Fic
Historias de Albert y Candy
Allá en el Rancho Grande
Por Mayra Exitosa
Inspirada en la imagen de Lorena Montalván
Creación para Octo Bert 2023
Los drones utilizados para seguir a Martin y sus secuaces, funcionaron como William lo esperaba, todo estaba cayendo por su propio peso, a tal grado que, por más amparos y palancas, esta vez Martin no iba a estar libre de cargos, llegaron más amparos y el temor apremiante era que efectivamente había varios jueces involucrados en recibir favores y citas clandestinas de parte de Martin con mujeres dedicadas a esos menesteres.
- Los chipis funcionaros? - Si Candy, todo esta funcionando como debía, ya tenemos donde quedo el ganado y fue recuperado, vendrán a traerlo hoy mismo, los hombres que están a cargo serán los responsables de que lleguen a continuar con su crecimiento normal, no están aptos aun para la entrega de venta. - Y… ¿atraparan a todos los que están en ese lio? - No creo que todos caigan fáciles, pero el que estaba muy complicado, ya esta mostrando las uñas y los amparos ya no le funcionan, también sabemos quien de esos jueces y abogados están de su lado, por lo que ya veras con tus propios ojos lo que… el dueño del Rancho hará por tomar lo que es suyo. - Ya me agrada tu jefe, Albert. Debe ser muy listo e inteligente, de esos hombres que se saben todo de una. - ¿Cómo? - Si, que, de una sola tajada, saca matitas con todo y raíces. - ¡oh vaya! Entendí mal. - Pues que entendiste, Albert. - Nada, creo que no entendí como lo expresaste. - Me gusta la sencillez, trato de adaptarme, cuando estuve en la ciudad, mi vocabulario se extendió mucho y sufrí para no causar risas por mis tonos, por eso los cambié, trataba de hablar menos y solo lo indispensable, así creían que era la más seria del grupo, cuando lo que no deseaba era que escucharan mi tono pueblerino. - Y entonces milagrosamente te hiciste muda. - Un poco, después cambie mis palabras y mi acento, tratando de ganarme la confianza de mis pacientes. - Eres única, Candy. Desde que llegué al rancho y te vi, supe que no había nadie igual a ti, así que, por favor, nunca cambies. - Gracias Albert, eres la única persona que me ha dicho eso.
Durante el transcurso de la semana los trabajos del rancho fueron mucho más efectivo, las contrataciones ahora estaban a cargo de un auxiliar enviado desde otro lugar donde se tenían accesos controlados, el personal del rancho se fue mejorando, las denuncias que los mismo empleados hicieron, ahora estaba siendo retomadas y cuando los periódicos salieron esa mañana, todo fue un show que destapó la cloaca de Martin, pues ahora salían anunciados todos los métodos en lo que estaba trabajando y que se aseguraba que había jueces ya bogados que según la versión del mismo detenido estarían metiéndose en problemas si lo mantenían encarcelado.
Con esos anuncios, el apoyo que tenía Martin desapareció, los abogados se deslindaron y si había jueces tras su apoyo todos desaparecieron, si algo movían ya estaban anunciados y se quedarían a una investigación el Martin ya no podía cubrir. - Quiero hablar con el encargado del rancho. - No tiene usted derecho a hablar con nadie del rancho. - es algo privado, y muy personal. - No hay nada que no se sepa de ti y lo que digas puede llegar a ser una difamación si te metes en líos. - esto no es una difamación, tengo pruebas y es mejor que me escuche el encargado porque si yo caigo, su familia también caerá.
Con esta frase, Tom, llamó a Albert y en privado mencionaba las amenazas de Martin y antes de ser trasladado a Chicago, quería hablar con alguien encargado, suponía que se refería a él, puesto que fue quien disparó a su sombrero. - Comprendo, cree usted que sea bueno que me acerque, déjeme hablar con mis abogados. - Haga lo que guste, yo solo le aviso, si tiene más con que ahorcarse, por mí que se hunda el desgraciado ese. Respondía Tom, molesto porque el dinero que debía darle al orfanato, siempre se lo quedo el maldito de Martin, ahora sabían la clase de alimaña que era ese tipo.
Candy estaba saliendo del comedor de la casa, cuando llegaba una mujer alta, rubia con unos labios demasiados gruesos, unas piernas muy largas y con una mirada bastante altiva le sonreía pidiendo saber si le podían avisar a William Andrew de su llegada. - ¿William Andrew? ¿el dueño del rancho? ¡está en la ciudad! - No, él vino aquí hace más de un mes, es alto, fuerte, rubio de mirada azul y… mira. La mujer mostraba una imagen desde su teléfono avanzado y se veía a Albert, vestido de traje, con una seriedad muy notoria, anunciando el corporativo Andrew y la expansión por varios ranchos más a parte de rancho grande, Candy estaba anonadada, no podía creer que todo el tiempo, el que fue su compañero y chofer, era nada más y nada menos que el dueño de rancho grande, ahora lo entendía todo, ella no tenía celulares ni acceso a internet en el pueblo, solo en la casona Andrew los había, y la mujer esa se presentaba como Tatiana Coleman, la novia de William a quien venía a atenderlo para que no estuviera tan estresado.
Candy se regresaba a su habitación, dejando a la mujer sentada en la recepción pidiéndole a la cocinera que le brindara atenciones mientras regresaba el señor William Andrew alias Albert, a atender a su mujer, suponía que la debía estar extrañando mucho. Mientras que Albert escuchaba y grababa todo lo que fuera a decirle Martin, pues cada palabra que dijese sería utilizada en su contra en su juicio.
Continuará…
Gracias por darle una oportunidad a nuevas historias, leerlas y comentarlas, esta inicia con el Octo Bert 2023
Agradecida por no tomar mis escritos, ni adaptar ni utilizar por ningún medio auditivo o plataforma alternativa, en parte o completa ninguno de estos.
Un abrazo a la distancia
Mayra Exitosa
