Capítulo 15
Finalmente viernes, faltaban pocas horas para terminar mi jornada y finalmente a descansar. Moría por estar todo el fin de semana tumbada en la cama, jugando videojuegos y dejar las presiones de la escuela a un lado. Había sido una semana bastante aburrida y tediosa.
Después de lo que sucedió con Elliot no me quedaron ganas de salir con nadie. Solo podía pensar en Shizuru. En verla nuevamente, pero ella simplemente no se encontraba disponible para mí.
Ya solo quedaba la clase de natación, tenía un par de horas, así que me fui a comer algo ligero y luego a dar un paseo por los alrededores de la escuela para bajar la comida.
Rumbo a los jardines, divise a lo lejos una cabellera castaña que me hizo emocionarme.
Shizuru se giró para entrar en el edificio y yo la seguí, acelerando el paso.
Justo cuando le iba a llamar noté algo extraño. La castaña se estaba tambaleando y subía las escaleras con dificultad. De pronto perdió el equilibro y yo me lancé desesperadamente hacia ella.
– ¡Shizuru!
La castaña se desplomó hacia atrás, sin pensarlo me le abalance abrasándola y caímos al piso. No supe exactamente como caí solo sentí un impacto en el codo y como mi cuerpo se raspaba al derrapar en las escaleras.
Después de un momento, cuando pude superar el dolor de la caída. Me incorpore apoyando la palma de la mano, sin dejar de abrasar a la castaña que había caído sobre mí. Se había desmayado pero afortunadamente ella estaba intacta.
– ¿Shizuru? – Hablé con dificultad – Shizuru, ¿Estás bien? – No obtuve respuesta – Oye, Shizuru, abre los ojos.
La castaña se veía pálida y agotada. Necesitaba llevarla a la enfermería. Con bastantes dificultades logré incorporarme y cargar a la castaña sobre mi espalda haciendo caso omiso de mis recientes dolencias.
Afortunadamente la enfermería estaba muy cerca de ahí y mis entrenamientos me mantenían en forma. Divisé la puerta a escasos metros. El corredor estaba desierto y yo cruzaba los dedos para que Yoko sensei, la enfermera estuviera dentro.
Llame a la puerta al tiempo que sujetaba con bochorno las piernas de la castaña que comenzaban a resbalarse de alrededor de mi cadera.
– ¡Sensei!
Enseguida se abrió la puerta y sobresaltada me preguntó:
– ¿Qué paso? – Me pregunto la enfermera sobresaltada
– ¡Sensei! Por favor… Shizuru…
– Ven Kuga. Rápido, aquí.
Yooko sensei me señaló una camilla y con ayuda de ella la deposité con cuidado. Después me deje caer en una de las sillas, realmente me sentía muy cansada. A pesar de que Yooko sensei quería revisarme primero me negué y logre que atendiera primero a la castaña.
Después volvió conmigo e intente alejarme, pero me lanzó tal mirada que no me quedaron ganas de seguir replicando, me tomo del brazo sano y me llevó a la camilla contigua.
– Más te vale que te quedes quieta Kuga…
– Yo estoy bien… no es más que un raspón – Le dije con nerviosismo, ni siquiera quería mirar la herida que me ardía mucho, pero sabía que la curación sería todavía más dolorosa.
– Eso no se ve bien…– Me dijo preocupada y se fue al estante a hacer sus menjurjes. Regreso con un algodón empapado en un líquido rosa y una gasa.
– Hay no…
Reprimi un par de gritos mordiéndome el labio para no despertar a la castaña, y luego la enfermera comenzó a hacerme preguntas sobre lo que había pasado para distraerme…
[ – ]
Desperté en la enfermería, no recordaba nada, excepto que me sentía terriblemente fatigada y todavía tenía mucho trabajo pendiente.
– ¿Shizuru? ¡Shizuru!, ¿Cómo estás? – Mi mirada se aclaró cada vez más y me encontré de frente con Natsuki, me miraba con preocupación, había colocado su cálida mano sobre mi rostro. Traté de incorporarme, pero ella me regreso con suavidad a la cama.
– ¿Qué paso? – Le pregunté, todavía me sentía confundida.
– Te desmayaste en las escaleras – La peliazul me miraba muy preocupada.
– ¿Qué?
– Has estado trabajando mucho, será mejor que descanses.
– No, estoy bien… Ya tengo que irme, aún tengo muchas cosas que hacer.
Los siguientes minutos traté vanamente de convencer vanamente a la enfermera y a Natsuki de que me sentía pero sin éxito, ninguna de las dos parecía querer ceder y finalmente me rendí.
– Natsuki, ¿Te fijaste si tenía un par de sobres?
– No recuerdo, ¿Por qué preguntas? ¿Son importantes?
– Si, mucho, tenía que llevárselos a la directora. – No iba a quedarme tranquila hasta no hacer eso – Voy a ir rápido, luego prometo descanzar.
– No, espérame aquí, yo iré a buscarlos.
– ¡Kuga san! – Gruño la enfermera, pero la peliazul fue más rápida.
– ¡Ahora regreso! – Natsuki salió por la puerta casi corriendo y la enfermera se quedó con las ganas de atraparla.
Después de un momento Yooko sensei se acercó para revisarme, noto en mi rostro que me quería escapar también.
– ¿Qué fue lo que pasó? – Le pregunté de nuevo, no alcanzaba a comprender como había llegado aquí.
– Por lo que me contó Kuga san, te vio tambalearte en la escalera, tú te desmayaste y casi caes, lo bueno que Kuga te pudo atrapar. Ella llego aquí contigo sobre su espalda, estaba muy preocupada, lo bueno que estaba muy cerca de aquí.
– Ya veo…
– Te ves agotada, has tenido mucho trabajo en el consejo.
– Son varias cosas, he estado algo presionada.
– Pues deberías relajarte. Acuéstate, que aunque quieras no te dejaré ir de aquí hasta el anochecer – Aunque no estaba muy de acuerdo, al parecer no tenía más remedio.
Natsuki tardó bastante tiempo en regresar y yo estaba preocupada por mis pendientes, pero en gran parte el malestar que tenia, me mantenía en la cama.
Finalmente después de una media hora se abrió la puerta dando paso a la peliazul
– Los encontré y los lleve a la directora, me los regresó firmados, así que ya no tienes de qué preocuparte – Dijo tendiéndome los sobres.
Natsuki parecía algo agitado y tenia vendado el brazo.
– Kuga san, no tienes remedio – La regaño Yooko sensei – Ven aquí.
– No de nuevo… yo ya estoy bien, ni siquiera me duele – La jaló del brazo y la sentó en la cama de alado. Me percaté que su ropa estaba algo sucia y rota de algunas partes, su rodilla estaba vendada y la venda estaba llena de sangre al igual que gran parte de su calceta.
Yooko sensei comenzó a quitarle la venda de su rodilla y ahogue un grito que hizo que se sobresaltaran, esa herida se veía terrible. Natsuki tenía la carne viva.
– ¿¡Qué te paso!?
– Ahh… no es nada – Dijo evitando mirar su rodilla.
– ¿Cómo que nada? – Me incorporé completamente en la cama y me senté en el borde.
– No tengo idea de cómo es que me pegué… No Yooko sensei ¡NO! – Yooko tenía en sus manos un algodón remojado con un liquido y a pesar de los vanos intentos de Natsuki por detenerla, ella le puso el algodón sobre la herida de la rodilla – ¡Ardeeee! ¡ARDEEE! – Dijo dando alaridos mientras de sus ojos salían lagrimas.
– ¡Kuga san! Estate quieta.
– Eso no era necesario – Le dijo con rencor.
– Se te puede infectar la herida…
– ¡Los lobos se lastiman peor y jamás han necesitado eso! – Dijo la peliazul limpiándose las lágrimas.
– Ya sé que te encantan los lobos, ¡pero tú eres humana!
– Natsuki… – Ambas me miraron – Ookini – Yooko sensei sonrió y comenzó a vendar nuevamente su rodilla, Natsuki solo evitó mi mirada haciéndose la indiferente, es tan linda.
– Acuéstate… – Natsuki la obedeció a regañadientes – Será mejor que no bajes a nadar una temporada
– ¿QUÉ? Pe… pero el torneo está cerca – Trató de incorporarse pero Yooko sensei se lo impidió.
– Ya habrá otros torneos, en cuanto puedas ve a hablar con el entrenador– Natsuki parecía no estar muy convencida, su rostro reflejaba decepción
– Yo iré a hablar con él
– ¡Shizuru!
Salí de la habitación con paso veloz, la enfermera salió de tras de mí, pero logré convencerla de que volvería en un minuto y me dejaría atender.
Natsuki se había lastimado por mi bien, lo menos que podía hacer era explicarle al entrenador lo sucedido.
Tan pronto llegue, le explique al sensei lo sucedido.
– Valla, esto si que es una tragedia… ¡El torneo es en dos semanas!... ¡Maldicion!… ¡Kuga es mi mejor nadadora! – Eso no hizo que me sintiera mejor – Aunque, fue un noble acto, que bueno que este bien la Kaichou, dile a Kuga que descanze…
Regresé a la enfermería totalmente abatida. Natsuki se había quedado dormida, me acerqué lo suficiente como para acariciar su rostro y aprovechando que estábamos a solas, para depositar un suave y pequeño beso en sus labios. Después de esto, rodee la cama de la enfermería para mirar por la ventana, pensaba en la mejor manera de explicarle a Natsuki lo que dijo su entrenador.
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Cuando desperté, gran parte del dolor había cesado pero aun sentía un montón de pequeños piquetes de agujas en la herida de la rodilla y el codo.
Shizuru estaba a solo un metro de mi cama, miraba por la ventana como si estuviera en un sueño. Sus cabellos castaños se iluminaban con la luz del atardecer, me levante haciendo el menor ruido posible y la abrasé por la espalda recargando mi barbilla en su hombro. Ella se sobresalto pero después se quedo quieta, cosa que me alegro por que realmente necesitaba abrasarla. Me había asustado mucho.
– Natsuki ¿Por qué lo hiciste?
– Porque eres importante
– Pero, no porque sea la Kaichou tienes que hacer eso… – Negué con la cabeza
– Es porque eres importante para mí
– ¡Pero el torneo! – Shizuru parecía muy consternada
– No importa, lo volvería a hacer… lo haría las veces que fuera necesario
– Nat…suki… – De alguna manera, Shizuru me hacía sentir muy bien.
Cuando estoy con ella, siento como si el mundo se detuviera un instante. Lo suficiente como para sentir como circula la sangre por mi cuerpo.
La puerta de la enfermería se abrió de golpe y Shizuru se separó de mis brazos con brusquedad, di unos pasos hacia atrás y me senté en la cama de nuevo.
Toda esa tarde estuvimos juntas, conversamos, reímos y yo me sentí muy feliz. Finalmente el día termino y con todo el dolor de mi corazón tuve que separarme de ella.
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El día del torneo había llegado y me las había ingeniado para convencer al entrenador de competir, mis heridas ya habían cerrado y solo quedaban unas costras que se podían ocultar con unos parches.
Después de terminar mis flexiones, ya estaba lista. En quince minutos debía salir, me preparaba mentalmente cuando un delicado acento Kyotoben se escuchó en el vestidor.
– Ara, ara…
– ¡Shizuru! – La castaña se había recargado en uno de los lokert y sonreía.
La felicidad me inundo, después de nuestro encuentro en la enfermería la castaña se tomo con mayor seriedad su recuperación y eso hizo que no la viera unos cuantos días. Ella dejo el consejo en manos de Haruka unos días y se quito momentáneamente las responsabilidades de encima, cosa que me alegro por que ahora se veía mucho mejor.
– Natsuki es muy desobediente… – Me levanté de la banca y caminé hacia ella.
– Estoy bien – Shizuru me miró de manera reprobatoria pero yo sonreí. No podía dejar de ver sus enormes y hermosos ojos mientras me acercaba un palmo más.
Mi corazón latía muy rápido, me moría por besarla. Shizuru no retrocedió y me acerqué un poco más. Pero cuando ya estaba casi por besarla, abrió un abanico y lo interpuso entre nuestros rostros.
– ¡Oye! – Le reclamé y escuche una risita del otro lado del abanico, tome su mano y la quité de en medio y esta me evadió con agilidad
– Kanin na Natsuki… pero yo no soy ninguna de tus noviesitas… – ¿¡Por qué siempre me dice eso!?
– ¡Shizuru Por favor! – Me sentí enojada.
– No…
– Por favor… – Le rogué a la castaña, esta soltó un bufido – ¿Si gano el primer lugar me darás un beso? – Shizuru rió.
– Ara, no creo que Natsuki gane, está mal herida…
Por el altavoz, llamaron a las competidoras
– Ganaré Shizuru, ¡Lo haré! – Le dije convencida
Salí del vestidor sin mirar atrás, caminé hacia la piscina, me quite el pants, me coloqué el gorro y me acomodé los lentes. Subí a la tarima y esperé la indicación.
Cuando sonó el disparo, salté lo más lejos que pude y comencé a nadar a buen ritmo. A mitad del recorrido, sentí un oleaje pesado del carril de alado lo que me indicaba que esa competidora me había rebasado, apresuré el paso, debo conseguir el primer lugar… solo así… solo así obtendré un beso de ella…
Conforme avanzaba, la brazada me costaba cada vez más, el agua se había filtrado por los parches y las heridas comenzaban a molestarme. Sobretodo la de la rodilla que estoy segura se había abierto nuevamente por el esfuerzo, pero ya solo quedaba una vuelta… solo 50 metros… 40 metros… 30 metros…20 metros… 10 metros… braseé más fuerte y finalmente llegue a orilla impactando ambas manos con el tablero.
Salí y agitada esperé los resultados, rogaba haber quedado en primero aunque no tenía muchas esperanzas… cuando miré el marcador solté un grito de victoria.
No solo había quedado en primero si no que había roto un record, por unos segundos de diferencia. ¡Ese había sido mi mejor tiempo hasta el momento!
Salí de la alberca conteniendo la alegría que me invadía, quería dar saltitos por todo el lugar… podre besarla… ¡Me dará un beso!… Me sentía demasiado motivada.
Me di una ducha y me puse el pants del instituto. Me cepille el cabello y después de un momento salí para la premiación.
Y con la medalla en el cuello me puse a buscar a Shizuru por todo el lugar, pero conforme recorría el espacio la emoción iba desapareciendo poco a poco… no estaba por ningún lugar.
[ – ]
Definitivamente creo que soy masoquista pero, ¿cómo no ir a apoyarla en su competencia después de lo que hizo por mí?
No dejaba de recordar ese cálido abrazo que me dio en la enfermería, sus palabras, sus miradas, lo tierna y dulce que fue conmigo y sus cuidados, además de las historias y las sonrisas que compartimos aquel día.
Solo esperaba reunir las fuerzas suficientes para no sucumbir ante sus encantos. Tenía muy claro las reglas de esta relación. No debía de ilusionarme, lo nuestro no funcionaría, entre nosotras lo mejor era ser firme y mantener una amistad y nada más.
Vamos Shizuru no babees… Discreción, seriedad… Pensé cuando mis ojos la recorrieron con la mirada. Natsuki se veía demasiado sensual.
– Ara, ara… – Decidí hablar yo antes de que Natsuki me sorprendiera mirándola.
– ¡Shizuru! – Me dijo emocionada.
– Natsuki es muy desobediente…
– Estoy bien – Me dijo sonriente. Negué con la cabeza, momentos antes la había escuchado quejarse y maldecir por lo bajo cuando se inclinó.
Natsuki me lanzo una de sus típicas miradas y se acerco un palmo más, sentía mi corazón en la garganta y momentáneamente me quede paralizada, Natsuki me había acorralado sobre el lokert pero afortunadamente reaccione a tiempo y pude esquivar ese beso que se avecinaba utilizando mi abanico
– ¡Oye! – Me dijo molesta, no pude evitar reír. Por mucho que lo negara me gustaba tenerla así
– Kanin na Natsuki… pero yo no soy ninguna de tus noviesitas… – Le dije cansinamente
– ¡Shizuru Por favor! – Me dijo enojada
– No… – ¿Acaso no comprendes que conmigo es todo o nada?
– Por favor… un beso tuyo me dará buena suerte – Me suplicó y yo me mofé – ¿Si gano el primer lugar de darás un beso? – Hay que admitir que no se rinde.
– Ara, no creo que Natsuki gane, está mal herida… – La rete entre risas.
Natsuki frunció el entrecejo y se acercó un palmo más, me miraba desafiante. Pronto llamaron a las competidoras, Natsuki miró hacia la puerta y aproveche para retroceder un par de pasos.
– Ganaré Shizuru, ¡lo haré! – Me dijo con un brillo en sus ojos que denotaba seguridad, y después abandonó aquella sala.
Trague saliva y salí a las gradas para mirar la competencia, Natsuki se ve hermosa en bañador, estaba increíble. Cuando salto al agua me angustie, algo en su mirada me hizo saber que ganaría.
Y claro, me moría por un beso suyo…
Pero no podía quedarme a darle ese premio…
N/A: Quiero mandarles un saludo a todos y a todas y agradecer su paciencia, espero que el capítulo haya sido de su agrado y… como siempre espero sus reviews, cuéntenme ¿Qué les pareció?... o mejor aún ¿Qué creen que pasará?... ¡Nos vemos pronto! ¡Saludos!
