¡Volví! y disculpen las demoras, mi compu había muerto ¡Pero la revivimos! ¡Yay!
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Capítulo 18
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– ¡Natsuki! – ¡Auch! Mai tiene una forma muy sutil de regresarme a la realidad últimamente.
– ¿Qué?– Le reclamé el haberme sacado de mi mejor recuerdo hasta el momento.
–Quita esa cara, me pones nerviosa.
– ¿Cuál cara?
–Esa, de hormona alterada.
–Pues deja de verme Tokiha.
–Pues se supone que te estoy hablando de algo importante.
– Lo siento. ¿Qué decías?– Le pregunté un poco apenada.
–Natsuki, ¿es enserio? ¿Llevas ignorándome todo el rato?
– ¡Agrrr! es que no puedo dejar de recordar…– Aún sentía vívidamente el beso que me había dado Shizuru hace dos noches.
– ¿Qué no habías dicho que ni siquiera fue en los labios?
–Fue en la comisura… ¡EN LA COMISURA! – Le grité intentando controlar el temblor de mi cuerpo que me surgía cada que lo recordaba.
– ¡Relájate! – Mai comenzó a echarme aire con su folder.
– ¿Qué me relaje? ¿¡Qué me relaje!?
–Tranquila, ¿cómo es posible que te pongas así por un besito en la comisura de los labios?
–Tú no entiendes Tokiha, ese beso fue… fue…– Trague saliva –El más intenso que he tenido en mi vida.
Shizuru no solo besó mis labios, estoy segura que los disfrutó.
Es verdad, no fue un beso completo, sus labios aterrizaron entre mi mejilla y la mitad de mis labios en un solo movimiento, solo fue un movimiento, solo un beso, pero fue increíble, lo hizo… de una manera única.
Su cálida mano se posó en mi cuello. Su pulgar rozó mi mejilla suavemente, acariciándome. Su cálida respiración me dejó a su disposición. De pronto me envolvió el calor de sus labios. El momento que tanto había esperado. Sentí el latido de mi corazón con todo detalle y su calor, estaba entre extasiada y anonadada.
Por un momento el tiempo se detuvo para mí, paralizándome. Me sentí débil, sumisa.
El beso fue cálido, suave, tan lento y tan dulce. Pero a la vez fue muy intenso y apasionado.
La cereza que termino por adornar el pastel, fue el dedicado roce que me dio con su lengua al besarme.
¡Oh cielos! Casi me desmayo ahí.
El final fue delicioso, succionó mis labios muy lentamente y los apretó tan despacio. Sus labios tronaron muy despacito al abandonar los míos.
No me atrevía a exigir, a replicar, ni a contestar tan sublime acto. Estaba entre paralizada, extasiada y anonadada.
Había pensado en responderle, en dominarla, en un beso largo que no terminara nunca… pero no pude hacer más que disfrutar, más que sentir con cada una de mis células ese fugaz momento, que termino tan pronto como inició.
Cuando su cálida mano se separó de mi piel, sentí el último estremecimiento.
Se alejó despacio y fue su delicada voz la que me despertó de ese mágico momento.
– Natsuki, enserio, quita esa cara…– Me dijo la pelirroja antes de alejarse de mí.
Si Shizuru no me hubiera rechazado tantas veces, me atrevería a decir que me desea tanto como yo la deseo a ella.
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No puedo creer que lo haya hecho. ¿Cómo pude caer en su juego?
Natsuki se veía realmente hermosa esa noche. ¿A quién engaño? Natsuki me encanta y esa noche iba dispuesta a provocarla. Yo también quería besarla. Me moría por besarla.
Todo este tiempo he luchado con lo que siento por ella, he intentado de todo, pero solo consigo engancharme más.
Reito tenía razón. Natsuki definitivamente ha cambiado. Por lo menos ya no suelo verla con otras chicas. Y durante la fiesta de Mai, se portó increíblemente conmigo. Natsuki siempre se porta increíblemente conmigo.
Pero yo no quiero compartirla.
No me podía sacar de la cabeza lo que me había dicho, que yo era su persona más importante, sonaba tan sincera, y a saber qué fue lo que me dijo en otros idiomas pero se escuchó tan romántico.
Cada vez me costaba más trabajo controlarme con ella. Pero ¿cómo pude besarla de aquella manera?
Si, ahora me arrepiento pero en ese momento… Al mirarla así, sonrojada sobre la puerta, suplicándome y con esa ropa, no me pude contener más. De hecho fue mi instinto el que salió a flote. Quería comérmela ahí mismo y sobretodo después de lo que me había dicho.
Pero no me podía dar ese lujo, así que de un solo movimiento ataque con todo, puse mi mano sobre su cuello, sintiendo la frialdad que había dejado su cabello húmedo.
El calor de mi mano le provocó un escalofrió, pero Natsuki permaneció dócil. Entonces la bese de la manera más provocativa y suave que pude.
La envolví con mi boca, aterricé en la comisura de sus labios, al rozarlos con mi lengua Natsuki se estremeció completita y yo tuve que jalarme las riendas, antes de perder el control. Porque para mí, ese contacto también había sido muy agradable.
Después de mi lengua, direccioné mis labios un poco más al centro, justo a la mitad de su boca y aprisione sus suaves labios con los míos, como mordiéndolos y muy lentamente los succioné, saboreándolos para después apretarlos un poco con los míos antes de separarme finalmente.
Después de tanto tiempo, el probar sus labios de nuevo me hizo subir al cielo. Eran tan suaves, tan deliciosos. Natsuki soltó un sonidito placentero que recorrió todo mi cuerpo, haciéndome unas peculiares cosquillas en el vientre.
Me separé al instante de ella, deslice mi mano por su cuello en un movimiento lento y sutil, acariciándola. Natsuki había quedado paralizada y el color le había subido por completo al rostro. Sus ojos aun estaban cerrados suavemente. Su pecho subía y bajaba rápidamente al ritmo de su respiración. Respiraba como si quiera mantener el control. Sus manos se aferraron a la puerta, mientras yo tomaba el picaporte.
Cuando le pedí permiso, Natsuki apretó los ojos, bajó el rostro y se movió con dificultad despegándose un poco de la puerta. La vi sonreír plácidamente antes de partir.
Camine aprisa por el corredor, sentía el corazón a mil por hora, mi respiración descontrolada y el calor de sus labios aún sobre los míos, así como su delicioso sabor.
Me sentía excitada, sentía la adrenalina corriendo por mi cuerpo pero también, demasiada culpa por sucumbir ante ella.
Sacudí la cabeza, la clase había terminado y no me enteré del final.
Recogí mis cosas y las guardé en la mochila. Me encaminé hacia la puerta. Ahora debía ir al club de ikebana que estaba al otro extremo del campus.
A medio camino me detuve para reunir aire. Natsuki estaba unos metros más allá. El estomago se me hizo nudo. Ok, Shizuru. Llegó la hora.
Había estado repasando un plan. Tenía que ser indiferente. Natsuki no debía conocer mis sentimientos, no podía saber por nada del mundo que me encantó besarla, que necesitaba más de sus labios.
Eso no está ayudando. Me reprendió una vocecita en mi interior.
"No sentí nada y quiero que solamente seas mi amiga…"
Ok Shizuru, mantente en ese discurso y todo saldrá bien.
– ¡Hola Shizuru!
–Hola– Respondí y seguí caminando. Pero eso no funcionó, Natsuki comenzó a caminar a mi lado.
– ¿A dónde vas?
– Tengo club.
– ¿Cuál de todos?
– Ikebana.
– ¿El de las flores que hablan?
Me detuve para mirarla. En otro momento, eso me habría hecho reír, pero luego recordé el día que estábamos hablando de ese tema y comenzó a avorazarse con una chica rubia en mi cara y más bien me molesté.
– ¿Qué necesitas Natsuki? – Le pregunté en tono más bien cortante.
La peliazul se sorprendió y se entristeció con mi pregunta
–Perdón Shizuru. ¿Te estoy molestando, verdad? Solo quería saludarte y preguntarte ¿Cómo estabas?
–Discúlpame Natsuki– Le dije avergonzada, su reacción fue genuina y si solo quería saludarme, sin duda había sido una grosería de mi parte– Es solo que, hoy no es un buen día. Estoy algo presionada. – Aclaré justificándome.
– Comprendo, no te preocupes. Discúlpame. – La peliazul parecía una cachorrita regañada, me dio ternura.
– ¿Tú cómo estás? – Le pregunté ahora con tono amable
– Muy feliz de verte – Me sonrió coqueta.
Puse cara de fastidio y retomé el paso.
– ¿Y ahora que hice?– Preguntó inocente. Me detuve de nuevo.
– A ver… – Hice gesto de pensar– ¿Mirarme con cara de pervertida? – Natsuki se sonrió y retomé el paso.
– ¿Pervertida?
– Niégalo
– ¿Shizuru, tienes algo que hacer el viernes?
– Ya vez como si querías algo– Respondí en un suspiro.
– Quiero invitarte a una fiesta, ¿Vendrías conmigo?
– ¿Contigo?– La miré nada convencida
– Si, te prometo que te vas a divertir. La pasaremos muy bien– Me sonrió confiada.
Claro que sé que contigo me la pasaría muy bien, pero también sé que al día siguiente para ti será borrón y cuenta nueva.
– Fufufu
– Va a ser a las 8 de la noche, paso por ti. Por el regreso no te preocupes, a la hora que tú quieras, te dejaría en la puerta de tu habitación sana y salva.
– Por lo que veo lo tienes todo planeado– Retomé el paso y Natsuki comenzó a seguirme.
– Solo falta que digas que si– Pidió con mucha insistencia.
– Lamento estropear tus planes, pero no creo que…
– ¡No! – Me interrumpió.
– ¿Ara?
– No me digas que no, por favor… ¡Por favor Shizuru!
– Tengo cosas que hacer.
– Yo puedo ayudarte con lo que quieras, antes y después de la fiesta… ¡Haré lo que sea!
Me detuve de mi marcha, un poco apenada porque eso último Natsuki lo dijo tan fuerte que unos estudiantes voltearon a vernos.
– Natsuki – Le susurré seria y me acerqué un poco a ella, mirando de reojo a los estudiantes que aún nos miraban.
Tenía que zafarme de este compromiso a como diera lugar, pero ya sabía que no iba a ser fácil.
–Vamos Shizuru. No todo es trabajo, solo sería un ratito. Ya te dije, te llevo y te traigo. Solo un rato, te despejas y luego te ayudo con lo que quieras… ¡Por favor, di que si!
Natsuki junto las manos a modo de suplica y ya tenía varias miradas sobre mí.
Suspiré.
– De acuerdo.
[ – ]
– ¿Por qué es así conmigo Mai?
– ¿Quien?
– ¡Shizuru!
– ¿Qué paso?
– La invite a la fiesta de este viernes, dudó pero después de insistir un rato me dijo que si…
– ¿Y luego?
– Hoy me la encontré, le pregunté si ya estaba lista para mañana.
– ¿Y?
– ¡Me rechazo! ¿Puedes creerlo? Me dijo "Tengo muchos pendientes" fue tan indiferente conmigo.
– ¿Cómo?
– ¡Es cruel! Estaba súper emocionada por salir con ella y luego con toda la frialdad del mundo me dijo que no.
– ¿Le hiciste algo?
– ¡Nada! – La pelirroja me miró con suspicacia – Y se molestó mucho de que le preguntara.
–Tal vez tiene mucho trabajo que hacer. Ser la presidenta no debe ser nada fácil, ¿sabes Nat?
– Me imagino, pero, no sé Mai… lo sentí como algo personal, ¿sabes?
– ¿A qué te refieres?
– Siento como si me evitara, de hecho me evita…– Afirmé
– Bueno Nat… es que, tú solo buscas besarla igual que a las demás… no creo que te funcione esa estrategia, ¿No te había dicho que le gustabas como amiga?
– ¿Mai, pero y el beso? Si enserio me quería como una amiga, ¿por qué accedió a besarme?
– Bueno Nat, eres muy insistente– Mai se veía confundida – ¿Saliste con alguien más?
–Si, como he tenido taaanto tiempo libre… – respondí con ironía – No Mai, no he salido con nadie… – Respondí preocupada – últimamente he estado tan enfocada en Shizuru que he perdido el interés por otras chicas…– Solo me interesaba la presidenta.
– Ni idea… pero ten paciencia… – Mai miro su reloj de pulsera y se sobresaltó – ¡Tengo que irme! ¡Voy a llegar tarde al trabajo! –De pronto se echo a correr – ¡Hablamos luego Nat! – Me gritó mientras se alejaba agitando la mano.
[ – ]
– ¡Hola Shizuru! ¿Ya estás lista para mañana?
Había aceptado la invitación de Natsuki a regañadientes pero después de meditarlo decidí cancelar. Natsuki había logrado que le diera un beso y si seguía insistiendo definitivamente perdería ante sus encantos.
–Nat yo... No voy a poder... – Me puse más seria que nunca, tenía que disimular a toda costa que si quería estar con ella.
– ¿Qué? pero Shizuru... dijiste que si
–Te dije que quizá... Pero ahora es un no.
– ¿¡Pero por qué!?
–Lo siento, tengo muchos pendientes– Respondí cortante.
Quise retomar mi camino, pero Natsuki me detuvo sujetando mi brazo con suavidad, acto que me provocó que un escalofrió me pasara por el cuerpo.
Trague saliva, me sentí realmente vulnerable al ver sus hermosos ojos esmeraldas.
– ¿Una hora?
–Nat...– La miré con seriedad, no quería que siguiera insistiéndome.
–Perdón... – La peliazul me soltó el brazo intimidada– No te enojes... Sólo... Yo solo... Quería pasar tiempo contigo... Discúlpame...
De verdad, Natsuki, quisiera comerte a besos, toda la noche.
Me giré y retome el paso rápidamente, dejando a la peliazul plantada. A mi corazón partido a la mitad.
Ya no quería salir con Natsuki. Me sentía… muy vulnerable.
Pensaba mucho en ese beso que le había dado y lo mejor enserio era dejar enfriar las cosas.
No quería cometer una estupidez.
Pero ni aún con todo el raciocinio del mundo, logre sacármela de la cabeza. Y el viernes en la noche me encontraba de un humor insoportable.
Me sentía irritable y sensible, decaída, deprimida y muy dolida.
Todos habían ido a la fiesta y mi imaginación estaba desatada. Mi mente sólo podía crear imágenes de Natsuki loqueando con cuánta chica se le pasará por enfrente.
Llegué a un punto tal de desesperación que aventé un par de almohadas y las golpeé con fuerza.
¿¡Por qué me afecta!? No debería afectarme.
Caí al piso débil, mientras cálidas gotas brotaban por mis ojos y el dolor de mi corazón crecía.
¡Ni siquiera sé porque estoy llorando!
Me limpie las mejillas con el dorso de la mano y lleve mi mano a mi pecho, como si de esa manera pudiera hacer que doliera menos, no tenerla a mi lado.
"Estas jugando con fuego Shizuru, no te vayas a quemar". Las palabras de Reito me estaban atormentando.
Eran las 9:00 de la noche. Y ya no podía más, tenía que salir. El encierro me estaba afectando más de la cuenta.
Salí de la habitación y pensé en ir a la fiesta, en encontrármela.
"No hagas locuras"
Caminé por el campus, esto siempre me ayudaba a calmar mis emociones. Y hoy las sentía más revueltas que nunca, traía de todo.
El frío de la noche me ayudó a despejar mi mente. El colegio estaba casi desierto. Muchos de los chicos aprovechan los viernes para regresar con sus familias. Quedaban algunos estudiantes que platicaban en pequeños grupos.
Caminé unos 20 minutos por el campus, el frio me entumecía pero por lo menos el llanto había cesado y ya comenzaba a calmarme.
Giré hacia la derecha, el campus estaba cada vez más desierto. En la pista de atletismo que se veía a lo lejos, solo había un alma corriendo.
Continúe caminando en esa dirección, rumbo a los jardines de la directora.
–Shizuru– Me gritaron de pronto – ¡Hola!
Resulta que la persona que corría en la pista era Natsuki. Agitaba la mano para llamar mi atención. Me detuve y me noté sonriendo.
Le respondí el saludo con un movimiento de mano y la esperé ya que la susodicha corría hacia mí.
No sabía si esto era tener buena suerte o mala. Pero me sentí feliz de verla venir hacia mí.
–Hola– Le dije finalmente cuando aterrizó a mi lado. La peliazul se llevó la mano a un costado y luchó por recuperar el aliento, había corrido muy rápido.
– ¿Qué haces aquí, no deberías estar en la fiesta?
– ¡No fui!
–Eso veo… ¿por qué?
–Porque quería ir contigo– A pesar de todo Natsuki me sonreía y me miraba con cierta timidez.
Me sentí como una tonta.
–Ara, pero podías ir con otra persona – Le dije abochornada, ella negó con la cabeza.
Me sentí de pronto muy culpable por rechazarla y también por la forma en cómo lo había hecho.
– ¿Qué tienes?– Preguntó acercándose un palmo.
– ¿Uh?
–Pareciera que lloraste– Me limpió la mejilla con su pulgar de un modo muy tierno que me dejó confundida.
– No, leei demasiado– Mentí –Estoy bien.
La peliazul me lanzó una mirada penetrante y profunda, no había quedado muy convencida con mi respuesta.
Rompí el contacto visual, me sentía muy vulnerable. Moría por darle un abrazo pero al mismo tiempo quería salir corriendo, consideraba más viable la segunda opción.
– ¿A dónde ibas?–Me preguntó haciendo que mi mirada volviera hacia ella. Además retrocedió un paso. Quizá sintió que estaba invadiendo mi espacio vital.
– Sólo caminaba un poco... Me estresé algo por el trabajo y quise parar.
– ¿Necesitas ayuda? Yo, estoy disponible.
– Fufufu– ¿Por qué tienes que ser tan linda? –Gracias, pero lo tengo bajo control, terminaré en un rato.
– ¿Segura?– Insistió
–Si
– ¿A dónde ibas?
–Iba hacia los jardines... confieso que las flores de la directora me ayudan a relajarme
–Te saliste sin suéter... –Me paso su mano por mi brazo desnudo, escalofriándome– ¿No tienes frío?
–Mira quien lo dice – Le respondí en tono irónico.
Natsuki traía unos leggins deportivos y una blusa de licra. Que por cierto le lucian increíbles. Estaba en muy buena forma. Pero no eran para nada cálidos.
–Bueno, pero yo estoy corriendo y no tengo frio, además es ropa térmica, aunque no lo parezca.
–Fufufu
–Ya sé… Ven...– Natsuki me tomó de la mano. Su cálida y suave mano me sujeto con delicadeza y me llevó donde comienza la pista. En las gradas estaban sus cosas. Tomó una sudadera y me la prestó.
– Póntela
–No Nat, es tuya.
–Es un préstamo– Me dijo juguetona
–Obvio, no iba a quedármela– Me reí.
Natsuki se río también, su broma me puso de buen humor. Solo ella podía hacerme cambiar de humor tan drásticamente.
– Ya, póntela.
– ¿Pero y tú?
– Yo no tengo frío, estoy calientita… mira– Hizo un ademán de abrazarme, pero la detuve frenándola con mi mano.
– Ok, ok– Acepté la sudadera apenada y me la puse de inmediato.
– ¿Todavía vas a correr?
–No, ya tuve suficiente– Respondió sonriendo y mirándome fijamente.
– ¿Quieres acompañarme?– Le pregunté derrotada, rendida ante mis sentimientos… Quería permanecer un ratito más a su lado.
–Por supuesto...– La peliazul tomó sus cosas y nos pusimos a caminar.
Se veía muy bella.
Caminamos en silencio. Los jardines estaban cerca y había un rico aroma en el aire.
Natsuki me miraba a ratos. Con una mirada intensa y profunda.
Me encaminé hacia el kiosko que estaba en medio del jardín, con ella detrás de mí.
Me senté en el frio mármol blanco y dejé un espacio para ella, que ocupó de inmediato.
Ella estaba cálida, sentía su temperatura en mi costado, estaba muy pegadita a mí. Pasado un momento me recargué en su hombro sintiéndome muy complacida con su cercanía y su calidez.
–Me gusta este lugar– Susurré, me sentía relajada.
– Es... M..muy lindo– respondió nerviosa.
Permanecí así sobre su hombro. Ahora me sentía tranquila y feliz.
Natsuki no había ido a la fiesta. Y estaba aquí conmigo.
Me permití soñar un momento. Ilusionarme con esta escena. ¿Se vale soñar, no? Era como una anestesia temporal.
Al poco rato me rodeó lentamente con su brazo.
Suavemente.
Y me deje abrazar.
Natsuki era muy tierna.
Recargué mi mano sobre su muslo y la peliazul dio un suave respingo que ignoré. No lo hice con otra intención, sólo me permitió estar más cómoda y un poquito más cerca de ella.
Pasaron unos minutos y pasó algo que no me esperé, sentí una suave caricia en mi mano, me incorporé sobresaltándome.
–Perdóname– Susurró
–Me asustaste– Le reclamé mirando sus ojos. Estábamos algo cerca, sus pómulos se habían sonrojado.
–Lo siento...– Me susurró con dulzura y me atrajo a su regazo nuevamente –Relájate... No pienses en nada...
Nuevamente me deje abrazar por ella. Me hacía muy bien su cercanía... Quería olvidarme de todo lo vivido... Quería sólo quedarme así con ella eternamente entre sus brazos. Se sentía tan bien... Me sentía protegida, arropada. Cerré los ojos y me deje consentir... La dejé acariciar mi mano, hacia caricias certeras con las yemas de su mano. Pero luego comenzó a acariciar mi mejilla.
No dije nada. Se sentía bien... Muy bien...y comencé a sentir su aliento cada vez más cerca. Natsuki me levantó muy suavemente el rostro por la barbilla y siguió con las caricias.
Al paso que íbamos me besaría y me moría por responderle ya la sentía muy próxima.
–No lo hagas... –Supliqué en un susurro, me sentía débil, vulnerable. Si seguía no iba a poder evitarla.
– ¿Por qué? – Me preguntó rozando mi nariz con la suya, debilitándome todavía más.
Natsuki sabía ser muy dulce. Sabía conquistar. Y me moría por responderle pero me alejé de ella, la detuve con mi mano sobre su hombro.
–Nat ya basta... Te dije que quería que fuéramos amigas...– Susurré débilmente, pero ella continuó acariciando mi rostro. Seduciéndome.
Estaba acorralada, en el espacio que estábamos sentadas a duras penas cabíamos. No pude escapar de probar su aliento embriagante, ni de sus apetitosos labios que estaban ya a un milímetro de mi boca. Los sentí fusionándose a los míos de una manera deliciosa.
No me dio tiempo de hacer nada más. No tuve la fuerza para resistirme a eso. El beso duro unos 5 segundos y fue tan dulce que me sentí en las nubes.
Pero fui yo quien lo terminó.
– ¿Por qué siempre arruinas todo...?– Susurré en voz baja.
Me sentía tan decepcionada de mí misma por haber caído nuevamente en sus redes...
Natsuki se alejó de mí, lentamente.
–Perdóname...
Le di la espalda y me abrasé el cuerpo ya me había acostumbrado a su calor y al soltarla me invadió el frio y la tristeza, la soledad, su ausencia, la cruda realidad, está jugando.
–Shizuru, lo siento, enserio.
Me levanté despacio.
Natsuki me imitó.
Comencé a caminar pero la peliazul se colocó enfrente de mí.
–Shizuru...
– ¿Qué quieres Nat?– Le dije exhausta. Me sentía agotada de lidiar con esta situación.
– Quisiera regresar el tiempo... Y no haber hecho eso, perdón Shizuru, perdóname por arruinarlo todo...
Su comentario era sincero, se veía verdaderamente arrepentida, muy triste.
–Por favor, déjame compensarlo. Te prometo que ya no haré ninguna estupidez...
Me tomó de la mano y quiso llevarme al kiosko nuevamente. Natsuki estaba siendo muy dulce pero eso me confundía más todavía.
–Ya tengo que irme.
–No, por favor. Quédate.
–Tengo cosas que hacer– La evadí.
– ¡Tsk!
Me giré para verla, Natsuki se veía muy frustrada.
–No te preocupes. Solo salí un momento. Sólo quería despejarme un poco.
–Shizuru, no te preocupes. Me voy yo. Quédate, tú querías estar aquí.
–No, Nat. No me quedaré. Enserio tengo cosas que hacer.
– ¿¡Qué hago!? ¿Cómo puedo compensar lo que hice? ¡Por favor, dímelo!- Esto último lo dijo alzando la voz.
–Natsuki tranquila... – Verla así, me hizo sentir rara– A excepción del beso todo estuvo bien. Me relajé enserio, pero ya me voy.
Me iba a quitar su sudadera pero me detuvo la mano.
– Quédatela
– ¿Eh?
– Me la das mañana, si quieres. Por favor, déjame sentir que hice algo bien.
–Ookini– La peliazul me sonrió, aunque aún se veía triste.
– ¿Te puedo acompañar a tu dormitorio? No quisiera que te fueras sola.
–No pasa nada, estaré bien…– No me atreví a mirarla, aún me sentía vulnerable por el momento anterior.
–Por favor, déjame acompañarte.
–Ok… –Sabía que ella continuaría insistiendo, así que accedí.
No pasó nada más entre nosotras, no hablamos, ni volví a mirarla. Aunque ella a mi si y mucho.
Al llegar a mi habitación, me quité la sudadera y se la devolví.
–Gracias, Natsuki.
–De nada.
Ella se quedó quieta un momento, a la espera de que sucediera algo más. Pero pasados unos segundos me giré para abrir mi puerta.
– Buenas noches.
– Descansa– Me dijo justo antes de cerrar la puerta que me alejaría nuevamente de ella.
N/A: Y fin… estoy algo depre y por eso les traigo depresión… muy pronto les traeré el siguiente capítulo. Espero les hayan gustado estos besitos de nuestras queridas Shizuru y Natsuki y haber compensado la larga espera y espero también hayan disfrutado de este momento agridulce ¡Gracias por seguir aquí! Y no olviden comentar que les pareció… ¡Les mando un abrazo virtual!
