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Estafadores y policías. Un juego de traiciones y mentiras.
Chapter V: ¿Hay diferencia entre lo que deseas y lo correcto?
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Itou tenía un humor de perros, se podía escuchar con claridad el eco proveniente de las teclas de su portátil, con fuerza desmedida escribía el informe con los acontecimientos referentes al casino. Le dio un último sorbo a su bebida energética para luego arrojar la lata al basurero.
Imprimió el archivo con expresión neutral.
Necesitaba a Hijikata tras las rejas, para Kamotarou era increíble pensar que Toushirou aun siendo expulsado seguía siendo un bache en su camino, aunque de todos modos encontró algo bastante interesante.
Una sonrisa llenó sus labios, podría tirar sus trapos sucios sobre su ex-camarada y ex-compañero de academia y limpiar sus pecados, siendo el final perfecto para ambos o, eso creía.
Llegó con sus superiores para presentar la documentación solicitada. Matsudaira fue quien se apodero del informe además de darle la orden de tomar asiento mientras leía con atención cada detalle.
—Itou explícame lo de Toushi —exigió Katakuriko.
El detective acomodó sus lentes antes de hablar.
—Hijikata estaba en el casino con Sakata Gintoki. Una mujer dio una alerta de bomba causando el caos necesario para que los sospechosos escaparan, perdí su rastro en el pasillo oriente cuando uno de los oficiales dejó su puesto. Por el momento no ha sido posible identificar a la mujer ya que lamentablemente hay un punto ciego en el sector de las máquinas tragamonedas. Sospecho que esa era una de las razones por las cuales no lográbamos dar con el paradero de Sakata Gintoki, claro, si dejamos a un lado su abierta cooperación con "Toushi" —finalizó con un deje de sarcasmo.
—Buen trabajo Itou, no diste con el distribuidor de heroína, pero sí con nuestra oveja descarriada. No hables con nadie del tema, no sabemos si hay más fugas por ahí —añadió Kondo con una mirada que el detective no supo interpretar.
Matsudaira acompañó hasta la puerta al joven policía, sin esperar que Itou se alejará lo suficiente, llamó con un grito que raspó su garganta a Okita, el detective se encogió de hombros al notar el humor negro de su superior, aunque dejo de importarle apenas vio el rostro de Sougo, después de todo no era su problema.
Okita Sougo entró y tomó asiento en la misma silla en la que minutos atrás estuvo Itou, el joven oficial veía indicios de que tendría problemas.
—¿Cuándo hablaste con Hijikata? —preguntó Kondo.
—No hemos hablado —respondió con sinceridad.
Obvió el hecho de que no había encendido ni una sola vez el móvil que le dieron por ser un insulto a su Smartphone, siendo esta una mera excusa, lo que pasaba con el capitán Okita iba más allá de un fanatismo por la tecnología, el veinteañero tenía rasgos de psicopatía y de esta misma derivaba su sadismo. Sougo iba por el puesto de Hijikata al que no puedo acceder porque le faltaba edad para el cargo, pero si lograba deshacerse de Toushirou, Itou tendría el ascenso y así él podría quedarse con uno de los puestos que quedasen vacíos.
—¿Él no ha contactado contigo?
—Lo hizo, pero no tomé la llamada. Quería estar bien informado sobre los detalles antes de entregarles mi primer informe.
Katakuriko soltó una sarcástica carcajada.
—Itou vio Toushi con Sakata ¿No creías que era importante informarnos? ¡No quiero otro error, fuera de aquí! —gritó Matsudaira mientras Kondo escribía en su portátil.
El menor se retiró con una mirada glacial en el rostro, debía ser más precavido si quería culminar con su objetivo.
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Transcurrieron inadvertidas cuatro semanas, el brazo del permanentado estaba completamente curado tras la mordedura del perro, en los últimos días ya no era una novedad que comer cerca de Hijikata les quitara el apetito y Shinpachi había obtenido información sobre algo a lo que Kagura no le prestó mayor atención, a diferencia de ella, los hombres parecían bastante interesados en el tema.
Era el primer sábado que pasaban sin discutir por alguna tontería, por el contrario, los cuatro tenían la vista en la pantalla del televisor, pendientes de cada movimiento que haría el sicario en la película.
Kagura dio sobresalto cuando su móvil vibró anunciando una llamada, lo tenía en el pantalón y supo de ante mano de quien se trataba. Rápidamente fue al baño para conversar con su hermano.
—Escucha. Tienes que irte del edificio y busca otro lugar, no dejes que esos tipos te sigan.
—¡Idiota! no puedes llamarme solo para darme ordenes ¿Quién demonios te crees? ¡Tú fuiste quien me dejo sola con estos idiotas!
—Kagura —su voz se tornó seria— Estoy siguiendo una pista importante, aléjate de ellos, busca otro lugar y cuando terminé con este asunto, estaremos juntos de nuevo.
—¿Qué pasa? ¿Dónde estás?
—No te preocupes, si llega a pasar algo te llamaré.
—¡Dime de una maldita vez que pasa!
—Creo que lo vi...
—¿¡A quién!? —insistió con angustia debido a la escasa información que entregaba el pelirrojo.
—Al abuelo, pero eso no es lo que importa. Estoy buscando a alguien más.
Antes de que la joven Yato pudiera procesar la información, Kamui cortó la llamada. Kagura no pudo pronunciar sílaba alguna, odiaba a ese viejo, por su culpa su familia se había roto en primer lugar, si llegaba a verlo se encargaría personalmente de devolverle el favor.
La pelirroja no estaba pensando con toda claridad, sin decir nada abandonó el departamento, pasó el resto del día vagando sin un rumbo fijo para despejar su mente; se estaba dejando llevar por emociones tontas, recordaba haber leído sobre un síndrome que iba de la mano con el rechazo y abandono por parte del padre, seguramente el constante desaparecer de su hermano mayor tenía que algo que ver con la extraña amistad que creía tener con "esos tipos", no los conocía. Usualmente obedecería de inmediato las ordenes de su hermano mayor sin dudar, pero no lograba entender por qué en está ocasión se sentía diferente.
No se percató del momento en el que oscureció y sin previo aviso la noche estaba sobre ella, encendió su teléfono celular, increíblemente tenía treinta llamadas perdidas, diecisiete de Shinpachi y trece de Gintoki, la última llamada fue por parte de Toushi y, fue la que cogió.
—¿Dónde demonios estás? Estos idiotas se volvieron locos pensando en que te habían hecho enojar.
Una sonrisa amarga se delineo en sus labios, no importaba si era un engaño, quería pasar más tiempo con ellos, quería seguir peleando con Gintoki por el último postre, coludirse con Sakata para molestar a Hijikata y reírse a costa de Shinpachi.
—Toushi que dulces eres —canturreó con voz melosa.
—¡No me digas Toushi! como sea, llega rápido. Están cocinando tus platillos favoritos, no entiendo porque, pero no tardes.
—Son unos tontos —dijo antes de cortar.
Sintió un nudo en el estómago, debía olvidar todo sobre ellos y lo que pasaba por su mente. Corrió al bar más cercano, tomó un lugar en la barra y solicitó whisky, siendo esta la segunda vez en su vida que probaba el alcohol.
—Ese es mi lugar.
Con desagrado dirigió su mirada al sujeto a su espalda, encontrándose con unos aburridos ojos carmín, el dueño de la singular mirada despedía aires de superioridad, los que irritaron de sobremanera a la pelirroja.
—Piérdete.
—Tienes un carácter agresivo para ser una chica ¿Eres un travestí?
Kagura estaba dispuesta a irse, pero no sin antes aclarar las cosas, el joven no pudo evitar cuando la chica vació su licor sobre él.
—Ahí tienes tu lugar.
—No debiste hacer eso, tuve un mal día y no tengo buen humor. Estás bajo arresto por atacar a un policía.
—¿Qué demonios? —se giró sobre sus talones encarándolo— No estabas en servicio bastardo ¡así no funciona y me estabas acosando!
—Conoces bien la ley, las personas que saben los detalles es porque la estudian o porque huyen de ella ¿Cuál eres tú?
Kagura tragó pesado. Shinpachi era un nerd de la informática, Hijikata quería limpiar su nombre, Gintoki era astuto y perspicaz. Los tres juntos eran peligrosos. No podía tomar como una simple casualidad que tras encender su móvil un policía viniera por ella. Un mal presentimiento recorrió su espina dorsal, sobre todo por la inusual llamada de su hermano mayor, él jamás la contactaba cuando desaparecía ¿Por qué lo había hecho justo esa tarde?
—Una persona que conoce sus derechos, señor policía cabrón. Sería una lástima si el vídeo de seguridad se filtrará por Internet. Imagino que el título sería algo como "Policía abusa de su autoridad y ataca a indefensa mujer".
—¿Indefensa mujer? No calzas en ese perfil, tu cuerpo esta tonificado, diría que haces ejercicio, pero solo una chica que sabe cuidarse a sí misma, iría a emborracharse a un bar de mala muerte.
—¡Pervertido!
—¡Solo escuchaste eso! Supongo que tu cabeza es solo accesorio para mantener tu idiotez encerrada.
Kagura se mordió la lengua para evitar gritar la seguidilla de insultos que tenía mente, ese tipo intentaba provocarla.
—La idiota te echó su vaso encima, no creo que puedas manejar si apestas a alcohol ¿Qué pasaría si alguien te acusa? ¿Pueden degradarte por algo así?
Sougo sonrió, ella también sabía jugar, no se había equivocado cuando la vio.
—Te invitó un trago.
—Claro, pero primero dime por qué.
—Cuando estaba en secundaria un chico me dijo que "un mentiroso reconoce a otro", cuando te vi esa frase se me vino a la cabeza.
La joven Yato acepto, no podía ser una simple casualidad. Las lecciones de Kamui parecían estar en todas partes, esta noche dejaría a los Yorozuya y no miraría atrás.
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Pasaban de las una y media de la madrugada cuando Kagura regresó a su departamento, estaba agotada, compitió con garras y dientes contra el "idiota del bar" (cuyo nombre no sabía), por ganar la mayor cantidad de partidas en el billar, el que finalmente termino con un retundo empate.
—¿Dónde estabas?
La pregunta retumbo por la oscura sala, trato de orientarse para encontrar el interruptor, cuando la luz ilumino el cuarto. Gintoki la esperaba sentado en el sofá.
—Me entretuve con tipo en un bar.
—¡No puedes quedarte con hombre hasta tan tarde!
—¿Disculpa eres mi papá? Puedo hacer lo que se me venga en gana, Yorozuya.
—Si te pasa algo tu psicótico hermano me matará.
—Puedo cuidarme sola, gracias.
Tenía planeado discutir incasablemente con ellos, provocar que se aburrieran de ella y así desaparecer sin dejar huellas que seguir, pero Gintoki era un idiota que no se apegaba a los esquemas. Sujeto el brazo de la chica cuando está pasó por su lado.
—Hueles alcohol ¿Hay algo que deba saber?
—¿Qué demonios? —su voz tembló— puedo cuidarme sola, siempre lo he hecho ¿Dónde están los demás?
—Fueron a trabajar, hay un circo cerca y su última función era a las doce. Hay arroz con sukunbu en el microondas y pastel de fresa en la nevera.
—Es mejor así, está es la despedida —dijo ignorando sus palabras y, al mismo tiempo, soltándose del agarre.
Los ojos del permanentado buscaron los azules de Kagura, sospechando de que iba el asunto. Sakata era la manzana podrida del cajón, tenía una moral bastante distraída y aun así podía sentir empatía por la glotona, violenta y poco femenina chica que casi le provoco una contusión la segunda vez que se vieron.
—Si es lo que deseas no te detendré. Haz lo que creas correcto, pero si la decisión no te hace feliz, quizás, no sea lo correcto para ti.
—Un estafador con lengua de plata ¿por qué no me sorprende?
—Solo digo que dejes de mentirte a ti misma.
—¡No puedo dejarlo es mi hermano! si no fuera por él yo no estaría aquí, se lo debo.
—Él va y viene cuando quiere, podrías hacer lo mismo. Eres la única que se limita, como dije, si en realidad quieres irte no voy a detenerte, pero que sea tu elección, no de tu hermano.
—Eres un imbécil cabeza de nube —no pudo decir más, tenía planeado decir las palabras más hirientes y así ganarse el odio de sus compañeros, pero un nudo en la garganta se lo impedía.
La joven Yato no esperaba que Gintoki la abrazara, no fue como la vez en la fiesta donde fingió desmayarse, está vez era real y dolía. Los orbes azules dejaron caer lágrimas que llevaban años reprimidas, no quería alejarse de sus nuevos colegas...
—Perdiste puntos en ingenio. Como última noche con la heroína, hagamos todo lo que te has perdido, ir a fiestas, a la feria y ganar peluches, subir a la montaña rusa, beber hasta caer dormido, comer hasta explotar y cuando amanezca no volveremos a vernos.
—Los parques están cerrados, no bebo alcohol y no hay ferias cerca, pero compartir un último postre contigo sería suficiente.
El permanentado vio la débil sonrisa que se dibujaba en los labios de la pelirroja, sus cristalizados ojos fueron suficientes para que se sintiera un estúpido por cada palabra que había dicho, no quería dejarla ir, intentar confundirla y aprovecharse de su desconcierto fue bajo incluso para él.
Kagura ya no veía la diferencia entre abandono y lealtad, su lealtad hacia Kamui era recompensada con abandono, para él no era más que una herramienta en su juego, ser libre o rebelde sería su decisión, por lo momento lo que quería era probar cosas nuevas, ya se preocuparía después por lo que haría más tarde.
Los ojos de pez muerto del fanático del azúcar se abrieron como platos al sentir los labios de Kagura sobre los suyos, un beso inexperto para su gusto, pero se encargaría de darle la experiencia necesaria antes del amanecer.
Espero que les guste y el final se los dejo a la imaginación ¿Querían Okikagu? wahajajsjksajaja no :D
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