- Siéntate - dijo su padre al verlo entrar a la cocina
- ¿Dónde esta Sesshomaru?
Por alguna razón, esperaba encontrar a su hermano sentado allí
- Está en su habitación
El medio hermano de Inuyasha no convivía con ellos, sin embargo, Inu no Taisho no había dudado un segundo en apartarle una habitación el día en que adquirió aquella modesta casa
- ¿Qué ocurre, padre?
- Quiero que me digas - lo miró - ¿Qué es lo que sabes sobre colmillo sagrado?
- No sé nada - desvió la mirada
- No me mientas Inuyasha - dijo seriamente
- ¡Ya te dije que no se nada!
- Entonces, ¿por qué dijiste su nombre anoche en la cena?
- Sólo... sólo se me vino a la mente
- De acuerdo - se puso de pie - Pero te advierto... que miéntras más tardes en decirme la verdad, más tiempo tardarás en saber el porque de las imágenes que aparecen en tu mente
- ¡¿Qué?! - lo miró, sorprendido - Espera... padre
Inu no Taisho salió de la cocina. El jóven lo siguió, sin embargo, se encontró con su medio hermano en el camino
- Sesshomaru - pronunció
Su hermano pasó por su lado, sin decirle una palabra
- Espera Sesshomaru
- ¿Qué es lo que quieres? - respondió, mirándolo sobre su hombro
- Tú también lo sabes, ¿verdad?
El peliplata giró su cuerpo completamente, quedando frente a frente con su hermano
- Necesito que me digas lo que sabes... ¿Qué es lo que está ocurriendo?
- Ella ya está aquí ¿no es cierto?
- ¿Quién? - abrió sus ojos - ¿Kagome?
- Habla con ella - volteó para dirigirse a la cocina
- ¿Eso es todo lo que me dirás? Sesshomaru ¡Dime lo que sabes!
- Sólo te dire... - pronunció, frenando su caminar y sin voltear a verlo - Que si estuvieramos en esa época... yo sería un gran demonio y tu... un insignificante híbrido
¿Híbrido? ¿Qué es eso?
Se quedó mirándo la puerta por la cuál su hermano había ingresado segundos antes
- Hija, ¿no crees que deberías dejar ese télefono para desayunar? - dijo su abuelo, observándola
- Necesito respuestas - respondió ella, sin apartar la vista de la pantalla
- ¿Respuesta de que, hermana? - preguntó, al mismo tiempo en que compartía una mirada con su abuelo
La layenda de la Shikon-No Tama
- Aquí está - murmuró, tomándo un sorbo de té
Cuando se disponía a leer el artículo, una llamada, de un número que desconocía, invadió la pantalla de su celular
¿Inuyasha?
- ¿Hola?
- Hola Kagome - la voz de aquel jóven no le pertenecía al pelinegro de cabello largo
- ¿Quién es? - preguntó confundida
- Soy Koga... disculpame por el atrevimiento, pero le pedí tú número a esa chica que está contigo
- ¿Sango?
- Si esa - hizo una pausa - Kagome, me preguntaba si... ¿querrías que pasará por ti para ir a la escuela?
- ¿Sabes dónde vivo? - se sorprendió aún más
- Bueno... no es que te haya seguido o algo parecido - rió, incómodo
- Esta... esta bien, supongo que no hay problema - sonrió
- ¿De verdad? - parecía emocionado - Pasó por ti en media hora
- De acuerdo - colgó
El jóven Koga no parece una mala persona, además... Inuyasha está enamorado de Kikyou, no tiene nada de malo que pase un tiempo con él
- Oye hermana, ¿ese era tu novio?
- ¿Heeeeee? - dejó caer el aparato sobre la pequeña mesa
- Si no es tu novio, ¿por qué va a venir a buscarte para ir a la escuela?
- Sotaaaaa - cerró sus ojos, aprentando sus puños
- Ayyyy, olvídalo
- Tengo que preparar mis cosas, de lo contrario, se me va a hacer tarde - dijo, aún molesta, miéntras se ponia de pie
- Tiene muy mal caracter - murmuró el abuelo, sin apartar la vista del períodico
- Buen día Inuyasha - sonrió, acercándose a la puerta del edificio
- Hola Miroku
- ¿Qué estas haciendo aquí? ¿Estas esperando a la señorita Kikyou de nuevo?
- No, estoy esperando a Kagome
- Vaya - se mostró sorprendido - Te felicito Inuyasha - sonrió, poniendo su mano en su hombro
- ¿De que hablas? - lo miró confundido
- ¿Para que quedarte con una, si puedes hacer felices a las dos?
- ¿Haaaaaaa? - abrió aún más grande sus ojos - Oye, no es lo que estas pensando, sólo necesito hablar con Kagome
- No te hagas Inuyasha - lo rodeó - Sé muy bien que algo paso entre tú y la señotita Kagome en la casa de Sango, anoche
- No paso nada - cruzó sus brazos, desviando la mirada
Hubiera pasado algo si no hubieras entrado sin avisar
Pensó, al mismo tiempo en que miraba en la dirección en la que, normalmente, llegaba la morena, sin embargo, Sango se acercaba sola
- Buenos días - sonrió la jóven
- Buenos días hermosa - tomó sus manos
- Suélteme - respondió con sus ojos a medio abrir
- Oye Sango, ¿Y Kagome?
- La esperé, pero nunca llegó... quizás se le hizo tarde
¿Le habrá ocurrido algo?
- Será mejor que entremos, de lo contrario, se nos hará tarde a nosotros también - dijo Miroku
Todos giraron sobre sus talones, ingresando al lugar, miéntras el pelinegro volvía a mirar en aquella dirección, esperando ver a su compañera
El timbre sonó y todos comenzaro a ubicarse en sus lugares
Acaso... ¿no vendrá?
Pensaba miéntras observaba la puerta
- ¿Estas bien Inuyasha? - le preguntó su amigo, al verlo con esa expresión
- ¿He? Si - lo miró por sobre su hombro
- ¿Qué le ocurre? - se acercó a Miroku
- Parece que esta preocupado por la señorita Kagome, Sango
En ese momento, la puerta se abrió y la jóven ingresó al lado de Koga
¡¿QUÉEEEEEEEE?!
El pelinegro abrió sus ojos de par en par al ver como ella sonreía en su compañía
- Buenos días - dijo, pasando la mirada por los tres jóvenes
- Bu... buenos días señorita Kagome - la cara de Miroku representaba tambien lo que Sango pensaba
- Hola Kagome - sonrió, incómoda, su amiga
- Buenos días Inuyasha - lo miró tiernamente, sin embargo, él, visiblemente molesto, desvió la mirada - ¿He? Oye... ¿te ocurre algo?
- No - respondió seriamente, sin mirarla
La morena se quedó viéndolo, confundida por su reacción
- ¡¿Qué me ves?! - dijo en un tono poco amable
- ¡Oye no me grites! - frunció el ceño - ¡¿Se puede saber que demonios te está ocurriendo?!
El pelinegro se alejo un poco, pegandose a la silla, asustado
- N... no me pasa nada - respondió en un tono un poco más calmado, al mismo tiempo en que el profesor ingresaba al salón
- Buenos días niños - sonrió amablemente
- Buenos días señor Mioga - respondieron a coro
- Espero que estén preparados porque hoy analizaremos la composición de la sangre, claro que si jeje
- Pero... ¿usted no es el profesor de matemáticas? - dijo Sango, confundida
- Oh si, claro que si - sonrió - Sólo que este es un trabajo que me encargo el maestro Totosai
- Seguro que si - murmuró Inuyasha, observándolo incrédulo
- ¿Estás molesto por eso? - le preguntó miéntras caminaban al comedor - Ya te dije que sólo me acompañó a la escuela
- ¡Hmn! - frunció el ceño - ¡Ya te dije que no me interesa! - la miró, con su puño apretado
- Se nota que no - susurró Miroku
- Hmhm - asintió Sango, con sus ojos cerrados
- Nadie les habló a ustedes - los miró sobre su hombro
- ¡Hola Kagome! - levantó su mano, acercándose
- Jóven Koga - se sorprendió
- La pase muy bien de camino a la escuela - se paró frente a ella, ante la atenta mirada del pelinegro - Si quieres, puedo acompañarte de vuelta a casa - tomó su mano
- ¿He? - se sonrojó
- Suéltala Koga - se interpuso - Kagome no necesita que la cuides - dijo, molesto
- ¿Y quién te crees tu para decidir sobre lo que ella necesita? - frunció el ceño
- Bueno, tenemos que terminar el trabajo de la profesora Kaede ¿no es cierto? - miró a Miroku
- Así es Sango y ésta tarde ibamos a ir a la casa de la señorita Kagome, ¿verdad? - miró a la morena
- He... si... supongo
- De acuerdo - volvió a tomar sus manos - Si quieres, puedo pasar a buscarte mañana Kagome
- ¡No la toques! - puso su mano sobre la mano del jóven y abrió sus ojos de par en par
- ¡¿Quieres pelear bestia?!
- Perfecto, si quieres ir hoy a un funeral, será al tuyo
- ¡¿Y crees poder lograrlo en tu condición?! Eso seria...
- ¡Inuyasha! - dijo, abrazándolo - Qué alegría, ¿no te lastimaste? ¿estas bien? - dijo, con su cabeza apoyada en su pecho
- Kagome - susurró - Disculpame por haberte preocupado hoy - se apartaron uno centímetros, miéntras se miraban
- ¿En serio Inuyasha? ¿de verdad te sientes bien?
- Si - respondió acercándola a su pecho, miéntras la abrazaba
- Oye Koga - dijo un muchacho
- ¿Vas a dejarlo asi? - preguntó otro jóven, el cuál se encontraba detrás de él
- Si, pero sólo será esta ocación, la pobre de Kagome está conmocionada - giró en dirección a ellos - Escúchame bestia, no pienses que has ganado la batalla, no me rendiré, Kagome algún día sera mia
- Admítelo, es tu derrota, o ¿acaso estás ciego? toooorpeeeee - se burló
- GRRRRRRR No se que tanto presumes si solamente te dio un abrazo, torpe - cruzó sus brazos
- Ja ¿Te sientes mal? que bueno, te lo mereces, torpeeeee
- Los torpes siempre seran torpes - dijo aquel niño misterioso que había visto anteriormente
- Tienes razón - respondió uno de los jóvenes
- Esos dos, siempre serán torpes - acotó el otro
- ¡¿QUÉ DIJERON?! - gritaron al unísono
- ¿Qué te ocurre bestia? - lo miró confundido - No me digas que ya te enamoraste de mi - se bruló, obsrvándo la mano del pelinegro sobre la suya
- ¡Cállate! - apartó su mano, sin cambiar la expresión de confusión
Acaba de tener una visión... estoy segura... acaso ¿Koga también estaba en esa época?
Pensaba la jóven, miéntras lo observaba
- No voy a perder más tiempo contigo bestia... nos vemos luego Kagome - se alejó, sonriendo
- ¿Estas bien Inuyasha? - preguntó Miroku
El jóven lo miró e instantaneamente la imágen del castaño, vestido con aquel kimono extraño y sosteniendo ese cetro, vino a su mente
- S... si, vamos o se nos hará tarde - giró y comenzó a caminar en dirección a la fila del boufette
- Definitivamente algo le ocurre
- Pienso lo mismo Sango
Sus amigos lo siguieron, miéntras la jóven se quedaba parada allí, observándolo
Inuyasha
