Capítulo 1: El monstruo que quería ser un héroe.

Es de noche en Japón. Está lloviendo en Tokio. Normalmente las calles de la ciudad, aun en la noche, se mantienen con un flujo constante de personas yendo y viniendo, ocupándose de sus propios asuntos, sin embargo, un suceso especialmente caótico había detenido a una multitud en la calle. La policía y los héroes mantenían a las personas lejos de un callejón aledaño, donde varios elementos buscaban la forma de acercarse.

Del otro lado de la calle, una televisión en el aparador de una tienda mostraba un reportaje. Un hombre en bata, un doctor, hablaba sobre su investigación y descubrimientos sobre los quirks.

"Quirks. Particularidades. Más del 80% de la población actual ha desarrollado algún poder. Estas habilidades varían tanto en naturaleza como en intensidad, y pueden ser entrenadas para conseguir un mejor control o fortalecerlas. Las propiedades de los quirks pueden ir desde un aumento de fuerza hasta alterar las leyes de la naturaleza; algunos quirks incluso tienen mente y voluntad propia, separada de sus portadores. El quirk de una persona se deriva, en la mayoría de los casos, de los quirks de sus predecesores familiares, llegando a heredar alguno, alguna variación, o incluso una combinación de estos. En casos raros ocurre lo que se conoce como una "mutación", donde el sujeto desarrolla un quirk con naturaleza única nunca antes vista en su familia. Estás mutaciones son, por lo regular, incontrolables en un principio para el sujeto, además de poseer una naturaleza destructiva y caótica. Las mutaciones, aunque infrecuentes, son un peligro constante en la sociedad actual, debido a que los niños no pueden controlar sus poderes y no entienden lo que está pasando a su alrededor. En casos como esos-"

La transmisión fue interrumpida súbitamente cuando un héroe salió volando del callejón y chocó con la tienda. La multitud soltó varios gritos de miedo y sorpresa. Otro héroe se acercó a su compañero.

—¡Oye ¿estás bien?!

—¡Sí! —contestó el héroe que había sido derribado, poniéndose de pie con la ayuda de su compañero, sosteniéndose el estómago— ¡Hay que tener mucho cuidado al acercarse! —gritó, advirtiendo a la policía y al resto de héroes— ¡Esa cosa es un monstruo!

—¡CALLATE!

Ambos héroes se sobresaltaron. Ese grito, cargado de veneno, vino de una mujer que hasta ese momento se encontraba sujeta por un policía, quien le impedía acercarse al callejón. La mujer luchaba contra el oficial para que la dejara ir mientras miraba con ojos llenos de odio a los dos héroes. Ella era delgada y tenía el cabello verde.

—¡Él no es un monstruo! —gritó la mujer— ¡Es mi hijo! —gritó nuevamente, comenzando a llorar por la impotencia.

En la entrada al callejón varios policías y héroes se reunían para analizar la situación. Todo el que se acercaba era atacado y alejado con extrema violencia.

—Voy a ir— dijo una mujer joven, de no más de 25 años.

—No intentes nada estúpido, novata —dijo un hombre algo mayor.

La mujer que decidió ir era una heroína novata, apenas graduada hacía unos meses, Midnight. Incluso ella reconoció, poco después, que esa fue una decisión estúpida. Sus poderes no funcionaban bien bajo la lluvia, y ese niño había mandado a volar a 3 héroes experimentados en los últimos 20 minutos, sin embargo, aunque no podía verlo por la oscuridad del callejón, podía oírlo llorando y pidiendo ayuda, disculpándose por lo que estaba haciendo y pidiendo que lo detuvieran. Eso fue más de lo que ella podía dejar pasar.

Adentrándose en el callejón, Midnight comenzó a escuchar más y más fuerte los sollozos del niño, pero también notó algo, una voz grave que parecía susurrar, además de sonidos de algo moviéndose pesadamente, haciendo ruido contra el suelo mojado. Cuando se acercó lo suficiente como para notar una silueta a unos pocos metros se detuvo y comenzó a hablar.

—¿Niño? ¿Te encuentras bien?

—¡N-no te acerques! ¡Puedo lastimarte!

—Tranquilo. No te preocupes. No has lastimado a nadie, pero necesito que te calmes ¿sí? ¿puedo acercarme?

—¡NO! ¡No s-se si te atacaré!

—Vamos cariño, necesito que te tranquilices ¿Cuál es tu nombre?

—¿Q-qué?

—Tu nombre, cariño, ¿puedes decírmelo? —Midnight había comenzado a acercarse muy lentamente.

—S-soy Izuku. Izu-ku Midoriya —dijo el niño, tartamudeando.

—Muy bien Izuku, necesito que te calmes. Respira conmigo ¿ok?, inhala…exhala…inhala…exhala.

El niño comenzó a hacer el ejercicio, con una respiración entrecortada y entre sollozos. Midnight continuó acercándose; debido a la lluvia necesitaba estar junto al niño para que sus poderes funcionaran. Mientras se acercaba, pudo notar mejor la silueta del infante. Parecía estar en el suelo, pero también era más grande y ancho de lo normal para un niño. Cuando estuvo a unos 4 metros de distancia, por fin los ojos de Midnight se adaptaron a la oscuridad y pudo diferenciar lo que veía, lo que la detuvo en seco. Cuando el niño notó que ella estaba tan cerca comenzó a agitarse nuevamente, intentó incorporarse, pero solo pudo soltar un fuerte llanto.

—¡Yo-no…lo…lo siento, yo…! ¡Soy un monstruo!

Frente a Midnight había un niño de unos 4 años de rodillas en el suelo. Su cuerpo estaba cubierto de una multitud de características animales. Tenía parches de pelaje, escamas, ventosas y garras de distintas formas. De su frente salían 3 cuernos desiguales y de su espalda sobresalían varios apéndices carnosos y alargados, similares a tentáculos. Algunos parecían moverse por espasmos, otros estaban inertes, y otros oscilaban amenazantemente por encima del cuerpo del infante, como si esperaran a que alguien se acercara para atacar. Los susurros que había escuchado antes provenían de uno de estos apéndices; este bajaba hasta estar junto a la cara del niño, y tenía lo que parecía una boca, llena de dientes desiguales.

Midnight se detuvo analizando la situación, y entonces notó que el chico había comenzado a taparse la cara. En ese momento la mujer entendió que lo que había asustado al chico no era que ella lo viera, si no como lo veía. Reparó en que su expresión, inconscientemente, se había tornado en una mezcla entre sorpresa y repulsión. Se insultó a sí misma por esto, y rápidamente recuperó la compostura.

—Tranquilo Izuku —dijo, con una voz suave y tranquila– No creo que seas un monstruo, solo perdiste el control, eso es todo. Cálmate y respira conmigo ¿Ok?

Midnight había puesto una rodilla en el suelo, con la intención de ver al niño a la cara.

—Yo… ¿no te doy miedo? —preguntó, aun entre sollozos.

—Claro que no, tontito.

—P-pero… me veo así…y aparte-

—Es un quirk impresionante. —lo interrumpió.

Al oír esto, Izuku vio con asombro al rostro de la mujer.

—¿Mi…quirk?

—Sí. Necesitarás aprender a controlarlo, pero es un gran don. Estoy segura de que podrás ser un asombroso héroe algún día.

—¿Yo? ¿Un héroe? —el niño había dejado de llorar, y ahora veía a la mujer con ojos grandes y esperanzados.

—¡Por supuesto! ¿Te gustan los héroes? —Midnight había comenzado a acercarse nuevamente.

—¡S-si! ¡Me gustan mucho!

—¿En serio? ¿Cuál es tu favorito?

—¡ALL MIGHT! —gritó el niño, visiblemente más calmado.

Midnight continuó acercándose, sin embargo, estaba tan concentrada en tranquilizar a Izuku que no notó el peligro hasta el último momento.

—Claro, todos aman a- —Midnight apenas y pudo evitar un mordisco que iba directo a su cara.

El ataque vino por parte de aquel apéndice que poseía una boca, sin embargo, ahora mostraba un hocico alargado, canino, lleno de colmillos afilados, además de una nariz. Había logrado arrancar el antifaz de Midnight junto con un mechón de su cabello, los cuales masticaba ruidosamente.

—¡S-señorita! —Izuku gritó al ver a Midnight ser atacada.

—Calma Izuku, estoy bien, solo necesito que te tran-

—¡HAMBRE!

Ambos voltearon, sorprendidos al escuchar aquella voz grabe y gutural. El tentáculo se estaba sacudiendo, atragantándose y quejándose hasta que escupió una plasta de tela y pelo, y siguió hablando.

—¡Hambrehambrecomercomerhambrecomercarnehambre!

Era como una grabadora. Continuaba repitiendo palabras parecidas.

Midnight estaba confundida. Había visto quirks que poseían una cierta conciencia, pero nunca nada tan salvaje. Observando a Izuku, ella notó que mientras algunos tentáculos estaban respondiendo violentamente, golpeando el suelo y las paredes, otros habían comenzado a cubrir a Izuku mientras él se encogía con las rodillas en el pecho. Era como si esa cosa, lo que sea que fuera, tuviera el control sobre parte de los poderes de Izuku.

—¡Argh!

Un quejido especialmente sonoro llamo la atención de Midnight nuevamente. Aquel tentáculo que la había atacado ahora presentaba una cabeza canina completa, con inicios de pelaje, orejas, y cuencas que estaban siendo llenadas rápidamente por tejido blando. Le estaban creciendo ojos.

En cuanto "eso" pudo verla, se lanzó contra ella violentamente.

Nuevamente Midnight esquivó el ataque, esta vez con un salto que la alejó de Izuku. Las fauces encontraron un bote de basura, el cual mordieron y comenzaron a masticar hasta darse cuenta de que no era la mujer, entonces se sacudieron un momento y comenzaron a buscarla.

Izuku veía esto sin entender que pasaba ¿Por qué estaba atacando a la mujer? Ella había sido amable con él, y él no quería lastimarla. Podía sentir y mover algunos de esos tentáculos, pero el que tenía los colmillos se movía fuera de su control. Se sentía como un espasmo involuntario; como si alguien más lo estuviera haciendo. El chico fue sacado de sus pensamientos por la firme voz de Midnight.

—¡Izuku, cariño, ¿me escuchas?!

—¡S-Sí!

—¡Bien, escúchame, necesito que detengas ese tentáculo para que pueda acercarme! —mientras hablaba, las fauces comenzaron nuevamente a intentar alcanzarla.

—¡No sé cómo!

—¡Claro que sabes cómo! ¡Es tu poder! ¡Solo cálmate y siéntelo! ¡Respira y concéntrate, como hace un momento!

—¡O-ok!

El niño cerro los ojos y comenzó a respirar más lento, calmando sus nervios, y entonces una ola de pensamientos y sentimientos invadieron su mente. Eran una multitud de sensaciones violentas, y pudo notar que todas venían de aquella cosa. "Eso" solo pensaba en comer y pelear, cazar y lastimar, ni siquiera parecía un animal, era mucho más violento.

—¡Es como si estuviera vivo! ¡Se mueve por sí mismo, y está enojado! —gritó el niño.

Como creí –pensó Midnight—¿Puedes detenerlo?

—¡N-no lo sé! ¡Está-!

—¡Izuku, mirame! —Midnight había volteado a ver a Izuku tras esquivar otro intento de mordida.

Izuku reaccionó levantando la cabeza y abriendo los ojos.

—Sé que puedes hacerlo —dijo Midnight—. Solo concéntrate y piensa ¿Qué haría All Might? ¿Qué haría un héroe?

"¿Qué haría un héroe?"

Ese pensamiento sacudió a Izuku. Era verdad. Él quería ser un héroe. Ese sueño había recibido un fuerte golpe cuando lo habían diagnosticado "quirkless", pero incluso los médicos se equivocan. Él tenía un quirk. Él podía convertirse en un héroe. Él sería un héroe, y lo primero que haría como héroe sería detenerse a sí mismo, pero ¿cómo?

Midnight continuaba esquivando los ataques de aquel hocico. No contratacaba, pues no sabía si eso lastimaría a Izuku.

Podría intentar acercarme, esa cosa es rápida…pero tengo que intentarlo.

Esquivando otro de los ataques Midnight logró estar a solo unos centímetros del hocico. Fue entonces cuando ella rasgó la manga de su traje para poder desplegar su somnífero. La criatura tomó una bocanada del quirk de Midnight e inmediatamente comenzó a comportarse distinto; se movía más lento y le costaba enfocarse, sin embargo, no fue suficiente como para dormirlo.

—Bien, solo un poco más.

Debido a la lluvia, Midnight no podía esparcir su somnífero por todo el callejón, pero estaba convencida que otro movimiento como ese lograría noquear a esa cosa.

Midnight avanzó hacia el hocico, que había retrocedido algunos metros, lista para rasgar su otra manga y terminar con esto, pero cometió un descuido. Estaba demasiado centrada en la criatura que no logró notar que, a pesar de que ahora se movía más lento, los apéndices que controlaba ya no se movían erráticamente, si no que se habían centrado en su pelea. Cuando Midnight estaba a solo un paso de alcanzar el hocico, uno de los apéndices se lanzó rápidamente a sus piernas, derribándola. Cuando Midnight alzó la vista, tan solo un instante después, pudo ver al hocico observándola y… sonriendo, o lo más cercano que esa cosa podía hacer pasar por una sonrisa.

La criatura se abalanzó hacia Midnight aún más rápido que antes ¿cómo era eso posible? Midnight estaba segura de que su quirk le había afectado, entonces ¿Esa cosa había logrado eliminar su somnífero en solo unos segundos? Aun si no fue una gran dosis le debería haber costado varios minutos el recuperarse. Midnight levantó su brazo frente a su cara, con la intención de detener las fauces antes de que alcanzaran su rostro.

En ese momento pudo ver a la criatura de cerca. Era similar a la cabeza de un lobo, pero sin pelo, ni siquiera parecía tener piel. Sus dientes eran grandes y, a diferencia de una dentadura normal de un mamífero, todos ellos eran colmillos. La falta de piel le permitía ver los músculos que la unían al tentáculo; Eran gruesos, y se contraían con cada movimiento. Midnight fue capaz de notar todos estos detalles porque aquella cosa, que la había estado atacando sin descanso durante los últimos 7 minutos, se había paralizado completamente. Frente a Midnight se encontraban las fauces abiertas, listas para arrancarle un trozo a su presa; podía sentir el aliento de esa cosa, agitada, intentaba moverse, se notaba por los pequeños temblores de la criatura, pero ¿qué la detenía?

Midnight llevó su mirada hacia Izuku, y ahí lo vio. El niño se había levantado, y tenía sujeto al tentáculo con ambas manos. Esto no debería poder detener a esa cosa, pero parecía que esta acción le había quitado el control sobre el cuerpo de Izuku; ahora todos los tentáculos se habían detenido y habían comenzado a contraerse detrás del niño, y Midnight pudo notar que las diferentes modificaciones en el cuerpo de Izuku habían comenzado a desaparecer.

—¡T-Tu n-n-no lastimaras a-a nadie más!

El chico estaba temblando de miedo, y aun así mantenía sujeta a la criatura. Midnight pudo ver la determinación en sus ojos, y esto la hizo sentirse aliviada y un poco orgullosa del niño.

—¡Bien hecho Izuku! —gritó Midnigth — Ahora solo mantelo sujeto un momento para que yo pueda-

—¡TÚ!

Fue un grito profundo, fuerte y lleno de odio, proveniente de la criatura. La cabeza había comenzado a girar lentamente, recuperando, o más bien tomando de vuelta su movilidad, todavía forcejeaba, pero cada vez parecía más libre. Logró girar completamente y encarar al niño. Sus ojos veían al infante con tanto desprecio que lo hicieron retroceder un paso, liberando completamente a la criatura.

—Tú… solo… ¡ESTORBAS!

Las mandíbulas se lanzaron directamente hacia el niño.

Midnigth se había congelado, observando los movimientos de la criatura, y no reaccionó a tiempo para detenerla; un error que la perseguiría por el resto de su carrera como heroína.

Izuku vio todo en cámara lenta. Como la criatura cargaba en su contra, como abría sus enormes fauces con la intención de matarlo. Vio a Midnigth intentar detenerlo y fallar en alcanzarlo. Sintió el aliento de la criatura, caliente y apestoso, cuando se acercó a centímetros de su cara. Por instinto se hizo a un lado, a su izquierda, sin quitar los ojos de su atacante. Observó como los dientes lo alcanzaban, atrapando su hombro derecho hasta su pecho. Miró atentamente como esos enormes colmillos se enterraban en su cuerpo, abriéndose pasó a través de su piel y carne. Estaba a punto de recibir el agudo impacto del dolor.

Y entonces despertó.

Un sudoroso joven, de unos 14 años, estaba acostado en su cama, viendo al techo con los ojos muy abiertos y respirando agitadamente. Sostenía su hombro derecho con ambas manos, y en su rostro se veía una expresión de miedo y angustia.

Giró su cabeza, examinando y reconociendo su alrededor. Era su cuarto. Reconocía esas paredes decoradas con cosas de héroes, pero que en realidad estaban hechas de un material muy resistente y reforzadas con varillas de acero. Reconocía su puerta, de metal grueso y bloqueada con varios tipos de candados, con varias marcas de arañazos y golpes en su superficie. Reconocía sus ventanas, abarrotadas y reforzadas por fuera. Él había insistido en reforzarlas también por dentro pero su madre lo impidió, decía que así parecería una prisión. Más. El chico revisó rápidamente su tobillo, seguía encadenado a su cama.

Tras confirmar eso último el joven soltó un gran suspiro y se echó de vuelta a la cama. Fue solo otra pesadilla. Se frotó los ojos y la cara, calmando su respiración. Todo estaba bien.

Luego de ese momento de relajación el chico fue consciente de un sonido persistente junto a su cama, y giró para ver su despertador. Estiró la mano, tomó el objeto y lo acercó a su rostro, viendo la hora.

—Al menos me hizo despertarme a tiempo — bromeó, soltando una pequeña risita y devolviendo el despertador a su lugar.

Una ventaja de tener un cuarta con paredes extra gruesas, ventanas selladas y una puerta de metal es que bloqueaba el ruido del exterior casi en su totalidad. Lo malo era que al estar en tanto silencio se le había hecho costumbre despertarse tarde.

Izuku se sentó en su cama y sacó del cajón de su buró una pequeña caja con 6 botones. Era una caja fuerte con una contraseña de combinación. Presionas el botón de inicio, se enciende una serie de luces y tu debes presionar los botones en ese orden para abrirla. La secuencia era aleatoria, y si tardabas más de 10 segundos en ingresar la combinación marcaba como error. Si te equivocabas 3 veces seguidas se bloqueaba por 24 horas. El chico presionó el botón de inicio y completó la secuencia casi sin ver. Tras años de hacer eso a diario juraba que había visto todas las combinaciones posibles.

La caja se abrió y de ella sacó un llavero con varias llaves, con una abrió el candado de su tobillo y las demás eran para los varios candados de su puerta.

Izuku salió de su cuarto y tomó una ducha. Tras bañarse regresó a su cuarto para alistarse, sin embargo, no pudo evitar detenerse un momento para observar su cicatriz, tal vez por la pesadilla que acababa de tener.

Bajando de su hombro derecho hacia su pecho se veían una serie de marcas que se habían estirado con los años. Originalmente eran una sola gran cicatriz, pero varias partes se habían atenuado al punto que ahora parecían heridas separadas a simple vista, y para notar las uniones uno tendría que acercarse y observar con detenimiento.

Izuku observó su cuerpo durante un rato, recordando aquel incidente, para luego sacar esos pensamientos de su cabeza y terminar de vestirse para ir a la escuela.


—¡Muy bien chicos, ahora que están en tercero tienen que empezar a pensar en su futuro…! A quien engaño, todos quieren ser héroes, ¿no?

Apenas su maestro entró al salón comenzó a hablar de ese tema, y todos sus compañeros de clase comenzaron a revolotear y a hacer escándalo, emocionados y comentando a qué escuela quieren ir.

—¡Profesor, no me meta en la misma caja que estos extras!

Y ahí estaba Bakugo, el más ruidoso de todos. En algún momento, Izuku y Bakugo habían sido buenos amigos, pero luego de que Izuku fuera diagnosticado quirkless, Bakugo comenzó a molestarlo. Luego del incidente en el que el quirk de Izuku despertó, todos comenzaron a evitar a Izuku, pero Bakugo no pudo dejar el asunto de lado y continuó acosándolo. Esto solo provocó, años después, el incidente por el que prácticamente todos en la escuela conocían a Izuku.

—O, cierto, tú quieres ir a Yuuei, ¿verdad? —dijo su maestro— Mmm, me parece que Midoriya también quería aplicar a esa escuela.

En ese momento, todo el bullicio del salón se apagó en un instante. Todos los compañeros de Izuku sentían una mezcla de miedo, admiración y recelo por el chico. Todos sabían que era alguien tranquilo que no haría nada en tu contra si no te metías con él, pero los rumores sobre el incidente no ayudaban, además de las veces que alguno de ellos pudo ver su quirk. Es por eso que todos preferían no interactuar de ninguna forma con Izuku… bueno, todos menos uno.

—¡Tu, maldito nerd! ¡¿Estás intentando competir conmigo?!— gritó Bakugo, golpeando el escritorio de Izuku con una pequeña explosión.

Inmediatamente todos los demás jóvenes se alejaron, dándoles espacio para lo que fuera que pasara. Ellos eran conocidos como los dos más fuertes de la escuela, así que una pelea entre ellos no sería algo pequeño.

—Nadie está intentando competir contigo, Bakugo.

—¡¿AAAAA?! ¡¿Sin honorifico, maldito monstruo?!

—Tu ni siquiera usas mi nombre, idiota, ¿siquiera lo recuerdas?

Estas discusiones eran relativamente comunes entre los dos. Katsuki siempre atacaba a Izuku por cualquier cosa, y Midoriya respondía con comentarios sarcásticos que hacían enojar más a Bakugo. Algunos insistían que ellos en realidad se llevaban bien y que esa era su forma de demostrarlo, principalmente porque nunca llegaban a más, pero la verdad era que ninguno de los dos soportaba al otro.

—La yuuei no es lugar para un puto monstruo como tú.

—Claro, y el currículo de héroe pide ser violento con todo lo que se mueve, ¿verdad? ¿En serio quieres ser un héroe o solo buscas la atención?

—¡¿Qué dijiste, idiota?!

—¿Qué, de tanto gritar te quedaste sordo? ¿O fueron tus explosiones?

—¡¿Quieres pelear?! ¡Te reto!

—¿Acaso ya olvidaste como quedaste luego de nuestro último "duelo"? — dijo esto haciendo comillas con sus dedos.

—Claro que lo recuerdo, y es por eso que sé que tú nunca podrás ser un héroe— Bakugo se había acercado más a Izuku— ¿Qué harás cuando pierdas el control y mates a todos alrededor tuyo?

Izuku solo vio a Bakugo con un rostro enojado.

—¡Ja! ¡¿Ves?! No puedes responder, y eso es porque en el fondo sabes que tengo razón. Que tú solo eres un puto monstruo que deberían encerrar.

Una garra voló desde el pupitre de Izuku y le arrancó la cabeza a Bakugo. Fue un golpe rápido. Katsuki ni siquiera lo sintió. La sangre salpicó y cubrió un lado del salón antes de que su cabeza tocara el suelo.

¡Hazlo!

Pero esa no era la realidad. Eran los pensamientos de esa cosa. El monstruo que vivía dentro de Izuku. La bestia.

¡HAZLO! ¡SABES QUE QUIERES! ¡SABES QUE PUEDES! ¡SOLO LEVANTA LA MANO Y ARRÁNCALE LA PUTA CABEZA! ¡O MEJOR, ABRELE EL ESTÓMAGO! ¡ESPARCE SUS TRIPAS Y LUEGO CÓMETELAS! ¡DEJAME COMERLO! ¡QUIERO COMER! ¡QUIERO CARNE! ¡CARNE!

La voz de la bestia, gutural y grabe, resonó por la cabeza de Izuku por lo que le parecieron horas, pero en realidad solo fue un instante.

Tras el comentario de Bakugo, se hizo un silencio pesado por un par de segundos, hasta que el sonido de madera quebrandose se escuchó por todo el salón. Este sonido sacó a Izuku de sus pensamientos, y cuando buscó de donde vino, encontró que su mano izquierda fue la causante.

Todos sus compañeros observaban con miedo su brazo izquierdo. Había crecido en musculatura, casi rasgando la tela de su chaqueta. En el dorso de su mano se podían observar escamas brillantes verdosas, y sus dedos habían crecido en longitud, además le crecían garras afiladas como cuchillas. Solo con la fuerza de su agarre le había arrancado un trozo a su pupitre.

Izuku logró ocultar su sorpresa e inquietud al ver lo que había hecho, y al levantar la vista vio que Bakugo se había alejado varios pasos y se había puesto en guardia.

—¡Ja! ¿En serio piensas que no puedo controlarlo? No soy tan idiota como tú, aprendí a controlarlo después de la última vez.

¡MENTIRA! — gritó la bestia desde detrás de la cabeza de Izuku.

—Si esto es suficiente para asustarte así, ¿En serio quieres pelear?

Izuku arrojó el trozo de escritorio a los pies de Bakugo, quien solo pudo observarlo, congelado en su sitio con un rostro rojo de la rabia.

Ambos fueron castigados por su discusión quedándose a limpiar los salones, por lo que salieron tarde.


Izuku caminaba lentamente de vuelta a su casa. Su mente estaba agobiada por los insultos de Bakugo y su reacción a ellos. Casi pierde el control. Habían pasado años sin un incidente y ahora, cuando por fin pensaba que lo tenía controlado, volvía a pasar. Pudo controlarse, pero eso no lo hacía mejor.

¿Por qué no lo mataste?

Nuevamente, aquella voz que lo acompañaba desde que era niño le hablaba en su mente.

—Porque no quiero hacerlo.

Se lo merece, sabes que se lo merece.

—Nadie merece que le arranquen la cabeza.

Solo eres un cobarde, pero no tienes que hacerlo tú mismo. Solo déjame salir y me haré cargo de él.

—¿En serio piensas que soy tan estúpido?

Jajajaja… tarde o temprano serás descuidado… y yo estaré ahí.

—¿Y a donde podrías irte?, vives en mi cabeza.

No hubo respuesta. La bestia era así, llegaba, decía lo que quería decir y se iba. Había temporadas de silencio, de varios días o incluso semanas, pero también había temporadas donde se volvía más activo. No parecía haber un patrón definido más allá del estado emocional de Izuku. Le gustaba burlarse de él, provocarlo, pero no era un idiota como Bakugo, aparecía en sus momentos más vulnerables, incitándolo a cometer actos violentos. Cualquiera diría que Izuku solo era un psicótico esquizofrénico que oía voces, pero esa voz era muy real, y estaba dentro de él. El incidente con Bakugo había probado más allá de cualquier duda que la bestia solo estaba esperando a que Izuku bajara la guardia para tomar control de su cuerpo.

Izuku siguió caminando, absorto en sus pensamientos y sin prestar atención a su alrededor, cuando pasó por un pequeño túnel debajo de un puente. Justo antes de que el chico saliera del túnel, un grupo de tentáculos hechos de lodo lo sujetaron repentinamente desde atrás. El sorpresivo ataqué tomó por sorpresa a Izuku, haciendo que soltara su mochila.

De un momento a otro, el chico fue levantado del suelo y sujetado firmemente por una plasta de lodo.

—No te preocupes, solo usaré tu cuerpo durante un momento. Deja de moverte y el dolor pasará en unos segundos. Necesito usarte de disfraz un momento para huir de él.

Izuku comprendió lo que estaba pasando, un villano. Pudo sentir como intentaba entrar por su nariz y boca. Si hablaba en serio, su quirk de lodo le permitía entrar al cuerpo de las personas y usarlas como marionetas, pero no se lo dejaría fácil.

—¡¿Pero que-?!

Antes de que el villano lo notara la anatomía del chico había cambiado radicalmente. Ahora era más grande y podía resistirse a su agarre. Su piel había comenzado a secretar una sustancia viscosa, haciendo que el lodo ahora se le resbalara.

—¡Tu, mocoso escurridizo!

Izuku arqueó su cuerpo y varios cuernos crecieron violentamente de su espalda, atravesando el cuerpo de lodo del villano. El villano tuvo que apartar su rostro para que los cuernos no alcanzaran sus ojos, liberando al chico.

Izuku cayó al suelo, rodó sobre su espalda y encaró al villano. Este era su momento de demostrar que podía ser un héroe.

—¡Puto niño, no tengo tiempo para esto!

Un poderoso látigo de lodo arremetió contra Izuku a gran velocidad. El chico se agachó, esquivándolo, pero no pudo esquivar el segundo. Izuku fue azotado contra una pared del túnel, por suerte había cubierto su abdomen y espalda con placas quitinosas similares al caparazón de una tortuga, por lo que el daño fue mínimo.

Con un rápido movimiento, Izuku golpeó el látigo del villano con su mano derecha, cortándolo y dispersando el lodo, y luego rodó hacia la izquierda esquivando otro ataque y saliendo del túnel.

—¡¿A dónde crees que vas?!

El villano se acercaba a Izuku, quien lo observaba decidiendo su siguiente movimiento.

¿Qué haré? ¿Qué haré? Esta cosa no parece tener puntos débiles, tal vez sus ojos, pero será difícil alcanzarlos. Si corro estoy seguro de que no podrá alcanzarme, y puedo avisar a los héroes. Sí, esa es la mejor opción.

Justo cuando Izuku estaba por darse la vuelta y huir, las palabras de Bakugo lo golpearon dentro de su cabeza.

"La yuuei no es lugar para un puto monstruo como tú".

Izuku se detuvo. ¿En serio huiría? ¿Ahora que podía demostrar de una vez por todas que no es un monstruo descontrolado huiría? ¿Es esa la mejor opción?

No.

Izuku tomó una decisión. Dio un paso al frente y encaró al villano.

—¿Oh? ¿Qué crees que haces niñito? ¿Quieres jugar a ser el héroe?

—No— le respondió— Seré un héroe.

—¡JA! Tu quirk es fuerte, lo admito, pero ni creas que alguien vendrá a salvarte cuando-

—¡No te preocupes, niño!

Un grito proveniente del túnel llamó la atención de Izuku y del villano. Ambos voltearon para ver a un hombre rubio, alto y musculoso saliendo de un salto de la alcantarilla por la que el villano había salido en primer lugar.

—¡Porque yo estoy aquí!

El hombre dio un golpe al aire al grito de "Texas Smash". El golpe fue tan fuerte que la presión del aire dejó esparcido el cuerpo del villano por el pavimento. Incluso Izuku terminó en el suelo debido al golpe.

Cuando Izuku se recompuso un momento después pudo verlo con total claridad. Frente a él no solo se encontraba un héroe. Estaba frente al héroe número 1 de Japón. Su ídolo. All might.

—Lo lamento niño, el villano se me escapaba y terminaste involucrado. Normalmente no cometo estos errores, pero parece que me estoy oxidando. Una disculpa.

Izuku no sabía cómo responder. Su primera reacción fue ponerse de pie y hacer una reverencia.

—N-n-n-no se preocupe señor All might.

—Jajaja. No me llames señor, no estoy tan viejo. Bueno, ahora tengo que recoger a este villano y después entregarlo.

All Might vació una de las botellas de refresco que traía consigo y comenzó a introducir lodo en ella.

—P-permitame ayudarle.

Izuku comenzó a juntar lodo con sus manos, pero se le dificultaba, por lo que cambió la estructura de sus manos a una palmeada y comenzó a secretar una sustancia especialmente viscosa, que le ayudó a juntar más fácilmente el lodo.

—Oye chico, ¿estás bien? ¿Qué le pasó a tu espalda?

Izuku no entendió la pregunta. Le había dado la espalda a All Might para recoger el lodo, por lo que no notó que el héroe lo miraba fijamente. Al asomarse Izuku notó que la espalda de su uniforme estaba completamente destruida.

—Oh demonios, mi mamá me va a matar— dijo, tapándose los ojos con su mano libre— Ah, no te preocupes All Might, es que el villano me sujetó, usé mi quirk para liberarme y pues mi uniforme quedó así, pero no estoy herido.

—Es bueno oírlo— dijo All Might — ¿Qué tipo de quirk tienes? — preguntó mientras continuaba recogiendo lodo.

—Bueno…es difícil de explicar. Básicamente puedo alterar la estructura y anatomía de mi cuerpo a voluntad. Puedo hacer que me crezcan cuernos, garras, pelaje, de todo.

—¡Ese es un gran quirk! — comentó el héroe.

—Pero— el tono del chico se había vuelto más sombrío —, me cuesta controlarlo, y no es como que mi cuerpo pierda su forma o algo así. Sí uso mucho mi quirk…pierdo el control.

No me escondas. Le mientes a tu héroe.

Izuku escuchó la voz de la bestia en su cabeza, y decidió ignorarlo.

All might comenzó a escuchar atentamente al chico.

—Cuando mi quirk despertó, lastimé a mucha gente, perdí el control varias veces cuando era niño, y lo perdí de nuevo hace un par de años cuando peleaba con otro chico. Por suerte nadie salió herido esa vez, pero eso llevó a que todos en mi escuela me trataran como un monstruo.

Izuku se levantó, había terminado de recoger el lodo de su lado y quería dárselo a All Might.

—Pero…yo realmente quiero ser un héroe, he querido ser uno desde que vi tu debut cuando era un niño. Yo quiero ser un héroe, aunque todos me llamen monstruo.

Izuku vertió el lodo dentro del envase de refresco con mucho cuidado, sin voltear a ver el rostro de All Might en ningún momento.

—¿Crees… crees que yo pudiera convertirme en un héroe, a pesar de mi quirk?

All Might no respondió por un largo momento. El silencio comenzó a poner nervioso a Izuku, haciéndolo temblar.

—Dices que no hace tanto perdiste el control pero que nadie salió herido.

—Sí. Logré controlarlo antes de lastimar a… al otro chico.

—Bien. Eso significa que puedes controlarlo, aunque se te dificulte.

All Might puso su mano sobre el hombro de Izuku.

—Escúchame chico, te mentiría si te dijera que yo siempre pude usar mi quirk de la forma en la que lo uso ahora. No puedo contar las veces que calculé mal un salto y terminé en otro edificio o me quedé corto.

Izuku volteó a ver el rostro de All Might. El héroe se arrodilló para poder ver más directamente al chico.

—Con quirks fuertes como los nuestros, es nuestra responsabilidad aprender a controlarlos correctamente para no ser una amenaza para los demás ni para nosotros mismos, especialmente si queremos ser héroes.

Los ojos de Izuku comenzaron a llenarse de lágrimas.

—Si realmente quieres ser un héroe, esfuérzate por serlo, no esperes que alguien te diga que puedes hacerlo. Pero si realmente quieres mi opinión…yo creo que tú podrías ser un gran héroe, joven…

—¡I-i-izuku! ¡Izuku Midoriya!

Izuku estaba llorando, haciendo lo mejor que podía para limpiar sus lagrimas y controlar sus sollozos mientras intentaba contestarle a All Might.

—¡Bien joven Midoriya! ¡Si realmente quieres ser un héroe, te estaré esperando en la Yuuei!

All Might le dio una fuerte palmada en la espalda y luego se alejó.

—¡Sí! ¡Gracias! — el chico seguía intentando limpiar sus lágrimas cuando se dio cuenta que su héroe se estaba yendo — ¿Eh? ¡Espera! — el chico se apresuró a tomar su mochila y sacar su libreta — ¿P-podrías darme tu…autógrafo?

Apenas se volteó, una ráfaga de viento lo golpeo en la cara, producto del salto que acababa de dar All Might. Lo único que Izuku pudo ver fue a su héroe, alejándose a través del cielo.

—…No, no te deprimas ahora, él lo dijo, puedo ser un héroe.

Izuku comenzó a caminar a casa, decidido en seguir su sueño de convertirse en un héroe, sin embargo…

—Ahora, ¿Cómo le explico lo de la ropa a mamá?