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Estafadores Y Policías. Un juego de traiciones y mentiras.

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Capítulo III: Game Over?

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Itou jamás en su vida sintió mayor satisfacción como ahora, una sonrisa se había adueñado de sus labios sin dar espacio a nada más, ni si quiera palabras de apoyo a la unidad que aún no podía creer semejante noticia. Lo único que podía hacer por ahora era encerrarse en su despacho, el silencio que inundaba la habitación fue cortado por una sonora carcajada, por fin la piedra de su zapato ya no estaba en su camino y el ascenso prácticamente era suyo.

—Hijikata te debo una —sonrió, con malicia.

Su viejo compañero en la academia además de ser el rival que no lo dejaba llegar a la cima, y quien abruptamente fue transferido a SU ciudad (arrebatándole su única opción de ascender) fue degradado con "honores". Los trapos sucios del Toushirou salieron a flote, quedaron al descubierto varios delitos que eran cadena perpetua. Fraude era el cargo de menor gravedad de todos los mencionados. La dulce ironía estaba presente, se quedaría con la unidad de investigación de Hijikata designándola únicamente para atraparlo, mientras que la suya propia continuaría con la misión de encontrar a Sakata.

El ex-detective fue un tonto, al no utilizar como señuelo al empresario. Shingeshi solía atraer a los ladrones como la miel a las moscas.

La fiesta cumpleaños de Tokugawa, daría comienzo en un par de horas, todo marchaba de acuerdo al plan, su contacto hablo con Sakata esa noche en el casino, como era de esperarse no tardó mucho en ir por el premio mayor "la invitación". Aún había un detalle inquietante, y es que un pelirrojo también se presentó e hizo algunas preguntas curiosas, seguramente era el colaborador de esa rata escurridiza

No le dio mucha importancia a quien quiera que fuese ese muchacho, por ahora su único objetivo era Sakata Gintoki. Únicamente debía estar atento para cuando la invitación 101 fuese escaneada, y dar inicio a la acción.

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En la lujosa mansión, los invitados bailaban con delicadeza o charlaban según sus preferencias. Una pareja en especial destacaba del resto, no sabían bailar (no con delicadeza al menos) y por la ferocidad con la que se echaron sobre la bandeja de bocadillos, devoraron con gusto los camarones, jamás volverían a probar la receta de un chef cuyo restaurante fue calificado con 5 estrellas.

—Desmáyate —dijo el de cabello plateado, luego de tragar el último bocado.

—No quiero desmayarme por el camarón, es tonto.

—No es momento para que te quejes por esa tontería —contestó, irritado.

—Quiero champaña —como un capricho infantil desvió la mirada a otro lado ignorando a su compañero.

—No vinimos de fiesta, tenemos trabajo que hacer.

—Si fuese alérgica me llevarían a un hospital, ricitos. Creí que eras más listo.

Tenía razón en ese punto, con la mirada buscaron a uno de los tantos garzones que se paseaban las copas de alcohol.

Kagura miró con nerviosismo la copa entres sus dedos.

—Dale un sorbo —la apresuró el hombre.

—No me gusta el alcohol —arrugó el ceño, haciendo un mohín.

—Entonces solo humedece tus labios para que al menos tengan olor —cerro los ojos con fuerza conteniéndose. No estaba seguro si Kamui había planeado que su molesta hermanita se portara de esa forma, quizás, si planeaban traicionarlos después de todo.

—Cállate, tú tampoco eres de mucha ayuda —guiada por el coraje se tomó todo el contenido de un sorbo, fue cosa de segundos para que las burbujas se le subieran a la cabeza. De esa manera logró un desmayo tan convencional que captó la atención de quienes los rodeaban.

—¿Está bien la señorita? —preguntó, el mismo muchacho que le ofreció el licor. El guardia que estaba en uno de los ventanales se acercó preocupado, esa noche debía ser perfecta o sería despedido.

—¿Qué pasa? —preguntó con algo de temor.

—No tolera muy bien el alcohol. ¿Hay algún lugar donde pueda descansar? —la rogativa en la voz del hombre hizo que automáticamente el encargado de la seguridad mirase hacia las escaleras.

—En el segundo piso hay un cuarto disponible.

—Muchas gracias.

Kagura sintió como la sensación de incomodidad recorría su cuerpo en el momento de ser alzado en los brazos Gintoki, podía escuchar el ritmo acelerado de su corazón dándose cuenta que no era la única que estaba nerviosa por lo complicado del trabajo.

El cuarto era bastante elegante dejando al descubierto la real excentricidad de festejado, tras el cierre de la puerta el mayor tiro sobre la cama a Kagura, haciéndola enojar por su falta de delicadeza y porque su percepción de lo que pasaba estaba algo "temblorosa".

—Eso fue fácil, demasiado fácil para mí gusto —dijo el más experimentado.

Dicho aquello la luz se fue de todo el edificio. La joven se levantó de la cama con torpeza, algo andaba mal con ella ¡oh cierto! y con la iluminación. En segundos el celular del amante del azúcar anuncio un mensaje.

"Se acabó, llego la policía"

—Tenemos menos de un minuto para movernos —con ayuda del móvil, ilumino a su compañera esperando alguna reacción.

El hecho de que Kagura en sus diecinueve años no hubiera probado ni una sola gota de alcohol complicaba las cosas. No entendía muy bien a que venía su ola de despreocupación, el querer reír con todas sus fuerzas por lo excitante que sonaba la idea de escapar o ser atrapados.

—Creo que estoy ebria —con una sonrisa, se tumbó en la cama.

—¡Fue solo una maldita copa…! que tragaste de un sorbo. Párate rápido —la sujeto de la muñeca obligándola a seguirlo, el tiempo no se detendría por ellos. La arrastró hasta la puerta, pero los tacones le dificultaban el caminar a la pelirroja—. Sácatelos de una maldita vez, los segundos pasan.

—No quiero, son lindos —dijo, cruzándose de brazos.

Gintoki no aguanto más y la alzó como un costal sobre su hombro derecho, con cuidado se movía en la oscuridad para llegar hasta la escalera. Observó que los invitados estaban siendo evacuados por la salida principal. Dispersos en cada esquina del salón, los oficiales daban la idea de velar por la seguridad de sus ciudadanos, nada más alejado de la realidad. Lo único que buscaban era la cabeza con permanente natural plateada, aunque con la escasa luz les era casi imposible identificarlo.

Gintoki no se animó a bajar las escaleras, era demasiado arriesgado, sobre todo con el sujeto que desde la entrada daba indicaciones. Llevaba lentes, su cabello parecía ser claro y no dudaba que vendría tras su cabeza.

Regresando sobre sus pasos, el veinteañero con nerviosismo tiró nuevamente a la chica sobre la cama, sin importarle demasiado como llevaba el mareo. Abrió la ventana de la habitación esperando encontrar alguna forma de bajar.

—Idiota por tu culpa ya no podemos salir.

—Mi hermano es muy inteligente —dijo con la inocencia de una niña pequeña —él puede hacer algo, llámalo.

—¡Cállate!

—Es su culpa, si no se hubieran metido con nosotros, esto no pasaría.

—¡Es tu…! —el mayor guardó silencio al escuchar pasos acercándose, debía pensar en algo rápido, pero arrojar a la pelirroja por la ventana no era un opción, siempre y cuando no quisiera ser acusado de intento de homicidio.

De un momento a otro la puerta se abrió a causa de una patada, dos hombres irrumpieron en el cuarto, uno más violento que el otro. La sangre del permanentado se helo por unos segundos, hasta que los reconoció.

—¡Kamui! —gritó, la pelirroja con una gran sonrisa. A modo de respuesta el muchacho la escudriño verificando que no estuviera herida, pero había algo que no cuadraba, estaba demasiado contenta como si no se diera cuenta del problema.

—Rápido, no tardarán mucho en encontrarlos —dijo Shinpachi, arrojándole un uniforme— están encerrados en la bodega, eso nos dará algo de tiempo.

—Vestidos así, aún podemos ir por el grial —habló la adrenalina que recorría las venas de Sakata, todo esos días perdidos de planeación no serían en vano.

—Si quieres, pero nos vamos sin ti —Kamui no pensaba arriesgarse en un edificio lleno de policías.

Los estafadores tardaron tres minutos en salir de la propiedad. Itou tardo treinta minutos en hallar a los oficiales heridos y atados en la bodega de jardinería, la brutal golpiza fue por cortesía del joven Yato.

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A una semana de haber sido degradado, Hijikata nunca se imaginó que serle fiel sus deberes y convicciones lo harían terminar como un fugitivo, sumándose a la lista de los más buscados. Se ubicaba justo después de Sakata y por encima de Katsura, estaba en medio de las dos perores manzanas podridas de la sociedad.

No había salido del hostal desde su ingreso, esperando que la búsqueda contra su persona fuera aminorándose. El casero amablemente le comentó, que una de las calles feas de la ciudad había un pequeño restaurante barato por si tenía hambre.

Toushirou no lo pensó demasiado, no tenía dinero ni tampoco podía sacar de su cuenta bancaria, de ese modo les sería bastante sencillo rastrearlo dando con su paradero, no podía permitirse ese riesgo ya que ni si quiera había empezado a trabajar. Si lo meditaba, no estaba seguro si sus superiores estaban en su contra o no, prácticamente lo tiraron a un pozo sin una maldita cuerda.

El pequeño restaurante tenía una fachada algo derruida, hace algunas semanas jamás hubiera estado entre sus opciones ingresar, pero el hambre y el poco efectivo no le daban otra alternativa. Tomó asiento pidiendo arroz con extra mayonesa (el dueño le comento que hacían platillos al gusto del cliente). Metido en sus pensamientos, por el rabillo del ojo observó que el tipo a su lado recibía su comida, no pudo reprimir un gesto de disgusto viendo las judías dulces sobre el arroz, no creía posible que alguien ingiriera esa comida para gato. Alzó la mirada para ver la cara del subnormal. Sintió que le habían arrojado un balde de agua fría encima y un fuerte puñetazo en la boca del estómago. La casualidad o el universo lo usaban como su broma privada; en los dos meses que se le encomendó el caso, trabajaba hasta pasada la media noche, revisando cámaras de seguridad, repasando una y otra vez los informes o "charlas", con los sujetos (criminales) que conocieron o trabajaron en algún momento con Sakata.

No podía arrestarlo, no podía llamar patrullas, el único contacto que tenía era Sougo y por si fuera poco apagaba el móvil, únicamente contestaba las llamadas los viernes por la noche.

—Su comida está lista —dijo el anciano, trayendo de vuelta a la realidad a Toushirou.

—Viejo, ese tipo con su comida para perros me quita el apetito. ¿Dónde queda la preferencia para los clientes frecuentes?

—¡No quiero escuchar eso de un idiota que come arroz con dulces! —gritó con los ojos inyectados en sangre. Había esperado tanto tiempo por el glorioso momento en el que se encontrarían de frente, se verían cara a cara, y lo acorralaría como una oveja. Una hermosa epifanía para el policía, en su lugar el delincuente comía tranquilamente mientras lo insultaba por su Hijikata Special.

—Por fin te encuentro —dijo un muchacho que entraba al modesto restaurante, usaba lentes y no cabía duda que era el compañero del permanentado. Detrás del muchacho le seguía de cerca una pelirroja.

—¿Qué haces comiendo? Estábamos en medio de algo —gruñó, bastante irritada.

—Me aburrí y tenía hambre —respondió mirando su tazón— además estoy en tiempo fuera.

Hijikata optó por escuchar la conversación, para muchos no tenía sentido pero si eres oficial de policía todo tiene mensajes ocultos. Sakata Gintoki estaba fuera de servicio por esa razón no lograba dar con su paradero, no es que estuviera siendo cuidadoso simplemente no se estaba moviendo.

Kagura clavó la mirada en el cliente sentado junto a Gintoki, no porque lo viese atractivo, al contrario le fue bastante repulsivo ver su platillo pero se le hacía familiar.

—¿Qué pasa Kagura? —preguntó, Shinpachi.

—Ese tipo… —dijo en voz baja— lo he visto en alguna parte.

—¿Dónde está el otro?

—No llego anoche, seguro tiene compañía —respondió con un deje de amargura, lo quería pero no soportaba la idea de que el hiciese lo que se le antojara pero le prohibiera salir sola.

—Justaway quedó en tercer lugar ¡PERDÍ TODO! —chilló molesto.

¿Carrera de caballos? ¿Enserio? El tipo que creía un genio por ser escurridizo, no era más que un idiota con mucha ¡MUCHA SUERTE! Hijikata sin poder soportar la estupidez que oía, golpeo su cabeza contra la pared, esperando que sea un estúpido sueño, era una decepción total que su enemigo mortal fuera esa clase de persona.

—¿Qué le pasa? —Shinpachi, miró con interés la escena pues tenía algo divertido.

—Debe ser intoxicación por mayonesa —comentó en un susurro el mayor de los tres con tono burlón.

—Hijikata Toushirou… —dijo la pelirroja, el susodicho reaccionó al escuchar su nombre de los labios de esa chiquilla— el detective que tenía tratos sucios, fue condenado a veinte años de cárcel, pero milagrosamente pudo escapar.

Gintoki y Shinpachi inspeccionaron al mencionado con interés, podría ser útil si lo intercambiaban por algún trato si llegaran a ser encarcelados.

—Hablemos en otro lugar —encendió un cigarrillo observándolos con recelo, tal vez, el universo no se estaba burlando de él. Al contrario, le estaba dando un empujoncito por todo el esfuerzo que estaba poniendo en el caso.

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Los cuatro fueron al hipódromo no se verían sospechosos entre apostadores y tipos raros.

—No los voy a dejar ir tan fácilmente si saben quién soy —rompió el silencio con una mirada hostil.

—Nosotros somos tres contra uno. ¿Qué te hace pensar que podrías ganarnos? —contratacó Shinpachi.

—Fui policía una vez. Unos matones de cuarta no podrían tocarme —su altanería no fue algo que le agradara al hombre de ojos color vino.

—No debes ser un muy buen policía si no sabes quienes somos —Gintoki se acercó Kagura como si le fuese a contar un secreto— apostaría que era el chico de los recados —susurro en voz alta, ella sin pensarlo le siguió el juego.

—¿Tú crees? se ve más como el que limpia los baños —respondió, imitando el gesto juguetón.

Hijikata jamás dejaría que alguien se burlara de él sin antes darle su merecido. Encolerizado por el fuerte golpe a su persona y orgullo. Arremetió contra la pareja, pero fue detenido enseguida por Shinpachi. La risa de esos tontos hacía hervir su sangre, deseaba cortarles las cabezas y exhibirlas como trofeos en su despacho. Enceguecido por la ira se deshizo del agarre, lo único que distinguió, fue su puño en la mejilla de ese permanentado inútil.

—Oye cálmate —en el suelo refregaba su mejilla, mientras su agresor era detenido por los más jóvenes— solo era una broma.

Hijikata no quería detenerse ¡Al demonio la misión encubierta! Si podía matarlo a golpes lo haría, ese tipo era peor que un dolor de muelas.

—¿¡A quien le dices chicos de los recados!?

Recobró la compostura en segundos, ignorando olímpicamente al trío de idiotas; estrechó la mirada, adelanto un par de pasos con la única intención de taparle la boca a Sakata. Sí, era él, gafas y cabello claro… Ituo.

—Oye ¿Qué pasa? —preguntó, la chica intrigada por el cambio de humor.

—Esos tipos junto al galpón, eran parte de mi unidad de investigación. Son hábiles pero conozco a la perfección su Modus operandi. Si comparten sus ganancias conmigo puedo protegerlos de la policía, y con la información que tengo iríamos un paso delante de todos. No crean que ellos están aquí por casualidad, si no vienen por mí, vienen por ustedes. Piénsenlo y sean cuidadosos, no soy el único en la lista de los más buscados.

Le dio una calada a su cigarrillo, no le cabía la menor duda, tenía toda la atención de Sakata, pues parecía lo bastante convencido ya que le extendió la mano y pudieron cerrar el trato.

Hijikata debía conseguir pruebas sólidas de todas las barbaridades que había hecho ese sujeto, lo mejor sería tenerlo cerca, conocer a sus contactos y arrestarlos a todos de una sola estocada. Limpiaría gran parte de la ciudad si todo salía de acuerdo a su plan.

Por el momento su única preocupación debía ser protegerlo a toda costa, él mismo estuvo cerca de atraparlo en el hospital. No podía permitir que su rival le ganara o perdería su ascenso y su estrella de oro.

"Itou, este juego recién empieza"


Hola.

Técnicamente ya es miércoles de Gintama, tenía que actualizar y Hablando de eso OMG! el Ending está exageradamente épico parece que se viene la trama D: muero por ver las peleas de Kamui *_* ñlkjhfdsdfgjklñ

Espero que el capítulo haya sido de su agrado, hahaha al fin se encontraron con mi amado Toushiii, más les vale que lo traten bien :c

Saluditos a todos Bye! n.n oh cierto... ¡No se olviden de comentar! :S