Baby Stone.
Capítulo dieciséis: Amigos en el mundo de piedra.
Cuando entró al cuarto donde Senku estaba revisando a su hija, este volteó a verla con una mirada frenética en sus ojos.
-¡Kohaku, necesito que cargues su bañera con agua tibia inmediatamente! ¡Tiene demasiada fiebre! Chrome, tú por favor busca el termómetro, debe estar...- Kohaku no se quedó a escuchar las órdenes que le daba al otro científico, pues de inmediato se lanzó a acatar la orden que le dio a ella, demasiado preocupada por su hija.
A pesar del profundo miedo llenándole el corazón, luchó por que sus manos no tiemblen y por centrarse en la tarea que debía realizar para ayudar a su pequeña a recuperarse.
Cuando tuvo la bañera lista con agua tibia, la colocó en la mesada a un par de metros del cesto donde él ahora estaba introduciendo una pequeña varita en la boca de su hija, que seguía lloriqueando.
-¿Para qué haces eso?- preguntó confundida.
-Estoy buscando alguna inflamación en su garganta, pero no parece tener nada. Aunque su nariz está congestionada. ¿No la viste empezar a tener mocos últimamente?-
-N-no, no lo creo.- había estado perfectamente bien hasta esta noche.
-Debe ser parte de la reacción violenta del sistema inmunológico al estar lidiando con una infección por primera vez.- hizo una mueca. –Su respiración sigue igual de mal, pero al menos agradezco que no haya empeorado.- dijo mientras la examinaba de nuevo con aquel "estetoscopio" o como se llame. –Ya tengo algunas hipótesis de lo que podría ser, pero necesito examinarla más a fondo. Por ahora lo primordial es un baño para bajar su fiebre.- se acercó a la bañera e introdujo el termómetro. –Hmm, necesito que esté menos caliente, aunque no demasiado. Por favor trae un poco de agua fría.- le dijo, a lo que ella de inmediato corrió por un jarrón y acató su orden, volviendo en menos de tres minutos. –Con esto bastará.- murmuró después de vaciar medio jarrón y volver a probarla con el termómetro. –Tú sostenla mientras yo me encargó de todo.-
-Sí.- sin siquiera dudar por un segundo, volvió a cargar a su bebita y le dio un par de besos en su mejilla antes de introducirla cuidadosamente en el agua, cuidando sostener su cabecita con mucha delicadeza.
-Aparte de mantenerme mojando constantemente la cabeza, axila e ingle, ya que en esas zonas el recorrido sanguíneo es más superficial, también debemos procurar que su ánimo mejoré un poco con esto. Mientras más tranquila esté mejor.- murmuró mientras la rociaba suavemente con pequeñas cantidades de agua. –Intentemos hablarle de lo que sea, es bueno que sienta la presencia de ambos. Te parece bien ¿mocosa? ¿Me escuchas o también debo preocuparme de que tengas otitis?- bromeó mientras pasaba sus dedos suavemente por sus orejas.
Tsukiku siguió mirando al techo, y la forma en la que su respiración sonaba tan irregular y como su pecho se agitaba aterraba a Kohaku hasta lo más profundo de su alma, pero intento mantener la calma y hablarle cariñosamente.
-No sé qué sea esa otitis, pero seguro que no la tienes. Y muy pronto te curaras de esta fea enfermedad, sea lo que sea ¿no es cierto? ¿Verdad que sí?- sonrió temblorosamente. Su hija siguió sin mirarla, con la mirada fija en el techo. –O… o tal vez quieras escuchar de… de… de la primera vez que papá y yo nos conocimos. ¿Quieres escuchar eso?- se inclinó un poco más cerca de ella. Finalmente, los dos pares de ojos azules se encontraron y sonrió aliviada. -¿Con qué si quieres escucharlo, eh? Bueno, la primera vez que vi a papá, él estaba actuando como todo un caballero, protegiendo a tu tía Yuzuriha. ¿Recuerdas a tu tía Yuzuriha? ¡Ella te quiere mucho!-
-Pues la primera vez que vi a mamá, ella estaba siendo aplastada por un árbol.- comentó Senku mientras seguía bañándola cuidadosamente. –Cuando crezcas y tengas otros amigos mocosos como tú, me encantaría ver sus reacciones sí es que te preguntan por eso.- rió entre dientes. Tsukiku ahora desvió su mirada a él, que le sonrió suavemente. –Seguro que tendrás muchos amigos, porque para cuando crezcas ya tendré escuelas listas para ser otra vez la pesadilla de las generaciones más jóvenes. Je, probablemente los niños y adolescentes me odien por eso, pero es importante un sistema educativo.- volvió a reír.
-¿Escuela? ¿Sistema educa-qué-cosa?- Kohaku estaba confundida otra vez.
-Es como la Academia Científica pero para edades determinadas y de una forma mucho más organizada.- explicó rápidamente. –Allí los niños aprenden a tierna edad a leer, escribir, sumar, restar, dividir y multiplicar, aparte de las bases de las ciencias naturales y sociales, eso en la escuela primaria. También está la escuela secundaria y preparatoria, para la pre-adolescencia y adolescencia de los mocosos.- soltó una seca carcajada. –Yo debería haber terminado mi último año en preparatoria a los diecisiete, pero ya tengo una mocosa y ahora habló como un anciano. ¿Ves lo que me haces, mini-leona?- se inclinó más cerca de la bebita, que siguió mirándolo sin expresión, todavía respirando agitada.
Al menos lo miraba, aunque no sonriera ni frunciera el ceño, y eso aliviaba un poco a su muy preocupada madre, que decidió hablar una vez más.
-Llegaste muy pronto ¿sabes?- le dijo, intentando que la voz no se le quebrara. –Estaba muy asustada, pero te ame desde el primer momento que te vi.- los ojos se le llenaron de lágrimas al verla con sus ojitos fijos en ella mientras su respiración seguía tan forzada, con sus costillas marcándose profundamente cada que respiraba. –Eres lo que más amo en todo el mundo ¿sabes?- apretó los labios para contener sus ganas de llorar. Debía mantener la calma. –Debes sentirte realmente mal, pero no te preocupes. Papá y mamá están aquí y vamos a hacer todo lo posible y más para salvarte. Solo resiste un poco más ¿sí?- suplicó casi sin voz de tanto intentar no llorar.
-Vamos, leona, este no es momento para llorar.- Senku la miró con una sonrisa un tanto dolorosa. –Por supuesto que ella estará bien.- suspiró temblorosamente, derramando otro poco de agua sobre su cabeza antes de voltear mirarla seriamente. –Con eso es suficiente. Ahora volveré a medir su temperatura.- la envolvieron en su toalla y la secaron cuidadosamente antes de volver a colocarla en su cesto.
A pesar de que su rostro seguía medianamente serio, al menos había dejado de llorar después del baño. Eso la aliviaba un poco.
Mientras Senku usaba el termómetro para medir la fiebre otra vez, Chrome de repente entró a la habitación jadeando pesadamente. Kohaku se había olvidado por completo que se suponía que él vino con Senku, ni siquiera se dio cuenta de cuándo se fue.
-Lo tengo, Senku. Dime por favor que es esta cosa la que necesitas.- se acercó con un objeto muy extraño con forma casi de jarrón y un pico extraño, hecho quién sabe con qué.
-Sí, ese es el aspirador nasal. Bien hecho, Chrome, diez billones de puntos para ti.- Senku volteó a verlo con una sonrisa aliviada. –Y, afortunadamente, la fiebre ha bajado.- eso hizo que tanto el recién llegado como la mujer jadearan felizmente. –Sigue teniendo, pero es leve. Ahora puedo concentrarme en aliviar los otros síntomas y descubrir qué enfermedad tiene exactamente.-
-¡Te ayudaré en lo que necesites!- aseguró emocionado el otro científico.
-¿Necesitan mi ayuda en algo?- preguntó un poco desesperada, aunque la había aliviado enormemente saber que su pequeña ya no tenía tanta fiebre.
-Por supuesto, es vital que te quedes cerca de ella para mantenerla tranquila. Y si necesitamos alguna cosa que requiera fuerza bruta o velocidad te diremos, por supuesto.- Kohaku asintió decidida, acercándose a su bebé para acariciarle las mejillas con dulzura.
Las horas pasaron y a pesar de que estaban en medio de la noche, a ninguno de los tres se le pasó por la cabeza dormir. Ni siquiera sintieron el cansancio de tan preocupados que estaban, preocupación que solo aumentaba más y más cada que escuchaban a la niña toser o cuando la fiebre volvió a subir por un momento, provocando que tuvieran que darle otro baño que por suerte volvió a bajar su temperatura. Además su nariz había empezado a chorrear bastante y su respiración ahora era silbante y a pesar de que se veía bastante cansada no lograba dormirse por mucho que su madre intentara arrullarla. Ella que era tan risueña estaba muy seria ahora, pero al menos calmaba bastante rápido sus lloriqueos cuando Senku y Kohaku le hablaban o ella le cantaba.
Chrome hacía todo lo que podía para ayudarlos, sin quejarse en ningún momento y luciendo bastante preocupado por Tsukiku. Kohaku más que nunca estaba agradecida con él, y se hizo un recordatorio mental de ya no golpearlo tanto incluso si la llamaba gorila.
Después de otro ataque de tos que estrujaba el corazón de solo ver, Chrome miró preocupado a Senku, que estaba muy serio usando su estetoscopio en la espalda de su hija mientras Kohaku la sostenía contra su pecho después de que se calmará.
-Esta tos…- tragó saliva. –Senku, esto… esto no será… ¿neumonía?- preguntó pálido. –Como lo que Ruri tenía…- recordó.
Kohaku se quedó paralizada por el horror. ¿Su bebé con esa cosa que casi mata a su hermana? No quería ni pensarlo.
Afortunadamente, Senku negó con la cabeza ante la sugerencia de su amigo. Quitándose su aparato científico de los oídos y alejándose un par de pasos de las féminas, se llevó un dedo a la barbilla, pensando por un segundo, antes de mirarlos seriamente.
-No estoy diez billones por ciento seguro, pero creo que lo más probable es que esto sea…- hizo una pausa, como sí quisiera matarlos del suspenso a propósito, antes de continuar. –Bronquiolitis.-
-¿Brócoli-qué-cosa?- preguntaron los dos al mismo tiempo, ya que nunca antes escucharon esa palabra.
-Bronquiolitis.- repitió con cansancio. –Es una enfermedad de las vías respiratorias, causada mayormente por virus como creo que es el caso en esta ocasión. Los pulmones están conformados por lóbulos, tres en el pulmón derecho y dos en el izquierdo. Dentro de los lóbulos pulmonares discurre un sistema tubular bronquial, ya que los bronquios principales izquierdo y derecho se van subdividiendo, disminuyendo progresivamente su diámetro en bronquios, bronquiolos y alveolos. La bronquiolitis afecta a los bronquiolos, obviamente, provocando que estas vías respiratorias se inflamen, hinchen y llenen de mucosidad, lo que dificulta la respiración.-
Kohaku y Chrome lo miraron con el rostro en blanco, ella sin haber entendido nada y él muy confundido sin estar seguro de sí entendió o no al menos la mitad de esas cosas.
-Y-ya veo. Entonces ¿eso es grave?- preguntó el ex hechicero intentando no quedar muy estúpido.
-Es algo bastante común en bebés menores de dos años, en especial los de tres a seis meses, más si fueron prematuros, y generalmente no, generalmente no suele ser grave, pero…- suspiró. –Tsukiku no tuvo ninguna vacuna, y esta es su primera enfermedad. Lo realmente preocupante es la reacción del sistema inmunológico al enfrentar una infección por primera vez.- apretó los labios. –Hay riesgo de mortalidad, no es muy alto pero existe.- dijo en voz baja, helando de miedo el corazón de Kohaku. –Todo lo que podemos hacer es supervisarla diligentemente y aliviar sus síntomas. Esta enfermedad tiende a curarse por sí sola sin necesidad del uso de medicamentos, aunque tampoco es que tengamos muchas opciones de qué darle siendo ella una bebé tan pequeña.- frotó su cuello con cansancio. –Las primeras horas son fundamentales. Debemos estar muy atentos y listos para actuar rápido.-
-Por supuesto, puedo aguantar mucho sin dormir de todas formas.- Chrome hinchó el pecho con orgullo. –No se preocupen, su hija estará bien.- los miró con una sonrisa comprensiva, viendo en sus rostros lo mucho que se estaban muriendo por la preocupación. Era tan evidente que ni Senku podía ocultarlo, y en Kohaku era ridículamente obvio.
-Gracias, Chrome.- Kohaku sentía que podía llorar otra vez.
-Sí… gracias.- Senku intentó sonreír, pero más bien le salió una mueca temblorosa que rápidamente se deshizo mientras miraba a su hija ahora de regreso en su cesto respirando agitada y tosiendo de vez en cuando.
Si no lo conocieran tan bien, casi podrían decir que Kohaku no era la única que quería llorar aquí.
Después de otra hora asegurándose de limpiarle la naricita y de que su fiebre no subiera, su respiración finalmente se regularizó un poco y Senku y Kohaku se sentaron con su bebé en brazos de su madre encima de unas almohadas en el piso, con él acariciándole las mejillas y ella cantándole suavemente. Con sus dos padres a su lado mimándola y haciéndola sentir segura, Tsukiku finalmente se durmió en un sueño inquieto.
A pesar de que ya estaba dormida, Senku y Kohaku no dejaron de mirarla y de abrazarla, y Chrome decidió salir de la habitación por un momento para darles un poco de privacidad.
Una vez el otro científico se fue, Kohaku empezó a sollozar suavemente, con lágrimas bajando por sus mejillas de forma incontrolable.
Nunca antes había estado tan asustada en toda su vida, creyendo que en cualquier momento el ataque de tos sería demasiado o la fiebre subiría de golpe o que simplemente ella dejaría de respirar y…
Pero nada de eso sucedió. Ella estaba bien, y ella estaría bien porque Senku estaba allí y él haría lo imposible y más para asegurarse de que estuviera bien. No tenía por qué llorar. Y no estaba llorando por el miedo, sino por el alivio. Confiaba plenamente en que no dejarían que nada malo le pasé, cueste lo que cueste. Iban a protegerla de cualquier mal.
-Senku…- una vez sus sollozos se calmaron, abrió los ojos y levanto la cabeza para mirarlo. –Gracias.- solo pudo decirle, sonriendo temblorosamente. –Gracias.-
-No agradezcas, idiota.- su voz sonó muy baja, casi sin aliento, casi como si estuviera conteniendo el llanto también. –Es mi hija también.- esas palabras tan simples, Kohaku comprendió, decían muchas cosas.
Él estaba tan asustado como ella, él la amaba tanto como Kohaku la amaba, él también daría todo y más por ella, y nunca permitiría que nada le pasara, nunca querría ni imaginar el pasar por ese sufrimiento tan grande.
Aprovechando el estar tan cerca por estar ambos abrazando a su hija, Kohaku se inclinó un poco hacia adelante y apoyó la cabeza en su hombro. Lo hizo simplemente en señal de apoyo y agradecimiento, pero acabó sintiéndose tan cómoda allí que dejó que el cansancio le ganará y sin proponérselo rápidamente se quedó dormida.
.
Después de salir afuera por unos minutos para tomar aire, presenciar la llegada del amanecer y estirar un poco los músculos, Chrome finalmente regresó a la casa de la pequeña familia de tres, sorprendiéndose cuando los encontró en la exacta misma posición en la que los dejó, pero ahora con Kohaku dormida sobre el hombro de Senku mientras este observaba a su hija apenas y sí recordando parpadear de vez en cuando.
-Ehh… ¿Ya está bien?- preguntó en un susurro.
-Por supuesto que no, esto tomará desde una semana a un mes en curarse por completo, y al menos por hoy y mañana quiero una estricta vigilancia sobre ella en todo momento.- él también habló a susurros. –Agradecería que llames a Taiju y Francois ahora, necesitaré la fuerza bruta de ese cabeza hueca y la maestría de Francois para tratar con mi mocosa. Además necesitaremos tomar turnos para realmente poder cuidarla de forma más diligente, y Kohaku está emocionalmente destruida en este momento como para que pueda ayudarnos mucho.- murmuró con un suspiro.
-Muy bien. Los llamaré de inmediato. ¿Solo a ellos dos?- preguntó curioso. –Ruri también podría ser de ayuda.-
-En realidad quiero mantener muy limitado el número de personas que interactúen con ella en este momento. Su sistema inmunológico ya estará lo suficientemente ocupado lidiando con la bronquiolitis, lo último que necesito es que le dé alguna otra mierda.- bufó. –Y también evita decir que está enferma por el momento, o tendremos una muchedumbre histérica de idiotas preocupados haciendo escándalo fuera de mi casa.-
-Oh, entiendo. En ese caso solo traeré a Taiju y Francois y no diré nada de la enfermedad.- asintió firmemente antes de volver a irse.
Sin embargo, cuando llegó al campamento donde todos dormían, se encontró con que había muchas personas despiertas y preocupadas preguntando sí había pasado algo con la princesa del reino de la ciencia.
-Escuchamos a Kohaku-chan gritar en medio de la noche. ¿La princesita está bien verdad?- preguntaron varios aldeanos y miembros del ex imperio de Tsukasa.
Muchos se acercaron para comenzar a interrogarlo, provocando que empiece a sudar frío, sin saber qué decir para salir de esto sin que se enteren que la bebita estaba enferma y Senku lo mate por no poder mantener la boca cerrada.
De pronto Ryusui y Gen se acercaron también y, al ver su rostro de desesperación, alzaron una ceja. Chrome intentó hacer señas no muy obvias de que necesitaba ayuda para salir de este predicamento, pero ellos solo lo miraron extrañados. Cuando estaba a punto de ceder y decir la verdad, finalmente parecieron darse cuenta de lo que pasaba aquí luego de escuchar las preguntas de las personas e intercambiaron una mirada de complicidad.
-¡Chrome-chan, que bueno verte aquí!- gritó Gen mientras se abrían paso entre la pequeña multitud. -¿Cómo está Kohaku-chan? Qué terrible que se haya roto el tobillo anoche, pero ya está curada ¿verdad?- guiñó un ojo, diciéndole que le siga el juego.
-¡Por supuesto que lo está!- exclamó Ryusui chasqueando los dedos. -¡Les di una rápida visita al amanecer y me dijeron que fue solo una falsa alarma! Kohaku-chan está perfectamente bien ahora y ella y Senku están cuidando a la princesita. ¿No es cierto?- sonrió.
-¡E-eh, sí, eso mismo!- claro que Chrome siempre fue un terrible mentiroso, pero la actuación de los otros dos generales lo hizo creíble y la multitud se calmó después de que aseguraran varias veces que tanto madre como hija estaban bien.
Suspiro aliviado cuando se libró de los preguntones, pero entonces Gen y Ryusui lo miraron con ojos entrecerrados.
-¿Qué le pasó a la princesita, Chrome? Será mejor que no mientas.- preguntaron ambos mortalmente serios, casi amenazantes.
Él se estremeció, volviendo a sudar profundamente.
Senku le dijo que solo hablará con Taiju y Francois, pero parecía que no podría escaparse de estos dos luego de que lo ayudaran a escaparse de los aldeanos y la gente de la era moderna. E incluso si por algún milagro de la vida lograba pensar en una buena mentira, estos dos eran demasiado astutos como para creerle nada que no fuera la pura verdad.
-Tsukiku…- suspiró, esperando que Senku no se molestará por esto. –Ella está enferma.- confesó, sorprendiéndolos.
-Como lo sospechaba.- los tres se voltearon sorprendidos cuando Ukyo se apareció de la nada, saliendo de detrás de unos árboles. –La escuché gritar en la noche y también temí que algo le sucediera a Tsukiku-chan, así que me quedé cerca, oyendo mucho movimiento en la casa durante toda la noche y también escuchando a la niña llorar de vez en cuando. Temí que algo grave pasará, pero no quise entrometerme. ¿Cómo está ella ahora?-
-Finalmente se durmió hace como media hora… pero estuvo realmente mal.- hizo una mueca, frotando su rostro con cansancio. –Realmente nos asustó, yo sentía como que se me salía el corazón. Imaginan cómo estarán sus padres.- bajó la cabeza. –Nunca antes los vi así, Kohaku estaba llorando mucho y Senku… bueno, él solo se concentró en curarla, pero cuando las cosas se calmaron pareció realmente devastado.- negó con la cabeza. –Fue muy aterrador. De repente le daban ataques de tos o su fiebre subía, y sé que esas cosas pueden causar la muerte.- esto le trajo recuerdos horribles de todas las veces que temió perder a Ruri por su enfermedad.
-¿Ya saben qué tiene la pequeña?- preguntó Ukyo sonando incluso más preocupado ahora, mientras que Ryusui y Gen mantuvieron la cabeza gacha.
-Senku dijo que era… bronquiolitis.-
-Oh, eso no es tan grave.- murmuró Gen con los ojos muy abiertos. –A mí me dio cuando era niño.-
-A mí también me dio, solo que cuando era un bebé.- comentó Ukyo con una sonrisa nerviosa. –Pero en esta época la bronquiolitis puede ser seria, sobretodo porque no ha tenido vacunas y es su primera enfermedad. No suele requerir medicamentos ni hospitalización, pero aquí sin los medios para proveerle lo que necesita en caso de que empeoré… debemos ser muy cuidadosos.- frunció el ceño, para luego mirar a Chrome. -¿Hay algo que podamos hacer para ayudar?-
-En realidad… Senku me pidió que busque a Taiju y Francois, y dijo que quería mantener al menor número de personas posible cerca de Tsukiku, ya que temé que pueda enfermarse de otra cosa.-
-Bueno, eso tiene sentido, aunque es una pena que eso nos prive de visitarla.- Gen suspiró teatralmente.
-¡¿O sea que no podré ver a la princesa?! ¡Qué injusticia!- Ryusui chasqueó los dedos con una mirada molesta. –Exijo ser el primero en visitarla cuando las visitas sean permitidas otra vez.-
-Eso tendrás que pedírselo a sus padres.- gotitas bajaron por la sien de Gen al contestarle al capitán.
-Pagaré un millón de dragos de ser necesario. ¡No pueden librar a una princesa de ver a su persona favorita en todo el mundo!- volvió a chasquear los dedos, esta vez con una gran sonrisa mientras los tres lo miraban con gotas bajando por sus frentes.
Sí que era ambicioso.
-Como sea, sí Senku necesita a Taiju y Francois, creo que lo mejor será dejar de retrasar a Chrome.- señaló Ukyo. –Puedo ir yo a buscar a Taiju para ahorrarte tiempo.-
-¡En ese caso yo iré por Francois! Ella está preparándome un té de todas formas.- volvió a hablar el rubio, ya retirándose sin decir más.
-Entonces Chrome-chan debería volver con Senku-chan y sus chicas, yo me encargaré de mantener la enfermedad de la princesita en secreto por el momento para no levantar pánico.- murmuró Gen también retirándose, pero se detuvo un momento, volteando a verlo por encima del hombro. –Dales mis mejores deseos, por favor.- murmuró antes de irse.
-Ve a ayudar de nuevo, me aseguraré de que Taiju esté allí en unos minutos.- aseguró Ukyo antes de marcharse también.
Chrome se quedó parado en su lugar por un momento, sorprendido por la iniciativa tomada por sus amigos, antes de sonreír conmovido al darse cuenta del motivo. Ya que no habían sido llamados a ayudar, al menos querían hacer esto por ellos para sentir que les eran de utilidad de alguna forma.
Realmente eran unos buenos amigos, más que solo sus compañeros generales del reino de la ciencia. Casi se sentía como una gran familia, todos dispuestos a apoyarse los unos a los otros.
Dispuesto a no dejar que su ayuda fuera por nada, volvió a la casa de la pequeña familia, sin sorprenderse mucho esta vez cuando vio que no se habían movido de su lugar ni habían cambiado de posición. Kohaku seguía dormida recostada sobre el hombro de Senku sosteniendo a su bebé, y él estaba observando a la pequeña incansablemente.
-Regresaste rápido. ¿Sí avisaste a Taiju y Francois, verdad?- alzó una ceja, pero sin mirarlo.
-Los demás escucharon a Kohaku gritar en la noche y se preocuparon por sí Tsukiku está bien, Ryusui y Gen me ayudaron a escapar sin decirles la verdad, pero a cambio tuve que decirle todo a ellos. Ukyo también lo sabe. Ellos fueron a buscar a Taiju y Yuzuriha, también dijeron que mantendrían controlada a la gente para que no se enteren. No te molesta que lo sepan ¿verdad?- indagó un poco nervioso.
-Nah, ellos son lo suficientemente inteligentes para saber cuándo no pueden meter sus narices en algo. Hasta fue lo mejor, así ayudaran a controlar al resto.- bostezó, frotando su cuello con cuidado para no mover demasiado a la chica. –Es bueno que llegaras. ¿Podrías traer el otro cesto de mi hija? El que tenemos aquí quedó un poco húmedo luego de los baños. Trae otra de sus mantas también, están en la habitación de Kohaku.- le pidió.
-Claro, lo que digas.- sonrió, feliz de ser útil.
Después de que trajera el cesto y acomodara la nueva manta, Taiju llegó jadeando con una mirada frenética, aunque sorpresivamente sin su escándalo de costumbre, probablemente al ser consciente de que la bebita estaba durmiendo.
-Hasta que llegas, grandulón.- Senku sonrió con cansancio. –Necesito que cargues a Kohaku a su cama sin despertarla ¿crees qué podrás con eso?-
-Claro.- él le sonrió suavemente. Senku tomó a su hija de los brazos de su madre y le hizo una seña a su mejor amigo para que cargara a la mujer. Taiju así lo hizo, cuidando no despertarla mientras la sacaba de la habitación.
Una vez se llevaron a Kohaku, Senku colocó a su hija en su cesto, colocando un soporte debajo de este para que durmiera en una posición más diagonal con su cabeza en el extremo más elevado para ayudarla a respirar mejor según él, y luego frotó su hombro con una mueca, probablemente adolorido por tener recargada a la mujer tanto tiempo. Viendo que no parecía estar en las mejores condiciones, Chrome se ofreció a cargar el cesto hasta la habitación de Kohaku.
Afortunadamente ninguna de las dos se despertó, y unos pocos minutos después Francois llegó a la casa también.
-Me enteré de la enfermedad de la pequeña. Ryusui-sama le desea su pronta recuperación y me ha encomendado ayudarla en lo que necesite.- hizo una reverencia, hablando en voz baja para no despertar a madre e hija.
-Gracias, Francois, sí pudieras hacer un poco de sopa de miso y preparar algunas frutas para el desayuno de Kohaku te lo agradecería.- le pidió Senku cansinamente.
-Entendido. Me pondré a trabajar.- rápidamente se retiró.
-¿La querías solo para el desayuno de Kohaku?- preguntó Chrome un poco sorprendido.
-Claro que no. Francois ayudará a cuidar de Tsukiku por el resto del día, al menos hasta la tarde. Y de todos modos es muy importante mantener a Kohaku sana. Ella amamanta a la niña, y ya que es casi seguro que tiene bronquiolitis, necesito que esté bien hidratada.-
-Oh, claro.- cierto, cierto, lo único que podía tomar la bebita era leche materna, después de todo.
-Oye, Senku…- los dos científicos voltearon a ver a Taiju, que estaba mirando muy angustiado a Tsukiku. -¿Qué tiene tu hija? No parece respirar normal.- señaló muy preocupado.
-Tiene bronquiolitis, es una enfermedad respiratoria. En palabras simples para un cabeza hueca como tú, hay mucosidad bloqueando sus vías respiratorias, así que tendrá dificultades para respirar normalmente hasta que esté curada.- uso su meñique para rascar su oído con aparente indiferencia.
-¿Y en la noche estuvo peor que ahora?- preguntó Taiju otra vez, a lo que Chrome asintió con una mueca de tristeza. –Ya veo… pobrecita.- de repente, sus ojos se aguaron mientras miraba al joven padre. –Debiste asustarte mucho, Senku… con tu bebé enferma en esta época, sin hospitales a donde ir…- apretó los labios, contrayendo su mandíbula como si estuviera aguantando el llanto. –Lamentó no poder serte de más ayuda, pero lo que sea que necesites de fuerza o resistencia, no dudes en que lo haré.- se pasó el brazo por los ojos y miró con determinación a su mejor amigo.
Durante el pequeño discurso de Taiju, Senku se había volteado en dirección a la puerta, dándoles la espalda mientras llevaba sus manos a la cintura con su típica pose despreocupada que a este punto ya nadie le creía, no cuando se trataba de Tsukiku al menos.
-No necesitas ponerte tan sentimental, grandulón. Mi mocosa estará perfectamente bien, y claro que tú y el resto se romperán la espalda trabajando por su bienestar de ser necesario.- finalmente volteó a verlos, con otra de sus sonrisas desquiciadas. –Pero es bueno que estés tan dispuesto a ser útil. Voy a estar ocupado cuidando de mi mocosa por las próximas semanas, probablemente, así que necesitaré que se esfuercen el doble en completar las tareas del barco para no retrasarnos. Eso también va para ti, Chrome.-
Los dos castaños sonrieron felizmente y asintieron, sin que les molesté ni un poco ser explotados si era por el bien de la bebita.
.
Kohaku despertó inquieta, mirando a todos lados en busca de su bebé.
-Hasta que despiertas leona.- dijo Senku sentado a los pies de la cama donde ella estaba recostada. –Francois ya tiene tu desayuno esperando por ti abajo. Tsukiku sigue dormida.- Kohaku no dijo nada, simplemente se levantó y caminó hasta el cesto donde su hija dormía, sin hacer ningún ruido en absoluto. Aun así, en ese momento su bebé comenzó a toser, despertándose con ojos asustados. Ella de inmediato la tomó en brazos y frotó su espalda con cariño. Afortunadamente, este ataque de tos fue leve y duró solo pocos segundos. –A veces me asusta esa capacidad tuya de saber cuando la mocosa te necesita en todo momento…- murmuró Senku con varias gotas bajando por su frente al mirarlas.
-Te lo dije, soy su madre, lo sé todo sobre ella.- murmuró suavemente mientras la mecía para mantenerla tranquila.
Seguía sin respirar normalmente, pero no era tan malo como en la noche.
-Y yo te dije que eso no tiene sentido.- masculló él secamente. –Como sea… será mejor que desayunes, no olvides que tú eres su principal fuente de alimentación, no puede beber ni comer nada que no sea la leche materna que tú produces, es completamente dependiente de ti en este punto. Necesitamos mantenerla bien hidratada para que no empeoré.-
-Oh, claro.- tragó saliva. A veces olvidaba lo importante que era su salud para mantener la de su hija. Siempre tuvo buena salud, pero ahora debía seguir todas las indicaciones de Senku para estar seguros de que estaba dándole todo lo que necesitaba. –Pero está muy intranquila… no sé si sea buena idea que la suelte por ahora. ¿No debería intentar alimentarla primero?- sentía sus pechos llenos, pero la extrañaba un poco que no haya buscado alimentarse por su cuenta, siempre estaba muy hambrienta apenas despertar.
-La bronquiolitis suele venir con falta de apetito…- señaló Senku con una mueca. –Intentaré extraer un poco de mucosidad mientras desayunas, eso tal vez la ayude a respirar un poco mejor y le devuelva un poco de fuerzas para que no se le dificulte tanto las tomas.-
-¿Tan débil está mi bebé?- se le estrujó el corazón mientras la abrazaba más, aunque siempre con cuidado.
-Agradece que la fiebre no ha vuelto a subir. La fatiga es normal debido a que se le dificulta respirar por la obstrucción en sus vías respiratorias y hace esfuerzo extra, aunque por suerte no es extremo o estaríamos en problemas.- dijo mientras se acercaba a ella. –Ya, dámela y ve a desayunar.-
No sin antes darle otro par de besitos en la frente, Kohaku le entregó a su hija en brazos, pero ambos se congelaron cuando ella empezó a lloriquear, estirando sus bracitos hacia su madre.
-Oh, vamos, mini-leona, este es literalmente el peor momento para que te dé un ataque de mamitis.- murmuró hastiado Senku.
-¿Qué? ¿Dices que tiene otra enfermedad?- lo miró horrorizada.
-No, idiota, solo es una forma de decir.- rodó los ojos. –Bien, vamos con Francois, tal vez esté más dispuesta a quedarse con ella.- le devolvió a la niña y bajaron hasta el comedor donde Francois estaba acomodando platos en la mesa.
-Buenos días.- dijo solemnemente, pero su mirada se ablandó al ver a la pequeña. –Se nota que no está bien, pobrecilla. ¿Hay algo en lo que pueda serles de utilidad?- preguntó llevándose una mano al pecho con preocupación.
-Sí, en realidad. Le dio un ataque de mamitis y necesitó que Kohaku desayuné. ¿Podrías ver si quiere quedarse contigo?-
-Con gusto.- se acercó con los brazos estirados, tomando a la bebita con maestría. Tsukiku siguió mirando a su madre, pero al menos no lloriqueó. –Será mejor que empieces a desayunar, Kohaku-chan, no estará tranquila mucho tiempo.-
-Oh, claro.- rápidamente se sentó a comer.
-Maldita sea, esperaba poder extraer un poco más de mucosidad para que pueda beber del pecho luego de que Kohaku terminé, pero supongo que simplemente esperaré a que Chrome regresé.- suspiró con cansancio Senku, sentándose junto a Francois para apoyar su mano en la frente de su hija, comprobando que la fiebre siguiera baja.
-¿A dónde fue?- preguntó curiosa, con la boca llena.
Senku se rió un poco al verla, antes de carraspear y frotar su oído.
-Lo envié a crear una solución de cloruro de sodio al 0,9% o solución salina normal para realizar una limpieza nasal en nuestra mocosa, eso debería ayudar un poco para su nariz congestionada, la ayudará a respirar mejor y le hará más fácil alimentarse, así que sí no se tarda demasiado prefería utilizar ese método antes que el aspirador nasal.-
-¿Y eso es muy difícil?- preguntó ella, esta vez después de recordar tragar primero y hablar luego.
-Es un juego de niños comparado a lo que hacemos normalmente.- rió entre dientes. –Primero debe destilar agua, lo cual es tan fácil que ni siquiera es gracioso. Luego debes calcular la cantidad de esta y también el porcentaje masa-volumen de cloruro de sodio, o sal común, dividido entre el volumen en milímetros de la disolución y multiplicado por cien, pero también teniendo en cuenta la densidad se puede calcular unos…- se calló de golpe al ver que las tres mujeres lo estaban mirando, Francois y Kohaku con los rostros en blanco, mientras que Tsukiku solo parecía curiosa. –En fin, debería tomarle alrededor de una hora. Ya tiene todos los materiales en el laboratorio y le di todas las indicaciones de lo que tiene que hacer, además de que Taiju también lo está ayudando en lo que puede.-
-Bueno, esperemos que no tarden demasiado.- murmuró la chef mientras limpiaba delicadamente con un pañuelo de seda los mocos que se escapaban de vez en cuando de la naricita de la niña.
-Eso esperó. La pequeña leona ahora es literalmente una mocosa, no deja de chorrear mocos.- comentó el hombre con una sonrisa divertida, pero luego puso una expresión de seriedad. –No querrá alimentarse de este modo, y el aspirador nasal no bastará.- ante ese hecho tan deprimente, Kohaku miró decaída su plato de comida, masticando sin ganas. –Ah, no, leona, nada de deprimirte. Come bien, lo último que necesito es que no estés en las mejores condiciones posibles para cuidar de nuestra mocosa.- apenas notar el cambio en su actitud, Senku de inmediato la regañó, haciéndola tensarse y sonreír nerviosamente.
-Sí, tienes razón, lo siento.- suspiró, esforzándose por pensar solo en que todo estaría bien. Senku haría que todo esté bien.
Cuando terminó de comer, Tsukiku ya estaba dándole problemas a Francois, pero se calmó por completo cuando la tomó en brazos.
A pesar de que quería estar en brazos de su madre, no parecía interesada en alimentarse ni en dormir, a pesar de que no había dormido mucho y había pasado muchas horas desde su última toma.
-Es por la enfermedad.- al notar su mirada preocupada, Senku empezó a responder sus dudas casi como si leyera su mente. –Tomar del pecho requiere un esfuerzo de parte del bebé, y ahora está fatigada por la dificultad que le resulta el respirar, lo cual será una desmotivación incluso si tiene hambre, ya que la falta de apetito también es un síntoma. Además la irritabilidad también le quitará el sueño. Es relativamente normal en la bronquiolitis.-
-Ya veo…- no entendió todo lo que dijo, pero sí lo suficiente. -¿Cuánto tiempo ha pasado desde que Chrome se fue?-
-Ochenta y dos minutos.- murmuró él frotando su oído. –Ya no debería tardar mucho más, esperó…- frunció el ceño, acercándose a ella para limpiar la nariz de su hija una vez más.
Unos minutos después, Chrome llegó siendo cargado por Taiju.
-¡Senku, tengo la solución salina!- alzó el brazo triunfante, sosteniendo varios frascos cargados de lo que parecía simple agua. –Seguí todas tus instrucciones al pie de la letra. Puedes confiar en mí, nunca me arriesgaría a equivocarme si eso puede hacerle mal a tu hija.- aseguró con una sonrisa.
Senku y Kohaku devolvieron su sonrisa.
-Bien hecho, Chrome.- dijo el joven padre, antes de voltearse a ver a su hija. –Muy bien… aquí viene lo desagradable, mini-leona. ¿Quieres venir conmigo sin chillar o tendremos que aguantar a mamá horrorizándose por el lavado nasal?- le estiró los brazos como pidiéndole permiso para cargarla. Tsukiku le estiró el brazo débilmente y Senku sonrió suavemente, con ojos brillantes. –Buena niña.- murmuró mientras la tomaba en brazos, agrandando casi imperceptiblemente su sonrisa cuando ella se acurrucó contra su pecho. –Yo y Chrome nos encargaremos de esto, Kohaku. Por mientras tú aprovecha y extrae un poco de leche materna aprovechando que seguramente ella no querrá comer mucho por el momento. Ya tenemos que ir almacenando más biberones para cuando zarpemos.-
-Oh, está bien, pero… ¿por qué dices que me horrorizare con el lavado nasal?- preguntó un poco preocupada.
-No es nada que la lastime, por supuesto.- la miró un poco indignado. –Solo puede ser… un poco impresionable a la vista. Básicamente debemos hacer que el agua entre por una fosa nasal y salga por la otra.- tanto Kohaku como Chrome y Taiju se estremecieron, pero Senku solo rió entre dientes mientras Francois permaneció impasible. –Parece doloroso, pero no lo es. Estará bien mientras la mantengamos en cierta posición y lo hagamos con cuidado. Solo espera y en poco tiempo te la devolveremos sana y salva.- aseguró.
Tal como dijo, en poco tiempo su hija fue devuelta a sus brazos después de que estuviera un tiempo extrayendo leche materna viéndose un poco mejor, se notaba que ese lavado ayudó aunque sea un poco, aunque todavía no respiraba normal. Tuvieron que ayudarla a un poco a que bebiera del pecho y de todos modos no bebió mucho, pero al menos luego volvió a dormirse.
Luego de un tiempo Taiju fue enviado a trabajar al barco, pero Chrome y Francois se quedaron a ayudarlos en lo que necesitaran con su bebé.
Le hicieron otro par de lavados nasales a lo largo del día para ayudarla a alimentarse mejor. Senku recomendó que, para no deshidratarla ya que comía menos, intentaran hacer más tomas más cortas para así mantener un poco la regularidad de lo que comía normalmente. No funcionó muy bien ese primer día, pero al segundo y tercer día el método funcionó cada vez mejor.
Durante ese tiempo, Chrome no se apartó de su lado, ayudándolos en lo que podía. Taiju, Francois y luego Ruri también los ayudaban por turnos, pero Chrome insistió en no marcharse hasta que Tsukiku estuviera fuera de peligro.
Al tercer día después de esa primera mañana, Kohaku miró con preocupación a los dos científicos que trabajaban en preparar más solución salina mientras ella amamantaba a su bebita después de que le hicieran otro lavado nasal.
Ellos tenían profundas ojeras debajo de los ojos y se veían realmente demacrados, Chrome hasta tenía una ligera barba creciéndole.
-Oigan…- los llamó después de que su bebita se durmiera. -¿Ustedes siquiera han dormido estos tres días?- preguntó preocupada. La verdad es que no recordaba haberlos visto dormir, apenas y sí los recordaba comiendo por insistencia de Francois.
Ambos giraron la cabeza hacia ella lentamente, haciendo sonidos como los que su madre hacía cuando les contaba la historia sobre esos "zombis" que venía como parte de las cien historias.
-Dormimos una hora.- dijeron secamente, antes de volver a concentrarse en su trabajo.
Kohaku rodó los ojos y siguió meciendo a su bebé.
Sonrió con preocupación al ver que su respiración seguía sonando un poco extraña, pero al menos ya no se le marcaban las costillas con cada respiración y no estaba tan agitada como días anteriores, aunque seguía un poco agitada. Había estado vomitando de vez en cuando los primeros dos días, pero ese día no había vomitado aún y esperaba que no lo hiciera, de verdad eso la preocupaba mucho.
Luego de unos minutos, un fuerte ataque de tos la despertó y Senku de inmediato corrió hacia ellas, tomando en brazos a su hija y dirigiéndose hacia el baño, donde encendió la ducha y se sentó cerca de donde corría el chorro, porque aparentemente el vapor ayudaba o algo así, esto mientras palmeaba suavemente su espalda.
Cuando finalmente se calmó, sus padres se quedaron cerca de ella mientras Chrome terminaba de trabajar en la solución salina. Su pequeña siguió despierta, respirando con un poco más de dificultad que antes.
Kohaku acarició su mejilla con tristeza, casi llorando otra vez porque de verdad que odiaba ver a su familia enferma, era lo que más odiaba en el mundo. Su bebé no había vuelto a sonreír desde que esa maldita bronquiolitis la atacó, y según su padre podría seguir así por varias semanas más. Y eso que justo antes había tenido su primera risa… como extrañaba ese sonido. No podía esperar a que esas hermosas sonrisas y esa dulce risa volvieran, haría lo que fuera para recuperarlas, para ver a su bebita feliz y contenta.
Finalmente, su hija logró dormirse, aunque tenían que limpiar constantemente su naricita.
-La fiebre subió un poco.- informó Senku con una mueca luego de que la revisara con su termómetro. –No es nada alarmante, pero habrá que darle otro baño, por las dudas.- ella asintió y preparó su bañera con agua tibia como siempre.
Fue un día agitado, pero finalmente la fiebre bajó y la tos no volvió a ser tan fuerte, mientras que la solución salina ayudaba bastante con los mocos, así que Kohaku se preparó para dormir por órdenes estrictas de Senku.
Chrome finalmente no resistió mucho más y se echó a dormir en su sofá, pero Senku permaneció impasible, vigilando a su hija como un halcón apenas y sí recordando parpadear.
Kohaku se mordió el labio, impidiéndose a sí misma insistirle en que durmiera, tal vez incluso arrastrarlo a la cama con ella para asegurarse de que descanse. Ahora Yuzuriha también estaba con ellos después de enterarse y ella podría vigilar a Tsukiku mientras sus padres dormían, pero… honestamente, no quería mostrarle a Senku lo preocupada que estaba por él también.
A pesar de todo, aunque no lo quisiera, todavía sentía un pequeño pinchazo de rencor hacia él. Estaba muy agradecida y ni loca pelearía con él ni lo insultaría ni haría nada que pudiera molestarlo, pero no quería ser demasiado amable con él, menos sí debía insistirle como seguramente debería para que accediera a dormir.
No quería rogarle en nada.
Con eso en mente, a pesar de que sentía un poco de culpa por ni siquiera intentarlo, se durmió en un sueño inquieto.
Al día siguiente Senku finalmente echó a Chrome de una patada a trabajar en el barco después de que hicieran bastante solución salina para que ayudase en los asuntos científicos. Luego de que él se fuera, Ryusui, Gen y Ukyo insistieron en visitar a la pequeña.
-Nos pusimos mascarillas para que no te quejes, ahora fuera de mi camino que quiero ver a la princesita.- apenas Senku les abrió la puerta, Ryusui invadió la casa como si fuera el dueño del lugar, sin importarle chocar su hombro. -¿Dónde está la princesa? ¡Oh, ahí estás!- chasqueó los dedos felizmente, acercándose a donde Kohaku sostenía a su hija.
Ukyo entró murmurando disculpas por el comportamiento del capitán, mientras que Gen se quedó viendo a Senku con ojos entrecerrados mientras entraba lentamente.
-¿Siquiera has dormido? Te ves horrible.- señaló.
-Duermo lo justo y necesario. ¿Vienes a ver a la mocosa o qué?-
-No estoy seguro de que tu definición de "lo justo y necesario" sea ni remotamente lo que realmente necesitas, Senku-chan.- suspiró dramáticamente mientras lo pasaba de largo, probablemente sabiendo que era un caso perdido.
Cuando los tres vieron bien a la bebita, de inmediato sus cejas se torcieron con evidente preocupación.
-Pobrecilla, imaginó lo horrible que debe ser pasar por algo así sin vacunas ni ningún medicamento.- señaló Ukyo con voz cargada de preocupación. –Lo siento mucho, Kohaku-chan.- colocó una mano en su hombro.
-Pobre cosita linda, realmente se ve mal…- murmuró Gen con pena al verla respirar tan agitada.
-Una princesa no tiene por qué soportar esto.- Ryusui se cruzó de brazos como niño haciendo un berrinche. -¿No hay nada que podamos hacer para que se recupere? ¡Lo que se necesite lo tendremos!- chasqueó los dedos.
-Ya estamos haciendo todo lo posible.- masculló Senku frotando su oído. –Lo que pueden hacer es mantener el trabajo del barco sin bajar su ritmo para que pueda centrarme en cuidar de mi mocosa sin preocupaciones menores molestando aparte.-
-Ya nos estamos encargando de eso, todo va sin problemas.- aseguró Ryusui volviendo a chasquear los dedos.
-Los hombres ya están comenzando a sospechar por tu ausencia y a preguntar por Tsukiku-chan, pero por el momento todavía creen mis excusas.- aseguró el mentalista.
-Oye, Senku... ¿no crees que deberías dormir?- preguntó Ukyo de la nada, provocando que toda la atención se volviera a él, excepto por Tsukiku que estaba mirando su propia mano con cansancio.
-Es verdad, te ves realmente mal.- insistió Gen.
-Pareciera que podrías desmayarte en cualquier momento. ¿Qué pasaría si te quedas sin fuerza cuando tu hija más te necesite?- Ukyo siguió presionando a Senku.
-Como dije antes, duermo lo justo y necesario. No molesten.- gruñó entre dientes el científico.
-No es cierto.- dijeron Kohaku y Francois al mismo tiempo, esta última saliendo de la mismísima nada, sobresaltando a todos.
-Solo durmió una hora hace tres días y una hora ayer.- delató la chef, sin importarle la mala mirada del joven padre.
-¡Senku!- Kohaku no pudo evitar mirarlo con desaprobación.
-Está bien, estoy acostumbrado.- aseguró cruzándose de brazos.
-¡Claro que no está bien! Ukyo tiene razón, podrías desmayarte en el peor momento posible o algo así.-
-Deberías aprovechar ahora que nosotros estamos aquí.- Ryusui chasqueó los dedos. –Nosotros la cuidaremos y sí pasa algo simplemente te despertamos y ya.-
-Unas cuatro horas de sueño deberían ser suficiente para que aguantes al menos otro día.- persuadió Francois.
Senku quiso protestar, pero se encontró con cinco miradas llenas de desaprobación listas para rebatir cualquier argumento por más lógico que fuera y sus hombros se hundieron.
-Bien, bien.- bostezó, frotando su cuello. –Aunque, esta ya no es mi casa. ¿Puedo dormir en alguna habitación o debo irme a la choza científica, eh, Kohaku?- la miró con una sonrisa cansada.
Ella rodó los ojos. ¿En serio sacaba este tema ahora en frente de sus amigos?
-Solo ve a dormir, Senku.- mandó. Justo en ese momento, su hijita empezó a toser. Senku se adelantó para tomarla en brazos, pero Kohaku retrocedió dos pasos. –Ah, no. Solo fue un pequeño ataque, mira, ya está bien.- señaló como se calmó rápidamente. –Nosotros la cuidaremos y sí te necesitamos lo sabrás. Ve a dormir.- insistió, porque a pesar de todo él le preocupaba.
Ya sin más excusas que dar, Senku se marchó escaleras arriba.
Muy a su pesar, Ryusui tuvo que marcharse una hora después para seguir trabajando en el barco, dejándola sola con Gen, Ukyo y Francois para ayudarla a cuidar de su bebita.
No pasó nada grave, solo moqueo y tos, pero se aseguraron de que no tuviera fiebre ni que se agitara demasiado y entre conversaciones, té y bocadillos de Francois, seis horas pasaron y Senku finalmente regresó aún con mal semblante, pero mucho mejor de lo que se veía antes.
Ukyo y Gen se marcharon apenas el científico llegó. Francois se fue luego de prepararles la cena cuando Ruri llegó para ayudarlos.
La noche pasó tranquila, por suerte ese día no hubo vómitos, ni tampoco al día siguiente, ni al siguiente.
La fiebre no volvió y los moqueos eran fácilmente controlados con los baños nasales y los otros métodos de Senku, por lo que su bebé también empezó a alimentarse mejor cada vez más, también a dormir más.
El sexto día de la enfermedad, mientras los dos le daban unos masajes después de un baño para relajarla un poco y hacerle mimos, simplemente le estaban hablando de cosas sin sentido de parte de Kohaku y con demasiado sentido de parte de Senku como siempre cuando pasó…
-Como le dije a tu madre, la leche materna puede durar hasta seis meses refrigerada a la temperatura adecuada, así que no debe preocuparse por eso, simplemente debe llenar esos frascos y listo.- decía Senku mientras aplicaba una ligera presión en las piernitas de la bebita para según él ayudarla con su digestión o algo así. –Y avanzó bastante en eso gracias a tu falta de apetito, pero ahora estás comenzando a ser una glotona otra vez ¿eh?- sonrió con diversión mientras hablaba con su bebé.
-Lo cual es bueno, porque significa que te estás recuperando.- Kohaku solo estaba peinando cuidadosamente los cabellos de extraños colores de su hijita por el momento. Hmm, ya podría hacerle unas coletitas con lo que había crecido hasta el momento. Tal vez luego. –Aww…- no pudo evitar derretirse de ternura al imaginarla con coletitas. ¡Se vería tan linda, aunque ya era hermosa!
-¿Ahora sobre qué estás delirando, leona?- Senku la miró divertido.
-Ya lo verás.- sonrió misteriosamente.
Senku rió entre dientes y abrió la boca para decir algo, pero se congeló de pronto, mirando a su hija.
Kohaku se preocupó y miró a su bebita también, solo para quedarse sin aliento.
Ella… estaba sonriendo. ¡Por fin estaba sonriendo de nuevo!
De inmediato se lanzó a besarla, casi llorando de la emoción.
Todavía seguía enferma, pero finalmente sentía que se estaba recuperando. De verdad se estaba recuperando y estaría bien. No tenía la confirmación científica, pero en su corazón de madre lo sentía, y eso le bastaba y sobraba.
Volteó a ver a Senku con una gran sonrisa y los ojos aguados, sin poder evitar conmoverse al ver sus ojos tan suaves mientras miraba a su hija. Incluso sí él confiaba más en la ciencia, estaba segura de que en su corazón de padre también estaba sintiendo que ella se estaba recuperando finalmente.
Esa noche, mientras se preparaba a dormir junto a su hijita después de que Senku la examinara, Kohaku tragó saliva y lo llamó justo cuando estaba dejando la habitación.
-¿Sí?- inquirió en un susurro.
-¿Q-quieres…?...- se mordió el labio, preguntándose qué demonios estaba haciendo ahora. -¿Quieres dormir con nosotras?- preguntó en voz casi inaudible, casi esperando que él no la escuche y simplemente abandonara la habitación.
Mala suerte, él la escuchó perfectamente y la miró con los ojos muy abiertos. Se quedó estático por un momento y Kohaku simplemente se recostó con su bebita cerrando los ojos, sin esperar su respuesta.
Luego de un par de minutos, sintió la cama hundirse bajo el peso de un nuevo cuerpo. Él se acostó a su lado y tomó una de las manitos de su hija en la suya.
Cuando su otra mano rozó su mejilla, Kohaku ya lo estaba esperando, el contacto no la sorprendió a pesar de todo. Y aunque una parte de ella quería apartarlo de una patada, la verdad es que se sentía bien, se sentía reconfortante, y estaba tan cansada… no quería apartarlo. Quería tener este momento, por más corto que fuera.
Al día siguiente no dijeron absolutamente nada sobre eso, simplemente disfrutaron del hecho de que las sonrisas de su hija habían regresado y le dieron su entera atención solo a ella, sin descuidar su enfermedad ni un poco más ahora que por fin se estaba recuperando. No podían bajar la guardia ahora.
Los siguientes días, con ayuda de sus amigos que se turnaban para ayudarlos, comprobaron aliviados que ella cada vez estaba mejor y mejor. La fiebre desapareció y no regresó, no había ni rastros de los vómitos, su respiración mejoró considerablemente y los ataques de tos más fuertes no eran ni por asomo lo que fueron los primeros días, aunque seguía teniendo bastante tos y mocos, pero la mejora era notable.
Sin embargo, pasadas dos semanas desde el inicio de la enfermedad, incluso la tos y los moqueos comenzaron a desaparecer, quedando solo leves rastros que Senku decía que podrían durar varias semanas más.
-Sus pulmones están limpios.- aseguró después de escuchar a través de su estetoscopio, soltando un enorme suspiro de alivio que ella imitó. –Por supuesto, no podemos confiarnos del todo, pero creo que ya podemos decir que la bronquiolitis está casi completamente curada. Ya no es un peligro, diez billones por ciento seguro.- sonrió aliviado.
Kohaku volvió a cargar a su bebita y la cubrió de besos, sin poder evitar derramar unas cuantas lágrimas de alivio.
De verdad que pasó mucho miedo, pero de nuevo Senku había salvado el día con su ciencia.
-Gracias, Senku.- lo miró entre lágrimas, acercándose a él para apoyar la cabeza en su hombro en señal de agradecimiento. Lo abrazaría de no tener a su bebita en brazos. –Gracias.-
-Como te dije, no tienes porque agradecerlo…- murmuró con voz baja, muy baja y queda. –Es mi hija también. Es nuestra hija.-
-Sí… sí, lo sé.- sonrió de forma un tanto agridulce.
A pesar de que no hablaron para nada de lo que pasó entre ellos en el trascurso de esas dos semanas, Kohaku había estado pensando acerca de su relación, sobre todo después de esa noche en la que durmieron juntos otra vez. Fue inevitable, incluso tan preocupada por su hija como estaba. Ni siquiera pensó en su entrenamiento, pero no pudo evitar pensar en Senku, y en su futuro con él.
Y todos esos pensamientos le habían dejado algo muy en claro. Ya sabía lo que tenía que hacer.
El día después de que Senku anunciara que su hijita estaba casi completamente curada, él decidió finalmente ir a trabajar en el barco por un par de horas. No había querido saber nada de trabajar ni de separarse de su hija después de saberla enferma, tampoco es que nadie quisiera apartarlo de ella luego de saber eso. Incluso los trabajadores lograron ser contenidos por los otros generales cuando ya no pudieron ocultar la noticia. Y nadie buscó a Senku, respetando que ahora él quería concentrarse por completo en su bebé.
Cuando volvió de trabajar, cuidaron de su bebé cariñosamente, incluso arrancándole otra risita que les derritió por completo el corazón, y después de cenar y juguetear con ella otro rato, los dos la llevaron a la habitación y la colocaron en su cesto una vez quedó profundamente dormida.
Ambos se sentaron en la cama y la observaron, agradeciendo el simple hecho de que estuviera respirando normalmente.
Después de unos minutos, Kohaku empezó a inquietarse, mirando a Senku de reojo. Al darse cuenta, él volteó de lleno a verla, alzando una ceja.
-Yo…- apretó los puños. –Quería hablar contigo.- admitió, para luego morderse el labio.
-Sí… lo imaginé.- sonrió secamente. -¿Todavía quieres echarme de una patada a la choza de Chrome?- se cruzó de brazos.
Ella negó con la cabeza.
-Bueno, comprobé mi teoría de que solo con gritar basta para que te enteres que algo está pasando aquí.- murmuró y él se tensó, haciéndola reír un poco. –Tranquilo, ya no quiero echarte de aquí.- apretó los labios, sintiendo sus ojos aguarse otra vez. –Me asusté mucho, Senku. Me asuste muchísimo, no quiero pasar por eso de nuevo, mucho menos sin ti.- se frotó los ojos para no ponerse a llorar como una tonta ahora mismo. Tenía que terminar esta conversación. –Ya no quiero el divorcio, tú ganas.- lo miró a los ojos con una sonrisa cansada.
Él la miró con los ojos muy abiertos por un momento, antes de suspirar aliviado.
-Sabes, leona… también estuve pensando sobre… nuestra relación.- dijo de pronto, tomándola por sorpresa. –Entiendo los motivos de tu enojo, yo… lo siento.- eso la dejó con la boca abierta. –Lo siento, lo siento, abrí la boca cuando no debía abrirla, lo sé, lo reconozco. Honestamente toda esa mierda fue mi culpa, yo empecé todo.- evitó mirarla, fijando su vista en la pared frente a ellos. –Y supongo que es normal que te confundieras y te molestaras si en un momento actuó como un adolescente hormonal y al siguiente como un cretino que solo puede pensar con lógica. Yo…- apretó la mandíbula. –No quería rechazarte, esa noche.- esas palabras la hicieron abrir mucho los ojos. ¿Por qué estaba diciéndole esto ahora? –Ni tampoco quise decir lo que dije la mañana siguiente. Ni siquiera sé en qué mierda estaba pensando.- rió entre dientes. –Casi pareciera que estaba suplicándote por esa bofetada que me diste. Lo admito, la merecía.- asintió. –La verdad es que has aguantado muchas de mis mierdas estos meses…- volvió a reír, antes de suspirar y quedarse en silencio por un momento.
-No lo entiendo…- ella negó con la cabeza, sin saber qué demonios intentaba hacer ahora. –Quiero decir, aceptó tus disculpas, pero… Senku, realmente me hiciste enojar mucho.- se abrazó a sí misma. –Tenemos una hija, no quiero enojarme contigo, pero me lo haces difícil. No puedes simplemente tratarme como a una mujer sin honor y pretender que todo siga igual.- le frunció el ceño. –No soy el tipo de mujer que aceptará las ofensas de su esposo y se quedará con la cabeza gacha o llorando en un rincón.- aseguró con la barbilla en alto. –Por eso me sentí obligada a pedirte el divorcio.-
-Oye, tampoco tienes que hablar como si fuera un maldito maltratador.- hizo una mueca de asco. –Pero lo sé, lo sé, fui un bastardo contigo. No fue mi intención querer pasar por encima de ti, ni humillarte ni hacerte sentir como una "mujer sin honor" o como se llame.- dijo apresuradamente. En cualquier otra persona podrías decir que realmente no sentía lo que decía, pero este era Senku, y probablemente le estaba costando decir este tipo de cosas, así que ella lo escuchó atentamente, sin hacer caso a su tono seco. –Kohaku…- de pronto, volteó a verla con una mirada demasiado intensa, tanto que hasta la hizo sonrojar, aunque no estaba segura de por qué. –Todo este tiempo, solo me importó intentar ser un buen padre para nuestra mocosa.- admitió en voz baja, y ella se tensó cuando se dio cuenta de que ahora él estaba mucho más cerca de ella que antes. –Pero… ahora que me has dado otra oportunidad y quieres seguir con este matrimonio ficticio, creo que podría intentar…- tragó saliva, apartando la mirada por un segundo, antes de cerrar los ojos y volver a abrirlos con su mirada fija en ella esta vez. –Podría intentar ser un… un marido al menos decente para ti.- soltó una seca carcajada, ahora rozando su nariz con la suya. –No puedo prometer ser un buen esposo, pero… al menos puedo… por lo menos intentaré… no volver a darte razones para terminar este matrimonio, al menos por un par de años.- sus narices ahora se tocaban y sus alientos se mezclaban. –Supongo que podría empezar… demostrando lo mucho que me arrepentí de rechazarte esa noche.- susurró, antes de unir sus labios con los suyos.
La besó, y ella se derritió por completo, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.
Como extrañó esto… era una sensación tan única, una que compartió solo con Senku, una que anhelaba muchísimo volver a probar.
Sintió sus manos en su cintura mientras el beso subía de intensidad, y lentamente los dos se recostaron en la cama, con él sobre ella.
No dejaron de besarse por varios minutos, pasando sus manos por el cuerpo del otro a veces con lentitud, otras veces desesperadamente, pero siempre con pasión, otra vez borrachos, pero borrachos por el puro deseo.
Fue cuando los besos de Senku bajaron hasta su cuello que ella se dio cuenta de lo que estaba pasando.
Y esto era exactamente lo opuesto a lo que quería.
-Senku…- lo llamó en un susurro. Él solo llevó las manos bajo su vestido, tocándola de forma mucho más intima que antes. –S-Senku…- ok, si seguía así no iba a poder (ni a querer) detenerlo. -¡Senku!- gritó en un susurro, tomando sus hombros y apartándolo.
Terminaron los dos sentados en la cama otra vez, con sus manos en los hombros del científico, que la miró aturdido. Ella lo miró con el ceño fruncido.
-¿Qué pasa?- preguntó jadeando un poco. –Sí es por el riesgo de embarazarte otra vez, no te preocupes, ya tengo…-
-No.- negó con la cabeza. –Senku, no me dejaste decirte las condiciones para que acceda a seguir con este matrimonio.- apartó la mirada, casi con tristeza. –Estuve pensando mucho en nuestra relación, y solo accederé a continuar el matrimonio sí accedes a mis condiciones sin poner ningún pero.- hizo una mueca. –Si no puedes, entonces nos divorciaremos. Estoy decidida.-
Lo había pensado muchísimo, y aunque este pequeño encuentro casi la hace cambiar de opinión, no podía traicionarse a sí misma, a la decisión que ya estaba tomada. A pesar de lo tentador que era continuar con sus besos y caricias, a pesar de que fue un calvario apartarlo y esto sinceramente le estaba doliendo, no iba a dar marcha atrás.
Estaba completamente decidida y nada iba a hacerla cambiar de opinión.
-¿Condiciones?- alzó las cejas. -¿Qué condiciones?- apartó las manos de sus hombros y se cruzó de brazos, mirándola seriamente.
-Primero, como ya te lo dije antes…- tomó aire. –No quiero que vuelvas a tocarme nunca, Senku, nunca.- él se congeló por completo, seguramente recordando lo que le gritó aquella mañana. –Segundo, quiero que duermas en otra habitación, la que quieras, eso es cosa tuya.- él siguió inmóvil, con los ojos muy abiertos. –Tercero, este matrimonio va a durar o bien hasta que pensemos que nuestra hija tenga edad suficiente… o bien hasta que alguno de los dos encuentre alguna otra persona con la que quiera casarse o mantener algún tipo de relación romántica.- hizo una mueca ante eso, pero ya estaba decidida. –Cuarto, no me faltes al respeto, no me trates como una mujer sin honor, no hables de… de esas cosas sexuales, no quiero escucharlas, ni las que pasaron ni… ni de lo que casi pasa ahora.- mierda, casi mete la pata, pero por suerte logró controlarse. –Quinto… a pesar de que formalmente somos un matrimonio, quiero que sigamos siendo amigos, y que nos comportemos como solo amigos.-
Senku, que había estado completamente quieto, solo escuchándola con los ojos desmesurados, finalmente habló.
-¿Amigos?- soltó con incredulidad, casi con repulsión.
-Sí.- lo miró un poco a la defensiva. –Criamos mejor a nuestra hija como amigos, sin peleas, sin incomodidades, todo era mejor antes de esa maldita borrachera donde volvimos a… a… ya sabes.- frotó sus brazos frenéticamente. –Todo era mejor antes de todos estos sentimientos extraños. Quiero volver a eso, creo que… creo que seremos mejores padres para nuestra hija de ese modo. Es… es lo lógico, como tú tanto dices. Es lo mejor, no habrá peleas, nada será incómodo, no habrá distracciones… Es lo más lógico ¿no crees?- sonrió un poco tensa, esperando que viera su punto, que estuviera de acuerdo a lo que tanto pensó. Él se mantuvo en silencio, con el rostro en blanco. –Vamos, Senku. No lo digo por una tonta venganza a que me rechazaras ni nada de eso, de verdad creo que esto es lo mejor para nuestra hija. Y tú… no tienes que forzarte a intentar ser el esposo que yo quiero.- sonrió dolorosamente. –Los dos sabemos que este matrimonio no es real, nunca lo fue, así que mantengámoslo así y continuemos como empezamos, como buenos amigos que cometieron una irresponsabilidad. Ahora nuestra hija es todo para nosotros, claro, todos lo saben, pero no necesitamos… no necesitas forzarte a más. Ya haces suficiente. Me basta con que seas un buen padre.- le sonrió un poco más sinceramente. -¿Estás de acuerdo, verdad? Lo pensé mucho y… sé que esto es lo más lógico ¿no lo crees?-
La verdad estaba un poco orgullosa de las conclusiones a las que llegó. Ella no era pura fuerza bruta, también podía pensar con lógica, y estaba segura de que lo que le pedía a Senku era perfectamente razonable.
La tomó por sorpresa cuando quiso asumir el papel de esposo solo para mantenerla contenta, solo para que no se divorciaran y no tuviera que alejarse de su hija, pero no tenía por qué ser así. Ya sabía que una relación de ese tipo era demasiado complicada, solo daba problemas.
Él tenía razón, un cerebro enamorado era lo más ilógico y problemático, realmente esto que estaba comenzando a sentir por él casi arruina todo, pero ya no más. Olvidaría eso, todavía podía olvidarlo, todavía podían ser amigos. Y así los dos podrían concentrarse únicamente en su bebita, él no tendría que forzarse a ser algo que no quería ser, y ella podía olvidar todo, seguir adelante y solo centrarse en ser una buena madre para su hija.
Tal vez podrían haber hecho el amor hoy pero ¿qué hubiera pasado mañana? Seguramente todo sería incómodo, como lo fue antes.
Hizo bien en detener eso, no iban a llegar a ningún lado fingiendo que eran una pareja normal, porque no lo eran.
Y, algún día, este amor que estaba comenzando a sentir desaparecería, ellos volverían a ser los buenos amigos de siempre y los mejores padres que pudieran ser para su amada hija. Y solo eso.
Decidida a que estaba haciendo lo correcto, volvió a mirar a Senku con determinación.
-Entonces…- él alzó las cejas con frialdad, con su tono recubierto de amargura. -¿Quieres que seamos amigos, o de lo contrario será el divorcio?- preguntó lentamente.
Un poco confundida por su actitud, asintió.
-S-sí… Como te dije, lo pensé mucho, y creo que es lo más lógico ¿no lo crees?- estaba muy segura de que sus condiciones eran perfectamente razonables.
Él se levantó de la cama y le dio la espalda, llevando las manos a su cintura.
-Por supuesto que es lo lógico. Diez billones de puntos para ti por ser la que actuó con lógica esta vez.- rió entre dientes, pero no fue su risa habitual, fue una más corta, más seca, más distante. –En ese caso, aceptó tus condiciones.-
-M-muy bien…- intentó sonreír, pero no lo logró.
No entendía. No pensó que Senku reaccionaría así, ni siquiera estaba segura de cómo se lo estaba tomando, pero creyó que… creyó que estaría completamente de acuerdo con ella, pero hasta parecía ¿molesto? No estaba segura, pero había algo raro allí.
-Buenas noches, Kohaku.- todavía dándole la espalda, salió lentamente de la habitación.
Le dedicó una última mirada a su hija durmiendo pacíficamente en su cesto, antes de retirarse cerrando la puerta suavemente tras él.
Cuando se fue, se sintió más fría que nunca antes, todavía sintiendo la sensación de sus besos quemando en sus labios.
Pero lo mejor fue detenerlo, no quería su lastima. No quería que estuviera con ella solo porque no quería alejarse de su hija, eso era bajo y triste, no podía aceptar algo así.
Estarían bien siendo solo amigos, eso es lo que siempre fueron, lo que siempre deberían ser. Era lo lógico.
Continuara...
Holaaaa! :D
Lamento la tardanza, a cambio aquí tienen el cap más largo del fic hasta el momento uwu Aunq en realidad no planeaba q fuera tan largo... pero aquí lo tienen xD
Ojala q el fic les esté gustando :'3 Me cuesta mucho este fic, requiere mucha investigación y mucho tiempo invertido, pero vale la pena por mis queridos lectores, realmente apreció sus comentarios y todo su apoyo! :'D
Muchas gracias por todo su cariño, de verdad q alegran mis días! QwQ Espero no tardar tanto con el proximo capi ;D
COMENTEN! *o*
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
