Balas perdidas
Por Nochedeinvierno13
Disclaimer: Todo el universo de Canción de Hielo y Fuego es propiedad de George R. R. Martin.
Esta historia participa en el "[Multifandom] Casa de Blanco y Negro 4.0" del Foro "Alas Negras, Palabras Negras".
10
Lucerys Strong
1 hora antes del disparo.
Lucerys Strong tuvo que fingir que no le disgustaba tener a su tío y a su prometida ―que también era su tía― sentados en la mesa contigua.
Tenía que admitir que Aemond lucía espectacular con su pantalón hecho a medida, la camisa que dejaba un triángulo de piel expuesto y el pelo plateado cayendo sobre los hombros. Se había puesto la prótesis ocultar en lugar del zafiro. Eso era lo único que le disgustaba. «La piedra lo hace ver más peligroso», pensó.
Alys Ríos, por su parte, llevaba un vestido de infarto: carmín, pierna al descubierto y escote pronunciado. Se preguntó dónde tendría escondido los cuchillos que tanto la caracterizaban. «Por algo le dicen Bruja, hace trucos sin que puedas verla ―reflexionó. Alys y él nunca habían coincidido con ninguna víctima. El gremio de los asesinos a sueldo siempre tenía demanda y muy poca oferta―. Su mayor truco fue quitarme a Aemond.»?
Miró de reojo hacia donde se encontraba su tío. Aemond sonreía con descaro y se inclinaba sobre Alys para susurrarle algo al oído.
Luke apretó los puños, pero se le ocurrió una idea. Sacó su teléfono y escribió: «Cava. En 5 minutos.»
Recordaba que los vinos se guardaban en una especie de sótano, al que se accedía por la cocina. Allí estaba todo igual: estanterías rebosantes de botellas, un tonel enorme que servía para aplastar las uvas de los viñedos y un sutil aroma a canela que llegaba desde los hornos.
Mientras aguardaba a que Aemond llegara ―porque en ningún momento pensó que él se fuera a negar― rememoró cómo había comenzado su relación clandestina. Los dos iban detrás de la misma víctima: Jasper Wylde. Su cabeza valía 10,000 dragones de oro. Luke llegó primero, pero se ofreció a darle la mitad de la paga.
«No quiero tus migajas, Strong», le dijo.
«¿Y qué tal una copa?»
Habían terminado tenido sexo en el baño de aquel maloliente bar. Luke pensó que era algo esporádico, otra forma de hacerse daño, pero Aemond volvió a por más. Cuando se dio cuenta, ya eran pareja. Y eso le asustó. Le asustó a más no poder.
―Quiero que la dejes ―demandó en cuanto lo vio llegar.
―¿Y qué pasará si no lo hago, sobrino? ―desafió Aemond―. Es muy caprichoso de tu parte descartarme y querer recuperarme una vez que rehago mi vida.
Lucerys Strong sonrió.
Desde pequeño conocía la maldad que residía en él. El incidente del ojo no había sido en absoluto un incidente. Convertirse en un asesino a sueldo era una forma de sublimar su violencia innata.
―Entraré en la pool y filtraré tu identidad. ¿Cuánto crees que demoren en venir a por ti?
―No serías capaz, Luke.
―Ponme a prueba ―contraatacó.
Se recostó contra la estantería a modo de invitación. No pasó mucho tiempo antes que Aemond estuviera sobre él, uniendo sus labios y desnudándolo con fervor.
―Lo haré. Lo haré. Ella no me importa. Solo tú, bastardo.
Lucerys Strong adoraba salirse con la suya.
