Balas perdidas
Por Nochedeinvierno13
Disclaimer: Todo el universo de Canción de Hielo y Fuego es propiedad de George R. R. Martin.
Esta historia participa en el "[Multifandom] Casa de Blanco y Negro 4.0" del Foro "Alas Negras, Palabras Negras".
15
Daemon Targaryen
Un mes antes del disparo.
A pesar de haber sido exiliado en dos ocasiones del clan familiar, Daemon Targaryen se conocía de memoria los enrevesados pasadizos que serpenteaban bajo la Fortaleza Roja. Sabía que el primero, el que nacía en la cava subterránea, desembocaba en una escalera que llevaba a la habitación principal.
Su hermano había sido preciso en sus instrucciones. «Nadie debe saber que estás aquí.» Viserys ya no poseía el poder de antaño y ni siquiera podía confiar en quienes lo rodeaban.
Al entrar en la estancia, se encontró con el olor dulzón de las azucenas que camuflaba el del encierro. Su hermano estaba recostado sobre la cama de dosel y se llevaba un vaso de agua a los labios resecos. El pelo ralo le caía sobre el rostro y la piel había adquirido las típicas manchas de la edad.
―Te ves terrible, Viserys ―dijo y se sentó a su lado. Le ayudó con el vaso―. ¿Qué pasó contigo?
―La vida no ha sido gentil conmigo ―contestó y forzó una sonrisa―. Ya debes presuponer por qué te he llamado.
Daemon Targaryen asintió.
Hacía ocho años que Viserys lo había exiliado por haber aniquilado a la Triarquía sin su permiso. «¿Cómo voy a honrar el apodo del Pacífico si mi propio hermano actúa a mis espaldas y desata una carnicería?» Si su hermano lo había llamado era porque tenía que tratar un asunto de vida o muerte.
―¿Cuánto tiempo te queda?
―Más de lo que me gustaría. El doctor Gerardys dice que la enfermedad recién está comenzando, que los años venideros serán largos. Pero estoy rodeado de traidores, Daemon. Mi esposa se acuesta con un soldato en mi propia casa y me sirve té envenenado, mi antiguo consigliere conspira con los Lannister y soy un extraño para mis hijos.
―Tendrías que haber aniquilado a los Hightower cuando te desafiaron, veinticinco años atrás, pero fuiste piadoso, Viserys. En vez de ejecutar a Otto Hightower, tomaste a su hija como esposa y engendraste una estirpe contaminada.
Su hermano cerró brevemente los ojos.
―Tendría que haberte escuchado, Daemon.
«Tendría que» era una buena forma de resumir la vida del gran Viserys Targaryen, el último Don.
―Pero no lo hiciste, Viserys. Y no podemos cambiar el pasado, solo enmendar el futuro.
Su hermano le tomó la mano y vio que aún conservaba el anillo que le había regalado al cumplir la mayoría de edad. Nunca se lo había quitado. Ni siquiera en el exilio.
―Siempre me pregunté si seducir a Rhaenyra era una manera de castigarme por no haberte nombrado consigliere.
―Yo quería ser tu sottocapo, tu mano derecha en todos los asuntos de nuestra familia, y Rhaenyra era la única forma de llegar hasta ti, de hacer que me miraras ―confesó. Sus ojos, hinchados y desvaídos, se posaron en él. Ahora sí Viserys lo estaba mirando―. Si no vas a quitar de en medio a los Hightower, ¿para qué me has llamado? ¿qué quieres que haga en realidad, Viserys?
―Quiero que me ayudes a morir.
[Sottocapo]: La mano derecha militar del Don y el subjefe de la familia, normalmente su posterior sucesor.
