siguiente para finalizar la compra. Drew se alejó en una nube por lo que acababa de ocurrir, Bella no pudo contener la sonrisa al saber la alegría que lo invadía solo le guiñó un ojo a Edward y siguieron recorriendo la exposición deteniéndose de vez en cuando para conversar con otros asistentes que conocían, al que no esperaba encontrarse era a Charlie, y no iba solo, la enfermera de la cena de navidad con la que estuvo conversando estaba ahí con él. Lo vio reír y escuchar atento lo que su acompañante le estaba señalando.
— He escuchado que han salido un par de veces. — Dijo Edward restándole importancia, pero notando que para Bella no era tan indiferente. — Sue es viuda, madre de dos chicos, el mayor es contable y el menor está en la escuela de medicina.
Antes de poder alejarse, la pareja giró y los vieron, Charlie dudó si acercarse o no, pero Sue le tocó el brazo y lo animó, Charlie fue hasta ellos y extendió la mano a Edward.
— Isabella. — Fue el saludo de Charlie sintiéndose estúpido por no saber cómo actuar con su hija.
— Convencí a Charlie de venir esta noche, luego de la invitación de Drew no podía perdérmelo. — Informó Sue ignorando la tensión y tratando de aligerar el ambiente. —Supongo que Edward te convenció de asistir.
— En realidad soy amante del arte y venir aquí ha sido bastante bueno — Dijo Bella tratando de sonar amistosa. — Cuando me habló de Drew y el talento que tenía, no pude evitar venir, Edward tiene buen gusto, lo ha demostrado tratando de ganarme algunas piezas de nuestra colección. Así que si decía que este chico tenía talento era verdad.
— La colección de ella es mayor que la mía. — Aclaró Edward encogiéndose de hombros.
— Son una buena inversión. — Dijeron al unísono Charlie y Bella que sonrieron para inmediatamente disimular con un carraspeó de garganta.
— Fue un placer encontrarlos, pero aún tenemos mucho por ver. — Se despidió Charlie alejándose junto a Sue.
Bella no pudo evitar mirar cómo se alejaba para luego ver a Edward que la observaba.
— ¿Qué?
— Nada, cariño. — Le dijo con un guiño que hizo dudar a Bella, y continuaron donde se quedaron.
…
El inicio de año había resultado tranquilo, pero al estar por entrar al segundo mes, la economía recibió un fuerte golpe, debido a conflictos entre gobiernos, las monedas se vieron afectadas y con ello el trabajo de Bella se incrementó. Tuvo que estar muy al pendiente de lo que ocurría para asegurarse de las que fluctuaciones no afectaran de una forma irreversible a sus clientes. El tiempo que pasaba con Evan se vio reducido, era la primera vez desde que había nacido que se encontraba en esa situación, pero se tranquilizaba ligeramente al saber que Edward seguía pasando las tardes con él.
Sus días comenzaban mucho más temprano y terminaban después de medianoche, la primera semana Edward no hizo ningún comentario sobre eso, pero al notar que la segunda semana pintaba de la misma forma, ya no se pudo quedar callado. Esperó a que Evan estuviera en la cama durmiendo junto a Rex, y Max en su camita a un lado, para encontrar a Bella que estaba en su estudio hablando con alguien mientras seguía tecleando rápidamente en el ordenador. Se sentó frente a ella sin que pareciera notarlo, cuando comenzó a escucharla hablar en mandarín su rostro de asombro fue incontrolable, cuando terminó la llamada supo que debía de hacerse notar y con un aclaramiento de garganta la hizo detenerse y mirar sobre la pantalla.
— ¿Cuánto llevas aquí?
— Unos quince minutos. ¿Cuánto más va a seguir esto? — Le preguntó enarcando una ceja.
— ¿Con esto te refieres a…?
— En los últimos nueve días si al caso has dormido cuatro horas consecutivas, apenas sales de este lugar cuando llegas de la oficina. Evan se pregunta si estás molesta por algo que hizo. — Le dejó saber luego de que se lo preguntara esa noche. Edward le explicó que no había hecho nada malo, solo estaba teniendo mucho trabajo, pero que trataría de que su mamá pasara más tiempo con él.
Ante eso, Bella se llevó las manos al rostro y se echó hacia atrás dejando que la silla se deslizara ligeramente. Era una realidad que los últimos días había estado sumida en el trabajo, solo comía con su hijo, era una hora en la que pedía no ser molestada, pero al parecer no era suficiente y un sentimiento de culpa la invadió.
— Han sido días muy duros, este ataque comercial ha desestabilizado las monedas en diferentes partes y he tenido que vigilar muy de cerca los movimientos para evitar una pérdida catastrófica, hasta ahora solo han sido rasguños. — Se levantó y fue a una mesita auxiliar donde tenía unas botellas de agua, tomó una y le ofreció otra a Edward que rechazó. — Es la primera vez que me ocurre algo como esto, me ha dolido no pasar más tiempo con Evan. Hablaré con él por la mañana.
Sin pensarlo dos veces se sentó en las piernas de Edward, envolvió sus brazos en su cuello y lo besó.
— ¿Qué tal tu día? — Le preguntó, no recordaba cual fue el último día en que se lo había preguntado. Al notar como parecía dudar antes de decir "bien" le hizo no creerle. — ¿Qué sucede?
— Tuve que acompañar a papá a un desayuno con unos agentes de seguros, al estar por marcharnos me encontré con Tanya, que no perdió tiempo de acercarse a saludar. — Dijo irritado. — Intenté hacer valer la orden de alejamiento, pero solo hizo una llamada y hasta ahí llegó todo.
Bella lo abrazó para que no viera en su rostro la molestia y las ganas de recordarle que era algo que le había advertido. Al separarse le acunó el rostro con las manos.
— Cuando quieras, puedes dejar que me haga cargo.
— ¿En tu lista de contactos tienes algún asesino? — Preguntó irónico. — En este punto, creo que es la única forma de quitármela de encima.
— Soy una mujer de recursos. — Al ver su rostro soltó una carcajada. — ¡Por supuesto que no, Cullen!, ¿Por quién me estás tomando? Aunque mis medios no son tan cautos como los tuyos.
— No entiendo que es lo quiere de mí, le he dejado en claro que lo que sucedió fue solo un error y no me interesa. — Repitió exasperado.
— Todo es un juego de poder. Está jugando contigo, ella sabe que no tiene una oportunidad, pero se divierte al saber el poder que tiene de alterarte y trata de hacerte le vida difícil. — Al notar su mirada Bella se levantó de sus piernas. — Fuimos amigas, se cómo piensa. ¿Me dejarás ayudar?
— Hazlo. — Dijo finalmente.
Bella sonrió ampliamente, pero se desvaneció al escuchar su móvil timbrar.
— Necesito ocuparme de esto, nos vemos en la cama en un rato. — Le dijo con un guiño, sabiendo que cuando ella llegara él estaría dormido como todas las demás noches. — Dime Owen ¿conseguiste los números?
…
El hospital organizó una cena benéfica para la construcción de un quirófano en la sala de emergencias y poder controlar los casos más graves que se veían en peligro en el traslado hasta el piso de quirófanos, esos casos en que cada segundo contaba.
Al llegar los llevaron directamente a su mesa con el resto de los Cullen y mientras pasaba por entre las mesas saludó a varios conocidos, y con un movimiento de cabeza saludó a Charlie que estaba en una mesa con Sue.
Esme la envolvió en sus brazos indicándole sus asientos. Bella pidió una copa de champaña y no pudo evitar recorrer el salón.
— ¿Está todo bien? — Le preguntó Edward al notar aquella impaciencia.
— No puedo creer que esté aquí. — Señaló Rose irritada al ver a Tanya que llegaba del brazo de un hombre varios años mayor que ella, pero iba como si fuera la reina del lugar. — Emmett me ha contado lo que ha pasado con esa arpía.
Al notar que la observaban Tanya les sonrió y le guiñó un ojo a Edward. Bella le apretó una pierna y le pidió ignorarla.
— ¿Cómo puedes estar tan tranquila con esa mujer queriendo permanecer en la vida de Edward? — Soltó Alice en un gruñido y se removió al sentir la mano de Jasper acariciándole la espalda.
— Sé que para Edward le es indiferente así que me tiene sin cuidado. El karma se está divirtiendo con Edward.— Sonrió levemente guiñándole un ojo a Edward que no le causó una pizca de gracia, pero tenía razón, él solito se lo buscó.
La presencia de Tanya pareció ser relegada y se divirtieron escuchando las nuevas anécdotas de Rose con Emmett y las náuseas matutinas que estaba experimentando.
— Esos olores extremadamente dulces me son simplemente insoportables. — Dijo Emmett molesto haciendo reír a todos. — No es gracioso cuando estás en una reunión con un cliente y llega la asistente de este con un perfume tan dulce y te causa arcadas.
Aquella imagen hizo reír mucho más a Bella, se imaginaba la situación y como el gran Emmett era superado por las náuseas.
— Es gracioso que un tipo grande y rudo sea sobrepasado por un simple perfume. — Sentenció Bella. — Creo que es lo justo, Rosalie lleva a tu bebé y que tú tengas los malestares es la gloria.
— Y también creo que se ha vuelto más sensible. — Mencionó Rose divertida.
— ¡Rosalie! — La censuró Emmett, y ante aquello todos supieron que debía de ser algo muy bueno.
— ¿Lloraste con una película? — Le picó Edward ganándose una mirada asesina, Bella supo que había acertado al ver la sonrisa de Rose.
— ¿Marley y yo? — Tanteó suerte Jasper recordando una de las últimas que sabía habían visto.
— Ni siquiera terminó de verla, se marchó antes del final dijo que no podría ver si Marley moría. Fue con la muerte de Dobby, el elfo doméstico de Harry Potter.
La carcajada de todos en la mesa hizo a varias cabezas girarse y mirarlos con desaprobación.
— Dobby fue un amigo muy leal y murió salvando a su amigo Harry Potter. — Se defendió Emmett irritado.
Bella se levantó para ir al tocador, pero antes fue junto a Emmett al que abrazó por la espalda.
— ¿Sabes por qué esto es tan divertido? Porque te pasa a ti, tú siempre eres el que se burla de todos nosotros y esta es nuestra oportunidad. — Le dio un beso en la mejilla. — Ya pasará y podrás ver que en verdad es una anécdota sumamente divertida.
Emmett le besó la mejilla y la dejó alejarse. Rose supo desde hace mucho tiempo que Emmett y Bella tenían cierta conexión, era la única que había conseguido dejarlo callado o devolverle las bromas y por eso Emmett la respetaba.
Al regresar a su lugar fue el momento del discurso de Carlisle, Bella tenía su brazo entrelazado con el de Edward que miraba a su padre, pero no podía evitar ver de reojo a Tanya que parecía no quitarle la vista de encima, eso lo estaba molestando. Su nivel de acoso rayaba lo enfermizo, al parecer Bella tenia razón como muchas otras veces al mencionar que ella no entendería por los métodos tradicionales.
Sentir la tensión de Edward la hizo apartar la mirada de Carlisle y desviar su atención hacia Tanya que sonrió de lado, pero se le borró en el instante que Bella cogió su copa y la levantó en su dirección, luego se la llevó a los labios y bebió un sorbo sin apartar la mirada de Tanya. Aquel gesto no pasó desapercibido por algunos en la mesa, incluso por Edward que no pudo evitar preguntarle al oído que estaba haciendo.
— Acabando con su juego. — Le respondió dejando la copa y con esa mano libre, atrajo su rostro para poder besarlo y de nuevo girarse hacia Tanya, guiñarle un ojo y aplaudir ante el final del discurso de Carlisle.
Después de la cena, Edward acompañó a su padre a hablar con algunos de los inversionistas. Bella sin darse cuenta comenzó a moverse al ritmo de la música, lo que provocó que Jasper se pusiera de pie y la invitara a la pista. Se unieron a un grupo de parejas al principio en silencio, le gustaba el aura de tranquilidad que emitía, del grupo, Jasper era el más callado, pero sabía bien que decir y en qué momento, además, era excelente escuchando.
— Desde que te conocí vi todo el potencial que tenías y por eso tuve que intervenir para evitar que te hicieras daño. — Le dijo en voz baja rompiendo el silencio que los envolvía.
— ¿Alice te ha pegado algo de sus visiones?
— Solo es intuición. De verdad, supe que llegarías lejos y me encanta ver a la verdadera Bella presente y no seguir estando resguardada.
— Solo necesitaba conocer mi valor y amor propio. — Dijo con una sonrisa reconociendo lo que para ella eran algunas de sus deficiencias. — ¿Qué tal los preparativos de la boda?
— Son una locura, he optado por dejar a las chicas hacerse cargo, solo opinar en cosas que de verdad quiero, a lo demás me puedo adaptar.
— De verdad amas a Alice.
— Cada pequeña parte de su exaltante energía y locura. — Admitió haciéndola girar, la atrapó cuando la melodía llegaba a su final.
Antes de si quiera retirarse, Edward llegó a su lado y le pidió bailar con él, Alice que lo acompañaba de inmediato acaparó a su prometido. Bella se dejó llevar por la música y por Edward que la guiaba a la perfección. Estando con ella en sus brazos dejó que el mundo a su alrededor dejara de existir y se concentró en ella. Solo fue hasta que la melodía terminó y al levantar el rostro se encontró con una mirada conocida, pero que estaba llena de ira, como queriendo protegerla se giró de tal manera que las dagas que lanzaba fueran directo a su espalda.
— Si las miradas mataran, Tanya ya te habría asesinado ¿Hay algún significado oculto en el gesto de hace rato? — Le preguntó ganándose su atención y solo se encogió de hombros.
— Te lo dije, acabo con su juego. Solo intenta molestar y ver que no lo consigue la hace enfadar.
Aquello tenía algo de sentido, pero en su interior intuía que algo se estaba perdiendo. Aunque decidió no darle más vueltas al asunto, Bella tenía cartas a su favor ya que la conocía por la supuesta amistad que tuvieron. La hizo girar y al tenerla de nuevo en sus brazos la inclinó haciéndola reír, Bella era la única mujer que le importaba y con eso en su cabeza se olvidó de Tanya el resto de la noche.
…
Para el fin de semana siguiente su amiga Samantha estaba en la ciudad, por lo que Edward la invitó a comer a un restaurante hindú, una de las comidas favoritas de ella. Se quedó solo en la mesa mientras ella salía a atender una llamada de trabajo, le dio un sorbo a su bebida y al sentir una mano en su hombro se giró con una sonrisa esperando encontrarse con los ojos azules de su amiga, pero al contrario se encontró con Tanya que sin esperar una invitación se sentó en la silla vacía.
— ¿Qué es lo que quieres para salir de mi vida? — Le gruñó molesto haciéndola sonreír ampliamente. — ¿Quieres terminar con mi paciencia? Felicidades lo has hecho, pero no importa lo que hagas, jamás fuiste una opción.
— Eso dices ahora, pero lo pasamos muy bien. — Le dijo rozando la mano de Edward con un dedo riendo al notar su molestia. Hacía tiempo que entendió nunca iban a tener nada, pero seguir atosigándolo era mera diversión y saber que causaba problemas en la relación con la perfecta Isabella Swan era una buena recompensa, aunque ella se empecinaba en negarlo en el fondo la fastidiaba.
Cuando Bella se alejó del ojo público disfrutó de la atención. Durante años vivió a la sombra de Isabella, entendía que todos quisieran acercarse a ella ya que era alguien influyente por el poder de Charlie en la sociedad, para algunos no parecía tener mucha importancia ser relegados a segundo plano, pero no para ella que siempre había sido el centro de atención hasta que Bella apareció. Mentiría al decir que no se benefició de estar cerca, tuvo muchos privilegios que ninguno otro pudo otorgarle. Envidiaba lo que tenía con Edward, nadie la veía o la cuidaba como él lo hacía con Bella, ella lo tenía todo, y eso no era justo.
— Cuando te canses de jugar a la casita con Bella o necesites algo realmente bueno, búscame.
— Das lástima, Tanya, tener que arrastrarte de esta manera. — Aquellas palabras la hicieron enojar.
— ¿De verdad crees que el felices para siempre, existe? — Preguntó irónica. — Dime, Edward ¿te has percatado de que no eres un igual para Isabella? ¿Tú qué aportas a esa relación, aparte de sexo y compañía? Ella tiene el dinero, es exitosa, tiene los contactos. En realidad no eres nadie, Isabella es quien te da relevancia.
— ¡Basta! — Le gruñó perdiendo la paciencia cogiéndole la mano con más fuerza de la necesaria. — Deja de hablar de nuestra relación como si en verdad conocieras algo de ella. Me cansé de lidiar contigo.
Ante aquel explosivo arranque Tanya se dio por bien servida, se frotó la mano cuando Edward la soltó, se levantó lentamente al ver que la acompañante de Edward volvía a la mesa.
— Nos veremos pronto. — Se despidió lanzándole un beso.
Samantha llegó un tanto contrariada de ver aquella escena, pero supo que no era nada bueno al notar como su amigo estaba furioso, cuando se controló, le contó lo que estaba sucediendo y Samantha comprendió el porqué de su enfado. Aunque no pudo contenerse de recordarle que era la cruz con la que cargaría por ser tan estúpido y meterse con ella.
Por la noche, Samantha cenó con ellos en casa por invitación de Bella, que tenía ganas de conocerla luego de escuchar hablar tanto de ella. Había sido una lástima que en su estancia en Londres estuviera enferma por lo que no pudieron reunirse. Realmente no tardaron nada en comenzar a reír juntas, principalmente a costa de Edward y sus momentos incómodos durante la carrera y mientras estuvo trabajando en el hospital. Sin pensarlo, Samantha dejó salir el encuentro de Tanya de esa tarde, se disculpó de inmediato creyendo que ocasionaría algún problema, pero Bella solo rodó los ojos.
— No sabe cuándo detenerse. — Fue lo único que dijo, y con un gesto de la mano le restó importancia antes de lanzar una pregunta que le estaba rondando después de escuchar todas las historias juntas. — Mejor cuéntame ¿Cómo es que tú eres inmune a los encantos de Cullen? — Preguntó Bella.
Samantha se removió en su silla.
— Cuando iniciamos la carrera no fui tan inmune, me uní al club de fans que tenía. — Se encogió de hombros. — Pero sabes, comencé a tratarlo y me di cuenta que sin importar lo guapo e inteligente que fuera, no era lo que yo buscaba. — Le tocó el hombro a Edward. — Lo siento, buscaba algo mejor.
Bella soltó una carcajada, era la primera vez que escuchaba algo como eso.
— ¿En serio?
— No siempre se consigue esa conexión, es por ello que cuando sucede hay que valorarla. Sabes que es tu alma gemela, pero no romántica, es algo más…
— Fraternal. — Terminó Bella viéndola asentir. — Tengo un amigo así, amo a Jacob y daría mi vida por él, pero jamás me vi en una relación romántica con él.
— Yo fui la chica más popular solo porque querían acercarse a él. Al inicio me irritó eso, pero luego supe sacar provecho. Bebidas, comida gratis. — Se encogió de hombros. — ¿Qué? Tenías que servirme de algo. Nos volvimos como el equipo maravilla, estudiábamos juntos y fuimos las mejores notas, nos complementábamos. — Refunfuñó. — Estuve enojada con él por un tiempo cuando decidió dejar Londres para venir aquí, me sentí abandonada, me dolió más que cuando terminé con alguno de mis exnovios.
— Y ahora tienes que compartirlo. — Se burló Bella sin una pizca de celos, hasta cierto punto comprendía lo que sintió, a ella le pasó igual cuando fue alejada de Jacob, se sintió demasiado triste por semanas en la soledad de la habitación en el internado.
— Cuando me dijo que salía contigo no estuve tan convencida, estabas en titulares. — Chasqueó la lengua. — Luego solo bastó escucharlo hablar de ti, descubrir que no eras precisamente como la prensa te pintaba para entender que estaba equivocada. Tú y yo ya nos habíamos visto. ¿Lo recuerdas?
— Lo hago. — Confesó con un pinchazo, fue en aquella cafetería cerca del Lincoln Center después de saber que estaba embarazada y cuando estaba decidiendo si se lo contaría o no. — Pensé eras mi remplazo.
— Chicas… — Intervino Edward al notar el rumbo que estaba tomando la conversación, pasó un brazo por los hombros de Bella y la besó en la coronilla.
— Ese día supe que estabas siendo un idiota.
— No lo dijiste.
— Lo pensé, además no estabas para ser confrontado, era como patear a un cachorrito.
Aquella interacción hizo reír mucho a Bella, el resto de la noche siguieron hablando y riendo hasta que fue muy tarde, como se quedaría con ellos no vieron la hora solo disfrutaron de ese momento.
…
El lunes Emmett estuvo llamando a Edward al móvil que respondió varias llamadas después con la ayuda de una enfermera, solo porque la vibración de su móvil lo estaba sacando de quicio y no podía concentrarse completamente en la cirugía. No entendió bien que le estaba diciendo por lo rápido que hablaba solo supo que era algo referente a Tanya, le pidió esperar a que le llamara al terminar, en ese momento tenía un paciente sobre la plancha que era más importante que cualquier cosa referente a Tanya.
Al terminar se lavó, hizo sus notas y finalmente revisó el móvil notando la cantidad de mensajes de su hermano acompañados de una imagen del New York Times donde estaba una imagen de Tanya con un titular más que escandaloso "De heredera a escort" sin poder evitarlo quiso leer la nota, pero la imagen no era del todo nítida por lo que no pudo y le llamó a Emmett que respondió al segundo timbrazo.
— ¡La gente está hablando de esto! — Exclamó sin ocultar su satisfacción. — ¿Ya leíste la nota?
— Eres un pésimo fotógrafo, idiota, apenas el título con la imagen es legible.
— Es que era tan bueno… Igual te envié un ejemplar a tu consultorio, en este momento del día ya lo debe de tener tu asistente.
El leer aquello tuvo que esperar, hizo su ronda y cuando tuvo un momento fue a su consultorio donde efectivamente le esperaba un ejemplar del periódico. Sin poder contenerse comenzó a leer la nota en la que revelaban que al parecer la crisis había alcanzado a la familia Denali, su empresa de exportación sufrió algunas recesiones de contratos por otras rivales con mejor logística y precio. Se había comprobado que Tanya ayudó a conseguir y retener algunos clientes usando sus encantos. Al parecer no solo retuvo el flujo de efectivo en la empresa, también ella mantenía su estilo de vida recibiendo regalos caros, como autos, joyas, viajes de sus patrocinadores.
No pudo sentir ni un poco de lástima por lo estaba ocurriéndole, la sonrisa en sus labios se desvaneció y un frío le recorrió la columna al comprender la gran posibilidad de que detrás de eso estuviera Bella. No podía ser simple casualidad.
...
Lamento mucho la demora, las cosas no sigo sencillas en este tiempo y he tenido que sacrificar algunas cosas para poder cumplir con otras.
Gracias por su paciencia.
TitiC
