Descargo de responsabilidad: Fate y sus derivados, no me pertenece, toda su historia y personajes pertenecen a Type moon y Honaki impact pertenece a Mihoyo.
Capítulo 1: Recomenzar.
Vi la tierra árida y seca, completamente erosionada. Los cráteres se encontraban por doquier, la tierra estaba pintada de rojo, el cielo también, ambos bañados en sangre, diferente sangre, de diferentes criaturas.
Me encontraba aturdido, todo era borroso, pero podía oírlo, explosiones. Podía verlo, a lo lejos…
Me levanté, observe aturdido las ruinas de mi antiguo hogar, una ciudad reducida a casi nada. No pude ver a nadie con vida, pero, aun así, hice un vano intento de explorar el lugar con la esperanza de salvar a alguien.
Nada, nadie, solo cadáveres, muchos cadáveres….
Una guerra tras otra, primero entre nosotros, luego entre nosotros y ellos. Fuimos tontos, ingenuos, pero sobre todo, fuimos arrogantes.
A lo lejos podía ver como la guerra continuaba… La gigantesca cruz lo diezmaba todo a su paso, como un decreto divino de exterminio cayendo sobre la antigua y nueva humanidad, de hecho, tal vez lo era…
Éramos los malos, nuestra especie lo era, yo no iba a decirme lo contrario, no quería tal hipocresía.
Me tambaleé, no me quedaban casi fuerzas, caminé alejándome del campo de batalla tanto como me fue posible, no obstante, al final mis fuerzas me traicionaron…
Caí, usando las pocas fuerzas que todavía poseía me arrastré hacia un muro, alce mi mirada, y…
—Maldición, ¿cómo algo tan horrible puede ser tan hermoso?
Alguna vez ese cielo rojo estuvo pintado de azul, o al menos, eso era lo que me decía a mi mismo, porque si era sincero, ya no lo recordaba.
«¿Cómo todo se torció de esta forma? ¿Cómo llegamos a esto?». Quería poner mis emociones en palabras, pero cada vez que hablaba el sabor a sangre inundaba mi garganta, al final solo pude ponerlas en pensamientos.
Poco a poco, a medida que mis fuerzas se desvanecían, el mundo iba perdiendo su color, por un momento, solo quise que todo acabara, ¿lo había hecho bien, verdad?
Me enlisté a pesar de que sabía el destino que me esperaba, luché tanto como pude para salvar a tantos como me fuera posible, a pesar de ser un humano de la viaja humanidad, al cual tanto la nueva humanidad como el mismo planeta aborrecía…
Antes de que todo se oscureciera, oí una voz…
—¿Alguien? ¿¡Hay alguien todavía con vida!?
Me mordí la lengua en un intento por despertarme a mí mismo, con la poca fuerza que todavía tenía busqué mi arma en la funda para pistolas en mi pierna derecha, adolorido, levanté el brazo y disparé al aire.
—¿¡Qué demonios!?
Después de unos segundos escuché unos pasos, entonces al ver de quien se trataba, no pude evitar esbozar una sonrisa cínica—. Te ves muy mal, Godo.
Él era un hombre de piel bronceada, ojos grises, y cabello largo atada en una coleta, su barba estaba mal afeitada y sostenía una colilla de cigarro en su boca. Él vestía una chaqueta, camisa y pantalones negros, en su espalda portaba un rifle francotirador.
Ante mis palabras, él soltó unas carcajadas secas—. Mira quien habla, Emiya, ¿qué demonios te sucedió? ¿Un de los rayos de esa cosa te golpeó?
—Cerca, muy cerca… Las IAs de los aviones me odian…
—Ya somos dos...
El hombre se acercó y colocó uno de mis brazos sobre su hombros, e hizo un esfuerzo para ayudarme—. Vamos, ya nuestra especie está lo suficientemente en peligro de extinción para perder a un miembro más.
—¿Lo logramos? —pregunté casi desesperado—. ¿Fuimos capaces de desviar su curso?
Godo asintió—. Lo logramos, aunque casi morimos en el intento…
Fruncí el ceño—. ¿Cómo demonios llegamos a esto? Se suponía que la guerra estaba casi ganada.
Mientras ambos nos movíamos por las ruinas de la ciudad, él asintió—. Se suponía, pero luego aparecieron esas cosas, dos Aristóteles inesperados también se unieron a la guerra, y ahora las tornas están en nuestra contra.
—¿Qué hacemos? ¿Conseguimos un vehículo y nos reportamos?
Godo frunció el ceño—. No seas ridículo, no tengo ese complejo de héroe tuyo. Solo lucho por venganza y porque todavía no quiero morir…
Conseguimos un auto, Godo se encargó de abrirlo y trampearlo para encenderlo, él se sentó en el puesto del piloto y me dejó en el puesto del copiloto a mí. Una vez encendido, nos pusimos en marcha…
—Por ahora, alejémonos del campo de batalla, si nos reportamos inmediatamente, volveremos a ser enviados a la vanguardia una vez más, a fin de cuentas, somos prácticamente los dos únicos humanos originales que hemos sobrevivido a múltiples enfrentamientos contra los Aristóteles.
No me gustaba, pero asentí, sabía que no estábamos en condiciones para otro enfrentamiento, ir al campo de batalla nuevamente solo nos causaría una muerte prematura.
—Dime, ¿Funciona bien el Barrel Replica?
Ante la pregunta voltee mi mirada hacia mi arma, una pistola CZ 75, a la cual todavía me aferraba fuertemente—. Sí, si no fuera por ella hubiera muerto varias veces ya.
Esta arma no era mía, Godo la había encontrado años atrás junto con su rifle negro, al ver a alguien tan idiota como yo enlistarse para combatir a los Aristóteles sin ningún tipo de arma se apiadó de mí y me la ofreció. Fue a partir de ahí que nuestra amistad dio inició, como los únicos humanos en este mundo desgarrado con la suficiente falta de sentido común para decidir combatir contra los Aristóteles.
Aunque al principio nuestra relación fue fría, al menos por parte de él, después de entrar y salir tantas veces del infierno que era la guerra contra aquellos extraterrestres, terminamos cuidándonos las espaldas y volviéndonos cercanos.
—Aun así, no sé si el Barrel replica o tu Black Barrel serán eficaces contra esas otras cosas. ¿La central no ha averiguado nada sobre ellos? —pregunté como un ciego buscado algo de luz al final de un túnel.
—Muy poco —contestó él, yo había sido desplegado antes así que no fui informado de las capacidades de nuestro nuevo enemigo—. No obstante, las pocas cosas que se averiguaron, no son para nada alentadoras…
A lo lejos, pude ver a los caballeros Liners enfrentándose al Aristóteles denominado como tipo saturno, al lado de estos también observé a varias especies A-Rays luchando a su lado.
Por desgracia, el Aristóteles tampoco esta solo, a su lado, criaturas monstruosas lo rodeaban, estas defendían y atacaban tanto a los caballeros Liners como al resto de los A-Rays.
—¿Qué se descubrió sobre ellos?
Godo sacó un cigarrillo y lo encendió, como si el fumar fuera un especie de método para tranquilizarse a sí mismo—. Son criaturas que solo buscan la destrucción, al igual que los Aristóteles, literalmente aparecieron de la nada; sin embargo, hay algo que se ha podido ver en todas sus apariciones, una constante.
—¿Cuál? ¿Algo que pueda ayudarnos a lidiar con ellos?
Mi compañero negó con su cabeza—. No. Lo que se descubrió es que se manifiestan junto con una gran cantidad de una energía que nunca habíamos visto antes.
—¿Una energía nunca antes vista? ¿Cómo el Grain en sus inicios?
Godo asintió—. Y se expande a una velocidad más aterradora que como lo hizo el Grain en sus inicios. Como no sabemos mucho de ella se le dio el nombre provisional de energía H.
Un destello de luz ilumino los cielos oscuros, este provino de la monstruosa cruz la cual casi había tomado mi vida horas atrás. No pude evitar que mi cuerpo temblara al recordar lo que fue casi mi deceso, Godo pisó más fuerte el acelerador en un intento de alejarnos más rápidamente del campo de batalla.
—¿A-Algo más? —pregunté en un vano intento por estabilizarme.
—Parece ser peor que el Grain en muchos aspectos…
—¿Peor que esa cosa? —pregunté sorprendido.
—No mata simplemente, parece que puede convertir a todo tipo de seres en seres sin conciencia, sentido o raciocinio…
«Lo zombis que vi en aquel entonces…».
Mordí mis labios, ¿ya no era suficiente con una energía con la capacidad para acabar con nuestras vidas? Godo, yo y el resto de los pocos humanos puros que todavía habitábamos en este planeta muerto no éramos resistentes al Grain como si lo eran los Liners y los A-Rays, el simple hecho de tener al Grain en nuestra contra ya era más que suficiente.
—¿Y los caballeros, o los A-Rays? ¿Pueden resistirla?
El negó con su cabeza—. Son más resistentes que nosotros, eso es casi seguro, aunque no es algo que se haya comprobado, o que valga la pena comprobar. Y, sin embargo, varios de los caballeros de más bajo rango fueron convertidos en estas criaturas durante el primer brote, bueno, realmente no necesito describírtelo, aunque estuviste mayoritariamente inconsciente durante todo el desastre, pudiste ver a algunos, ¿no es así?
Asentí. Vi como esos seres que eran superiores a nosotros, no solo los Liners, sino también aquellos que nos veían como si fuéramos inferiores a ellos, nuestras otras propias creaciones, los A-Rays, sucumbían ante la explosión de esa energía desconocida.
—Si lo que los informes sobre la energía H son ciertos, debiste haber muerto. De hecho, sino fuera porque logré sacarte de ahí antes de que los caballeros restringieran la zona, ya estarías en algún laboratorio como un sujeto de investigación…
Él ambiente se volvió aun más tenso de lo que ya era, bajé mi mirada como si quisiera comprobar que mi cuerpo realmente todavía estaba ahí, todavía me pertenecía. Por primera vez me sentí alegre de sentir dolor, era la prueba de que seguía con vida…
Esbocé una sonrisa forzada—. T-Tal vez… ¿tal vez tengo suerte…?
Por primera vez desde hacía mucho tiempo, vi a Godo sonreír, no la típica sonrisa forzada que siempre hacía, una verdadera sonrisa. Ambos habíamos trabajado juntos durante el tiempo suficiente para que él supiera que, si había algo de lo que yo carecía, eso era suerte.
—Solo si consideras que vivir en este mundo se considera suerte —respondió mi compañero.
Volví a asentir, ¿vivir en este mundo se podría considerar suerte? ¿Cuándo todo estaba en tu contra? No, esto no era vida, ellos no estaban viviendo, solo sobreviviendo como podían.
—¿Crees que nuestras armas funcionen contra ellos?
Godo hizo una mueca—. Ni idea, son seres completamente nuevos, con una energía propia nunca antes vista. Podrían funcionar, pero las probabilidades no están a nuestro favor.
—¿Se ha descubierto algo sobre ellos? ¿Sobre su naturaleza o forma de actuar?
—Son muy parecidos a los Aristóteles, solo conocen la destrucción y la muerte, y no tienen más conciencia que su voluntad de destruir a la humanidad.
—¿Sienten dolor, miedo a la muerte?
Godo negó con su cabeza—. No tenemos ni idea, al igual que los Aristóteles, no parecen tener esos conceptos.
Un segundo rayo de luz iluminó los cielos y el suelo tembló en gran medida, de un momento a otro, todo se había puesto de cabeza. El vehículo en el que estábamos se volcó, y giro varias veces antes de detenerse…
Vi el mundo de rever, todo estaba de cabeza—. Godo, ¿estás bien?
—Todavía…
Godo pateó la puerta del vehículo varias veces hasta que esta finalmente cedió y se abrió, intenté hacer lo mismo pero mis heridas hacían que hacer cualquier movimiento fuera una real tortura. Al final, pude salir con la ayuda de Godo y ambos observamos cada vez más lejos como la batalla se desarrollaba.
—Ni siquiera nos golpeó, solo fuimos rosados tangencialmente por la presión generada por el ataque, y aun así casi nos borra del mapa. —Apreté mis puños con frustración.
Godo se giró hacia el auto—. No va a volver a arrancar, el que hubiéramos llagado tan lejos en el estado que estaba ya es bastante. —Luego se dirigió hacia mi—. Vamos, no podemos quedarnos aquí si queremos sobrevivir, y todavía queda un buen trecho hasta el siguiente asentamiento habitable.
Asentí, ninguno de los dos sabía realmente si sobreviviríamos hasta llegar al siguiente asentamiento, caminamos, caminamos y caminamos, siempre en guardia, no sabíamos cuando esas criaturas aparecerían para atacarnos.
—Sabes, tener a esa A-Rays de clase ángel en este momento a nuestro lado hubiera sido de mucha ayuda…
Godo forzó una sonrisa ante mis palabras y contestó—. Nuestra relación no hubiera funcionado…
Sonreí cínicamente—. Solo querías verte genial cuando se despidieron…
—Tal vez…
Así, dos de los pocos y únicos humanos puros sobre la faz de la tierra, emprendieron su camino hacia algún lugar habitable, en un mundo muerto y desgarrado por la guerra, con monstruos abominables en cada esquina, y con casi nulas probabilidades de sobrevivir.
—¿Rou? ¿Shi..? ¿¡Shirou!?
—¿¡Eh!? —Abrí mis ojos, lo primero que observe fueron los ojos heterocromáticos de mi vieja amiga, demasiado cerca para mantener mi calma—. ¿¡T-Tachie!? ¿¡Q-QQue haces aquí!?
Ella frunció el ceno mientras se alejaba y me ofrecía su mano para ayudarme a levantarme—. Idiota, ya es de mañana, y este es nuestro último día antes de que tengamos que regresar a las clases, ¿te quedaste despierto hasta tarde entrenando otra vez?
Bajé mi mirada avergonzado, estábamos en el dojo de mi casa—. Tal vez un poco…
Ella sonrió de forma resignada—. Vamos, báñate y vístete, tenemos que disfrutar nuestro último día de libertad.
—Bien, solo dame un momento y haré el desayuno para ambos…
—Nop, yo me encargaré, este es tu castigo por no cuidarte a ti mismo.
—¡P-Pero!
—Nada, por cierto, ¿Dónde están tus padres? Venía a saludarlos; pero la casa está vacía.
—Salieron de viaje…
Esto pareció molestar a la chica—. Se que ya tenemos quince, y en pocos meses tendremos dieciséis, ¿pero no es muy irresponsable de su parte dejarte solo? Como sea, apresúrate, tenemos que aprovechar el día —dijo ella con una sonrisa y salió del dojo.
Sonreí incómodamente, Tachie no consideraba que el que abuelo Raiga me visitara de vez en cuando contara como dejar a alguien encargado de mí. Después de levantarme, la seguí un poco detrás, ¿qué demonios había sido eso? Nunca había tenido un sueño tan vivido y una inquietud se plantó en mi pecho, en el mundo iluminado por la luna, esto no era una buena señal. Aun así, cargué con esas inquietudes y me dispuse a seguir a Tachie... Tal vez solo eran simples pesadillas...
Notas de autor:
Bueno, no planeaba hacer otra historia hasta terminar Alternative, pero la inspiración me ganó. No obstante, esta la actualizaré cuando tenga tiempo y, por ende, sus actualizaciones no serán tan recurrentes como con Alternative.
Sin más que decir, agradezco vuestros comentarios y espero que hayan disfrutado del capítulo, nos vemos en el siguiente.
