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Estafadores Y Policías. Un juego de traiciones y mentiras.

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Capítulo IV: Leche de fresa X Sukonbu X Mayonesa.

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Hijikata estaba algo sorprendido con los sucesos de las últimas horas. Descansaba tranquilamente en el sofá de sus "cómplices". Por poco casi se quita el sombrero ante las habilidades de Gintoki para hacer trampa en los casinos y estuvo a punto de cometer el gran error de enseñarles cómo sacar dinero de cajeros automáticos, en su defensa podía decir que era estrictamente necesario.

Kagura regresó al departamento con algunas compras que hizo en la tienda del primer piso del edificio y Gintoki volvía de la cocina con dos latas de cerveza.

Hijikata no lograba sentirse del todo incomodo como lo estaría un policía en ese nido de víboras, quizás, empezaba a experimentar algo similar al síndrome de Estocolmo, esa sería una buena explicación para la extraña y amigable convivencia que estaba llevando con ellos, de lo contrario, se estaba convirtiendo en una rata.

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Cinco horas antes.

Kagura estaba preocupada, en su historial esta sería la primera vez que se arriesgaba más de lo necesario sin ganar nada a cambio, por otro lado, iban cuatro días y contando desde la última vez que Kamui pisó el departamento. No era extraño que su hermano se marchará a veces sin decir nada, no dudaba que la principal razón de que se fuera repentinamente era por culpa del par de tontos y seguramente estaba ideando un plan para deshacerse de los autodenominados Yorozuya, por ende, debía ser un plan estructurado para que no dejaran huellas antes de ser traicionados por sus "compañeros", de momento tendría que vigilarlos de cerca y rogar porque en esta ocasión Kamui no tardará más de treinta días en regresar a su lado como la última vez que decidió tomarse vacaciones.

La pelirroja que en esos instantes veía el Reality show para descubrir al mejor chef del país, desvió la mirada de la TV posándola en los escandalosos Yorozuya, quienes discutían por un pasaje de autobús. Ignorando su absurda pelea continuó viendo su programa, sonrió cuando a una de las participantes le dijeron que preparaba comida tan insípida que ni un perro la comería o, al menos hasta que Shinpachi separó frente a ella tapando su visión de la pantalla únicamente para infórmale que se ausentaría por cuarentaiocho horas y que no lo contactaran a menos que fuera una situación de vida o muerte. No fue una noticia que le agradará a la muchacha ya que la única misión que le encomendó Kamui fue vigilar el "par de gafas".

Pasaron largos veinte minutos desde que Shimura se marchó y en los cuales la enojada pelirroja apagó el televisor.

—¿Estás enojada? —preguntó el permanentado, al ver como el participante favorito de la joven fue descalificado "injustamente".

—Da igual ¿A dónde fue Shinpachi? —preguntó casual.

—Fue a ver a su hermana —contestó mientras buscaba con la mirada el control de la TV.

Esa respuesta causó más dudas en la joven, si Shimura tenía una hermana ella tendría que ser su aliada en el juego de las estafas, pero hasta ahora no había escuchado en ninguna ocasión que la mencionaran.

—¿No trabaja con ustedes? —indagó, levantándose del sofá en busca de su snack a la cocina.

—Shinpachi es diferente a nosotros, él realmente la tiene difícil.

—Se más claro —exigió dándole una mordida al Sukunbu y regresando a su lugar.

—Es por su hermana, estaba grave en el hospital y su familia no podía costear el tratamiento. La única forma de salvarla fue pedir dinero prestado, pero se lo pidió a las personas equivocadas —indiferente, encendió nuevamente el televisor.

Kagura sin creer ni una sola de las palabras de Gintoki vio como premiaban a la tipa que cocinaba "mal", los rumores de que salía con uno de los miembros del jurado parecían ser ciertos por la exagerada puntuación final.

—¡Le quedó crudo! ¿cómo pudo sacar tanto? —gritó exaltada.

—Vamos al casino, el dinero siempre sube el ánimo —dijo el permanentado, colocándose la misma chaqueta que había dejado sobre la mesa la pasada noche.

La joven Yato asintió con una sonrisa, la oportunidad perfecta para reunir información.

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Hijikata escuchaba su estómago rugir, pasaban de las seis de la tarde y su última comida había sido su almuerzo del día anterior. Necesita dinero, pero sus superiores no lo estaban ayudando, su cuenta bancaría era monitoreada y ya no le queda nada de efectivo en los bolsillos, lo más probable es que lo corrieran de la pensión en un par de días.

Mendigar nunca sería su estilo, no estaba dispuesto a robarle a algún transeúnte, buscar un trabajo de medio tiempo le quitaría tiempo y concentración para acercarse a Sakata, definitivamente lo habían echado a la calle como a un perro.

Salió a la calle para idear un plan, ahí fue cuando su suerte cambió, una reluciente moneda en el suelo lo obligo a esbozar una sonrisa. Solo había un lugar en el mundo para que esa simple moneda duplicara su precio, el casino Sol.

Tardó una hora en llegar al gran edificio.

Entró y fue directamente a la máquina tragamonedas, en la última hilera, la que se ubicaba justo a medio metro de la pared decorada con una llamativa planta que media casi dos metros por el alto de la maceta, vio dos figuras conocidas, la pelirroja y el tipejo que lo obligaba a vivir un infierno, antes de poder articular alguna palabra observó atento como el permanentado movió la palanca hasta la mitad para luego subirla nuevamente, hizo el mismo procedimiento tres veces, de cierto modo parecía que no sabía usar la máquina, quien pensará eso estaba más equivocado de lo que creía, al jalar la palanca por completo las fichas cayeron como si no quisieran detenerse, premio mayor.

El detective boquiabierto esperaba a que se fueran para imitar su juego, pero su sentido de la justicia sobrepasaba los límites humanos, para cuando se dio cuenta estaba junto a ellos.

—El tipo de la Mayonesa —saludo el de cabellera plateada recogiendo las fichas del suelo.

—¿Cómo demonios hiciste eso?

—Es un viejo truco ¿no se lo enseñan a los policías? —preguntó con la intención de molestarlo.

—¿Eres idiota? Te han seguido aquí en dos ocasiones ¿Por qué sigues volviendo? ¿Quieres que te atrapen al hacer algo tan llamativo? —lo encaró furioso, debía protegerlo como sea, no permitiría que Itou le arrebate su ascenso.

—Mayora —los interrumpió Kagura— no tienes derecho a reclamar nada siendo nuestro socio no has ayudado en nada ¿no será que estás esperando una oportunidad?

Toushirou cambió su semblante por uno serio, esa chica no era una tonta que seguía a ese "perdedor" por rebeldía al parecer se manejaba en el área.

—No te equivocas, buscó la oportunidad de romper cada hueso del imbécil que me delató.

Su ceño fruncido y esa mirada enojada parecían bastantes creíbles para el astuto Gintoki, aunque el permanentado lo veía como su comodín si llegaba a pasar algo que estuviese fuera de sus manos.

—Voy a cambiar mis fichas —anunció Sakata.

No esperaba que Hijikata redujera a Kagura por la espalda y le tapará la boca, escondiéndose ambos en el espacio que había entre la pared y la planta decorativa. La pelirroja luchaba contra el agarre, pero el detective tuvo un entrenamiento tan bueno como el que su padre le había enseñado, sin duda era un sujeto difícil. Toushirou con la mirada le hizo una señal Gintoki para que se escondiera, la que por suerte el susodicho supo interpretar con éxito.

Los ojos azules del fumador empedernido seguían la figura de su rival, estaba vestido como un civil al igual que aquella vez en el hipódromo. Kondo y Matsudaira habían dicho que no servía como agente encubierto, pero un mar de dudas se apodero de su mente. La sola idea de ser traicionado le quemaba el pecho, imaginar que había caído directamente en la trampa de los leones por culpa del cumplimiento de sus deberes parecía una broma de mal gusto. No estaba dispuesto a sacrificar su carrera por unos superiores corruptos, la estación podía estar llena de fugas y ratas colándose en su interior, pero el detective que había llegado a la gran ciudad para hacer un cambio estaba decidido en convertirse en la pesadilla de todos, su meta ya no era un simple ascenso, iría por la cabeza y dejaría caer el peso de la ley sobre todos.

Se acercó lo suficiente para susurrar en el oído de Kagura quien no se rendía con el forcejeo.

—Ese tipo de gafas junto a la ruleta es policía, esta como un civil lo que significa que sabe que estamos aquí. Te soltaré, no hagas ruido.

—¿¡Qué demonios te pasa imbécil!?

—No sé quién eres porque no estabas en los archivos como una de los colaboradores de Sakata, por eso no puedes dejar que te vean con él.

—¿Cómo sabes eso? —indagó sin ocultar su recelo y hostilidad.

—Hay un departamento que se encarga únicamente en rastrearlo, es popular entre los policías —respondió con cierta severidad— tenemos que salir rápido cuando él está presente siempre hay una redada, el maldito es bueno en lo que hace.

—Entonces solo tenemos que ser mejores —sonrió— si contamos de aquí hasta la quinta maquina hay un punto ciego ¿por qué crees que siempre vuelve?

Empezaba a caerle bien esa chica.

Hijikata pudo identificar a cinco policías, tres pertenecían al grupo de Itou, los otros dos eran de su cuadrilla. Yamazaki y Harada.

—Las entradas deben estar vigiladas, los baños del primer piso colindan con el jardín y el estacionamiento.

—Un disparo al aire sería llamativo en un punto ciego.

—No tengo mi arma, pero una alerta de bomba nos daría el tiempo suficiente —buscó con la mirada al que sería el actor principal de su distracción— Distrae al tipo de camiseta roja, mientras yo tomó su mochila.

Kagura era una experta en "distraer", Toushi pudo quitarle el bolso sin que se percatará mientras que Gintoki de su lugar observaba. Su móvil recibió un mensaje de su compañera —Hay polis, consigue un reloj para la distracción, luego ve al baño del primer piso. Cuidado están como civiles—.

El hombre de cabello rizado apegándose al plan del ex-policía. Imitó las acciones de Kagura sus rápidas manos eran un don único, aunque no todos se vanagloriarían de ello.

Se reunieron detrás de la planta, el bolso traía un par de camisetas y unos cuantos libros, lo que sería ideal simulando el peso adecuado.

Toushirou dejo la maleta bajo la cuarta máquina que entraba en el punto ciego, ahí empezaba la actuación de la joven Yato.

—¡Ayuda! ¡Ayuda! —el guardia corrió a ver qué ocurría atraído por los gritos de la muchacha— Un tipo me empujó me quito las fichas, dejo un bolso y salió corriendo.

Las miradas curiosas gente estaban sobre ellos, el hombre hizo un llamado por el radio dando una alerta, en respuesta se ordenó comunicar que abandonarán tranquilamente el "sector A". Kagura se mezcló entre la multitud, lo suficiente para observar y no ser identificada. Toushirou y Gintoki aprovecharon para ir al pasillo que daba a los baños cuando vieron a Yamazaki abandonar su puesto de vigilancia e ir a la zona del creciente tumulto.

La joven los alcanzo y los tres se dirigieron a su destino. Ingresaban al baño de mujeres cuando un grito les hizo sudar frío.

—¡Yamazaki! ¡Harada! Sigan a Hijikata va en dirección al pasillo oriente —Itou los había visto.

Los estafadores se apresuraron a buscar la salida antes de que los policías dieran con su paradero, el primer inconveniente fue ver que no era una ventana corrediza y no eran los únicos en lugar. Kagura fue quien las convenció de escapar diciéndoles que había una bomba y estaban evacuando a todos, ellos eran los encargados de dar el aviso a los clientes.

Romper la ventana no fue complicado, el problema era salir de la construcción sin ser descubiertos.

Sirenas policíacas y la de bomberos se acercaban a toda velocidad, corrieron al estacionamiento si saltaban el muro principal entrarían a propiedad privada y podrían escapar. Gintoki saltó primero, cuando sus pies tocaron el suelo un perro —que el permanentado aseguraba que había brotado del a tierra—, enterró sus colmillos en su brazo derecho.

Hijikata examinó que no hubiera más animales para ir en su ayuda y Kagura lo siguió. El afectado trataba de abrirle la boca al perro, pero estaba siendo tan inútil como tratar de calmarlo diciéndole "perrito bonito" a un enfurecido pastor alemán, golpearlo lo haría enojar más y definitivamente no podían hacer demasiado ruido.

—Trata de ahorcarlo, tendrá que abrir la boca para respirar— dijo el policía. Dirigiéndose al bote de basura sacando la tapa de un plástico duro.

—¡Se va desangrar! —gritó histérica la chica.

El policía se acercó por la espalda del animal para propinarle un golpe severo, no esperaba que Sakata tratará de tumbar al guardián de la casa usando su propio peso, el movimiento fue tan rápido que fue él quien recibió el golpe de Hijikata.

—¡Bastardo al perro! —gritó enojado al recibir el golpe en el hombro.

—¡Mierda! —todo parecía perdido hasta que un vago recuerdo llegó a su mente— ¡Sit! —el perro movió las orejas reconociendo la palabra— ¡Out! —no hubo respuesta —¡Auss! —el perro soltó a Gintoki inmediatamente.

—¿Cómo lo supiste? —preguntó anonadada.

—Es un perro mal entrenado no espero una orden para atacar —el perro sí estaba mal entrenado, pero no hubiera atacado si Sakata no le hubiera pisado la cola.

—Hay un lugar a cuatro cuadras donde pueden tratarte, no debe haber mucha gente y están acostumbrados a tratar con animales.

—Sería sospecho llevar a un tipo medio muerto por cuatro cuadras —encendió un cigarrillo para liberar algo de estrés.

Lo único para salir del paso fue quitarle la camiseta y usarla como vendaje, luego Toushirou le prestó su chaqueta para tapar el intento de vendaje.

La gente seguía amontonada alrededor del casino, el transito había sido cortado en ambas direcciones, lo que podría dejarles la calle libre para ir y venir por el callejón. Siguieron a Kagura por ser la única que conocía el misterioso lugar, los hombres casi se van de espalda al estar parados frente a una clínica veterinaria.

—¿¡A esto te referías con estar acostumbrados a tratar con animales!? —gritó histérico el afectado.

—Conozco a alguien, cállate.

Entraron al recinto y una amable secretaria los atendió, la joven pidió hablar con Abuto quien en ese momento estaba tratando a un "paciente", tras quince minutos un hombre de cabello largo y castaño salió de una de las tres consultas y saludo amablemente a la pelirroja, no había duda que se conocían. La atención de Toushirou se quedó cuando ella dijo —Vengo por el libro que me prestarías —. El veterinario simplemente asintió con una expresión sería.

—Lo tengo en mi oficina. Acompáñame.

Los tres entraron con Abuto y todo lucía normal había una mesa, un estante lleno de frascos, una lava manos con un dispensador de toallas de papel y un escritorio.

—¿Le pasó algo a tu hermano idiota?

—Se fue hace unos días y no lo he visto, el que necesita ayuda es él —señaló al de cabello rizado cuya piel estaba tomando una extraña tonalidad pálida— un perro lo mordió.

Sin hacer preguntas procedió a tratarlo, en su escritorio había un cajón secreto con una pequeña maleta de primeros auxilios, en ella saco unos pequeños frascos y una botella de 500 cc de suero fisiológico. Primero le puso las vacunas necesarias como la antitetánica y antirrábica, identifico la mordedura como una de cuarto tipo, procedió a limpiarla para luego ponerle un par de puntos. El proceso no llevó más de quince minutos, la cuenta fue pagada con las fichas del casino y pudieron retirarse.

Hijikata quería unir cabos sueltos, no entendía porque Itou previó sus movimientos ¿realmente lo habían traicionado? Sí era así ya no le importarían los medios que utilizara para llegar al fin, no podía confiar en nadie más que él mismo.

—El punto ciego ya no es efectivo. Ellos llegaron antes que yo, Itou nos vio a los tres, pero me identifico solo a mí.

—Da igual quiero comer y nos quedamos sin nada.

—En casa tampoco hay comida —agregó Kagura.

—Se cómo sacar dinero del cajero automático del servicentro diez —dijo un tanto resignado, esperando a que caiga la noche.

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Los tres regresaron al departamento con una carga de leche de fresa, sukunbu y mayonesa. Los pensamientos del policía encubierto eran confusos y contradictorios, había robado, fue contra todos sus principios por culpa del hambre y los nervios. Estuvo a punto de enseñarles como abrir un cajero automático con un simple y accesible dispensador de corriente. Por suerte un muchacho que iba en la calle le ofreció a Kagura ir a un bar por un trago, siendo la oportunidad para el "mago", quien en cosa de segundos se quedó con la cartera del joven y su salario completo. Luego entró Toushirou reclamándole por estar con su "chica", en diez minutos le arrebataron el trabajo de un mes.

No quería seguir haciendo lo incorrecto, pero de momento le habían dado un poco de comida así que merecían algo de gratitud. Bebió con gusto la cerveza que le ofreció el de cabellera plateada. Con el alcohol en la sangre reflexionó por qué no aprovechó la estancia con el veterinario para llamar alguna patrulla o, a Sougo, quien en ningún momento se molestó en contestar alguna de sus llamadas.

"Si esta en mis manos cambiar en algo la sociedad lo haré, aun así, tenga que vender mi alma".

Sonrió sintiéndose un estúpido, él mismo pronunció esas palabras cuando se graduó de la academia, por unos momentos las ganas de reírse parecían incontrolables, parte de su trabajo ya estaba completo, logró infiltrarse con éxito.


Hola.

Espero que le haya gustado, en ese caso no se vayan sin comentar :V

OMG! Muero por ver la nueva temporada de Gintama falta solo un mes y 4 días :'D Muero por ver a Kamui siendo niño bueno, después de tanto entendí porque Kagura quería que fuera como antes o, porque él ayudo a Seita a ver a su mamá, las palabras de Housen tenían mucho sentido ._.'

Saluditos.

Me pueden encontrar en feisbuk como: yoxtiha94